RALLYE VILLA DE LLANES

Aunque ahora se llegue por Autovía en unos 50 minutos en vez de las dos horas que nos costaba el trayecto Gijón-Llanes cuando lo hacíamos por la N634 con nuestro vetusto R8 de entonces, una vez que entras en Llanes parece que el tiempo se ha detenido. Evidentemente hay cambios aquí y allá, pero la esencia es la misma en el pequeño pueblo costero con vocación cada vez más turística que era escenario de nuestras vacaciones de verano en la adolescencia. Y si hablamos de rallyes, que es de lo que se trata en estas líneas, desde que en el 2004 http://www.citadecampeones.com/2004/reportajes/esp_r_llanes/album.htm volvimos a la prueba llanisca tras larga ausencia, las imágenes son más o menos las mismas cuando el viernes nos acercamos al polideportivo y nos recibe una fila de coches de carreras esperando pacientes su turno para pasar las verificaciones.

Un ritual en el que apenas cambian los colores, los modelos y los pilotos (en realidad no tanto, muchos siguen siendo los mismos) y al que asistimos también más o menos ‘los de siempre’, caras conocidas de las carreras que nos solemos encontrar cada año a las puertas del pabellón, intercambiando saludos y miradas al cielo, con la incógnita que cada año proponen las nubes aferrándose a la sierra del Cuera por mucho que el cielo luzca azul y despejado en la cercana costa. Una incógnita que este año se mantuvo hasta bien entrada la tarde del sábado aunque, finalmente, ni una gota de agua acabó cayendo sobre un trazado que tampoco cambiaba mucho respecto a ediciones anteriores, con los más que clásicos ‘La Tornería’ y ‘Nueva-Labra’, acompañados por el bien conocido ‘Arriondas-Carmen’, por una variante del habitual Siejo-Puertas, denominada ‘Ríu Cabra’ y por la incorporación del año pasado, ‘Gamoneu’, levemente modificada.

LOS HABITUALES, VARIOS RETORNOS Y UN RALLYE MENOS

Eso si, por mucho que el escenario sea siempre el mismo, sin apenas cambios, el rallye de Llanes suele ser de los que más novedades aportan cada año a nivel de participantes con respecto a las otras citas del campeonato de España. Algo que en esta ocasión era algo menos cierto que en años anteriores, ya que apenas si eran seis las ‘caras nuevas’ en comparación con las anteriores citas del certamen. Y, si hablamos de veteranos como Daniel Alonso (que era de la partida con un Fiesta R5 de RMC), Roland Holke (que se presentaba a bordo de un inmaculado Subaru) y Juanjo Abia (que se estrenaba en el nacional de rallyes con el Porsche GT3 ‘2010’ exArteche con el que le habíamos visto hace unos meses en Ubrique), lo de ‘caras nuevas’ es, obviamente, una licencia literaria ya que todos ellos son de sobra conocidos. Completaban el sexteto de incorporaciones más novedosas a la lista de inscritos dos habituales del Llanes, los cántabros Surhayén Pernía, de vuelta al volante de un EVO X R4 del equipo de Roberto Méndez, y Dani Peña, con el Citroen DS3 R3T de AutoGomas, a los que se unía un debutante en el nacional de la especialidad, Jonathan Alvarez. El ‘asturiano de Marbella’, siempre ávido de nuevos retos, cambiaba la montaña por los rallyes para experimentar el enorme contraste que iba a ser pasar de subir el Fito con su BRC a bajarlo con un Dacia Sandero. También cambiaba de montura todo un habitual del certamen de asfalto, el madrileño Dani Marbán, que dejaba en casa el poco fiable Lotus Exige y alquilaba para la ocasión el Porsche utilizado en la primera mitad de temporada por Pedro Burgo.

El resto eran más o menos los de siempre en alguna u otra cita de este año, con los participantes en las copas de Suzuki (once) y Dacia (diez) llenando casi media lista del nacional y con menos presencia de regionales que en el ‘Princesa’ (un total de treinta y cuatro en esta ocasión) para completar una participación que superaba los ochenta inscritos en la edición número 39 del rallye llanisco. Un rallye que se presentaba más decisivo de lo previsto después de que se cumpliese eso de ‘qué viene el lobo’ y, aunque creo que casi todos pensábamos que, una vez más, los comunicados de ‘socorro’ previos formaban parte del habitual preludio que aumenta el realce a la ‘salvación milagrosa’ de última hora, en esta ocasión el remedio no llegase para la siguiente cita del certamen, prevista apenas dos semanas después en Cantabria y oficialmente cancelada unos días antes del Llanes.

