El Campeonato de España de Montaña inició su recta final de esta frenética temporada del 2014 en la Subida Arona-La Escalona, antepenúltima cita de un certamen que arrancó el primer fin de semana de abril y que se va a terminar a principios de agosto, habiendo concentrado en esos apenas cuatro meses sus ocho citas puntuables. Un notable sinsentido que no es, precisamente, el mejor modo de incentivar la participación en un certamen en el que no sobran los competidores. Porque, con tal cercanía de fechas, cualquier problema mecánico grave o accidente más o menos fuerte garantiza perderse como mínimo la siguiente carrera, al haber apenas un par de semanas entre cada una de ellas. Por no hablar del enorme ‘parón’ que dicho calendario producirá, en cuanto a pruebas puntuables del campeonato de España de Montaña, hasta la próxima temporada, ya que, como mínimo, contando con que el 2015 se inicie más o menos como siempre, es decir en primavera, estaremos algo así como ¡siete meses sin una sola competición del nacional! Más de medio año de sequía que me parece, definitivamente, una pésima noticia para el interés y la difusión de un certamen que, se suponía, iba a ser este año cuidado y mimado especialmente por la RFEdA en general y por su presidente en particular pero que, me temo, sigue tan o más ‘dejado de la mano de Díos’ que durante esta ya más de una década que lo venimos siguiendo de cerca.

Por lo que a nosotros respecta, y por mucho que la isla de Tenerife pueda ser un destino turístico de lo más atractivo en pleno julio, el largo y carísimo desplazamiento (más aun esto último en plena ‘temporada alta’ en lo que respecta a los precios de hoteles y billetes de avión) estaba fuera de toda opción… como lo estaba, igualmente, para la inmensa mayoría de los, en todo caso, pocos ‘habituales’ del nacional de montaña esta temporada. Así que, por primera vez este año en lo que a las subidas del Campeonato de España se refiere, me toca eso que ya sabéis me gusta muy poco hacer, hablar de oídas y contar (o, más bien, tratar de analizar en base a los datos de que dispongo) que fue lo que ocurrió en las rampas de Arona-La Escalona mientras seguía la carrera desde casa, a través de los tiempos ‘online’ por internet, con un ojo, además, en los del Rallye de Avilés histórico, del que esta semana se emitirá en el GarajeTV un amplio reportaje realizado por nuestras cámaras, y otro en las carreras de las World Series que tenían lugar en Nurburgring, en las que, por cierto, Roberto Merhi demostraba ese talento innato que pocos tienen y, me temo, muchos siguen sin saber que el castellonense posee. Qué le sea suficiente para llegar a la fórmula 1, como lleva mereciendo desde que ya lo pusiese en evidencia, en repetidas ocasiones, cuando competía en la Fórmula 3, es, por desgracia, otra cuestión… y más aun en un país como el nuestro, con tan escasa tradición ‘circuitera’ y con toda la atención mediática de la especialidad tan acaparada por unos pocos entre los que, evidentemente, nunca ha estado el rapidísimo y en ocasiones genial ‘Teto’. Pero no nos desviemos, que esto iba de la montaña y no de quien tendría que ser el siguiente español en la fórmula 1. 

CATEGORÍA I:
LAUREN IBA A LO SUYO

Siguiendo el esquema de los reportajes que venimos haciendo esta temporada sobre las subidas del nacional, este apartado debería estar dedicado a esa nueva categoría I del Campeonato de España, la que agrupa a las ansiadas barquetas… que, en este caso, habría que definir en singular, ya que si habitualmente no hemos tenido más que dos (y en un par de ocasiones tres) esta vez solamente había una, la Osella PA21 con la que tomaba parte el tinerfeño Lauren García… a quien, en realidad, eso de la categoría I del nacional le interesaba más bien poco ya que su objetivo era la pelea por la victoria en el certamen provincial, en cuya categoría de ‘barquetas’ se incluyen también los CM, de los que en la subida de Arona había cuatro, encuadrados en la categoría II del nacional (¡ya empezamos a liar la madeja!) pero con exactamente el mismo interés en los puntos de la misma (es decir… ¡ninguno!) que el que podía tener este joven piloto al que conocimos hace unos cuantos años, cuando compitió en la península con el equipo de Bango Racing Cars.

