En el inicio de otoño más seco y soleado que se recuerda en Asturias en mucho tiempo, parece casi un capricho del destino que lloviese coincidiendo con las fechas del 35º Rallye Villa de Llanes. Y precisamente eso es lo que ocurría a finales de la pasada semana, con las nubes acudiendo a su cita con el popular rallye del oriente asturiano, al que suelen visitar con frecuencia pero del que llevaban ausentes un par de temporadas. Por apenas un par de días, el sol y los cielos azules que nos habían acompañado durante la celebración del Príncipe, y que habían continuado casi sin interrupción las dos semanas siguientes, eran sustituidos en las vísperas del Llanes por las nubes y la lluvia, cayendo con insistencia aunque no demasiada intensidad, procedente de un cielo gris y mucho más acorde a la época de año en la que nos encontramos.

Y si empezamos la crónica de este Llanes 2011 ‘hablando del tiempo‘ es porque, al igual que ocurría en el Príncipe, el factor climatológico iba a ser clave para entender el desarrollo del rallye. Si entonces, con altas temperaturas y sobre pisos totalmente secos, los Porsche GT no daban opción, ahora con menos calor y asfaltos húmedos los 4x4 iban a estar ‘en su salsa’. Y, de ellos, el favorito era, sin duda, el Fabia S2000 de Hevia. El asturiano ya había ganado en Llanes con el Skoda las dos temporadas anteriores, aun sin lluvia alguna, así que este año, con el agua mojando las carreteras de la comarca de Picos, Berti era el candidato número uno a la victoria en un rallye en el que Fuster iba a sufrir y en el que Pons, una vez definitivamente cerrado el programa con el Fiesta S2000 por falta de presupuesto, iba a competir con un EVO X N+ calzado con gomas Hankook, con el que iba a intentar lo imposible para mantener ‘vivo’ el campeonato.

Los tres, junto a Sergio Vallejo y su Porsche, para el que la llegada de la lluvia tampoco era buena noticia, y Jonathan Pérez que, en cambio, podría sacar mejor partido del piso deslizante con su 207 S2000, conformaban la punta de lanza de una exigua lista de participantes del Campeonato de España, con sólo 21 coches. Una cantidad realmente exigua que, teniendo en cuenta la no puntuabilidad del rallye para la Copa Suzuki, era hasta casi más de lo que se podía esperar, al ’apuntarse’ a última hora tanto los Swift S1600 oficiales, cuya presencia no estaba prevista, como los habituales de la Twingo, que acudían en busca de puntos para el Trofeo de España R2. Y es que así de mal está el nacional de asfalto, que no ha superado este año la treintena de coches si descontamos en cada rallye los participantes en los certámenes de las marcas nipona y gala. Unas cifras ridículas que, una vez más, se acababan ’maquillando’ con la presencia de los participantes en el rallye regional, con coches no homologados para el nacional, que en esta ocasión eran cerca de cuarenta y se iban a pelear, además, por los puntos al scratch del campeonato de Asturias, para el que era valedero también el Villa de Llanes.

Como este año los dos tramos de la mañana eran los más alejados de Gijón, habíamos optado por buscar alojamiento en las cercanías de Noriega, por donde pasaba la nueva especial de ’Valle Oscuru’, y así evitarnos el enorme ’madrugón’ que hubiese supuesto tener que llegar hasta allí desde casa al día siguiente. Nuestra base de operaciones era un coqueto apartamento rural situado a apenas un kilómetro de los dos cruces que el nuevo trazado del tramo describía al atravesar la población, una ubicación perfecta para cubrir al día siguiente las dos pasadas por Valle Oscuru antes de dirigirnos a la asistencia del mediodía.

Con la climatología como principal preocupación, lo primero que hacíamos al levantarnos el sábado por la mañana era descorrer las cortinas, tras las cuales se vislumbraba un cielo muy cubierto del que caía agua, aunque no mucha: justo lo que habían pronosticado los hombres del tiempo y justo lo que esperaba Berti Hevia, que salía decidido a marcar diferencias en la primera especial del rallye, La Tornería. El Fabia S2000,  calzado con ‘mixtos’, volaba en el rápido y delicado descenso final de un tramo que Berti se anotaba con algo más de 4 segundos de ventaja sobre Vallejo, el único que había optado por las gomas cien por cien para lluvia, una buena elección para el primer tramo pero no tanto para el segundo, más largo y en el que, además, había parado de llover apenas unos minutos después de que nos asomásemos a la ventana en Noriega.

