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06|07|07 RALLYE DE AVILÉS | Cto. ASTURIAS de RALLYES | 2ªPRUEBA
Sin puntuabilidad nacional por primera vez en muchos, el Avilés fue la segunda cita del año en el regional asturiano de rallyes y se saldó con un claro triunfo del Grande Punto S2000 de Marcelino Hevia en un día marcado por la mala climatología y que se hizo largo y duro para todos.
CRONICA

¡Lo que va de un año a otro! Hace un año, más o menos por estas fechas, íbamos por la "Y" camino de Avilés bajo un sol brillante, observando como la entrada en vigor del carnet por puntos hacía ir a todo el mundo 'por el libro', respetando de forma casi obsesiva cada límite de velocidad, y nos disponíamos a ver en la zona de Somao una nueva edición puntuable para el Campeonato de España del Rallye de Avilés.
Un año después el sol había dejado paso a unas nubes muy pero que muy negras, de lo de respetar los límites de velocidad ya se acordaban pocos (por la Y nos pasaban unos cuantos 'cazas volando bajo') y el rallye que íbamos a ver esta vez puntuaba 'sólo' para el Campeonato de Asturias.
Así que, aunque el planteamiento en lo que a mi respecta era similar (hacer por la mañana las dos pasadas del tramo de Agones para sacar las fotos de acción y estar en la asistencia al mediodía para hablar con unos y otros y obtener las imágenes del trabajo de los equipos) el cambio de puntuabilidad y la coincidencia en fechas con la GP2 en Silverstone obligaba a un par de "ajustes" para hacer cuadrar todo y cumplir con las diferentes tareas que había encomendadas para este nuevo fin de semana 'de carreras'.

De entrada, la no puntuabilidad "nacional" nos libraba del siempre engorroso trámite de la ceremonía de salida el viernes por la tarde, aunque implicaba, por otra parte, hacer una parada en Avilés camino de Somao para poder fotografíar al menos a los primeros que tomaban la salida desde la Plaza Mayor de la Villa del Adelantado. Así que entrábamos en Avilés, 'tirábamos' el coche en la acera, cogíamos cámara y paraguas (¡hoy no nos libramos de mojarnos!) y en un minuto estábamos delante del podio de salida ... ¡completamente solos! Acostumbrados a 'pelearnos amistosamente' con el resto de compañeros en las labores gráficas cuando se trata de coger sitio para fotografiar la partida de los primeros coches de cada rallye del Campeonato de España, la sensación de ser el único sacando fotos allí (bueno, miento, había un comisario del rallye haciendo también alguna) cuando partía el coche número 1 era extraña y un tanto irreal. Puntualmente bajaba de la rampa el Grande Punto S2000 de Marcelino Hevia, tras él llegaba el turno de los 'Mitsus' de José Ramón, Márquez y Félix, y era ya el momento de volver al coche y dirigirse a la zona de Somao para poder estar a tiempo allí antes de que "Marce" y los demás pasasen por delante nuestro a ritmo de carrera.

Marcelino Hevia era el claro favorito y no defraudó, ganando fácil con el GrandePunto S2000

Félix García hizo un rallye siempre al ataque y terminó segundo

La mejor operación a efectos del regional la hizo Márquez tercero y destacándose en la general provisional