Así que, si escribimos estas líneas en la óptica del nacional, que es lo que a nosotros nos interesa, poco o nada habría que contar más que el triste hecho de tener un solo participante en la, en teoría, categoría reina del certamen… al que, además, batían en dos de las tres mangas de carrera los mejores de la categoría II. Pero ello sería ser injustos con Lauren, que se subía por primera vez a la Osella de Toño Pérez en Arona, con la victoria en la clasificación del campeonato provincial de Tenerife en mente, para cuyo resultado final contaba sólo el mejor crono de cada participante en las tres subidas oficiales que se celebraban a lo largo del fin de semana. Así que, una vez más, las distintas normativas entre el certamen nacional y el local hacían que, según desde que punto de vista se mirasen los tiempos, su interpretación pudiese ser una u otra. Por ello, si visto con ‘ojos nacionales’, Lauren acababa siendo batido por el mejor de los CM, Jonathan Morales y su Silver, en el cómputo total de las tres mangas, la realidad, tanto para él como para sus rivales, era la que determinaba la clasificación del provincial tinerfeño, que se acababa decidiendo con los tiempos de la subida de carrera del domingo, cuando las condiciones de temperatura eran más favorables y, con ellas, las de adherencia del asfalto, lo que propiciaba que se lograsen los mejores cronos de todo el fin de semana. Y en ese ‘todo o nada’ de la última oficial del domingo, Lauren, que había ido bajando tiempos en cada ‘salida a pista’, a medida que le iba ‘cogiendo el tranquillo’ a la Osella, acababa consiguiendo lo que realmente buscaba, la primera plaza del certamen ‘de casa’, bajando en más de un segundo y medio su registro más rápido del sábado para acabar logrando un 2:35.042 que le ponía fuera del alcance de los CM, para los que el 2:36 acabaría por convertirse en barrera infranqueable.

A efectos del nacional, sin nadie con quien competir, Lauren se anotaba tres ‘primeros’ con los que suma 75 puntos y se sitúa tercero en una clasificación de la que, de todas formas, acabará desapareciendo a final de año en ‘virtud’ de otra de esas normas pensadas con un objetivo loable pero que acaban por producir justo el resultado opuesto… o, más bien, por ‘desnudar’ aun más la cruda realidad del campeonato. Me refiero a esa, ya en vigor el año pasado, (artículo 28.3.1 del reglamento deportivo) que exige la participación en al menos cuatro ‘meetings’ puntuables para tener derecho a figurar como clasificado en la general final oficial del certamen… una condición que no van a cumplir más que muy poquitos en todas las categorías del campeonato y que, en el caso que nos ocupa, la I, sólo está al alcance de Andrés y Ángela Vilariño, los dos únicos que ya han tienen ese mínimo de cuatro participaciones exigido, un mínimo al que ninguno de los otros tres ocasionales competidores (Castañón, en Falperra, Buenaventura, en Santo Emiliano, y Lauren, en Arona) podrán llegar cuando sólo restan dos pruebas y todos ellos han hecho sólo una de las seis ya disputadas. En todo caso, nada que preocupase a Lauren cuando celebraba el domingo su exitoso estreno al volante de la Osella… y es que, aunque en los despachos de Madrid parece que no acaban de entenderlo, el Campeonato de España, por desgracia, le importa muy poco a la gran mayoría de pilotos que toman parte en las diferentes pruebas que forman parte de su calendario, siendo en muchos casos, incluso, su titularidad nacional más un incordio (por costes, normativas, etc) que un aliciente para los que se inscriben en ellas pensando, sobre todo, en sus propios certámenes regionales.

