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27|11|10

RALLY COMUNIDAD de MADRID (CAMPEONATO de ESPAÑA de RALLYES de ASFALTO, 10ª Prueba)
Dominio de los N+ en el último rallye del nacional 2010. La victoria se decidió a un tramo del final, al salirse Monarri, hasta entonces líder con su Subaru, al que seguía de cerca Burbo, que logró finalmente la victoria con su Mitsubishi. El Fabia de Hevia, segundo en la meta, fue el único S2000 entre los siete primeros clasificados, completando el podio Víctor Senra con otro EVO X N+.

CRONICA

El último viaje de la temporada 2010 lo iniciaba a eso de las 11 de la mañana del viernes, con paradas en La Felguera, Oviedo y Benavente para ir completando una expedición que tenía para mi el significado de ver como gracias a esta aventura que se inició hace ocho años, he ido haciendo un grupo de amigos con los que es todo un placer ir a un rallye a trabajar. Este año, además, nuestra última locura, el proyecto de TVMotor.es hacía que el rallye de Madrid fuese algo así como la culminación de la temporada para los que, de un modo u otro, han estado más implicados en todo este lío. Así que, si el año pasado emprendía sólo el camino a la capital, para encontrarme allí con los dos madrileños del grupo, César y Miguel, esta vez ya me acompañaban Jose, cámara en ristre y con ganas de conocer un ‘Shalymar’ en directo, y Lucia, que tras su debut en rallyes en el Príncipe y Llanes, iba a echarnos una mano en el Jarama con el Twitter y con el experimento del ‘video streaming’ que era nuestra principal objetivo para este rallye. Junto a ellos, los gallegos Chapi y Prol también eran de la partida, y todos juntos llegábamos a Madrid a media tarde, donde ya nos esperaban César y Miguel, de cuya hospitalidad ‘abusaríamos’ horas más tarde en una cena en su casa de Alcobendas de esas que te hacen olvidar cualquier mal rato que puedas pasar a lo largo del año.

Empezábamos así un rallye que, para mi, era diferente, en el sentido de que, centrado sobre todo en todo el invento del vídeo en directo, no iba a acudir a los tramos de la sierra, por lo que el Jarama iba a ser todo lo que viese de la última cita del nacional. Por ello, y como hablar de un rallye a base de ver rodar a los coches sólo en el circuito, se me hace muy ‘cuesta arrriba’, me vais a permitir que enfoque esta vez la crónica de un modo diferente, más en la línea del utilizado en el Príncipe, donde también me faltaron esas ‘sensaciones de cuneta’ que tanto me ayudan a la hora de ponerme en situación para empezar un relato pormenorizado de lo que fue cada rallye. En su lugar toca de nuevo usar el recurso de los ‘relatos cortos’ (¡más o menos cortos algunos!). Vamos con ellos.

¿RALLYE O RALLYSHOW?

El Bernabeu, escenario de lo más mediático para el arranque del último rallye del año (foto prensa RACE)

Las dos caras del rallye de Madrid, el circuito del Jarama y los nevados picos de la sierra

Coches persiguiéndose entre chicanes de neumáticos, ¿de verdad es esto un rallye?

Viendo unas imágenes del Rallye de Monza, unos días antes de partir hacia Madrid para la cita final del nacional de asfalto, pensaba, como cada año por estas fechas, que el rallye madrileño debería convertirse en algo similar al italiano, un show de fin de temporada, sin validez para ningún campeonato pero, en cambio, un magnífico escaparate publicitario de la especialidad y sus participantes.

