Cuando a primera hora de la tarde del viernes enfilábamos la calle que da acceso al polideportivo de Llanes, sede un año más de las verificaciones técnicas, la sensación de ‘deja vu’ era notable: la imagen era ‘la de siempre’, la de tantos y tantos Llanes de estos últimos diez años: esa cola de ‘coches con pegatinas’ esperando ante la puerta de la instalación deportiva, con sus pilotos charlando relajadamente, apoyados en las carrocerías, y con los aficionados rodeándolos y sacándoles fotos. Una sensación de esas que te hace pensar en que el tiempo no pasa… o pasa demasiado deprisa, depende de cómo lo mires. Porque, nueve años después, la imagen era la misma, diferentes coches aparte, que la del primer Llanes cubierto para esta web, allá por el 2003, el año del ‘purgatorio’ para la prueba del oriente asturiano en aquellas dos temporadas en la que, con tres pruebas nacionales en Asturias, cada vez le tocaba ‘bajar a segunda’ a una de ellas.  

Otra ‘tradición’ del rallye llanisco es la presencia en su lista de inscritos de pilotos y/o coches no habituales el resto del año. Una tradición que se respetaba también este año con varias novedades en una lista de inscritos en la que, como ya viene siendo costumbre en todos los rallyes nacionales de estos últimos años, los numerosos Swift de la copa Suzuki y la treintena de participantes en el rallye ‘regional’ lograban ‘maquillar el resultado’ en lo que respecta a participantes en una prueba de Campeonato de España, llegando cerca de los setenta. El repaso a dichas novedades, que íbamos ‘tuiteando’ a través de TVMotor, era nuestro primer foco de atención una vez dentro del pabellón de deportes. Allí estaba el interesante Opel Corsa OPC, ya visto en los rallyes gallegos pero que en esta ocasión estrenaba ‘tripulación’, con Esteban Vallín al timón en su esperado retorno a los rallyes, y el debutante Juan Ramón González ejerciendo de ‘navegante’. El ‘finlandés de Colunga’ hacía una pausa en su programa ‘circuitero’ y volvía a los tramos con la incógnita de saber hasta donde podría llevar al Corsa ‘superserie’, alegando que estaba ‘bastante oxidado’ cuando le decíamos que ganar a los Suzuki debería ser más que posible en vista de los cronos marcados por el coche en su debut en los tramos gallegos.  

Poco más allá nos encontrábamos la siguiente novedad, en este caso con piloto ya habitual este año, Alberto Monarri, pero coche nuevo, un inmaculado Subaru Impreza del que el madrileño nos decía que iba camino de  ser un R4, contando ya con cambio secuencial pero aun sin todas las evoluciones posibles en la categoría. Un coche, en todo caso, con el que volver a tratar de ‘respirar’ el aire de las alturas de la tabla, algo que obviamente no es posible con los coches ‘coperos’ a los que Monarri ha tenido que ‘reciclarse’ estos dos últimos años. Dos años en los que José Antonio Suárez ha estado ‘por el mundo’ con su programa en la WRC Academy, aunque sin olvidar nunca del todo sus raíces con esporádicas apariciones en el nacional, casi siempre poco afortunadas, de las que esperaba resarcirse en Llanes en lo que era algo así como un ‘retorno a los orígenes’ ya que se ponía al volante del Citroen C2 con el que debutó en rallyes en aquel Tineo 2009 que parece ya tan lejano. El coche, pasado a especificaciones R2, servía al joven praviano, según nos comentaba con su habitual buen humor, para saber bien de cerca lo duro que es eso de preparar un rallye trabajando día y noche hasta el último momento con el único objetivo de terminar todo a tiempo para poder tomar la salida. Una labor ingrata pero satisfactoria cuando ves el coche completado y listo para iniciar el rallye como era el caso.

