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Sergio Vallejo celebró su título de Campeón de España con una clara victoria en el Shalymar, por delante de Xevi Pons, que completó el dominio del Team Nupel con la segunda plaza y el título de grupo N.
En Madrid también se decidieron los títulos del PRR, para Benito Guerra, y de la Copa Swift, que se llevó finalmente Esteban Vallín
CRONICA

De vuelta de Madrid, a primera hora del pasado domingo, el general invierno empezaba ya a desplegar sus tropas en los alrededores de la sierra madrileña por la que las dos jornadas anteriores había transcurrido la parte más ‘de rallye’ del Shalymar, de nuevo prueba de cierre del nacional de asfalto. El veterano rallye madrileño, con su atípìco esquema, a medio camino entre rallye ‘normal’ y ‘rallyshow’, por aquello de las dos especiales que se disputan en el circuito del Jarama, lleva dos años como cita final del certamen, aunque esta vez, con el título ya decidido tras el Costa Brava, su influencia en el resultado del campeonato quedaba reducida a los pocos títulos aun sin resolver, como el de grupo N o la Copa Swift.

Sergio Vallejo celebró su título de Campeón de España con un triunfo aplastante en los rápidos tramos madrileños

Xevi Pons se hizo con el título de grupo N y completó un nuevo doblete para el Team Nupel

Ojeda cerró el año del debut del Impreza Prodrive con una tercera plaza

De todas formas, decisivo o no, mi opinión al respecto de la prueba de la capital no cambia: sigo pensando que el Shalymar, tal y como está concebido, no debería tener cabida en el campeonato y sería mucho más lógico como ‘fin de fiesta’ de la temporada. Tendría que ser algo así como el rallye de Monza, que por estas fechas se disputa en Italia, un evento mediático, no puntuable pero con el atractivo de disputarse en Madrid y la mayor audiencia potencial que ello supone, y con el Jarama como perfecto escenario para un show que acerque los rallyes al gran público, la prensa y los patrocinadores. Incluso, puestos a pedir, con televisión para que esos patrocinadores, cada día más escasos y esquivos, reciban algo a cambio de lo que aportan a una especialidad, los rallyes, de la que poco o nada se habla en los medios… ¡y además las pocas veces que se habla es para mal!

Con su esquema actual, basado en el Jarama, con dos tramos en su pista y con unos absurdamente largos enlaces entre especiales, para ir y volver al circuito de la carretera de Burgos entre cada bucle de tramos en la sierra, el Shalymar me parece poco menos que un despropósito como prueba del Campeonato de España de Rallyes. Este año, el añadido de la ceremonia de salida al lado del Bernabeu y el ‘recorte’ del doble paso por el Atazar por problemas con los vecinos de la zona, acaban por configurar un recorrido en el que había que hacer casi 700 kilómetros de enlaces para competir en apenas 150 cronometrados, de los cuales, además, casi 50 eran en Canencia, por donde se pasaba nada menos que cuatro veces (tres en el mismo sentido).

En unos tramos poco propicios para el S2000, Hevia acabó cuarto pensando ya en el 2010

Monarri estuvo más cerca que nunca del grupo de cabeza y acabó quinto

Gorka Antxustegui repitió la experiencia del Príncipe con el Swift S1600, terminando séptimo

