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El estreno del Príncipe en el IRC no defraudó, ofreciendo un precioso duelo entre los punteros del certamen internacional de Eurosport. Tanto Basso como Vouilloz y Loix se mostraron siempre muy superiores a los habituales del campeonato de España, disputándose el triunfo hasta el final el italiano de Abarth, ganador en Oviedo, y el belga de Kronos, segundo y cada vez más líder del IRC. Entre los españoles, Ojeda acabó llevándose los puntos de ganador con su cuarta plaza en la general scratch.
CRONICA

El sábado de noche, ya en casa tras terminar todo nuestro trabajo relativo a la web oficial del rallye, reflexionaba sobre como había cambiado mi estado de ánimo en apenas tres días. Ahora estaba, si, tremendamente cansado, pero también enormemente satisfecho y optimista. Contento, a nivel personal, por la labor realizada y, ya en un plano más general, por como había salido el rallye en su conjunto, realmente muy bien y, afortunadamente, dejando en vanos temores mis muchos miedos al respecto de los meses y días anteriores. El primer y esperado Príncipe-IRC había llegado, por fin, y había concluido ya, de forma además tremendamente satisfactoria.

Y es que, no tengo problemas en reconocerlo y, de hecho, lo había comentado ya con bastante gente a lo largo de los últimos días, este estreno del Príncipe en el IRC me daba no se si decir miedo o, por lo menos, me producía mucho respeto. Temía que hubiese problemas de público dada la enorme expectación que se palpaba ya desde mucho antes del inicio de la prueba, me asustaba que el rallye se le pudiese ir de las manos a la entusiasta gente del ACPA y sus numerosos colaboradores, no porque dudase de su capacidad, sino porque todas las exigencias añadidas que implicaba el IRC y la coincidencia de fechas y casi de recorrido con la vuelta ciclista, podían acabar por desbordarlo un poco todo. Si a ello añadimos la incertidumbre que se vivió a mitad de verano, cuando las cuentas no cuadraban y hasta se llegó a hablar de no celebración del rallye por falta de presupuesto, tenía claro que la decisión final de seguir adelante que habían tomado Julián y su gente era de esas que vienen más del corazón que de la cabeza. Había costado tanto llegar hasta aquí y había tantas ganas y tanta ilusión puestas en este Príncipe-IRC, que aunque los números tuviesen pinta de ir a teñirse más de rojo que de cualquier otro color, el rallye se tenía que hacer … ¡y se iba a hacer a toda costa! Lo cual me parecía tan valiente como peligroso, y no hacía sino aumentar mis dudas sobre como podría acabar saliendo todo.

Basso y Dotta le dieron a Abarth la primera victoria del año en el IRC

Los dos Peugeot de Kronos completaron el podio

Cuarto y primer español, Ojeda se relanza en su lucha por el nacional

Al igual que en los cinco años anteriores (¡como pasa el tiempo!), nos íbamos a encargar de llevar la web del rallye, y ello suponía ir implicándose ya con bastante antelación en todos los entresijos de la prueba y, en particular, en lo que más interesaba a muy buena parte de la afición: la participación. En ese apartado si que tengo que decir que desde el principio lo tuve claro, y así lo exponía cada que vez se salía el tema: “que nadie se espere una lista como la del Ypres o el Barum, o ni siquiera el Madeira”. Y es que, siendo realistas, tampoco era lógico imaginar que se acercasen a Asturias, a estas alturas de la temporada y a un rallye totalmente nuevo en el campeonato, apenas alguno más que los cuatro habituales de este IRC 2008, los dos Grande Punto de Abarth y los dos 207 de Kronos. El otro ‘asiduo’ este año, Rosetti, era baja segura al tener que competir en la misma fecha en un rallye del campeonato italiano, su principal objetivo del año, y otros ‘posibles’ que se barajaban a principio de año, como Auriol, Kresta, Travaglia o Tirabassi, hacía tiempo que había cambiado de planes, cancelado sus programas o quedado sin presupuesto y recortado su calendario. Así que, en ese sentido, no sufrí la menor decepción cuando se fue completando la inscripción y, aparte del cuarteto previsto, los ’extras’ no eran muchos más, aunque bastaban para configurar una lista por la que ’hubiésemos matado’ hace apenas un par de años … ¡lo que pasa es que somos por naturaleza inconformistas y siempre queremos más!

Así que muchos años después de aquellos ‘Príncipes’ europeos con los Lucky, Tognana, Llewelin, los Tabaton, los Bertone o hasta los Bin Sulayen, íbamos a volver a tener un rallye internacional ’de verdad’, sin necesidad de depender de las tan respetables como modestísimas aportaciones, a nivel de presencia de otras nacionalidades, que últimamente suponían los Poisson y compañía. De hecho, repasando las listas de la ‘época gloriosa’ de la prueba, allá a mediados de los 80, casi me atrevería a decir que la de este 2008 era la inscripción con más calidad en lo que respecta a pilotos extranjeros de toda la historia del rallye, equiparable probablemente en ese aspecto al legendario ’Príncipe de los Ferraris’ … que luego los coches de hoy día se puedan comparar a aquellos ya es otra historia que no tiene vuelta atrás, ¡nos pongamos ‘los carrozas’ todo lo nostálgicos que queramos!