Porque como rallye del campeonato de España, el Shalymar-RACE-Comunidad de Madrid o como se acabe llamando en el futuro, sigue sin parecerme que tenga mucho sentido. Y menos aun este año, con un recorrido en el que, finalmente, casi la mitad de los kilómetros cronometrados se disputaron en el circuito del Jarama, con los coches llegando a rodar de dos en dos y a veces hasta de tres en tres, adelantándose, cogiéndose rebufos y disputándose frenadas. Todo ello superentretenido, especialmente para los que somos tan circuiteros como el que esto escribe… pero tremendamente alejado de lo que es el concepto y el espíritu de un rallye: la lucha en solitario y contra el crono en carreteras de uso habitual, cerradas al tráfico para la disputa de la competición deportiva. Algo de lo que, también es verdad, el rallye madrileño tiene su parte en los pocos tramos que quedan en la sierra, vestigio de unas carreteras antaño ideales para la especialidad pero que el crecimiento de la capital ha ido condenando a la extinción. Y es que los rápidos trazados de Morcuera, Navafría o el Atazar son prácticamente los últimos supervivientes de lo que en los 70 era un territorio casi virgen, en el que se desarrollaban los Criterium Luis de Baviera o, posteriormente, aquellos Valeo que se pueden considerar algo así como los abuelos de este ‘RACE-Comunidad de Madrid’ de finales de noviembre del 2010.  

Al menos, esta temporada el título absoluto estaba ya resuelto desde Llanes, por lo que nos ahorramos las interminables y estériles polémicas de otros años sobre a quien beneficiaban o perjudicaban los tramos del circuito madrileño. Pero, aun así, no deja de ser bastante absurdo que el nacional de rallyes concluya en una pista, con puntos en juego, y que la copa Suzuki, el grupo N, la Challenge Clio o el grupo R3 se terminen por resolver con sus pretendientes trazando las eses de Le Mans con un ojo en el retrovisor por si un rival les intenta hacer un interior camino de la rampa Pegaso.

Eso si, como forma de llevar el rallye al público no habitual y de conseguir que los vips, los posibles sponsors o los ‘gurús’ de la prensa nacional vean de cerca algún coche en acción sin tener que recorrer más de cien metros, el rallye madrileño es perfecto. La concentración en el paddock del Jarama de todos los equipos en unos pocos metros, rodeados por la pista en la que se disputaron este año el shakedown y tres tramos, le da al ‘rallye’ un ambiente que a veces se echa en falta en otros parques de trabajo del nacional, en los que acabamos estando siempre ‘los mismos’. Un ambiente ideal para que la prueba madrileña fuese ese fin de fiesta, sin puntos en juego que, bien promocionado, podría ser hasta un producto ‘vendible’ para alguna cadena de televisión de esas que sólo se acercan a los rallyes si ha habido un ‘espectacular accidente’ con cuyas imágenes cerrar la sección de futbol (¡digo, de deportes!) de sus informativos.
LOS N+ AL PODER

Alberto Monarri estuvo muy cerca de dar la gran sorpresa de la temporada

Pedro Burgo atacó hasta el final y se llevó como premio una inesperada victoria

Víctor Senra fue de menos a más y pese a una salida en el Jarama acabó tercero al final

Tras dos temporadas con la reglamentación N+ en vigor mi conclusión al respecto es clara desde hace bastante tiempo: ha servido sobre todo para incrementar los costes y para disminuir la fiabilidad de los grupo N… ¡lo que, también, contribuye a que el gasto aumente! A cambio, los N+ más punteros han acabado casi siempre en los mismos puestos en los que ya estaban los mejores grupo N ‘gordos’ de hace un par de temporadas, es decir tras los GT y los S2000, sólo que algo más cerca en tiempos. Evidentemente ha habido excepciones, como son las dos victorias de Ojeda y el Subaru en Cantabria, cuyo mérito diría que está más en el piloto y su dominio de los tramos de casa, especialmente con climatología adversa, que en las prestaciones del Impreza N plus. Pero también Burgo ganó con un N ‘preplus’ en aquel Ferrol del ‘Huracán Gordón’, de nuevo más a base de manos y terreno complicado y bien conocido que de coche.

