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Button y Brawn dominaron aun con más claridad en Mónaco de lo que lo habían hecho hasta ahora. Con cinco victorias en seis carreras, Jenson es cada vez más favorito no ya a llevarse el título sino a hacerlo mucho antes de que acabe la temporada. Barrichello completó otro doblete más para el equipo de moda del mundial y los Ferrari confirmaron su mejoría, consiguiendo su mejor resultado del año, con Raikkonen tercero y Massa cuarto.

Como cada año, la llegada de la F1 a Mónaco me produce una mezcla de sensaciones contrapuestas. Se de sobra que el estrecho trazado de las calles del principado monegasco es todo un anacronismo, en él que es imposible adelantar, con lo que lo más probable es que la carrera acabe siendo un 'tostón' ... pero no puedo dejar de sentirme atraido por esas imágenes, no por mil veces vistas menos fascinantes, de los monoplazas pasando a milímetros de los guardarailes que convierten, por unos días, una ciudad de calles estrechas en un circuito de gran premio.

La de Mónaco sigue siendo una carrera tan especial como inimitable, que debiera ser una excepcion y no un ejemplo en el calendario, por mucho que ahora vuelvan a estar 'de moda' los trazados urbanos. Porque sólo su historia y su singularidad la hacen realmente admisible en una fórmula 1 moderna con unas exigencias años luz por delante de lo que puede ofrecer la ciudad-estado de la Costa Azul. Pero, por otra parte, se hace complicado pensar en una F1 sin su anual visita a Monte Carlo, por mucho que luego la carrera acabe siendo aburrida como lo fue la de este año. Al fin y al cabo, también se dan carreras aburridas en otros circuitos mucho más modernos en los que, a cambio, las sensaciones que producen los F1 a quien los ve pasar, se en directo o a través de la 'tele' son infinitamente menores que las que cada año nos deja la carrera monegasca.

Jenson Button por delante de todos, la imagen más repetida del mundial 2009. En Mónaco sumó su quinta victoria

Barrichello superó a Raikkonen en la salida y fue después un muro infranqueable para el finlandéz

La mejoría de los Ferrari se confirmó en el principado, Raikkonen consiguió subir al podio...

Este año, sin la lluvia que torno en impredecible la edición del 2008, el gran premio no tuvo apenas más historia que la constatación del absoluto dominio de los Brawn GP y del estado de gracia en el que está Jenson Button. El británico se hizo con la pole, no falló en la siempre crucial salida, y pilotó con su habitual y suave estilo a lo largo de todo el gran premio a un ritmo fuera del alcance de todos los demás, incluido su compañero de equipo Barrichello, quien, además, sufrió más de la cuenta en el obligatorio 'stint' con las gomas extrablandas.
Y lo que es 'peor', pensando en una posible respuesta de sus rivales que le añada algo de emoción al campeonato, Button y Brawn ganaron dando la sensación de no tener que forzar prácticamente en ningún momento, rodando apenas durante unas vueltas en ese 1.15 que para casi todos los demás se conseguía sólo a base de ir jugándosela en cada curva. Algo que quedaba claro a la vista en el contraste entre lo que se vía tanto desde las cámaras a borde de pista como por la imágenes que ofrecía la 'on board' del Brawn del británico: ni una brusquedad, ni un mal gesto, ni un contravolante de más. Y aunque ya se sabe que Jenson es 'superfino' al volante, si algo demostraba todo esto es que el Brawn GP se agarra como una lapa sin importar si el circuito es rápido o lento, desmontado, de paso, la teoría según la cual la clave de su dominio hasta ahora era el famoso 'doble difusor'. Un elemento importante, sin duda, pero cuya ventaja se debería notar sobre todo en curva rápida, justo lo que no hay en Mónaco. Y es que, aparte del difusor, que todos los demás están ya copiando y usando en mayor o menor medida, el Brawn es mucho más: es un monoplaza completo, que ha acabado por mostrarse más superior en el lento MonteCarlo que en ningún otro de los circuitos visitados hasta ahora, en los que los Red Bull, o hasta en ocasiones los Toyota, habían estado, por momentos, a su altura. Con cinco victorias en seis carreras para su piloto estrella y esa superioridad del pasado domingo, se hace complicado imaginar siquiera que alguien pueda inquietar a Button en la lucha por el título, y la perspectiva de que el campeonato se decida a mitad del verano, como en los mejores tiempos de Schumacher y Ferrari, ya empieza a parecer como el escenario más probable ... para desgracia del interés del certamen y de las aspiraciones de Barrichello que, como entonces, parece destinado a ejercer, quiera o no, de escudero.

