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En Santo Emiliano un año más hubo un gran número de ganadores, con muy variados vencedores en las dos fases del nacional en sus diferentes categorías. En el campeonato de España los pilotos de B9, Fombona y 'Tano', se repartieron los triunfos, en CM Roca y Román se llevaron un primer puesto cada uno, en Históricos Ordiales y Serratosa subieron a lo más alto del podio, y sólo Flores, en grupo A, Castro en GT y Rubén González en grupo N repitieron los dos días. Pero quien ganó, sobre todo, fue de nuevo LA MONTAÑA, así con mayúsculas, a la que Santo Emiliano volvió a ofrecer el mejor marco posible.
CRONICA

Aunque me encanta este trabajo hay veces en que uno no puede evitar pensar '¿quien me mandaría meterme en esto?'. Apenas hay un fin de semana libre, se 'harta' uno a hacer kilómetros de aquí para allá, de hotel en hotel, de ciudad en ciudad, sin tener tiempo ni a conocerlas, y, encima, no faltan momentos como esos de los que ya he tenido algunos este año, momentos en los que te viene a la cabeza el '¿que c.... hago yo aquí?'. Porque, por mucho que te guste esto de las carreras, cuando ya hace unos cuantos años que dejaste de cumplir 'treintaytantos' como es mi caso, estar a primera hora de la mañana bajo la lluvia, de pies en un barrizal y con un frío que pela, sujetando el paraguas con una mano mientras 'disparas' con la otra, no es de esas cosas que te apetezca hacer muy a menudo. Así que, para compensar momentos de esos, que aunque sean los menos, no faltan ni faltarán en el futuro, no estará de más que, entonces, recuerde (¡o me recordéis!) fines de semana como este último en Langreo. Un fin de semana de esos en los que se incumple por completo lo de 'no mezclar los negocios con el placer', porque aunque hubo trabajo en abundancia a lo largo de los tres días, me lo pase genial de principio a fin en otra edición de Santo Emiliano que es difícil no calificar como 'perfecta'.

El año pasado la subida langreana se había superado a si misma, y el premio de 'prueba del año' que le concedió la Federación Española a final de temporada era tanto un reconocimiento a celebrar para Sasi, Luis y toda su gente, como una meta de esas que te pueden hacer preguntarte '¿que más se puede conseguir?'. Un sentimiento que se traslucía hace unos días en la presentación de la prueba, cuando el propio 'Sasi' poco menos que se disculpaba ante la prensa por no tener novedades que ofrecer este año, fijando la meta del 2008 en tratar de repetir lo del 2007. En esos actos protocolarios uno no suele prestar mucha atención a los discursos, más allá de tomar unas notas para el resumen de prensa posterior, pero en el de ese día me llamó la atención la argumentación al respecto del Director general de deportes, Misael Fernández Porrón, cuando decía algo así como que 'cuando has llegado a la cima del Everest subir más arriba es imposible' ... todo un halago al que seguía otra reflexión de esas que te hacen pensar y que estaba en la línea del 'y permanecer en la cima es difícil, hace mucho frío y sopla un viento muy fuerte'. Y, claro, se me venía a la cabeza que el viento y el frío es algo que no puedes controlar ni prever, lo que en el caso que nos ocupa, puede ser desde que llueva a cantaros todo el fin de semana a que se produzca una accidente inevitable o cualquier cosa que, por mucho que lo hayas planificado todo, te acabe por complicar la vida. ¡Seguir en esa cima del Everest no iba a ser fácil!

Aunque se le escapó la Fase B, Fombona volvió a ser el más rápido, el título va a ser suyo por tercera vez

¡Por fin! Ya tenía ganas 'Tano' de estar en lo más alto del podio, lo consiguió el domingo

Xevi Riera demostró una vez más aquello de 'quien tuvo retuvo' con dos segundas plazas

Así que el viernes 13 (¡vaya fecha para empezar, como para ser supersticiosos!), cuando me dirigía al centro de deportes de Langreo para la jornada de verificaciones no podía menos que pensar: '¿saldrá todo tan bien este año?'. Y lo pensaba no porque tuviese dudas respecto al trabajo de la gente que se vuelca cada año por sacar adelante la prueba, sino porque, por mucho que se planifique, siempre puede haber algo que salga mal (¡o no tan bien!) tras una edición como el anterior en que todo había salido tan genial. Así que, cuando escribo estas líneas, ya en la noche del lunes 16, tengo que decir que, al menos por otros 365 días, 'Sasi', Luis y todos los suyos siguen bien pertrechados en esa cima que decía Misael. Porque, al igual que el año pasado, todo funcionó a la perfección y, lo mismo que entonces, hasta el clima ayudó, no cumpliéndose esas previsiones meteorológicas que daban poco menos que por segura la lluvia en la jornada del domingo. Y cuando todo funciona tan bien como volvió a funcionar este año en Langreo, hacer mi labor de cada fin de semana se convierte en todo un placer. Un placer que se extiende hasta el día siguiente, cuando ya con todo lo relativo a los diferentes clientes terminado, me pongo delante del teclado a escribir este resumen con la intención de transmitiros lo más fielmente posible como viví los tres días de la prueba ... mientras no puedo dejar de pensar: ‘tengo el mejor trabajo del mundo ... ¡o al menos el que más me gusta!’

