HOGAR DULCE HOGAR

‘El hogar de la competición del motor’, así se anuncia desde hace años el circuito de Silverstone. El antiguo aeródromo de la segunda guerra mundial, reconvertido en pista de carreras nada más acabar la contienda bélica, pronto cambio los aviones de caza por los coches y las motos de carreras para convertirse en uno de los escenarios más clásicos del automovilismo y el motociclismo. Sede del primer Gran Premio puntuable para un campeonato del mundo de Fórmula 1, allá por 1950, la pista del condado de Northampton mantiene ese sabor especial, mezcla de tradición y modernidad, que en pocos sitios son capaces de lograr tan bien como lo hacen los británicos. Y aunque el actual recorrido del circuito, sobre todo tras su última y muy profunda remodelación de hace unos pocos años, se diferencia bastante del original trazado que definían los caminos periféricos utilizados para dar servicio al campo de aviación, no por ello deja de mantener su carácter. La vertiginosa secuencia de Maggots-Beckets-Chapel sigue siendo uno de los mejores sitios para comprender de lo que es capaz un monoplaza de fórmula 1. Las curvas de Copse, Stowe o Club se mantienen entre las más difíciles del mundial. Y la nueva de Abbey se incluye ya por derecho propio en esa lista, sobre todo cuando el piso está deslizante, lo que, por otra parte, suele ser de lo más habitual en la zona. Además, en unos pocos kilómetros alrededor del circuito tienen su basen la gran mayoría de los equipos que compiten actualmente en la fórmula 1, y el aficionado de las islas es, en su mayor parte, el más entendido y fiel al espectáculo que ofrece la máxima categoría del deporte del motor, independientemente de que sus pilotos tengan o no opciones de victoria. Si, además, uno de ellos es el actual campeón y el máximo favorito, como ocurría una vez más este año con Lewis Hamilton, su presencia volvía a ser masiva y contribuía aun más a convertir en realidad el slogan del circuito inglés… porque, en Silverstone, el ‘Gran Circo’ está, efectivamente, ‘en su casa’.

Lewis Hamilton dominó de principio a fin el Gran Premio de casa y ya suma cuatro victoria este año

Max Verstappen estuvo sensacional sobre piso mojado y logró otro segundo puesto con el Red Bull

Nico Rosberg sigue líder del mundial pero ya con un sólo punto de ventaja

TIEMPOS MODERNOS

En otros tiempos, cada vez más lejanos, la habitual visita del ‘clima británico’, en forma de fuerte chaparrón cuando ya todos los monoplazas estaban en preparrilla, hubiese sido un aliciente más para los primeros momentos de una carrera tan clásica, en cuya historia no faltan Grandes Premios convertidos en épicas batallas gracias a la presencia de la lluvia. Pero hasta en un sitio con tanto respeto por la tradición como Silverstone se imponen hoy en día los estrictos protocolos preventivos. Y si, lo sé perfectamente, la seguridad es y ha de ser lo primero, especialmente en esta época que nos ha tocado vivir, en la que el riesgo está mal visto y todo el mundo quiere tener esa falsa sensación de que nada malo nos va a pasar nunca. Pero no deja de ser un contrasentido que en un deporte basado en la velocidad y (aunque sea ‘políticamente incorrecto’ decirlo) el peligro asociado a la misma, se extremen las medidas de control hasta el punto de desnaturalizarlo, por mucho que no nos quede más remedio que acostumbrarnos a ello.

De hecho, no creo que nadie se sorprendiese de que la carrera acabase arrancando en lenta procesión tras el ‘coche de seguridad’, privándonos del momento culminante que siempre es ese instante en que se apagan las luces del semáforo de salida y los monoplazas salen en tromba buscando huecos caminos de la primera curva. Un instante que, por muchos años que lleve viendo carreras, me sigue acelerando el pulso cada vez que lo contemplo, y que adquiere aun mayor intensidad cuando el piso está mojado y los neumáticos traseros levantan cortinas de agua desde el momento en que empiezan a tratar de agarrarse al resbaladizo asfalto. Por no hablar de esas primeras vueltas, con el grupo aun compacto, en las que cuando hay agua sobre la pista destacan los más hábiles, o los más valientes, o los que mejor saber combinar destreza y coraje. De todo eso, por desgracia, ya nos habíamos visto privados en Mónaco o, incluso peor aun, en las 24 horas de Le Mans, en teoría uno de los últimos reductos de las carreras al viejo estilo, que este año arrancaron con casi una hora de ‘safety car’ guiando al grupo alrededor del fascinante trazado semipermanente de ‘La Sarthe’. Así que en Silverstone tocaba resignarse otra vez, tampoco íbamos a ver unas primeras vueltas de esas que, dicen por aquellos lares, ‘separan a los hombres de los niños’… aunque no sea cuestión de edad precisamente el destacar en esas condiciones, como el más joven del lote se encargaría de mostrar en cuanto tuvo ocasión de hacerlo.

