LA RUTA DE ORIENTE

Con el final del verano, el Gran Circo de la Fórmula 1 dejó atrás la ‘vieja Europa’ para emprender camino hacia Oriente y disputar tres carreras en cuatro semanas. Tres escenarios, Malasia, Singapur y Japón, tan dispares, tanto por pista como por ambiente, como diferente acabó resultando el desarrollo de sus tres Grandes Premios. Porque, más allá de que, finalmente, sólo la inesperada rotura de motor sufrida por el monoplaza de Hamilton en la segunda de ellas haya evitado un nuevo trío de victorias para el equipo Mercedes, ganador con Rosberg de las otras dos, las carreras de Marina Bay, Sepang y Suzuka han ofrecido un buen número de variaciones y de alternativas.

La ruta por Oriente de la F1: de las calles iluminadas por los focos en Singapur...

...a los amplios confines bajo el sol abrasador en Sepang...

...y al clásico escenario de Suzuka y su famosa noria

Eso si, a nivel cromático el plateado de los ya campeones de constructores por tercer año consecutivo, sólo ha tenido como contraste el azul oscuro de Red Bull, ocupando los pilotos de ambas formaciones todos los puestos de podio del periplo asiático del mundial. Para el resto, encabezados por los Ferrari, cada vez más condenados a la tercera plaza en la jerarquía de este año, apenas si han quedado las migajas de un pastel en el que el tamaño de los pedazos que se reparten está cada vez más definido. El de la ‘Scuderia’ es el tercero más grande, lo que para los italianos sabe a muy poco cuando estaban convencidos de que el segundo sería suyo y ¿quién sabe? igual hasta podían aspirar al primero. Pero, ahora mismo, los pilotos de los monoplazas rojos lo tienen complicado para subir al podio y hasta cuando su ritmo daría para ello, como ocurrió en Suzuka, se están teniendo que conformar ya demasiadas veces con ser cuarto, quinto o sexto, plaza que marca el límite entre los ‘tres grandes’ y un segundo pelotón cada vez más distanciado del primero.

Porque, las cosas como son, hace tiempo que para los demás cualquier puesto entre los seis primeros sabe a victoria, como el quinto de Bottas para Williams y el sexto de Pérez para Force India en Malasia. Salvo fallos humanos o problemas mecánicos en los Mercedes, los Red Bull y los Ferrari, las seis primeras posiciones de cada carrera tienen dueño y a los pilotos de los otros ocho equipos les queda como máximo objetivo acabar séptimo. Logro alcanzado por Alonso para McLaren en Singapur y repetido en Sepang, en el primer caso siendo su turno de ser ‘el primero del resto’, en el segundo con el mérito de remontar desde el fondo de la parrilla. Dos rayos de esperanza para el español y su equipo que se apagaron en la carrera de casa para Honda, la de Suzuka, con una prestación de nuevo al nivel de las del año pasado y la mayoría de este año, lejos de cualquier opción a terminar siquiera en los puntos. Unos puntos que son cada vez más difíciles de conseguir para Toro Rosso (novenos en Sepang con Kvyatt… y para de contar), que apenas logra arañar Renault (dos décimos puestos para Magnussen y Palmer, en Singapur y Malasia respectivamente), a los que hace tiempo que no llegan los Haas (sorprendentemente rápidos para llegar a la Q3 de Japón pero nada más) y que son una utopía para los Sauber y los Manor. Por todo ello, no es de extrañar que en nuestro resumen de las tres carreras que os proponemos a continuación apenas si se nombre más que a los pilotos de los tres equipos que han monopolizado las primeras posiciones de tres Grandes Premios que, cada uno a su estilo, aun así nos han dejado momentos muy interesantes.

EL MÓNACO DEL SIGLO XXI

Rosberg lideró de principio a fin en Singapur...

