‘Crisis, what crisis?’ cantaban los de Supertramp a mediados de los 70 y esa parece ser la ‘banda sonora’ del regional asturiano de rallyes 2010. Justo cuando estamos en época de más ‘vacas flacas’ resulta que ya van dos rallyes en los que se supera, de largo, el inicialmente previsto límite en el número de inscritos. Y es que, por fortuna, ni la peor de las crisis puede nada contra la ilusión y las ganas de los muchos que se dejan todo su tiempo libre y buena parte de sus ahorros (¡o todos!) en esto de las carreras. Sólo así se puede explicar una lista como la de ‘Grao’, con casi noventa coches y en la que la inmensa mayoría eran eso que a veces puede sonar peyorativo pero que, por lo que a mi respecta, no lo es en absoluto de ‘equipos modestos’. Porque, evidentemente, yo soy el primero al que le gusta un rallye con cuantos más coches ‘gordos’ mejor, y no me importa reconocer que, a veces, se me hace pesado, y hasta en ocasiones aburrido, el paso de tantos y tantos coches ‘pequeños’… pero ello no me impide tener claro que sin todos ellos no habría carreras. Bueno, sin ellos y sin gente como ‘Fino’ y todos los que colaboran en hacer rallyes como el Villa de Grado, con medios económicos mínimos, pero supliendo la falta de presupuesto con ilusión y ganas de hacer las cosas bien para poner en marcha una prueba que ya va por la octava edición y es, cada año, de las más esperadas por afición y participantes.

El ‘Grao 2010’ presentaba novedades en su recorrido que no le hacía perder en nada su carácter. Las carreteras de los alrededores de la villa moscona permiten tal cantidad de variaciones para montar tramos ‘de los de antes’ que, aun cambiando algunas partes del trazado respecto al de otros años, el rallye seguía siendo de esos que todos los que se apuntan a él son conscientes de que va a ser ‘de los duros’. Si, además, la climatología se empeña en complicar las cosas, con la continuación en la primera semana de mayo del ‘abril, aguas mil’ del refrán, el resultado era que los tramos, ya difíciles en seco, lo iban a estar aun más el día del rallye, por culpa de todo el  agua caída durante la semana y de la que iba a caer, de forma además tremendamente aleatoria e intermitente, a lo largo de toda la jornada del sábado.

Y el sábado, sin madrugar mucho, empezaba ‘mi Grado 2010’ delante de la pantalla de fotomotor.es mientras los participantes ya daban cuenta de los casi 15 kilómetros de Bailache-Yermes, en los que mi habitual ‘compañero de fatigas’, Jose, ya se encontraba desde primera hora grabando en vídeo las evoluciones de los coches para los reportajes de tvmotor.es y el programa televisivo del lunes en Canal 10 de ese auténtico ‘crack’ que es Miguel Collado. Aun sin ver nada a pie de carretera, los cronos que iban apareciendo en el ordenador ya permitían sacar las primeras conclusiones. De entrada, ya quedaba claro que ‘Tano’ tampoco iba a tener suerte esta vez, cediendo casi minuto y medio en su primer tramo con el EVO VIII de Jovino, que rodaba aquejado de problemas con un manguito del turbo y al que había recurrido en vista de que no llegaban a tiempo las piezas para reparar el Subaru averiado en Nava. Tampoco pintaban demasiado bien las cosas para otro teórico favorito, Castrillo, sólo cuarto en el primer parcial, aunque en su caso se podía pensar que Julio César había iniciado el rallye con cierta cautela, en el que era su debut esta temporada con el rápido pero frágil Accent WRC. Por delante del vistoso Hyundai amarillo se situaban los tres 'jóvenes leones' del regional asturiano, con los dos últimos campeones, Jonathan Pérez y César Palacio, precediendo a quien quiere sucederles lo más pronto posible en el palmarés, José Antonio Suárez. En el primer asalto, de vuelta al 207 S2000 tras el mal trago con el EVO en Canarias, Jonathan abría una primera brecha de casi diez segundos con José Antonio y cerca de ocho con César que me parecía significativa: el del Peugeot se me antojaba como el gran favorito y mentiría si dijese que, a esas horas del sábado, tenía dudas sobre una victoria bastante clara para ‘Yoni’.

