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21|10|07 G.P.BRASIL | FORMULA 1 | 17ªPRUEBA
El mundial de fórmula 1 más extraño y complicado de los últimos años no podìa tener un desenlace más apropiado por lo sorprendente: el título se lo llevaban Raikkonen y Ferrari tras otro error mayúsculo de Hamilton en una carrera en la que los Ferrari estaban dos pasos por delante del resto, haciendo inútil cualquier intento de Alonso por sacar partido del fallo de su compañero de equipo para hacerse con el campeonato.
CRONICA

Tras la tormenta del Fuji apostar en contra de Hamilton como campeón del mundo de fórmula 2007 parecía cosa de locos, tras su increible fiasco de Shangai, en cambio, pensar en un desenlace diferente en Brasil ya no quedaba descartado. En una carrera siempre puede pasar cualquier cosa y el anterior precedente histórico de tres pilotos jugándose el título en el gran premio final del año enseñaba eso precisamente. Entonces, paradojas del destino, también eran dos compañeros de equipo enfrentados entre si dentro y fuera de la pista (Mansell y Piquet) los que lideraban el campeonato y llegaban al sprint final con más opciones, pero era el 'tercero en discordia' (Prost) el que 'les robaba la cartera' en el último momento tras un gran premio de Australia del 86 lleno de golpes de efecto y en el que la imagen del reventón a toda velocidad del Williams de Mansell en plena recta dio la vuelta al mundo.
Y ahora, ventiun años después, la historia, tozuda, acababa de algún modo por repetirse, aunque esta vez el fatal destino del líder del campeonato y máximo favorito, (por cierto ¡también británico!) se lo labraba el mismo a base de reincidir de forma absurda en el mismo pecado que le llevó a dejar escapar el primer match-ball quince días antes en China: la soberbia de no conformarse 'sólo' con ganar el campeonato.

Sexta victoria de Raikkonen y título mundial realmente merecido para el finlandés

Massa 'hizo lo que tenía que hacer' en un dia de gran superioridad Ferrari

Alonso acabó tercero, lo máximo a lo que se podía aspirar con un McLaren en Interlagos

ENTRENAMIENTOS

En una temporada en la que se ha hablado más de las polémicas fuera de la pista que de lo ocurrido en ella, la carrera final del año no podía ser menos. Ya los libres del viernes, disputados con lluvia, dejaban su buena ración de morbo cuando tres coches, entre ellos el McLaren de Hamilton, usaban un tren de ruedas de más por error. En el caso del británico, que era lógicamente, el que centraba la atención, estaba claro que se trataba de un descuido sin mayor trascendencia a efecto de sacar ventaja alguna, ya que no hacía ni una vuelta completa con uno de los 'sets' de neumáticos antes de corregir el fallo ... pero con el reglamento en la mano la acción era sancionable y quien más quien menos ya estaba viendo ahí una primera posibilidad de que el destino del campeonato cambiase. Aunque al final todo quedaba en una multa para los equipos 'culpables' la primera ración de polémica ya estaba servida.

La segunda volvería tener a Hamilton (¡que últimamente está en todas!) como foco principal. En los frenéticos últimos segundos de la Q3, y cuando Massa iba camino de completar la vuelta que le daría la pole, Raikkonen iniciaba la suya en busca de batir a su compañero ... pero se encontraba al McLaren del británico saliendo de boxes y ocupando un poco más de pista de la estrictamente necesaria. Kimi, lógicamente, no levantó el pie pero la ligera correción de trayectoria le hizo pasar sus apuros sobre el bordillo exterior del siguiente viraje, costándole probáblemente el tiempo suficiente como para no completar una primera fila totalmente 'roja', ya que Hamilton, en su giro lanzado posterior, le batía por poco. Los comisarios que otras veces hilan tan fino (demasiado para mi gusto) esta vez no 'apuraron' tanto y no llegó, por segunda vez en dos días, esa sanción que desde muchos sectores se pedía a gritos como, tal vez, única forma de que Alonso tuviese alguna posibilidad de hacerse con el título.
Y es que Fernando sufría más de la cuenta para seguir el ritmo no sólo de los Ferrari sino también de su compañero, en lo que unos atribuían a poco menos que 'sabotaje' por parte de su equipo y otros a la diferencia entre su motor 'de segunda carrera' y los propulsores preparados para resistir sólo una de sus tres rivales. Aunque este año, con el límite de revoluciones y la 'congelación' en el desarrollo de los motores, no se pudiese construir un 'supermotor' para el gran premio final, como aquel del que el propio Alonso disfrutó hace dos años en China para arrasar a los Ferrari y asegurar el título de marcas para Renault, si que daba la sensación de que, aunque fuese sólo 'afinando' la electrónica, había sido posible sacar un rendimiento extra para las plantas motrices de sus competidores, con lo que las posibilidades de que Fernando conseguiese 'el milagro' se iban diluyendo ya desde esa cuarta plaza que volvía a ocupar en la parrilla de salida.