MATCH POINT

La anulación del rallye cántabro significaba que la prueba del oriente asturiano pasaba a ser la penúltima del certamen y podía ponerle punto final, tanto en lo que al título más importante se refiere, el de pilotos, como a unos cuantos más correspondientes a varios de las copas y trofeos en disputa esta temporada.

Con sólo el siempre atípico ‘rallye-circuito’ de Madrid por delante, las cuentas en lo que respecta al máximo entorchado eran claras: para asegurarse el título a Fuster le bastaba ser segundo, en caso de victoria de Ares, y acabar entre los cinco primeros si el ganador era otro. Algo así como un doble ‘matchball’ que, inevitablemente, condicionaba mucho la forma de encarar el rallye por parte de los dos únicos aspirantes al título, sabedores ambos de que fallar no era una opción: el levantino porque dejarlo todo para el final nunca es buena idea, que luego en la última prueba puede pasar cualquier cosa (¡qué le pregunten a Montoya este año en la Indycar!), el gallego porque si quería llegar al Jarama con posibilidades tenía que jugársela en Llanes… pero sin errores que dejasen ya todo sentenciado.

Para Fuster, el rallye asturiano se convertía en ese momento de un partido de tenis al que se llega con ventaja de un juego y servicio a favor del que ya ha ganando dos sets y, por tanto, tiene el tercero, y la victoria final, en su mano. Falta sólo rematar la faena, cerrar el partido… pero es entonces cuando al jugador que, hasta ese momento ha ganando numerosos puntos gracias a devastadores ‘aces’, logrados con engañosa facilidad, le empieza a costar meter los primeros servicios. De repente, la red parece que está imperceptiblemente más alta a la vez que el campo del rival se hace más pequeño, el cordaje de la raqueta no se siente tan firme y las bolas pesan un poco más o botan algo menos sobre un terreno que parece frenarlas cuando antes las aceleraba fuera del alcance del oponente. Como consecuencia de todo ello, los saques acaban siendo más blandos para evitar las temidas dobles faltas, el rival los puede responder con más fuerza y toca pasar a la defensiva y quedarse en el fondo de la pista, cediendo la iniciativa, en lugar de seguir atacando cada resto a base de subir a la red con agresividad para volear con precisión y sin miedo a que la pelota acabe estrellándose contra la cinta o aterrizando más allá de las líneas blancas.

Pero el que está en el otro lado del campo, Ares en nuestro símil tenístico de este rallye de Llanes convertido en escenario del ‘match point’ decisivo, tampoco lo ve claro. Ha conseguido ‘meterse en el partido’ a base de ganar puntos con los que nadie contaba y, aunque vaya por debajo en el marcador, su juego ha ido en alza y todavía tiene opciones de lograr un triunfo que al inicio del primer set estaba poco menos que totalmente fuera de su alcance. Pero si quiere seguir jugando, si quiere alargar el partido para tratar de darle la vuelta, in extremis y contra pronóstico, en el último set, tampoco puede fallar. Ha de restar duro pero lo ha de hacer sin errores porque una bola en la red o fuera de la pista puede significar el fin de la contienda. Por eso él también ve, por momentos, la cinta blanca algo más alta o el otro campo ligeramente más pequeño. Por eso le cuesta mucho más, de repente, encadenar esos restos de ‘revés’ o ‘drive’ que antes, cuando no tenía nada que perder, le salían con la naturalidad propia de su talento.

Todo ello hace que el partido entre ambos se convierta entonces en un intercambio de golpes en el que ninguno acaba de encontrar ese ‘winner’ que decida el punto a su favor. Los dos rinden por debajo de sus posibilidades, con el brazo inevitablemente encogido por la presión generada en su cabeza, que le da vueltas a todas las opciones y, como suele ocurrir en estos casos, ve más factibles las menos favorables y, por eso mismo, opta más por conservar que por arriesgar, por esperar el ‘error no forzado’ del rival que por buscar el golpe ganador que decida la contienda.

Así es como interpreto el rallye de Llanes que hicieron Fuster y Ares, los dos aspirantes al título, los dos dominadores de la temporada, los únicos que habían subido a lo más alto del podio en las siete anteriores citas del certamen (cinco veces el levantino, dos el gallego), los que más rápido habían rodado prácticamente siempre en todas las circunstancias y sobre todo tipo de terrenos de un campeonato que, según como acabase la clásica cita del oriente asturiano, podía darse ya por terminado. Esta vez, en cambio, ni uno ni otro dominaron, más bien al contrario. Bien es verdad que Ares, al menos, si que estuvo en la pelea por la victoria, pero casi siempre a la contra en vez de llevando la voz cantante, tratando de atacar pero, a la vez, siendo consciente de que el fallo no era una opción y teniendo que hacer frente, además, a un recorrido, el de Llanes, tan conocido para sus rivales como nuevo para él.