Mi Shalymar empezaba entrando a Madrid por mi zona favorita de la capital, ese eje Princesa-Callao-Gran Vía por cuyos alrededores me gusta ‘perderme’ las pocas veces que tengo la ocasión de pasar unos días de asueto en la capital. En Cibeles me esperaban mi amigo Juan Tarrazo y su esposa… ‘su santa’, como él la llama cariñosamente, 'santidad' que nos demostró de sobra en las siguientes horas, mientras su marido y yo hablábamos ‘de coches’ sin parar. Los tres juntos nos dirigíamos al Jarama para tener un primer contacto con el rallye, que Juan  había incluido en el trayecto de sus bien merecidas vacaciones pensando en apoyar, de cerca, a ‘su piloto’, Sergio Fombona. Pero como ya todos sabéis a estas alturas, la odisea del Nissan 350Z EVO cubrió otro capítulo más en vísperas del Shalymar, y pese a los ímprobos esfuerzos del incansable ‘Motorín’, los retrasos en la llegada de algunas piezas hicieron imposible que Sergio pudiese, al menos, cerrar el año con buen sabor de boca. Suele ocurrir que lo que mal empieza mal acaba, y esto del 350 se torció desde el principio, cuando Nissan decidió ‘echar el cierre’ a su programa 2009. A partir de ahí todo han sido desventuras para el bueno de Sergio, al que nos encontrábamos, vestido ‘de paisano’ en el paddock del Jarama, poniendo (¡una vez más este año!) a mal tiempo buena cara, y dispuesto a vivir el rallye como un espectador más. Papel en el que esta temporada ha estado demasiadas veces, para su desgracia y para la de todo buen aficionado, porque verle pasar, con su estilo siempre generoso, es algo que este año apenas si hemos podido disfrutar ¡y que se echa de menos!

Minutos antes, mientras atravesábamos el túnel que da nombre a la curva final del trazado madrileño, y que sirve de acceso a ese ‘sancta santorum’ que es el paddock del circuito, tenía de nuevo la misma sensación que tengo cada vez que entro en el Jarama, la de estar como en casa. El veterano trazado de la carretera de Burgos es, desde siempre, ‘mi circuito’. Lo es desde que allá por el 75 el suplemento semanal del ABC le dedicó un número casi monográfico con motivo del Gran Premio de España de F1 (si, os lo juro, ¡se hablaba de fórmula 1 en España antes de Alonso!). En aquella revista, que todavía debe de estar cogiendo polvo en algún armario de casa de mis padres, me cautivó un reportaje de cuatro páginas, con el circuito descrito curva a curva mediante fotos y con un detallado plano, a partir del cual me construí, con papel, cartón, paciencia y la ilusión de la infancia, ‘mi Jarama’ a escala, en el que durante muchos años echamos carreras con aquellos coches y motos de juguete o con los de papel que mi hermano Fernando dibujaba con su talento y su imaginación. Luego, en el 81, pisé el Jarama ‘real’ por primera vez, para ver en directo a los F1, y aunque, por desgracia, aquel fue el último gran premio de la máxima categoría en Madrid, después he vuelto en otras ocasiones, siempre con esa misma sensación de ‘retornar a casa’. Una sensación a la que contribuye, sin duda, el hecho de que apenas nada ha cambiado en la pista y sus alrededores, acusando todo el paso del tiempo pero, a cambio, manteniendo ese ‘sabor a auténtico’ que sigues respirando cada vez que te asomas a una de sus curvas. Comparado con las 'megaconstrucciones' que son ahora las pistas de F1, el Jarama es como ‘de andar por casa’, y eso lo hace más humano y más atractivo. Además, su técnico trazado, lleno de desniveles y curvas de radio variable, sigue siendo garantía de espectáculo, como podrían comprobar el sábado hasta los más acérrimos ‘rallystas’, esos que siempre me dicen que los circuitos son aburridos, cuando el capricho de sacar los coches de los primeros a dos minutos hizo que se juntasen en pista los Vallejo, Pons, Berti y Ojeda, disputándose las trazadas y las frenadas como si aquello fuese una carrera del añorado CET. Todo un show tan divertido de ver como fuera de lugar en un rallye puntuable para el campeonato de España, ¡los rallyes son otra cosa!

Jonathan Pérez culminó su fantástica temporada con el título de R3 y el subcampeonato de la Copa Clio

Fran Cima lo intentó hasta el final pero no pudo conservar el segundo puesto en la Challenge de Renault