Mientras habíamos estado charlando con unos otros habían ido pasando bajo el atento ojo de los verificadores el resto de coches del nacional, con el Skoda de Hevia, los Porsches de Fuster, Vallejo y Pons, y los EVO X R4 de Jonathan Pérez y Víctor Senra como teóricos aspirantes a las plazas de podio. A casi todos ellos los veríamos unas horas después, ya bajo la lluvia, cuando la noche caía sobre Llanes y los participantes descendían por la rampa de salida en esa ceremonia protocolaria que será muy publicitaria pero, seamos sinceros, es mortalmente aburrida. Y digo ‘casi todos’ porque de ese sexteto de posibles favoritos que acabo de nombrar faltaban dos, los Mitsubishi, que estaban en la asistencia en pleno proceso de sustitución de sus cajas de cambios secuenciales por las más fiables ‘en H’, tras detectarse algún que otro problema de esos que vale más revisar con calma en la base en vez de arriesgarse a sufrirlo en los tramos.

La fina pero pertinaz lluvia que nos acompañaba durante casi toda la larga y monótona ceremonia cesaba apenas unos minutos después de acabada la misma, como avisando ya las nubes del estado de ánimo ‘caprichoso’ que mostrarían de nuevo a lo largo de la jornada del sábado. Una lluvia, en todo caso, que podía ser ‘maná caído del cielo’ para Hevia y el Fabia S2000, algo que le comentábamos al piloto cuando nos lo encontrábamos apenas terminada la ceremonia, y a lo que respondía con cautela ya que, por un lado, evidentemente le beneficiaba que los tramos ya se hubiesen mojado pero también tenía claro que en esas condiciones siempre es más fácil cometer un error, por lo que su planteamiento para el bucle inicial, en el que tampoco era descartable la presencia de la niebla, iba a ser prudente antes de ‘lanzarse al ataque’ en las segundas pasadas, una vez visto como estaba realmente el terreno.

Un plan que Hevia cumplía al pie de la letra en los dos bucles que se disputaban en una mañana de sábado, en la que, a primera hora, las nubes se agolpaban junto a las cumbres del Cuera y cubrían las laderas y la cima del Fito pero no se decidían a descargar sobre el asfalto, cuyas humedades tras la lluviosa víspera se iban incluso disipando a medida que pasaban las horas y hasta lucían unos tímidos rayos de sol. Pero aun sin la aparición de la lluvia, Berti sólo cedía nueve décimas ante un muy decidido Vallejo en el primer paso por Nueva-Labra, inauguraba su casillero de scratchs en Arriondas-Carmen para situarse ya en cabeza… y, tal y como nos había anticipado la víspera, atacaba en el segundo bucle, marcando dos scratchs de esos que dejan las cosas claras: 17.6 sobre Vallejo en la repetición de Nueva-Labra, 18.2 en la del Fito. Más de medio minuto de diferencia que, unido a los casi seis segundos de renta del bucle inicial, ya le situaban con claridad al frente de la tabla, con 41 segundos de ventaja… que acababan convirtiéndose en 51 al penalizar 10 segundos Vallejo por tener que pararse en el enlace a reparar un pinchazo lento que, por fortuna (o quien sabe si recordando los consejos que ‘Cañita Brava’ le había dado en el programa radiofónico ‘En boxes’ de nuestros amigos gallegos Chapi y compañía), detectaba antes del inicio del tramo y no durante el mismo.  

Ya por encima del minuto era la distancia de Hevia sobre el tercer clasificado, un Miguel Fuster que también estaba siguiendo al pie de la letra el plan previsto. El de Benidorm tenía, una vez más, las cosas muy claras: su rallye era acabar, sin arriesgar más de lo necesario y esperando acontecimientos. Si acaso, para no ceder demasiados puntos, debería ‘cuidarse’ de Xevi Pons y de los R4, a los batía en el primer tramo … ¡y dejaban de ser un problema en el segundo! Víctor Senra, que había sido cuarto en Nueva-Labra, tenía que abandonar en Arriondas-Carmen al romper el eje de la ‘transfer’, y Jonathan Pérez, tras ser quinto en la primera especial, salía decidido a por un mejor crono en la segunda (ese Fito que conoce muy bien) llegaba algo ‘colado’ a una frenada y no le quedaba más remedio que ‘tirar de carraca’ para evitar el golpe frontal, saliendo de lado y dañando irreparablemente las dos llantas del lado derecho. En apenas unos minutos, los dos EVO X más competitivos estaban fuera de combate y, además, el incidente de ‘Yoni’ obligaba a una ‘neutralización parcial’ que perjudicaba especialmente al otro posible ‘incordio’ para Fuster, el Porsche de Xevi Pons, al que se asignaba el crono de los Pais, un tiempo casi un minuto superior al del alicantino que, unido a la docena de segundos que ya le habían caído a Xevi respecto a Miguel en el primer tramo, abría ya entre los dos un hueco poco menos que insuperable para el catalán… sobre todo porque ni él está aun cien por cien a gusto con el GT ni, sobre todo, su coche está al nivel de evolución de los de sus rivales, notándose claramente como los 911 GT3 han ido mejorando desde aquella primera unidad de Nupel que ahora es la base para el vistoso Porsche de ACSM.