Aun con todo ello, hubo un momento en que Iván parecía que podría lograr esa victoria que le hubiese mantenido ‘vivo’ en el campeonato. Su decidido ataque en la primera sección de la tarde fue toda una muestra de su valentía. Sabía que ni el terreno ni las circunstancias eran propicios, con pocas gomas nuevas en su arsenal y sobre unos tramos en los que la confianza que da haber pasado muchas veces en años anteriores con el coche de correr supone siempre un plus añadido a favor de los veteranos o los locales (y de ambos había en los que se interponían entre él y esa primera plaza imprescindible para seguir soñando). Por ello no es de extrañar que, finalmente, el último envite, ya de noche, se le acabase haciendo largo a él, a su copi y a todo su equipo que esperaba ansioso en la asistencia un desenlace a favor poco menos que imposible. Volviendo al tenis, ese paso final por el largo ‘Riu Cabra’, entre Nueva y Labra, acababa siendo algo así como la última dejada por parte del veterano campeón, que usaba su oficio y su técnica para, con un preciso golpe de muñeca, tocar con temple la bola, hacerla pasar justo por encima de la red, rozando apenas la cinta blanca y situándola en un punto al que el joven pero ya cansado rival acababa no pudiendo llegar por muy poco.

El tradicional y deportivo saludo al acabar el partido, que es norma entre los dos tenistas, encontrándose en el medio de la pista vencedor y vencido para darse la mano y felicitarse, se daba también minutos después en Llanes entre los dos pilotos (y, además, buenos amigos) que le han dado algo de vida a un campeonato que, en incertidumbre por el resultado final, ha tenido realmente poca. Para Fuster el camino al quinto título quedó ya casi expedito con su convincente doble victoria en las Canarias. Dos triunfos a los que añadió dos más, en Córdoba y Vigo, que finiquitaron realmente el destino del certamen. Después, su ‘semiausencia’ de Orense y el ‘traspié’ de Ferrol, aprovechados ambos al máximo por Ares, hicieron que surgiese alguna duda sobre cual iba a ser el nombre del campeón. Duda que ya casi disipó por completo el precioso ‘combate medieval en la corte de la Princesa’ del que fuimos testigos hace un par de semanas y en el que el veterano noble levantino se impuso al joven hidalgo gallego. El partido de tenis que les hemos imaginado jugar en Llanes ha sido menos espectacular pero en nada empaña la gran temporada de ambos. Fuster, cual Federer, suma otro ‘Grand Slam’ más a su ya amplio palmarés (cinco títulos del nacional de asfalto, sólo superado por los ocho de Puras y los siete de Zanini) después de un año en el que ha dado toda una lección al estilo del tenista suizo: contundente, consistente, tomando ventaja y resistiendo la presión a base de oficio y de clase. Ares, por su parte, como si de un joven Nadal se tratase, ha saltado al primer plano del modo en que lo hizo en su día el de Manacor, con audacia, poco menos que de repente y con todo en su haber para quedarse ahí por muchos años. Su juventud, su arrojo y su talento le avalan. El futuro es suyo.

¡’YONI’ CASI GANA CON EL R5!

El dominio de los Porsche ha sido tal en lo que va de año que la noticia del resultado final de Llanes no es tanto que el octavo rallye de la temporada haya terminado con el octavo triunfo para uno de los GT de la marca alemana sino, más bien, que ese triunfo estuviese cerca de no producirse. Y es que a falta del último tramo el liderato estaba aun en poder de Jonathan Pérez, sensacional todo el día al volante del Fiesta R5 con los vistosos colores de ‘Don Salmón’. Finalmente, Sergio Vallejo le superaba en un espectacular sprint para volver a ganar un Llanes en la especial que cerraba la prueba y hacerlo, además, rebasando a un piloto asturiano. Lo había logrado el de Meira en el 2012, cuando aquel chaparrón final le había costado el triunfo a Berti Hevia, indefenso con su Fabia S2000 calzado con slicks bajo el diluvio, y lo conseguía de nuevo tres años después, esta vez sobre seco. Un triunfo basado en creer hasta el final en sus posibilidades, en no cometer errores y mantenerse al acecho todo el día para ‘ir a por ello’ en un frenético último bucle. Tres tramos en los que Vallejo echaba el resto, calzaba su Porsche con gomas nuevas, resistía en La Tornería, daba el todo por el todo en Gamoneu para recortar distancias, y cerraba el rallye con un estratosférico tramo final donde, cual lobo que ve mejor que nadie en la noche, apenas si empeoraba su crono de la pasada diurna en cuatro segundos mientras que los más rápidos de sus rivales se dejaban, como mínimo, una docena respecto a su registro anterior. Un triunfo que endulza algo una temporada más bien amarga para el campeón del 2014, relegado durante todo el año a un papel secundario que le va a llevar a terminar, como mucho, tercero de un campeonato que, en teoría, iba a ser un ‘duelo a dos’ entre él y Fuster. Un duelo además, que a diferencia del año pasado, los enfrentaba con las mismas armas, ese Porsche 2010 que, como ya se preveía desde su polémica entrada con el campeonato en marcha el año pasado, se ha convertido en el ‘arma definitiva’ en todos los terrenos del nacional asfalto.

