inicio archivo reportajes archivo comentarios contacto

14-15|09|2012
RALLY PRÍNCIPE DE ASTURIAS

ERC, 9ª prueba - Cto. España Rallyes, 6ª prueba - Cto.Asturias Rallyes, 3ª prueba
fotos: www.asfaltoytierra.com, ST Photosport press, Manuel Zapico
CRÓNICA

Se cumplían diez años desde mi retorno a las cunetas de un Príncipe, cuando volví a pisarlas con motivo del ‘añito en el infierno’ que supuso para el histórico RIPA su descenso a categoría regional en el 2002. Una efemérides personal que coincidía también con ser el décimo año consecutivo en que nos íbamos a encargar de realizar la web oficial del rallye (¡qué lejos queda ya aquella del 2003 que con tanta ilusión pusimos en marcha!) y de mantenerla actualizada a lo largo del desarrollo de la competición, publicando los comunicados que elaboraba el departamento de prensa de la prueba y las imágenes que nosotros sacábamos o que nuestros colaboradores en los tramos nos iban haciendo llegar. Tenía que ser un año para celebrar y para disfrutar pero, desgraciadamente, ha acabado siendo mi peor y más triste Príncipe de siempre.

Han pasado ya casi tres días desde entonces pero el ánimo sigue bajo y escasean las ganas de ponerse a escribir un reportaje que ya tenía planteado en mi cabeza con un tono muy festivo, centrado en una ‘imposible’ comparación entre el rallye y el tenis (por aquello de la Copa Davis en Gijón) como hilo conductor de un relato que esperaba fuese tan diferente como divertido. Pero el destino quiso ser cruel y nada de eso tiene ahora ni cabida ni sentido tras lo ocurrido el sábado que, además, me resulta personalmente aun más amargo recordando un comentario que hacía el viernes a mediodía, cuando comíamos en un bar cercano al auditorio una vez concluidas las verificaciones. En ese momento, mientras nuestros amigos madrileños, César y Miguel, probaban, por fin, esa fabada asturiana que les ‘debíamos’ desde hace no se cuantos ‘Llanes’ y ‘Príncipes’, las imágenes del tenis en Gijón abrían los deportes del telediario de la 1, seguidas del habitual bloque de ‘cotilleos de futbol’ y sin que, evidentemente, hubiese mención alguna al rallye de campeonato de Europa que se celebraba tan cerca de la semifinal tenística. Entonces les decía a mis acompañantes, que se quejaban de la nula atención informativa dedicada al ‘Príncipe’, algo así como “¿qué esperabais? La única forma de que el rallye salga en la tele es que haya un muerto”… ¡¡¡nunca he odiado tanto tener razón!!!

Por desgracia, y como los que estéis leyendo estas líneas sabéis de sobra, justo eso fue lo que ocurrió. Qué, aun así, este reportaje vaya a salir a la luz, evidentemente con un tono muy diferente al que tenía planeado, tiene que ver tal vez con una utopía que persigo desde hace tiempo, probablemente más por testarudez que por real convicción de que pueda ser posible: tratar de demostrar que se puede hablar o escribir del deporte que amamos de un modo distinto, dedicándole la atención que merece con la mayor objetividad de la que cada uno sea capaz, sin dejar por ello de ser crítico cuando hace falta y sin esconder la cabeza bajo el ala cuando las cosas salen mal pero, también, sin aprovechar esos malos momentos para ‘dar palos’ de forma interesada o, peor y más mezquino aun, acercándose sólo al automovilismo cuando la desgracia o el ‘morbo’ lo convierten en noticia del telediario como, para tristeza y desesperación de todos, ha acabado ocurriendo en este terrible fin de semana que nos ha tocado vivir a todos los que hemos estado en el Príncipe del 2012 y que, en forma de varios relatos más o menos independientes, os cuento en esta crónica que nunca hubiese querido escribir… aunque sabía que, tarde o temprano, alguna vez tendría que hacerlo.

Hevia-Alvarez sumaron su tercera victoria en el nacional 2012

Segunda plaza para Fuster-Aviñó, que siguen líderes del campeonato de España

Por fin un rallye sin pinchazos para los Vallejo, que acabaron terceros

Victoria en el ERC para Vinyes-Mercader y el Suzuki Swift S1600

TENEMOS EL ENEMIGO DENTRO

Si termino el anterior párrafo diciendo que lo que digo es por qué siempre he sido muy consciente de eso tan obvio pero en lo que muchas veces no se piensa, o no se quiere pensar, y que aparece siempre claramente escrito en toda entrada o acreditación de prensa de cualquier competición que se disputa en Inglaterra, “el deporte del motor puede ser peligroso”. Una frase a la que acompaña habitualmente otra aun más significativa si cabe: “A pesar de que los organizadores toman todas las precauciones razonables, pueden ocurrir accidentes inevitables. En relación a esto usted está presente bajo su propia responsabilidad.” Por ello, aunque en estos diez años que llevo trabajando en las carreras no hubiese asistido aun a ninguna prueba en la que se produjese un fatal desenlace como el ocurrido el sábado en el Príncipe, siempre acudo a cada competición con ese mensaje muy presente en mi cabeza, teniendo claro que, por muchas precauciones que la organización tome, el riesgo de que nos ocurra algo existe y está en nuestra mano minimizarlo o, al menos, no aumentarlo.