Y ese trabajo empieza, en el caso de Santo Emiliano, bastantes días antes del inicio de la prueba. Ya son cinco años haciendo la web de la subida y encargándonos, entre mi socio Gerald y yo, de una serie de temas relacionados con la misma que hay que ir elaborando durante las semanas previas. Algo que tiene, además, la ventaja de meterme mucho más 'en ambiente'. Por ejemplo, preparar el folleto con los inscritos ya me permite ir haciéndome una ídea muy clara de quien participa y quien no, y de cuales son las novedades a las que hay que prestar más atención de cara a reflejarlas luego en la sección de 'noticias' de este reportaje. Lo del folleto, además, no deja de recordarme que Santo Emiliano ha venido a sustituir en mi 'calendario de carreras', ¡ni más ni menos que a las 24 horas de Le Mans! Los tres años anteriores a todo esto de GJD, pasé el fin de semana de la carrera langreana en el mítico circuito de La Sarthe, y precisamente de aquel desplegable con la parrilla de salida que daban en Le Mans, ilustrado con fotos de todos los coches participantes, surgió tiempo después la idea de hacer ese 'librito' que se reparte cada año en Santo Emiliano en lugar de la típica lista de inscritos. Un detalle de los mil que hacen de esta carrera algo tan especial para los que nos gustan este tipo de cosas, y que recordaba cuando me daba cuenta de que este año coincidían otra vez ambas pruebas en el calendario. Naturalmente, poco o nada tienen que ver una carrera como las míticas 24 horas francesas con una subida del nacional de montaña, pero si uno le busca un poco las vueltas al tema acaba de encontrar algún paralelismo interesante en dos pruebas que son algo así como el 'faro' para sus respectivas especialidades, una a nivel mundial, la otra a un más modesto nivel nacional. Y que, además, representan dos tipologías de competición consideradas 'menores' respecto a las más mediáticas de sus respectivos entornos, sea la F1 ante a la resistencia en el panorama internacional, o el nacional de rallyes frente al de montaña en el español, pero que tienen para mi ese 'encanto' que sus 'hermanas mayores' han ido perdiendo. Sin ir más lejos, tanto en la resistencia como en la montaña todavía es algo habitual la 'biodiversidad' que tan escasa es ya en casi cualquier certamen del motor. Aun es posible, en ambas, ver coches de concepciones radicalmente diferentes, de muy distintas potencias y prestaciones, de multitud de fabricantes (¡logos de hasta 19 marcas distintas tuve que poner este año en el folleto de participantes!) ... algo que para los que disfrutamos tanto del espectáculo dentro como fuera de la pista es siempre un aliciente más.

De eso último, del espectáculo fuera de la pista, va siempre la jornada de verificaciones. Se trata de ver los coches de cerca, de fijarte en detalles que luego son imposibles de ver en marcha, de hablar tranquilamente con los participantes ... de meterte ya en el ambiente de la carrera el día antes. Y para ello el polideportivo langreano que se estrenó el año pasado en este menester es, simplemente, ideal. Como en montaña somos todavía pocos y, por lo general, bastante bien avenidos, no hacen falta, además, las rígidas normas de control que tanto me están incordiando últimamente en el nacional de rallyes, así que el viernes ya empezaba a mezclar 'negocios y placer' a la perfección. En compañía de Jose, que este fin de semana volvía al vídeo al no tener que preocuparse de sacar fotos por estar yo por aquí para ello, las tres o cuatro horas que estuve el viernes en las verificaciones duraron un suspiro. Los más de 60 coches participantes este año, iban pasando por los puestos de verificación y alineándose en la pista del pabellón, donde lucen de forma especial, todos tan brillantes y cada uno con sus formas y colores ... generando un auténtico calidoscopio con una mezcla tan heterogénea como atractiva. La larga hilera con más de una veintena de CMs, los obligados herederos de la añorada estirpe de las barquetas, me daban la impresión de posar entre orgullosos y desafiantes frente a los mejores turismos del nacional que ocupaban la primera fila del parque cerrado. Entre estos, siguiendo con la analogía Santo Emiliano-Le Mans, teníamos hasta duelo Audi-Peugeot, aunque en nuestro caso mucho más desigual que en La Sarthe, con clara ventaja en Langreo para los Audi, tanto en número como en competitividad sobre el rápido trazado de la AS111. En el tercer grupo teníamos, además, un auténtico coche de Le Mans: el impresionante Porsche RSR de Morera, que yo ya había visto en Totana pero que era novedad para casi todos en Asturias y sería de los más admirados a lo largo del fin de semana ... porque, guste o no a las marcas o a las federaciones, esos son los coches que llaman la atención, los más exclusivos, los más inalcanzables ... ¡los que te hacen soñar!
El repaso a la formación de participantes (¡por momentos parecía que estábamos pasando revista a las tropas!) lo completaba el agudo contraste entre lo que eran los coches de rallyes de mi infancia (el Escort MkII, el Seat 124) y en lo que se están convirtiendo (¡el Swift!). Si, ya se que la comparación es injusta, y que ahora hay coches mucho más 'excitantes' que el utilitario japonés (con el que 'Viti' iba a vivir el aun más agudo contraste de subir Santo Emiliano con el Suzuki ¡tras haberlo hecho con un BRC!), pero ello no me impedía pensar que vamos en la dirección equivocada si se acaba compitiendo con vehículos que más parecen pequeñas furgonetas que coches de carreras ...¡en fin¡ ¡será cosa del progreso!

El viernes era, pues, el aperitivo ideal del fin de semana: trabajo si, pero súper relajado y con la ventaja de estar al lado de casa, con lo que el resumen del primer día quedaba publicado en la web a eso de las 9 y todavía había tiempo de tomarse una cervecita antes de cenar y de completar el día con dos horas de cine de ese de aventuras sin más pretensiones (Piratas del Caribe: la maldición de la Perla Negra) que te permite 'desconectar' de todo durante un par de horas.

El sábado ya tocaba una jornada más dura, aunque desde que me levantaba me notaba con un estado de ánimo muy positivo. Hacía buen tiempo, la amenaza de la lluvia parecía totalmente disipada y me planteaba tratar de disfrutar todo lo que pudiese de la carrera sin dejar por ello de hacer el trabajo: ese iba a ser mi objetivo para los dos días que quedaban por delante. Un objetivo que, como habréis adivinado por la larga introducción inicial (¡cada día os meto más rollo!), acabaría por cumplir plenamente.

Lo primero era asistir al briefing de pilotos en donde Luis relataba los diferentes pormenores del reglamento, que nunca está de más recordar, y explicaba a los pilotos el significado de la nueva identificación por colores que habían ideado este año para agilizar el siempre lioso tema de dar a cada participante su hoja de tiempos, en un campeonato en el que hay tantas categorías diferentes y tan alto número de clasificaciones. Un círculo adhesivo sobre el parabrisas, de color diferente para turismos del nacional, CMs, históricos y ‘no homologados’, unido a cuatro pancartas con esos mismos colores como ‘puestos de reparto’ de las hojas era la tan sencilla como genial solución encontrada para resolver el tema … ¡esta gente del Langreo Motor Club piensan en todo!