CATEGORÍA II:
DOBLETE SILVER

Prácticamente todo lo comentado en el apartado anterior es de aplicación para este, en el que habitualmente nos centramos en la competición reservada a los CM…con el añadido, este año, del DTM ‘silueta’ de Fombona, que, por cierto, ganaba en Alisas el mismo fin de semana de Arona. Otra buena prueba de que, después de todo, incluso para un ‘hexacampeón’ nacional como es el caso del gijonés, lo de menos acaban siendo los puntos y las puntuabilidades, siendo el disfrute su principal aliciente a la hora de ponerse al volante… y si eso se puede conseguir al lado de casa con un coste infinitamente inferior pues está clara la elección. De hecho, en Alisas también competían otros dos pilotos habituales este año en la categoría II del nacional, el asturiano Jairo Pesquera, que secundaba a Fombona en la general de la subida cántabra con su BRC, y Joseba Iraola, que no tenía fortuna en su estreno con el Demon Car.

Así que, volviendo a Arona, como ya quedó indicado más arriba eran cuatro los CM que competían en la categoría II del nacional. Entre ellos enseguida se destacaban los dos Silver, con los que Jonathan Morales y Pedro Javier Afonso marcaban los dos mejores cronos absolutos en la carrera 1, quedando separados por apenas medio segundo y rodando ambos incluso más rápidos que la Osella de Lauren, el rival en el que tenían puestas las miras para la pelea por la victoria en su certamen provincial. Morales repetía resultado en la carrera 2 del sábado, batiendo otra vez a la barqueta italiana, detrás de cuyo crono ya quedaba Afonso con el segundo Silver… lo que a efectos del Campeonato de España era otro doblete para los S2, que, aunque el domingo ya no podían con la Osella de Lauren en su particular pelea por la victoria del certamen tinerfeño, completaban sin problemas su dominio en la clasificación del nacional, de nuevo ocupando las dos primeras plazas con Morales por delante de Afonso. De este modo, las tres victorias de Jonathan Morales se unían a las tres logradas por Óscar Palacio en Santo Emiliano para satisfacción del fabricante navarro, cuyos coches han ganado las seis últimas carreras de un campeonato dominado de forma poco menos que extenuante en las tres últimas campañas por Javi Villa y su BRC… cuyos records en la prueba de Arona estaban más que a buen recaudo, ya que ninguno de los CM bajaba de 2:36, muy lejos del 2:31.121 logrado por el que en poco más de un mes será campeón de España de Montaña en la categoría II por segunda vez consecutiva. Un título que logrará sin tener siquiera este año que acudir a la prueba canaria como si se vio obligado el año anterior al ser la última del certamen y faltarle aun unos pocos puntos para asegurarse el título. Y es que lo del cambio de fecha para atraer más participantes al no ser la última carrera del año parece que, definitivamente, tampoco fue buena idea.

CATEGORÍA III:
LA ETERNA PROMESA

Allá por el 2007 más o menos, un joven piloto canario destacaba por sus ‘manos’ al volante de los Mitsubishi EVO IX de grupo N y era considerado algo así como ‘la gran promesa de los rallyes españoles’, esa etiqueta que se lleva poniendo a muchos desde que la prensa nacional busca un ‘nuevo Carlos Sainz’, sin que, por desgracia, finalmente casi ninguno de los que la han llevado ‘cosida’ durante algún tiempo hayan logrado no ya ser campeones del mundo de rallyes sino, siquiera, hacer una carrera más o menos ‘digna’ en la especialidad, a nivel internacional o, al menos, nacional. En el caso de Yeray, pese a su indudable talento como ‘volantista’, la tan esperada ‘consagración’ sigue sin llegar, siendo muchas y variadas las causas esgrimidas para explicarlo por los que han seguido más de cerca de su trayectoria: desde la muy manida pero no por ello siempre irreal ‘mala suerte’, a su timidez personal, su propensión a cometer errores en según que momentos, su escaso conocimiento del idioma inglés o, incluso, una cierta indolencia en temas como las relaciones públicas y la búsqueda de patrocinadores, tan decisivos hoy día para poder llegar a ‘ser alguien’ en esto de las carreras.