...y Massa terminó cuarto

Con Vettel fuera muy pronto, Red Bull se tuvo que conformar con la quinta plaza de Webber

Rosberg acabó sexto con el Williams y volvió a ser el más rápido en los entrenamientos libres

De hecho, Rubens ya hizo 'labor de equipo' en Mónaco, aunque fuese de forma involuntaria. Tras ganarle la partida a Raikkonen en la arrancada, con el de Ferrari pagando la elección de no partir con las gomas extrablandas, las más adecuadas para salir 'catapultado' desde la parrilla, el brasileño fue un auténtico tapón para Kimi hasta el primer cambio de neumáticos, ´rodando mucho más lento al no ser capaz de sacar el mismo partido que Button de las más adherentes pero frágiles ruedas que calzaban ambos. Dudo, de todas formas, que Raikkonen hubiese podido amenazar el triunfo de Button, aun conservando la segunda plaza en los primeros metros, pero al menos le habría dado un poco de incertidumbre a la carrera. Eso si, los Ferrari parece que 'ya están ahí', puede que aun no como alternativa a los Brawn pero si convirtiéndose ya de forma diría que definitiva en uno de los equipos con opciones a estar delante, algo que ya apuntaron en Barcelona y que han confirmado en Mónaco.

En cambio, los que hasta ahora se presentaban como principal amenzana del poderio de los ex-Honda, los RedBull, tuvieron en Mónaco un día de esos para olvidar. Al menos en lo que respecta a Vettel, que calificó 'sólo' cuarto, resultado pobre cuando su muy menor carga de gasolina era una apuesta clara por la pole. Por si ello fuera poco, el alemán vio con desesperación como su Red Bull destrozaba las gomas extrablandas en apenas media docena de giros, lo que significaba organizar un auténtico 'tren' tras suyo. Un tren en el que todos se iban impacientando, con Massa ocupando el 'primer vagón' y acabando por saltarse la chicane en su intento de superar al alemán, lo que le obligaba a 'ceder el paso', dejando libre el lado bueno del siguiente viraje con una cierta candidez, lo que aprovechaba también Rosberg para meter su Williams. El hijo de Keke volvía a ser la estrella de los entrenos libres y no se si por algún instante el jueves llegó incluso a soñar con reeditar la gran victoria de su padre en el 83, también a bordo de un Williams. Pero en carrera, aunque estuvo siempre en posición de puntos, nunca tuvo realmente posibilidades de acabar más arriba del sexto puesto que ocupó al final, por detrás de Webber, con el único Red Bull en meta (Vettel se acabaría saliendo en Saint Devote cuando trataba de remontar), y de Massa, que pese a ese 'desliz' de los primeros giros acabó claramente por delante de Nico y del australiano.