...pero Ricciardo estuvo de cerca de alcanzarle

Inicio en Marina Bay, los cuatro primeros acabaron en igual orden, por detrás hubo sus más y sus menos tras la accidentada salida

Los tiempos cambian y lo que hace unos años era, primero, poco menos que impensable y, después, toda una novedad, ahora ya va camino de convertirse en un clásico. Eso es lo que está ocurriendo con la carrera nocturna de Singapur, un escenario que sigue pareciendo recién sacado de una película de ciencia ficción pero hace tiempo que es toda una realidad, hasta el punto de empezar a ser considerado algo así como el ‘otro Mónaco’… y no sólo por tratarse de un circuito urbano si no, sobre todo, porque se está convirtiendo en cita cada vez más obligada si eres alguien en cualquier faceta del deporte, el espectáculo, los negocios o lo que sea. El de Marina Bay es ya otro Gran Premio lleno de ‘glamour’, aunque sea de un estilo muy diferente al habitualmente asociado a la carrera monegasca. Lógico, por otra parte, dada la distancia kilométrica y cultural entre la Costa Azul y el sudeste asiático.

A nivel deportivo, y más allá de que uno se dispute de día y otro de noche, las distancias ya son menores por tratarse en ambos casos de recorridos eminentemente urbanos, con la pista rodeada de guardarailes y muros contra los que se paga caro cualquier error, y donde es más que complicado adelantar. De hecho, rebasar al que te precede es prácticamente imposible en Mónaco, mientras que resulta un poco menos inviable en Singapur, aunque no por ello deja de ser mucho más complicado que en cualquier otro escenario del mundial aparte del monegasco. Por ello, clasificar lo más adelante posible el sábado era casi tan clave en la prueba de la ciudad asiática como en la clásica cita mediterránea. Y, por ser también dos circuitos en los que la potencia de los motores no es tan absolutamente relevante, permitiendo que la eficacia de los chasis y hasta las ‘manos’ de los pilotos puedan compensar, en cierto modo, las diferencias de caballos entre unos propulsores y otros, la carrera de Singapur se presentaba además como la gran oportunidad para los Red Bull de completar lo que no pudieron lograr en Monte Carlo a causa de aquel desastroso cambio de neumáticos en el coche de Ricciardo: ganar a los Mercedes en un duelo directo.

Pero las expectativas del australiano y su equipo no se cumplieron ya el sábado, cuando Rosberg dominó con absoluta claridad la Q3, distanciando al piloto de Red Bull en medio segundo… y lo que resultó aun más sorprendente, batiendo en más de siete décimas a su compañero en Mercedes, Hamilton, inusualmente fallón ya desde el viernes. Un margen tan amplio como nada habitual cuando es el alemán quien está por delante del británico, y más aun en una de esas pistas en las que Lewis suele ser capaz de sacar a relucir ese ‘extra’ que, en esta ocasión, consiguió Nico. Con Verstappen situando el otro Red Bull justo a continuación del segundo Mercedes, mientras los Ferrari tenían sólo a Raikkonen en la quinta plaza, después de que una avería dejase fuera ya en la Q1 a Vettel, condenado a partir desde el fondo del grupo, la carrera quedaba claramente planteada como un duelo entre las ‘flechas plateadas’ que dirige ese atípico tandem que forman Toto Wolf y Niki Lauda, y los monoplazas ‘azul noche’ diseñados por Adrian Newey.

Quedaba, además, la incógnita de la salida, habitual punto flaco este año de los Mercedes, como factor adicional para mezclar aun las cartas y evitar el dominio total del ‘poleman’ típico en esta clase de circuitos. Pero Rosberg arrancaba a la perfección, seguido de Ricciardo y Hamilton, mientras que el único que fallaba en la arrancada, y de que manera, era el Red Bull de Verstpapen, cuya lenta partida, a causa de un embrague que ya venía tocado de Monza, provocaba el efecto dominó de Carlos Sainz teniendo que esquivarlo con su Toro Rosso justo cuando el Force India de Nico Hulkenberg trataba de superarlos a ambos. Sin sitio para todos, el más perjudicado era el alemán, al que golpeaba el monoplaza del español, enviándolo contra el muro y provocando la que sería, después de todo, única intervención del ‘safety car’ en una pista donde no falta nunca su presencia.