Y, sin embargo, en Llanes poco ha faltado para que los Porsches sufriesen su primera derrota del año. Con Fuster y Ares rindiendo algo por debajo de lo que nos tenían acostumbrados en lo que va de temporada, y con Jonathan Pérez concretando las buenas sensaciones que había dejado ya en Ferrol y el ‘Príncipe’ al volante del R5, ha hecho falta todo el oficio de Vallejo para arrebatarle un triunfo que el asturiano persiguió hasta el último momento, aunque sabía que iba a tener muy complicado conseguirlo por mucho que hubiese dominado la primera mitad de la prueba. Como el propio ‘Yoni’ nos decía en la asistencia del mediodía, el tramo del Fito es algo así como el pasillo de su casa, pero por la tarde quedaban más kilómetros y, además, a recorrer sobre terrenos más rápidos, en los que la muy superior velocidad punta de los GT debía ponerle muy cuesta arriba la victoria.

Aun así, Jonathan no se lo ponía nada fácil a los tres pilotos de los Porsche que habían mordido el polvo de su R5 por la mañana. De hecho, finalmente sólo uno, Vallejo, le lograba superar cuando la noche ya había caído sobre Llanes y sus alrededores. Los otros dos, Fuster y Ares, acababan por detrás del asturiano, enfrascados en su particular duelo por el campeonato. Un duelo cuya tensión fue, estoy convencido, una de las causas de que no estuvieran también por delante del R5, como había ocurrido en el ‘Princesa’. Si a ello añadimos que el Fiesta estaba de nuevo en versión ‘no FIA’, es decir, sin válvula ‘popoff’ y calzado con las gomas digamos ‘clásicas’, que en este coche, según nos había comentado hace un par de semanas su propietario, Roberto Méndez, en la asistencia de La Manjoya, vienen a ser unas 3 o 4 décimas por kilómetro más rápidas y le dan al piloto ese intangible adicional que es la mayor confianza en las curvas más rápidas, ya tenemos varias causas que explican los sorprendentes tiempos del R5 en Llanes. A ellas hay que sumar otra, siempre la más difícil de medir pero, también por eso, tal vez la más importante a la hora de desestabilizar los pronósticos: la que supone el factor humano. En el caso que nos ocupa, el sensacional acoplamiento que Jonathan Pérez ha tenido con su nueva montura de esta parte final de temporada ha sido, indudablemente, la guinda para ese cúmulo de razones que, a mi modo de ver, explican porque casi no gana un Porsche en Llanes… aunque al final, al igual que en los anteriores siete rallyes del campeonato, lo haya acabado logrando.

