Como era de esperar, el Sierra Morena dictó la sentencia matemática a un campeonato que, siendo realistas, ya había quedado poco menos que decidido en los inesperadamente secos y soleados tramos del Príncipe. La victoria de Fuster en el primero de los dos rallyes asturianos había puesto el campeonato ya prácticamente en la mano del levantino, que bajo la lluvia de Llanes daba otro paso más para conseguir su tercer título. Un título que ya le dejaba definitivamente en bandeja la exclusión en el segundo rallye astur de Xevi Pons, a la que seguía la renuncia del catalán a tomar parte en las dos pruebas restantes lo que, de hecho, convertía a Jonathan Pérez en la única amenaza matemática al campeonato de Fuster. Una amenaza más teórica que real, ya que aun venciendo Johny en Córdoba, una decimoquinta plaza le bastaba a Fuster para sumar los puntos que le pusiesen fuera del alcance de su ya único rival, sin tener siquiera que ir a Madrid para la cita final del año.

Por todo ello, en lo que respecta a la lucha por el título el Sierra Morena se presentaba como un mero trámite a superar para el de Benidorm, que acudía con las ideas muy claras, el presupuesto en las últimas y gomas usadas, dispuesto a ‘pasar por lo tramos’, dar espectáculo sin correr más riesgos de la cuenta y llevarse un título que se ha merecido en un año en que pocos más que él han tenido las ganas o el dinero o ambas cosas para seguir más o menos al completo un campeonato que no ha brillado precisamente por la cantidad de participantes habituales.

Así que si se querían buscar alicientes en el rallye cordobés había que pensar en otros focos de atención, siendo el más obvio centrarse en las posibilidades de unos y otros de luchar por la victoria parcial. Una victoria para la que, lista de inscritos en la mano, y dependiendo de la climatología, los favoritos eran Sergio Vallejo, si no llovía, y Berti Hevia, o incluso el local David Pérez o hasta Jonathan, si el agua que empapaba el shakedown en la mañana del viernes acudía también a la cita el sábado.

Pero el sábado, aunque amanecía con cielo cubierto, las nubes que sobrevolaban Córdoba y alrededores no descargaban más que cuatro gotas en algunos momentos a lo largo de la jornada. En esas condiciones, y aunque a primera hora había algunas humedades y los tramos estaban más sucios que de no haber llovido los días previos, el claro favorito era Vallejo y su Porsche GT. El gallego marcaba claras diferencias en el largo Pozoblanco (25 kilómetros), donde pese a la suciedad y las humedades acumulaba más de medio segundo por kilómetro de ventaja sobre los S2000, que se veían una vez más impotentes para hacer frente a la muy superior potencia del GT alemán aun con un piso no en perfectas condiciones. El duelo entre los 4x4 atmosféricos era encarnizado, con mismo tiempo para los 207 de los ‘dos Pérez’ y crono apenas cuatro décimas peor para el Fabia de Hevia. Tras ellos, Vinyes ‘colaba’ el Swift S1600 por delante del Porsche de Fuster que iba ‘a lo suyo’, es decir no cometer errores y llevarse el título, para lo que le sobraba margen incluso con esa sexta posición que ocupaba en el primer parcial del rallye.

La repetición del bucle que formaban Pozoblanco y Villanueva era dominada con claridad por Vallejo, que marcaba los dos scratchs y llegaba a la asistencia del mediodía con un margen cercano a los cuarenta segundos que debía ser más que suficiente en los cuatro tramos de la tarde… a  no ser que lloviese.

Por detrás del Porsche del gallego la pelea era encarnizada entre los dos S2000 que quedaban en liza, con Jonathan Pérez superando a David por el mínimo margen posible, una décima de segundo, lo que prometía una interesante lucha entre ambos para lo que quedaba de rallye. Además, ninguno de los dos debía despistarse porque Fuster, aun sin ir poniendo toda la carne en el asador, les seguía a sólo diez segundos, ocupando una cómoda cuarta plaza, con más de veinte segundos de diferencia respecto Vinyes quien, a su vez, tenía un similar ‘margen de seguridad’ sobre Antxustegui. Los dos Suzuki S1600 se habían librado,  además, de la posible amenaza del Lotus de Alvaro Muñiz, autor de un magnífico tercer mejor crono en la repetición de Pozoblanco… pero al que una rotura de suspensión en la última especial de la mañana le dejaba fuera de combate, con una rueda trasera ‘a la virulé’.