A continuación ya nos desplazábamos a la zona de asistencia, con su ubicación justo al lado de la salida que la hace tan cómoda ya que te evitas las largas caminatas de uno a otro lado, tan habituales en muchas pruebas. Un rápido repaso a los ‘boxes’ para sacar las primeras fotos del trabajo de los diferentes equipos y ya tocaba ‘coger el autobús’ si queríamos ver las subidas de entrenos como era el caso. Otro objetivo que me había planteado este año era tratar de no repetir sitios a la hora de ver la carrera y sacar las fotos. Así que nos bajábamos en la segunda paella, uno de esos lugares tan típicos que, me daba cuenta, acabas siempre por desechar ¡hasta el punto de que no recuerdo haber sacado nunca fotos desde allí! Bueno, pues este año ‘tocaba’. Faltaban apenas quince-veinte minutos para las dos de la tarde, hora de inicio de los ‘libres’, así que la espera no iba a ser larga. Pero el sol apretaba realmente con fuerza y al final el nutrido grupo de fotógrafos que se había juntado allí optaba por buscar la sombra a la salida de la curva … y tras unos minutos dudando si quedarme en el vértice exterior, bajo el sol, o unirme a ellos, la sombra ganaba la partida.

Enseguida pasaba el ‘start car’, conducido este año por el karateca (¡y exkartista!) César Castaño y poco después sonaba a lo lejos ese motor V8 del 350Z de la Nissan Challenge que tanto me recuerda a uno de la NASCAR americana: tan ronco como estruendoso. El llamativo GT de Sergio Fombona ‘dibujaba’ la paella con una bonita derrapada de sus ruedas traseras, trayéndome a la mente aquello que decía Graham Hill cuando definía el pilotaje como un arte … en el que el coche era el pincel y el asfalto el lienzo. Y en el lienzo de Santo Emiliano dejaba Sergio una par de pinceladas de artista, un comienzo perfecto para un fin de semana de carreras magnífico.

Con casi hasta demasiada luz para las fotos y sin apenas tiempo para comentar muy rápido lo que íbamos viendo, tal era la fluidez con la que se desarrollaba la manga, se completaba ya la primera toma de contacto con la subida de este año. De esta primera pasada me quedaba, repasando por orden de salida, con varias cosas. Por ejemplo, con lo fuerte que había pasado el ‘Mota’, abriéndose al máximo en la salida para controlar lo mucho que ‘empuja’ ese ‘soplillo’. O con lo interesante que se presentaba la pelea entre los ‘históricos’: el habitual ganador este año, Clemente, lo iba a tener complicado con el 124 ante el retorno del potente TVR de Griffith de Serratosa … y ambos se las iban a tener que ver con Ordiales, rapidísimo ya y saliendo de nuestra curva con el MKII en esa inclinación tan característica de los ‘traseras’, cuando se mete el pie hasta abajo y la transferencia de potencia ‘aplasta’ la parte posterior del coche contra el suelo mientras la rueda delantera del interior de la curva trata de no perder contacto con el asfalto.

En los CM iba a haber también guerra, y de la buena, y ahí tenía yo una apuesta sorpresa, no ya para ganar pero si para el podio, el canario Cruz, al que veía realmente bien en esta primera toma de contacto con una prueba en la que, si no conoces, es complicado ‘tirarse’. También se estrenaban en las rampas langreanas otros jóvenes y seguros protagonistas entre los CM, como Egoi Eder (demasiado agresivo en la paella), Jordi Martínez (muy fino, como siempre) o Carles Mestres (¡muy despendolado!), que se las tendrían que ver con los habituales favoritos, entre los que los Silver de Roca y Oscar empezaban a marcar la pauta, aunque viendo pasar al BRC de Román pensaba que hoy también habría que contar con el andaluz a la hora de hablar del nombre del ganador.

De los que se iban a jugar la victoria en el nacional, me quedaba con la perfecta trazada de Xevi Riera, conocedor como pocos de todos los ‘secretos’ de Santo Emiliano, que buscaba el vértice interior en el momento justo, ni muy pronto como muchos hacen equivocadamente en un viraje tan amplio, ni demasiado tarde como les pasa también a bastantes, cuando buscan retardar al máximo la frenada. El inmaculado BMW dibujaba la curva con compás de precisión, en su caso más que arte eran matemáticas, pura geometría plasmada en lo que ahora ya no era un lienzo, era el papel de un plano.
No tan preciso pero impresionando por lo rapidísimo que llegaba, pasaba y salía, transitaba Castañón, que venía supermotivado a Santo Emiliano y ya empezaba a dejar ver lo que luego iba a conseguir con el tan potente como difícil de ‘domar’ Nissan Primera. También muy rápido aunque algo más ‘largo’ de la cuenta, entraba el Audi de ‘Tano’, otro que venía ‘con ganas de guerra’, dispuesto a sumar esa primera victoria de la temporada en el nacional que estaba tardando demasiado en llegar este año. Y perfectamente por ‘el sitio’, entraba y salía el A4 de Fombona, el máximo favorito en todas las apuestas que ya empezaba a ‘marcar el territorio’, haciéndose con el mejor tiempo en este primer asalto: un 2:33.5 que no estaba nada mal para ser ‘sólo’ la manga de libres.