Dani Ricciardo terminó cuarto por quinta vez en las diez carreras disputadas en lo que va de temporada

Kimi Raikkonen renovó un año más con Ferrari y acabó quinto en una mala carrera para la 'Scuderia'

Sebastien Vettel tuvó un Gran Premio para olvidar, entre la avería del viernes, su floja Q3 y varios errores en carrera sólo pudo ser noveno

MAX SIGUE CRECIENDO

La inesperada victoria de Max Verstappen en el Gran Premio de España, su estreno al volante del Red Bull, fue portada en toda la prensa del motor a nivel mundial. Un triunfo ‘histórico’ por convertir al holandés en el vencedor más joven de una carrera de Fórmula 1, estableciendo además una marca destinada a ser poco menos que imposible de batir en vista de las nuevas normativas, destinadas a evitar que alguien pueda llegar a la máxima categoría del automovilismo mundial sin tener aun edad siquiera para sacar el carnet de conducir.

Pero si noticiable fue su triunfo en Montmeló, más meritorias aun me han parecido sus actuaciones en Speielberg y, sobre todo, en Silverstone. Al fin y al cabo, en la carrera española, el joven Verstappen se vio favorecido por la estrategia para acabar por delante de su compañero de equipo Ricciardo, que había marcado la pauta durante todo el fin de semana en lo que respecta a los Red Bull. En Austria, en cambio, pese a que el australiano se clasificaba de nuevo por delante el sábado, el joven holandés ya le batía en la carrera del domingo, rebasándole en los momentos iniciales y manteniendo después un ritmo más rápido y más consistente, tanto como para ser capaz de hacer toda la carrera con una sola parada en boxes y acabar liderando incluso la prueba en los giros finales, obligando a los dos pilotos de Mercedes a superarle en pista. Y en Gran Bretaña, el increíble Max daba otro paso adelante, siendo más rápido que el mucho más experto australiano en la sesión de clasificación y dando toda una exhibición de pilotaje sobre piso deslizante en carrera. Cuando la pista estaba más resbaladiza, sólo el Red Bull pilotado por el joven prodigio de los Países Bajos era capaz de rodar tan rápido (y en varias ocasiones incluso más) que el Mercedes con el que Lewis Hamilton se escapaba desde la ‘pole’ hacia una incontestable victoria.

Y si el ritmo de Verstappen impresionaba, más aun lo hacía su fabuloso adelantamiento a Rosberg por el exterior de Becketts. Uno de esos adelantamientos con los que ya nos alucinó el año pasado, en uno de esos sitios en los que sólo alguien con una mezcla de talento y valor tan extraordinaria puede ser capaz siquiera de imaginar una maniobra así, no digamos ya llevarla a efecto con la aparente sencillez con la que Max la ejecutó. Poco importa que luego, a medida que el piso se iba secando, le fuese imposible contener la mayor potencia del Mercedes del alemán, a quien, de todas formas, le hizo sudar tinta para encontrar la forma de rebasarle, reeditando por momentos su extraordinaria defensa ante el mismo rival en las postrimerías del Gran Premio de Canadá. Entonces Nico acabó cometiendo un error, está vez el todavía líder del mundial no falló y acabó adelantando. Un adelantamiento que, de todas formas, no le sirvió de nada al alemán, segundo bajo la bandera a cuadros pero tercero en la clasificación oficial después de ser penalizado por recibir órdenes ilegales vía radio que le permitieron solucionar un problema con la caja de cambios que amenazaba con dejarle tirado.

De todas formas, fuese segundo o tercero, en el caso de Max el resultado casi era lo de menos ante la nueva demostración de que este chaval es un auténtico fuera de serie, uno de esos pilotos que sólo aparecen muy de cuando en cuando pero que, desde el principio van dejando muestras de pertenecer al muy selecto grupo de los destinados a la gloria. Y, tras los visto en Silverstone, creo que ya nadie tiene dudas al respecto. Porque, además, en su caso si que es cierto eso de que ‘lo mejor está aun por llegar’.

Sergio Pérez brilló de nuevo sobre piso deslizante para acabar sexto con el Force India

Séptima plaza para Nico Hulkenberg, justo por detrás de su compañero de equipo

Carlos Sainz sacó el máximo partido posible del piso deslizante para terminar otra vez octavo con el Toro Rosso

HAMILTON EN SU SALSA

Unas tribunas llenas a rebosar de fans haciendo ondear miles de banderas británicas. Una pista en la que ya había ganado tres veces, la primera de ellas, además, dando una auténtica exhibición sobre el encharcado asfalto que fue el escenario del Gran Premio del 2008. El mejor monoplaza de la parrilla en sus manos. La moral a tope después de salir victorioso en Austria del esperado cuerpo a cuerpo con su compañero de equipo y único rival para el título. Todo estaba a favor de Lewis Hamilton para dominar de principio a fin en Silverstone, en su casa, ante su público, en una de sus pistas favoritas.

