Realmente nos apetecía conocer la nueva subida del nacional, la Pujada Alp 2500, con su espectacular trazado de seis kilómetros de longitud, recorridos además en una carretera de esas que se asemejan a un ‘circuito cuesta arriba’ tan habituales en las pruebas del europeo, ancha, con buen piso y notables pendientes. Un recorrido que parte de la localidad gerundense de Alp y lleva hasta la estación invernal de La Masella, con salida ya por encima de los 1000 metros de altitud, en plenos Pirineos, para ascender, en la llegada, a más de 1500 sobre el nivel del mar.

Pero, finalmente, como se suele decir, ‘el hombre propone y Díos dispone’… o, siendo más realista y prosaico, el que ‘dispone’ es el ‘vil metal’. Así que, al no fructificar el proyecto de realizar un reportaje televisivo de la prueba, cuya contratación nos hubiese permitido hacer asumible el largo y costoso desplazamiento de nuestro habitual equipo de tres cámaras, no quedaba más remedio que ‘usar la cabeza’, renunciar a estar presentes en directo en el esperado retorno a Cataluña de lo que por allí llaman el ‘estatal’ y hacer de necesidad virtud, quedándonos en casa para, de ese modo, poder atender con más rapidez los otros muy variados frentes que teníamos que cubrir a lo largo de otro de esos fines de semana en los que parece que quienes hacen los calendarios se ponen de acuerdo para no darnos tregua.

Así que, al igual que ocurriese con la Subida de Arona, anterior cita del certamen, vamos a basar el reportaje en una combinación de fríos datos obtenidos a través del estudio de los tiempos (que eran ‘en diferido’ esta vez, ya que sólo se conocían los de cada manga una vez concluida, cuando se publicaba el correspondiente pdf con el resultado final de la misma) con las impresiones que algunos de los habituales del nacional que compitieron en Alp nos han hecho llegar en las diferentes conversaciones telefónicas mantenidos con ellos a lo largo del fin de semana de la competición y durante los días siguientes. Una conversaciones con un denominador común, todos ellos coincidían en lo bonito del entorno así como en lo técnico y complicado del recorrido sobre el que se habían batido, con resultados dispares, a lo largo de las dos jornadas del 26 y 27 de julio. Lo cual, dicho sea de paso, no hacía sino aumentar nuestro disgusto por no haber podido acudir a una prueba cuya único pero, en nuestro caso, era el muy largo desplazamiento desde Asturias, ‘defecto’ al que nos aferrábamos para ‘quitarle hierro’ al hecho de no haber podido ir pensando eso de ‘menuda paliza de viaje nos hemos ahorrado’… lo cual era, indudablemente, cierto… pero no dejaba de ser una mala excusa para hacernos sentir mejor en un fin de semana que deberíamos haber pasado en compañía de esa pequeña familia que forman los asiduos del nacional de montaña, cuya general buena relación contribuye siempre a vivir buenos momentos en cada fin de semana que tenemos el placer de compartir con ellos.

Una ‘familia’ no especialmente numerosa este año, como ya venimos comentando desde la primera carrera, cuando allá por inicios de abril teníamos un primer encuentro con todos ellos en Estepona. De hecho, si entonces ya habían sido pocos los que tomaron parte en la primera cita del campeonato con la intención de seguirlo, unos cuantos menos eran los que se daban cita en Alp para la penúltima prueba del mismo. En la categoría I había, al menos, uno más que entonces, ya que, además de Andrés y Ángela Vilariño, era también de la partida Juan Buenaventura Rodríguez. El veterano piloto salmantino, después de su vuelta a las carreras en Santo Emiliano, tras más de treinta años de ausencia, daba un paso más en su intención de que ese retorno sea para quedarse, presentándose en la subida catalana con una flamante Osella PA30 Zytek, atendida además por los técnicos del Faggioli Team. En la categoría II, cuatro eran los ‘no catalanes’ de una lista que resultaba ser, con diferencia, la más numerosa de la temporada al unirse a los Villa, Fombona, Pesquera y Ordoki nada menos que una decena de CMs del certamen catalán, con todo un ‘mundialista’, el ‘rallyeman’ Dani Solá, entre sus pilotos. Y en la III los asiduos del nacional 2014 eran nueve, los levantinos Borreguero, Serratosa y Noguera, los andaluces Aznar y Maldonado, los asturianos Aldo de Alberto y Chao, el británico Andersson y el catalán Pañella, que corría en casa. Todos ellos iban a tener fuerte competencia en varios de los ‘locales’, con especial mención para Francesc Gutiérrez y su Ginetta GT3 (que acabaría convirtiéndose en la sensación del fin de semana), Gerard De la Casa y su Córdoba WRC, y Marc Riera (el hijo menor del gran Xavi) debutando al volante del BMW superturismo de su padre.