El caso es que los N+ no habían podido recoger apenas más que las migajas que les dejaban los GT y los S2000… hasta que llegó este Comunidad de Madrid 2010 y, de golpe, se dieron un auténtico festín. Evidentemente, motivos hubo para ello, desde la ausencia de GTs punteros (sólo acudió a la cita el Porsche recién adquirido por Manuel Cabo, al que le faltan muchos kilómetros con el 911 para ser competitivo en todos los terrenos), hasta el ‘mal día’ de los S2000 de la ‘primera división’ (el Fabia de Hevia, y el Fiesta de Nupel, con Pons de nuevo a sus mandos), pasando por la rapidez de los tramos madrileños, en los que la punta de velocidad de los N+ (¡por encima delos 230 nos comentaba Burgo que habían llegado a rodar en la sierra!) era un factor nada desdeñable a su favor.

Con todo ello, y tras el inicio ‘lógico’ en la pasada nocturna del Jarama, el viernes, con Pons y Hevia liderando la tabla, el scratch de Burgo en el único paso por Navafría que acabó disputándose (el otro se tuvo que anular por exceso de público, algo que ‘nuestro’ César, buen conocedor de la zona, ya nos había pronosticado) era ya un aviso de lo que pasaría al día siguiente: el rallye se acabaría convirtiendo en un auténtico festival para los N vitaminados.

Un festival en el que los principales protagonistas fueron el ya citado Pedro Burgo, con su habitual EVO X ‘naranja Candelas’, y Alberto Monarri, de vuelta al nacional al volante del Impreza de Subaru Motorsport España con el que compitió la pasada campaña. El madrileño tuvo un inicio discreto el viernes noche, con problemas en el ‘bang’ de su Impreza, pero el sábado, con el coche funcionando a la perfección, hielo y hasta nieve en algunas zonas de Canencia y, sobre todo, la parte final de Morcuera, dio un auténtico recital. Con cuatro scratchs consecutivos en las dos pasadas dobles a los dos tramos de la sierra, Monarri llegó al Jarama como líder, con algo más de diez segundos de ventaja sobre Burgo, el único capaz de seguirle el ritmo en su mañana triunfal.

Lo más difícil parecía ya hecho para Alberto, que estaba a punto de dar la gran sorpresa de la temporada, pero tras ceder casi cuatro segundos en el primer paso diurno por la pista del Jarama, Monarri salió al rapidísimo Atazar sabiendo que Burgo no se daba por vencido y que restaban aun otras cinco vueltas al circuito para completar el rallye. Así que, jugándosela, porque para ganar no valen medias tintas, el Subaru azul acababa por salirse en la única curva tal vez digna de ese nombre en la bajada del Berrueco. El resultado era un fuerte impacto que dejaba tan o más tocado el coche que la moral de piloto y copiloto. Con casi dos minutos perdidos y hundido en la undécima plaza de un rallye que tenía tan cerca de ganar, Monarri abandonaba en el enlace final y veía escapar una oportunidad única de lograr un triunfo de esos que pueden significar un antes y después en la carrera de cualquier piloto. En todo caso, y como se suele decir siempre en este tipo de situaciones, ‘la demostración estaba hecha’, ahora sólo falta que alguien de los que tienen la capacidad o los medios adecuados se haya dado cuenta, al nacional no le sobra calidad como para poder permitirnos desperdiciar pilotos del talento de Alberto Monarri.

Una avería en el cambio de su EVO X privó a Xabier Lújua del podio en el último tramo

La mecánica traicionó también a Domenech en la pasada final alJarama cuando luchaba por la quinta plaza

Navarrete dejó su sello de circuitero el viernes, marcando el tercer mejor crono en el tramo inicial

Pero ya se sabe que las carreras son crueles, y la tristeza para unos suele llevar asociada la alegría para otros. En este caso, el que tenía motivos para festejar era Pedro Burgo, ganador de un rallye ‘que no quería correr’, como nos decía al final del mismo cuando casi ni se creía que había logrado la victoria absoluta. El lucense acudía a Madrid en busca de un título de grupo N que estaba ya casi en manos de Fran Cima desde Llanes. Pero los problemas del asturiano en Sierra Morena dejaron aun sin resolver el certamen por lo que ambos tuvieron que ‘romper la hucha’ y estirar aun más unos presupuestos ya más que exhaustos para jugarse sus últimas cartas en Madrid.