Un dominio que empezaba en los libres del viernes, aunque ser el más rápido ahí sirva de poco. Lo primero que realmente importaba era la sesión de clasificación del sábado, cuyo desarrollo tenía, además, esos altos y bajos que en muchas ocasiones han marcado la carrera deportiva de Lewis: del infinito al cero y del cero al infinito en unos minutos. Del asombroso crono con el que lideraba la Q2 a ver como el no menos fantástico que conseguía en su primer intento de la Q3 era anulado por superar los límites de la pista. De tener la ‘pole’ en la mano a verse obligado a salir de nuevo a buscarla, en un todo o nada que no admitía errores. Daba igual, Hamilton no iba a fallar esta vez como en Bakú. Aun dejando algo de margen (y unas cuantas milésimas) en la rapidísima Copse, la curva cuyos límites había sobrepasado en el intento anterior, el Mercedes número 44 volaba de nuevo sobre el asfalto del viejo aeródromo y se alzaba otra vez a lo más alto de la lista de tiempos. La ‘pole position’ era suya. Y no sólo eso, sus más de tres décimas de ventaja sobre Rosberg eran toda una declaración de intenciones. Un, ‘aquí mando yo’, que sólo tenía como posible duda el siempre crucial momento de la salida al día siguiente, el único punto débil mostrado por Lewis en lo que va de campaña.

La lluvia caída antes del inicio de la prueba disipaba ese problema, y no porque la salida se diese con el coche de seguridad sino porque sobre piso mojado ya sabemos todos más que de sobra que Rosberg poco o nada tiene que hacer contra Hamilton. Ya se vio claramente en Suzuka hace un par de temporadas y quedó aun más en evidencia en el reciente Gran Premio de Mónaco. En cuanto el ‘safety car’ se retiró (¡por fin!) Hamilton comenzó a abrir hueco mientras Rosberg cedía terreno vuelta a vuelta y acababa por ser superado por Verstappen. Y aunque luego, cuando el piso se acabó secando, Nico volvía a recuperar la segunda plaza y hasta había algún momento en el que parecía que podría acercarse a Lewis, el problema en su caja de cambios dejó en nada un amago de remontada que, de todas formas, parecía de improbable éxito. Hamilton controlaba la situación en cabeza, apretaba cuando lo necesitaba y dudo mucho que se hubiese ‘dejado’ alcanzar, y no digamos adelantar, por su compañero-rival. Ganar en casa tenías mucho más valor para el pasional piloto británico que los 25 puntos en juego y su exultante celebración una vez completada la prueba lo dejaba bien claro. Lewis estaba en su salsa, la carrera no se le escapaba y un cuarto Gran Premio de su país subía a su cada vez más largo palmarés.

El triunfo de Hamilton en Silverstone, además de ser su cuarta victoria del año, dejaban claro, por el modo en que lo conseguía, quien vuelve a tener la iniciativa en el campeonato aunque la clasificación del mundial siga estando encabezada por Rosberg. Los más de cuarenta puntos de margen acumulados por el alemán en las cuatro primeras carreras del año ya han desaparecido casi por completo. Sólo queda uno, de valor más simbólico que real. Si la mecánica lo respeta en la segunda mitad de temporada no va a haber forma de que Nico pueda contener a Lewis. Alguna otra avería más o la amenaza en forma de penalizaciones en su posición de salida que pesan sobre el británico, debido a la sangría de componentes mecánicos que sufrió en el arranque de campaña son, mucho más que su compañero de equipo, los principales rivales que se podrá encontrar el actual campeón en el camino hacía el que sería su tercer título consecutivo y el cuarto de su cuenta.

Daniil Kvyat completó las posiciones de puntos con el segundo Toro Rosso entre los diez primeros

Muy floja actuación de los Williams, Massa fue undécimo y Bottas decimocuarto

Los McLaren-Honda tampoco puntuaron en Silverstone, el mejor clasificado fue el de Button en el puesto doce

NUNCA LLUEVE A GUSTO DE TODOS

El piso mojado permitió destacar a Verstappen y decantó claramente a favor de Hamilton su duelo con Rosberg. Por detrás del trío de cabeza, Ricciardo ocupó por quinta vez en lo que va de temporada la posición más odiada en los juegos olímpicos, la que te deja justo a las puertas del podio, esa cuarta plaza que algunos atletas definen con humor como la de ‘medalla de chocolate’. El australiano rodó siempre a buen ritmo, pero nunca estuvo en los tiempos de su talentoso joven compañero en Red Bull, que le superó por primera vez tanto el sábado como el domingo.