Por detrás del cuarteto de cabeza formado por el Skoda Súper 2000 en fuga ante los tres Porsche, se abría otro importante hueco cuando Vinyes demostraba que ‘es humano’ y cometía un error al verse sorprendido por las humedades en una frenada bajando el Fito, golpeando con dureza contra el talud y sufriendo su primer abandono del año cuando ya iba camino de completar otro de esos rallyes ‘imposibles’ con el S1600. La retirada del Swift dejaba muy abierta la pelea por la quinta plaza, que se disputaba un aguerrido segundo pelotón formado por el EVO X de Marbán, el Polo proto de Mantecón y el Subaru de Monarri, a los que sólo separaban 1.7 segundos cuando se llegaba a mitad de rallye. Una diferencia mínima que auguraba interesante pelea para la tarde. En esa lucha también había estado el DS3 de Ojeda, hasta que un pinchazo en el último tramo de la mañana hacía esfumarse la oportunidad para el cántabro de ponerse al frente de los ‘dos ruedas motrices’ tras el abandono de Vinyes, pasando la primera plaza de los ‘delanteras’ al otro Suzuki, pilotado por Atxústegui.

A todo esto, ya iba medio rallye y los coches llegaban al reagrupamiento del mediodía, frente a la playa del Sablón donde, si mirabas hacía el mar, el cielo estaba azul y asomaba el sol, pero si mirabas hacia la montaña las nubes también se ‘reagrupaban’, en su caso sobre las cimas de la sierra dispuestas a hacer bueno el pronóstico del 50% de posibilidades de lluvia previsto para la jornada del sábado. De hecho, un primer, breve pero intenso chaparrón caía apenas unos minutos después, justo cuando acabábamos de charlar con algunos de los protagonistas del rallye regional, entre los que el lógico favorito, el Subaru WRC de ‘Tano’, llegaba ocupando la quinta plaza y con el susto que piloto y copiloto se habían llevado al ver como unas preocupantes llamaradas salían de la rueda delantera derecha, provocadas por la rotura de una pinza de freno que dejaba escapar el líquido sobre los calientes discos.

El chaparrón se iba como había llegado, de repente, y tras la larga pausa del mediodía se iniciaba el primer bucle de la tarde con esa sensación de que ‘todo el pescado estaba ya vendido’, en lo que respecta a la lucha por la victoria, que hacía aun más llamativo el vuelco en la general que se producía de inmediato. Bajando La Tornería, Hevia, que había partido dispuesto a no dejar que los Porsche se le acercasen sobre el piso seco de los más rápidos tramos de la tarde, llegaba muy fuerte a la frenada de una derecha que estaba más sucia de lo previsto a causa del accidente entre los coches de dos espectadores ocurrido apenas unos minutos antes, y el resultado era un inesperado ‘resbalón’ que dejaba al Fabia S2000 ‘enganchado’ en el borde del ‘quitamiedos’, a medio camino del desastre total que hubiese supuesto caer por el talud, y el desastre parcial que suponía el interminable minuto que transcurría hasta que, con la ayuda de unos pocos espectadores, lograba reemprender la marcha. El liderato cambiaba de manos y Vallejo, que marcaba el scratch y repetía en Valle Oscuro, llegaba de vuelta a Llanes con casi medio minuto de ventaja cuando sólo restaba el bucle final, repetición de los mismos tramos, y en el que, si nada raro pasaba, todo estaba ahora a su favor para lograr una victoria que hacía apenas una hora parecía muy lejos.