La táctica para Burgo era clara, tenía que ganar el grupo N y esperar que Cima no acabase entre los cinco mejores de la categoría. Y, en vista de cómo se desarrolló
la competición, para ganar el grupo N… ¡había que ganar el rallye! Dicho y hecho, como ya quedó comentado más arriba, Burgo fue el único capaz de seguir el endiablado ritmo de Monarri por las heladas carreteras de Canencia y Morcuera. Y esa presión a que sometió al madrileño acabó dando sus frutos en el único paso por el Atazar, donde el Subaru azul dejó parte de su carrocería en el camino mientras el Mitsubishi naranja marcó un scratch que valía por todo un rallye. Así que, aunque al final el título de grupo N se fue camino de Oviedo, Burgo se llevó otro premio quizás de más valor, ganar el último rallye del año, del que todos se van a acordar en los largos meses de invierno que nos esperan hasta el inicio de un nuevo campeonato allá por marzo del 2011.

Las prestaciones del dúo Burgo-Monarri fueron la punta del iceberg de un día en el que los N+ coparon prácticamente la zona noble de la tabla. Con la excepción de la segunda plaza, ocupada por el Fabia S2000 de Hevia, el resto de posiciones hasta la octava lograda por el otro S2000 en la meta, el 207 de Jonathan Pérez, fueron para pilotos que competían al volante de los Mitsubishi EVO X. Tercero concluyó Víctor Senra, que nos confesaba haber iniciado el rallye con poco ritmo pero que el sábado fue mejorando. Pese a un recto en la primera frenada del Jarama, con los consiguientes ‘planos’ en los neumáticos que le hicieron completar la octava especial a ritmo lento, pensando que algo se había roto, Víctor acabó por subir al podio final tras un último tramo en el que el baile de posiciones entre los EVOs que seguían al Skoda de Hevia fue realmente notable.

Antes del paso final por el Jarama, el último peldaño del cajón de la general era Lújua, pese a que su EVO X estaba ‘tuerto’ desde que sufriese un toque en el segundo paso por Canencia. Aun así, Xabier había logrado volver a la tercera plaza que ocupaba antes del ‘imprevisto’, pero en las cinco vueltas finales al Jarama se quedaba con sólo dos marchas en la caja de cambios (la segunda y la quinta), perdiendo no sólo la tercera posición sino, también, la cuarta.

El beneficiado de las desgracias de Lújua debía haber sido Doménech, autor de un rallye soberbio con su EVO IX. El piloto madrileño, siempre rápido en los tramos de la sierra, había compensado a base de manos y conocimiento del terreno la menor competitividad de su más veterano Mitsubishi… pero la mecánica le acababa jugando también a él una mala pasada en esas interminables últimas cinco vueltas al Jarama, perdiendo de golpe seis posiciones para acabar en una anónima decimoprimera posición que no refleja en absoluto sus méritos a lo largo de los dos días de carrera.