CATEGORÍA I:
LA SEGUNDA DE ÁNGELA

Todo apuntaba a que el duelo entre los Vilariño, padre e hija, por el título nacional de la categoría I quedaría definitivamente sentenciado a favor de Andrés en Alp. Sin embargo, los ‘gremlins’ que, de vez en cuando, se divierten haciendo de las suyas con las mecánicas de los coches de competición se ensañaban especialmente durante las dos jornadas de la subida catalana con la Osella PA2000 del veterano piloto de Hondarribia permitiéndole completar sólo una de las tres mangas de carrera, la segunda del sábado. En ella tenía al menos Andrés la satisfacción de lograr el que, a la postre, sería el mejor crono absoluto de todo el fin de semana, un tiempo de 2:51.200 al que la única que, por montura, podía replicar, su hija Ángela, sólo pudo acercarse, aun a más de segundo y medio, en la manga final del domingo.

Pero ya se sabe que, como dicen los ‘brittish’, ‘para llegar primero… ¡primero hay que llegar!’, y como la joven piloto vasca llegaba a la meta en las tres mangas, con cronos además nada desdeñables en ninguna de ellas, siendo especialmente notable el último del domingo, un 2:52.881 logrado sin arriesgar al máximo ya que el lógico objetivo de Ángela en esa subida final era no cometer errores y culminar el fin de semana con la que acabaría siendo su segunda victoria en el nacional de montaña.

Un triunfo, logrado a base de dos primeros y un segundo en las tres carreras de Alp que, unido a los dos ‘ceros’ sumados por su padre en las rampas que llevan a La Masella hacen que, aunque la ventaja en la general del campeonato siga siendo clara para Andrés, el título de la categoría I no esté aun decidido matemáticamente y tenga que jugarse entre ambos en la cita final del certamen, la subida del Valle de Laciana, en Leitariegos. Una prueba de características en cierto modo similares a las de Alp, no en vano se trata también de una carretera de montaña que da acceso a una estación de esquí, en la que Ángela intentará dar la última sorpresa y su padre tratará de evitarla aunque, en su caso, imagino que de acabar perdiendo el campeonato si las cosas, por lo que fuese, no le salen bien en la subida berciana, la satisfacción por ver coronada a su hija podrá ser, incluso, mayor que la decepción que siempre supone para cualquier piloto perder el primer puesto en la última carrera del año.

CATEGORÍA II:
OTRO TÍTULO PARA JAVI VILLA

Quien ya no tiene que esperar para sumar un nuevo nacional de montaña a su cuenta (y ya van dos… que deberían de ser tres si el reglamento del 2012 no hubiese sido tan absurdo) es Javi Villa. El joven piloto asturiano llegaba a Alp con el campeonato de la categoría II poco menos que en el bolsillo, ya que le faltaba un solo punto para lograrlo. Evidentemente, sumar ese punto no era el único objetivo de Javi en las rampas de Alp, a las que acudía con la clara intención de conseguir tres victorias más. Tres triunfos para los que tendría que superar tanto a la ‘jauría’ de CMs locales, con Dani Solá pilotando el Demon oficial y Christian Sifrés, a los mandos de un Silver, como principales referencias, como batir a Fombona y su Audi DTM en un recorrido ancho, de buen piso y acusadas pendientes, en el que el gijonés podía ser ‘duro de pelar’.

