La subida a Ubrique tenía este año doble carácter internacional. Por un lado, la prueba andaluza era, por primera vez, puntuable para la Challenge Internacional de Montaña y la Copa de Europa FIA, mientras que, por otro, resultaba valedera también para el certamen portugués, tras el acuerdo entre las federaciones nacionales de ambos países, por el que la subida lusa de Falperra se incluye este año en el calendario del Campeonato de España.

De todas formas, lo de la internacionalidad acababa quedando en mera anécdota. Aunque en la lista de inscritos aparecía algún piloto portugués, ninguno se presentaba en Ubrique, quedando como único extranjero en liza el británico Mike Andersson, participante en la categoría de clásicos. Y la validez FIA de la prueba, que permitía la presencia de fórmulas y barquetas, tampoco acababa significando más que la presencia de la Norma N20 de Andrés Vilariño.

Y es que ya se sabe el muy escaso seguimiento que tienen estas copas FIA, por lo que su interés no acaba yendo más allá que para servir al organizador como posible reclamo publicitario con el que conseguir una mayor implicación de las instituciones regionales o locales. Fuera de eso, a nivel deportivo no aportan prácticamente nada… acabando incluso por significar más problemas que ventajas, debido a la mezcla de reglamentos de los diferentes certámenes que sólo sirven para generar confusión y complicar innecesariamente las cosas..

Si ya el año pasado la climatología incordió lo suyo en Ubrique, obligando la tromba de agua caída en la mañana del domingo a cancelar los entrenos libres, este año el tiempo estuvo también tremendamente revuelto durante todo el fin de semana, con chaparrones intermitentes a lo largo de los dos días.

El sábado, la lluvia apareció justo cuando los CM iniciaban la manga de entrenos oficiales, dejando la pista muy resbaladiza, lo que acabó pasando factura al Ferrari GT del andaluz José María Romero, que no pudo evitar salirse de frente contra uno de los numerosos y amenazadores pretiles de piedra tan habituales en las carreteras de la zona. El impacto destrozó por completo la parta baja del Ferrari, afectando especialmente la zona de los pedales, lo que causó lesiones de diversa consideración en las piernas del piloto. Asimismo, se produjeron golpes y magulladuras, por fortuna leves, en los espectadores situados tras el pretil y que acabaron unos metros monte abajo.

El domingo, diluvió durante los entrenos libres aunque estos pudieron celebrarse con normalidad y sin mayores incidentes.

Tras dos temporadas en los rallyes, la del 2008 en la copa Swift nacional, y la del 2009 en el regional asturiano, certamen del que se proclamó subcampeón, ‘Viti’ Pardeiro volvía en Ubrique al nacional montaña. El langreano, aunque va muy justo de presupuesto, tiene intención de seguir todo el certamen al volante del Mitsubishi EVO IX que utilizó el año pasado en rallyes, y que en montaña se pudo ver en Santo Emiliano en manos de su hermano ‘Monchi’.

De entrada, ‘Viti’ se lo tomó con calma el sábado, cuando la lluvia dejó el piso muy deslizante, ya que era la primera vez que pilotaba el EVO sin brida en esas condiciones. El domingo, una vez modificados los reglajes de suspensión para adaptarlos mejor al asfalto mojado, el asturiano ya fue el grupo N más rápido en los lluviosos entrenos, haciéndose después con una clara victoria en la subida oficial, disputada ya sobre seco. Además, de propina, ‘Viti’ se hizo con la victoria a efectos de las dos competiciones europeas en disputa, ya que para ellas contaba el cómputo total de las dos oficiales, resultando la suma de tiempos del langreano la mejor de los pilotos que competían con vehículos de normativa FIA.

Tras las polémicas de las pasadas campañas en el apartado de neumáticos de los CM, este año ese frente parece definitivamente cerrado con la adopción de un régimen monogoma para la categoría. Los participantes en la copa CM nacional han de utilizar obligatoriamente este año los neumáticos de la marca AVON establecidos en el artículo 9.4 del reglamento del certamen. Se establecen, además, unos premios en metálico para los cinco primeros a final de campeonato, que van de 6000 euros al campeón a 1000 para el quinto de la general final.

Las nuevas gomas, más duras en cuanto compuesto pero algo menos rígidas a nivel de carcasa, significaron un notable trabajo de puesta a punto para los equipos, ya que los reglajes del año pasado no las hacían trabajar bien. Las bajas temperaturas y lo cambiante del clima tampoco ayudaron, ya que a los neumáticos les costaba coger temperatura, y el tener que hacer varias de las subidas con gomas ralladas (también de modelo único y común para todos los participantes) significó poder hacer menos pruebas con los nuevos slicks. En todo caso, la idea nos parece positiva, por lo que puede tener de igualar prestaciones y abaratar costes. Respecto a  esto último, algunos pilotos no parecían tenerlo del todo claro, ya que nos comentaban la necesidad de comprar obligatoriamente un juego por fin de semana. Algo que, de todas formas, no aparece reflejado en el reglamento, en el que sólo se especifican las referencias a usar y el número de ruedas permitidas por fin de semana (libres en entrenos, cuatro más comodín en las oficiales).

En Ubrique, había novedades técnicas en el coche campeón, el Silver Car S2 de Pedro Roca, que presentaba unas vistosas ‘aletas de tiburón’ para mejorar el flujo de aire hacia el alerón trasero, y un novedoso sistema de levas tras el volante para accionar el cambio. Se trata de un mecanismo electro-mecánico que hace funcionar la palanca del secuencial, la cual se mantiene también operativa como medida de seguridad para el caso de que pudiese fallar el sistema.

También llamaba la atención el nuevo frontal del único Speed Car GTR presente, el de Pantxo Egozkue, notáblemente rebajado en su línea para generar más apoyo al tren delantero y disminuir la sección frontal.

En Bango Racing Cars, la novedad era humana y no mecánica, ya que el navarro Iñigo Martínez compite este año con el fabricante asturiano tras su campaña 2009 con Silver.