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El accidente de Massa marcó un fin de semana lleno de cambios en las primeras posiciones, con el retorno a la pole de Alonso y Renault, y la vuelta a lo más alto del podio de Hamilton y McLaren. El actual campeón mundial se impuso claramente por delante del Ferrari de Raikkonen y el Red Bull de Webber, que volvió a recortar un buen puñado de puntos al líder del mundial, Button, sólo séptimo con el Brawn.

Si hay un circuito que de lugar a carreras sosas, predecibles… aburridas, ese es el de Hungaroring. Demasiado tortuoso y estrecho como para permitir, siquiera, intentar el adelantamiento en la frenada de final de recta, las únicas emociones fuertes del gran premio húngaro suelen estar en la calificación y, a lo sumo, la salida. Y en esta edición del 2009 ese ‘programa’ se cumplió a rajatabla, con emociones incluso demasiado fuertes el sábado. El tremendo susto que supuso para todos el increíblemente desafortunado accidente de Massa, marcó una sesión de calificación que, por momentos, quedó muy en segundo plano ante lo preocupante de la dinámica del incidente sufrido por el piloto brasileño de Ferrari.

A los que ‘peinamos canas’ viendo F1, la terrible coincidencia de que una pieza volando golpeé el casco de un piloto y haga que su monoplaza siga recto y sin control hasta la primera barrera que lo detenga, nos trajo a la memoria imágenes demasiado dramáticas como para querer recordarlas. Por fortuna, el desenlace no fue, ni mucho menos, tan trágico como el que le costó la vida, hace muchos años a Tom Price y un comisario de pista en Kyalami. Pero en una semana que había empezado con algo tremendamente similar en Brands Hatch, con consecuencias también terribles para el joven Henry Surtess, uno no podía menos que pensar en lo peor y temer que estuviésemos en uno de esos raros momentos de tremenda mala suerte que se produce de forma consecutiva, como en aquella racha diabólica del 94 que nos dejó sin Ratzenberger y Senna, y  le costó su carrera en F1 a Wendlinger y, en menor medida, a Montermini, todo ello en apenas un mes. Una sensación que las imágenes, vistas el lunes en el telediario, de Tony Kanaan tratando de librarse de las llamas invisibles del metanol en su Dallara de Indycar no hicieron sino acrecentar ¡menuda semana!

Lewis Hamilton y McLaren volvieron a ganar, y lo hicieron además con rotundidad

Ferrari se afianza en las posiciones de cabeza, Raikkonen acabó segundo

Webber sumó otro podio con el Red Bull y se perfila como la gran alternativa a Button por el título

Con la tranquilidad que daba el ver a Massa moverse en la camilla que lo trasladaba al helicóptero, la Q3 ya se veía de otra forma y su desarrollo se anunciaba realmente interesante… ¡aunque su desenlace fuese totalmente imprevisible! Y no lo digo porque la pole la obtuviese Alonso, algo que entraba dentro de lo posible tras su vuelta rápida de Nurburgring, aunque para conseguirla interviniese tanto el talento del asturiano, capaz de otra de esas ‘vueltas mágicas’ que se saca de la chistera de vez en cuando, como la extrema ligereza del Renault que, como sabríamos horas después al desvelarse las cargas de combustible, iba mucho menos cargado que sus rivales. Una pole que difícilmente se iba a poder traducir en victoria el domingo, pero que significaba el esperado retorno al primer plano del asturiano y Renault, en una temporada que va camino de ser muy similar a la del año pasado, inicio flojo, continuación titubeante y mejora notable a medida que se acerca su final. Lo imprevisible de la Q3 fue el repentino 'cuelgue' del sistema informático que nos dejó a todos 'a dos velas', sin saber que tiempos había hecho cada cual en el intento decisivo. Las imágenes de los pilotos bajándose confusos de sus monoplazas en el parque cerrado y preguntándose unos a otros el típico '¿qué tiempo has hecho?' en el más puro estilo 'viejos tiempos' o carrera de certamen regional, no dejó de ser una escena cuando menos surrealista en esta era de la superinformatización. Una escena que, personalmente, me gustó por ver a los pilotos con un lado más humano, charlando entre ellos mientras intercambiaban sus cronos y trataban de saber que posiciones ocupaban en la parrilla de salida.
   