Lo de ir a la misma curva del tramo de Agones en la que estuve el año pasado tenía su base en el buen y fácil acceso que tiene ... y en un interés, no se si un poco morboso, en comparar como se vive exactamente en el mismo sitio un rallye "nacional" y otro "regional". Porque este es un tema, el de si es 'mejor' o 'peor' un tipo de rallye que otro, en el que siempre hay división de opiniones. Yo, personalmente, lo tengo claro: siempre preferiré ver los mejores coches y pilotos posibles en cualquier prueba, así que, por lógica, en caso de tener que elegir acabaré optando siempre por una prueba del Campeonato de España, por devaluado que esté el certamen ahora mismo. Pero también reconozco que los rallyes del regional tienen otros muchos alicientes, suficientes incluso para que no falte quien te diga que los prefiere porque siempre hay 'más espectáculo'. Entramos entonces ya en terreno casi filosófico ... porque ¿que es espectáculo? Si hablamos de ver el mayor de número de 'tiradas' de freno de mano pues, seguro, que el 'regional' se lleva la palma ... pero esto ya es cuestión de gustos y a mi, personalmente, el 'abuso' de la palanca del medio no es algo que me llame mucho y prefiero ver pasar más fino pero más rápido, sea esto último por coche, por piloto o por ambos factores.

Pero bueno, antes de ver como pasaban unos y otros y si había o no más o menos 'espectáculo' que el año pasado, lo primero era llegar, aparcar y buscar sitio en la curva. Lo de llegar estaba incluso más fácil esta vez, con (¡por fin!) los primeros tramos occidentales de la autovía del cantábrico empezando ya a funcionar hace poco tras tantos y tantos retrasos. Lo de aparcar estaba, de entrada, algo peor porque el 'prao' que usamos todos de parking entonces estaba hoy cerrado aunque, de todas formas, tampoco había problema para dejar el coche en la cuneta a escasos metros del cruce ... lo que, llegando al tramo con apenas quince minutos de margen era señal inequívoca de que habría bastantes menos espectadores que el año pasado. Algo en lo que, creo yo, influía tanto o más el mal tiempo que la 'categoría' del rallye. Y es que el día había amanecido realmente malo pero, además, iba a peor con lo que ello implica de desanimar a los menos 'quemaos'. Algo que al final uno acaba por agradecer ya que los menos que van son de esos que yo llamo 'auténticos', gente que lo que quiere es ver el rallye tranquila, disfrutar de su deporte favorito y no dedicarse a 'hacer el tonto', por definir finamente lo que hacen muchos de los que se acercan a una cuneta sólo cuando está buen día y no tienen nada mejor que hacer.

Sin tiempo casi para buscar sitio me colocaba en la última esquina libre del cruce y ya pasaban el doble 0 y el 0 ¡esto empieza! De momento no llovía pero el cielo estaba más que cubierto y se adivinaba una densa bruma al fondo sobre la que se recortaban las magníficas casas solariegas de la zona. Un paisaje casi de postal que cobraba vida de forma brusca con el inconfundible sonido de un coche de rallyes "gordo" acercándose a toda velocidad. El paso del Super2000 de Fiat, pilotado por Marcelino Hevia, volvía a demostrar como hoy día los tiempos se hacen de otra manera: nada de llegar abanicando a una curva como esta, en bajada y de 90 grados con cambio de firme, para luego meter el coche ayudado por el deslizamiento del tren trasero y dar gas una vez el morro 'apuntado' hacia la salida del viraje. Eso era antes, con aquellos mal llamados 'tracción trasera' y, tal vez, ese sea el 'espectáculo' que muchos esperan ver, todavía, en un regional porque saben que en el nacional eso ya no ocurre ... salvo cuando pasa el Escort 'Histórico' de Ferreiro. Poque estos coches de hoy día no necesitan hacer nada de eso que nos gusta ver para pasar, además, muchísimo más deprisa que aquellos que todavía añoramos. Estos coches de rallyes modernos son tan increiblemente eficaces que parecen lentos: frenan más tarde, no se mueven un milímetro de su trayectoria ideal y pasan la curva mucho más rápido sin perder un ápice de tracción, acelerando y ganando velocidad siempre mientras 'tragan' marchas de un modo que parece imposible.