Para Hevia la situación era justamente la opuesta, un rallye que parecía en su mano y que, además, necesitaba ganar para seguir teniendo algunas opciones más reales que matemáticas de luchar por el título, se les estaba escapando de un modo que parecía irremediable. Había que intentar el todo por el todo en la repetición de La Tornería y Valle Oscuru, así que, con la información que le llegaba desde las cunetas de ambos tramos, donde en esos momentos no llovía, Berti optaba por los slicks, eligiendo los de compuesto duro para evitar tener los problemas de degradación que había sufrido al final del bucle anterior. La apuesta era de esas complicadas, porque está claro que en seco batir a los Porsche es casi siempre una quimera… pero a la hora de tomar la decisión no llovía por lo que montar agua podía significar no sólo no tener alguna opción de remontar el tiempo perdido ante Vallejo sino, también, verse superado por Fuster, que seguía ‘a lo suyo’, tercero y sin perder demasiado el contacto con el dúo de cabeza, a menos de 8 segundos de Berti y a poco más de medio minuto de Vallejo, dispuesto a aprovechar la más mínima oportunidad para ‘pescar en río revuelto’.

En La Tornería, el desenfrenado ritmo de Hevia con el Skoda le permitía ganar tanto a los Porsches (que montaban gomas con más dibujo), recortándole siete segundos a Vallejo y aumentando en nueve la diferencia con Fuster, como a las nubes, que llegaban poco después y empezaban ya a descargar con fuerza sobre la zona. Se trataba, por tanto, de eso que las viejas batallas entre griegos y romanos dejaron para la historia como una victoria pírrica, aquella lograda por el general heleno Pirro en la que sus bajas fueron tan cuantiosas como para convertir el triunfo en inútil y en garantía de derrota posterior. Con la lluvia siendo ya intensa también sobre el trazado de Valle Oscuro, que se encharcaba en un abrir y cerrar de ojos, las opciones de Hevia al volante de su Fabia calzado con slicks eran nulas ante los Porsche y sus gomas rayadas, por mucho que el Súper 2000 tenga tracción total y los GT sólo transmitan la potencia al suelo a través del eje trasero. Y es que el Skoda con sus gomas lisas era, en esos momentos, la viva imagen de aquel anuncio de neumáticos en el que se veía a Carl Lewis preparado para tomar la salida de los cien metros lisos calzado con unos vistosos zapatos rojos de tacón de aguja. Por mucha musculatura que tuviese el atleta de aquella publicidad de nada le iba a servir si apenas iba a poder impulsarse sobre el flexible tartán subido a esos tacones y, del mismo modo, resultaba inútil la tracción total del Fabia, que no ‘hacía pie’ sobre el empapado asfalto con unas gomas que, además, al ser de las duras tampoco cogían temperatura. El resultado era un auténtico calvario de tramo para Hevia, al que doblaba incluso el EVO de Marbán, que había optado por las gomas para lluvia como opción más segura para completar el rallye sin sobresaltos. En cambio, para Vallejo los 25.43 kilómetros de Valle Oscuru se convertían en una gran oportunidad que no podía desaprovechar. El de Meira se tiraba con decisión y no dejaba escapar la ocasión, marcando un scratch espectacular que certificaba esa victoria que este año parecía que no iba a llegar nunca y que, finalmente, acababa consiguiendo en lucha contra un S2000 sobre piso mojado, justo donde menos se podía esperar. Y es que en los rallyes no siempre dos y dos son cuatro, a veces, por fortuna, no sólo la teoría o las matemáticas deciden sino que, también, influyen otros factores como los que acabaron por darle la vuelta a un rallye de Llanes que al mediodía parecía resuelto a favor de Hevia y que, finalmente, se acabó llevando Vallejo… con el asturiano, además, cayendo hasta la tercera plaza por detrás de Fuster, que terminaba ‘pescando’ con esa caña que llevaba todo el día bien tirada esperando a cobrar alguna que otra pieza.