Personalmente lo tengo claro y lo he comentado muchas veces con familia y amigos. Se que el automovilismo es una actividad que entraña peligros, incluso para el espectador, y lo asumo, consciente de que por mucho cuidado que tenga, por ‘miedica’ que sea (¡y lo soy!) a la hora de buscar una ubicación para ver la carrera, siempre puede ‘pasarme algo’, bien sea por despiste o distracción, por exceso de confianza o, simple y llanamente, porque no todas las situaciones son predecibles y a veces puede ocurrir lo que nadie espera. Por eso, aun siendo notablemente precavido, he tenido en estos últimos diez años tres o cuatro sustos de esos que se quedaron en nada… pero que podían haber tenido consecuencias graves.

Por ello, si aun ‘teniendo cuidado’, el riesgo está ahí (como lo está, incluso en mucha mayor medida, en gran cantidad de nuestras actividades cotidianas si no las afrontamos con la debida cautela), lo que es evidente es que aumenta de forma exponencial si lo ignoramos y nos acercamos a una competición del motor de modo inconsciente, pensando que todo está bajo control y que no hay peligro de que pueda pasarnos nada. Entonces es cuando la posibilidad de que ello ocurra se multiplica y todos hemos visto miles de casos en los que sólo ese ‘Ángel de la Guarda de las carreras’, que trabaja a destajo cada fin de semana de competición, ha evitado lo que ha terminado pasando esta vez. En ese sentido, cuando algún amigo me llamaba estos días y me decía “¡qué mala suerte!” para explicar lo del sábado pasado, yo no podía menos que contradecirle con firmeza… porque, tengámoslo claro, esto no ha sido mala suerte, ha sido una terrible imprudencia… la suerte es la que hemos tenido en muchas otras situaciones similares en las que no ha pasado nada. El pasado sábado, en el Alto la Llama, esa suerte (que, bien mirado, ya nos acompañó el viernes dejando en heridas más o menos leves el accidente de Tenebredo) nos dio, por una vez, la espalda y de nada vale ahora buscar otros culpables que no sean el despiste o la incosciencia del desafortunado espectador, al que se había advertido repetidas veces de su peligrosa posición pero, haciendo eso que todos hemos hecho alguna vez, desatendió las indicaciones, y acabó pagando por ello un precio demasiado elevado.

A partir de ahí, buscar otros culpables me parece totalmente injusto. Se habla de que el rallye este año se ha hecho con menos medios económicos y, por ello, con menos recursos, lo cual es cierto. Pero no se puede relacionar ese descenso en el presupuesto de la prueba (algo que, en mayor o menor medida, viene ocurriendo en todas las citas del nacional) con un hecho como el que nos ocupa. Hace escasas fechas, en el Barum, con unos medios que ya quisiera cualquier prueba española, el desenlace era similar porque los imponderables de la competición no se pueden nunca predecir al cien por cien. Evidentemente, se podían haber desplegado más comisarios pero otra cosa es que su labor sea, como muchas veces se cree, ejercer de ‘guardias de seguridad’ en los cruces. Esa labor ha de estar en manos de las fuerzas de orden público, de las que también sería deseable una mayor presencia. Pero tanto una cosa como la otra no garantizan que todo el mundo se sitúe bien en todos los kilómetros del recorrido. Eso queda ya en manos del propio espectador y es por ahí, sobre todo, por donde tenemos que empezar para mejorar la seguridad en los tramos.

Tlustak-Skaloud lideraban el europeo hasta su fatal salida del Alto la Llama

Flojo rallye de Solowow-Baran aunque al final acabasen segundos del ERC

Pernía-García se impusieron en el grupo R2 y acabaron terceros del europeo

Antxustegui-Iglesias abandonaron por un toque cuando luchaban por el podio del ERC

Capítulo aparte merece el, por otra parte esperable, tratamiento que la inmensa mayoría de medios de comunicación han dado del tema. Desgraciadamente estamos ya más que acostumbrados a que los rallyes sólo sean noticia cuando hay accidentes, algo común, por otra parte, a otros deportes que nunca salen en la tele o los ‘papeles’ a no ser que se haya producido alguna desgracia. Un problema de difícil solución en una sociedad en la que, cuando se trata de información, prima el sensacionalismo por encima de todo, ya que a él suele ir asociado una mayor audiencia y, por consiguiente, mayores beneficios económicos.