El paso de Marcelino, tan por el sitio pero dejando esa tremenda sensación de eficacia, era un agudo contraste con el vano intento de los 'Mitsus' de estar en sus tiempos. El de José Ramón bajaba dejando sensación de ir 'rapidillo'. El de Márquez daba muestras de ir también realmente deprisa, frenando tal vez 'un poco más allá' aunque su piloto, que estaba en su primer tramo con el EVO IX de RMC, no trataba de 'hacerse el heroe' en estos kilómetros iniciales. El de Félix impresionaba más por llegar descolocado a la frenada y salir con la trasera deslizando: sin duda más vistoso pero, por desgracia para la pervivencia de este tipo de espectáculo, menos eficaz.

El paso de Castrillo, con el Megane Coupé en lugar de su habitual Maxi, suponía una decepción para los que todavía pensaban que lo de Coupé en la lista de inscritos era un error de imprenta, aunque Julio César no iba, ni mucho menos, 'parado'. El siguiente era el único foráneo con opciones de luchar por las plazas de podio, el cántabro César González-Raba y su C2 S1600, que venía realmente fuerte, presentando seriamente su candidatura a un puesto de honor al final del rallye Los dos EVOs restantes, el 8 de 'Rayman' y el 7 de 'Rubén' completaban la nómina de 'coches gordos' que nos sabía, definitivamente, a poco y nos hacía empezar ya a pensar que los que decían 'mejor que el rallye sea regional' no estaban muy acertados ... o al menos no tenían unos gustos similares a los nuestros.

Analizando después los tiempos en esta primera pasada por Agones, casi diría que confirmaban lo visto en una sola curva: el S2000 era el más rápido con diferencia, Félix era segundo a 10.8, Raba tercero a algo más de quince, y José Ramón y Márquez eran los siguientes ya dejándose más de veinte. Si todo iba 'normal' el rallye lo iba a ganar 'Marce' fácil y el interés iba a estar en la lucha por las otras dos plazas del podio.

El siguiente grupo lo formaban los habituales 'outsiders' con sus tracción delantera. Gente realmente rápida y que como el día se pusiese 'malo' igual podían liarla. De ellos el que más impresionaba era Arias, frenando realmente tarde con el 206 y pasando a muy buen ritmo mientras controlaba ese tren trasero algo nervioso que hace a los coches del Desafio Peugeot interesantes de ver, sobre todo cuando están en buenas manos como las de Miguel y se deslizan cuesta abajo. En cambio, el siempre esperado "Santana" decepcionaba algo: no es que fuese lento es que uno está acostumbrado a verlo pasar tan visíblemente por encima del límite ¡que cuando va 'por el lado seguro de la línea' casi parece que va despacio! En realidad, César iba sufriendo con un embrague que no funcionaba como debía, algo de lo que nos enterábamos después y que explicaba no sólo el verlo pasar 'más tranquilo' sino, también, sus tiempo más lejanos de los de cabeza que de costumbre. Mejor impresión en 'nuestra curva' dejaban los otros dos Clios de la parte alta de la lista, el azul de César Palacio y el rojo de Daniel Mieres: los dos bajaban muy rápidos, frenaban donde debían y no perdían ni una décima en 'excesos' de vistosidad. Lo suyo también era eficacia máxima, y sus muy buenos cronos al final de la especial así lo corroboraban, situándose ambos justo tras el quinteto de cabeza.

Después venía el tercer grupo, el de los que suelen ser 'valiente habituales' en cualquiera de nuestros rallyes. Me refiero a gente que da siempre la sensación de tener 'más manos que coche' como Ignacio Braña (bajando como un tiro), José Manuel Alonso (frenando demasiado tarde y dándonos el primer aviso de que había que estar atentos a moverse hacia la derecha al menor atisbo de riesgo), José Manuel Martínez (para nada intimidado por el fuerte golpe de Tineo) y, sobre todo, Pelayo Fernández que empezaba en Agones lo que sería un rallye simplemente muy por encima de las posibilidades de su 106.