El primer Ferrari en la meta de Singapur fue el de Raikkonen, que acabó cuarto

Vettel remontó desde el fondo de la parrilla para concluir en la quinta posición

Pese a su mala salida, Max Verstappen volvió a dar espectáculo para terminar sexto

Superado el escollo de los metros iniciales, Rosberg ya no daba opción, mientras Hamilton seguía sin andar fino y bastante tenía con tratar de acabar tercero mientras sufría con los frenos y era superado por el Ferrari de Raikkonen, calzado con gomas más blandas. Todo parecía poco menos que resuelto hasta que el afán inconformista del británico de Mercedes llevaba a un cambio de estrategia: parar una vez más de lo inicialmente previsto y montar neumáticos superblandos para tratar de atacar al finlandés en la parte final de la prueba. Entonces, todo cambiaba y la carrera se animaba de forma totalmente inesperada. Ferrari, sorprendentemente, optaba por llamar también a boxes a Raikkonen, maniobra condenada al fracaso en cuanto a mantener la posición en pista, y el ritmo de Hamilton, ya tercero, hacía temer a Red Bull por la segunda plaza de Ricciardo. El ‘aussie’ también cambiaba de plan y de gomas, se protegía del inglés con otro juego de superblandos… y, de repente, el claro liderato de Rosberg ya no lo era tanto pese a haber aumentado su ventaja al detenerse una vez más todos sus perseguidores. Con las Pirelli ‘blandas’, más duras que las de sus rivales, y, además, más gastadas, el margen de casi medio minuto con el que contaba el alemán se empezaba a reducir de forma alarmante, al ritmo de hasta tres segundos por vuelta. Una nueva detención ya no era posible si quería seguir primero, así que Nico, también con los frenos de su Mercedes ‘pidiendo la hora’, tenía que seguir en pista y ver si, después de todo, las cuentas le acababan cuadrando y la persecución de Ricciardo no se llegaba a consumar, lo cual no estaba claro del todo dada la velocidad a la que se acercaba el australiano y el tráfico que, tarde o temprano, iba a tener que afrontar el alemán.

Venían entonces unas vueltas en las que, por momentos, volvíamos con la memoria a ‘Mónacos’ del siglo XX en esta versión del XXI que es la pista de Marina Bay respecto a la del Principado mediterráneo. Y la duda era si estaríamos en una reedición de la carrera monegasca del 91, cuando el Williams de Mansell, recién calzado con neumáticos frescos, devoraba a toda velocidad la ventaja acumulada por el McLaren de Senna hasta alcanzarlo para, a continuación, ver impotente como el brasileño contenía todos sus ataques, tapaba cualquier hueco y lograba mantener la primera plaza, o si se trataría de algo más parecido a la del 70, con el Lotus de Rindt echándose encima del Brabham de su piloto constructor a la vez que el veterano ‘Black Jack’ se acercaba un doblado, momento en el que dudaba, se pasaba de frenada en La Rascasse y dejaba la victoria en bandeja de plata a su sorprendido rival, que le superaba en la última curva de la última vuelta.

Pero como, después de todo, ni Singapur es exactamente Mónaco ni la historia tiene porque repetirse siempre, al final, ni una ni otra cosa ocurría. Ricciardo no lograba finalmente dar caza a Rosberg, por lo que este no tenía que llegar a preocuparse de tener que defenderse ante el más que presumible ataque del australiano en busca del adelantamiento que le diese la victoria. Y con la meta a la vista y los doblados justo por delante, el alemán no cometía error alguno, consiguiendo el piloto de Mercedes cruzar bajo la bandera a cuadros apenas unos metros por delante del de RedBull, en un final espectacular pero que casi nos acababa sabiendo a poco ante tales antecedentes históricos.

En todo caso, poco menos que por efecto secundario del cambio de estrategia de Hamilton para tratar de, al menos, terminar en el tercer puesto del podio, el resultado era un desenlace emocionante para una carrera que, por momentos, también había recordado a otros ‘Mónacos’ de esos en los que las posiciones están ya claramente definidas y la dificultad para adelantar hace muy probable que se mantengan inalteradas hasta el final. Así que aunque, en realidad, el único cambio en los puestos de cabeza acabó siendo el ‘adelantamiento virtual’ de Hamilton a Raikkonen por la tercera plaza, la monta de neumáticos más nuevos y más blandos en los monoplazas que rodaban de la segunda a la cuarta posición acabó propiciando unas vueltas finales de lo más entretenidas por mucho que, pese a todo, Rosberg acabase ganando igualmente como parecía ya más que probable desde el primer metro de la carrera.