Con la actividad subiendo de ritmo a medida que avanzaba la semana, llegaba el día del shakedown casi sin darnos tiempo a estar realmente preparados. El hecho de ser, además, en un jueves, descolocaba aun más cualquier planteamiento, así que el primer madrugón del fin de semana se adelantaba ya notablemente y cuando sonaba el despertador el día 11, las ganas de ver en acción a Vouilloz, Loix, Basso y compañía se mezclaban con una cierta dosis de agobio que me acrecentaba el escuchar sonido de ’agua en el asfalto’ al paso de los coches bajo mi ventana … ¡está lloviendo! Por si no las tenía yo todas conmigo en cuanto a como podían ir las cosas, encima los elementos también estaban en contra ¡empezamos bien!
 
Mi idea, como en años anteriores, era acercarme al tramo de pruebas para poder atisbar lo poco que iba a ver ’de acción’ en todo el rallye, ya que el viernes y el sábado iba a tener que estar ’pegado al ordenador’ con el fin de ir actualizando la web de la prueba con las noticias que fuesen surgiendo. Pero cuando iba llegando a la nueva ubicación de la zona de asistencia, en La Morgal, donde había quedado con Jose que, una vez más, iba a ser uno de ’mis pares de ojos’ en el rallye, caía tal chaparrón que, sinceramente, se me quitaron todas las ganas de acercarme a la carretera en la que se celebraba el shakedown. Tenía por delante tres días que iban a ser duros y lo que menos me apetecía era pillar una enorme mojadura para empezar.

Así que, descartado el shakedown, me daba una primera vuelta por La Morgal y mi ánimo no subía precisamente: en un sitio tan amplio y frío de por si, el chaparrón, el viento y la baja temperatura no invitaban precisamente al optimismo, por mucho que todo estuviese ya bien preparado y que los diferentes ’boxes’ de los equipos se presentasen impecablemente alineados en la interminable pista del aeródromo. Algo más de un kilómetro en línea recta que acabaríamos por recorrer adelante y atrás unas cuantos veces en los siguientes días ya que, esta vez, a diferencia de años anteriores, mi ‘base de operaciones‘ iba a ser, sobre todo, la sala de prensa situada en la zona de asistencia … así al menos iba a poder ‘ver algún coche‘ y charlar en cada asistencia con los pilotos, en lugar de estar los dos días ‘en la cueva‘ en que acababa convirtiéndose el auditorio de Oviedo.

La mañana iba pasando con los primeros ecos del ‘shake’ llegándome por parte de varios de los amigos que nos echaban una mano con las fotos en diferentes ubicaciones del rallye. Con tanta lluvia poco se había podido ver, me comentaban, pero en la zona rápida en la que habían estado, ’los del IRC’ iban muy pero que muy fuerte y sólo imaginar como podrían haberse ‘tirado’ por allí en seco ya impresionaba bastante. Algo que, por otra parte, cuadraba con mi idea respecto al superior ritmo que los más punteros del certamen de Eurosport presentes en el Príncipe (Vouilloz, Loix y Basso) podían tener respecto a ’los nuestros’, mucho menos rodados aunque contando con la siempre importante ventaja de un mayor conocimiento del terreno. Resumiendo, que mientras el AS y algún otro medio ‘especializado’ daba como favorito a Ojeda, ¡yo no lo tenía ni mucho menos tan claro!

Entre ir de aquí para allá todo el día para ir cubriendo las diferentes actividades del programa (rueda de prensa, verificaciones, ceremonia de salida), la jornada pasaba volando, y llegaba ya el momento de volver a casa con la imagen del numerosísimo público haciendo pasillo a los coches en las calles de Oviedo en la retina (¡espectacular!), para acostarme temprano, que el viernes, aunque no fuese a los tramos, el madrugón era también de aupa.

El primer día ’de carreras’ amanecía igual o peor que la víspera, con lluvia y frío que en nada contribuían a levantar mi un tanto pesimista ánimo respecto a todo lo que se nos venía encima. Por si fuese poco, mientras iba camino del auditorio como paso previo ’fuera de programa’ en dirección a La Morgal (me había olvidado allí el día anterior el enchufe del portátil ¡que cabeza la mía!), las primeras informaciones de tiempos que la radio daba sobre la pasada inicial por Muncó casi me pasaban desapercibidas. Desde Pajomal me llegaban dos llamadas telefónicas preguntando por una posible anulación del tramo … y la mala noticia me era confirmada apenas minutos después: una protesta vecinal cortaba la carretera y la segunda especial del rallye no se iba a poder llevar a cabo … ¡peor no podían comenzar las cosas!

Entre que recogía ‘el cable’ en Oviedo, atendía un par de temas pendientes allí y ponía finalmente rumbo a la zona de asistencia, la segunda pasada por Muncó estaba también tocando a su fin, y tanto en una como en otra el mejor crono lo había marcado un piloto por el que tengo una cierta debilidad, aunque sólo sea por tantos años de leer la AutoSprint italiana, ‘Gigi’ Basso. El de Abarth empezaba el rallye con ganas de romper su pésima racha de esta temporada, en la que viene acumulando disgusto tras disgusto, y batía con el Grande Punto a los 207 Kronos de Vouilloz y Loix, que se repartían, como buenos compañeros de equipo, la segunda y tercera posición en las dos especiales. Las diferencias entre los tres eran, en todo caso, pequeñas, algo lógico dada la longitud del tramo … pero la (relativa) sorpresa era ver lo mucho que le habían ’metido’ ya al resto. En apenas quince kilómetros, mientras los tres primeros estaban agrupados en apenas 7 segundos, el cuarto ya cedía un segundo por kilómetro y, además, no era ninguno de los demás S2000 … ¡era Berti con el Mitsu! El de la Pola se ’tiraba’ con ganas en el tramo ’de casa’, y con un increíble cuarto scratch cuando más llovía, y un más ’normal’ noveno en la siguiente pasada, ya con menos agua, era el ’primero del resto’ antes de afrontar la que debía haber sido segunda y sería finalmente única pasada por el muy temido y temible Pajomal.