El tan emocionante como inesperado desenlace dejaba aun más en segundo plano de lo que estaban el resto de luchas que se dilucidaban por detrás. Ajeno a ellas terminaba Xevi Pons en la cuarta plaza, por delante de ese segundo pelotón que tan apretado había llegado a la asistencia del mediodía y en el que se imponía finalmente Mantecón que, bien guiado en los tramos de casa por el local Noriega, completaba su mejor rallye hasta la fecha con el Polo ‘proto’. El negro VW terminaba apenas tres segundos por delante del blanco Subaru de Monarri, que tenía un rallye bastante ‘animado’ con el Impreza, con alguna que otra mala elección de gomas y hasta un par de ‘visitas al verde’, pero seguía atacando hasta el final para terminar sexto. Séptimo era Marbán, que no podía mantener por la tarde la quinta plaza que ocupaba a mitad de rallye, pero cumplía su objetivo de consolidar el liderato en la EVO CUP, en la que el abandono de Senra le dejaba poco menos que vía libre. Octavo era otro Mitsubishi, el de los hermanos Pais, que también sumaban puntos importantes, en su caso para el título de grupo N, clasificación cuyo liderato se les había escapado brevemente tras el abandono del Príncipe.

Completaban los diez primeros el Swift S1600 de Antxústegui, primer dos ruedas motrices por delante del DS3 R3 de Ojeda y el Fiesta R2 de Pernía, y el Porsche de Oscar Palacio, que corría más pensando en acabar y sumar el máximo de puntos de cara al campeonato de Asturias, en cuya clasificación sólo le superaba Hevia, que en intentar el imposible que es, para un piloto de su escasa experiencia en rallyes, medirse de tú a tú con los habituales del nacional por mucho Porsche que lleves entre manos.

A continuación acababa el Subaru del cántabro Polidura, un año más fiel a su cita con Llanes, y el Corsa OPC con el que Vallín demostraba no estar tan oxidado como él pensaba. Esteban daba cuenta de todos los Suzuki de la copa para imponerse en la categoría Nacional 3 demostrando tanto lo que ya sabemos, que es un auténtico ‘crack’, como la que ya intuíamos, que el Opel ‘superserie’ es un coche de lo más interesante. Por detrás suyo acababa el primer Swift, de nuevo el del ya en absoluto sorprendente Marcos Rodríguez, que está completando una temporada sensacional y que en esta ocasión se imponía por delante de Víctor Pérez, de nuevo en el podio, y de Adrián Díaz, que recortaba algunos puntos en la general del monomarca de Suzuki a su líder, Pablo Pazó, quinto tras haber llegado a la asistencia del mediodía con la rueda trasera izquierda en ‘extraño’ ángulo después de un toque.

En el rallye regional, la tarde se convertía en todo un festival de Aquilino Sánchez, que superaba a Xabel Solís, líder al mediodía, para terminar nada menos que tercero a efectos del campeonato de Asturias, sólo por detrás de Berti y Oscar y justo por delante de Vallín. Para el llanisco era además la victoria en la Auto Colón, cuyo balance era un auténtico ‘parte de guerra’, con 13 equipos en la salida, sólo 3 en la llegada y el susto que supuso el fuerte accidente de los hermanos Bada, que se saldó con una pierna rota para el piloto, Pedro, al que deseamos una pronta recuperación.

Precisamente recopilando las aventuras y desventuras de los ‘coloneros’ terminaba nuestra larga jornada del sábado tras otro rallye en la villa del oriente asturiano que, definitivamente, acababa recordándonos a muchos otros vividos por aquellos lares a lo largo de los años, con la lluvia intermitente y la incertidumbre en cuanto a que gomas montar como claves en el resultado final. Por no faltar, no faltaba ni el magnífico día de sol el domingo, algo ya también poco menos que clásico tras cada sábado lluvioso de rallye en Llanes, donde el tiempo no sabe uno muy bien si es que se detiene o pasa demasiado deprisa cada vez que acudimos y por eso nos hace sentir como si lo que estamos viviendo de nuevo ya hubiese ocurrido anteriormente o, simplemente, acabase de pasar. Así que, dentro nada, seguro que ya estaremos otra vez viendo esa cola de coches esperando para entrar a verificar y pensando ¿esto ya lo viví o es que ya pasó otro año?