En cambio, el que ganaba posiciones en el Jarama, ¡y de que forma!, era Fran Cima. Como ya indicamos unos párrafos más arriba, el asturiano necesitaba acabar entre los cinco primeros del grupo N para lograr definitivamente el título por el que tanto ha luchado este año. Pero a falta sólo de los tres tramos del bucle final, Fran era octavo de la categoría, y aunque la diferencia respecto al sexto (posición que también la valía si Burgo acababa segundo, puesto que ocupaba entonces) era escasa, apenas quince segundos, el ovetense no las tenía todas consigo cuando le animábamos recordándole lo rápido que siempre ha rodado en la pista madrileña. Pero una vez ‘metido en faena’, Fran sacaba provecho de sus muchas vueltas en moto de competición al circuito madrileño, y sus trazadas y forma de adelantar, por dentro y por fuera, a quien se pusiese en su camino, se traducían en un tercer mejor tiempo en la primera pasada y un segundo en la última, que unidos al tercer crono más rápido en el Atazar y a las ya relatadas vicisitudes de Lújua, acababan por situar a Fran en una cuarta plaza absoluta, tercera del grupo N, más que suficiente para darle el título de grupo N. Que su remontada final resultase ‘sospechosa’ para el muy experto redactor de una revista especializada supongo que sería broma por su parte, bastaba con ver rodar a Fran en el Jarama y echar un vistazo a sus cronos y los del resto de participantes (sólo Cabo, con el potente Porsche, le ganaba en el cómputo total de las diez vueltas que se daban al circuito el sábado) para entender como había logrado darle la vuelta a una situación que se le había complicado, unas horas antes, en las heladas carreteras de la sierra madrileña.

Los otros dos EVO X que completaban el casi pleno de los N+ en los siete primeros puestos de la general eran los del gallego Alberto Meira, en su primera expedición del año fuera de Galicia, lo que esperamos sea preludio de un programa nacional para el año que viene, y Rubén Gracia, en su segundo rallye con el EVO X ‘gordo’ tras haberse proclamado ya en Llanes campeón de una categoría producción que apenas si ha tenido participantes cuando, si uno lo piensa con detenimiento, es una de las que podrían resultar más atractivas en cuanto a la relación ‘precio-prestaciones’ de sus coches.

NO FUE EL DÍA DE LOS SÚPER 2000

Pese a que el Fabia alquilado no rindió a su gusto, Berti Hevia acabó segundo

Xevi Pons empezó liderando en su retorno al nacional, pero una rotura de buje le dejó fuera

Jonathan Pérez acabó octavo con el otro S2000 en la meta de Madrid

Mentiría si digo que esperaba un desarrollo y un resultado como el que tuvo el rallye Comunidad de Madrid. Lo que realmente me esperaba, y creo que casi todos, no era que la última cita del año se convirtiese en un duelo entre los N+ de Monarri y Burgo, sino que quienes luchasen por la victoria fuesen los S2000 de Hevia y Pons. Un duelo que tenía, además, ese ‘morbillo’ de enfrentar al campeón de España y al ganador del SWRC, el certamen mundial destinado a los súper 2000 que se estrenó este año.

Y aunque la lógica invitaba a pensar que Hevia no se la iba jugar mucho con el Fabia ‘de alquiler’ que llegaba de Chequía para sustituir a su unidad habitual, dañada en Córdoba y que, todo parece indicar, se convertirá en el ansiado EVO2 para el año próximo, no dejaba de tener su interés ver si podría pelearse con Pons, de vuelta al Fiesta S2000 de Nupel con el que ganó ‘a la primera’ en aquel Orense que tan lejos queda ya a estas alturas del año.

Manuel Cabo impuso la potencia del Porsche en los tramos del Jarama pero sufrió en la humedades de la sierra

El Swift S1600 de Joan Vinyes fue el único tracción delantera entre los diez primeros

Alberto Meira acabó sexto en su primer rallye fuera de Galicia esta temporada

El viernes, Xevi y Berti cumplían los pronósticos, y acababan, por ese orden, en las dos primeras plazas, con ventaja de algo más de cuatro segundos para el campeón mundial sobre el campeón nacional. Pero el sábado temprano, en el primer paso por Canencia, se acababa el duelo: Hevia se quejaba de un molesto ‘rateo’ en el motor de su Fabia y cedía casi 20 segundos, cayendo hasta la cuarta plaza, ya por detrás del dúo Burgo-Monarril, que empezaban a hacer de las suyas y eran segundo y tercero de la general, a menos de diez segundos de Pons. Una diferencia que desaparecía de golpe en el helado Morcuera, donde el Fiesta del catalán acababa a duras penas en el puesto 18, a más de medio minuto del nuevo líder, Monarri, y con una rotura en el conjunto que forma la junta homocinética y el buje de rueda para el que no había recambio, por lo que el S2000 de Ford se quedaba ya ‘descansando’ en la asistencia para lo que quedaba de día.