El resto de ’punteros’ también habían optado por la que iba a ser la mejor monta para el conjunto del bucle inicial, las ’intermedias’, siendo Xevi Pons, con el EVO, el que menos tiempo cedía respecto a Hevia, 10.2 segundos, apenas dos menos que Fuster, demostrando Miguel que esta vez no iba a ’naufragar’ con el Porsche como en aquellos Cantabria de infausto recuerdo para él. En el grupo de cabeza se echaba en falta a Jonathan Pérez, séptimo a casi medio minuto, superado por Vinyes y Senra con sus tracciones delantera, y confesando ’haberse dormido’ en este primer asalto.

El segundo ‘round’ tenía como escenario el nuevo tramo de ‘Valle Oscuru’, que alternaba zonas inéditas con otras habituales de los clásicos tramos que cada año se trazan entre Puertas y Columbres. Aunque no llovía, el piso estaba delicado, especialmente en las partes que más honor hacían al nombre del tramo, las estrechas y oscuras de su mitad inicial. En nuestro cruce de Noriega, el piso estaba mejor, aunque tampoco seco del todo, y el primero que lo comprobaba era Fuster, cuyo Porsche salía totalmente de lado de la izquierda que le llevaba a encarar la larga recta que atraviesa el pueblo, en la que por fin podía aplicar toda la caballería del GT tras haber tenido que sufrir lo suyo para ‘domarla’ en los más estrechos y tortuosos kilómetros anteriores.

Con algo de agua cayendo también en varias zonas del siguiente tramo, Arriondas-Carmen, las opciones de remontar para el Porsche se esfumaban por completo. Hevia volvía a apretar tras haber dosificado algo las gomas en Nueva-Labra, y sumaba su quinto scratch del día, elevando su renta respecto a Pons a casi 40 segundos. Entre ambos se colaba, en el parcial, Jonathan Pérez, al que esta vez si le funcionaban bien los frenos del Peugeot, y los tres batían a los Porsche, entre los que las diferencias volvían a ser mínimas, de nuevo con Vallejo por delante de Fuster pero cediendo ambos más de medio segundo por kilómetros en el tramo que, de haber estado totalmente seco, hubiese sido su mejor ocasión para acercarse al dúo de cabeza.

Con sólo un bucle por delante, formado por los mismos tramos, la situación parecía clara. Pero como la incertidumbre respecto a la climatología continuaba, la partida de poker en la asistencia continuaba y tocaba de nuevo elegir gomas antes del bucle final. De nuevo la elección de Fuster era la que marcaba la pauta, sometiendo los demás a un ferreo marcaje al levantino que, finalmente, optaba por ‘asegurar el tiro’ y montaba ‘mixtos’. Sólo Vallejo se desmarcaba de esa tendencia, seguida por Berti, Xevi y Jony, eligiendo Sergio continuar con los ‘ceros’ en busca de dar la sorpresa en el bucle final.

Pero, aunque no llovía más, los tramos estaban lo suficientemente sucios como para que los slicks tampoco fuesen un factor determinante. En la repetición de Nueva-Labra, los tiempos empeoraban respecto a la pasada anterior y el mejor lo marcaba esta vez Hevia, mientras que Pons era sólo cuarto, a diez segundos y ‘tiraba la toalla’ en lo que respecta a la lucha por la victoria. Con casi 50 segundos de ventaja a favor de Berti cuando restaba sólo el paso final por Arriendas-Carmen, el rallye estaba ya más que decidido a favor del Skoda, aunque en su equipo había aun los lógicos nervios mientras esperaban que en la pantalla de tiempos apareciese el último crono de su piloto. Un crono que era discreto, el cuarto del tramo final, por detrás de los obtenidos por Fuster, Pons y Vallejo, pero más que suficiente para asegurarle a Hevia su tercera victoria consecutiva en el rallye Villa de Llanes, las tres al volante del Skoda Fabia S2000.

Con Pons tranquilamente instalado en la segunda plaza (o eso creíamos, ¡que luego sería otra historia!), el interés del tramo final estaba en la lucha por la tercera posición, que ocupaba Fuster pero amenazaba Jonathan Pérez. El asturiano venía recortando diferencias con el levantino desde hacía un par de tramos, y encaraba el último a 11 segundos y con la referencia de haberle sacado 8 en la primera pasada, por lo que el ‘adelantamiento’ todavía era posible. Pero, desafortunadamente para Jonathan, un bordillo se cruzaba en su ataque, rompiendo una llanta, teniendo que parar a cambiar la rueda y perdiendo más de cuatro minutos, lo que le hacía ser superado en la clasificación final por los tres que le seguían hasta entonces, Vallejo, Vinyes y Muñiz.