Un taco motor roto apartó a Arias de la lucha con los otros dos Clios asturianos

Tras acompañar a Juan en su visita a RMC, donde agradeció a ‘Cholo’ el buen rendimiento del EVO IX que le permitió vivir ese rallye de ensueño en Pravia, decidimos ‘traicionar’ a César, con el que habíamos quedado para ir a los primeros tramos del rallye, y encaminarnos al Bernabeu, para ver allí la ceremonia de salida. A la sombra del estadio de futbol, el rallye apenas si era una anécdota en la vorágine de tráfico y gente que siempre es la Castellana, y no dejaba de ser todo un ‘incordio’ extra para los equipos, que debían salir disparados ya camino de los tramos, mezclándose en los habituales atascos de la salida de la capital un viernes por la tarde. Nosotros teníamos un plan más tranquilo, consistente en irnos de tapas y cañas por la zona de la Plaza de Santa Ana, donde disfrutábamos de la tarde-noche sin prisas, charlando de carreras y ‘olvidándonos’ de lo que pudiese estar pasando en la sierra. Por una vez, anteponía el placer  al trabajo y, rememorando con Juan su rallye de Pravia y mil historias más, cargaba las baterías para la dura jornada que me esperaba al día siguiente.

Tras despedirme de tan grata compañía tocaba seguir encontrándose con buenos amigos de las carreras, ya que para este rallye mi hotel iba a ser el domicilio de los padres de César, en Alcobendas, cuya hospitalidad nos iba a acompañar el resto del fin de semana. Miguel me guiaba camino de su casa y allí llegábamos antes de que lo hiciese César, que estaba aun en el recortado Atazar, pasando frío para sacar las excelentes fotos nocturnas que podéis ver en su web www.asfaltoytierra.com.
Hablaba con él por teléfono y me confirmaba que, pese a lo que se comentaba en la ceremonia de salida, no llovía en los tramos. A cambio le informábamos de los cronos de las tres especiales que abrían boca en este Shalymar 2009, en las que, como era previsible en tramos con medias alrededor de los 130 por hora (¡toma seguridad!), la superioridad de Vallejo y el Porsche GT era poco menos que insultante. El ya campeón de España salía, además, liberado de ese freno que siempre es tener que pensar en los puntos con el que había tenido que correr en las dos últimas citas, y el resultado era de escándalo: un segundo por kilómetro de ventaja sobre el segundo clasificado, su compañero de equipo Xevi Pons, con el EVO X N plus. El catalán cedía ya casi medio minuto tras sólo tres especiales y apenas 30 kilómetros cronometrados, mientras aventajaba en 7.3 a Hevia, de pruebas con las Hankook, consciente de que este año ya había corrido lo que tenía que correr donde y cuando hizo falta, y que, imagino, afrontaba el Shalymar pensando ya en el 2010 y sin más intención que cerrar  ‘sin hacer chapa’ su brillante ‘minitemporada’ 2009. A menos de dos segundos de Berti venía Ojeda, que todavía se jugaba el título de grupo N con Pons, aunque diría que a Kike poco le motivaba ese premio menor. Quien si que estaba muy motivado en el que es ‘su rallye’ era Alberto Monarri, quinto a 54.4 y último de los que se dejaban menos de dos segundos en cada mil metros de tramos de esta primera sección del rallye.

Más igualdad que en cabeza había en un aguerrido segundo pelotón en el que faltaba Vinyes, sin luces nada más salir del Bernabeu y que no llegaba siquiera a tomar la salida en el Atazar. Entre el sexto, el EVO X de Lujua y el decimosexto, el IX del cántabro España, había justo un minuto en el que se mezclaban los Mitsubishis (Doménech, Gracia) y los Clio R3 (Pérez, Cima, Arias) con el Swift S1600 de Antxustegui, el Ferrari ‘Chefo’ de Villanueva y el Subaru de Ceballos. Un grupo heterogéneo que se daría batalla durante todo el sábado en un rallye dentro del rallye que tenía, si cabe, bastante más interés que el del quinteto de cabeza.