Al menos, Hevia podía seguir, y aunque no acababa de estar a gusto con como rendía el Skoda de JM Racing, cuyo motor seguía rateando en curvas rápidas, Berti sacaba buen partido de su pasado ‘circuitero’ para marcar buenos cronos en el Jarama y acabar segundo de la general, cerrando con otro podio una temporada en la que partía como favorito para lograr el título y ha logrado eso que es más fácil de decir que de hacer, cumplir los pronósticos, llevándose el campeonato incluso con cierta holgura.

DE COPAS POR MADRID

Fran Cima ya era ganador de la EVO CUP y en Madrid logró también el título del grupo N

Para José Antonio Suárez fue el título en el grupo R3...

...pero en la Challenge Clio el ganador final es Miguel Arias

La capital siempre es un buen sitio para ‘ir de copas’ así que no deja de ser apropiado que dos de las tres que se han disputado este año en el nacional se decidiesen en el rallye de Madrid. Me refiero a la Challenge Clio y a la Copa Swift, que llegaban aun sin resolver al último rallye del año, mientras que la EVO CUP ya había quedado decidida en Córdoba a favor de Fran Cima.

En el caso del monomarca de Renault, al que, haciendo un chiste fácil, más que copa habría que llamarle chupito, ya que ha contado con sólo dos participantes casi todo el año, el título estaba, lógicamente, entre ambos, los asturianos Miguel Arias y José Antonio Suárez. La ventaja era clara para Miguel, al que prácticamente le bastaba con terminar para llevarse el premio final. Así que a ello se aplicaba el de Grado, que se tenía que aguantar las ganas de echar carreras para no poner en peligro el objetivo final, el cheque que Renault entrega al ganador. Un objetivo que Arias alcanzaba sin problemas, aunque la ‘psicosis’ que siempre produce eso de ir ‘a acabar’ le hacía ‘oir ruidos raros’ y hasta ‘oler a valvulina’ más de la cuenta en alguna que otra ocasión. Pero, al final todo eran falsas alarmas, el coche llegaba sin fallos a la meta en el Bernabeu y los hermanos Arias se llevaban la Copa Renault de rallyes 2010.

Su rival, José Antonio Suárez, tampoco se quedaba sin premio. Aunque ganar la Clio estaba casi imposible, quedando delante de Arias el joven praviano se aseguraba el título de campeón en el grupo R3. Y batiendo a Gorka Antxústegui y su Swift S1600, ‘cohete’ se proclamaba además subcampeón de ‘dos ruedas motrices’, por detrás del inalcanzable Vinyes, que en Madrid volvía a ‘jugar en otra liga’ y era el único ‘delantera’ entre los diez primeros de la general. Volviendo a José Antonio Suárez, lograr ambos entorchados se le complicaba el viernes por la tarde, cuando su Clio era víctima del denso tráfico desde el Bernabeu al Jarama, viéndose involucrado en uno de los típicos toques que se dan a diario en la congestionada salida de la A1, con la consecuencia de tener que hacer sin ‘farada’ los dos tramos nocturnos. El sábado, ya a plena luz del día, José Antonio volvía a demostrar que en sus manos hay un futuro campeón nacional (o quien sabe si algo más, sólo el tiempo lo dirá), marcando muy buenos cronos para acabar logrando los objetivos que se había marcado en el rallye madrileño, añadiendo dos trofeos más al subcampeonato de grupo N en la tierra y al título Junior en el asfalto. ¡No es mala cosecha para su primera temporada completa en el nacional!