Tras Hevia, venían los otros dos S2000 foráneos, el 207 de Magalhaes y el Punto de Alen, debutando sobre asfalto mojado y, aun así, batiendo a todos ’los S2000 nuestros’, entre los que la punta de lanza era, como se esperaba, el 207 de Ojeda … ¡pero ya a más de 18 segundos!
Monzón a 20, Solá a 24, Vallejo a 28 (el que más atenuantes tenía, por aquello de debutar con el súper2000), Fuster a  30 y Garre a 38, perdían ya una auténtica barbaridad pensando en lo poco que se había recorrido.

Pero si las diferencias en esa especie de ‘prólogo’ que era Muñó-Muncó nos habían parecido abultadas, lo de Pajomal iba a ser de escándalo, acrecentando la sensación de superioridad que daban los números a favor de los tres ‘primeros espadas’ del IRC con los comentarios que me llegaban, unánimes, de todos mis ‘enviados especiales’ en las cunetas del complicadísimo tramo de la cuenca … “¡estos tíos están a otro nivel!”, “¡que barbaridad como van!”, “parece imposible meter el coche por donde lo meten” o “el ritmo que llevan es totalmente diferente” eran más o menos los ecos que recibía vía telefónica y que servían para explicar como el mejor ’de los nuestros’, Ojeda, se dejaba nada menos que ¡medio minuto! … de nuevo el segundo por kilómetro de antes, confirmando que lo de los dos primeros tramos no había sido casualidad sino que, desgraciadamente para las opciones de victoria del cántabro y del resto de nacionales, tenía pinta de convertirse en costumbre.

El scratch, primero del día para él, se lo apuntaba Nicolas Vouilloz, imagino que el que menos se podía asustar a la hora de lanzarse a fondo por un tramo tan roto, que debía casi recordarle a las pistas por las que se tiraba ’a tumba abierta’ en sus tiempos de campeón mundial de descenso en mountain bike. El galo aventajaba en 11.8 a su compañero Freddy Loix y en 17.3 a Basso, que perdía el liderato y a duras penas conservaba la segunda plaza.

Al menos, Ojeda y el siguiente español, Solá, nuestros dos ’hombres IRC’, superaban ya a Alen y Magalhaes, para situarse cuarto y quinto, pero a 43 y 52 respectivamente, empezando a correr un ‘rallye dentro del rallye’ en el que poco menos que tendrían que olvidarse de los tres primeros para centrarse en ver quien se hacía con la victoria a efectos del nacional, lo cual en el caso de Ojeda era un objetivo prioritario de cara a seguir ‘vivo’ en el Campeonato de España.

Ya por encima del minuto de desventaja respecto a Vouilloz, Alen se quedaba sólo ante el resto de S2000 españoles al ceder de forma prematura la mecánica del 207 portugués de Magalhaes, con lo que el hijo del legendario Markku se las tendría que ver en lo que quedaba de rallye con el cerrado pelotón que formaban Monzón, Fuster y Vallejo, los tres rebasando ya a un Hevia que a medida que llovía menos veía como era imposible soñar siquiera con repetir el cuarto puesto de la especial que había abierto el rallye.

La primera pasada por Cesa-Valdebárcena marcaba el ecuador de la primera etapa, con Vouilloz sumando su segundo scratch y aumentando su ventaja sobre Basso en cinco segundos más. Esta vez, en un terreno mitad mojado mitad seco, Ojeda se conseguía ‘infiltrar’ entre los ’gallos del IRC’, batiendo a Loix, aunque en la general poco o nada cambiaba en cuanto a posiciones, con la única excepción del adelantamiento de Vallejo a Fuster. El gallego iba cogiéndole poco a poco el pulso al 207 S2000, mientras que el levantino no acababa de ir del todo fino con el Grande Punto y seguía cediendo terreno, hasta el punto de verse amenazado por Hevia, que completaba el ’top ten’, a sólo diez segundos del noveno S2000 y con casi un minuto respecto al siguiente EVO, el de Burgo, estando intercalado entre ambos el 207 oficial de Garre, lógicamente prudente tras su problemático inicio de temporada y, precisamente por esa prudencia, muy lejos del ritmo del resto de coches de la categoría.

La llegada de los diferentes coches a la asistencia, llenos de barro, indicaba bien a las claras lo duro de las condiciones en que se habían disputado los tramos. Los pilotos buscaban un respiro en las carpas de sus equipos mientras los mecánicos se afanaban en limpiar las carrocerías y poner en orden las mecánicas, dejando sin montar las gomas hasta el último momento, a la espera de ver si el cielo se volvía a abrir o no de cara al tercer bucle del día. Al menos, ahora ya no llovía y parecía que lo peor había pasado. Luego del chaparrón mañanero y del tremendo jarro de agua fría que había supuesto la anulación del primer Pajomal, el rallye había ido avanzando sin mayores contratiempos y la sensación era de haberse superado un muy mal trago del mejor modo posible dadas las circunstancias. Casi diría que, hasta ahora había tocado sufrir y, a partir de ahora era el momento de empezar a disfrutar.