LO QUE NO PUEDE SER NO PUEDE SER…

…¡y además es imposible! Cuando no apareció en pantalla, en el momento que le correspondía, el crono de Esteban Vallín en el penúltimo tramo del rallye, se me vino a la mente esta famosa frase del político francés Charles Maurice de Talleyrand. Una frase que en España se asocia además al ‘Guerra’, popular torero de finales del siglo XIX célebre por sus comentarios más o menos atinados pero siempre curiosos, algo así como una versión ‘cañí’ del jugador de los Yankees de béisbol, Yogi Berra, fallecido la pasada semana. Porque, aunque en los ‘yogismos’ del histórico ‘catcher’ del equipo del Bronx está el que dice eso de ‘no se ha terminado hasta que se ha terminado’, la verdad es que el cruel pinchazo sufrido por el Opel de Esteban en Gamoneu ha convertido en imposible (remotas opciones matemáticas aparte) lo que ya casi no podía ser para el piloto de Colunga, acabar superando a Víctor Senra en la pelea que ambos han venido manteniendo todo el año por el título del grupo R2. En realidad, las opciones de que eso ocurriera ya se habían reducido casi al mínimo con la anulación del rallye de Cantabria, añadiendo un factor más de imposibilidad a ese ‘no puede ser’ que parece estar persiguiendo al bueno de Esteban este 2015. Un año en el que, en teoría, conseguir el segundo título consecutivo de los R2 debía haber sido objetivo no diría que fácil pero si muy factible. Claro que, como también dijo ‘Yogi’ alguna vez, ‘en teoría no hay diferencia entre la teoría y la práctica, en la práctica si que la hay’. Así que entre un par de errores del piloto, un problema mecánico y, ahora, este pinchazo como remate final, la teoría que daba a Vallín como favorito al título poco va a acabar teniendo que ver con la realidad de un campeonato que se va a llevar, con todo merecimiento, Víctor Senra.

Porque, para empezar, una cosa esta clara, sin la rapidez mostrada por el gallego al volante del Peugeot 208 esos errores del asturiano casi seguro que no se habrían producido. Como, además, Senra le ha superado en más de una ocasión y ha sabido conformarse con no hacerlo pero seguirle de cerca cuando no le ha podido ganar, el resultado final del campeonato, salvo absoluto golpe de mala suerte para Víctor en forma de abandono en Madrid, está más que decidido para quien mejor de los dos ha rendido en el conjunto de la temporada. De hecho, no sólo el grupo R2 ha quedado poco menos que resuelto a favor del piloto gallego. En Madrid, Víctor debería conseguir también el título de la nueva Copa FIA instaurada este año y, a poco que se descuide Antxústegui, que ganando en Llanes enderezó en parte el entuerto en que se había metido tras su temprano abandono del ‘Príncipe’, se podría llevar también el de la categoría de ‘Dos Ruedas Motrices’. Un triplete que, de conseguirlo el piloto del Peugeot asistido por RaceSevEn, supondría todo un irónico desenlace, ya que, grupo R2 aparte, significaría la victoria de un privado en los dos certámenes (el FIA y el 2RM) que se deberían llevar las dos únicas marcas presentes con equipo ‘oficial’ en el campeonato. En todo caso, Gorka depende aun de si mismo para darle ‘su título’ a Suzuki, mientras que Opel se podrá consolar, en lo que a títulos se refiere, con los entorchados Junior y Femenino. En el primer caso, Ángel Paniceres lo tiene ya muy cerca después de otra convincente prestación con el Adam, que le hubiese llevado al podio de los R2 de no ser por la labor de equipo realizada a última hora, penalizando por adelanto el tiempo necesario para que su compañero Vallín tenga todavía una poco menos que residual esperanza de darle la vuelta a la tortilla en Madrid (aunque a 34.5 puntos de Senra, con 35 en juego, y con Peláez 11 por delante necesita más que un milagro). Y en el segundo, Àngela Vilariño ya lo tenía asegurado después de una temporada de aprendizaje en el nacional en la que no ha acabado de estar en los tiempos de cabeza de los R2 pero ha cumplido con el objetivo de la marca, no cometer errores, llevar el coche a la meta y ganar el título reservado a las féminas poco menos que sin oposición, una vez Amalia Vinyes fuera de combate a principio de temporada.

Y si lo de Vallín ‘no pudo ser’, resultando además lo cruel que siempre es tener un problema que te cuesta la victoria cuando la meta está casi a la vista y has dominado todo el rallye como él lo había hecho, tampoco ‘pudo ser’ lo de Mora, sobre cuyo Peugeot azul estaban puestos más ojos si cabe que en el ‘Príncipe’. La nueva sensación astur se había dado a conocer para muchos de los seguidores del nacional el año pasado en los tramos de Llanes a base de lograr cronos ‘imposibles’ con su veterano 205 del Trofeo Auto Colón. Unos registros que nos llevaron a dedicarle al tema uno de los apartados de nuestra crónica del año pasado y sobre cuya comparación con los que pudiese lograr al volante del más moderno 208R2 teníamos especial interés, por aquello de que, a igualdad de piloto, podrían ser muy ilustrativos sobre cual ha sido la real evolución de las prestaciones de los coches de rallyes en los treinta años que han pasado entre el nacimiento de uno y otro modelo de la marca del león. Desafortunadamente para todos, el motor del 208 rendía el alma en la primera especial, quedando en la recta de Nueva-Labra las ilusiones de Mora por hacer otro Llanes espectacular y dejándonos a todos con la duda de hasta donde podía haber llegado esta vez el rapidísimo piloto de Grado.