El resto de las emociones fuertes del fin de semana, se acumulaba en el arranque del gran premio, que tenía todos los ingredientes para producirlas, incluso en un circuito tan poco propicio a ellas como es Hungaroring. Con Alonso en pole, a bordo de un Renault cada vez más competitivo y que partía ligerísimo de peso, en una superagresiva estrategia a tres paradas, con los dos Red Bull de Vettel y Webber justo detrás, dispuestos a seguir recortando puntos respecto a los cada vez menos temibles Brawn, con Hamilton y el McLaren a continuación, el actual campeón mundial decidido a usar el KERS para tratar de hacerse con la primera posición ya en la primera curva, con otros dos monoplazas equipados con la potencia extra que da ‘el botón mágico’, el Ferrari de Raikkonen y el McLaren de Kovalainen, pensando también en ganar puestos en los primeros metros, y con el Brawn del todavía claro líder del mundial, Button, sólo octavo pero decidido a remontar en carrera, la siempre crucial salida lo era, si cabe, aun más. Todo ello combinado con la lenta primera curva de un circuito en el que adelantar es poco menos que imposible y en el que el ‘lado sucio’ de la parrilla es todo lo ‘sucio’ y poco adherente que puede serlo, daba para unos metros iniciales frenéticos en los que se iba a jugar buena parte del destino de la carrera para muchos de sus protagonistas.

Tras las malas salidas de las últimas carreras, Alonso arrancaba esta vez de forma perfecta con el Renault, y ello le permitía estar a salvo de los dos coches con KERS mejor situados, el McLaren de Hamilton y el Ferrari de Raikkonen, que hacían estragos en los primeros metros a base de aprovechar los caballos extra para ganar posiciones. En particular, Raikkonen, que salía desde el ‘lado limpio’ de la parrilla y ganaba terreno a toda velocidad, estando a punto de llevarse por delante a Hamilton, que lo evitaba y, a su vez, casi se tocaba con el Red Bull de Vettel que, como el McLaren, partía por el ‘lado sucio’, el de las posiciones pares, y veía como los de la otra línea le superaban. De ellos, Webber era el más beneficiado, pasando el embudo del primer viraje en segunda posición, plaza que ocupaba brevemente Hamilton pero debía ceder al entrar algo ‘colado’, aunque conseguía mantenerse en pista y salir de la curva tercero. Tras él, Raikkonen acababa por arruinar la carrera de Vettel, que luchaba por situarse al menos cuarto, pero sufría un toque por parte del Ferrari en el que se dañaba la suspensión de su Red Bull, lo que acabaría significando su abandono poco después. Los problemas del joven alemán serían la mejor noticia del día para Button, que contaba con tener más ritmo en carrera que en calificación pero pronto comprobaba como ello no iba a ser posible. El Brawn ‘ya no es lo que era’ y Jonson se debía conformar con pasarse la carrera en la zona baja de los puntos, sin opción alguna de acercarse a los puestos de cabeza.

Otra magnífica carrera de Rosberg con el Williams, al que volvió a llevar a la cuarta plaza

Aunque lejos de la brillantez de Hamilton, Kovalainen también destacó con el McLaren, terminando quinto

La pérdida de competitividad de los Brawn ya es evidente, Button sólo pudo ser séptimo y su ventaja se diluye

Por delante, Alonso trataba de abrir el máximo hueco posible, consciente de que su estrategia a tres paradas requería de la mayor ventaja posible para poder darle opciones, si no a ganar, que parecía poco menos que imposible, si al menos a subir al podio. Pero pronto se vería que la situación era más que complicada para el asturiano. Primero, porque un desencadenado Hamilton no debía de saber eso de que en Hungaroring no se adelanta y enseguida pasaba a Webber, ayudado tanto del KERS para ganarle la posición a la salida del primer viraje como de su habitual decisión en este tipo de maniobras, tirándose por el exterior en la rápida izquierda situada tras los boxes, un sitio en el que no es nada fácil superar ni a un doblado.

De inmediato, Lewis se acercaba a Fernando que, además, sufría problemas en la bomba de combustible que le impedían mantener de forma constante su ritmo de las cuatro primeras vueltas. La fisonomía de la carrera cambiaba por momentos, y con el McLaren cada vez más pegado al Renault y este ‘condenado’ a una parada en boxes más, estaba claro quien era ya el máximo favorito a llevarse la victoria: Hamilton.