El caso es que, siete u ocho años después, el todavía joven lanzaroteño sigue ahí, en la brecha, no se si aun con esa ‘etiqueta’ de promesa pero, de todas formas, demostrando siempre que puede su rapidez mientras trata de hacerse todavía un hueco en el mundial, donde este año compite en el ‘DMack Trophy’, certamen heredero en cierto modo de la WRC Academy en la que estuvo peleando las dos campañas anteriores. Y, entre rallye y rallye del mundial con el pequeño Fiesta R2, no faltan las ocasiones en las que Yeray se deja ver al volante de ese precioso Ferrari de AutoLaca, con el que este año poco faltó para que ganase el rallye de Canarias y con el que el pasado fin de semana era algo así como la ‘estrella invitada’ del nacional de montaña en la Subida de Arona.

La presencia de un ‘mundialista’ en la categoría III del Campeonato de España era todo un aliciente para José Antonio Aznar y Manuel Maldonado, el dúo de andaluces que acudían a la isla de Tenerife con sus Porsche en busca de los puntos para el campeonato perdidos por sus ausencias en Falperra y Santo Emiliano respectivamente, debidas a la coincidencia de fechas de las dos subidas con dos rallyes en los que tomaban parte: el Sierra Morena en el caso de Aznar y el Costa de Almería en el de Maldonado. Ellos dos, más el tercer almeriense habitual en las subidas del nacional, Miguel Ángel Clemente, que acudía por segundo año consecutivo con su SEAT 124, y el catalán Sergi Pañella, eran los únicos peninsulares que hacían el largo y caro desplazamiento a Tenerife. Este último, al menos no tenía que gastar en el traslado de su montura, ya que hacía lo que en el 80 Zanini cuando seguía el europeo de rallyes y optaba por conseguir un coche ‘local’ para competir en la prueba isleña de Creta, con el consiguiente ahorro de costes. Entonces el ‘marques de Viladrau’ dejaba en Francia el Porsche de los hermanos Almeras y se ponía al volante de un Subaru del importador local, cuando la ahora popular marca japonesa era tan o más desconocida y exótica en las carreras de lo pueda seguir siéndolo en nuestras días alguna de origen hindú o coreano. En el caso de Pañella, el cambio desde su habitual Mitsubishi era menos radical, ya que Sergi se ponía al volante de otro grupo N, el BMW del equipo canario GT3 automóviles. Como tampoco la nómina de participantes locales era especialmente numerosa, cayéndose incluso de la misma a última hora algún posible aspirante a las plazas de honor, como era el caso de Eduardo Domínguez, inscrito con su EVO X R4 y que renunciaba a participar después de un incidente cuando menos extraño sucedido durante la jornada previa, la lista de ‘carrozados’ no llegaba a los cuarenta vehículos, cifra realmente escasa para los habituales ‘standards’ de las pruebas canarias y que se explicaba por el hecho de que la prueba fuese valedera para el provincial pero no para el regional, lo que no animaba precisamente la participación de pilotos del resto de las islas del archipiélago atlántico.

Evidentemente, el favorito a la victoria era Yeray Lemes, que hacía honor a los pronósticos imponiéndose al volante del Ferrari en la carrera 1… pero seguido más que de cerca por Aznar y su Porsche. El almeriense se quedaba a apenas tres décimas de batir al lanzaroteño, que no quería sorpresas en la carrera 2, apretaba aun más… y cometía un error. Un toque en la trasera del precioso Modena se traducía en un crono diez segundos peor que el de la primera oficial, lo que no sólo le dejaba sin opción alguna de repetir victoria, ya que Aznar había mejorado en un segundo su registro previo y se adjudicaba el triunfo, sino que, además, le enviaba a la tercera plaza, por detrás del otro Porsche, el de Maldonado, que había sido tercero en la manga anterior y ganaba un puesto en la segunda además de ir mejorando sus cronos en cada pasada, a medida que iba conociendo una prueba que era totalmente nueva para él.