Para los entrenos oficiales caminábamos un poco cuesta arriba y acabábamos por quedarnos justo donde estaba situado el display con el tiempo intermedio que se ‘picaba’ precisamente en la paella anterior. El sitio cumplía todos los requisitos: era ‘nuevo’ respecto a años anteriores, nos permitía saber los tiempos de paso de forma inmediata, al más puro estilo fórmula 1, y además ofrecía una buena visión de la doble izquierda-derecha anterior, una de esas zonas en las que hay que hilar fino para mantener la altísima velocidad que se trae luego de acelerar a fondo y meter ‘todos los hierros’ al dejar atrás las dos paellas. Parapetado tras el doble guardarail la visión era ‘circuitera’ al máximo y, por momentos, uno se podía abstraer y pensar que estaba de vuelta a Le Mans: carretera ancha, una S rápida, una curva de alta velocidad después … ¡casi, casi como en Tertre Rouge! Precisamente por allí debían de estar pasando ya los Peugeot y los Audi … y los Lola, los Courage, los Aston y todos los demás a esas horas, algo más de las 4 de la tarde del sábado, en una nueva edición de las míticas 24 horas, que nos quedaban lejos en la distancia pero cuyo sonido nos traía hasta Langreo el impresionante Porsche de Morera … ¡un coche ‘de Le Mans’ subiendo Santo Emiliano!  

De nuevo, la manga discurría en un suspiro y los tiempos intermedios nos daban a ‘Tano’ en cabeza, apenas décima y media por delante de Fombona y con los demás, encabezados por Riera, ya cediendo más de un segundo en los apenas dos kilómetros iniciales que van de salida a la segunda paella. Un rápido vistazo al ordenador del puesto de control nos servía para ver que, en cambio, al llegar a meta Fombona había vuelto ‘a poner las cosas en su sitio’, siendo de nuevo el más rápido en los 5200 metros del recorrido completo, con algo más de siete décimas de ventaja sobre su compañero de equipo … y ya casi cuatro segundos sobre Xevi. Mis pronósticos (y los de muchos) de ‘doblete B9’ y podio de Riera se cumplían al cien por cien en lo que respecta al campeonato de España … y no iban mal encaminados en los CM, con los BRC de Román y Cruz en cabeza, por delante del Silver de Roca, siempre al acecho y normalmente siendo el que más ‘se guarda’ en entrenos. Su 2:25 medio comparado con el 2:22 alto de Román me daba precisamente esa impresión: el mallorquín debía de tener, aun, bastante margen, mientras que igual el almeriense había enseñado sus cartas demasiado pronto.

Con un buen número de fotos de ‘acción’ en la tarjeta de mi cámara, tocaba coger de nuevo el ‘bus’, ahora de vuelta a la salida, para ‘hacer’ allí la manga final y aprovechar el tiempo que todavía quedaba antes de su inicio para completar todo el trabajo relativo a fotos de asistencias, infraestructura organizativa, etc, etc.

El autobús me dejaba a la altura de la gasolinera y unos metros más allá ‘adelantaba’ al Audi de Fombona. Aprovechaba para preguntarle por la posibilidad de que el retorno este año al uso de los calentadores se pudiese notar mucho en una subida tan rápida, a lo que José Antonio me respondía que tampoco es que se notase tanto aunque si que te daban más confianza en esos primeros metros, algo que, imagino, siempre viene bien cuando la subida empieza de forma tan vertiginosa como Santo Emiliano.
A mi llegada a los ‘boxes’ la actividad era ya frenética: en B9 ‘Tano’ atisbaba bajo el capot de su A4 en busca del origen de una fuga de algún líquido que le preocupaba. Un poco más allá, el técnico de RCA se ‘peleaba’ con el cambio del Nissan de Sergio, que se iba a tener que tomar un descanso. Nada grave, en todo caso, y menos comparado con el auténtico ‘parte de guerra’ en que se convertía mi lista de notas relativa a los participantes en CM: el motor del Silver de Oscar no había arrancado, dejándole sin hacer los entrenos, y el del coche de Fueyo mostraba una más que alarmante grieta en el bloque que los mecánicos se afanaban por sellar del mejor modo posible y que explicaba su flojo crono de entrenos, muy alejado de sus fantásticas prestaciones del año pasado en esta misma prueba. Al lado estaba Cueva, con cuyo SpeedCar debía de haber salido Iván pero que se iba a quedar inédito por problemas de motor, y por allí cerca andaba Egoi, que se volvía loco con la electrónica del suyo. En BRC estaban más tranquilos, con dos coches en cabeza y el tercero en la quinta plaza, el de un Xoan que estaba encantado, disfrutando aun más si cabe de lo que lo suele hacer habitualmente con su muy positiva actitud ante las carreras. Él era de los que también pensaba que, quien más quien menos, se estaba guardando bastante, que quedaba ‘la buena’ y que en esa iba a ser en la que de verdad habría que darlo todo.

Cerraba la ‘ronda’ con una rápida visita al resto de equipos de la parte alta del nacional que estaban situados paralelos a la salida (Riera, Aznar) y ya me dirigía a la zona de presalida para sacar allí alguna foto y, de paso, charlar con alguno de los pilotos mientras esperaban su turno de competir en la manga definitiva: Isaac me explicaba lo del cambio de grupo de su Clio que se comentan en noticias, con ‘Mota’ bromeaba sobre la posición del teléfono móvil en su salpicadero ('¿serás capaz de cogerlo mientras estás subiendo?'), ‘Viti’ me comentaba lo bien que se lo pasaba aunque el Suzuki no diese más de si en cuanto a potencia, sorprendiéndole, en todo caso, lo bien que se comportaba a nivel de suspensión en las curvas rápidas, y Rubén me decía que, aunque ya se pueda quitar la brida de los 'Mitsus' de grupo N, él había decidido salir con ella puesta, ya que ese tipo de experimentos siempre pueden costar caro a la mecánica y tampoco era plan de arriesgarse, viendo, además, que no debía tener problemas para ganar dada la escasa participación en la categoría. Ahí se echaba de menos al ibicenco JJ, que con muchos más puntos de ventaja sobre sus rivales, que euros en su presupuesto, había decidido finalmente no completar su inscripción en la prueba.