Mientras iban pasando el resto, observábamos por el visor de la cámara como la casa que tan bonita quedaba como fondo de las fotos se veía cada vez menos. La niebla era ya más espesa y estaba a cada minuto pasaba más baja. A partir del 40 la casa ya no se veía y del 50 en adelante la mayoría ya venían con las luces encendidas: esto se estaba poniendo cada vez peor y, teniendo en cuenta que estábamos en el primer tramo, la mayoría optaban por la lógica prudencia ... aunque ello significase que el esperado 'espectáculo' de los coches del regional y sus 'tiradas de freno de mano' fuese poco menos que inexistente. Había que usar la cabeza, tomárselo con calma y pensar en acabar más que en lucirse de cara a la galería ... o al menos esa era la sensación que me daba el ver pasar muy por el sitio y sin correr más de lo necesario a la gran mayoría. ¡El piso se estaba poniendo para pocas bromas!

De este modo, el paso de más de 80 coches se acababa por hacer algo pesado y yo no podía por menos que reafirmarme en mis pensamientos sobre si es mejor o peor un 'nacional' o un 'regional': aun con el atenuente para este último del mal tiempo este año, simplemente no había color ... ¡me lo había pasado mucho mejor el año anterior en esta misma curva! Con ello en mente y como en el 2006 la segunda pasada la hice en el rapidísimo cruce que precede en unos metros la curva en la que me encontraba, decidía que sería mejor buscar otro sitio porque ver allí hoy estos coches no iba a aportar nada. Así que me decidía a seguir unos metros más hacia meta en busca de 'nuevos horizontes'.
De camino empezaba ya a llover 'en serio' así que había que hacer uso del paraguas de emergencia: es pequeño y de señora pero muy ligerito y cabe perfectamente en el bolsillo del chubasquero. Tras parar un par de veces para charlar con alguna de esa gente estupenda que he ido conociendo estos años en las cunetas asturianas, acababa por seguir un poco más allá y encontrar una izquierda-derecha en ligera bajada con buena pinta y, sobre todo, buen acceso al talud para poder verla desde lugar alto y seguro. No era mal sitio pero quedaba casi una hora para la siguiente pasada y la lluvia arreciaba. Tras cinco minutos de estar allí subido, completamente sólo y bajo el paraguas tenía uno de esos momentos en que te preguntas '¿que c.... hago yo aquí un sábado por la mañana?' Ante la perspectiva de estar en la misma situación durante los 45 minutos que quedaban hasta el paso del primer coche, más la hora y pico que supondría el paso de todos los participantes, tenía un momento de debilidad (¡o de lucidez!) y me lo pensaba mejor: 'Vamos a volver a la zona del cruce que allí, al menos, si la lluvia arrecia y la cosa se pone muy mala siempre puedo 'escapar' antes de que pasen todos'

Así que tocaba desandar el (poco) camino andado y buscar una nueva ubicación cerca de la zona del cruce del año anterior. En el lavadero que hay allí mismo, me encontraba con otro de esos chavales magníficos que seguramente no habría conocido nunca de no ser por esta increible aventura en la que me metí hace ya más de cinco años y que se llama citadecampeones.com. Alguien que, además, ya no se limita a ver los 'toros desde la barrera' sino que lleva un par de años haciendo 'sus pinitos' como copiloto. Nos poníamos a charlar y el rato se pasaba volando con lo que, definitivamente, iba a acabar por ver la segunda pasada también exactamente en el mismo sitio donde la vi el año pasado, el rapidísimo cruce de Agones donde los coches punteros del nacional consiguieron hace un año 'erizarme el vello de la nuca' como dicen los siempre moderados ingleses cuando comentan estas cosas.

Pero este año era diferente. Con la que estaba cayendo era, simplemente, imposible, ir tan deprisa, así que aunque los coches más gordos pasaban, desde luego, muy rápido, la impresión no era, no podía ser, la misma. De ellos, uno se quedaba justo allí: Rubén González aparcaba su Mitsubishi y nos comentaba que paraba por precuación, en vista de lo mal que estaba el piso y tras haber notado que un taco de soporte de la parte trasera se había roto ya en la primera pasada. La avería iba a más así que mejor usar la cabeza y dejarlo por hoy, ¡ya vendrán días mejores!