La lluvia también volvió a ser el perfecto aliado de Sergio Pérez, de nuevo magnífico en condiciones de adherencia precaria. El mexicano apuró al máximo el tiempo de uso de los ‘full wet’ y sólo el cada vez más ancho carril seco de las vueltas finales le impidió mantener la quinta plaza con el Force India, debiendo ceder en última instancia ante la mayor velocidad del primero de los Ferrari, el de Kimi Raikkonen. El finlandés, recién renovado por un año más con la ‘Scuderia’, completó otra de esas carreras escasamente combativas que son cada vez más habituales en un piloto que otrora estaba entre los más agresivos de la parrilla. Aun así, su quinta plaza fue, con mucho, mejor que la muy decepcionante novena de Sebastien Vettel. El alemán tuvo un fin de semana para olvidar, con problemas de caja de cambios que le costaron cinco puesto de penalización en parrilla, lo que unido a su mal crono en la Q3, el sexto, justo por detrás de su compañero de equipo, le envió a una lejana undécima posición en la formación de salida. De todas formas, con la lluvia se podía esperar una buena remontada de uno de los pilotos que más suelen destacar siempre en estas condiciones. Sin embargo, Seb no tenía el día con un Ferrari que no era nada competitivo en Silverstone, acusando una preocupante carencia de apoyo aerodinámico en una pista que lo requiere en buenas cantidades sobre seco y más aun sobre mojado. La carrera de Vettel fue de lo más gris, y de nada le valió ser el que más arriesgó a la hora de montar los slicks, pagando su osadía con uno de los varios errores que acabaría cometiendo a lo largo de una prueba en la que estuvo muy lejos de lo que se podía esperar de él en tales condiciones de asfalto.

Emparedando al Ferrari número 5 terminaron los dos Toro Rosso con mecánica ‘made in Maranello’ de la cosecha del 2015. Y de nuevo el mejor de sus pilotos fue Carlos Sainz Junior, autor de otra notable prestación aprovechando al máximo las complicadas condiciones del asfalto para terminar en un octavo lugar que es todo un logro con un monoplaza al que le va a ir pesando cada vez más, a medida que avanza la temporada, la total ausencia de evoluciones a nivel de motor.

El único Sauber en meta fue el de Nasr, que concluyó en la decimoquinta posición

Mal día también para los Haas, sólo acabó Esteban Gutiérrez en la decimosexta posición

Kevin Magnussen cerró la clasificación con el Renault tras abandonar a poco del final

Los que, en cambio, si continúan recibiendo evoluciones son los McLaren Honda, pero ni el gasto de algún ‘token’ más, la presencia de nuevas piezas aerodinámicas y hasta la llegada de la lluvia como posible aliado para compensar sus carencia sirvieron para que Alonso y Button lograsen siquiera arañar un punto. El español consiguió, al menos, volver a entrar en la Q3 a base de conseguir exprimir al máximo el negro monoplaza anglo-nipón a una vuelta. Pero el ritmo de carrera sigue siendo insuficiente y, además, después de un buen número de vueltas bloqueado tras el Williams pilotado por un Massa que no es precisamente el más rápido cuando el piso está resbaladizo, Fernando se salía aparatosamente en la muy delicada Abbey, librándose por muy poco el impacto contra las protecciones para volver a pista por detrás de su compañero, Button, y ya sin opción alguna de puntuar. Otra decepción más para el histórico equipo británico, que sigue muy lejos de poder aspirar a los puestos de cabeza.

Y hablando de históricos equipos británicos, otro para el que la carrera de casa no dejó ni un solo punto fue Williams, cuyo deficiente chasis quedó más en evidencia que nunca sobre el asfalto húmedo de las rápidas curvas de Silverstone. Ver a los monoplazas de Sir Frank y a los de Ron Dennis, tantas veces ganadores en esta pista, peleando por los puestos del once al catorce fue el contrapunto negativo para la afición local al delirio que, al más puro estilo de la ‘Mansellmania’ de finales de los ochenta, desplegaron los ‘fans’ cuando Hamilton cruzó como ganador bajo la bandera a cuadros a bordo de un coche de marca alemana… aunque fabricado a escasos kilómetros. Y es que, después de todo, Hasta los muy germánicos Mercedes estaban en casa en Silverstone, el auténtico hogar de la fórmula 1.

Texto: Daniel Cean-Bermúdez - Fotos: prensa equipos fórmula 1

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