La segunda plaza le bastó a Ferrán Pujol para proclamarse campeón de la Swift

Víctor Pérez fue el mejor de la Copa Suzuki en Madrid y acaba segundo en la general del certamen

Ballesteros con el Twingo R2, el coche que protagonizará la copa Renault 2011

Por lo que respecta a la Copa Suzuki, cuatro eran los aspirantes al título, con ventaja para Ferrán Pujol y opciones aun para Víctor Pérez, Pablo Pazó y Diego Pinilla. Del cuarteto se ‘caía’ antes de empezar el gallego, tras un rocambolesco episodio durante los reconocimientos del Jarama que le costaba una penalización de 5 minutos. Y entre los otros tres, el que tenía todas las de ganar, Pujol, no dejaba escapar la ocasión. Ferrán hacía un rallye inteligente, y acababa por lograr una segunda posición que le era más que suficiente para culminar como campeón de la copa su primera temporada fuera de Cataluña.

La victoria entre los Suzuki en Madrid, y el subcampeonato, era para Víctor Pérez, que salía decidido a ganar como mejor opción de seguir peleando por el título y cumplía con ‘su parte’, por lo que nada tenía que recriminarse al llegar a meta tras una campaña muy positiva, tanto en lo que respecta a los resultados como al retorno publicitario que ha logrado para su patrocinador principal, ‘Cantabria Infinita’, cuya imagen ha paseado por toda España y que espera le permita repetir el año próximo, ya en busca del título.

Hablando ya del 2011, la Swift seguirá un año más, lo cual no deja de ser una buena noticia, mientras que la copa Renault pasará a disputarse con los Twingo R2, lo que debería hacerla más asequible que la disputada con los Clio R3, que apenas si ha logrado atraer participantes. En cambio, la que finalmente no sale adelante, es la anunciada copa R2MC con los Fiesta R2 auspiciada por Nupel. El muy económico planteamiento inicial del certamen, que seguía la filosofía del PRR ideado por Roberto Méndez, ha acabado chocando con la cruda realidad de los costes adicionales que supone conseguir la ‘oficialidad’ para una copa en el campeonato de España, lo que implica acabar poniendo de acuerdo a organizador, marca y federación, algo que, finalmente, no ha sido posible.
¡EL RALLYE EN DIRECTO!

La terraza de la sala de prensa, escenario de nuestra primera retransmisión de vídeo en directo

¡Lo logramos! Aunque costó lo suyo al final se pudo ver por internet el paso de los coches por las S de Le Mans

El chat estuvo de lo más animado, muchas gracias a todos los que participasteis en él

Dejo para el final contaros un poco como fue ‘nuestro rallye de Madrid’, ya que en la última prueba del nacional decidimos dar ‘un paso más’ en esto del ‘directo’, la ‘interactividad’, la web 2.0 y demás ‘inventos’ en los que nos hemos ido metiendo este año. En particular, se trataba de desarrollar la idea del ‘vídeo en directo’ que ya habíamos probado, a duras penas, en la lluviosa subida a Cudillero, pero contando esta vez, o al menos eso esperábamos, con mejores medios.

La idea era utilizar la presumible mejor infraestructura de comunicaciones que ofrece un circuito como el Jarama para, aprovechando que se disputaban tres tramos en el mismo, intentar retransmitir imágenes en directo de al menos dos de ellos. El plan inicial era situar una de nuestras cámaras en la terraza de la sala de prensa, desde la que se ve el paso por las dos chicanes que se sitúan en la recta con motivo del rallye, y conectarla al portátil, estando este ‘enchufado’ a la red vía cable. Pero, una vez allí, comprobamos que los ‘zócalos’ de la ADSL estaban en la pared opuesta y no eran operativos, mientras que tampoco era plan de ponerse a mover los routers a los que estaban conectados los equipos para la prensa, también en la pared opuesta a las ventanas desde las que podíamos bajar el cable desde la terraza. Así que había que usar el plan B, ‘tirar de wifi’ y ver si aquello podía funcionar igualmente.