Por mucho que nos duela es algo complicado de evitar aunque, si lo pensamos un poco, tal vez se pueda intentar darle la vuelta a este uso que se hace de los rallyes en periódicos y cadenas de televisión. Porque el hecho de que cuando algo como lo de este fin de semana ocurre sea noticia de portada indica que no es precisamente un hecho habitual sino todo lo contrario, que se trata de una situación inusual y que, por eso mismo, resulta destacable y noticiable para la prensa generalista, que busca siempre el titular llamativo. Sin ir más lejos, este mismo fin de semana del Príncipe se han producido 17 fallecimientos en accidentes de tráfico en las carreteras españolas. Una cifra atroz que, sin embargo, apenas si ha merecido unas líneas en las páginas interiores de los periódicos o unos breves segundos de crónica televisiva, dándole mucha menos importancia a esos terribles números que al valor alcanzado al final de la sesión bursátil por la ya famosa ‘prima de riesgo’. Así que, en este sentido, lo que tendríamos que tratar de hacer ver a esos ‘periodistas’ que estos días se interesan por la cara más triste de los rallyes es que lo ocurrido es una terrible tragedia, sin duda, pero que no por ello se debe criminalizar al deporte del motor como tampoco se pone en duda, por ejemplo, la viabilidad del futbol porque un aficionado fallezca en un estadio… y bastantes más son los ‘caídos’ a lo largo de la historia en las gradas que en las cunetas de los tramos cronometrados. En todo caso, también tengo claro que esta si que puede ser una batalla perdida de antemano y que, por mucho que nos indigne, inercias como las que mueven los mecanismos de las grandes cadenas de comunicación son poco menos que imposibles de detener.

Otra cosa es que incluso entre los que estamos metidos en el mundillo de la información del motor haya quien estos días ha dado muestras de notable demagogia o, incluso, quien ha tratado de utilizar lo ocurrido para dar palos a diestro y siniestro. Entre estos últimos (por fortuna pocos) ha habido incluso uno tan infame (en cualquiera de las dos acepciones que tiene la palabra en el diccionario de la Real Academia Española: 1.Que carece de honra, crédito y estimación. 2.Muy malo y vil en su especie) como para presumir de su amistad con los organizados mientras les arroja sin piedad todas las piedras posibles, censurándoles hasta el hecho de que durante varios momentos del desarrollo del rallye su web oficial estuviese alojada en el servidor de esta página. Como si fuese culpa del ACPA que el servidor de la empresa francesa contratada por nosotros a tal efecto, y especializada en proveer este tipo de servicios, sufriese problemas de sobrecarga que nos hicieron habilitar una copia de seguridad en ‘cita’ para asegurar, como así fue, que la web estuviese activa durante todo el desarrollo de la competición. Pero bueno, ya se sabe que cuando se trata de ‘dar palos’ a algunos todo les vale con tal de seguir en su línea de crítica destructiva habitual.

En ese sentido, el de la crítica, nosotros preferimos tratar de que sea lo más constructiva posible. Al respecto, y si hablamos de aspectos mejorables del rallye de este año (que, evidentemente, los hubo), desde el momento en que se publicó el recorrido definitivo tuve claro que programar una segunda pasada nocturna por Morcín era un error y que el tramo tenía todas las papeletas para acabar siendo neutralizado, como así acabó ocurriendo. A todos los viejos aficionados nos llenan de buenos recuerdos las pasadas nocturnas por tramos míticos y, en ese sentido, el precioso Morcín en la noche del viernes debía haber sido una fiesta… pero los tiempos han cambiado y, hoy día, hay que olvidarse de romanticismos y tener en cuenta que un tramo así, con accesos ‘fáciles’, cercano a núcleos de alta población, siendo el único a dos pasadas del día y al que irían todos los aficionados que, por ser el viernes jornada laboral, no podían acudir los anteriores, estaba condenado a verse invadido por demasiada gente entre la que, además, un alto porcentaje serían de esos que acuden a los rallyes sin saber muy bien a lo que van.

Y precisamente esta última consideración nos lleva al punto de partida de este largo capítulo inicial y encadena con su título: en los que vamos a las carreras está, la mayoría de las veces, el problema. Y si no tomamos conciencia de ello de poco o nada valdrá que el organizador despliegue más comisarios o que haya más guardias o que se pongan más o menos cintas de colorines. Así que ahora de nada vale lamentarse, por humano que sea. Lo que hace falta es tomar conciencia de lo ocurrido y de sus causas. En nuestra mano está evitarlo la mayoría de las veces, empezando TODOS a demostrar que es posible cuanto antes. Llanes está ahí, a la vuelta de la esquina, que nadie nos tenga que decir, a ninguno, sea aficionado o fotógrafo profesional (que alguno hay, también, con demasiado espíritu de ‘corresponsal de guerra’, jugándosela sin necesidad por sacar la mejor imagen), donde nos tenemos que poner…o, al menos, que si nos lo dicen hagamos caso. Por ahí empezaremos a evitar que se repita lo del pasado sábado o, al menos, a aplazar su inevitable repetición lo más posible. Porque, que se nos meta en la cabeza de una vez por todas: ¡¡¡el automovilismo puede ser peligroso!!!