ÚLTIMO TRAGO A LAS COPAS

Los tres certámenes monomarca del nacional para los que puntuaba el Villa de Llanes, la Mitsubishi EVO CUP, la Copa Suzuki Swift y la Dacia Sandero Rally Cup salieron del oriente asturiano con nombres y apellidos para sus campeones del 2015.

En realidad, la EVO CUP ya había quedado resuelta en el ‘Princesa’ a favor del único piloto que al final ha acabado siguiendo el certamen, Cristian García. Pero no por ello el joven piloto aragonés se lo tomó con calma en Llanes… más bien al contrario. La presencia de Surhayén Pernía al volante otro R4 de RMC suponía un estímulo extra para el sucesor del cántabro en el palmarés de la Beca organizada durante las pasadas tres campañas por Roberto Méndez. El duelo entre ambos era otro de los alicientes del rallye pero, por desgracia, duró poco en lo que a la pelea por un puesto concreto en la general se refiere. Después de un primer asalto favorable a ‘Sura’, que se imponía por algo más de diez segundos en el primer paso por Nueva-Labra, un pinchazo en Arriondas-Carmen le costaba tres minutos al cántabro y acababa con la lucha que ambos debían mantener por la quinta plaza de la general, tras los Porsche de Fuster, Ares y Vallejo, y el R5 de Jonathan.

De todas formas, aunque a distancia en la tabla, los dos seguían ‘pegándose’, y la competencia que suponía tener a Surhayén en carrera acababa traduciéndose en los fantásticos cronos que obtenía Cristian en las tres restantes especiales de la mañana, en las que se mezclaba en la pelea con los cuatro de cabeza para llegar a la asistencia del mediodía en la esperable quinta plaza, pero a sólo medio minuto del líder, Jonathan Pérez, y menos de nueve segundos de Fuster y su Porsche, distancias muy inferiores a las habituales en anteriores citas del campeonato.

Por la tarde era el turno de Pernía para atacar y el de Cristian para sufrir la misma mala fortuna que su compañero de equipo había tenido por la mañana. Un pinchazo en ‘La Tornería’ hundía al aragonés y dejaba vía libre a la remontada del cántabro, quien justo entonces pasaba a ocupar la quinta plaza que acababa de dejar vacante el piloto del otro R4. Desafortunadamente para ‘Sura’, una pieza cedía en el mecanismo de transmisión de su EVO X en la siguiente especial, el cambio quedaba bloqueado en cuarta y, aunque lograba seguir en carrera, podía, a duras penas, completar el rallye, cayendo finalmente hasta la séptima posición, por detrás del otro cántabro que le acompañaba en nuestro repaso a las novedades que ofrecía el rallye llanisco, Dani Peña. La actuación del piloto de ‘Auto Gomas’ volvía a ser tan sensacional como nos tiene acostumbrados cada vez que compite en estos tramos y la mecánica le respeta. Con el DS3 R3T funcionando como un reloj, Peña seguía de cerca durante todo el rallye a Antxústegui y, aun con la salvedad del curioso caso (ya comentado en el ‘Princesa’ a propósito de los R2) de que se pueda puntuar para la Copa FIA pese a usar gomas ‘no FIA’, ganaba con claridad esta clasificación, cuya segunda plaza ocupaba Fran Cima. El ovetense concluía décimo de la general scratch con el Clio R3T después de remontar por la tarde para acabar ganando a los R2, lo que se le había complicado por la mañana con un susto en una zona rápida de Arriondas-Carmen que casi le cuesta bastante más que el tiempo perdido y la llanta y pinza de freno tocadas en el lance.

Siguiendo con los monomarcas, el que si que se decidía definitivamente en Llanes era el de Suzuki, cuya cita final debía ser Cantabria y ahora a ver donde será. Sea como fuere, Adrián Díaz llegaba a la penúltima prueba del certamen con una buena ventaja a su favor y acababa de rematar la faena con un rallye a la vez rápido e inteligente, sumando los puntos necesarios para asegurarse el título al terminar segundo y marcar un par de scratchs. Por delante del lucense concluía nuestra personal apuesta para ganador en este rallye, Efrén Llarena. Un año después de su estreno en esta misma prueba, el joven de Espinosa de los Monteros, que ya se había subido al podio en el ‘Princesa’, no daba opción a nadie en Llanes, ganando siete de los nueve tramos disputados para acabar imponiéndose con once segundos de ventaja sobre el ya campeón Adrián Díaz, que no levantaba nunca el pie, lo que da aun mayor valor al triunfo de Efrén, un piloto al que habrá que seguir de cerca en el futuro vista su progresión en la apenas algo más de una campaña que lleva en el nacional.