Tras el paso de los participantes en el Desafio Regional, a los que había que fotografiar de cara a tener material de sobra para el comunicado del Volante RACC, el cansancio del madrugón, lo desapacible del día frío y lluvioso, la perspectiva del mucho trabajo que quedaba todavía por hacer esa tarde y, ¿por qué no confesarlo? las ganas de ver aunque sólo fuese el desenlace de la sesión de calificación del Gran Premio de Gran Bretaña de Fórmula 1, podían más que cualquier otra cosa y acababa por no completar la segunda pasada, dirigirme tranquilamente de vuelta al coche y salir en dirección al parque de asistencia en Avilés.

Con el nuevo tramo de autovía el trayecto se hacía corto aunque bastaba para escuchar por la radio como iban las cosas ... con la ligera incertidumbre que suponía el oir que Marcelino Hevia había tenido problemas en la segunda pasada por Santoseso. Nada grave en todo caso ni que pusiese en peligro su victoria: había sido un pinchazo cerca de meta en el que se dejaba una veintena de segundos y que permitía a Raba hacerse con el primer scratch que no conseguía el de Barredos. Faltaba ya uno de los aspirantes a las plazas de honor, al haberse salido José Ramón en Santoseso, y la segunda plaza estaba tremendamente disputada, con Raba sólo una décima por delante de Félix García. Márquez y 'Rayman' eran cuarto y quinto, un poco en tierra de nadie, y el rapidísimo cántabro Dani Peña tenía el honor de ser el primer tracción delantera por delante de todos los 'especialistas asturianos' cuyo primer representante era Miguel Arias.

Mientras los participantes se dirigían al reagrupamiento en la Plaza Mayor, llegábamos al polideprotivo del Quirinal, sede este año de zona de asistencia y oficina permanente del rallye. Tras una breve visita a la sala de prensa, casi desierta pero con nivel técnico de nacional en cuanto a puestos informáticos y tiempos on-line con conexión vía satélite, como se encargaba de remarcarnos el responsable de Mastercom al que encontrábamos a la salida, acabábamos por dar con la cafetería del pabellón en la que todo el mundo se arremolinaba en torno a la tele para el comienzo de la decisiva Q3 en Silverstone. Para alguien que, antes que nada, es un auténtico 'sicópata de la fórmula 1' la sensación en estos casos sigue siendo extraña. Ver un bar lleno de gente jaleando las vueltas rápidas de los Raikkonen, Alonso y Hamilton como si aquello fuese un partido de fubol, me sigue resultando irreal ... y casi diría que un poco improcedente. Pero bueno, ya se sabe como son estas cosas, lo mismo viví hace muchos años cuando la selección de baloncesto de Díaz Miguel se metió en aquella final olímpica contra un todavía casi imberbe Michael Jordan y sus compañeros de promoción, o cuando un navarro tan moderado en sus declaraciones como despiadado en sus pedaladas se hinchaba a ganars Tours de Francia. El poder de la tele es, precisamente, este: convertir un espectáculo minoritario y un poco de 'bichos raros' como era hasta hace nada la F1 en España, en un fenómeno social que no se realmente cuanto va a durar ni adonde nos va a llevar.

Tras ver como Hamilton conseguía una pole en el gran premio de casa con la que, seguro, venía soñando desde que era un crio que debutaba en karts, era justo el momento de ir al parque de trabajo porque los supervivientes de la dura primera mitad de este Avilés 2007 empezaban ya a llegar. El primero era el Grande Punto S2000 de Marcelino Hevia, al que veíamos contento pero sin querer lanzar las campanas al vuelo. Su objetivo en este rallye era claro, ganar pero sin correr ni un poquito más de lo estrictamente necesario. Y, aun así, nunca sabes lo que puede pasar par arruinarte el día, como nos comentaba hablando del pinchazo, ocurrido por fortuna cerca de meta y que no suponía males mayores.