Rubén Gracia se metió entre los diez mejores con su EVO X de producción

Mario Ceballos sigue abonado a la décima posición con el segundo Impreza del Subaru Rally Team Spain

Rafael Villanueva acabó 12 de la general con el Ferrari de Chefo, destacando en el tramo del Jarama

El sábado tocaba ‘madrugón’, que este año quería ver al menos un tramo en la sierra tras pasarme el Shalymar 2008 entero en el Jarama por cuestiones de trabajo (y también, porque no decirlo, ¡por un poco de ‘vagancia’!). Poco después de las 6 sonaba el despertador, César nos invitaba a un estupendo desayuno casero y ya nos poníamos en marcha hacia la zona final de Canencia. De camino la niebla era espesa pero a medida que la carretera ganaba metros de altitud la dejábamos atrás y en la meta del tramo, en cuanto empezaba a aparecer la luz del día, el cielo se mostraba totalmente azul. Eso si, el frío era intenso y el asfalto estaba húmedo y resbaladizo, algo que sería una constante a lo largo de toda la jornada y que traería de cabeza a los equipos a la hora de elegir los neumáticos más adecuados.

Buen conocedor de la zona, César elegía una derecha en bajada desde la que se veía un buen trecho del acusado descenso final del tramo y en cuya salida se agolpaban la mayoría de espectadores que habían decidido madrugar y desafiar el frío de la mañana. Para calentar el ambiente, Marc Blázquez llegaba ‘gustándose’ con el coche cero, y sus cruzadas nos ‘espabilaban’ y ayudaban a los sentidos a ponerse alerta para mejor disfrutar de lo que venía a continuación. Y lo que venía era el espectacular eco que el inconfundible sonido del Porsche generaba en las montañas y que precedía en bastantes segundos a la visión directa del coche. El líder del rallye bajaba realmente fuerte y hacía a la perfección lo que viene haciendo todo el año, aprovechar las virtudes del GT y minimizar sus defectos: Vallejo frenaba con decisión antes de la acusada derecha, pisaba con tiento el acelerador a medida que la curva se iba abriendo, controlando con el volante el intento de desbandada del tren trasero, y desplegaba ya toda la inmensa caballería del 911 una vez el coche derecho, apoyándose en la capacidad de tracción de los anchos slicks traseros para salir catapultado camino del siguiente viraje. Mucho más fácil de decir que de hacer, sin duda ¡y tremendamente eficaz! El scratch era de nuevo para el de Meira, que no se dejaría casi ni uno en lo que sería todo un paseo triunfal para el Campeón de España 2009.

También eficacia, pero de otra forma, era lo que transmitía, una vez más, el EVO X de Xevi Pons: ni un movimiento, ni un ‘mal gesto’ en la trazada milimétrica del catalán, un estilo sin concesiones a la galería pero rentable contra el crono, que es de lo que se trata. En contraposición, el Impreza de Ojeda era el que más aplausos arrancaba entre el público, con una interminable derrapada a lo largo prácticamente de toda la curva, mientras Kike atacaba a fondo para tratar de alcanzar a Xevi, al que recortaría 1.6 segundos en meta. El cántabro superaba en la general a Hevia, cuyo Fabia S2000 pasaba por nuestra curva con mucha menos alegría de la habitual en las otros veces que lo hemos visto este año, confirmándonos la sensación que nos habían dejado los cronos del día anterior, este no era su rallye.

El cántabro Francisco Javier España terminó en el puesto 13 con su habitual EVO IX

Un banal problema con un fusible dejó fuera a Lujua cuando estaba haciendo su mejor rallye con el EVO X

El local Domenech era sexto cuando tuvo que abandonar en el paso final por Canencia

Sin más sobresaltos que el ‘ay, ay, ay’ que producía Lujua, cuando ‘se le acababa el asfalto’ y, por milímetros, evitaba ‘aparcar’ el EVO X contra el guardarail exterior, transcurría el paso del resto de participantes por el tramo, de los que destacaría lo visiblemente rápido que bajaba el joven asturiano José Antonio Suárez, haciendo honor a su apodo de ‘Cohete’ para lanzar con decisión su C2 por la deslizante pendiente. Poco después, y cuando esperábamos la llegada de los primeros Suzuki de la copa, se producía un largo parón que acababa por ser definitivo: el Clio del local Velasco se había salido y el tramo estaba neutralizado. Mi expedición a la sierra madrileña tocaba a su fin de forma prematura. Tocaba ya emprender camino de vuelta al Jarama, que todavía quedaban por sacar todas las fotos de los diferentes clientes en las asistencias y luego ya veríamos más acción en el mismo circuito, con la disputa del tramo previsto para primera hora de la tarde.

