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Doblete de los Fabia S2000, con victoria del noruego Mikkelsen por delante de Berti Hevia, y título nacional para Sergio Vallejo, que terminó cuarto scratch y tercero del nacional, tras Xevi Pons, lo que unido al abandono de Fuster y la ausencia de Ojeda le bastó para asegurarse el campeonato.
CRONICA

Que a falta de dos pruebas para terminar el campeonato, el título estuviese sin decidir y hubiese hasta cuatro pilotos con opciones a llevárselo se podía ‘firmar’ al principio de cada temporada, ya que cualquiera diría que es lo ideal para garantizar la emoción del sprint final de cualquier certamen. Y, sin embargo, aunque esa era la situación en vísperas del Costa Brava, la realidad era muy distinta, con uno de los aspirantes, el campeón en título, Ojeda, habiendo poco menos que ‘tirado la toalla’ tras hacerse con el ‘liderato virtual’ en Llanes y otro, el catalán Xevi Pons, teniendo que renunciar a toda opción por unas más o menos explícitas ‘órdenes de equipo’. Ello dejaba la lucha reducida a Vallejo y Fuster, los dos pilotos de los Porsche, los coches más adecuados para los rápidos tramos del Costa Brava y para marcar distancias casi insalvables en el doble paso por el Jarama previsto en el Shalymar. Como, además, la diferencia en puntos era notable a favor del gallego, que pese a una temporada con más contratiempos de los previstos hacía valer su mayor número de victorias y los puntos extra sumados en los rallyes de coeficiente 1.5, al de Meira poco menos que le bastaba con ‘marcar de cerca’ al levantino para asegurarse el campeonato. Un campeonato que, visto lo visto este año, tenía que tener ya ganado, de sobra, a estas alturas del año… y que, sin embargo, no había perdido ya casi definitivamente gracias tanto al sistema de puntuación, que amargamente criticaba su equipo a estas alturas del 2008 y que permite descartar cuatro resultados, como a la ‘seminamnistía’ que supuso cambiar su exclusión en el Rías por una penalización que le permitió descontar un cero que hubiese pesado como una losa a la hora de hacer las cuentas a final de temporada.

El noruego Mikkelsen rodó rapidísimo todo el rallye y acertó en la monta de gomas para el bucle final, logrando una merecida y espectacular victoria

Hevia volvió a dominar al resto de 'nacionales' pero se le escpaó el rallye al optar por las gomas con dibujo para los dos últimos tramos

Sergio Vallejo pensó siempre en los puntos y la cuarta plaza final, tercera a efectos del nacional, le aseguró el título de Campeón de España

Así que, cuando el viernes por la mañana cogía el avión Asturias-Barcelona, diría que lo hacía más pensando en ver a los clásicos del Europeo FIA y en pasar un fin de semana de rallyes sin demasiado trabajo, que en asistir a una prueba decisiva para el título. Y es que, salvo sorpresa mayúscula, el campeonato había quedado poco menos que resuelto a favor de Vallejo en el momento en que Fuster ‘aterrizó mal’ en el rasante de Posadas durante el pasado rallye Sierra Morena. De todas formas, el Costa Brava 2009 tenía también sus alicientes más allá de conocer el nombre del nuevo campeón de España. La presencia de nuevo de Hevia con el Skoda S2000, ausente en Córdoba, y la inesperada participación del joven noruego Mikkelssen con otra unidad del S2000 checo, en su caso del equipo italiano Nocentini, añadían ‘picante’ a la parte alta de la lista, en la que también destacaba la presencia de Dani Solá, al volante de un EVO X de ARVidal.

Otros tres EVO X en manos de los habituales protagonistas del certamen catalán, Membrado, Orriols y Zurita, completaban, junto con el retorno de Xevi Pons al volante del Mitsubishi (tras sufrir fuertes daños el Porsche usado en Córdoba durante un rallye regional), una potente ‘armada local’ que pondrían cara la lucha por las posiciones de privilegio a los pocos habituales del nacional que se acercaban hasta Lloret, como Vinyes y Jonathan Pérez, con los Clios, Lujua con el EVO X de RMC o Ceballos con el Impreza del Subaru Rally Team Spain, formación que presentaba las novedades de Marcos Diego y Javier Polidura compartiendo asistencia con Mario, todos ellos bajo la supervisión de Enrique García Ojeda, que no veía sentido alguno en salir a competir, en vista del tipo de tramos y sus escasas opciones a sumar más puntos a su cuenta, que pasaban por acabar primero o segundo. Algo que parecía imposible a priori… ¡aunque luego, visto el desenlace del rallye, no hubiese sido nada improbable! Pero ya se sabe que a posteriori es muy fácil tomar decisiones, así que de nada vale ahora especular con ‘lo que pudo haber sido y no fue’: Ojeda ya se ‘había borrado’ de la lucha por el título al no inscribirse en la prueba, y el resto son sólo elucubraciones sin valor alguno.