Enfrente estaba Carlos Márquez, contento con como iba el EVO IX alquilado a RMC y con las cosas muy claras: tras el abandono de José Ramón, líder del regional al ganar en Tineo, su objetivo no era otro que acabar donde estaba y pescar algo más sólo si se ponía a tiro pero sin ir a buscarlo ex-profeso. El que si iba a 'buscar guerra' era Arias, que por la tarde afrontaría los tramos de 'casa' en los alrededores de Grao con la intención de superar a Peña aunque sin 'volverse loco' que la segunda mitad de temporada del nacional es lo que realmente le importaba ... y más viendo como llegaba de 'arrugado' el frontal del 206 de Fran Cima, el otro 'Desafiante asturiano' que se había atrevido con este Avilés. Fran había montado slicks para el primer bucle y un charco a poco de empezar le decía bien a las claras que esa no era la monta adecuada y la cara del joven piloto mirando el dañado coche era de esas en las que notas que le estaba doliendo más el fallo y los destrozos del vehículo que las magulladuras sufridas en el accidente.

Luego de completar la visita por los diferentes 'boxes', en los que se echaba en falta el montaje habitual de los rallyes nacionales pero se notaba, también, ese ambiente de mayor camaradería que suele haber entre los equipos más modestos, ya llegaba el momento de hacer un paréntesis en el rallye: a las cuatro empezaba la GP2 y había que estar pendiente para hacer el trabajo que tenemos comprometido en esa categoría. Sin poder ver esta vez la carrera por Eurosport (hoy tocaba Tour de Francia en el canal 1 de la cadena de deportes europea), no había más remedio que esperar conectado al Messenger y seguir la actuación de Javi Villa y su nuevo compañero en Racing Engineering, el portugués Filipe Albuquerque, a través de los comentarios que, por el Messenger, me hacía mi socio Gerald desde Inglaterra mientras, él si, veía la carrera por Eurosport 2.

Una vez acabado el trabajo relacionado con la GP2 tocaba volver al rallye, aunque no fuese ya en persona. Eran cerca de las 8 y la última sección estaba ya en marcha, así que entre los tiempos por internet y la retransmisión radiofónica nos íbamos enterando de lo que había pasado en los tramos quinto y sexto y de lo que acontecería en los dos últimos. Eso si, armándose de paciencia en lo que a la radio se refiere. Y es que la incontenible verborrea del conductor de la retransmisión, metido la mayoría del tiempo en disquisiciones que poco a nada tienen que ver con el desarrollo de la prueba y acabando, incluso, por 'engancharse' verbalmente de forma bastante desagradable con un par de paticipantes, acaba por diluir el magnífico trabajo que hace, sin excepción, el resto del equipo, ellos si centrados en lo que de verdad interesa a quien les sintoniza: contar que es lo que está pasando en los tramos.

Y lo que pasaba era que Marcelino se llevaba los scratchs una tras otro, y dejaba sólo el último, con el rallye ya ganado y con más ganas de acabar y subir al podio que de sumar un nuevo parcial. El triunfo de Marce, no por esperado, dejaba de ser merecido, y más conociendo las circunstancias que han rodeado su complicado inicio de temporada. Ahora sólo queda esperar que la mala racha ya haya quedado atrás y, entonces, el Campeonato de España va a tener un nuevo aspirante a las primeras plazas en el resto de pruebas de la temporada.