Llegados a este punto, y si tenéis la paciencia de hacer recuento, veréis que hemos hablado de trece pilotos en la meta final del rallye… y aunque parezca increíble ya son casi todos los que acabaron porque sólo lo lograron tres más: Gorka Antxustegui, tercero en dos ruedas motrices tras perder tiempo a causa de una rotura de palier de su Swift S1600, Eugenio Peláez, tercero de la EVO CUP en su primer rallye completo con el EVO X, y Ángel Paniceres, que logró terminar pese a sufrir con la transmisión de su EVO IX en el penúltimo bucle. En total, por tanto, sólo 16 coches en la meta de un rallye del campeonato de España, cifra muy pobre que no deja de ser sino otro aviso más de que ‘esto no puede seguir así’.

Menos mal que, como ya comentábamos al principio, los del regional volvieron a ‘maquillar el resultado’. Aunque el hecho de sus mayores costes respecto a una prueba ‘normal’ del Campeonato de Asturias hiciese que la participación fuese, lógicamente, inferior a la habitual en una prueba ‘sólo del regional’ (para el que, además, el Llanes puntuaba nada más en lo que respecta a la general pero no a los grupos), cerca de cuarenta ‘valientes’ se apuntaba al ‘otro rallye’, el que empezaba tras los apenas veinte participantes del Campeonato de España y que encabezaba de forma fugaz el Impreza WRC de Jesús Fernández. El Subaru de ‘Tano’ marcaba el scratch en el primer tramo pero su caja de cambios se quedaba sólo con las dos primeras marchas útiles en el segundo, lo que obligaba a abandonar al principal favorito y convertía el rallye regional en una especie de ‘copa Peugeot’ de lo más movida, con nada menos siete coches de tres modelos distintos de la ‘marca del León’ ocupando las siete primeras posición.

En cabeza de toda esa ‘manada’ estaba todo el día un 106 con la efigie del fiero rey de la selva en sus laterales, el del siempre rápido Kike Rodríguez, que dominaba de principio a fin el rallye regional. Una victoria que, a efectos de puntos para el campeonato de Asturias, era en realidad un tercer puesto, ya que como siempre ha ocurrido en estos casos (salvo el año de aquella norma que obligaba a ‘inscribirse’ en el campeonato para puntuar) todos los pilotos con licencia asturiana entran en la clasificación del certamen por lo que los dos primeros astures del nacional (Berti Hevia y Jonathan Pérez) eran los que se llevaban los puntos de primer y segundo clasificado a efectos del Campeonato de Asturias de Rallyes.

Por detrás del inalcanzable Kike, la pelea era doble, o hasta triple, ya que los que se disputaban la segunda plaza en el rallye regional (quinta a efectos de puntos para el campeonato de Asturias, ya que Miguel Arias era cuarto en ese apartado) peleaban también por el triunfo en la Challenge Hankook y por la victoria en el Trofeo Auto Colón. Un doble premio, ganar en las dos ‘copas’, que se adjudicaba el local Julio Sánchez, haciendo volar su veterano 205 para superar al 106 de David González (más que contento con estar en la meta, por fin, tras su larga mala racha de abandonos) y a otro 205 local, el del siempre espectacular Fredy Tames.

Lo malo es que, desgraciadamente, faltaba un inesperado y lamentable epílogo. En las verificaciones técnicas posteriores los comisarios técnicos detectaban en el EVO de X de Xevi Pons lo que se definía, crípticamente, en la noticia que publicaría la web de la RFEdeA al día siguiente como ‘anomalías en la periferia del turbo’. Una explicación que, al menos, era algo más que el simple texto de ‘comisarios deportivos’ que aparecía de madrugada en la clasificación oficial del rallye, en su apartado de penalizaciones, como causa para los quince minutos de sanción que la ‘caían’ al piloto catalán, enviándolo de la segunda a la decimoquinta plaza. Un desenlace inesperado, cuyos efectos, además de alterar la clasificación final del rallye, se dejaban sentir en los dos días siguientes con otros dos escuetos comunicados, uno de RMC, eximiendo de toda culpa al piloto y asumiendo Roberto Méndez en primera persona la responsabilidad de lo que calificaba como ‘negligencia’ y ‘error humano’ de su equipo, y otro, del propio piloto, abundando en la calificación de ‘error humano’ para la sucedido. Ambas notas de prensa coincidían, además, en anunciar que ni el equipo ni el piloto serían de la partida en las dos citas que restan para concluir el campeonato: Sierra Morena y Madrid, por lo que, con la ausencia en ellos de Pons, que era el único aun con opciones matemáticas de superar a Fuster, el de Benidorm ya tendría asegurado su tercer entorchado nacional. En todo caso, un desenlace triste para un campeonato que ha ido a menos a medida que avanzaba la temporada y que se acerca a un sprint final sin apenas alicientes y, lo que es peor, participantes.