Pons-Amigo eran cuartos con el Porsche hasta que un tacó motor cedió al final

Una rotura de suspensión dejó fuera de combate a Pérez-Velasco cuando iban cuartos

Cima-González terminaron quintos del nacional y terceros del certamen asturiano

Segunda plaza en el Campeonato de Asturias para Oscar Palacio y Guti Ramos

LA ESQUINA DE EUROPA (ERC)

Lo de estar ubicados en la esquina de Europa siempre ha sido un problema para atraer a nuestras pruebas internacionales, sean rallyes o subidas, un plantel de equipos foráneos mínimamente comparable al que disfrutan las competiciones que tienen su sede en localizaciones más ‘céntricas’ del continente. En lo que respecta al Príncipe, salvo los dos años del IRC (especialmente el segundo) o casos aislados como el recordado ‘año de los Ferraris’, no son muchas las veces en que se han acercado hasta nuestros tramos más de dos o tres extranjeros, y menos aun las ocasiones en las que esos pocos han sido, además, pilotos de primer nivel. Al fin y al cabo, el Campeonato de Europa es un certamen que, desde siempre, suelen seguir cada año pocos pilotos (dos o tres a lo sumo ¿Qué viejo aficionado no recuerda aquel eterno duelo Zanini-Beguin por el título del 80?). Además, este año el ERC ya estaba más que resuelto antes del Príncipe a favor del piloto oficial de Skoda Juho Hänninen, que lo dejó sentenciado en el Barum por lo que ya no tuvo necesidad alguna de plantearse siquiera el largo viaje desde Finlandia a Asturias. Así que, al final, poco menos que volvimos a los tiempos en que la lista de extranjeros era meramente testimonial, viéndose reducida este año a sólo tres pilotos, dos de ellos ya conocidos por estos lares, el polaco Solovow y el checo Tlustak con sus habituales Súper 2000 (Peugeot el primero, Skoda el segundo), y el tercero un debutante en el Príncipe, el suizo Parli, que venía con un Citroen DS3 R3 en busca de puntos para acercarse al destacado líder de la categoría de dos ruedas motrices, el checo Černý, otro que se quedaba en casa.

Esta vez, además, la lista del europeo era especialmente pobre porque la reglamentación cada vez ‘menos FIA’ del Campeonato de España dejaba fuera del ERC a todos los punteros del nacional (y hasta a todos los nuevos Swift de la copa) por lo que finalmente eran sólo 18 los participantes en el rallye que, a efectos de palmarés, era el que realmente contaba… por mucho que, en realidad, a prácticamente nadie interesase. Un rallye que, desde el primer tramo, se convertía en un duelo desigual entre los dos S2000 venidos del este de Europa y los dos S1600 ‘españoles’ del equipo Suzuki, con los que Vinyes y Antxústegui suplían, a base de manos y coraje, el déficit de caballos y tracción de sus monturas respecto a las de sus rivales. De hecho, el andorrano terminaba el primer día como líder, cediendo el primer puesto ante Tlustak en el segundo tramo del sábado, el largo Libardón, cuando le fallaban los interfonos y perdía una veintena de segundos que Joan, con su habitual honradez, no achacaba por completo al incómodo problema (“por lo de los interfonos perdería 10 como mucho” nos comentaba) pero que le costaban el liderato. Aun así, Vinyes no se rendía, presionado además por Antxústegui, que se permitía incluso el lujo de superar en número de scratchs a su ‘jefe de filas’ sumando dos por uno de Joan cuando se llevaban disputados los cuatro primeros tramos. En el siguiente, primer paso por Nava, estrenaba su cuenta un apagado Solovow, que seguía de lejos al trío de cabeza y en la repetición de Gijón Vinyes sumaba su segundo triunfo parcial y recortaba a sólo 8.2 su desventaja ante Tlustak.