El cambio en el formato del rallye, con tramos ya en la jornada del viernes (tendencia inaugurada en el Shalymar del año pasado que va ganando adeptos), significaba que no me sobrase precisamente el tiempo desde el aterrizaje en el aeropuerto del Prat hasta la llegada a Lloret para encontrarme con César y Miguel Angel, que estaban de camino desde Madrid y con los que iría a los tramos. Aunque apenas haya 100 kilómetros de distancia, atravesar Barcelona un viernes suele ser siempre poco menos que una pesadilla, y el trayecto me llevaba finalmente más de dos horas, que trataba de amenizar pensando en como ‘arrancar’ este artículo y dejando, de vez en cuando, volar la imaginación a tiempos pasados cuando en los carteles de la ronda de Dalt y de la AP7 veía nombres que, para los que ‘peinamos canas’, tienen el significado de carreras que ya son leyenda. Así, leer ‘Pedralbes’ en uno de esos ‘cartelones’ verdes nos llevaba a tratar de imaginar como hubiese sido ver pasar el rojo Alfa Romeo de Fangio por las calles que formaban el trazado, allá por 1951, mientras que ‘Rabassada’ o ‘Montseny’ nos ‘hablaban’ de aquellas subidas de los sesenta y setenta, con los Barturone o Juan Fernández como punta de lanza de una generación de pilotos que lo mismo se desafiaban en las rampas cercanas a Barcelona que se atrevían con las 24 horas de Le Mans o las cerradas luchas de las carreras en el Europeo de Sports 2 litros. Pruebas casi todas ellas poco menos que perdidas en la bruma del tiempo, pertenecientes a una época sin duda más ‘romántica’ del automovilismo, que la presencia de los históricos del europeo de rallyes en Lloret nos iban ayudar a rememorar, de algún modo, unas horas después.

Xevi Pons hizo otro rallye de 'guardaespaldas' de Vallejo, y aunque al final acabó tercero sus opciones matemáticas al campeonato se esfumaron

Miguel Fuster nunca estuvo en carrera y su abandono allanó el camino al título para Vallejo

Dani Solá llevó a la quinta plaza el EVO X N plus de ARVidal

A eso de ‘rememorar viejos tiempos’ iba a contribuir el plan previsto para la noche del viernes, que incluía mi retorno a una cuneta de un tramo nocturno tras ni se sabe cuantos años (¡probablemente desde aquellos ‘Miravalles’ a primeros de los ochenta!). Aunque la idea inicial era ir a Grions, el GPS nos jugaba una mala pasada (¡por algo sigo sin fiarme yo mucho de esos aparatos!) y tras un largo rodeo acabábamos por usar ‘el plan B’ y acercarnos hasta la popular zona del ‘Eix transversal’ en el tramo de Sant Hilari-La Cantina. Con esto del cambio de hora, ya era noche cerrada cuando a eso de las siete encontrábamos acomodo en la rotonda de Sant Hilari, donde (¡milagro!) había una de esas esquivas ‘zonas verdes’ para prensa desde la que se podría trabajar sin problemas y con total seguridad. El tramo hacía allí un enrevesado bucle, usando la rotonda en dos sentidos, lo que nos permitiría ver pasar los coches dos veces: una, más lejos, mientras desaparecían camino del cruce bajo la autovía y otra, ya justo a nuestros pies, cuando retornaban para seguir camino del final de la especial.

Los minutos de espera servían para ir ‘probando reglajes’ en la cámara, que en eso de disparar con flash a coches en movimiento poco menos que debutaba tras la mala experiencia del nada atractivo  tramo espectáculo de Ferrol. Pero gracias a los consejos de César conseguía un ‘setup’ más que decente y, enseguida, empezaba la acción. Las viejas sensaciones retornaban: el frío en pies y manos casi siempre unidos a la oscuridad y el silencio de la noche, sólo rotos por las conversaciones y las linternas de los aficionados… y, de repente, la explosión de sonido y luz que supone la llegada del primer coche a ritmo de carrera, el Nissan 350Z ‘cero’ de Blázquez-Belzunces, con la ‘farada’ iluminando la escena durante ese brevísimo instante que dura el paso de un coche de competición por delante de ti en un tramo de rallye. Esos escasos segundos que, en tu cabeza, tratas de ralentizar para hacerlos durar más pero que son apenas un suspiro y que, de noche, se convierten casi en un misterio, ya que apenas si realmente puedes entrever lo que está pasando, cegando por las luces de coche y flashes mientras, además, tratas de capturar la imagen y congelar esa cruzada que es, finalmente, el motivo de estar ahí, pasando frío, una noche de viernes a mil kilómetros de tu casa.