Un triunfo, además, de esos con valor extra, ya que no sólo le devolvía al alemán el liderato del mundial sino, sobre todo, la iniciativa en una lucha que parecía estar decantándose ya a favor de Hamilton antes de la pausa veraniega. Porque si en Bélgica Lewis casi había salido ganando pese a perder, por aquello de acabar tercero pese aprovechar Spa para pagar las penalizaciones que, inevitablemente, iban a llegarle antes o después, y si en Monza el británico se había mostrado muy superior aunque luego perdiese la carrera por un fallo en la salida, terminando segundo de todas formas, en Singapur no había excusas ni paliativos: el más rápido de principio a fin a lo largo de todo el fin de semana era Nico, dispuesto a demostrar que el campeonato lo iba a pelear hasta la última carrera.

COMO DE LA NOCHE AL DÍA

Hamilton se escapa en cabeza mientras Rosberg trompea, todo parecía a favor del inglés...

...hasta que se rompió el motor de su Mercedes, propiciando el doblete de los Red Bull...

...y permitiendo a Rosberg aumentar su ventaja en el mundial tras acabar tercero

Quince días después, la gira por el extremo Oriente del Gran Circo de la Fórmula 1 continuaba en Malasia. Un escenario que, pese a la cercanía geográfica, no podía ser más diferente, y no sólo por el cambio de horario para la disputa de la carrera, dejando la noche de Singapur para recobrar el habitual horario diurno del mediodía. Pasábamos, además, de los estrechos confines de la pista urbana de Marina Bay, llena de esquinas a noventa grados, a las interminables y anchísimas rectas de Sepang, con la horquilla que la une y el retorcido ‘caracol’ que da inicio a cada vuelta como únicos viraje lentos en un trazado lleno de curvas rápidas y largas. Un recorrido hecho a medida de los motores más potentes… y de los chasis con mejor aerodinámica. En lo primero ya sabemos que los Mercedes son los que marcan la pauta, y en lo segundo los que destacan sobre todo son los Red Bull. Así que, por diferentes razones, el Gran Premio de Malasia, tenía en común con el de Singapur algo más que el tórrido calor y la asfixiante humedad propias de esa zona del mundo. La segunda cita asiática de esta gira de tres por tierras de oriente volvía a plantearse como un presumible duelo entre los monoplazas plateados adornados con los tintes verde turquesa de la petrolera local, Petronas, y los azul oscuro sobre el que destaca un agresivo toro rojo en plena embestida… mientras que los rojos Ferrari parecían condenados a ejercer de nuevo el para ellos siempre decepcionante papel de terceros en discordia.

Una jerarquía que se respetaba por completo en la sesión de clasificación del sábado, aunque a Rosberg le costase lo suyo acabar recuperándose de su fallido primer intento en la Q3 para acabar salvando al menos la segunda plaza mientras Hamilton le devolvía el primer golpe de Singapur con una ‘pole position’ incontestable. Con los dos Mercedes en la primera fila, los dos Red Bull en la segunda (Verstappen por delante de Ricciardo en esta ocasión) y los dos Ferrari en la tercera (con Vettel superando en el último instante a un inspirado Raikkonnen), el Gran Premio del domingo se planteaba exactamente como estaba previsto y, una vez más, su desarrollo y desenlace podía depender mucho de lo que ocurriese en los segundos iniciales de la carrera.

Esta vez ninguno de los ocupantes de las primeras líneas fallaba cuando se apagaban las luces rojas del semáforo, pero el que partía desde la quinta plaza, Vettel, no se conformaba y trataba de hacer con Verstappen en la primera curva lo que el holandés había intentando contra Raikkonen en Spa. El resultado era otra carambola, de nuevo provocaba principalmente por el alemán, que llegaba pasado al primer viraje en su intento de superar al Red Bull de Max… y acababa por impactar contra el Mercedes de Rosberg, que trompeaba y quedaba mirando en dirección contraria mientras todo el grupo le esquivaba a derecha e izquierda, muy al estilo de aquel famoso incidente de la primera vuelta que casi le cuesta el título a Vettel hace unos años en Brasil. El golpe dejaba fuera de combate al Ferrari, hacía perder dos posiciones al Red Bull, que el siempre agresivo Max recuperaba enseguida con dos hachazos espectaculares a Button y Raikkonen, y hundía en el fondo del grupo a Rosberg, condenado a remontar y tratar de limitar los daños ante Hamilton, que se distanciaba al frente de la carrera. Parecía una repetición, con los papeles invertidos, de la situación vivida en Bélgica entre los dos pilotos de Mercedes, con uno encaminándose a una victoria poco menos que sin oposición y el otro teniendo que recuperar todo lo posible para no ceder demasiados puntos.