Cuando empezaban a arrancar los CM, ya me situaba en salida y por ahí, cambiando de lado y de ángulo para sacar las fotos lo más variadas posible ya me quedaba hasta el final de la manga. Del resultado de su 'guerra particular' me enteraba de inmediato gracias a la pantalla de tiempos, en la que durante un buen rato figuraba en cabeza ‘mi apuesta sorpresa’, el canario de BRC Enrique Cruz, cuyo crono no superaba Fueyo, que bastante hacía con terminar dado el estado en que había visto el bloque de su motor, y del que se quedaba muy cerca Xoan, decididamente inspirado y asegurándose ya un puesto entre los cinco mejores cuando dos de los que habitualmente le baten, Jordi Martínez y Egoi Eder, lo conseguían esta vez.
Quedaban los tres últimos en tomar la salida y para ellos iban a ser los tres mejores tiempos. Román confirmaba mis sospechas de que poco o nada se había guardado en entrenos y repetía en el 22 pero se quedaba a unas décimas de su crono anterior. Un tiempo que no superaba Oscar, al que, al menos, le había arrancado el motor tras el 'susto' de antes … pero que si batía Roca. El balear rebajaba nada menos que en tres segundos su tiempo de entrenamientos, ganando al más viejo estilo de los ‘montañeros de toda la vida’, corriendo ‘de verdad’ sólo cuando hace falta, en la subida oficial.

Entre ir de aquí para allá antes de la partida de los CM, se me había ‘escapado’ ver en el display el crono de Xevi Riera, que partiendo con el 46 iba a ser la primera referencia importante para la clasificación del Campeonato de España … pero el speaker, que estaba haciendo un excelente trabajo, había estado mucho más atento que yo y rápidamente nos lo hacía llegar a todos por megafonía: 2:31:360. ¡No estaba nada mal! No me parecía un crono ganador (Fombona había hecho una décima menos en entrenos), pero si que iba a ser ya un tiempo muy complicado de batir para la gran mayoría.
También con un número de salida alto partía Castañón, que hacía unos primeros metros dubitativos, con el cambio de su Nissan mostrándose ‘perezoso’ a la hora de engranar la segunda. Pese a ello, su tiempo en meta era de 2:33:1, un registro de muy buen nivel, insuficiente para inquietar al del BMW pero ya mejor que los que había conseguido aquí Angel Castro con el complicado superturismo británico hace un par de años.
Que el tiempo de Riera era ‘de podio’ se confirmaba definitivamente cuando empezaban a llegar los números del 5 al 1 … y ninguno de los cuatro primeros de ellos que pasaban por meta conseguía reflejar en el display cifras mejores que las que había puesto antes el veterano piloto catalán. En el ‘31’ se metían ‘Tano’ y Aznar, pero a ambos les faltaban unas décimas, casi seis al asturiano, algo más de cinco al andaluz. Entre ambos había salido (y llegado) el Audi restante, el que más impresiona en la arrancada, el de Borreguero. Pero ‘El Panete’ no acababa de encontrar el ritmo en Santo Emiliano y se quedaba bastante más lejos de lo que ha estado en las primeras carreras del año, cediendo incluso ante el Nissan de Castañón.
Peor le iba a Flores, en la subida en la que su 206WRC más sufre contra los superturismos: el valenciano acababa justo detrás de Borreguero, ganando, eso si, el grupo A con la habitual facilidad.
En todo caso, una cosa estaba clara, mi pronóstico de doblete B9 había fallado. Sólo quedaba Fombona por llegar y Riera seguía en cabeza … pero cuando se iluminaba por última vez el display de tiempos, aparecía un 2:28:4 que no dejaba lugar a dudas: ¡Fombona había ganado otra vez! Con casi tres segundos de ventaja, el gijonés sumaba su octava victoria del año … ¡en nueve carreras!

Apenas si pasaban unos minutos de las cinco y media y ya se habían acabado las mangas de la fase A, resueltas con ‘puntualidad británica’ y sin el menor incidente. Algo a lo que contribuye tanto el dispositivo de seguridad de la organización como el tipo de trazado, el buen hacer de los pilotos y hasta el público. Aquí no se pretende batir cifras de asistencia de espectadores cada año, ni falta que hace. A Santo Emiliano va la gente a la que le gustan las carreras y saben perfectamente porque están allí: porque quieren ver una subida que les encanta, no confundiéndola con una verbena … y eso también ayuda, y mucho, a que todo salga como tiene que salir.

Un paseo hasta el polideportivo mientras los coches iban bajando me permitía constatar como estaba cansado pero realmente contento, me lo había pasado estupendamente, viendo incluso bastante más subida que otros años y teniendo aun tiempo de sobra para hacer todo el trabajo que tenía previsto. Quedaba sólo un último ‘repaso general’ con los diferentes pilotos a la entrada del parque cerrado, donde cruzaba unas rápidas palabras con varios de ellos antes de enfilar de vuelta a casa. Con un sonriente Fombona bromeaba con un algo así como ‘¡estás abusando este año!’ acompañado de un ‘te veo más seguro que nunca ¡ya no metes miedo al verte pasar!’ que le hacía sonreír aun más. Xevi también llegaba abajo feliz: ‘me he encontrado muy a gusto, yendo deprisa pero muy seguro’ me comentaba cuando le decía que no se le había olvidado eso de llevar rápido el ‘beheme’. 'Tano' explicaba su peor crono que en entrenos por haber tenido un 'semitrompo' arriba que le había costado un tiempo precioso. Castañón, estaba sin voz y hasta algo cabreado pese a su tiempazo: ‘ya viste la salida ¡me falló el cutoff! … era la carrera de mi vida ¡y mañana ya va a llover y no tengo ruedas!’ me medio susurraba por su ronquera, con ese fatalismo tan gallego que le sale a veces a este asturiano afincado en Santiago de Compostela. Flores lo tenía claro: ‘he corrido más que nunca aquí, bajando dos segundos del tiempo del año pasado pero en esta carrera no hay forma de pelearme con los Audi’ era su análisis del día y de lo que quedaba del fin de semana.