Con tan poco margen y afrontando a continuación el largo Libardón, en el que Tlustak había sido el más rápido en la primera pasada, el checo sabía que ese era su momento para sentenciar el rallye. La mera visión de los parciales indicaba que su ritmo era claramente superior al de sus rivales pero entonces ocurría el hecho que marcará para siempre la historia de esta edición del Príncipe. En el rápido paso por el Alto de la Llama el checo perdió el control de su Skoda y lo que no debía haber sido más que un abandono por salida de carretera, con daños sólo en la mecánica del vehículo, se convirtió en una terrible tragedia al encontrar el coche en su trayectoria a un espectador que, situado en lugar prohibido, hacía fotografías y no tuvo oportunidad alguna de escapar al tremendo impacto que acabó con su vida.

Un desenlace horrible que es, además, el segundo consecutivo de este estilo que sufre el ERC esta temporada tras el acontecido en el Barum hace escasas fechas, y que tiñó de luto un rallye que, entonces, acabó ganando Vinyes, con el Swift S1600, por delante del 207 S2000 de Solovow. A ambos, tras salirse también Antxustegui en Libardón, en su caso con una rueda ‘echada para atrás’ como único daño, les acompaño en el tercer peldaño de un triste podio final el cántabro Surhayén Pernía, autor de un soberbio rallye con el Fiesta R2. Un éxito que, lógicamente, ni él ni nadie tenía ánimos para celebrar cuando los tres primeros equipos clasificados en el ERC, los que pasarán a engrosar el palmarés oficial del rallye, subían al ‘cajón’ situado en el Paseo del Bombé.

Mantecón-Noriega terminaron octavos del Campeonato de España con el Polo N1

Marbán-Ferrero se acabaron qudando sólos en la Mitsubishi EVO CUP

Sexta plaza en el ERC para los suizos Parli-Cantón y su DS3 R3

Monarri-Sanjuán volvieron a arrasar en la Twingo sumando su segundo triunfo del año

NO PESAN LOS AÑOS, PESAN LOS KILOS (Campeonato de España)

Con este slogan nos vendían hace años una marca de agua con supuestas cualidades adelgazantes. Un slogan que nos quería convencer de que la edad no es impedimento para seguir rindiendo al máximo o poniéndonos metas difíciles, mientras que los kilos si que se pueden convertir en un obstáculo insalvable. Viene a cuento esta ‘pausa publicitaria’ para centrarnos en el rallye que realmente interesaba, el del campeonato de España. Y es que los kilos son uno de los factores a tener en cuenta para analizar la diferente situación en que se planteaba este año el duelo S2000-Porsche en el Príncipe… y el diferente desenlace del mismo. Este año, el único superviviente de la categoría Súper 2000 en el nacional, el Skoda Fabia de Hevia, optaba por renunciar a los laureles europeos para así poder competir con el menor peso que le permite el reglamento español. Esos 50 kilos menos que en el coche del poleso vienen a ser unos ‘treinta y tantos’ ya que aligerar el medio quintal permitido es demasiado caro como para poder permitírselo tal y como está el presupuesto. Si a ellos les unimos los más o menos otros ‘treintaypico’ o ‘cuarentaymucho’ que este año cargan de más los Porsche respecto a la pasada campaña, la diferencia eran unos ‘setenta y algo’ según unos, ‘casi cien’ según otros que, fuesen exactamente los que fuesen (esto es como las cifras de asistencia a las manifestaciones, depende de a quien preguntas varían lo suyo) no dejan de ser un factor a tener en cuenta para entender porque el año pasado Fuster y su Porsche estuvieron siempre fuera del alcance del Hevia y su Skoda mientras que este año, en los mismos tramos, la situación se equilibró y hasta se dio la vuelta en según que terrenos.

De todas formas, aunque ‘pesen los kilos’ como decía el anuncio, la sensación que me dejó el rallye fue, una vez más, eso que suelo decir muchas veces cuando comento las prestaciones de uno u otro piloto en según que circunstancias. Eso de que, al final, ‘todo está en la cabeza’. Porque aunque estoy seguro de que, el año pasado, Berti dio el máximo para batir a Fuster, en su ánimo a lo largo de los dos días de rallye notaba cada vez que hablaba con él ese poso de resignación que, inevitablemente, acaba minando la moral cuando ves que, hagas lo que hagas, no consigues tu objetivo. Sin embargo, este año, ya el jueves por la noche, cuando durante una presentación de Skoda en Oviedo me comentaba sus posibles opciones en un rallye que se presentaba igual de ‘seco y soleado’ que el del año anterior, notaba en sus palabras esa convicción y esa motivación extra que le recordaba de aquella rueda de prensa previa al ‘Príncipe del IRC’, cuando se cargó asimismo con toda la presión del mundo, declarando que iba a salir a disputarles la victoria a los Kopecky, Meeke, Basso y compañía…¡y vaya si lo hizo!