El siguiente bucle, con repetición de Cesa-Valdebárcena y primer paso por Piedrafita-La Zorea-Anayo volvía a estar marcado por la incertidumbre debido al tiempo, con el primer tramo mayoritariamente seco, aunque ya bien sucio tras transitar por él todos los participantes momentos antes, y el segundo de nuevo con la lluvia como principal amenaza. Así que los favoritos optaban por montar gomas con dibujo y las distancias entre los dos primeros no variaban en absoluto, sacándole Vouilloz 2.2 segundos a Basso en Cesa y devolviéndoselos exactamente el italiano en Anayo. El que, en cambio, cedía terreno era Loix, que se dejaba una buena veintena de segundos en la especial que cerraba el bucle, lo que le enviaba ya en la general a más de 45 de su compañero de equipo, que seguía líder, y a medio minuto del italiano de Abarth, que se mantenía intercalado entre los dos pilotos de Kronos.

En el duelo entre los españoles, Solá tomaba ventaja con un tercer scratch que coincidía con un mal crono de Ojeda, con lo que Dani, aunque no muy satisfecho con el rendimiento del motor de su Punto de Procar, pasaba a ocupar la cuarta plaza, aventajando a Kike en algo más de seis segundos. Les seguía Fuster, que empezaba a coger ritmo tras encontrar su Grande Punto mucho mejor luego del paso por la asistencia, rebasando a Alen, que no se encontraba muy a gusto en el complicado asfalto de los tramos asturianos, en nada parecidos a las rápidas pistas de tierra finlandesas que son su hábitat natural. Tras el segundo Abarth oficial, Vallejo ya estaba por delante de Monzón, en una muy meritoria demostración de adaptación al 207 S2000 que su rival lleva conduciendo toda la temporada, y aun con un pequeño toque en la parte final de Anayo, llegaba a la última asistencia del día precediendo al canario (que se quejaba de los neumáticos) en cuatro segundos.

Entonces, mientras acababa de ‘subir’ a la web las noticias relativas a las últimas especiales, Julián me llamaba desde la puerta de la sala de prensa y me decía que tenía un vuelo de helicóptero previsto para el siguiente tramo y que había plaza en él para un fotógrafo con el fin de sacar imágenes de los coches en acción desde el aire. La cuestión era que Jose ya estaba de vuelta a casa, tras haberme llevado las fotos del día, y tras tratar en vano de localizarle vía móvil me quedaba claro que el ‘fotógrafo’ de ese vuelo iba a tener que ser yo … lo cual era, a la vez, toda una oportunidad de vivir una experiencia única y todo un desafío para alguien que no ama precisamente las alturas como es mi caso.

Sin tiempo a pensármelo mucho (¡mejor así!), poco después ya me encontraba abrochándome el cinturón de seguridad en el asiento de ‘copiloto’ del helicóptero, y casi sin darme cuenta … ¡estábamos en el aire! Mientras trataba de asimilar las sensaciones del despegue (nada que ver con el de un avión, desde luego), sacaba las fotos que podía de la zona de asistencia desde el aire y el piloto nos indicaba que ponía rumbo al siguiente tramo, tercera pasada por Cesa-Valdebarcena, en el que íbamos a seguir el recorrido de los primeros participantes. Con puntualidad absoluta, unos minutos después estábamos ya sobrevolando el control de salida y allí abajo ya se veía el 207 S2000 de Vouilloz semicubierto por la carpa y listo para arrancar.

Los minutos que siguieron no son fáciles de describir con palabras, la arrancada del Peugeot de Kronos fue seguida por una brusca inclinación hacia delante del helicóptero para coger velocidad y ponerse ‘a su rebufo’, que nos permitió vivir momentos realmente únicos. Siguiendo de cerca el vertiginosa discurrir del coche por la estrecha cinta de asfalto, con sus numerosos tonos de gris partiendo en dos los infinitos verdes del paisaje asturiano, la sensación era casi mágica y poco menos que irreal … ¡si no fuese porque el estómago se encargaba de recordarte que era, incluso, demasiado real! De todas formas, entre tratar de asimilar todo lo que veía (que manera de trazar la de Nicolas, buscando siempre los vértices de cada curva con una precisión que desde esa distancia parecía milimétrica) y sacar las fotos que podía (¡como se mueve esto!), apenas si había tiempo para marearse … ¡aunque he de reconocer que poco faltaba para ello!

Tras completar el tramo tras Vouilloz (que invertía 7.22.4 según sabríamos después), la pericia de ‘nuestro’ piloto, que movía el helicóptero a su antojo sobre el tramo, nos permitía aun seguir buena parte del recorrido de Basso (¡como se tiraba en una de las paellas!), y de Loix (diría que más fino que su compañero, aunque desde nuestra ‘plataforma de observación inestable’ es complicado saber si realmente era así). De ‘vuelta a base’ todavía atisbábamos a Ojeda, a Monzón, a Vallejo y a Fuster, cerca de salida de la especial ‘cogíamos’ por unos metros el rebufo de Burgo, y tras seguir durante otros cuantos al R3 de Griotti tocaba finalmente reemprender el camino de regreso. Ya sin la excitación de ver los coches en acción mientras trataba de hacer las fotos, el viaje de vuelta se hacía largo y las ganas de ‘pisar tierra firme’ aumentaban en la misma proporción que una sensación de cierto malestar contra la que conseguía imponerme por muy poco.