Entre los de CM, Roca estaba contento pero sin mostrarlo mucho, siendo tan comedido como es a la hora de expresar sus emociones el rápido piloto mallorquín. Román, en cambio si que mostraba las suyas, y estaba enfadado ya que no se explicaba que había pasado. ‘He subido más fuerte ahora’ me comentaba cuando le indicaba que había empeorado su crono de entrenos. Busta venía disgustado y la causa era que ‘el motor iba rateando’ lo que explicaba verlo bastante más atrás, noveno, de lo que esperábamos. Y Xoan venía, en cambio, encantado con su quinta plaza, su mejor resultado ‘en seco’ en una prueba del nacional … ¡y en una carrera en la que había más de veinte ‘locos’ con los que correr! Así iban pasando todos camino de la pista polideportiva mientras a mi me tocaba ya volver a casa, hacer los comunicados del día de los diferentes clientes y aun hasta había tiempo de quedar con los amigos en una vinatería de cerca de casa ¡menudo lujazo! Por completar un día estupendo, hasta echaba un último vistazo a al tele, a eso de la una, para ver como empezaba  la noche de Le Mans, que este año retransmitía de forma continuada la cadena europea de deportes, y ya me iba a dormir que todavía quedaba otra larga jornada por delante.

Román marcó el mejor crono del fin de semana el domingo y se llevó la fase B

Roca ganó la Fase A y ya suma cinco victorias en lo que va de temporada

Oscar Palacio volvió a ganar en el Campeonato de Asturias y a sumar dos podios en la copa CM

El domingo, nada más despertarme, escuchaba el inequívoco sonido de neumáticos pasando sobre agua por la calle bajo mi ventana: el pronóstico era de lluvia y, por lo que parecía, se había cumplido. Al levantar la persiana observaba que, en efecto, el suelo estaba mojado, aunque apenas si caían es ese momento cuatro gotas. Algunas más caían, en cambio, en Le Mans, como comprobaba cuando encendía la tele mientras me comía unas galletas como minidesayuno. La batalla Audi-Peugeot estaba en todo lo alto, con McNish llevando el R10 en cabeza y con Gené lanzado a su caza con el 908, ¡a apenas 25 segundos cuando ya llevaban dieciséis horas de carrera! Las ocho que quedaban se presentaban apasionantes, pero de su desenlace ya nos enteraríamos después, tocaba ponerse en marcha. De camino a Langreo por ‘la minera’, no sólo no llovía sino que el cielo iba, incluso, clareando algo a medida que me alejaba de Gijón, y al llegar a Sama, el piso estaba seco y había nubes pero no demasiado amenazadoras … ¡igual hasta librábamos!

Mi planteamiento del día era similar en cuanto a objetivos: volver a mezclar trabajo y disfrute. Pero distinto en lo que respecta a la forma de hacerlo. Madrugaba lo justo para llegar a la zona de salida cuando ya arrancaba el ‘warmup’, así que aprovechaba para hacer al revés que el día antes, es decir encargarme primero de las fotos de salida y dejar para las otras dos mangas las de carrera.
Cuando bajaban los pilotos la pregunta era obligada ¿Cómo está la carretera? … y la respuesta unánime: está bien, alguna humedad en las zonas sombrías pero va a secar todo para la oficial. Apenas si había llovido por la noche y, afortunadamente, el pronóstico que daba ‘agua’ para el domingo se iba a revelar totalmente fallido en lo que las primeras horas del día se refiere, acabando incluso por salir el sol cuando se acercaba el final de la manga oficial, a eso de las doce y pico de la mañana.

Pero para eso quedaban unas tres horas. Siguiendo con este relato, estamos todavía más o menos en las nueve y cuarto, momento en que paraba un rato en el box de BRC, donde estaba ‘de visita’, Esteban Vallín y por el que se pasaba, minutos después Javi Villa, que aunque este año, por cuestiones publicitarias, no llevaba el ‘cero’ como los dos años anteriores, no había querido perderse la subida. Con su habitual sencillez, Javi andaba por allí como ‘uno más’, charlando con todo el mundo, haciéndose fotos con quien se lo pedía y, poco después, buscando ya sitio para ver la carrera como otro aficionado cualquiera. Decididamente, da gusto con él y ojalá le salgan las cosas como quiere y merece en lo que queda de temporada en la GP2.

Para la subida de entrenos faltaba como media hora así que decidía darme un pequeño paseo mañanero ‘cuesta arriba’ en busca de otra de esas zonas típicas de la subida en la que, por una u otra causa, nunca había estado estos años anteriores. Me refiero al ‘salto’ de la parte rápida inicial, tras pasar la fábrica de cementos. Por allí ya andaban ‘Chancha’ y ‘Goyo’ Espartosa, a la caza de ‘coches volando’ en el conocido bache que antecede a la siguiente y vertiginosa izquierda. Y allí me quedaba con ellos, amenizando la espera charlando sobre Le Mans, Mónaco y Magny Cours con Gregorio, siguiendo en la temática circuitera que en Santo Emiliano parece que te viene a la mente casi sin querer al ver pasar los coches a la velocidad con la que lo hacen por la As211.

El salto, en efecto, daba juego y hasta alguien tan poco ducho con la cámara de fotos como quien este escribe pillaba ‘algún vuelo’. Situado allí, al ras de la ‘pista’, aunque sea con total seguridad en sus márgenes exteriores, me impresionaba una vez más lo rapidísimo que se sube por una carretera que no deja de estar lo bacheada que está cualquiera de nuestra ‘regionales’, con su asfalto ya bien entrado en años y con todo el paisaje urbano alrededor que tiene esa zona inicial, y que tan familiar me resulta por haber tratado de reproducirlo lo más fielmente posible en el simulador de la subida que hicimos hace unos años. Una zona que, ya entonces, cuando modelaba en 3D las casas, postes de la luz y árboles que flanquean la carretera, me recordaba tantísimo al viejo circuito de Spa, concretamente a la vertiginosa sección de Masta por la que Jim Clark y sus coetáneos pasaban a ‘doscientos y pico’ con aquellos frágiles monoplazas de los 60. Uno tiene de aquella época la visión de antiguas imágenes en blanco y negro y la experiencia del ‘pilotaje virtual’ en el Grand Prix Legends, así que siempre que veo algún vídeo de cámara interior de montaña no puedo menos que parangonar esto a aquello: en las subidas todavía se puede ver mucho de aquel automovilismo de antes, más peligroso, sin duda, pero también, quien sabe si a lo mejor precisamente por ello, más puro, más romántico … ¡más ‘auténtico’!