Y es que, aunque evidentemente el ‘factor peso’ sea, sin duda, una de las claves para pasar de la clara derrota del año pasado al ajustado triunfo de este año, casi diría que lo ha sido, sobre todo, porque ha permitido al de Skoda pensar desde el primer momento que ganar era posible. A partir de ahí, la cabeza ha hecho el resto y le ha dejado sacar ese ‘algo más’ que el año pasado (aun haciendo todo lo que estaba en su mano, no lo pongo en duda) no acababa de llegar. Un ‘algo más’ que notaron todos los amigos que me comentaron las sensaciones que les dejó ver pasar al Fabia S2000 por los tramos. Un ‘algo más’ en el que los kilos, las mejoras en la suspensión, el uso de una gasolina más ‘perfomante’ que la polémica ‘Panta’ o las últimas evoluciones en la electrónica que diferenciaban al Fabia 2012 de la misma unidad en el 2011, diría que influyeron no sólo por si mismos sino, sobre todo, porque permitieron al piloto ver como posible lo que hace doce meses se antojaba como imposible. De ahí, por ejemplo, que aun ‘acabándosele la carretera’ tras un rasante en quinta, Berti lograse bajar, de noche, su mejor crono conseguido de día el año pasado en el laberíntico Corvera-Arlós, marcando unas diferencias que, a la postre, han sido las que le han dado la victoria.

Aun así, cuando todavía restaban cuatro tramos, la ventaja de Hevia respecto a un Fuster que había cedido terreno en la noche del viernes pero iniciaba el sábado a ‘paso de carga’ (¡bajando 21 segundos su record de Libardón!) era sólo de 14.3 segundos. Un margen que se podía derretir sobre el más caluroso asfalto de los casi 90 kilómetros que aun quedaban por disputar, en los que el piloto del Porsche iba a seguir atacando a fondo. Se presentaba uno de esos finales que hacen afición, con el ídolo local defendiéndose ante el acoso del rival venido de fuera. Un desenlace para el que no era fácil hacer pronósticos y que se truncó del modo más cruel posible, convirtiendo en tan secundario en el ánimo de todos como definitivo en los ‘papeles’ el resultado que reflejaba el ‘marcador’ tras el segundo paso por Gijón, donde una sola décima separó a ambos. Un ‘empate técnico’ que dejaba Berti aun con esos 14.2 segundos de ventaja que, finalmente, le daban los preciados puntos de ganador en la clasificación del Campeonato de España de un rallye de coeficiente 1.5, con los que recorta a sólo siete su desventaja respecto a Fuster en la general del certamen. Una diferencia mínima con tres rallyes aun por delante. De todas formas, en vista del terreno que queda por cubrir, Miguel y su Porsche siguen siendo los favoritos pero ¿quién sabe? puede llover en Llanes, o hasta en Córdoba, o nevar o haber hielo en Madrid, o las mecánicas pueden fallar, o las ruedas pincharse, o los pilotos cometer errores… en fin, mil factores incontrolables que son, probablemente, lo mejor de los rallyes (al menos para el espectador) ya que impiden que se conviertan en una ciencia exacta, regida sólo por la fría lógica de los números.

Rotunda victoria en la Copa Suzuki para Pazó-Seoane que se destacan en la general

Víctor Pérez-Alejandro López retornaron al podio de la Swift tras el susto de Ferrol

Tercera victoria del año y título asegurado en el Trofeo Suzuki para Freire-Gándara

César Palacio-Jovino Peláez fueron cuartos del asturiano y undécimos del nacional

LOS ULTIMOS SERÁN LOS PRIMEROS (Campeonato de Asturias)

Aunque la Biblia diga bien claro eso de que ‘los últimos serán los primeros’, los rallyes no suelen hacer mucho caso de las viejas escrituras. O, si acaso, lo hace para mal. Y es que, en los rallyes, si hablamos del orden de salida, los últimos, los que conforman la parte final de la lista de inscritos, suelen ser los primeros sólo a la hora de verse afectados por las siempre temidas neutralizaciones. Algo que, si nos ceñimos este año sólo a los rallyes del nacional, fue una auténtica pesadilla para los pilotos del regional en Cantabria y ha vuelto a serlo en el Príncipe. Entonces los participantes en el rallye ‘autonómico’ apenas si completaron un tramo, acabando por marcharse para casa antes de terminar. En esta ocasión los equipos del campeonato de Asturias que se incorporaban a la prueba en la segunda jornada tampoco es que hayan tenido mucha más fortuna, cubriendo, los que más, tres especiales a ritmo de carrera de las siete previstas. Una auténtica faena para los equipos más modestos, que afrontaban el Príncipe con esa ilusión que siempre se pone cuando se compite en un rallye con tanta historia y que, además, volvía a ser puntuable este año para el certamen regional.