Ya en La Morgal, y con menos color en mi rostro del habitual según me comentaban a mi alrededor, tocaba retornar a la sala de prensa y ponerme al día de lo ocurrido en tierra mientras andábamos por los aires. En el tramo que acabábamos de ‘sobrevolar’, Loix había hecho lo propio con todos, reaccionando al tiempo perdido en las pasadas anteriores del mejor modo posible, acertando con una arriesgada monta de slicks mientras sus rivales optaban por las intermedias, y ganando la especial. Tras él, Basso recortaba casi cuatro segundos con Vouilloz con lo que las diferencias entre los tres que se iban a jugar la victoria en el rallye se apretaban. Tras ellos, Ojeda seguía sin poder superar a Solá, aunque recuperaba un poco menos de dos segundos, y Alen volvía a rebasar a Fuster, siguiendo el resto en las mismas posiciones que llevaban cuando habíamos ‘despegado’.

Quedaba una última especial para cerrar una jornada que había ido de menos a más en mi ánimo y en el desarrollo de los acontecimientos. A esas horas de la tarde, los problemas de la mañana ya casi me parecían un mal sueño ante el contagioso entusiasmo sobre como estaba transcurriendo el rallye que me transmitían todos aquellos que lo habían seguido a pie de cuneta. Para completar del mejor modo posible el ‘primer acto’, los resultados de la pasada final camino de Anayo eran, además, perfectos y dignos de guión de Hollywood. Mientras Loix confirmaba que habría que seguir contando con él para la victoria, marcando su segundo scratch consecutivo, Basso lanzaba un postrero y espectacular ataque y, de golpe, le recuperaba  a Vouilloz exactamente los 13.6 segundos que el francés había acumulado con tanto esfuerzo en los tramos anteriores … ¡¡¡había empate a la décima en cabeza de carrera!!!

Gracias a su mejor tiempo en la primera especial del día, el italiano era, además, el nuevo líder, con lo que sería él quien abriese la marcha el sábado. Con Vouilloz en su mismo tiempo y Loix a poco más de 20 segundos, los tres pilotos más competitivos del IRC (Rossetti aparte) se iban a jugar el rallye a una carta en las seis especiales del segundo día, que se anunciaba, además, con buen tiempo. El escenario era ideal para una jornada de rallyes inolvidable y todos mis temores de la víspera estaban disipados. La seguridad estaba funcionando a la perfección y la afición estaba dando una lección de comportamiento que contribuía de forma decisiva al excelente discurrir de la prueba. Todos, desde pilotos a aficionados pasando por organizadores y prensa estábamos disfrutando de ese tan esperado Príncipe-IRC … ¡y todavía quedaba un día más por delante!

Un día en el que, aparte de la lucha por la victoria absoluta, había otro frente igualmente apasionante, el del campeonato de España. Solá acababa la primera jornada cuarto scratch y primer nacional, atacando fuerte en los tramos finales con una agresiva monta de gomas blandas que le permitía incrementar su ventaja sobre Ojeda a 14 segundos, un margen interesante pero, en modo alguno, definitivo a la vista de todo lo que aun quedaba por delante.

Sexto era Fuster, en tierra de nadie a efectos del certamen español pero enfrascado en una lucha que quería ganar contra Alen. Octavo y noveno venían Monzón y Vallejo en una pelea en la que había más que los puntos del campeonato en juego, y cerrando los diez primeros, ‘Berti’ hacía todo lo humanamente posible para ‘seguir ahí’, ya sin tener que preocuparse de Garre, que se había quedado fuera de carretera, sin importantes daños en su 207 S2000 pero sin poder reemprender la marcha.

El sábado llegaba temprano a La Morgal, justo a tiempo para ver los últimos preparativos de los equipos antes de afrontar los tramos de la última jornada. El cielo estaba cubierto pero sin pinta de ir a llover y apetecía más haber ido a las paellas de Morcín con Jose que quedarme en la sala de prensa pero, ya se sabe, lo primero es lo primero. Así que, auricular de la radio en la oreja y pantalla de tiempos delante, me disponía a vivir ‘en la distancia’ el primer asalto de lo que se anunciaba un combate feroz entre Basso y Vouilloz, sin que ninguno de los dos pudiese descuidarse lo más mínimo ante la amenazadora presencia de Loix.

De hecho, el belga ampliaba su racha de scratchs del final del viernes, sumando el tercero consecutivo al ser el más rápido en Argame-Las Mazas, mientras que Basso, a sólo 8 décimas, ganaba el primer parcial a Vouilloz por 2.3 y volvía a empezar el día igual que la jornada anterior, como  líder en solitario. En el ‘duelo español’, Ojeda recortaba apenas segundo y medio respecto a Solá, con lo que el catalán seguía contando con un margen de doce y medio que seguir administrando.

