Al final se despejó la incógnita, ¡Schumacher se retira a final de año! Y si lo va a hacer como campeón o no lo sabremos pronto, aunque muchos ya los dan por hecho basándose en una supuesta "persecución" a Alonso y Renault que me resisto a creer que exista. O al menos no de esa forma tan sistemática y planificada que buena parte de la prensa y afición española vocifera este lunes "post Monza".
Porque, si, de acuerdo, la penalización a Fernando este sábado fue, cuando menos, absurda y, sin duda, injusta. Pero si Schumacher está ahora a dos puntos no es por ese hecho. O más exactamente, no solamente por ello. Porque con penalización o sin ella, ayer Alonso hubiese tenido muy pero que muy difícil acabar más arriba de la tercera plaza y, sobre todo, porque su nuevo motor "evolución" simplemente se rompió. Y, seamos serios, lo más probable es que se hubiese roto también de haber salido quinto en parrilla en vez de décimo. Porque su carrera hubiese sido igual de al límite y la mecánica se hubiese visto forzada de igual modo ... ¿o es que alguien se piensa que saliendo el quinto Fernando no tenía que forzar en Monza?
Pero bueno, todo esto no dejan de ser elucubraciones a las que nos lleva esta especie de "ley de la compensación" en que parece que la FIA, comportándose como un mal árbitro de futbol en un Madrid-Barça, está cayendo desde la sanción a Schumacher en Mónaco. Luego vino lo de Fernando el viernes en Hungria, lo de Michael el sábado y a partir de ahí ya hemos ido de mal en peor. Porque si a Schumacher se le debió de sancionar también por saltarse la chicane de Hungaroring para defenderse de Pedro ¿que decir del "recto" de ayer de Fernando para pasar a Heidfeld? Y todo ello acompañado del lio del "mass damper" y, ahora, de los sosprechosos líquidos "limpia neumáticos" de Bridgestone. Todo ello para enrarecer el ambiente a la vez que se iguala el campeonato. Y, digan los que digan los partidarios de las teorías "conspiracionistas", me temo que esto último es lo que más importa. ¡Lástima que no se deje que sea sólo la pista la que lo consiga!

Tres semanas después del chaparrón de emociones del Hungaroring, la fórmula 1 nos ha vuelto a dar motivos de satisfacción en Turquía. Si en la carrera magiar la clave para disfrutar fue una increible combinación de factores inesperados, en el nuevo y espectacular Istambul Park bastó un trompo de Liuzzi y la intervención del safety car para poner patas arriba otra vez todas las estrategias y convertir una carrera que tenía pinta de ser un "paseo militar" para los Ferrari en un gran premio de esos que quedan en el recuerdo.
Cuando Schumacher esperaba tras Massa en el box de Ferrari su turno para repostar, observando impotente como los segundos pasaban y en Renault ya acababan de trabajar en el coche de Alonso, se daba la vuelta a una carrera que hasta ese momento dominaba con claridad la "Scuderia". Pero, como ya comentábamos al respecto de la carrera de Hungria, no hay nada mejor que algo de impredecibilidad para hacer una carrera de F1 interesante. Y el inesperado periodo de safety car que costaba a Schumacher la segunda plaza nos deparaba, a cambio, unas quince vueltas finales de esas "que hacen afición". Con el alemán dispuesto a jugársela para adelantar a Alonso, con el español convencido de que "este no me pasa" ... ¡y con Massa delante ganando casi 'sin querer' su primer gran premio! El ataque de Schumacher a Alonso fue decidido pero insuficiente, Fernando tapó todos los huecos y realmente en ningún momento estuvo realmente en apuros ... o al menos eso nos pareció desde la comodidad del sofá de casa, ¡seguro que en el cockpit del R26 las cosas no eran tan fáciles! El resultado fue un victoria del "Ferrari equivocado" (¡para que luego digan que sólo Renault se equivoca en sus tácticas de equipo!) y una segunda plaza de Fernando que vale mucho más que los dos puntos en que aumentó su diferencia al frente de la tabla. Esto se pone cada vez más interesante ...¡y ahora llega Monza!