Bastantes años más lleva en el campeonato el piloto que se proclamaba campeón del monomarca que, en teoría, debía estar dedicado precisamente a los pilotos más noveles. Me refiero, claro está, al experto Alberto Monarri, incontestable dominador de la Sandero Rally Cup 2015. Después del paréntesis que supuso su presencia en el ‘Princesa’ al volante de un Clio R3T, Monarri volvía al volante del modelo ‘low cost’ de Dacia y sumaba otra clara victoria con la que dejar definitivamente sellado el título a su favor. Por detrás del madrileño volvía a estar el verdadero interés y sentido de esta copa, el de foguear a pilotos jóvenes y con escasa experiencia en el nacional de rallyes. Entre ellos se imponía el gallego Bouza (que ya había dado muestras de su rapidez en Ferrol pero había quedado casi inédito en el ‘Príncipe’) por delante del ganador entonces, en ausencia de Monarri, el levantino Gómez. Entre ellos, y gente como nuestro ‘Pelayín’ (que volvía a probar fortuna y esta vez si llegaba a la meta, aunque fuese a costa de forzar menos el ritmo), como el catalán Durán o, incluso, como Jonathan Alvarez, que se animaba a emular a Toni Alarcón, su predecesor el año pasado en esto de pasar de un rabioso CM a un mucho más tranquilo Dacia, debería haber estado en realidad la pelea por el título de una copa que ha acabado saliendo delante de un modo cuando menos extraño pero que, bien llevada y promocionada como se debe, puede ser un asequible primer escalón para los que quieran iniciarse en el mundo de los rallyes.

SEGUNDA DE JONATHAN PÉREZ EN EL CAMPEONATO DE ASTURIAS

Capítulo aparte merecen los pilotos del regional, que en Llanes se volvían a medir a los del nacional en otra prueba valedera para ambos certámenes. Una circunstancia que, inevitablemente, siempre acaba por diluir un tanto el rallye del Campeonato de Asturias, cuyas primeras cinco posiciones acabarían copando, como era previsible, pilotos astures incluidos en la lista del Campeonato de España. Entre ellos, el ganador era Jonathan Pérez, que sumaba de este modo su segunda victoria consecutiva en el certamen. Un triunfo que, unido al temprano abandono de su líder destacado, Óscar Palacio, tal vez podría animarle a intentar un postrero asalto a un título que, de todas formas, sigue estando muy favorable para el piloto de Pola de Siero, al que le faltan sólo 15 puntos (equivalentes a un quinto lugar o dos decimoterceros en las dos citas que faltan) para ponerse fuera del alcance de ‘Yoni’ aunque este se imponga en Montaña Central y Cangas de Narcea.

El podio del certamen asturiano en Llanes lo completaban otros dos participantes en el rallye del Campeonato de España, Fran Cima, sobre cuya actuación ya hemos hablado algo más arriba, y Daniel Alonso, que no empezaba mal con el Fiesta R5 pero acababa yendo a menos por la tarde, sin acabar de cogerle el gusto al nuevo Ford de rallyes, muy diferente al Sierra con el que compite actualmente en el nacional de históricos. Cuarto era Ángel Paniceres, al darse el curioso caso de que la penalización en el último control del nacional no tenía aplicación en la clasificación asturiana, y el quinto lugar ya era para el primero de los participantes en el apartado estrictamente regional, el local Freddy Tamés. Después de la mala fortuna en el ‘Princesa’ con su nuevo 206, el llanisco volvía a volar en los tramos de casa al volante de su fiel y veterano 205 rosa, logrando cronos que, además de llevarle a una clara victoria entre el nutrido y entusiasta grupo de participantes en el Trofeo Auto Colón, le hubiesen situado en la pelea por el podio de los R2 ‘nacionales’, en otra nueva prueba de eso que ya comentábamos en el reportaje de este rallye el año pasado sobre la ‘evolución’ de los coches de rallyes en los últimos treinta años. Tres décadas en las que el exponencial aumento en costes no ha estado realmente acompañado de similar mejora en las prestaciones.