Sin lluvia pero todavía con su buena cantidad de humedades en el asfalto, la primera especial estaba complicada aunque el sol empezaba a asomar poco a poco, por lo que todo indicaba que el resto de la jornada se iba a disputar sobre seco. Y en esas condiciones, mi pronóstico era que los Peugeot iban a poder con el Abarth … ¡algo que su piloto se iba a encargar de desmentir de inmediato! En ‘Santa Bárbara’, Basso daba todo un recital y viendo el tiempazo del italiano uno se imaginaba el Grande Punto blanco bajando poco menos que ‘por el aire’ para conseguir meterle nada menos que 13 segundos a Vouilloz en los poco más de 20 kilómetros de recorrido, batiendo, de paso, el record de la prueba pese a que el piso, aunque mayoritariamente seco, todavía tenía sus puntos ciertamente delicados. ‘Gigi’ había dado todo un golpe de mano y la fisonomía del rallye cambiaba por completo en lo que se refiere a la lucha por la victoria. Ahora Vouilloz tenía que recuperar 15 segundos y, definitivamente, el triunfo quedaba reservado a uno de los dos, ya que Loix sufría problemas de dirección asistida en su 207 S2000 y tras más de un buen susto, llegaba a meta cediendo medio minuto y diciendo adiós al rallye salvo sorpresa mayúscula … porque, además, todavía tenía que hacer otro tramo con el Peugeot ‘tocado’ antes de volver a la asistencia, con lo que su objetivo cambiaba, de atacar en busca de la primera plaza, a defender para conservar la tercera.

Al acecho de Loix, Ojeda se quedaba sólo en cabeza del Campeonato de España cuando Solá se salía y acababa con su Fiat ‘en el prao’. El catalán volvía a no poder completar el Príncipe, y su abandono significaba un importante vuelco en la clasificación del nacional, con el cántabro de Peugeot heredando una primera plaza que tenía difícil de conseguir hasta ese momento (aunque no es descartable que pudiese haberlo logrado) y que ahora era suya con claridad, ya que el siguiente compatriota en la tabla, Miguel Fuster, estaba a más de un minuto. El levantino mantenía ‘bajo control’ a Alen y ambos seguían con una confortable diferencia sobre el dúo Monzón-Vallejo, que continuaban con su duelo particular, probablemente el que más cambios de posición tuvo durante el rallye. En estas dos primeras especiales del último día, una era para cada uno y las diferencias se mantenían en torno a los diez segundos a favor del canario, pero con el gallego declarándose cada vez más a gusto con el 207 BF Goodrich y esperando sacarle mejor partido a medida que el piso se iba secando. Algo que acabaría por pasar factura a un cada vez más presionado Monzón, que cometería un error cerca del final, dañando una rueda y dejando la carrera, y la tercera plaza a efectos del campeonato de España, en manos de un Vallejo que cumpliría así, de sobra, sus objetivos, sumando una cantidad de puntos que, con el Porsche, no hubiesen estado con casi total seguridad a su alcance.

El primer paso por Blimea-La Casilla-El Corbero cerraba el bucle inicial de la última jornada del rallye y se saldaba con otro scratch para Basso que poco menos que sellaba el resultado final, no tanto por la diferencia total a su favor, veinte segundos, sino por la sensación de control de la situación que mostraba el trasalpino. Vouilloz era segundo, dejándose cuatro segundos más, y Loix seguía sufriendo, perdiendo otra buena cantidad de tiempo y estando ahora más cerca de ser alcanzado por Ojeda que de amenazar a los dos de cabeza. De todas formas, la distancia sería finalmente suficiente como para permitirle ser tercero, mientras que para Ojeda, la cuarta plaza tenía el sabor agridulce de significar una operación importantísima en lo que respecta al campeonato de España, pero con la frustración de no haber podido plantar cara ‘a los del IRC’, como era su deseo antes de empezar la prueba, acrecentada además por el 'susto' final de la mecánica de su Peugeot diciendo 'basta' en las mismas calles de Oviedo y obligándole a una angustiosa llegada al parque cerrado final con el 207S2000 totalmente 'muerto'.

Y aunque ya estamos contando el final de rallye de varios de los protagonistas, porque tras los dos primeros poco iba a cambiar, faltaba aun repetir el mismo bucle otra vez, en el que tampoco esperaba novedades en la lucha por la primera plaza. Uno ya daba por sentado que Vouilloz iba a pensar más en los puntos del campeonato (ausente Rossetti, la segunda plaza era valiosísima) más que en pelear por la victoria hasta el último metro … ¡pero estaba claro que no era mi día como ‘pronosticador’! El francés se dejaba la calculadora en la asistencia y marcaba un scratch que le permitía recortar cinco segundos respecto a Basso y dejar la diferencia en 15 cuando todavía quedaban dos tramos con la suficiente longitud y entidad como para que pudiesen ‘pasar cosas’.

Por si fuera poco, el aparatoso accidente del clio de Blach-Souto (por fortuna sin mayores consecuencias que el lógico susto), significaba la neutralización del tramo, el envío del resto de equipos por el recorrido alternativo y un retraso de una media hora en el inicio de las dos especiales finales que no hacía sino alargar el suspense … y poner nerviosos a los responsables de Eurosport, que tenían que trastocar ligeramente los horarios de retransmisión en directo previstos para el mediodía del sábado. Y es que los rallyes no son la F1 (para bien y para mal, según se mire) y eso de los ‘live’ a una hora exacta no es tan fácil de conseguir. Pero, al final, todo se resolvía sin mayores inconvenientes que un ‘ajuste de programación’, y cuando la cadena deportiva europea entraba en directo, lo hacía justo para recoger la llegada de Basso a la última asistencia como ganador. El ataque final de Vouilloz, que lo intentó hasta el último momento, marcando también los dos últimos scratchs del día, fue respondido a la perfección por ‘Gigi’, que incluso ‘clavó’ a la décima el crono de Nicolas en el parcial que cerraba la prueba. Por fin, tras toda la temporada intentándolo sin éxito, el rapidísimo piloto italiano lograba batir con el Grande Punto oficial a los Peugeot 207 S2000. Y lo hacía, además, a lo grande, tras un rallye disputado en unas condiciones tremendamente cambiantes y en las que ‘las manos’ contaban probablemente mucho más que en cualquiera de los otros en los que había salido derrotado este año … ¡Gigi sei grande!