Tras una primera prueba, a media tarde, en la que el resultado era aceptable, llegaba la hora de la verdad con el inicio de la pasada nocturna del Jarama...¡comenzaba nuestra primera retransmisión de un rallye en directo! Desde la terraza de la sala de prensa, Miguel enfocaba el paso de los coches, mientras Lucia ‘chateaba’ con los primeros ‘telespectadores’ que se animaban a hacernos llegar sus impresiones. El resultado, teniendo en cuenta que la velocidad de conexión era menor de lo esperada, superaba mis expectativas: las imágenes, sin ser de buena calidad, eran suficientemente nítidas como para que se pudiese seguir el desarrollo del tramo, y sólo la corta duración de la batería del portátil ponía fin al experimento.

Animados por el ‘éxito’, decidíamos probar a ver que tal iba el ‘invento’, saliendo del radio de acción de la wifi de la sala de prensa y usando en su lugar la conexión 3G del portátil. Con aun menos velocidad de conexión, el sonido se entrecortaba en exceso, pero las imágenes seguían emitiéndose de modo bastante aceptable. Así que, el sábado, mientras César, Jose y Miguel se pegaban el gran madrugón para ir a Canencia y grabar allí las dos pasadas, Lucia y yo nos dirigíamos al Jarama, desde donde emitíamos imágenes en directo de la primera asistencia de la mañana. Una imágenes un tanto caóticas, ya que no era nada fácil pasearse por el paddock, ella con la cámara conectada al portátil que yo portaba procurando que no se soltase el cable. Pese a todo, algo se lograba emitir y, lo que era más importante, pese a usar sólo la 3G, por lo que el siguiente paso era montar nuestra unidad móvil en el exterior de las S de Le Mans, donde bien protegidos por el guardaril y la pila de neumáticos, podíamos usar esta última como punto de apoyo para el portátil. De ese modo transmitíamos casi completa la pasada de las 3 de la tarde… tras un arranque lleno de nervios cuando en el último momento tenía que volver corriendo a la sala de prensa a buscar el cable de conexión de la cámara al ordenador ¡que me había olvidado encima de la mesa! Por si fuera poco, mientras tanto el Windows Vista Bussiness decidía hacer una de las suyas y cuando intentábamos iniciar la retransmisión aquello ‘no se movía’. Tras ‘bajar a todos los santos del cielo’, el ratón empezaba poco a poco a cobrar vida, las diferentes ventanas de los programas recuperaban su actividad, y cuando el Swift de Vinyes pasaba por delante de nosotros por primera vez podíamos, por fin, conectar.

Esta vez, con la batería recién cargada, el portátil aguantaba algo más, y aunque el frío no ayudaba, y la duración de la pila era menor de la habitual cuando lo uso en ‘el calor del hogar’, conseguíamos retransmitir casi toda la pasada completa, con apenas dos o tres breves cortes al soltarse el cable en alguna ocasión debido a la inestabilidad de toda la instalación. Aun así, el hecho de haber logrado que 40 internautas nos llegasen a seguir en algún momento (uno hasta desde Suecia según comentó en el chat), y los mensajes que nos enviaban muchos de ellos comentándonos lo que iban viendo, compensó con creces el esfuerzo y los nervios ¡lo habíamos conseguido!

Ahora el reto es lograr hacer lo mismo en un tramo ‘de verdad’, y en ello estamos ya. Tengo claro que el futuro va en esta dirección, y aunque es fácil que esto que hemos empezado, de forma muy modesta y con más ilusión que medios, no sea nada comparado con lo que se pueda hacer si se cuenta con la infraestructura adecuada, nadie me quitará la alegría que sentí el sábado a eso de las tres y media tras la valla del exterior del ‘siete’ cuando leía los mensajes de la gente que estaba viendo la retransmisión desde casa. Ahora lo que tenemos que hacer es seguir trabajando y conseguir dar otro paso más en nuestro próximo intento… así que, como se suele decir en la tele, ¡permaneced atentos a la pantalla!