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Los Red Bull volvieron a ser muy superiores, sumando otro doblete pero esta vez con Mark Webber ganando por delante de Sebastian Vettel. Massa consiguió su primer podio del año con el Ferrari, Rosberg remontó de forma increíble desde 15º en parrilla a 4º en meta, y los Brawn sufrieron para acabar quinto y sexta, acosados en los giros finales por el mejorado Renault de Alonso, que marcó incluso la vuelta rápida.

El cambiante clima de las montañas de Eifel volvió a ‘hacer de las suyas’ en Nurburgring, y la sesión de calificación del sábado, al menos su parte central, la Q2, se convirtió en una de esas impredecibles loterías que siempre produce la presencia inesperada de agua sobre el asfalto. Una lotería en la que el que sacó el boleto ganador fue Adrian Sutil, sensacional una vez más cuando la pista se pone ‘delicada’ y situando el Force India en una increíble séptima plaza, mientras que, sorprendentemente, el mayor ‘dannificado’ de una situación que, en teoría, le debía favorecer, fue Alonso, autor de un trompo en el momento más inoportuno que propició lo que ya parecía imposible, que su compañero Piquet acabase una vez por delante suyo en una calificación.

El domingo, la pista mojada a media mañana, cuando se iniciaba la carrera de la GP2, nos hacía ‘frotarnos las manos’, pensando en una carrera disputada sobre piso deslizante, pero cuando a las 2 de la tarde los 20 monoplazas se alienaban en la recta de salida, el asfalto estaba totalmente seco y la amenaza de lluvia era todo lo improbable que puede serlo en una zona donde llueve tanto como la del legendario ‘infierno verde’.

Sensacional primera victoria para Mark Webber, que se sobrepuso a un 'drive trough' para ganar con claridad

Vettel se vio retrasado en los giros iniciales por el Ferrari de Massa pero no tuvo luego problemas para ser segundo

Aunque sigue sin ser un coche ganador, el Ferrari se muestra consistente y Massa lo llevó al podio

Aun así, pese a la ausencia del agua para animar la carrera, el gran premio alemán estuvo lejos de ser aburrido, por mucho que su desenlace acabase siendo un claro doblete RedBull, repitiendo en Nurburgring los monoplazas diseñados por Newey la rotunda superioridad mostrada tres semanas antes en Silverstone. Pero incluso ese doblete poco menos que previsible presentó la gran novedad de ver por primera vez en los más alto del podio a Mark Webber, tras un fin de semana en el que el australiano estuvo siempre por delante de la gran estrella emergente, su compañero Sebastián Vettel, al que batió con claridad para hacerse con la pole el sábado, y al que no dio opción el domingo, pese a sufrir un, cuando menos, riguroso ‘drive trough’ en los primeros compases de la prueba por su toque en la salida con el Brawn de Barrichello.
La victoria de Webber fue incontestable, su ritmo siempre superior, y su determinación máxima para no dejar escapar un triunfo que buscaba (¡y merecía!) desde hace ya unos cuantos años y que, por fin, conseguía el pasado domingo, haciéndolo además de modo realmente convincente. Con un coche que, ahora mismo, está un paso por delante del resto y dos pilotos rápidos y motivados como Webber y Vettel, el equipo de la bebida energética se presenta como el nuevo gran dominador tras el arrollador arranque de los Brawn y, con media temporada aun por delante, lo de dar por campeón a mitad del verano a Button, como se podía casi hasta temer tras las primeras carreras, es ya cosa del pasado. Hay todavía mucho campeonato por delante y diría que el gran premio de Alemania no fue sino un pequeño avance de lo que nos espera, con todavía muchas emociones fuertes por vivir de aquí a que el mundial se cierre en la novedosa pista de Abu Dhabi.

Y es que, independientemente del resultado de Nurburgring, que permite a Vettel y Webber seguir recortando diferencias sobre el todavía cómodo líder, Jonson Button, lo mejor de lo visto en la pista alemana fue la gran igualdad que hay en el grupo. Excepción hecha de los ahora mismo superiores RedBull, el resto están en un pañuelo, con los Brawn vulnerables si las temperaturas no son altas, los Ferrari afianzándose ya en la zona noble de cada carrera, los McLaren mostrando por fin signos de recuperación, los Renault confirmando que el coche va a más, los Williams suficientemente competitivos como para que Rosberg remontase como lo hizo, y hasta no siendo ya sorpresa ver a los Force India luchando de tú a tú con quien haga falta en busca de esos esquivos primeros puntos. Sólo los Toyota parecen ir descolgándose de esa zona media alta a la que los BMW tampoco acaban de llegar, y con la que sueñan los Toro Rosso, a poco que las mejoras ‘estilo RedBull’ que deben recibir en las próximas carreras funcionen tan bien como lo han hecho en sus ‘hermanos mayores’.