Y si fantástico había sido el rallye del ganador, no menos había resultado el del segundo. Nicolas Vouilloz se quedó el año pasado con las ganas de pelear el título del IRC hasta el final por cuestiones de equipo, pero este año no parece que vaya a haber forma de arrebatárselo. El ex-cliclista diría que fue quien más impresionó a la afición por su forma de ‘meter’ el 207 por donde fuese y su afán en busca por la victoria hasta el último minuto, sin pensar en puntos o campeonatos, fue de esos que conquistan al espectador, ¡por más que puedan poner de los nervios al jefe de equipo!

Loix, lastrado por la inoportuna avería del último día, completaba un podio de ensueño en el paso del Bombé, donde bajo un magnífico sol se cerraba una edición del Príncipe para recordar. El que espero y deseo sea primero de muchos ‘Príncipes-IRC’ acababa resultando un rotundo éxito. Un éxito cuyo mérito hay que repartirlo, porque es de justicia, entre mucha gente, desde todos los que trabajaron para sacarlo adelante hasta los pilotos que ofrecieron un soberbio espectáculo, pasando por los miles de buenos aficionados que le dieron un calor inigualable en las cunetas (¡los ‘guiris’ estaban alucinados con el apoyo del público!) a la vez que demostraron saber lo que estaba en juego y dejaron en absurdo pesimismo mis miedos de la víspera … ¡nunca me he alegrado tanto de equivocarme!

Ahora queda empezar a contar los días para el del año que viene, amenizando la espera con esas preciosas imágenes de los tramos de Asturias que se han podido ver en todo el mundo a través de las retransmisiones por televisión e internet de Eurosport. ¡Si eso no es promoción turística para nuestra región no se que más se puede pedir!
EVO CUP

Quinta victoria consecutiva de Berti Hevia en la EVO CUP

Alberto Hevia sumó su quinta victoria consecutiva en la EVO CUP, siendo además esta vez también el mejor Mitsubishi del rallye, superando en todo momento a Burgo, que no puntúa para el monomarca pero que le había batido en los dos últimos rallyes disputados en Galicia. En Asturias, Berti le devolvió la jugada a Pedro, marcando claras diferencias desde el principio, cuando llegó incluso a meterse en la lucha con los S2000, aprovechando su perfecto conocimiento del tramo de Muncó y la fuerte lluvia bajo la que se disputaron sus dos pasadas.
Con la primera plaza de la EVO CUP claramente asignada desde el principio, la segunda parecía tener también dueño seguro en otro piloto de un Mitsubishi de RMC, el canario Yeray Lemes, que también estaba superando al EVO de Burgo hasta que su coche decía basta ya cerca del final. La retirada de Yeray dejaba la segunda plaza en manos de otro joven piloto, el asturiano Jonathan Pérez, que también había tenido problemas de diferencial el primer día en su EVO de Quattro Rally, pero que remontaba el segundo, superando finalmente al otro coche de RMC, el de Carlos Márquez, que competía con la unidad en especificaciones 'producción' que utiliza habitualmente en el PRR, lo que le hacía sufrir notáblemente en los tramos con agua, dado el escaso margen de elección de gomas que la categoría de producción permite al Mitsubishi por el hecho de montar llantas de 18.
Los otros dos EVOs presentes, el del gallego Casares y el del asturiano García, abandonaron el primer día y retornaron el segundo en régimen de 'superrally'.

DESAFÍO PEUGEOT

Importante y merecido triunfo de Miguel Arias en el Desafío Peugeot

El Desafío Peugeot perdía a las primeras de cambio a uno de los máximos favoritos para la victoria final, al sufrir un toque Esteban Vallín en el primer tramo, doblando el puente trasero de su 206 y viéndose obligado a abandonar. Con el de Colunga fuera de juego tan pronto, el primer líder era el madrileño Monarri, pero la única pasada que se acababa realizando por Pajomal ya situaba a Arias en cabeza, posición que sería suya de ahí a final del rallye. Miguel ganaba nueve de las catorce especiales que se disputaban y llegaba a Oviedo con un margen de algo más de un minuto sobre Monarri, el único que le pudo seguir más o menos de cerca durante algunos momentos de la prueba.
Tercero, pero ya a más de dos minutos, finalizaba el piloto del RACC Climent Domingo, mientras que cuarto era el gallego Víctor Senra, que cedía tiempo ya en Pajomal, penalizando a continuación y perdiendo ya el tren de cabeza, con lo que de ahí al final ya no tenía más opción que mantener la cuarta plaza. La quinta y la sexta tampoco sufrían apenas variación ya desde la tercera especial, con Emilio Segura por delante de Iván Ares y ambos poco menos que 'en tierra de nadie' durante prácticamente todo el rallye.
Tras ellos rodaba al principio el asturiano Mario Sotero, que competía con un motor de serie en su Peugeot, lo que no le impedía hacer cronos muy meritorios hasta su abandono en el último bucle de la primera etapa. El otro asturiano con un 206 era Jairo Alvarez, que sufría muchísimos problemas ya desde el principio y también abandonaba antes del final del primer día.