Hablar aquí de si vi a este o a aquel pasar mejor o peor sería poco menos que pretencioso por mi parte. Diría, incluso, que ni traté de fijarme en cosas tan prosaicas como apreciar quien frenaba más tarde, trazaba mejor o aceleraba antes saliendo de la curva a derechas que conformaba nuestra posición en el exterior de la rotonda. Esta vez se trataba de otra cosa, era cuestión de recuperar sensaciones largo tiempo olvidadas, y para ello lo mismo valía ver los frenos al rojo del EVO X de Pons que oir el bramar del Porsche de Vallejo mientras aprovechaba al máximo la carretera para tratar de no perder impulso en la cruzada del 911, o admirar el modo en que Hevia ‘tiraba’ el Skoda, sin apenas una inflexión en la estridente nota que emitía el escape del Fabia, imitado poco después por el jovencísimo Mikkelssen, que venía dispuesto a ‘estar en la pomada’ con las figuras de nuestro nacional.

Victoria y título en el Campeonato de Cataluña para Membrado, sexto scratch con su EVO X

Orriols acabó octavo completando el cuarteto de EVO X de pilotos catalanes en las ocho primeras plazas

Vinyes volvió a dominar sin problemas entre los R3, terminando séptimo scratch con su Clio

De todas formas, aun sin ‘picar cronos’, un cosa ya era evidente: Fuster no estaba ‘en los tiempos’, pasando por nuestra posición con ‘Berti’ pisándole los talones, por lo que cuanto quedaba de emoción en cuanto a la lucha por el título se iba a esfumar ya a las primeras de cambio. Algo que enseguida se confirmaba en cuanto empezábamos a escuchar tiempos comentados por algunos de los compañeros de cuneta. En Grions, el scratch había sido para Hevia, seguido a casi seis segundos por Pons, que precedía en tres décimas a su ‘jefe de filas’, Vallejo, con Mikkelssen cuarto, a 7.5, y nadie más a menos de quince en los apenas diez kilómetros del tramo inicial. En ellos, Fuster se dejaba nada menos que 21.5, siendo superado incluso por Solá, quinto a 16.5 en su primer tramo con el EVO X ‘gallego’, y por Vinyes, iniciando su habitual recital que combina eso que parece imposible hoy día: hacer tiempos y dar espectáculo… ¡y además con un tracción delantera!

A continuación, los apretados cronos que registraban Vallejo, Hevia y Pons al final de Sant Hilari, con poco más de un segundo separándolos, contrataban con el casi minuto que se dejaba Fuster en la meta, a la que llegaba con el Skoda de Berti pegado al alerón trasero del Porsche pero sin tener espacio para poder superarlo. Por lo que supimos después, el levantino se quejaba amargamente de problemas de suspensión, en lo que era el inicio de poco menos que un calco de su rallye en Ferrol: tiempos pésimos en el bucle vespertino del viernes, que le dejaban ya sin opciones a nada y que acabarían otra vez en un temprano abandono al inicio de la jornada del sábado, cuando ya no contaba en la lucha por las primeras plazas.

Mientras a pie de cuneta disfrutábamos con el paso de los clásicos, casi todos más o menos de lado y siempre con esas sensaciones que transmiten coches ‘de los de antes’, a los que ves ‘moverse’ y ‘retorcerse’ aunque vayan mucho más despacio que los actuales, estos ya ‘despachaban’ el tramo final del día, segundo paso por Grions. Hevia se imponía de nuevo con cierta claridad, secundado esta vez por Mikkelssen, que rebajaba su crono anterior en casi diez segundos y ya ‘avisaba’ de que no había venido a ver como otros luchaban por el triunfo. Tras el noruego, Pons precedía a Vallejo, quien, imagino, ya ‘sacaba la calculadora’ viendo el descalabro de Fuster y empezaba a hacer cuentas para saber exactamente cual era la posición suficiente para sentenciar el campeonato sin tener que esperar al Shalymar. Una posición que, sin el levantino por delante, era precisamente esa tercera plaza que ocupaba al final de la etapa del viernes, que concluía con Hevia como líder, seguido de Pons, a 12.1, Vallejo a 16.3 y Mikkelssen a 21.3. Ya a más de un minuto del primero estaba Solá, quinto a 1.08 con el EVO X y apenas conteniendo al Clio R3 de Vinyes, que superaba a los ‘Mitsus’ de los punteros del certamen catalán, entre los que Membrado iba 18 segundos por delante de Orriols, y de los que faltaba ya desde el primer tramo Zurita, al que se le rompía el motor tras apenas unos kilómetros. Fuster llegaba a Lloret noveno a casi dos minutos, y ya ‘no contaba’, mientras que Jonathan Pérez completaba los diez primeros, tras empezar con muchas dudas e ir ganando ritmo y confianza a medida que ponía el Clio a tono con las características de los tramos del Costa Brava, muy diferentes de los del rallye de Pravia, su última salida con el coche y donde se aseguró el Campeonato de Asturias.