Sin embargo, desde la primera manga de carrera ya quedaba claro que no iba a haber más color que el rojo del BRC B49 de Villa. Su 3:03.824 era totalmente inalcanzable para el resto de participantes en la categoría II, entre los que sólo Fombona lograba bajar del 3:10… y lo hacía, además, poco menos que ‘quemando todas sus naves’. El gijonés estaba escaso de gomas extrablandas con las que intentar dar el asalto a la victoria, ya que las que había encargado no llegaban lo que le obligaba a usar sólo un par de ‘supersoft’ traseras que le proporcionaba Borreguero… y que ‘rendían el alma’ ya al término de ese primer asalto a los seis kilómetros del largo recorrido de Alp. Así que el resto del fin de semana, sin neumáticos nuevos y, también, sin haberle cogido aun ‘el tranquillo’ a una subida muy técnica, en la que es necesario conocer bien el terreno para tener la confianza que requiere ‘pisarle a fondo’ al DTM, José Antonio se resignaba a tratar de ser el ‘mejor del resto’, conteniendo aún a todos los demás CMs en la carrera 2, en la que Javi seguía ‘a lo suyo’ y volvía a rodar en 3:03 para, ya matemáticamente campeón tras su victoria en la carrera 1, sumar su segunda victoria del fin de semana.

El domingo, Villa todavía bajaba algo más, espoleado muy probablemente por los increíbles cronos logrados por Francesc Gutiérrez con el Gineta GT3 (más sobre esto en el siguiente ‘capítulo’ de este reportaje), estableciendo un nuevo record de CM con su mejor tiempo del fin de semana, 3:02.283, y logrando, obviamente, una nueva victoria. Un triunfo que ¿quién sabe? igual hasta es el último de Javi en el nacional de montaña. Con el título ya asegurado y el presupuesto no especialmente boyante, es dudoso que se anime a competir en Leitariegos la semana próxima, siendo más probable que cierre su periplo en las subidas con su participación este fin de semana en la prueba asturiana de Castrillón, en la que, de conseguir la victoria, lograría asegurar también el campeonato regional. Un título, el asturiano de montaña, que se le ‘puso a tiro’ este año con sus triunfos en las dos primeras pruebas, Fito y Muncó, y con el que podría cerrar su triunfal paso por una especialidad en la que nunca hubiese siquiera pensado que iba a competir cuando se peleaba en los circuitos con gente como Glock, Pic, D’Ambrosio, Kobayashi, Maldonado y compañía, que acabaron llegando a la fórmula 1 y ante los que no desmerecía precisamente, ganándolos a todos ellos en más de una ocasión. Pero ya se sabe como es este deporte nuestro, el talento te permite llegar hasta un cierto punto (y casi siempre sólo si, además, está bien acompañado por los dólares/euros), mientras que para seguir hasta ‘el final del camino’ y acabar entrando en el ‘gran circo’ ya no basta, por bueno que seas (y Javi lo es, de eso no hay duda), hace falta además lo que llaman ‘apoyos’ y ‘contactos’… y eso es aun mucho más difícil de conseguir que ‘domar’ un GP2 en las estrechas calles de Mónaco o los amplios y fascinantes confines de Spa o Monza. En todo caso, siendo egoistas, que Javi haya terminando recalando en la montaña ha sido un auténtico regalo para los que amamos esta especialidad y hemos tenido, además, el privilegio de seguirle de cerca durante estos tres años en los que ha sido la absoluta referencia entre los siempre espectaculares CM. Así que, a falta de saber si continuará en esto el año que viene o buscará nuevos retos (lo cual sería casi lo más lógico, poco más puede conseguir en las subidas con los medios de que actualmente dispone) sólo nos queda agradecerle lo que nos ha ofrecido en estas tres temporadas, tanto dentro de la pista, con su rapidez, como fuera, con su sencillez y deportividad.

Volviendo a Alp, con Javi ’jugando en otra liga’ también en la carrera del domingo, el interés de la última manga estaba en la pelea por la segunda plaza, que se acababa llevando Arkaitz Ordoki. El vasco progresaba de forma más que notable a lo largo de todo el fin de semana, bajando cronos con su Silver en cada subida oficial a medida que iba conociendo mejor el trazado de La Masella, y acababa por superar en la última carrera a Fombona, que ’levantaba el pie’ tras ser avisado por una larga y espectacular derrapada de su Audi de que ya no había más en sus castigadas gomas, como a todos los CM catalanes, de los que, sinceramente, esperábamos algo más y entre los que el más rápido era Sifrés, único junto con Galofré, en bajar también de esa barrera del 3:10 que para el resto, Dani Solá incluido, seguía siendo infranqueable.