Aunque pasó poco menos que desapercibido para las cámaras, Rosberg hizo un carrerón, remontando desde el 15º lugar en parrilla para acabar cuarto

Los Brawn volvieron a tener problemas para calentar las gomas y Button salvó lo salvable acabando quinto

Barrichello lideró al principio pero su carrera se fue a pique tanto por mala estrategia y fallos en su box como por falta de ritmo

La carrera del domingo nos dejó de nuevo unos primeros metros frenéticos, en los que los únicos que siguen fieles al KERS, McLaren y Ferrari, sacaron el máximo partido de su potencia extra en el largo sprint hasta la amplia y muy cerrada curva inicial del ‘nuevo Nurburgring’. El imparable slalom de Hamilton pasando a los cuatro que le precedían en la parrilla de salida para llegar primero al viraje inicial fue toda una demostración de la habilidad del británico para buscar el hueco, ayudad de forma decisiva por ese plus de caballos que le hizo superar a todos sus rivales como si estuviesen parados. Lamentablemente para Lewis, la satisfacción que tuvo que sentir cuando recuperaba esa dulce sensación de estar luchando por liderar un gran premio duro sólo unos segundos, ya que en su último movimiento para ganar el exterior y salir en cabeza del cerrado giro inicial, el roce de su rueda trasera derecha con el afilado borde del alerón delantero de Webber cortó limpiamente tanto su Bridgestone extrablanda como sus posibilidades de conseguir un buen resultado.

Mientras el McLaren número 1 retornaba ‘cojeando’ a boxes, los otros coches empujados por el KERS también habían progresado, y su posición, especialmente las de Massa y, sobre todo, Kovalainen, definirían muy mucho el resto de la prueba. El sistema de recuperación de energía mostraba entonces su valor defensivo, que es, en contra de lo esperado, en lo que más destaca. Los caballos extra que añade cuando los pilotos pulsan el botón al inicio de cada recta larga, en cuyo final es donde suelen estar los escasos puntos de adelantamiento de cada circuito, les permite tomar esos metros de ventaja que luego son imposibles de recuperar, recordándome cada vez a la situación que se vivía a principios de los 80, cuando los primeros y todavía rudimentarios motores turbo hacían que los monoplazas que los equipaban se comportasen de igual modo, menos eficaces en curva pero inalcanzables en recta, convirtiéndolos en muros poco menos que imposibles de superar. En Alemania, ese papel de ‘muro infranqueable’ lo jugó especialmente Kovalainen, partiendo de hecho la carrera en dos en su parte alta, al situarse tercero y bloquear hasta su primer repostaje a todo un aguerrido grupo, encabezado por Button, que veía impotente como su compañero Barrichello y el Red Bull de Webber se alejaban a un ritmo de cerca de dos segundos por vuelta, y consciente de que con su estrategia a tres paradas el ‘tapón’ de Heikki le hacía además tremendamente vulnerable ante Massa y el resto de la larga fila india que se formaba tras el segundo McLaren y en la que otro que sufría por no tener ‘aire libre’ ante si era Vettel, al que el Ferrari y su KERS impedían cualquier atisbo de progreso por mucho que el alemán lo intentase, saltándose incluso la chicane en uno de sus desesperados ataques al brasileño.

Por delante, Webber, aunque hubiese perdido la ventaja de la pole en unos primeros metros que fueron su único momento malo en un fin de semana casi perfecto, tenía todo tan bajo control, que ni el muy riguroso ‘drive trough’ con que era sancionado por su toque al Brawn de Barrichello cuando este la pasaba por el interior camino de la primera curva, acababa por ser más que un molesto inconveniente camino de su primera victoria. Lo de la sanción al australiano no hacía sino confirmar lo muy puntillosos que estaban en esos temas los comisarios deportivos, que ya habían aplicado a Petrov una igual en situación similar durante la arrancada de la carrera de la GP2. Si a partir de ahora se es así de severo siempre (¡y con quien sea!) en lo que respecta a ese tan flexible uso de la regla que permite ‘un movimiento’ del que casi todos suelen hacer uso me parece perfecto, que bastante difícil es ya adelantar como para que los continuos zigzagueos que ya son norma hasta en los críos del karting se sigan permitiendo. Algo que era poco menos que anatema hasta hace no muchos años, pero que luego, primero con Senna y luego, especialmente, con Schumacher, se convirtió tan en moneda corriente que hasta se acabó ‘semilegalizando’ con ese de permitir ‘un movimiento’ que me sigue pareciendo toda una aberración para el espectáculo… además de ser tremendamente peligroso.