Pero nada iba a ser como en la carrera de Spa. Para empezar, los Red Bull pronto confirmaban, con su buen ritmo por vuelta, que sus opciones de ser amenaza para los Mercedes en las rápidas curvas de Sepang eran reales. Y, además, aprovechando el ‘coche de seguridad virtual’ provocado por el incidente de la primera curva, habían cambiado la estrategia de Verstappen, lo que dividía las opciones del equipo y creaba un doble frente al que atender para Hamilton y el ‘muro’ de la formación anglo-germana. Por un lado, Lewis, con la misma estrategia que Ricciardo, se mantenía por delante del australiano siempre con un margen que podía considerarse de seguridad. Pero, por el otro, debía tener un ojo en el ritmo de Max, que pasaba a liderar cuando el británico hacía su parada en boxes para montar las gomas duras a falta de 35 vueltas para el final de la carrera. Se planteaba entonces una situación de los más interesante: si Hamilton no se detenía más veces, lo que no era imposible dado que ya había aguantado más de 20 giros con las gomas blandas, su ventaja, una vez Max entrase de nuevo, como era inevitable, podría ser suficiente para llevarle a la meta en cabeza sin verse alcanzado por su rival aunque este acabase con neumáticos más frescos y más adherentes. Si, por el contrario, entraba otra vez, era casi seguro que debería acabar superando en pista al holandés en un sprint final con gomas blandas más nuevas. Y, por otra parte, dado el ritmo al que rodaba, aun podría incluso aumentar la diferencia lo suficiente como para acabar volviendo a pista todavía por delante si alargaba hasta cerca del final esa segunda detención. Este último acababa siendo objetivo ya que, aun con la velocidad del Mercedes siendo superior a la del Red Bull con cualquiera de los compuestos de Pirelli, adelantar en pista al joven Verstappen nunca es tarea fácil, así que mejor sería abrir el hueco suficiente para no perder el liderato aun teniendo que entrar en boxes.

Otro cuarto puesto para Raikkoken, de nuevo el primero de los Ferrari tras el error de Vettel en la primera curva

Bottas fue el primero del resto en la quinta plaza con su Williams

Sergio Pérez también aprovechó la ausencia de un Mercedes y un Ferrari delante para acabar entre los seis mejores con el Force India

En similar dilema al de Lewis (aguantar hasta el final estirando más allá del límite la resistencia de las duras o parar otra vez y montar un juego de blandas para atacar a fondo en las últimas vueltas, como en Singapur) se encontraba también su compañero de equipo, Ricciardo. Y su decidida resistencia ante los ataques de Max cuando este le alcanzaba, equipado su Red Bull con neumáticos más blandos, dejaba claro que Dani tampoco renunciaba a seguir peleando por la victoria o, como mínimo, la segunda plaza.

Se anunciaba, por tanto, otro final apasionante, y estábamos plenamente sumidos en esas elucubraciones sobre si los dos primeros pararían o no, o en que vuelta lo harían si finalmente se decidían a ello, como cada vez empezaba a parecer más probable, cuando, de repente, ocurrió eso que pasaba mucho hace años y casi nunca ahora… ¡un abandono del líder por estrepitosa rotura del motor de su monoplaza! El denso humo y la intensa llamarada que despedía la trasera del Mercedes, acompañados del desesperado “¡¡¡No, no, no!!!” de Hamilton al darse cuenta de la avería, le daban un absolutamente inesperado giro al Gran Premio. ¡Con Lewis fuera, la lucha entre los dos pilotos de Red Bull pasaba a ser por la primera posición! Entonces, aprovechando un breve periodo de ‘virtual safety car’, diría que en Red Bull optaban por aplicar eso de ‘qué corra el aire’ que se decía en los bailes de salón de posguerra cuando una pareja se acercaba más de lo que el exagerado decoro de entonces consideraba oportuno. Los dos monoplazas azules eran llamados a boxes a la vez, y dada la exigua distancia entre ambos en el momento de entrar al ‘pit lane’, estaba claro que el segundo, el de Verstappen, iba a volver a pista unos cuantos metros más lejos del primero, el de Ricciardo, de lo que estaban instantes antes. Y, además, ambos iban a encarar el sprint final de la carrera en las mismas condiciones en cuanto a neumáticos.