El ya campeón Junior, Jonathan Pérez, se impuso de nuevo en la categoría y concluyó noveno de la general

Mario Ceballos completó su mejor rallye del año, siendo décimo scratch y segundo junior con el Impreza del Subaru Rally Team Spain

A Marcos Diego le costó encontrar el ritmo en su primer rallye con el Subaru en especificaciones N plus

Para el día siguiente, tras ‘descartar por unanimidad’ el ‘megamadrugón’ necesario para entrar al primer tramo antes del cierre de carretera, la idea era acudir a la asistencia inicial del día y luego ya encaminarnos hacía el cruce del tramo de Tossa, por donde se iba a pasar tres veces, pero la primera siguiendo recto por la costa, lo que lo dejaba accesible entrando desde lo que sería meta en las dos siguientes. Antes de ponernos en camino, había tiempo más que de sobra para darse una tranquila vuelta por el paseo marítimo de Lloret, sede este año no sólo de las ceremonias de salida y llegada sino, también, del parque cerrado y la zona de asistencia. Una ubicación más fotogénica y publicitaria, aunque para el trabajo en los coches el espacio fuese bastante escaso y el conjunto del parque de trabajo resultase en exceso angosto, con todos los equipos ‘apiñados’ en una zona de dimensiones bastante reducidas.

Tras hacer las fotos de rigor mientras las mecánicos daban los últimos toques a las monturas antes de la jornada final del rallye, salíamos dirección al cruce de Tosa pero, no se muy bien como, acabábamos equivocándonos de carretera, y en vez de ir camino del cruce estábamos ya en dirección a la salida cuando nos dábamos cuenta del error. Error doble e innecesario como veríamos enseguida, ya que se había abierto el tramo al tráfico entre pasadas con lo que hubiésemos podido llegar al cruce siguiendo sin problemas el trazado de la especial. Pero bueno, como no hay mal que por bien no venga, la ventaja de dejar el coche cerca del inicio del tramo en Tossa era una mayor flexibilidad a la hora de poder decidir después si volver a Lloret antes de la pasada final, evitando, además, el largo ‘enlace’ que hubiese sido necesario desde el cruce.

Mientras nosotros ‘hacíamos turismo’, el rallye ya llevaba un buen rato en marcha y el paso por Tossa-St.Feliú deparaba el primer scratch para Mikkelssen. El noruego empezaba el día fuerte y así seguiría durante toda la jornada, yendo cada vez a más con su Fabia calzado con esas gomas Hankook que por estos lares casi nadie quiere usar por ser menos ‘perfomantes’ que las omnipresentes (¡y bastante más caras!) BF Goodrich.

Rubén Gracia debutó con el EVO X producción, ganando sin problemas la categoría, en la que sus rivales eran los Swift de la Copa

El tercer R3 en la meta fue el del local David Sayos, decimotercero de la general

Victoria en grupo A para Marc Agustí, decimoquinto scratch con este 206

El scratch del noruego, unido a la discreta prestación de Pons (imagino que tomándoselo con calma, no siendo que acabase ganando ‘sin querer’ y tuviese todavía opciones a un título destinado a quedar ya sentenciado al final del día a favor de su compañero de equipo), hacía descender al catalán a la cuarta plaza, pasando Vallejo a la segunda posición, a 13.2 del líder, Hevia, y Mikkelssen a la tercera, recortando su desventaja respecto a Berti a 17.9 segundos. Una diferencia que Andreas, ya decididamente al ataque, reducía a poco más de la mitad tras el primero de los tres pasos por Els Angels (el que se hacía dirección Gerona y se denominaba Mademanya), marcando un nuevo scratch que le dejaba a 9.8 de Hevia y le convertía, definitivamente, en clara amenaza para el liderato del asturiano. Realmente, el rallye ya iba a ser cosa de los dos Skoda a partir de ahí, ya que Vallejo pensaba más en el campeonato que en nada, y se guardaba muy mucho de caer en la tentación de ‘echar carreras con Berti’ que tan caro le había costado en Llanes, mientras que Pons seguía en su papel de escudero, aunque una victoria en Lloret le hubiese mantenido ‘vivo’ en el campeonato. Pero Fuster ya se iba para casa tras la especial anterior y en Nupel lo tenían claro, había que dejar todo atado y bien atado, comprensible por mucho que desde un punto de vista deportivo resulte tremendamente decepcionante que un piloto con posibilidades de luchar por el campeonato tenga que renunciar a ellas sin plantar batalla.