Pero mientras ya ponía rumbo al segundo paso por el tramo inicial, los rivales del campeón de Asturias 2009 se encargaban de romper en añicos mis pronósticos… ¡de victoria ‘fácil’ para ‘Yoni’ nada de nada! La lluvia, que había respetado al menos la mitad de la primera especial, se intensificaba por momentos, sin dejar de ir y venir de forma caprichosa, en lo que sería una constante a lo largo de todo el día, y el paso por el complicado Santianes-La Toba le daba un vuelco a la tabla de tiempos. Castrillo marcaba el scratch, le endosaba 11 segundos a Jonathan y pasaba a ocupar la primera plaza con 1.1 de ventaja… situándose entre ambos José Antonio Suárez, dos décimas por delante del 207 S2000 tras haberle ‘metido’ casi diez segundos en once kilómetros y medio.

Con los tres primeros agrupados en apenas un segundo, el cuarto pasaba a ser César Palacio, pero ya algo descolgado, luego de un toque en el que dejaba ‘tuerto’ su Clio R3, cediendo casi medio minuto, lo que le ponía ‘a tiro’ de José Ramón Rodríguez. El piloto local tenía muy claro que con el EVO V no podía meterse en un ‘cuerpo a cuerpo’ con los de cabeza, pero se mantenía a la expectativa, a base de rodar a muy buen ritmo por unos tramos que conoce como pocos.

Ese conocimiento del terreno en los laberínticos caminos de los alrededores de Grao que pueda tener gente como José Ramón, es el que me faltaba a mí casi por completo. Así que trataba de suplirlo a base de seguir los consejos de varios aficionados que comentaban en el foro de ‘rallyast’ cuales eran los mejores sitios para ver el rallye. Tras estudiar los planos la víspera, acaba por hacerme un ‘miniroadbook’ para llegar a la zona de Las Murias… lo que conseguía no sin algún que otro pequeño contratiempo. Y es que el ‘acceso’ era de esos complicados, con carretera estrecha… que se estrechaba aun más en una zona de subida cuando me cruzaba con un grupo de coches que volvían de la primera pasada, entre los que uno de ellos había sido un poco ‘demasiado optimista’ al salir de una izquierda en notable pendiente descendente. El resultado era un ‘atasco’ que yo contribuía a hacer algo mayor gracias a mi ‘habilidad’ para meter la pata (es decir ¡la rueda!) en una cuneta más profunda de lo esperado. Menos mal que entre unos cuantos de los ocupantes del resto de coches ‘implicados’ en el lío me sacaban del apuro a base de brazo (¡muchísimas gracias!), lo que me permitía seguir adelante y llegar, con el tiempo más que justo, al destino final previsto.

En Las Murias me esperaba una zona magnífica tanto para ver el rallye como para sacar fotos. Se trataba de una paella de derechas, en ligera bajada a la salida, precedida de una zona rápida, de carretera serpenteante cortada en la ladera del monte, de la que se podían ver una buena cantidad de metros en la distancia. Todo perfecto… excepto por el ‘pequeño detalle’ del chaparrón que se iniciaba justo cuando estaba a punto de llegar el primer coche… y que me pillaba sin paraguas (¡con las prisas lo había dejado en el maletero!) aunque, al menos, si que llevaba un impermeable que me permitía evitar algo la mojadura (¡y proteger la cámara!).