Antes de eso, a los contendientes en el rallye les quedaba aun un buen trecho. Primero tenían que completar el bucle inicial del día en Navafría, que hacía honor a su nombre y presentaba incluso una buena cantidad de nieve en sus cunetas. Y después debían repetir ambas especiales para hacer el segundo bucle de la jornada. En total eran tres tramos más en los que nada cambiaba, Vallejo marcaba otros tres scratchs, Pons controlaba los ataques de Ojeda, sobre el que mantenía en torno a los diez segundos, y Hevia ya se descolgaba definitivamente, teniendo más cerca, por detrás, a Monarri, de lo que él estaba de los tres primeros.

En el segundo pelotón, Lujua mantenía el liderato por delante de Doménech, pero ninguno de los dos iría mucho más lejos, lo que dejaba abierta la lucha por la sexta plaza a los R3 ‘asturianos’ y al S1600 de Antxústegui. Entre los Clio, Jonathan Pérez marcaba la pauta, seguido de cerca por Fran Cima, mientras que Miguel Arias bastante hacía con llegar a la asistencia, con un taco motor roto que, por fortuna, se podría reparar, aunque el tiempo perdido por su culpa en los tramos de la mañana ya era poco menos que irrecuperable.

Víctor Senra apuró sus opciones en el PRR sumando su cuarta victoria del año en asfalto...

...pero a Benito Guerra le bastaba con acabar para llevarse el título y exactamento eso hizo el mexicano

Carlos Márquez se despidió del nacional con el tercer puesto en la general final de la EVO CUP

Para ver el tramo del Jarama elegíamos la zona del ‘siete’, las curvas de Le Mans, en las que el show era total, especialmente cuando se juntaban en pista Ojeda y Pons, que se las tenían muy tiesas para regocijo de la afición y disgusto del catalán, que no se cortaba nada a la hora de quejarse de lo absurdo del tramo, cuando era entrevistado a la llegada y sus palabras se escuchaban a través de los altavoces del circuito. Y es que lo de sacar a dos minutos a los tenores del rallye, para que coincidan sobre el asfalto y den espectáculo no deja de ser tan divertido como gratuito y, desde luego, no hace sino reforzar la sensación de que esto es un show y no un rallye del nacional. Por no hablar de las ‘tacadas’ que en un tramo así les meten los GTs al resto, y que en esta primera pasada se cifraban en casi 20 segundos en sólo 10 kilómetros a favor del Porsche de Vallejo, con el Ferrari del ‘circuitero’ Villanueva metiéndose nada menos que segundo scratch. 

El resto del rallye lo seguía desde la sala de prensa, en la que montaba ya mi oficina móvil para ir despachando el mucho trabajo que había pendiente. En cabeza no pasaba nada, si acaso que Ojeda debía rendirse finalmente en su vano intento de inquietar a Pons, cuando pinchaba en La Puebla-Robledillo, el tramo más ‘de rallye’ de todo el recorrido, con ‘sólo’ 100 kms/h de velocidad media para el ganador, que era precisamente el EVO X del catalán, llevándose el único scratch que no era para el Porsche de Vallejo en toda la prueba.