La tarde arrancaba con apenas cuatro gotas que no llegaban ni a mojar el asfalto y con un nuevo scratch para Vallejo en el primer paso por Villaviciosa, pero pronto se convertía en un auténtico monólogo de David Pérez. El granadino se lanzaba al ataque, marcando los tres scratchs restantes, pero el gallego controlaba perfectamente la situación, no se asustaba por la remontada de su rival y conservaba al término del último tramo una diferencia de casi 20 segundos, más que suficiente para permitirle sumar su segunda victoria del año y continuar arreglando una temporada que no empezó bien con el Lotus y en la que ha tenido demasiados altibajos como para optar a más que a sumar unas victorias parciales que siempre son bien recibidas, especialmente si se consiguen a final de temporada. Y es que, tal y como están las cosas, siempre es mejor ganar cuando acaba el año y empieza la ‘temporada de despachos’, que hacerlo a principio de campaña y que luego pocos o nadie se acuerden de los éxitos de primavera cuando se les va a contar en invierno los proyectos para el ‘siguiente curso’.

A más de medio minuto del podio terminaba Fuster, que por la tarde ya se limitaba a completar el rallye para llegar a la meta y finiquitar de una vez el campeonato, proclamándose campeón a falta de una prueba para completar la temporada. Un título, el tercero que logra Miguel, que le sitúa en la élite del palmarés del nacional y que marca además un curioso record, el de Benidorm ha conseguido sus tres campeonatos de España con coches de los tres tipos de tracción posibles: un ‘delantera’ (aquel Saxo a medio camino entre kitcar y S1600), un ‘cuatro por cuatro’ (el Punto S2000 oficial) y un ‘trasera’ (el Porsche con el que ha dominado el certamen este año). ¡Ahí es nada! Tres títulos con tres coches muy distintos que demuestran también como en esto de los rallyes tan importante o más que pilotar es saber elegir bien que llevas entre manos en función de las reglamentaciones vigentes. Algo que no es tan fácil como parece… y menos en este nacional nuestro en el que las reglas cambian casi a capricho de año a año y lo que hoy es el ‘coche ganador’ mañana puede dejar de serlo.

Y ya que hablamos de monomarcas, para completar este resumen hecho ‘desde casa’ de la penúltima cita del nacional (que también nuestros presupuestos se resienten a estas alturas del año y, además, había más trabajo que atender por aquí que en Córdoba) nos queda hablar de cómo se desarrollaron en el Sierra Morena los tres certámenes de ese tipo que hay este año en el nacional: la EVO Cup de Mitsubishi, la Twingo de Renault y la Swift de Suzuki.

Por lo que respecta a los ‘Mitsus’ hubo poca historia. Eugenio Mantecón volvió por sus fueros de principios de temporada, y aunque fue superado ampliamente por los Suzuki S1600 (¿para eso no bastaría un EVO producción, más barato y fiable?), acabando séptimo de la general, venció sin problemas, tanto en el grupo N como en la EVO CUP, por delante del ya campeón de ambos certámenes, el madrileño Daniel Marbán, octavo absoluto en la meta de Córdoba. Justo tras ellos se clasificó el ganador de la Twingo, Miguel Arias, que volvió a demostrar su superioridad en el monomarca de Renault, logrando su cuarta victoria consecutiva para dejar el título ya sentenciado antes de ir a Madrid, donde el de ‘Grao’ buscará completar la temporada con otro título, el del grupo R2, en el que aun le podrían arrebatar la corona Marcos Barquín Diego (sólo quinto en Córdoba) y Rubén Gracia (tercero en el Sierra Morena tras el siempre rápido pero pocas veces afortunado Roberto Ballesteros).

Entre el cordobés, quinto a mediodía, y el dúo de cabeza, estaban a mitad de rallye Alberto Monarri y Pablo Rey, cuya suerte iba a ser dispar en la ‘segunda parte’. Mientras el madrileño tenía que abandonar a causa de problemas en la caja de cambios, el ferrolano se ‘ponía las pilas’ y daba todo un recital en la mitad final de la prueba. Tras marcar los dos scratchs del tercer bucle, ‘el rey de copas’ propinaba un auténtico ‘mazazo’ a sus rivales en el segundo paso por Villaviciosa, disputado ya en horario nocturno y en el que distanciaba en más de medio minuto a su más inmediato seguidor. Un crono estratosférico que le situaba en cabeza, a un paso de su tercera victoria consecutiva, que cerraba definitivamente con otro scratch en el tramo final. Tres triunfos seguidos en una copa tan igualada como la Swift no es algo precisamente fácil de lograr y por ello, aunque en puntos aun sea tercero y no lo tenga fácil, Rey va a ser un hueso muy duro de roer para los otros dos aspirantes al campeonato en la cita final de la temporada: Joan Carchat y Pablo Pazó.