Como otra vez todo discurría a la misma velocidad de vértigo a la que pasaban los coches, enseguida habían transitado ante nuestros objetivos todos ellos, con la nota destacada del sonido muy poco ‘redondo’ del Audi de Fombona. Que algo iba mal en el propulsor de su A4 lo confirmaba un rápido vistazo a la lista de tiempos: había hecho un 36 que le relegaba a la sexta plaza, mientras que ‘Tano’ lideraba con un más ‘normal’ 32 bajo. En la asistencia de B9, José Antonio me confirmaba que algo fallaba: ‘el motor va en tres cilindros, a ver si se consigue solucionar’. Mientras sus mecánicos se afanaban por dar con la avería, me daba una última vuelta por la zona de asistencia, completando el recorrido del contorno del economato para visitar el box de Silver, que se me había ‘escapado’ en las visitas anteriores y donde no había mayor novedad. Lo que si observaba en mi ronda por todos los equipos de los CM es que las gomas estaban en un estado general que se podía definir como ‘mal’ o ‘peor’, algo que me confirmaban todos ellos. Quien más quien menos había tratado de ‘guardar neumático’ en la manga de entrenos y, como comentaba con Xoan y Román en el box de BRC, me daba la impresión de que todos ‘habían mentido un montón’ con sus cronos. Xoan me daba la razón aunque luego añadía, ‘bueno, ¡espero que Cruz no haya mentido mucho!’ … y es que el canario había subido en 23 cuando de los demás, el ‘menos lento’ había sido Roca, en 25. Con el record de Fueyo del 2007 en 21.8, estaba claro que los cronos tenían que bajar todavía bastante, aunque no iba a ser ‘Rober’ quien lo hiciese, con su motor renqueante desde el día anterior.

Llegaba ya ‘la hora de la verdad’, y antes había aun que completar el trabajo en la zona de salida, por la que ya iba aumentando el número de ‘vips’ a los que fotografiar. Tras cumplir con esa parte de la labor, tomaba unas últimas imágenes de Sergio Fombona mientras le daba a ‘Sasi’ el parte de cómo estaba el ‘circuito’: ‘la carretera está ya toda seca y el público está perfectamente colocado’ era su resumen. Todo estaba preparado para empezar, así que le sacaba unas fotos cuando se preparaba para subir con el cero y me dirigía ya a la ‘salida del túnel’ para ver desde su exterior la manga final. Aunque yo lo llamo ‘túnel’, por aquello del de Mónaco y así seguir con la comparación con los circuitos de leyenda que tanto me gustan, en realidad se trata de un puente que supone un paso único en una prueba de nuestro nacional de montaña, y que da a Santo Emiliano esa peculiaridad de ser una subida ¡¡que empieza con una bajada!! Evidentemente, una bajada muy ligera y de apenas unos metros, pero que no deja de ser una característica distintiva más de la prueba langreana.

Con la sección posterior ya perfectamente asfaltada tras las obras del año pasado, la zona permitía situarse con comodidad y hasta moverse unos metros arriba y abajo para cambiar algo la composición de las fotos. Por allí pasaban todos ‘como tiros’, con los más ‘atrevidos’ ciñéndose al guardarail interior de un modo que no podía por menos que recordarme a esas imágenes del gran premio de Mónaco que vemos cada año, de ahí la comparación anterior de este puente con aquel túnel. La duda sobre si los mecánicos de B9 habían dado con la avería en el Audi de Fombona, quedaba disipada por el sonido inconfundible del propulsor del A4 ‘tragando marchas’ cuesta arriba: el motor iba bien otra vez así que el principal favorito volvía a la pelea. Sin embargo, cuando iba llegando ya a pie a la salida escuchaba al speaker relatar el desenlace final dando los tiempos de los primeros y el nombre del ganador no era el que esperaba: Fombona se había quedado esta vez por encima del 30 y para ganar había que bajar del muro de los dos minutos y medio … algo que sólo conseguía su compañero de equipo Jesús Fernández. ‘Tano’ se había llevado la victoria por delante de Riera y con Fombona tercero, en un resultado que, personalmente, me parecía perfecto. Porque ‘Chus’ se merecía (¡necesitaba!) un triunfo y ¡por fin! lo conseguía y porque Xevi volvía a subir al podio, con dos segundas plazas en su retorno al nacional que confirman una vez más aquello de que ‘quien tuvo retuvo’. Fombona completaba ‘el cajón’ y a su llegada al parque cerrado sabía enseguida porque había sido tres segundos más lento. ‘Mira la rueda de atrás’ me decía como explicación y ahí estaba la causa: la goma casi sin aire tras un pinchazo ‘lento’ que hacía el tren trasero del A4 muy nervioso, pensando el piloto que era tema de degradación de neumáticos y decidiendo, con buen criterio, levantar un poco el pie para asegurar el resultado.

Los CM habían terminado, lógicamente, un buen rato antes, así que para enterarme de su resultado me dirigía a la carpa de la pantalla de tiempos situada al lado de dirección de carrera. Allí confirmaba como, en efecto, Xoan tenía razón, y todos habían ‘mentido’ mucho ... ¡menos Cruz! El mejor crono lo marcaba Román, sumando la segunda victoria del año y yo diría que habiendo tomado nota de lo acontecido el sábado para guardarse esta vez algo más en entrenos y dar el do de pecho cuando de verdad importa, en la oficial. El almeriense era el único que bajaba, por poco, del 22, mientras que Roca, que era segundo, quedaba justo por debajo del 23. El podio lo completaba el renqueante Oscar Palacio, mientras que Cruz pagaba su inexperiencia y se quedaba fuera del cajón tras rodar algo más lento que en entrenos, donde marcó un crono que le hubiese dado la tercera plaza de repetirlo en carrera.