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El paso nocturno por el Jarama cerraba un rallye que Vallejo ganaba de calle, y en el que Pons le secundaba en el podio final, llevándose, de paso,  el título de grupo N para completar el año triunfal del equipo Nupel. Un año en el que ha habido luces y sombras, pero estas últimas no han impedido al potente equipo gallego ganarlo, al final, casi todo… bien es verdad que sin tener apenas oposición, en una temporada que, personalmente, me ha parecido bastante pobre, muy marcada por los ‘presupuestos de crisis’ y en la que prácticamente sólo el Nupel Team ha dispuesto de medios para seguir de forma completa el campeonato. Lo cual, evidentemente, no es demérito sino todo lo contrario, mucho mérito tiene que alguien apueste por un certamen como el nacional de rallyes cuya repercusión mediática es poco menos que nula. Algo que, dicho sea de paso, volvíamos a comprobar este fin de semana, en la que, se supone, ha de ser una de las pruebas con más ‘gancho’ para los medios, por aquello de disputarse en la capital, sede de la mayoría de la prensa, y de las principales marcas y patrocinadores… ¡pero ni así!
El domingo, de vuelta a casa, hacía el ‘experimento’ habitual de poner los noticiarios de diferentes emisoras para comprobar, como siempre, que en los espacios de deportes se habla principalmente de futbol (¡por supuesto!), se dan los resultados de baloncesto y algún que otro deporte que se disputa a lo largo del fin de semana… ¡pero del nacional de rallyes ni rastro!
De la tele ni hablamos (¡y más en el domingo del ‘clásico’!), y en la prensa deportiva capitalina, el Shalymar apenas si ocupa un poco más de espacio que de costumbre en el AS, aunque la mitad del mismo sea para la presencia del cocinero-piloto Oyarbide.

Ahora que estoy ya inmerso en plena temporada de dossiers, en los que se trata de ‘vender’ los rallyes a los posibles patrocinadores, es cuando, cada año, más cuenta me doy de que el Campeonato de España lo seguimos, de verdad, ‘cuatro gatos’. Y que el taxista que nos llevó al centro, el viernes, no tuviese ni idea de que había un rallye del nacional saliendo del Bernabeu, o que el empleado de la gasolinera que me atendió el domingo me preguntase ¿donde hay un rallye? cuando vio la pegatina de prensa en el parabrisas del coche, no dejan de ser tanto anécdotas como síntomas de que la difusión del nacional es mínima… ¡si por no tener, no tiene ni una web oficial!

La 'circuitera' Marta Suria se estrenó en rallyes luciendo los colores de la Copa RMC 2010

Antonio Sainz se impuso con este precioso Porsche Gulf en históricos...

...mientras que para el levantino Vicente Cabanes el título de la categoría al acabar segundo en el Shalymar

Con muchas de estas cosas en la cabeza (y alguna otra que se me queda en 'el disco duro' y a la que trataré de dar salida en los meses de invierno), completaba el viaje de vuelta a casa el domingo. La anunciada tormenta no hacía acto de presencia, lo que permitía disfrutar del impresionante paisaje del Huerna, con las montañas, ya empezando a cubrirse de blanco, recortadas ante el brillante azul del cielo. Un paisaje de esos que te levantan el ánimo y te hacen llegar a casa contento. Se acabó otra temporada más (bueno, casi, que quedan por ahí algunos flecos), ahora toca cargar pilas y esperar a que empiece la siguiente, parece que queda mucho hasta marzo, pero ya veréis como llega enseguida.

Esteban Vallín se llevó el título de la copa Swift con un rallye inteligente en el que acabó tercero

Aitor Fernández acertó con la monta de neumáticos y se hizo con la última victoria del año entre los Suzukis

Nueve décimas de segundo separaron a Miguel Angel Blanco del triunfo en Madrid y del subcampeonato

Esteban Vallín llegaba al Shalymar con el título de la Swift poco menos que en el bolsillo. Quedaba sólo rematar la faena, lo que pasaba por ser terminar el rallye sin prisas, ya que para superarle, su único rival, Pablo Rey, debía ganar la prueba y hacerse con casi todos los scratchs y, aun así, si el asturiano no abandonaba las opciones del gallego eran mínimas. Así que Vallín se lo tomaba con calma, y los miembros de su equipo con paciencia, atendiendo las llamadas de algún que otro aficionado o miembro de la prensa regional, que no debía saber muy bien como estaba el campeonato y preguntaban ¿Qué le pasa a Esteban? Y, evidentemente, a Esteban no le pasaba nada, simplemente iba tranquilo, y hasta se lo tomaba con ese humor tan suyo y decía algo así como que él y Guerra iban dejando por la sierra el rastro de los caracoles, en alusión a lo conservador de su ritmo y el del mexicano, en situación similar, ya que para ganar el título de la Producción Rallye Racing le bastaba con llegar a la meta.