Abusando de la generosidad con los paraguas de varios aficionados con los que compartía cuneta, conseguía no mojarme en exceso mientras veía el paso de los primeros participantes. Entre ellos, destacaban ya a simple vista tanto ‘Yoni’ como ‘Cohete’, causando más sensación, si cabe, este último, siempre más exuberante en su forma de conducir. Los tiempos de ambos eran los dos mejores a final de tramo, con el joven praviano cobrando 1.7 segundos más de ventaja sobre su rival, que le seguía en la general a unos exiguos 1.9.

Los dos jóvenes valores de nuestros rallyes se quedaban ya solos en la lucha por la victoria, algo que se apreciaba a simple vista al paso del WRC de Castrillo, a ritmo notablemente más lento, síntoma inequívoco de que, una vez más, su sofisticada mecánica ex-mundialista estaba haciendo de las suyas. Con más de dos minutos perdidos en meta, el Hyundai quedaba totalmente descartado y ello abría ya un notable hueco entre los dos primeros y los dos siguientes, ‘Cepa’ y José Ramón, que se jugarían la tercera plaza durante el resto de la jornada.

El chaparrón que recibió a los primeros, y que fue especialmente intenso en los minutos iniciales, empezó a cesar cuando pasaban a nuestra altura los coches con números por encima del 25. De los que tuvieron que lidiar con más agua en el asfalto, nos llamaba especialmente la atención David González, frenando muy tarde y ‘metiendo’ con notable decisión su 106 en el viraje. Un empeño que tenía recompensa en los cronos, ya que para David era, a esas alturas, la quinta plaza de la general scratch y el liderato en la muy competida Challenge Hankook, de la que varios de sus protagonistas tomaban al asalto las posiciones nobles de la general. El piso estaba para valientes, y de esos tenemos unos cuantos en los rallyes asturianos, coincidiendo además varios de ellos en pilotar los pequeños y ágiles Peugeot 106. Así que no es de extrañar que gente como Maikel, Emilio José, Fernando López o Nauffel estuviesen a esas alturas del día en puestos alrededor de los diez primeros de la general. De ellos, el último destacaba en la siempre agradecida por la afición faceta del espectáculo, ‘tirando’ su 106 de forma generosa en nuestra curva, sin por ello dejar de hacer tiempos. En este grupo se echaba en falta a ‘Kike’ y a ‘Tote’, el primero pasaba retrasado respecto a su puesto de salida y con síntomas de haber tenido algún que otro ‘roce con el escenario', mientras que al segundo no llegábamos ni a verlo, siendo de nuevo, al igual que en Tineo, uno de los primeros en tener que irse para casa.

Mi largo ‘enlace’ de vuelta a Grado para asistir a la asistencia del mediodía coincidía con el último tramo de la mañana, en el que el duelo en cabeza seguía, de nuevo con José Antonio aventajando a Jonathan por poco. Esta vez eran 1.6 segundos los que conseguía ‘cohete’, elevando su ventaja a 3.5 cuando aun quedaba medio rallye…¡la tarde iba a estar realmente interesante! Como tardaba lo mío en llegar al ferial, cuando finalmente aparcaba y entraba en la zona de asistencia, la actividad por allí ya era bastante escasa y la mayoría se dedicaban a reponer fuerzas. Jose, que había llegado bastante antes, ya había hecho todo el trabajo previsto en lo que respecta a grabar imágenes de vídeo, así que tras un breve repaso general por mi parte para sacar alguna que otra foto, era también nuestro turno de tomar un tentempié antes de encarar los tramos de la tarde.