Cuando Alonso entraba en boxes, en la vuelta 11 (incluso algo antes de lo previsto), su carrera ya estaba muy comprometida, ya que retornaba a pista justo tras el Toyota de Trulli, que no repostaría hasta la vuelta 28 y cuyo ritmo de carrera, más de un segundo por vuelta más lento que la cabeza, iba a arruinar el segundo ‘stint’ del asturiano salvo que encontrase el improbable hueco para superar que, sin KERS, veríamos como nadie sería capaz de hallar en toda la carrera. Ello iba a poner a Alonso a merced no sólo de Webber y Raikkonen sino, también, de Kovalainen y Rosberg, con lo que hasta acabar en el podium se complicaba de forma notable.

De todas formas, ni tiempo daba a tales elucubraciones, hechas después con más calma una vez analizados los tiempos y la situación de carrera en esos momentos (y, porque no decirlo, en respuesta a otro de esos tremendamente parciales artículos de Carlos Miquel, en el AS, en el que hablaba de que ‘Alonso iba lanzado a la victoria de no ser por los problemas’… ¡lo de este hombre no tiene remedio!). El caso es que, en una de esas casualidades que luego dan tanto que hablar a los ‘Miqueles’ y los ‘Lobatos’, se repetía el ‘incidente de la tuerca’ de Hungría 2006, una rueda del Renault (la delantera derecha) quedaba mal fijada, y nada más salir de boxes piloto y equipo eran conscientes del desaguisado. Aunque Fernando trataba de llegar de vuelta a su garaje (y, de hecho, lo conseguía), acababa por hacerlo en tres ruedas, tras perder en pleno circuito la goma mal fijada. Y, claro, justo en la semana en que a todos se no heló la sangre con el trágico accidente de Henry Surtees en la carrera de F2 de Brands Hatch y, apenas un día después del tremendo susto que supuso el muelle impactando en el casco de Massa, ver un neumático suelto botando sobre la pista era una imagen tan preocupante como inaceptable para una FIA que, en estos casos, siempre suele reaccionar al estilo de ‘sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena’. Así, un incidente que otras veces no había tenido más perjuicio para el que lo sufría que la pérdida de tiempo que supone, se convertía esta vez en el perfecto modo de ‘dar ejemplo’ por parte de la Federación, y de ahí surgía esa exagerada sanción a todo el equipo Renault (Piquet incluido, pese a que nada tenía que ver en todo esto el brasileño) que, en teoría, les va a impedir estar presentes en el gran premio de Europa, a finales de mes en Valencia.

Los Toyota ya no están al nivel de principio de temporada pero siguen puntuando, Glock fue sexto...

...y Trulli octavo, ambos remontando a base de estrategia y buen ritmo desde sus posiciones en mitad de parrilla

Alonso y Renault liderando de nuevo un gran premio tras su pole del sábado, pero la alegría duraría poco

Y digo, en teoría, porque estoy poco menos que convencido de que, al final, tras la apelación del equipo de Briatore que se estudiará la semana antes de la carrera, todo acabará quedando en una fuerte multa o algún ‘castigo alternativo’… que no está la F1 para perder dos coches en cualquier carrera ¡y menos el del ‘ídolo local’! Eso si, el tema de la sanción ya permitió ‘a los de siempre’ (de nuevo el señor Miquel, en AS, y su colega del Marca) ‘montarse películas’ poco menos que delirantes con la absolutamente increíble posibilidad de que Alonso ocupase el Ferrari de Massa en el gran premio valenciano ¡alucinante! Uno ya tiene claro que de lo que se trata es de ‘vender’ como sea, pero cada día me asquea más la forma que este tipo de ‘informadores’ tienen de tratar todo lo relacionado con la fórmula 1. Personalmente, su estilo sólo me produce rechazo, lo triste es que ellos y los de la ‘tele’, son los que ‘crean opinión’ ¡y así nos va!