Con el líder del campeonato ajeno a la lucha por la victoria, esta se centraba entre otros de los habituales protagonistas de las primeras plazas este año, Pablo Rey, Miguel Ángel Blanco, Pablo Pazó y Aitor Fernández. Al final, y par tan sólo nueve décimas de segundo, sería este último quien se hiciese con la victoria, por delante del asturiano, lo que dejaba a Miguel Angel a un paso de triunfo y subcampeonato. Una lástima ya que hubiese sido el broche perfecto para la magnífica temporada del joven asturiano.

Volviendo a la lucha por el título, a mitad de rallye, además, las elecciones de gomas daban un vuelco a la clasificación, y cuando Rey optaba por las ralladas y caía hasta la cuarta plaza, la Swift se acercaba aun más a Colunga. El scratch de Vallín en el último paso por Canencia no hacía sino confirmarlo y, a partir de ahí, ya con ‘la calculadora apagada’, Esteban todavía tenía tiempo de remontar desde la séptima plaza que ocupaba a mitad de rallye hasta la tercera final, lo que le permitía celebrar desde el podio el tan merecido título. Una celebración que empezaba ya en la asistencia final tras el tramo del Jarama, en la que, por sorpresa, estaba toda su familia esperándole. Ser testigo de la alegría de todos ellos era el mejor desenlace que podía tener la temporada, así que las últimas líneas de este reportaje son para ellos, para Esteban, para Dani, para los hermanos Pita, para Ramón y para todos los que, de un modo u otro, han hecho posible que, por fin, Vallín gane un título nacional (bueno, dos, ¡que también es campeón de Producción!). ¡Mi más sincera enhorabuena a todos!

Pablo Rey lo intentó hasta el final pero tuvo que conformarse con la segunda plaza definitiva de la Swift

Diego Pinilla volvió a ser el mejor del resto y se clasificó quinto

La sexta posición en la última cita del año fue para el gallego Souto

La temporada de asfalto ha llegado a su fin con la disputa de un rallye distinto. Con unas velocidades medias de escándalo (llegando a superar los 130 km/h en un tramo), la inclusión del circuito del Jarama en el recorrido del rallye hace que todo sea muy distinto. Sobretodo si tenemos en cuenta que estamos mezclando GTs con coches de rallye. Pero en cualquier caso, en esta edición del Shalymar no hubo opción.

Los hermanos Vallejo dominaron sin problemas de principio a fin. No hubo rallye. Y no lo hubo por que además Pons dejó bien claro en los últimos tramos que podría haber corrido más, pero no lo hizo por el motivo que fuera. Claro que ¿para que arriesgar si con la segunda plaza ya se aseguraba el titulo de Grupo N?

Las copas de promoción fueron todas estrategia pura y dura. Joan Vinyes llegaba ya como campeón, y sufría un misterioso problema eléctrico que le dejaba si luces en su coche antes de llegar a la primera asistencia, antes del primer tramo. Vinyes debía tomar la salida, puesto que en caso contrario no podría proclamarse campeón de la Challenge Clio R3, pero resulta curioso ver como casualmente tras el primer control horario se retiró. Benito Guerra se dedico a llevar su coche a la meta sin tomar el más mínimo riesgo, puesto que un tercer puesto le servía para ser campeón, y solo tres pilotos participaban en esta última prueba del Producción Rallye Racing.

Quizás donde más movimiento se vio fue en la copa Suzuki, donde si bien es cierto que Esteban Vallín fue bastante conservador, cuando la calculadora le dijo que le bastaba con un scratch para ser campeón, disparó su bala verde, y al final termino tercero de la copa.

Organizativamente hay que decir que si bien el rallye no ha sido impecable, si que ha mejorado mucho. Muchos podrían decir que para mi es el rallye de casa y que lo defiendo por ello, pero la aparición de las famosas zonas verdes para prensa, es un hito que en muchas otras pruebas de esta temporada no se ha alcanzado. Eso si, la organización debería replantearse los tramos a utilizar, puesto que unos tramos con semejantes medias de velocidad, son de todo menos seguros.