Alonso hizo lo que pudo con el Renault y eso significó acabar séptimo y sumar dos puntos

El último punto en juego fue para el Toro Rosso de Bourdais

Los Force India pasaron a la Q2 y Fisichella estuvo cerca de puntuar, acabando noveno

El séptimo, ganando los dos puestos respecto a su posición de salida que dejaron libres los errores de Vettel y Kovalainen (otro que acabó contra las protecciones completando el mal fin de semana de McLaren que ya había torcido Hamilton con su grave error en la Q1), fue Alonso, resignado a tener que conformarse con las migajas que dejan los de delante. El español y Renault optaron por salir cargados esperando probáblemente que uno de los habituales 'safety car' que siempre aparecen en Mónaco, les pudiese permitir ganar, por estrategia, unas posiciones que por ritmo no estaban a su alcance. Pero, en contra de lo que la estadística podía predecir, la carrera discurrió sin la más mínima interrupción al mostrarse los comisarios de Mónaco tremendamente eficaces a la hora de retirar los pocos coches que acabaron golpeando contra las vallas. Así las cosas, el R29 volvió a mostrar sus límites, que lo sitúan, aún con Alonso dando el máximo, más o menos, a medio segundo por vuelta de los líderes ... y así es imposible por mucho que las vueltas rápidas de Fernando en la parte final, con poco combustible y las extrablandas, atacando en pos de un Rosberg que, como en Australia, degradaba las gomas más adherentes, le sirviesen al español para darle un poco de emoción a los últimos giros ... o al menos permitir a los comentaristas de la tele tratar de mantener la audiencia y evitar el zapping ante una carrera más sin opción alguna de victoria para Alonso ... lo que, nos guste o no a los más 'puristas', sigue siendo la única motivación para que la gran mayoría de nuevos aficionados a la F1 en nuestro país sigan viendo la carrera y no cambien de canal.

La lucha por el último punto era de esas que pasan desapercibidas pero que, para sus protagonistas, tenía tanto o más valor que ganar la carrera. Se trataba de un duelo realmente interesante entre el Toro Rosso de Bourdais y el Force india de Fisichella, los dos 'cargados hasta los topes' para ir a una parada y consiguiendo, aun así, no cometer el más mínimo error para ir progresando a medida que los demás iban fallando o parando en boxes una vez más que ellos. Al final, el francés resistía el largo acoso del italiano y sumaba un punto que le viene muy bien para revindicarse tras el gran arranque de campaña de su novato compañero, Buemi, que esta vez daba la de arena, llevándose por delante a un 'inocente' Piquet, que veía así arruinada su carrera cuando no estaba mal situado para haber sumado al final ese último punto que se llevó Bourdais. Y aunque no puntuaba, el noveno puesto de Fisichella y las buenas prestaciones de los dos Force India en calificación, entrando por primera vez en la Q2, eran todo un signo de notable progreso por parte del equipo propiedad de Vijay Mallya.

Fin de semana a olvidar en McLaren, Hamilton se salió en calificación y Kovalainen en carrera

Tras su buen arranque de temporada, en Mónaco los Toyota desaparecieron de las primeras plazas

Los BMW van de mal en peor y en las calles de Monte Carlo nunca salieron del centro del grupo

Del resto poco o nada hay que decir. Los Toyota, tan competitivos hasta ahora, simplemente 'no existieron' en Mónaco, mostrando, ellos si, tal vez demasiada dependencia del agarre aerodinámico que produce el doble difusor, pero no teniendo, como los Brawn, el suficiente buen comportamiento a nivel de suspensiones para que el chasis trabajase bien en el tortuoso y bacheado trazado monegasco. Y si los coches japoneses pasaron desapercibidos, tanto o más fue el caso de los BMW, definitivamente metidos en un auténtico 'pozo' del que ni Kubica ni Heidfeld encuentran forma alguna de salir.

Tras lo visto en Mónaco, sólo queda esperar que la temporada se anime, si no en lo que se refiere al título, que parece ya estar medio asginado, si al menos en lo que respecta a las luchas por las victorias parciales. Dentro de quince días, en el circuito de Estambul, una pista que más opuesta no puede ser a la de Monte Carlo, ya casi nadie espera que se pueda plantar cara a los Brawn ... pero realmente queda muchísima temporada y rendirse tan pronto no es algo que vayan a hacer aun sus rivales. Aunque no lo parezca, estoy convencido de que todavía nos podemos divertir mucho en los más de dos tercios de campeonato que aun restan.