Con Hamilton lanzado a una victoria clara, merecida y menos sorprendente de lo que se pueda pensar, a la vista de lo bien que ya había rendido el McLaren en Nurburgring, donde sólo el pinchazo de su rueda trasera derecha por el alerón del Red Bull de Webber le impidió ser ya protagonista en la lucha por las primeras plazas, y con Alonso ‘fuera de combate’, el interés de la carrera pasó a la lucha por los dos restantes escalones del podio. Una lucha que, a tenor de la tendencia de las últimas carreras, parecía favorable a Webber y el Red Bull pero que se iba a decantar del lado de Raikkonen y el Ferrari, tanto por el buen ritmo del finés a bordo del cada vez más competitivo F60 como por la no muy atinada estrategia en el uso de los diferentes compuestos de gomas por parte del equipo de las bebidas energéticas. En Red Bull optaban por montar las gomas más duras (o las menos blandas, para ser más precisos) en su primera parada en boxes, y la decisión no daba buenos resultados. Mientras todos los demás rodaban con las ‘superblandas’, Webber perdía ritmo y terreno con las ‘blandas’ y ello le hacía no sólo ser superado por Raikkonen en el siguiente repostaje sino, incluso, tener que preocuparse en la parte final de carrera por Rosberg, de nuevo fantástico con el Williams. Nico sigue haciendo carreras tan meritorias como poco reconocidas por las imágenes de la televisión o los resúmenes de prensa, y la de Hungría era su sexta consecutiva en los puntos, su cuarta seguida entre los cinco mejores y su segundo cuarto puesto en dos carreras ¡diría que más no se puede hacer con el Williams-Toyota!

El susto del fin de semana lo dio Massa con su grave y tremendamente desafortunado accidente del sábado...

...al que siguió la surrealista situación del final de la Q3, con los pilotos preguntándose los tiempos unos a otros

Jaime Alguersuari cumplió sus objetivos en el debut en F1 al volante del Toro Rosso

Tras Rosberg terminaban Kovalainen y Glock, separados por apenas un segundo tras dos carreras muy diferentes. La de Heikki, bastante gris con un McLaren que, como demostraba Hamilton, ha mejorado muchísimo, especialmente en una pista de curvas lentas y favorable al KERS como la de Hungaroring, la de Timo en su línea ya poco menos que habitual de remontar plazas a base de estrategia y ritmo tras partir retrasado. En esta ocasión, el alemán de Toyota salía el 14 pero era el último en hacer su primera parada, más allá de mitad de carrera, y aunque quedaba claro que no iba a una parada ya que montaba de nuevo las ‘supersoft’, su larga permanencia en pista mientras los demás iban entrando y saliendo de boxes y se encontraba con más o menos tráfico, acababa por darle resultado, permitiéndole acabar sexto, batiendo a Trulli, que salía dos puestos por delante, con estrategia parecida, y terminaba dos posiciones por detrás.

Entre los dos Toyota concluía el hasta hace nada binomio a batir del campeonato, el formado por Button y el Brawn. Si en Inglaterra y Alemania se había achacado a las bajas temperaturas la súbita pérdida de competitividad del monoplaza que arrasó en el inicio de temporada, ahora ya no había excusa posible. Aunque el calor no era, el domingo, el tórrido de otros años en Hungaroring, hacía bastante más que en Silverstone o Hockenheim, pero no por ello a los Brawn GP les ‘salían los tiempos’. Jenson sólo era octavo en parrilla, sin ser ya un factor en la lucha por la pole de la Q3, mientras que Rubens ni siquiera pasaba el corte, causando además su monoplaza el tremendo accidente de Massa. Ni el británico ni el brasileño conseguían apenas remontar posiciones en carrera, terminando el líder del mundial séptimo y su compañero décimo y fuera de los puntos. En sólo tres carreras lo que parecía un sólido liderato para Button ya no lo parece tanto, no porque la diferencia no sea aun importante, que sigue siéndolo (18.5 puntos sobre su más inmediato seguidor, Webber) sino porque a base de puestos en la parte baja de la zona de puntos esa ventaja se puede derretir como nieve al sol. Además, la recuperada competitividad de los Ferrari, McLaren y Renault, junto a la consistencia de los Toyota y las prestaciones de los Williams, significan muchos coches que se pueden ‘meter en medio’ de los siempre rápidos Red Bull y los cada día menos veloces Brawn. Definitivamente ‘hay campeonato’ y aunque Button siga claramente por delante, la figura de Webber se agiganta carrera a carrera y Vettel, pese al paso en falso de Hungría, también va a ‘estar ahí’. Cada vez está menos claro quien va a ser campeón, lo que es una gran noticia, especialmente tras como había comenzado la temporada.