El scratch que no sumaba el muy superior Super2000 iba a parar a manos del único Super1600 presente, el del cántabro Raba que tras acabar el penúltimo tramo declaraba a los micrófonos de la radio sentirse ya satisfecho con acabar tercero tras Félix García ... pero que desmentía ese conformismo con un tiempazo en la última pasada por el difícil San Pedro que le dejaba a un par de segundos del de Trevías. Pero como los rallyes no se acaban tras pasar la meta de la última especial, la tercera plaza del podio que había obtenido Raba en los tramos no la podía conservar en el último enlace. Según nos comentaría después su copiloto, el asturiano Rafa Sánchez, el motor del C2 de AutoGomas se iba parando, y tras hacerlo una vez, incluso, en plena especial, lo hacía unas cuantas más camino de la Plaza Mayor. El resultado era llegar 4 minutos tarde al último control horario, tras una entrada un tanto caótica por las calles de Avilés por la que el propio piloto pedía disculpas a traves de las ondas, y una penalización de 40 segundos que le enviaba al cuarto puesto, dejando el tercer peldaño del podio en poder de Carlos Márquez, otro de los que también venía mereciéndose ya un buen resultado tras una primera mitad de temporada cuando menos complicada.

Se terminaba así un rallye de Avilés que, decididamente, nos gustaba más cuando era nacional. Una sensación que, por si era yo que tenía 'el día tonto', me corroboraban luego las impresiones de bastante otra gente que había visto, además, más tramos y en diferentes sitios. La mayoría de ellos, incluso más de uno de los que decían 'preferir un regional', se habían aburrido bastante. Y es que la combinación de un recorrido duro de por si, la lluvia, la niebla, y los muy escasos presupuestos de la mayoría de los equipos que siguen el certamen asturiano, hacían que lo de 'correr' y lo de 'dar espectáculo' fuese decididamente mejor dejarlo para otra ocasión.

 

NO HOMOLOGADOS

La inesperada presencia de Arias en no homologados se saldó con una clara victoria

Como ya se comenta con más detalle en la sección de noticias, la categoría de 'no homologados' tenían dos inesperados extras en los 206XS de Arias y Cima. Lógicamente, ambos pasaban a ser los favoritos y con el joven Fran fuera tras apenas cuatro kilómetros, Miguel no tenía el menor problema en ganar la categoría. De hecho, su rallye se centraba más en acabar lo mejor posible en la general, algo que conseguía tras atacar más por la tarde en los tramos de casa ... aunque sin poder evitar hacer un trompo en San Pedro. Al final, Arias era quinto scratch, superando in extremis al EVO 8 de Rayman en la segunda pasada por esta especial.
Segundo de 'no homologados' y primero en grupo S era el Golf de Luis Manuel Pelaez, un conjunto coche-piloto que no suele fallar y que repetía el resultado obtenido en Tineo lo que le deja en muy buena posición de cara al campeonato. La tercera plaza de la categoría era para uno de los destacados del rallye, Alberto Martínez, quien a base de echarle valor lograba tiempos muy por encima de lo que se podía esperar de un AX que partía con el número 73.
VOLANTE RACC

Jairo Alvarez empezó prudente pero acabó imparable y sumó su primer triunfo en el Volante RACC

La lluvia no es precisamente la mejor amiga de las gomas de serie que montan obligatoriamente los 206 del Volante RACC asturiano. Así que no es de extrañar que la criba entre sus filas fuese notable, con sólo cuatro equipos en meta de los nueve que empezaron el rallye.
La victoria se la llevó un muy convincente Jairo Alvarez, que empezó prudente pero fue a más de forma espectacular por la tarde, marcando los cuatro scratch y acercándose cada vez más al líder desde el inicio, José Enrique Rodríguez, que acababa por cometer un error en la segunda pasada por San Tirso, dejando muy tocada una rueda y abandonando en el siguiente enlace. Con Rodríguez fuera, la segunda plaza se la quedaba Tames, que ya había ocupado ese puesto casi todo el día pero se había visto desplazado de él por la fuerte remontada de Jairo. El podio lo completaba otro llanisco, Arenas, mientras que el gallego Soto era el cuarto superviviente en un rallye que resultó tremendamente duro para los pilotos del Desafio Peugeot asturiano