Alonso falló en calificación y salió mal otra vez pero cuando tuvo pista libre a final de carrera rodó rapidísimo, marcando la vuelta rápida y acabando séptimo

Aunque fue a menos a medida que avanzaba el gran premio, Kovalainen consiguió sumar un punto

Las mejoras en el McLaren de Hamilton permitieron al inglés volver a la cabeza... aunque fuese por unos metros antes de sufrir un pinchazo

Aun con el drive trough, las paradas de Webber en boxes serían tres a lo largo de la carrera, justo las que habían decidido hacer los Brawn, obligados por esa virtud de cuidar las gomas de su chasis que se ha convertido en defecto en las carreras como esta o la de Inglaterra, en las que las temperaturas son más bajas. Por ello, la amenaza de Barrichello se diluía con rapidez, y el brasileño pasaba de liderar durante las primeras vueltas a terminar sexto… ¡y tremendamente enfadado con su equipo! Un enfado que se basaba en sus sospechas de que ‘se la habían vuelto a jugar’ para conseguir que Button acabase delante suyo, algo a lo que contribuía tanto el empecinamiento del equipo británico en mantener la estrategia a tres paradas como en los problemas con la manguera durante su segundo repostaje y en el flojo ritmo que Rubens mantuvo durante toda la prueba. Todo ello le llevó a terminar justo tras un Button que una vez arruinada, por rodar tras Kovalainen, toda opción a sacar partido de arrancar más ligero por ir a tres paradas, buscaba ‘limitar los daños’ por segundo gran premio consecutivo, cruzando la meta quinto y manteniendo aun un cómodo colchón de 21 puntos de ventaja al frente del mundial. Una diferencia todavía muy sustancial incluso tras ceder 10 ante los dos Red Bull en las dos últimas carreras, un ritmo de pérdida que le permitiría ser aun líder por al menos tres carreras más… pero que unido al cambio en la situación de la parte alta de la jerarquía de coches competitivos, con el RedBull ahora claramente por delante, no es ya garantía de tranquilidad para llegar como primer clasificado a final de temporada.

Además, la consolidación de los Ferrari, con Massa otra vez sólido y subiendo por fin al podio, y con Raikkonen también a buen nivel hasta que la mecánica volvió a traicionarle (la fiabilidad sigue siendo el principal talón de Aquiles de los coches rojos este año), y la llegada a las posiciones altas de otros equipos, como pueden ser McLaren o Renault, al menos por lo apuntado en Alemania por ambas escuadras, añade más factores a la lucha en los puestos de cabeza y más opciones de que las diferencias de puntos entre los aspirantes al título puedan ser mayores en cada carrera.

La súbita recuperación de McLaren, hasta ahora contando con probablemente el chasis peor equilibrado del campeonato, fue una de las sorpresas de Nurburgring. Aunque la desventura de Hamilton en el arranque de carrera le eliminase de la ecuación en Alemania, el actual campeón mundial puede volver a estar arriba con asiduidad, y ello es tanto garantía de espectáculo como un ingrediente extra con el que tendrán que contar los que pelean por el campeonato. Si a ello unimos que el Renault R29 también mostró claros progresos, con esa inesperada vuelta rápida marcada por Alonso que demuestra bien a las claras tanto su caracter de ganador que nunca se rinde como que el coche no es ya tan malo, los alicientes para la segunda mitad de temporada aumentan hasta para los más ‘alonsistas’ que ya desesperaban y basaban todas sus esperanzas en el 2010 y ese enésimo anuncio de fichaje por Ferrari al que le aplico, como Santo Tomás en su día, aquello de ¡hasta que no lo vea no lo creo! ... aunque esta vez si hasta Manucci en la AutoSprint italiana habla de ello ya se puede uno empezar a fiar algo más. Volviendo a la carrera del domingo, el gran premio alemán de Fernando es de esos de difícil lectura. Si se deja uno llevar por al entusiasmo de sus fans y la prensa 'futbolera', lo suyo fue poco menos que una hazaña, un carrerón, otra demostración de que es el indiscutible número 1… si lo tratas de ver con un mínimo de rigor, o al menos con algo más de distanciamiento y analizando su fin de semana al completo con algo de imparcialidad, a mi me pareció más bien una gran oportunidad perdida. Primero por el inoportuno error en la Q2, precisamente en las condiciones en las que esperas de él que saque a relucir ese algo más que sin duda tiene,  después por el poco menos que increíble trompo en la vuelta de formación, un incidente de esos que si lo protagoniza cualquier otro hubiese llevado hasta a la hilaridad a más de un hincha y pseudoexperto, y luego por la enésima mala salida de estos dos últimos años (culpa del embrague esta vez), que comprometió, de hecho, gran parte de sus opciones, obligándole a rodar en grupo y, además, sin poder abrirse paso en el mismo, siendo incluso rebasado por un desconocidamente agresivo Fisichella (¡con un Force India!). Así que esa vuelta rápida final, cuando ya era tarde para poco más que animar las vueltas finales, acercándose de forma espectacular a los Brawn, tuvo un poco el sabor de esas que hacía Raikkonen y que nos llevaban muchas veces a comentarios del tipo de ‘estuvo dormido toda la carrera y, de repente, despertó cuando ya era tarde’. Que no digo que fuese el caso, ni mucho menos, sólo lo comento poniéndome un poco en el papel de ‘abogado del diablo’ para tratar de hacer ver que no todo es blanco o negro y que esto de la F1 es mucho más complejo de cómo nos lo cuentan los de la Sexta, el AS, o el MARCA por nombrar sólo a los que más vociferan, menos analizan y, no se si tal vez por eso, a más gente llegan.