El segundo bucle del día lo formaban Tossa-St.Grau y Els Angels, tramos que se repetirían por la tarde para completar la prueba. A esas horas de media mañana del sábado el cielo era totalmente azul sobre la zona de la costa que da nombre al rallye y cuya ‘bravura’ se vislumbraba en todo su esplendor desde las curvas iniciales de Tossa, en las que hace unos años asistí a mi primer Costa Brava en compañía del expiloto de la copa C2, Domínguez, mientras esperábamos el paso de nuestro común amigo Juan con aquel 106 ‘de alquiler’. Mientras Miguel Angel optaba por quedarse en una zona alta, entre árboles, desde la que se observaba más tramo, César y yo seguíamos un poco más hacia arriba, hasta el mirador, aunque finalmente volvíamos sobre nuestros pasos y acabábamos eligiendo las enlazadas derecha-izquierda anteriores, que ofrecían más posibilidades para las fotos. Mientras esperábamos el inicio del tramo, un colega de prensa de la zona nos comentaba que se esperaba lluvia para la tarde, lo que con aquel cielo tan azul parecía poco probable, aunque enseguida iban apareciendo algunas nubes que no serían sino el anticipo de lo que vendría después.

De todas formas, la amenaza de la lluvia parecía aun muy lejana cuando los participantes encaraban la tercera especial del día, un terreno que más favorable a los GT no puede ser, con sus continuas enlazadas sobre buen piso y carretera ancha… al menos hasta el cruce que lleva camino de St.Grau, donde la cinta de asfalto ya se hace más tortuosa y estrecha. Pero como ya se había visto en la pasada anterior, la que seguía recto hasta St.Feliu y era totalmente ‘territorio Porsche’, Vallejo no estaba, lógicamente, por la labor de jugársela, así que el scratch era cosa de los Skoda, entre los que Hevia replicaba y volvía a poner dos dígitos en su ventaja sobre Mikkelsen en la general, que de nuevo superaba los diez segundos.

Otro de los varios Mitsubishi de pilotos locales presentes era el IX de Taña, que acabó 16º

Josep Lluis Diego se mostró realmente espectacular con su EVO IX

El cántabro Javier Polidura completó su primer rallye del nacional

Pero el joven noruego no se conformaba, y en ElsAngels sumaba otro scratch, aunque sus efectos eran más psicológicos que reales, ya que Berti sólo cedía 6 décimas y llegaba a la pausa del mediodía con 10.4 de ventaja a falta de la repetición de los dos tramos que se acababan de completar. Parecía todo más o menos resuelto, con el asturiano controlando la situación, los Vallejo tranquilos en la tercera plaza y Pons cuarto en plan ‘guardaespaldas’. Pocos alicientes parecía que quedaban así que al acabar de ver a los históricos por Tossa, decidía cambiar de planes y no quedarme a la siguiente pasada, prefiriendo volver ya a Lloret para ir adelantando trabajo en la sala de prensa.    

Poco después ya estaba en los salones del hotel Olympic procesando las fotos y preparando el material necesario para las webs de los clientes. Y entonces era cuando las nubes decidían ‘acercarse a ver el rallye’ y todo cambiaba. Enseguida llegaban noticias de un fuerte chaparrón en Els Angels y la incertidumbre se adueñaba de los equipos, ya que el más largo Tossa estaba seco. Algo que confirmábamos con una llamada a César, que estaba cerca de salida y nos informaba de que allí no caía ni una gota. Pero la tormenta venía desde el interior en dirección a la costa, y su movimiento era tan rápido como imparable. Del grupo de cabeza, el que primero debía decidir que hacer era Hevia, ya que su liderato tras el bucle del viernes le hacía abrir carrera durante la jornada del sábado. Berti optaba por montar gomas de agua, mientras que Mikkelssen jugaba a la contra y optaba por los slicks, decisión que también era la de los dos componentes del Team Nupel. El resto iban más a lo seguro, se decantaban prácticamente todos por las ‘mixtas’ y el rallye se dirigía a un final emocionante que pocos hubiésemos pronosticado apenas unas horas antes.