El domingo, después del ‘empate a uno’ de la víspera, Yeray y Aznar afrontaban motivadísimos la carrera 3. El primero porque no quería perder en casa, el segundo porque, aunque de cara al campeonato de España el canario no sea rival a tener en cuenta, ganar a un piloto del mundial de rallyes era aliciente tan o más grande que pensar en los puntos de la victoria, muy necesarios para recortar, en lo posible, la ventaja acumulada por el ausente Borreguero en la primera mitad del campeonato. Con ruedas nuevas en su Ferrari, Yeray salía a por todas sobre un asfalto que ofrecía más agarre que el día anterior y al que el deportivo italiano se pegaba como una lapa, forzado al máximo por las hábiles manos de su piloto para cruzar la meta con el que era, con diferencia, el mejor crono de la categoría III en todo el fin de semana. Un registro de 2:42.319 al que Aznar trataba de llegar con unas gomas ya usadas, en un intento, tal vez demasiado optimista por su parte, al que le animaban las buenas sensaciones que encontraba en las primeras curvas del trazado. Ello le impulsaba a seguir atacando, a entrar en algunas zonas con una marcha más… y, finalmente, le acababa haciendo superar esa siempre delgada línea que es el límite, del que se pasaba en un viraje en el que ‘se le acababa la carretera’. José Antonio lograba, al menos, evitar salirse a base de ‘tirar’ su Porsche de lado, pero el trompo era inevitable y con él se iba no sólo la opción de ganar sino un buen puñado de segundos que le relegaban a la sexta plaza en la carrera 3 y al tercer puesto en el cómputo total de las tres subidas oficiales del fin de semana. Una suma de tiempos en la que, por apenas un segundo y cuarto, no saltaba la sorpresa, ya que esa era la exigua diferencia que le faltaba a Manuel Maldonado para acabar siendo él, a base de no fallar, el que se llevase el triunfo de un duelo, el de Yeray y Aznar, al que parecía no estar invitado pero del que, por muy poco, no terminaba por sacar el máximo partido. El Porsche amarillo estaba mucho más asentado sobre el muy negro asfalto tinerfeño el domingo gracias al buen trabajo del pequeño pero entusiasta equipo del almeriense, y ello hacía que Manuel subiese con cada vez más confianza por las rampas de Arona, cerrando su actuación con otro segundo puesto en la carrera 3 y la misma plaza en el podio final. Un podio cuyo escalón más alto acababa ocupando Yeray, sumando a su palmarés otra victoria que, evidentemente, no será ni mucho menos clave en su futuro en los rallyes del mundial pero, al menos, habrá servido para volver a recordarnos que ‘sigue ahí’, intentándolo… ¡ojalá algún día lo acabe consiguiendo!

LOS PIRINEOS, PRÓXIMA PARADA  

En el conjunto del campeonato de España de Montaña del 2014, los resultados de la Subida de Arona acabarán teniendo, muy probablemente, el poco menos que anecdótico valor que ya tuvieron el pasado año cuando, por ese motivo, paragonábamos en nuestra crónica su presencia en el campeonato a la de las míticas 500 millas de Indianápolis en el Mundial de Fórmula 1 de los años cincuenta. Además, este año, al no ser la prueba canaria la última del calendario, habrá sido, más o menos también como entonces, una especia de ‘paréntesis’ en el certamen antes de su retorno al que es su terreno más habitual, que si para la F1 de mitad del siglo pasado era el continente europeo en general, para nuestro nacional de montaña es la península ibérica en particular. Una península de cuyos confines casi se va a salir en su próxima cita, la penúltima del año, el esperado retorno del certamen a Cataluña, de cuyas montañas está ausente desde aquella subida a La Trona del año 2005. El escenario será en esta ocasión la carretera que accede a la estación de esquí pirenaica de Alp-La Masella, una prueba de cuyo trazado nos han contado maravillas los que la conocen y en la que, si los presupuestos para afrontar el largo desplazamiento nos lo permiten, esperamos poder estar para contaros la penúltima etapa de este nacional de montaña del 2014 con el que teníamos un primer contacto hace apenas tres meses en Estepona y que, casi sin darnos cuenta, ya se nos está terminando.