Piquet superó por primera vez a Alonso en calificación pero la alegría le duró muy poco en carrera

La imagen de Bourdais se difumina...

...mientras Jaime Alguersuari está ya preparado para relevarle en Toro Rosso

Al hilo de todo lo anterior, personalmente si de ‘carrerón’ hay que hablar en el gran premio de Alemania, me quedo con la de Nico Rosberg, que partía cuatro puestos más atrás que Alonso, con un coche de ritmo de carrera similar o hasta inferior y que, no se todavía muy bien como, consiguió llevarlo hasta una fantástica cuarta posición final. El hijo del legendario Keke volvió a demostrar que tiene, por lo menos, una buena parte del talento que llevó a su padre a ser campeón del mundo. Hasta ahora la sensación que podía dar era que le faltaba, en cambio, esa determinación de la que su progenitor siempre hizo gala y que le permitió superar épocas tan negras como las de pilotar aquellos Wolf en plena decadencia o sus herederos, los pésimos Fittipaldi con los que más de una vez ‘sacó petróleo’. Algo que se podría decir hizo Nico este domingo con el Williams, un buen coche pero que no acaba de dar el salto a coche ganador, y al que, tras una espléndida primera vuelta en la que ya ganó media docena de plazas de una tacada pese a ir más cargado que muchos de los que le precedían, llevó con seguridad en la parte inicial de carrera, cuando se trataba de ‘empujar’ a tope en cada vuelta y hacer valer su más tardía entrada en boxes para ganar puestos, ‘saltando’ ya hasta la sexta posición tras el primer repostaje, y ganando dos más luego del segundo, gracias a seguir al máximo vuelta tras vuelta hasta el final. En su día, carreras de estas fueron las que hicieron que Frank Williams se fijase en su padre para ficharlo, ahora se puede dar vuelta a la tortilla y este tipo de demostraciones pueden dejar a Sir Frank sin un piloto con potencial de ganador pero que necesita un coche que le permita concretarlo.

Lo peor de un gran premio de Alemania que, sin ser espectacular, fue entretenido es que, a continuación viene el de Hungría, habitual garantía de 'tostón' salvo ese oasis en el desierto que fue la alucinante carrera con agua del 2006 en la que, por cierto, sumó su primer triunfo un tal Jonson Button. La tortuosa pista magiar y el calor que suele hacer sobre ella pueden dar una nueva vuelta de tuerca a este extraño y, tal vez por ello, apasionante mundial de fórmula 1 2009. En el horno que suele ser Hungaroring, los Brawn no debería volver a tener que ziz-zaguear en las rectas para que sus neumáticos cojan temperatura, mientras que tanto ellos como los RedBull gozarán de menos de las ventajas en curva rápida de su cuidad aerodinámica. Por contra la lentitud del trazado debería permitir a los Ferrari y los McLaren sufrir mucho menos de las desventajas del KERS y, a cambio, gozar de sus ventajas en el sprint inicial y en tapar luego todos los huecos. Con el Renault de Alonso (el otro, lo lleve quien lo lleve, no cuenta) como posible outsider junto a los Williams y hasta los Force India, que ya se merecen puntuar, o la novedad del posible debut de Alguersuari como aliciente extra para los españoles,  hay probablemente más expectativas de emoción de las que luego puede deparar la presumible ‘procesión’ sin adelantamientos que cada año depara la pista de las afueras de Budapest. Pero no seamos pesimistas, igual hasta tenemos una carrera interesante aunque no se repita el milagro de la lluvia del 2006.