Y, en efecto, cuando se relanzaba de nuevo la carrera, había ya ‘más aire’ entre los dos Red Bull. Algo más de dos segundos que Max llegaba a reducir a apenas uno… pero eso era todo lo cerca que, finalmente, llegaba a volver a estar el holandés, que tiraba la toalla en los giros finales y se conformaba con escoltar hasta la línea de meta a su compañero australiano. Para Dani llegaba, por fin, esa victoria que ya tenía que haber sido suya este año en España y en Mónaco, perdida en ambos casos por causas ajenas a su magnífico pilotaje. Una victoria que esta vez no parecía iba a lograr pero que, finalmente, le llegaba tanto gracias al abandono de Hamilton como a haber aguantado la presión cuando su compañero parecía que le iba a superar sin remedio, en un duelo que, visto el desenlace posterior de la carrera, acabó resultando decisivo para ser el primero en cruzar bajo la bandera a cuadros.

Por detrás de los dos Red Bull, Rosberg, que había ido remontando a paso de carga, literalmente lo de la ‘carga’ en el caso de su agresivo adelantamiento a Raikkonen, se encontraba de repente en la tercera posición y con su compañero de equipo, y rival por el título, fuera de carrera. Y aunque el ‘empujón’ al Ferrari de Kimi le costaba 10 segundos de penalización, Nico lograba abrir más de ese margen respecto al finlandés para acabar subiendo al podio, al estilo de Lewis en Spa… pero sin este en lo más alto como si había estado él entonces. En unos minutos, el alemán había pasado de estar condenado a perder el liderato a más que duplicar su ventaja al frente de la tabla. Ahora su margen volvía a niveles de principio de temporada, concretamente a 23 puntos, pero ahora ya con sólo cinco carreras por delante. Y, al igual que había ocurrido con su triunfo de Singapur, más importante que el valor material de los puntos volvía a ser para Rosberg el indudable ‘subidón’ psicológico de superar lo que parecía un seguro paso atrás para acabar saliendo aun más reforzado. Mientras, a Hamilton se le volvían a aparecer todos los fantasmas de las averías del inicio de campaña. Con todo de nuevo en contra, a Lewis le tocaba de nuevo rehacerse, remontar, no rendirse… pero ahora ya con mucho menos tiempo para reaccionar.

LA NORIA SIGUE GIRANDO

Las expresiones de Rosberg y Hamilton en el podio de Suzuka dejan claro como queda el mundial tras el Gran Premio de Japón

Hamilton remontó después de su mala salida pero Max Verstappen defendió hasta el límite la segunda plaza

Vettel y Ferrari apostaron por las gomas blandas en la última parada pero no les bastó para alcanzar el podio

Sin casi apenas tiempo para que se disipase el humo del motor roto en el Mercedes de Hamilton llegaba, justo una semana después, el turno del Gran Premio de Japón. La pista de Suzuka es otro de esos pocos escenarios realmente clásicos que quedan en el mundial, tanto por su historia como, sobre todo, por ser de los trazados que se mantienen más cercanos a su diseño original. Un circuito concebido por el holandés Hugenholtz, algo así como el ‘Tilke’ de los años sesenta (autor también de otras pistas que aun conservan el viejo estilo, como son nuestro venerable Jarama o el ya bastante remodelado Zandvoort holandés), que tiene en su muy particular forma de ‘ocho’ otra de esas características que lo hacen especial, y no sólo por recordarnos a nuestro ‘scalextric’ de cuando éramos pequeños. Suzuka sigue siendo estrecho, sigue teniendo los guardarailes muy cerca, y sigue dejando poco espacio a los errores. Y aunque la ‘130R’ ya no sea el reto de otros tiempos (como también pasa en otro de los clásicos, Spa, con la secuencia de EauRouge y el Raidillon siendo su curva más famosa pero ya no la más difícil), las ‘eses’ y, sobre todo, los dos virajes que recuerdan al campeón motociclista Ernst Degner (¡cuya vida daría para una película de espías!) continúan siendo puntos en los que ver a un fórmula 1 en acción te recuerda cada año porque sigues tan enganchado a este apasionante deporte como la siempre entusiasta afición japonesa. Unos ‘fans’ cuya masiva presencia en las tribunas, gane quien gane y corra quien corra, es tan constante en el paisaje de Suzuka como la famosa noria que le hace de telón de fondo mientras gira sin parar… a un ritmo mucho más lento, eso si, que el de los fórmula 1 sobre el asfalto situado a sus pies.