Pero tras iniciar la prueba con el primer paso por Gijón, a los participantes del regional (y a buena parte de los del nacional) les tocaba ya la primera neutralización del día en Libardón a causa del fuerte golpe sufrido por Suzuki del cántabro Dani Martínez, líder hasta ese momento del Trofeo Suzuki. El tercer tramo del bucle inicial, Nava, también era neutralizado, en este caso en dos ocasiones. De la primera se ‘libraban’ los del regional, ya que la producía el toque del EVO X de Senra, que se comía una arqueta y quedaba atravesado obstaculizando el paso, lo que perjudicaba al resto de equipos del nacional pero no a los del regional. Estos venían con retraso del tramo anterior y eso les beneficiaba ya que permitía reabrir la especial. Pero, desgraciadamente, poco después había que parar de nuevo, cuando apenas si habían tomado la salida unos pocos, y esta vez, además, por motivo bastante más grave que un coche ‘atascando’ el camino: el Corsa de Ignacio Cimadevilla sufría una fuerte salida de carretera quedando atrapada su copiloto, Patricia Alba, que tenía que ser extraída con cuidado del vehículo y trasladada al hospital en donde el lunes continuaba en observación aunque, por fortuna, ya en proceso de recuperación, algo que deseamos se produzca lo antes posible. Obviamente, la neutralización para el resto de equipos del regional era nuevamente inevitable…¡ya iban dos de tres para los últimos de entre ellos!

En el segundo paso por Gijón todo volvía a discurrir con normalidad… pero, aunque en ese momento nadie lo podía sospechar, ahí se acabaría definitivamente el rallye para los ‘regionales’… y para todos los demás. Porque aunque, como se explica en el siguiente ‘capítulo’ de este reportaje, la intención era completar la prueba con el paso final por Nava, al final esa última especial se neutralizaba también dejando el rallye del Campeonato de Asturias convertido en un complicado jeroglífico ya que, además, en su clasificación había que tener también en cuenta los cronos en los únicos tres tramos ‘disputados’ de los asturianos que competían encuadrados en el ERC y el nacional. Así, aunque entre los participantes de la mal llamada lista de ‘Campeonato de Asturias’ el primer clasificado fuese el BMW M3 de Jesús Alvarez (encantado con el comportamiento del coche tras pasar por las manos mágicas de Xavi Riera, que de estos ‘pepinos’ sabe un rato), por delante de Miguel Arias (que se veía obligado a cambiar de planes, desempolvando su Clio para sustituir al Mini con el que estaba inscrito pero que se rompía unos días antes en el San Froilán), y de Ignacio González (un piloto que va a más en cada rallye y cuyo nombre nos apuntamos para seguirlo de cerca en próximas citas), realmente las primeras plazas en las clasificación que reparte los puntos del certamen regional las ocupaban los ‘nacionales’, con Berti sumando su segunda victoria del año tras el triunfo de Tineo, Oscar Palacio ocupando la segunda plaza y sumando unos puntos muy importantes para sus aspiraciones al título, Fran Cima terminando tercero con el Lotus y César Palacio completando el ‘poker’ de los coches inscritos en el campeonato de España. Todo un lío que no viene a ser sino la extrapolación a los rallyes, de lo ya ocurrido este año en las pruebas del nacional de montaña que también puntúan para el regional, se mezclan dos certámenes de diferente normativa y el más pequeño siempre es el que sale peor parado porque los reglamentos, definitivamente, no entienden de citas bíblicas lo que, casi siempre, condena a los del regional a tener que armarse de paciencia y resignación cristiana como precio a pagar (aparte del alto coste económico) para poder competir junto a los ‘grandes’.

Marcos y vicente Diego siguen liderando la Twingo tras ser segundos en el Príncipe

Mala suerte el viernes y buenos cronos el sábado para Kike y Jaime con el Twingo de Zullo

Victoria entre los coches del regional para el BMW M3 de Jesús Alvarez-Nacho Madrera

Los hermanos Arias acabaron saliendo con el Clio y fueron segundos de los regionales

THE SHOW MUST GO ON!

Hace poco, tras otro momento terriblemente triste para nuestro deporte (¡vaya año llevamos!) recordaba en el reportaje de la subida a Castrillón ese viejo lema del circo, ‘el espectáculo debe de continuar’, según el cual la función ha de seguir adelante, siempre y a cualquier precio, pase lo que pase. Una forma de ver la vida con la que siempre me he sentido identificado y que he visto reflejada muchas veces en el automovilismo deportivo, desde la horrible tragedia de las 24 horas de Le Mans en el 55 hasta el gran premio de San Marino del 94 en el que nos dejaron Roland Ratzemberger y Ayrton Senna. Una manera de pensar que, llevada al plano particular, me ha hecho, por ejemplo, ‘obligarme’ a escribir este reportaje aunque maldita la gana que tenía de hacerlo. Un planteamiento que identifico con la que, para mi modo de ver las cosas, es la mejor opción en estos casos: ‘no permitir que cunda el desánimo, no rendirse y seguir adelante’. Por eso el sábado la decisión de, pese a todo, tratar de continuar con lo quedaba de rallye (o lo que fuese posible ‘salvar’ del mismo) me pareció la más valiente y acertada por mucho que, al final, acabase por generar más controversias que otra cosa y, realmente, no servir para que hubiese más rallye del que ya se había disputado.