Cuando los primeros clasificados afrontaban los cerca de 22 kilómetro de Tossa-St. Grau, sólo había agua en los dos últimos, y en esas condiciones Mikkelssen hacía valer su apuesta por las gomas lisas, siendo el más rápido, mientras Hevia sufría para no perder demasiado tiempo y no destrozar las ruedas con dibujo, de forma que pudiese aprovecharlas en el empapado tramo final. En meta, el asturiano se dejaba 44.3 segundos y con ellos no sólo el liderato sino, también la segunda plaza, que pasaba a poder de Vallejo, segundo en la especial a cerca de 11 segundos del noruego pero con más de medio minuto de ventaja sobre el asturiano, al que también se acercaba Pons, cuarto en la suma total a 44.2 de Mikkelssen y 10.3 de Hevia.

Victoria en el Volant RACC para el dominador de la categoría esta temporada, Ferrán Pujol

José Antonio Suárez continua su aprendizaje del nacional y en el Costa Brava sumó los puntos necesarios para asegurarse el podio en el Trofeo Junior

Victoria entre los históricos del Campeonato de España para Vicente Cabanes con el Opel Manta

Restaba sólo un tramo por delante y las nubes seguían moviéndose con rapidez, jugando al gato y el ratón con el rallye. A medida que iban tomando la salida más participantes desde Tossa el chaparrón se iba acercando al inicio de la especial y cuando ya habían llegado la mitad de los Suzuki se desencadenaba el diluvio en todo el recorrido… mientras iba amainando sobre Els Angels. Además, la arrancada del tramo final se retrasaba unos minutos debido a un incidente provocado por un coche de un espectador, con lo que cuando se daba finalmente la salida el piso estaba mojado pero las condiciones no eran tan extremas como lo habían sido minutos antes. Era un todo o nada en el que Hevia partía decidido a hacer valer su apuesta por las BF de agua, y ganaba el tramo con claridad, pero Mikkelssen se defendía admirablemente con sus slicks Hankook, cedía 25.4 segundos y se llevaba el rallye, con brillantez, por ocho segundos y medio.

Una victoria espectacular la del joven noruego que es de esas que nos hacen reflexionar, una vez más, sobre nuestros rallyes. Que llegue un chaval de 20 años, que no conoce los tramos, que apenas si ha hecho un rallye corto y unos tests con el Fabia y ‘nos moje la oreja’ en casa, montando además Hankooks, da que pensar tanto o más que el ‘repaso’ que el año pasado dieron los del IRC a los nacionales en el Príncipe. Las prestaciones de ‘Berti’ este año en el rallye asturiano nos habían permitido reivindicarnos algo, pero esto del Costa Brava nos vuelve a dejar un tanto ‘tocados’… con todos los condicionantes que se puedan poner: desde que los nuestros iban pensando en el campeonato (caso de Vallejo y Pons) o estaban incluso algo mermados físicamente (Berti arrastraba un buen gripazo), hasta que el noruego ‘va sobrao’ de medios y puede permitirse el lujo de ‘plegar’ un S2000 como ya hizo varias veces con los Focus WRC en sus precoces debuts en el mundial con apenas 17 años de edad. Pero es que hasta esto último es de lo que nos devuelve a la realidad de nuestro campeonato. Aquí simple y llanamente, y excepción hecha de ese ‘caso aparte’ que ha sido Dani Sordo, es impensable que nadie, con 20 años, se suba a un coche puntero. Será porque no hay dinero, será porque cuando lo hubo nadie apostó por otros que no fuesen ‘los de siempre’, el caso es que tras los Hevia, Ojeda, Vallejo y compañía no acaba de haber nadie. Y la lista de los que en los últimos años apuntaron maneras pero nunca pasaron al ‘escalón superior’ es alta. Por ejemplo los Coldecarrera, Marc Gutiérrez, Jordi Martí, Armide Martín, ‘Rantur’, Rueda, Sergio Pérez, Carballido o Alejandro Rodríguez, por no nombrar más que unos cuantos de los que destacaron en las diferentes copas o rodaron con coches de un cierto nivel pero no acabaron de dar el ‘último paso’. Ahora, en diferentes niveles de ese que podríamos llamar ‘segundo escalón’, tenemos a gente todavía joven como Víctor Senra, Jonathan Pérez, Fran Cima, Iván Arés, Alberto Monarri, Gorka Antxustegui o, desterrado del asfalto, Yeray Lemes, pero ¿llegará alguno de ellos más arriba? Complicado me parece, y ver a Mikkelssen con sus veinte añitos rodando ya al nivel que rueda no deja de darme cierta sana envidia. Eso es lo que nos falta aquí, gente joven con medios o a la que apoye quien los tiene.