COPA SUZUKI

Gorka Antxustegui consolida su liderato en la copa de Suzuki tras sumar su segunda victoria

La cuarta prueba de la Copa Suzuki registró un espectacular y cerrado duelo entre los ganadores de las tres citas anteriores, Gorka Antxustegui, Esteban Núñez y Aquilino Sánchez. De entrada, Gorka marcó el mejor crono en el primer paso por Muncó-Muñó, conservando el liderato en el segundo, ganado por el leonés Fernández. Pero en la única pasada por el largo tramo de Pajomal, Aquilino se lanzó al ataque, haciéndose con la primera posición y conservándola ya a lo largo de toda la primera etapa, aunque siempre seguido de cerca por Antxustegui y Núñez, que llegaban al final del primer día a 4.5 y 15.5 respectivamente del piloto llanisco.

El sábado, el duelo por la victoria se acababa centrando definitivamente entre Aquilino y Gorka, con el vasco marcando los dos primeros scratch del día y arrebatando el liderato al asturiano, mientras que el gallego Núñez cedía terreno poco a poco. La neutralización de la segunda pasada por Argame dejaba la decisión del rallye para los dos últimos tramos, con Antxustegui 7.7 segundos por delante de Aquilino y con este dispuesto a 'tirarse' en busca de la victoria. Pero un pinchazo en 'Santa Bárbara' dejaba al de Llanes Motor sin opciones, relegándole a la cuarta plaza en la meta, por detrás del ganador, Antustegui, del segundo clasificado Esteban Núñez y del tercero, en tiempos, Miguel Angel Blanco. Una posición, la de este último, que duraría sólo hasta las verificaciones finales, en las que era excluido por no llevar catalizador su Swift, por lo que Aquilino acababa finalmente siendo tercero.
Cuarto terminaba el leonés Aitor Fernández, rápido pero algo irregular en sus cronos lo que le impedía seguir el ritmo de los de cabeza, y quinto era el catalán Marc Jiménez, que empezaba prudente y además sufría un pinchazo que le descolgaba definitivamente de la lucha por el podio.
El otro asturiano en la copa Suzuki, 'Viti' Pardeiro, tocaba la trasera de su Swift el sábado perdiendo tanto o más confianza que tiempo, con lo optaba por terminar sin más riesgos, acabando finalmente séptimo.

CLIO CUP, NISSAN CHALLENGE y COPA SUBARU
Las copas de Renault, Nissan y Subaru no ofrecieron más lucha que en rallyes anteriores, con las dos primeras ganadas claramente por sus habituales dominadores, Joan Vinyes en la Clio y Sergio López-Fombona en la 350Z Challenge, y la tercera quedando desierta al no pasar ninguno de los tres Imprezza de la primera etapa.

Joan Vinyes volvió a ganar con holgura entre los Clio R3...

...y Sergio Fombona tampoco tuvo rivales a su altura entre los 350Z de Nissan

La copa de Subaru quedó desierta, el que más lejos llegó fue Oliveira

Entre los R3, Vinyes volvió a ser el más rápido, terminando además en una magnífica décima plaza scratch, sexta a efectos del campeonato de España. También entre los diez primeros de la general del nacional se metió el otro Clio en la meta, pilotado por Fran Cima, que hizo su mejor rallye hasta la fecha, todavía lejos, como es lógico, del muy experto y rápido piloto andorrano, pero limando diferencias y mostrándose cada vez más a gusto con el R3. Tras Fran rodó siempre el gallego Blach, hasta que sufrió una fuerte salida de carretera en la pasada final por Argame-Las Mazas, que le dejó fuera de combate y obligó incluso a neutralizar el tramo.

En la Nissan Challenge, Sergio Fombona impuso su ley con la habitual autoridad, realizando además un rallye soberbio dado el enorme handicap que suponía partir tan atrás en el orden de salida, al no estar los GT nacionales homologados por la FIA y no pdoer, por tanto, incluirse en la lista del IRC. Ello hacía que cuando los potentes y pesados 350Z pasaban por los tramos, estos estuviesen en pésimas condiciones para dominar los 'traseras' japoneses. Tras sufrir algún que otro susto el viernes, y perder mucho tiempo por la tarde debido a tener que hacer el último bucle con la dirección abierta, Sergio marcó cronos espectaculares el sábado, ya con los tramos más secos, sumando tres octavos scratch del campeonato de España en las cinco especiales que cubrió de la segunda etapa, para acabar metiéndose entre los diez mejores del nacional.
A más de cinco minutos del gijonés, el madrileño Rubén Gracia terminó segundo, mientras que el otro Nissan en liza, pilotado por Hernán, también alcanzó la meta aunque a cerca de media hora del total acumulado por el ganador de la categoría.

Por último, la Imprezza Cup se quedó desierta al no llegar demasiado lejos ninguno de los tres participantes, el portugués Oliveira, que fue el que más duró, abandonando en la séptima especial, el gallego Reiriz, que se salió el sábado teniendo que retirarse, aunque luego 'reenganchó' el sábado gracias al 'superrally', y el también gallego, Pardo, quien tuvo ya graves problemas de bomba de agua en el shakedown que le impidieron finalmente tomar la salida el viernes en la primera etapa.