CATEGORÍA III:
FRANCESC GUTIÉRREZ CAUSÓ SENSACIÓN

La categoría de carrozados dejaba probablemente la actuación más noticiable del fin de semana…o, al menos, la que más nos llamaba la atención. Me refiero, claro está, a la protagonizada por Francesc Gutiérrez, autor de cronos absolutamente estratosféricos con su espectacular Ginetta G55 GT3. El piloto catalán probaba en Alp su nueva montura para el nacional de GT en circuitos, el último modelo del fabricante de deportivos británico, toda una ’bestia’ con alrededor de 550 caballos para mover sus aproximadamente 1100 kilos. Unas cifras que, por si solas, no explican el abrumador dominio ejercido por Francesc en los seis kilómetros que van de Alp a la Masella, en los que no sólo aventajó con distancias más que holgadas al resto de participantes en la categoría III (casi dos segundos por kilómetros a los ’menos lejanos’ en la tabla) sino que se permitió también el lujo de ser más rápido que todos los participantes en la categoría II, acabando por lograr mejores cronos que el ganador de la misma, Javi Villa, en todas las mangas para cerrar su portentosa exhibición con un 3:00.756 que pone el listón muy alto para años venideros.

Evidentemente, Francesc tuvo también su buena parte de ’culpa’ en estos resultados, habiendo preparado a conciencia la prueba y demostrando en cada subida su capacidad para ‘domar’ el potente Ginetta y sacarle un excelente partido a sus magníficas prestaciones. Verlo arrancar, como una auténtica fiera, en el vídeo resumen de la prueba publicado en la web de la federación catalana ya nos permite hacernos una primera idea de porque fue tan imbatible. Y ’subirnos con él’ gracias a la grabación de su cámara interior, no hace conocer a velocidad vertiginosa el técnico trazado de Alp, convirtiendo cada corta recta en apenas un suspiro antes de llegar a cualquiera de sus variadas curvas. Todo un espectáculo que, esperemos, se repita en más pruebas del nacional en un futuro… siempre y cuando, claro, no se le ocurra a alguien en la española decidir que, dada su clarísima superioridad sobre el resto de participantes en carrozados hay que incluir al Ginetta GT3 en otra categoría. ¡Al fin y al cabo, no sería la primera vez que eso ocurre!

Con Francesc y su poderoso GT3 mostrando tal superioridad, la pelea por la segunda plaza era el foco de interés de la subida de Alp en lo que respecta a los participantes habituales en el Campeonato de España. Una pelea protagonizada, una vez más y como ya viene siendo habitual esta temporada, por Raúl Borreguero y José Antonio Aznar. El levantino llegaba a la subida catalana con una importante ventaja al frente de la tabla, ya que se había visto erosionada menos de los previsto por su ausencia en Arona, prueba a la que si acudió el andaluz pero en la que su batalla con Yeray Lemes acabo haciéndole sumar bastantes menos puntos de los que hubiese necesitado. Por ello, la de Alp se presentaba como una ‘penúltima oportunidad’ poco menos que decisiva para Aznar, que debía tratar de recortar distancias si no quería llegar a Leitariegos con muy pocas opciones al campeonato. Para ello, el almeriense esperaba que la novedad del terreno para ambos contendientes pudiese ser una ventaja a su favor o, al menos, un factor con el que compensar la presumible mejor adaptación del Mosler al ancho y empinado recorrido de la prueba catalana. Y, naturalmente, el valenciano contaba con que sucediese justo lo contrario.

Los cronos de la carrera 1 del sábado, con dos segundos de ventaja a favor de Borreguero, eran todo un indicio de que ‘El Panete’ llevaba las de ganar una vez más. Una sensación que se confirmaba en la segunda carrera del fin de semana, en la que el margen entre el piloto del Mosler y el del Porsche era similar, esta vez un poco por debajo de los dos segundos pero, de nuevo, favorable a Borreguero. El domingo, a Raúl no le hacía falta mejorar su crono más rápido de la víspera para volver a ganar a un ya resignado Aznar, que también empeoraba ligeramente respecto al día anterior y tenía que conformarse de nuevo con el tercer puesto y con mantener, al menos, unas pequeñas opciones matemáticas de cara al campeonato, que se decidirá definitivamente entre ambos en la subida del Valle de Laciana. De todas formas, con 75 puntos en juego y 55 de ventaja para Borreguero, al veterano piloto valenciano le bastará con ’usar la calculadora’, lograr un segundo, dos sextos o tres novenos en las tres carreras que restan para conseguir ese campeonato que tantos años lleva persiguiendo y que, por fin, parece que va a ser suyo esta temporada.