Las dos categorías que estaban desiertas hasta ahora tuvieron por fin presencia en el Costa Brava: Montejano en Diesel con un Ibiza...

...y Josep Traserra en GT-Producción con un Porsche inauguraron los dos certámenes a una prueba del final del campeonato

Excelentes cronos de Climent Domingo con este 106 Kit Car, que le situaban en torno al puesto 15 del nacional

Y mientras tanto, el enésimo título nacional va a parar a manos de un ilustre veterano, Sergio Vallejo que, por fin, consigue ese ansiado galardón por el que tantos años llevaba luchando. Un título que se me antoja algo así como esos ‘oscars’ a la carrera de un actor, en los que se valora toda una trayectoria más que su actuación en una película en concreto. Un título, en todo caso, merecido, porque nadie gana un campeonato ‘de casualidad’ tras todo un año de carreras, y el que al final de la temporada tiene más puntos que el resto es porque ha sabido aprovechar las oportunidades mejor o a cometido menos errores o a sabido sacar más partido a los medios con los que contaba. Personalmente, encuentro en el título conseguido por Vallejo notables paralelismos con el alcanzado este año en la F1 por Jenson Button. En ambos casos diría que se trata de pilotos que, sin podérseles considerar los mejores en valor absoluto de cuantos estaban en liza, han contando en un buen número de pruebas de la temporada, con una superioridad técnica evidente, lo que les ha valido para conseguir lo que en años anteriores, cuando contaban con coches iguales o inferiores a los de sus rivales, no habían podido lograr. Una reflexión esta que habrá quien vea como un demérito o, incluso, interprete como una crítica, cuando en realidad no es sino la constatación de algo bastante obvio pero que a veces se nos olvida: que en el automovilismo quien gana no es sólo el piloto, ni tampoco sólo la máquina, sino el conjunto formado por ambos. Y de maximizar las capacidades humanas y técnicas de ese binomio nace el éxito. Un éxito siempre esquivo y nunca fácil de alcanzar, aunque se cuente con el mejor coche o el mejor piloto. Por eso, cuando se logra, es siempre con merecimiento y a los que han salido derrotados les queda la tarea de estudiar con detenimiento las causas para tratar de ganar al año siguiente. Lo demás, lo de quejarse de si el reglamento deportivo o técnico beneficia o perjudica a este o aquel, no deja de ser algo demasiado utilizado por unos y otros en función de sus intereses o de cómo les van las cosas, algo que en estos últimos años han venido haciendo casi todos los principales actores de nuestro nacional. Y, evidentemente, las reglas vigentes son mejorables y no estaría de más que se cambiasen en más de un aspecto, pero eso es labor para los meses que vendrán tras el Shalymar y hasta el arranque del campeonato 2010. Después, una vez la competición en marcha, cuando ya todos saben a que atenerse, de lo que se trata es de luchar con las armas o medios que tengan cada uno, el resto es sólo ‘marear la perdiz’ y acabar incluso por fomentar un poco edificante fanatismo que cada vez observo más en buen número de seguidores de los principales protagonistas de nuestro nacional.

Nueva victoria para Esteban Vallín, que ya acaricia el título de la copa Swift

Pablo Rey terminó segundo y todavía conserva opciones matemáticas al campeonato

Miguel Angel Blanco completó el podio de los Suzuki tras la exclusión de Pazó

Tras el inesperado traspiés de Llanes, Esteban Vallín retornaba al camino de la victoria en el Costa Brava, dejando con este nuevo triunfo poco menos que decicido un título que parece ya imposible que se le escape y que sólo pude ya arrebatarle el gallego Rey, segundo en tierras catalanas. Ambos, junto a otro gallego y otro asturiano, Pablo Pazó y Miguel Angel Blanco, volvieron a ser claramente superiores al resto de participantes en el monomarca de Suzuki, en el que a medida que ha ido avanzando la temporada se ha ido definiendo una clara jerarquía, con los Vallín, Rey, Pazó y Blanco casi siempre distanciando con claridad a los demás.

En el Costa Brava, el que empezó mandando fue Pazó, que terminó como líder el bucle nocturno, seguido por Rey a sólo medio segundo y por Vallín a menos de dos. Cuarto era otro gallego, Souto, pero ya a diez segundos, mientras que Blanco no se encontraba a gusto en los tramos de noche y cedía veinte segundos que ya no podría recuperar por completo al día siguiente.