A menos de un minuto de Freddy concluía ‘Chemari’ Castro, que también tenía esta vez mejor fortuna que en la anterior cita del certamen, cuando un palier había dejado fuera a su vistoso 106 verde fosforito a las primeras de cambio. En esta ocasión, el rápido ‘kit car estrecho’ resistía sin problemas, permitiendo a su piloto sumar unos puntos, los del sexto puesto a efectos del certamen regional, que le mantienen en la segunda posición de la general del Campeonato de Asturias.

Otros dos Peugeot 205 del Trofeo Auto Colón, los pilotados por Diego Palacios y Julio Sánchez, luchaban por la siguiente plaza, la tercera entre los participantes de la lista regional, que acabaría siendo la séptima en la clasificación del Campeonato de Asturias. El piloto procedente de la regularidad, Diego, que cada vez va más deprisa en velocidad, llegaba con ventaja al último bucle, pero un toque en la segunda pasada por Gamoneu le dejaba fuera de carrera y decantaba la pelea a favor del local Julio, que completaba otro excelente rallye de casa con la segunda plaza entre los ‘coloneros’. El podio del certamen patrocinado por la popular sidrería llanisca lo completaba un piloto del otro lado de la región, Santiago Fernández, con el tercer Peugeot 205 que se metía en el ‘top ten’ de la general del Campeonato de Asturias.

FIN DE FIESTA EN MADRID

Si algo bueno tiene que el campeonato de España haya quedado decidido en Llanes es que la cita final, en Madrid, no tendrá relevancia alguna para su resolución, pasando casi a ser lo que llevamos años pidiendo que realmente sea, un fin de fiesta sin puntos en juego que sirva como plataforma publicitaria de la especialidad en la capital. Un rallyshow en el Jarama, al estilo del que cada año se hace en Monza, es lo que nos gustaría que fuese el rallye madrileño, demasiado atípico con su alto kilometraje de tramos en la pista de la carretera de Burgos y sus habituales problemas con los ‘de verdad’ que se hacen (o se intentan hacer) en la cercana sierra. Pero, en realidad, si será una nueva cita puntuable, aunque queda por ver cuantos de los pocos que realmente han seguido el certamen se animan a hacerlo también en la capital, con los presupuestos ya en las últimas y poco o nada en juego, más allá de la honrilla y de aprovechar eso que en baloncesto llaman los ‘minutos de la basura’ (los últimos de un partido ya decidido) para anotar unas cuantas canastas más con las que mejorar la estadística particular. En todo caso, una victoria es siempre una victoria y, como suelo decirles muchas veces a mis clientes, de ganar una carrera en todo el año, mejor que sea la última, del ganador de la primera pocos se acuerdan cuando acaba la temporada. Así que, aunque valga para poco, aun queda un rallye para cerrar otra temporada en la que el nacional de asfalto ha seguido en su línea de ‘resistir’ sin demasiados alicientes y con escasas expectativas de que las cosas vayan a ir mejor en un futuro más o menos cercano.

CLASIFICACIONES RALLYE VILLA DE LLANES

CTO. ESPAÑA

Pos.

Piloto/Copiloto/Coche

Tiempo

1

Vallejo-Vallejo (Porsche)

1:37:36.3

2

Pérez-Rúa (Ford)

a 0:08.1

3

Fuster-Aviñó (Porsche)

a 0:26.5

4

Ares-Bañobre (Porsche)

a 0:27.1

5

Antxústegui-Uresti(Suzuki)

a 5:19.9

Clasificación completa (fichero PDF)

Cto.ASTURIAS

Pos.

Piloto/Copiloto/Coche

Tiempo

1

Pérez-Rúa (Ford)

1:37:44.4

2

Cima-López (Renault)

a 7:33.2

3

Alonso-Belzunces (Ford)

a 8:32.1

4

Paniceres-Alvarez (Opel)

a 9:13.3

5

Tamés-Suárez (Peugeot)

a 10:04.3

Clasificación completa (fichero PDF)

Tiempos de los tramos: www.masrallye.es (Cto.España) - (Cto. Asturias)

CLASIFICACIONES GENERALES

CTO. ESPAÑA

Pos.

Piloto

Puntos

1

MIGUEL FUSTER

263.5

2

IVÁN ARES

246.5

3

SERGIO VALLEJO

202

4

CHRISTIAN GARCÍA

175.5

5

PEDRO BURGO

147.5

CTO. ASTURIAS

Pos.

Piloto

Puntos

1

ÓSCAR PALACIO

85

2

JOSE MARÍA CASTRO

63

3

CÉSAR PALACIO

62

4

FREDDY TAMÉS

52

5

JONATHAN PÉREZ

50

POSTALES

¿Te ha gustado este reportaje? ¡Compártelo! ->