Y aunque ahora ya no se decida nunca el título en la carrera japonesa, como ocurrió tantas veces en el pasado, el resultado de Malasia convertía al Gran Premio del país del Sol Naciente en poco menos que una ‘primera final’, sobre todo en lo que respecta a Hamilton. El británico tenía que rehacerse del mazazo que le había supuesto el abandono por avería en Sepang, pero el fin de semana se le iba complicando entre absurdas polémicas con la prensa y un Rosberg más que dispuesto a aprovechar el cambio en la dirección del viento que había supuesto, para las aspiraciones al título de ambos, el inesperado desenlace de la carrera anterior. Nico era el más rápido en todas las sesiones de libres, y aunque en el primer intento de la Q3 Lewis se ponía por delante, y parecía recuperar esa iniciativa que necesitaba para iniciar una nueva remontada en el campeonato, la ‘pole’, por sólo 13 milésimas, acababa siendo finalmente para el alemán, que aumentaba de ese modo sus opciones ante la carrera del domingo.

Con los dos Red Bull de nuevo en la segunda fila (otra vez con Verstappen superando a Ricciardo) ya que los dos pilotos de Ferrari (que habían sido más rápidos el sábado, con Raikkonen batiendo de nuevo a Vettel), tenían que pagar sendas penalizaciones que los enviaban a la tercera y la cuarta, el plateado y el azul volvían a ser los colores dominantes en la formación de salida una vez se apagaban las luces rojas del semáforo. Y, como ya viene siendo casi habitual este año, uno de los dos Mercedes salía mal… ¿qué digo mal?... ¡salía fatal! Hamilton se quedaba prácticamente parado mientras los Red Bull, los Ferrari y los Force India le superaban en rápida sucesión por su derecha. En un instante el británico pasaba de ser segundo a ocupar la octava plaza en una pista como Suzuka, donde adelantar no es que sea fácil.

Raikkonen tampoco pudo contener la remontada de Hamilton y terminó quinto

Lejana sexta posición para Ricciardo en Suzuka

El primero de los demás en Japón fue Sergio Pérez con el Force India

Con su compañero de equipo al frente de la carrera, la situación no podía ser peor para el británico, que se disculpaba con su equipo por el error en la arrancada mientras trataba de recuperar posiciones. Pero, por mucho que lo intentase, y desde luego que lo hacía, Lewis no iba a tener opción alguna de alcanzar a Nico. Es más, aunque su magnífico ritmo le acababa permitiendo llegar a la tercera plaza y hasta atrapando al segundo clasificado, Max Verstappen. Pero el joven holandés volvía a demostrar lo difícil que es superarle, se defendía con esa mezcla de pericia y agresividad al límite de los permisible que ya es marca de la casa, y el peldaño más bajo del podio era finalmente lo máximo que podía conseguir el británico de Mercedes. Su expresión en el podio mientras un exultante Rosberg disfrutaba de la importantísima victoria hablaba bien claro de cual es la situación en la que está ahora el campeonato. A falta ya de sólo cuatro Grandes Premios, Nico cuenta con 33 puntos de ventaja, margen que le permitiría adjudicarse su primer título aunque Lewis gane las cuatro carreras, siempre que él consiga la segunda plaza. Lo que, a la vista de la superioridad mostrada por los Mercedes en Suzuka, no parece empresa demasiado complicada. De todas formas, los vaivenes que ha dado este año la lucha entre ambos nos enseñan que cualquier cosa puede pasar aun. La fórmula 1 ya dejó atrás Suzuka pero la noria del mundial sigue girando.

Tras dos muy notables séptimas plazas en Singapur y Malasia, Alonso y McLaren-Honda volvieron a quedar lejos de los puntos en Japón

Kvyatt se reivindicó en Singapur resistiendo a Verstappen y sumando un par de puntos, los únicos en tres carreras para Toro Rosso

Palmer estrenó su cuenta de puntos en Malasia igualando para Renault el décimo puesto de Magnussen en Singapur

Texto: Daniel Cean-Bermúdez - Fotos: prensa equipos fórmula 1

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