¡Por carreras como esta es por lo que nos gusta tanto la fórmula 1! La lluvia caída en la mañana del domingo sobre Hungaroring añadió el último y definitivo ingrediente que hacía falta para convertir un gran premio que ya se presentaba apasionante en otro simplemente sensacional. Y es que las sorprendentes, y a mi modo de ver justas, penalizaciones aplicadas a Alonso y Schumacher por sus maniobras en entrenos, ya habían preparado el panorama para una carrera de esas 'que no te puedes perder'. Con los dos aspirantes al título 'encerrados' en mitad de la parrilla, los adelantamientos 'de verdad' ya estaban garantizados, pero la aparición del agua fue realmente lo que completó el cocktail. Con la pista mojado, todas las estrategias se fueron al garete. Había que salir desde el primer momento a por todas, pasar como fuese y olvidarse de tácticas, repostajes, adelantamientos 'virtuales' y demás elementos que son tan habituales en la fórmula 1 actual pero que NUNCA van a poder sustituir en las preferencias de los aficionados a lo que se vio en Hungaroring. Si a ello le añadimos los cambios del estado de la pista que convertían el desarrollo de la carrera en absolutamente impredecible, y hasta los postreros abandonos de Alonso y Schumacher, que hicieron oscilar la balanza del mundial peligrosamente en uno y otro sentido para acabar quedando de nuevo casi como estaba, el resultado fue un gran premio de los que no se olvidan y del que, si tenemos que elegir, nos quedamos con dos recuerdos para guardar: la primera vuelta de Alonso, adelantando todavía no se muy bien como ni por donde a todo aquel que se encontraba por delante y que fue simplemente MAGICA, y ese podio ganado a pulso por Pedro De La Rosa, merecido no sólo por el carrerón que hizo en Hungría sino, sobre todo, por esa larga trayectoria llena de frustraciones que no han sido suficientes para hacerle desistir.
¡Queremos más carreras así!

El Renault número 1 sigue en cabeza pero en sus retrovisores la forma del Ferrari número 5 se agiganta. Tres victorias seguidas de Schumacher sitúan el marcador en 6 a 5 a favor de Alonso en cuanto a número de triunfos y en 100 a 89 en lo que respecta a los puntos acumulados por uno y otro en una temporada que ambos han dominado con mano de hierro. Y sin embargo, los números muestran una teórica igualdad que en pista apenás si se ha visto, exceptuando aquellas vueltas finales de San Marino con los dos contendientes al título pegados uno al otro. El resto del año ha sido un continuo sube y baja en la competitividad de Renault y Ferrari, o de Michelin y Bridgestone, de forma que cuando uno gana lo hace con claridad la mayoría de las veces.
Por ello, si lo plasmásemos en una gráfica, el desarrollo del mundial de F1 2006 se asemeja a la superposición de dos ondas, coincidiendo la mayoría de las veces la fase creciente de la onda roja con la decreciente de la azul, y viceversa. Así, parece que ahora estamos en plena 'marea roja' y la duda es si esta seguira creciendo o si en Hockenheim habrá alcanzado un nuevo cenit, a partir del cual será su turno de volver a bajar.
El siempre agobiante (¡por calor y trazado!) circuito de Hungaroring despejará alguna incógnita de esta complicada ecuación en la que se está convirtiendo el campeonato Números, gráficas, máximos, mínimos ... las matemáticas lo gobiernan todo pero, al final, son dos hombres los que pilotan estan supersofisiticadas máquinas. ¡Cuanto nos gustaría que todas esas variables abstractas de neumáticos, motores, aerodinámicas y demás se igualasen aunque sólo fuese por un par de meses y que fuesen el talento y las manos de uno y otro lo que realmente decidiese el nombre del ganador final!