Una vez vistos los tiempos, hacía como el día anterior, y aprovechaba la entrada en parque cerrado para cruzar algunas palabras con los protagonistas del día. ‘Tano’ estaba no se si más aliviado que contento: ‘¡ya tocaba!’ era su exclamación cuando le felicitaba por el triunfo. Mientras, Xevi ya había dejado el coche en el polideportivo y salía andando con su hijo, ambos con una sonrisa de oreja a oreja tras completar un fin de semana lleno de satisfacciones para los dos: el padre volviendo a correr, haciéndolo además de maravilla, y viendo como su hijo empieza a seguir sus pasos; el ‘chaval’ encantado con la experiencia y con ganas ya de repetir ... y los dos felices de haber compartido la experiencia.

Lo de la sonrisa de oreja a oreja era algo general, además. Uno tenía la sensación de que la mayoría habían disfrutado un montón, independientemente del resultado. Y si además este era bueno, como en el caso de Castañón, pues mejor que mejor. Pedro seguía con poca voz pero estaba contento y bromeaba sobre su buena adaptación al Primera ST diciéndome ‘ya nos vamos entendiendo este inglés y yo’ cuando se daba cuenta de que iba a preguntarle el típico ‘¿Qué tal fue todo?’ por la puerta de la izquierda … ¡y recordaba que su superturismo británico se conduce por el otro lado!
A Aznar le habían ido algo peor las cosas pero estaba igualmente muy animado: ‘hoy no hemos dado con los reglajes buenos, el coche se me iba mucho’ … algo que ya había tenido ocasión de apreciar a la salida del ‘túnel’, cuando el tren delantero de su A4 le dio un buen susto negándose, por un instante, a meter el morro donde el piloto quería.
Flores acababa satisfecho con sus tiempos, ganándose a si mismo en lo que respecta a los cronos, que era a lo más a lo que podía aspirar ante el mejor rendimiento de los ST en las rápidas rampas langreanas.
Morera llegaba también encantado con su precioso Porsche: ‘voy mejor cada vez y ya gané a Sergio con más ventaja’ me apuntaba como muestra de su progresión, tras haberse quedado por detrás del patrón de Automercado en su debut en Totana y haberle superado en las dos fases de Santo Emiliano, con más margen el segundo día además.
Ordiales también sonreía satisfecho aunque hoy no había podido con el potente TVR en la pelea que mantuvo con Serratosa durante todo el fin de semana, que se saldó ‘con empate a uno’, y hasta Clemente, tercero los dos días, no tenía queja: ‘aquí no puedo con ellos pero no ha ido mal’ me comentaba cuando le decía que, en su caso, dos terceros eran más que de sobra para seguir teniendo el campeonato en el bolsillo.

Entre los piloto de CM, Roca estaba casi tan o más contento siendo segundo que primero el día anterior y cuando le decía que hasta era bueno que le ganase alguien de vez en cuando para que nadie piense que esto ‘está chupao’ me daba la razón: ‘si, porque hay que correr mucho para ganar’ … algo que, doy fe, hace en todas las carreras el mallorquín.
Fueyo llegaba, pese a todo, satisfecho: ‘subí por lo que valgo’ me decía, y conociéndolo estoy seguro de que así fue, porque acabar quinto con un motor ‘pegado con pegamento’ no creo yo que se consiga subiendo despacio.
Xoan, pese a acabar muy atrás, no perdía la sonrisa mientras me explicaba las causas de su pérdida de posiciones: ‘el motor iba rateando todo el rato’. Algo que le había pasado a Busta el sábado pero que no era la causa de su mal resultado del domingo como yo pensaba cuando le preguntaba: ‘no, el motor hoy iba bien, pero me ‘colé’ en una curva al principio y por intentar arreglarlo ataqué más … ¡y me acabé ‘colando’ más aun en otra!’
Finalmente, Delfín Lahoz me hacía el resumen del fin de semana de sus ‘muchachos’ (Jordi y Carles) con un ‘no se que ha pasado, no han salido los tiempos y eso que, si miras parciales de diferentes mangas, los hay muy buenos y juntando los mejores estarían ahí. ¡Incluso Carles tiene uno en libres de la parte final que es de los mejores de todos!’

Una vez tomado notas de lo que me habían dicho unos y otros, me encontraba con Jose y con Berto, que habían estado filmando por la zona de arriba durante toda la mañana, y como todavía quedaba un buen rato para la entrega de premios, decidíamos tomarnos un respiro en la sala de prensa, donde la nevera llena de bebida fresca era un atractivo irresistible para todos los que pasábamos por allí. Daba tiempo de sentarse tranquilamente a ver los tiempos en el ordenador, tomarse una CocaCola, descansar un rato y hasta empezar a escribir la primera de las muchas notas de prensa que debería de hacer por la tarde.

La entrega de premios ponía fin oficial tanto a la subida como a mi ‘trabajo de campo’, así que tras felicitar sinceramente a los ‘culpables’ de que todo saliese, un año más, PERFECTO, emprendía el camino de vuelta a casa. Me esperaba una larga tarde de ‘darle a la tecla’, amenizada por la ‘música de bocinas’ que seguía al esperado retorno del Sporting a primera. Y aunque haga ya más de veinte años que no piso el Molinón ni sigo con especial interés las vicisitudes del equipo de la ciudad, no podía por menos que sentirme también feliz por el ascenso, aunque sólo fuese por darle a Quini, en estos momentos difíciles por los que esta pasando, una alegría de esas que él me dio cuando era un crío y me unía, desde la esquina del fondo norte, a ese grito de ‘¡¡¡ahora, ahora, ahora Quini ahora!!!’ que se ha convertido ya en todo un clásico para la afición gijonesa.

A eso de las 11 de la noche habíamos completado entre Gerald y yo todo el buen montón de trabajo relativo a la subida, y me daba cuenta de que estaba, si, cansado, pero realmente satisfecho. Había disfrutado durante todo el fin de semana, estaba en casa, cenando tranquilamente mientras leía antiguas historias de Le Mans en el Autosport, y no podía por menos que sentirme bien … ¡si todas las carreras fuesen como este Santo Emiliano no habría trabajo en el mundo mejor que el mío!