Los que ya no tendrán que esperar a la última cita del año para celebrar la obtención de sus respectivos títulos son Sergi Pañella y Aldo de Alberto. El catalán se aseguró definitivamente el de la Copa de España de Grupo N con tres victorias más en la prueba de casa, en la que acabó quinto de la general de carrozados, superado en el cómputo total por Gerard De la Casa, claro dominador del grupo A con su Córdoba WRC blanco, con el que acabó, además cuarto de la general de carrozados. Y precisamente al volante de otro de esos coches con los que SEAT compitió hace ya unos cuantos años en el mundial de rallyes, decorado además con sus mismos colores, sumó el asturiano Aldo de Alberto los puntos que le faltaban para suceder en el palmarés del grupo A a otro piloto de la tierra, Rubén Iván Alvarez. Aldo terminó noveno scratch en Alp, justo por detrás del otro asturiano en liza, Jesús Chao, para quien será el subcampeonato del grupo N. Y por delante de ambos se clasificaron dos pilotos locales, Luis Aguilera, sexto de la general con su León procedente de los circuitos, y Joan Salvans, séptimo con su BMW M3 preparado por Riera Racing, único competidor en el grupo E1 del nacional en esta ocasión.

Con otro coche de la marca bávara destacó el sábado el joven Marc Riera, que se acercó muy mucho al mejor tiempo de su padre el año pasado con el inmaculado 320ST que tan buenos recuerdos de magníficas actuaciones de Xavi nos trae a todos los que seguimos el nacional de montaña. Desafortunadamente, las ganas de Marc le acabaron costando el disgusto de salirse nada más pasar la meta de la carrera 2, justo cuando acababa de parar el crono en un notable 3:19.646, con el que había sido quinto de carrozados, segundo del certamen catalán y primero del grupo A2 nacional. El incidente dejó ‘tocado‘ el precioso ‘superturismo‘ y le obligó a tener que renunciar a las mangas del domingo, una lástima ya que nos hubiera encantado (¡y a su padre más!) saber hasta donde podría haber llegado en su segundo día con el 320ST… ¡otra vez será!

ÚLTIMO ACTO EN LEITARIEGOS

En poco más de una semana, el calendario 2014 del Campeonato de España de Montaña se cerrará con el estreno como prueba del nacional de la Subida a Leitariegos, denominada para la ocasión ‘del Valle de Laciana’. La clásica subida leonesa pondrá punto final, a mediados de agosto, a un campeonato compuesto por ocho citas que se inició en abril y que, por tanto, nos habremos ‘despachado’ en apenas cuatro meses. Un calendario excesivamente concentrado, con carreras cada quince días, tanto en sus dos primeros meses como en el último, que no ha contribuido, precisamente, a aumentar ni la participación de más pilotos ni la ya de por si escasa repercusión del certamen.

Al menos, a Leitariegos llegarán aun sin decidir los títulos en las categorías I y III para darlo un aliciente a una carrera en la que, tras la pausa de Alp, esperamos volver a ser testigos directos de nuestra especialidad favorita, la montaña, un año más desgraciadamente maltratada y poco menos que abandonada a su suerte. Esperemos que esta última cita del año nos permita escribir uno de esos reportajes alegres y optimistas que, lamentablemente, cada vez resulta más difícil realizar dada la penosa situación en la que, años tras año, se encuentran los dos campeonatos que esta web sigue en directo (el nacional de rallyes de asfalto y el de montaña), de cuyo mal estado de salud no tenemos más remedio que hablar, una vez si y otra también, cada vez que nos ponemos delante del teclado a escribir estas crónicas que, nos encantaría, tuviesen en su mayoría un tono mucho más positivo del que últimamente tienen y, me temo, seguirán teniendo en el futuro a no ser que las cosas cambien de forma poco menos que radical… o que, de vez en cuando, nos de por ‘cerrar los ojos a la realidad‘ y hacer gala de un optimismo que no es fácil mantener tal y como están las cosas.