La jornada del sábado empezaba con el susto de la fuerte salida de carretera de Souto en Tossa, lo que dejaba ya claramente en cabeza al cuarteto de favoritos, entre los que Vallín pasaba decidido al ataque, llegando ya como líder a la asistencia tras el primer bucle, tras marcar un scratch y aprovechar el error de Pazó, que sufría un toque en el que doblaba el puente trasero, circunstancia que, a la postre, le iba a costar más cara que los segundos perdidos en el lance, que momentaneamente le relegaban a la cuarta plaza.

En el segundo bucle, Vallín consolidaba su liderato ante Rey, aumentando la diferencia a algo más de dies segundos, mientras Blanco se empleaba a fondo en busca de recuperar lo perdido el día anterior, y era tercero a 28.3, con Pazo cuarto a 45. El primero del resto era Pinilla, ya a casi dos minutos, buena muestra del muy superior ritmo marcado por el cuarteto de cabeza.

La tormenta que se desencadenaba sobre Els Angels también tenía sus consecuencias en la lucha por las primeras plazas entre los Suzuki. De los cuatro primeros sólo Pazó optaba por los slicks, y ello le valía para recuperar, de golpe, más de medio minuto sobre los tres que le precedían en la tabla, pasando a situarse segundo, a menos de 6 segundos de Vallín. Pero en el asfalto mojado del tramo final, el rápido piloto gallego no podía culminar su remontada y debía de conformarse con acabar segundo... o eso creíamos todos. Pero posteriormente Pazó era excluido al considerar los comisarios que había utilizado unas piezas no conformes a reglamento para reparar los daños sufridos en el puente trasero de su Swift. La 'desaparición' de Pazó de la tabla final dejaba la segunda posición en manos de Rey, mientras que Blanco, que había ganado el último tramo, completaba finalmente el podio, en el que las diferencias eran mínimas, con sólo 17.5 segundos entre el ganador y el, a la postre, tercer clasificado.

A casi tres minutos terminaba Pinilla, que heredaba la cuarta plaza, y distanciaba a su vez con claridad a los siguientes, encabezados por García, ya a más de cuatro minutos del ganador.

Pablo Pazó había terminado tercero pero fue la reparación del puente dañado en un toque le costó cara al final

Lejos del grupo de cabeza, Diego Pinilla acabó cuarto encabezando un igualado segundo pelotón...

... en el que el siguiente clasificado fue Miguel García

El Rallye Costa Brava ha sido una prueba sin demasiadas cosas que contar. Si el pasado Rallye Sierra Morena se terminaba con el abandono de Miguel Fuster, aquí el rallye no llego a comenzar, puesto que el piloto alicantino, por una causa o por otra, nunca estuvo en condiciones de luchar por la victoria que necesitaba para que el titulo no quedase ya decidido. Así las cosas, los hermanos Vallejo se dedicaron a nadar y guardar la ropa, sin tomar riesgos, y sin luchar por un rallye en el que, a priori, si que deberían haber tenido una cierta ventaja.

Los pilotos de Skoda dominaron el rallye de principio a fin. Primero fue Alberto Hevia el que impuso su ritmo en los tramos de la noche, dando la sensación de ir muy cómodo, pero en la segunda jornada, Andreas Mikkelsen atacó, y dio la estocada cuando la lluvia complicaba las cosas en las dos últimas especiales. Quizás Hevia conservó demasiado en el primero de los tramos, donde sus neumáticos rayados no eran los más adecuados, y luego, cuando llego el último tramo, en el que el piloto asturiano debía remontar, solo pudo con un Xevi Pons que de nuevo le encontró el punto al Mitsubishi.

Si alguien me pregunta que fue lo mejor del rallye, sin ninguna duda responderé que fue el poder ver de nuevo a los clásicos en acción. El sonido de los Stratos, o de los Porsche RSR nos ponía a más de uno una sonrisa en la cara, incluyendo al que os escribe un poco más arriba, que teníais que ver como se le iluminaba la mirada al ver aparecer al Stratos con la decoración de Alitalia.

Un año más, la organización de esta prueba ha querido desmarcarse del resto de las del nacional, con pequeños detalles (y otros no tan pequeños, como el cronometraje), y la verdad es que el resultado siempre es extraño. Tras ver pasar más de 100 coches por muchos de los tramos, y de soportar un aguacero importante, creo que pocos teníamos ganas de ver pasar a todos los coches por el podium de llegada en dirección al parque cerrado. Pero lo cierto es que, tal y como estaba montado el mismo, era la única forma de llegar, y eso provocó un importante retraso, y que los que estábamos esperando al podio hacinados en el poco espacio que nos dejaron, terminásemos un tanto desesperados.