Tal vez esa forma de ver la vida sea caduca y trasnochada. Es posible que los tiempos hayan cambiado o que, simplemente, tengan razón los que consideran que lo más adecuado, por respeto a la víctima, hubiese sido parar. A todos ellos les diría que soy el primero que el sábado se hubiese querido ir para casa nada más conocer la horrible noticia, que me alcanzó de golpe, como un rayo cayendo por sorpresa desde un cielo despejado, cuando un muy buen amigo de las cunetas me llamó desde los márgenes del tramo de Libardón, comunicándomela apenas un minuto antes de que me fuese confirmada, de forma oficial y definitiva, desde la jefatura de prensa del rallye. En ese momento, lo fácil hubiese sido ‘tirar la toalla’, y me consta que se sopesó hacerlo. Pero al final diría que se impuso ese viejo lema del circo, que también dio título a la famosa canción de ‘Queen’, y se intentó seguir adelante para tratar de terminar lo que se había empezado y tanto trabajo y esfuerzo había costado poner en marcha. Qué fuese la decisión correcta o no es discutible, y se muy bien que muchos no la entendieron o, directamente, la consideraron totalmente desacertada, habiendo incluso quien la achacó, (basándose no se sabe muy bien en que ‘normativa’) a cuestiones de índole económica: completar un tramo más para que el rallye del regional cubriese más del 50% del recorrido y no hubiese que devolver el dinero de las inscripciones. Algo, esto último, que (pondría la mano en el fuego al respecto) a nadie de los que tomaron la decisión de seguir se le ocurrió siquiera pensar en unos momentos en los que había demasiadas y mucho más urgentes cuestiones de las que preocuparse.  

Luego, cuando llegó el momento de completar el que iba ser tramo final, las dudas de unos y otros, desde los pilotos (entre los que había división de opiniones respecto a seguir o no) hasta los responsables de seguridad de la FIA y la RFEdA (que, tras lo ocurrido y con muchísimo público en la especial, no veían del todo clara la viabilidad del último paso por Nava incluso después de recibir el visto bueno de los coches de la caravana de seguridad) hicieron que, definitivamente, dirección de carrera se viese en una difícil tesitura y acabase por ‘tirar la toalla’ y neutralizar el que iba a ser cierre del rallye, vaciando en parte de contenido las motivaciones que habían llevado hasta ahí.

El resto, la triste entrega de premios, fue el último mal trago que quedaba por pasar y ante el que, de nuevo, la tentación de sustraerse era grande… pero se superó para poner cierre definitivo a un fin de semana muy duro que nos gustaría no tener que volver a revivir. Ahora toca reflexionar, intentar buscar soluciones a los muchos problemas que ya estaban ahí, latentes, pero que ahora se han manifestado en toda su crudeza y, haciendo caso del estribillo que sonaba como un imparable ‘mantra’ en la prodigiosa voz de Freddy Mercury: continuar, continuar, continuar… la meta es celebrar las bodas de oro del Príncipe en el 2013 y, entre todos, tenemos que hacerlo posible.

El podio del regional lo completaron Ignacio González-Sabino Alonso

Victoria en la Copa Kumho para Nacho Braña y Ana Isabel Menéndez

Doble triunfo en la Hankook y la Auto Colón para Julio y Rafael Sánchez

Problemas de fiabilidad impidieron a Lújua-Estrada mostrar el potencial del Punto vasco

   Imágenes publicadas en nuestro reportaje del Rallye Príncipe de Asturias 2002 -> haz click aquí para acceder al reportaje completo

En el 2002 estuvimos en el Auditorio sólo de visita, desde entonces hemos pasado allí muchas horas en cada 'Príncipe'

Aquí conocimos a José Manuel Riesco, uno de los muchos amigos que hemos hecho en estos diez años en las carreras

Más amigos de estos años, en este reportaje hay fotos de Berto y este es el coche de su hermano Martín, que compitió en el 2002..,

...y que este año estaba en Cheste asistiendo el Seat Ibiza de circuitos de Esteban Vallín, otro que fue de la partida en el 'Príncipe del regional'

Imágenes que ya son historia del Príncipe: la tribuna natural de Santa Bárbara...

...y el cruce de Pandenes, convertido en leyenda por Climent...

...y por el que en el 2002 pasaba así Raúl Iván camino de ganar la Punto

Berti Hevia ya subió a lo más alto del podio en el 2002, entonces como ganador de la Clio