En la salida del primero de ellos, el conocido La Mortera, disputado este año en sentido opuesto al habitual de temporadas anteriores, nos situábamos poco después para completar la recolección de material gráfico. Evidentemente, esa zona que en bajada y como llegada es tremendamente espectacular, ofrecía poco como salida y en sentido ascendente, pero nos servía para variar algo las fotos y tener más imágenes con las que completar los reportajes. Para sacar conclusiones de cómo les habría ido a unos y a otros lo mejor era encaminarse de nuevo a la asistencia, y consultar la pantalla de tiempos. Los resultados de los primeros pasos por la Mortera y San Tirso no podían ser más contrapuestos en lo que respectaba al cerrado duelo por la victoria. En el primero, José Antonio Suárez abría hueco de forma espectacular, marcando el scratch con 6.5 segundos de ventaja sobre Jonathan Pérez, con el Accent WRC de Castrillo haciendo su canto del cisne, segundo del que sería su último parcial del rallye sin problemas. En el segundo, ‘Yoni’ contraatacaba, registraba el mejor tiempo y le recortaba a ‘Cohete’ 5.9 segundos. A falta de dos tramos, con la lluvia yendo y viniendo y el piso fatal en ambas especiales, la ventaja a favor del praviano era de 4.1 segundos y todo podía pasar.

Tras los dos ‘chavales’, José Ramón Rodríguez llegaba al parque cerrado final más que contento y recibía la felicitación de su tío Fino. Terminar tercero en el rallye de casa era todo un logro para el piloto del EVO V, orgulloso de su resultado y muy consciente de los límites de su mecánica ante coches mucho más modernos y evolucionados que el suyo.

El último escalón del podio lo peleaba hasta el final César Palacio, pero su Clio no iba del todo fino, como el oído se encargaba de dejarnos claro en la salida de La Mortera. La razón para el sonido nada limpio que emanaba del R3 eran unos colectores de escape rotos que suponían la correspondiente pérdida de potencia y acababan por condenar a ‘CePa’ a tener que conformarse con una cuarta plaza que, en todo caso, no era ni mucho menos un mal resultado.

Del quinto en adelante, había ‘otra guerra’, ya que se jugaba no sólo la plaza en la general sino la victoria en la Hankook. Hasta dos tramos del final, ambos premios estaban en manos de David González, pero una salida en el penúltimo tramo, con la mala suerte de que se producía en un sitio en el que había pocos espectadores, le costaba al rápido piloto de Turón Arrás un tiempo precioso que le acababa relegando a la quinta plaza de la Hankook y la decimocuarta de la general.

Más desenvuelto a la hora de contar sus impresiones se mostraba un piloto que podemos empezar ya a considerar como una de las revelaciones de la temporada: Emilio José Luis. El langreano, además de acabar nada menos que octavo absoluto, repetía con su 106 blanco la segunda plaza de la Hankook obtenida en Tineo, lo que le da el liderato en la general provisional de la muy animada copa, cuyo podio completaba en Grao otro 106, el azul celeste del siempre rápido Pelayo Fernández, undécimo de la general scratch.

Entre primero y segundo de la Hankook terminaban en la tabla final el EVO VIII de Tano, que por la tarde ya iba mucho mejor tras dar tremendamente la lata por la mañana con esa manguera de turbo que se empeñaba en soltarse una y otra vez, y el Clio de José Manuel Martínez, un piloto que siempre está ahí cuando el terreno se pone delicado y que se llevaba el grupo N además de terminar séptimo absoluto.

Más arriba ya mencionamos el pedazo de rallye que se marcó otro local, Iván Pérez, decimoquinto con un Peugeot 205 al que hizo andar muchísimo y en el tintero imagino que se me quedan cantidad de excelentes prestaciones por parte de muchos de los 65 que finalmente llegaron a la meta. Como este año tratamos de contar los rallyes no sólo con palabras y fotos, sino también con imágenes en movimiento, de varios de ellos podréis ver y oír en los reportajes de tvmotor.es que Jose está ultimando mientras yo tecleo estas líneas. Así que no me enrollo más, como se suele decir ‘una imagen vale más que mil palabras’ y este Grao 2010 nos dejó muchas imágenes de esas para recordar. El regional de rallyes está animado este año, y la siguiente cita es mi rallye de casa, el de Arroes-Gijón, donde, por lo menos, lo tendré más fácil para llegar a los tramos y asistir en directo a un capítulo más de un certamen que tiene verdaderamente buena pinta pese a la crisis.