Carrerón de Rosberg, rápido e incisivo para batir a los BMW y acabar cuarto con el Williams

Kubica acabó quinto en medio de una cerrada lucha con Rosber y Heidfeld

La agresividad de Rosberg le costó a Heidfeld bajar del cuarto al sexto

CARRERA

Las primeras curvas de Interlagos son lugar perfecto para producir emociones fuertes. La sucesión inicial de izquierda-derecha en bajada de la S de Senna, junto con la siguiente derecha rápida que desemboca en la larga recta 'oposta' y acaba en la complicada 'Descida do Lago' suelen dar lugar, cada año, a numerosos momentos de esos en los que se decide buena parte de la carrera. Este año esos escasos dos kilómetros iban a decidir ni más ni menos que el Campeonato.

En la arrancada, los Ferrari comenzaban a fraguar su doblete con una salida perfectamente coreografiada. Massa partía desde la pole lo suficientemente deprisa como para que Hamilton, tras él en la fila de la izquierda, no tuviese opción de pasarle, pero lo suficientemente despacio como para que el inglés no pudiese ganar toda la velocidad necesaria como para evitar que Raikkonen le rebasara por el exterior antes de llegar a final de recta. El 'perezoso' sistema de salida de los McLaren volvía a quedar en evidencia, y mientras Hamilton se veía 'encerrado' tras un muro rojo, Alonso era superado por el Red Bull de Webber en los primeros metros. Peor no podía empezar el gran premio para Fernando, pero el español sabía que era 'ahora o nunca' y que sus posibilidades pasaban por meter la máxima presión posible a Hamilton. Cuando este debía frenar aun más su ritmo al cruzarse de forma espectacular delante suyo el Ferrari de Raikkonen en plena parte inicial de la S, Alonso veía la oportunidad y no la desaprovechaba: se 'tiraba' por el interior, le ganaba la posición a Lewis en la Curva do Sol y entraba en la siguiente recta tercero tras los ya inalcanzables Ferrari. Y ahí, en esos breves segundos, se iba a decidir el campeonato. Por la mente de Hamilton no pasaba en ese momento el pensamiento racional de 'tranquilo, con quedarme aquí, cuarto tras Fernando, soy campeón'. El inglés no quería ceder, quería superar a su compañero-rival y caía en la trampa que le había tendido el español. Haciendo completo uso de la regla del 'one move', Fernando se iba primero hacia el interior para tapar el hueco en la Descida do Sol y luego se abría hacia el exterior para tomar el rápido viraje por el único sitio por el que se puede. Lewis le seguía como su sombra, enrabietado y sin pensar en nada más que en superarle ... ¡y se quedaba sin espacio para entrar en la curva! La salida de pista era inevitable y, mientras el McLaren número 2 retornaba rodando a la máxima velocidad que podía por la escapatoria, otros cuatro monoplazas habían pasado ya por lo que Hamilton era octavo ...¡y Alonso virtual campeón!

De todas formas, las posibilidades del asturiano eran más virtuales que reales. Los Ferrari se escapaban a un ritmo de casi segundo por vuelta, con Massa delante y Raikkonen detrás, pero todos sabíamos que, de seguir así la situación de carrera, el brasileño se iba a 'sacrificar' y dar paso al finlandés por mucho que, en teoría, las órdenes de equipo estén prohibidas. Pero una cosa es que Barrichello se pare en la última vuelta para dejar ganar a Schumacher cuando quedan dos tercios de mundial por disputar y otra que, con el título en juego en el último gran premio y sólo uno de los dos pilotos con opciones, el que no tiene posibilidades haga la lógica labor de equipo. Aquello de Austria 2002 fue poco menos que un insulto al deporte, no hacerlo ahora, en cambio, sería toda una ofensa a la inteligencia.

Hamilton tiró el campeonato con su absurdo error de la primera vuelta

Trulli cerró una temporada discreta con un punto para Toyota

La suerte del campeonato se jugó en los primeros metros con los Ferrari controlando el grupo

Para que el 'sacrificio' de Massa fuese necesario, Hamilton debía de acabar más allá de la quinta plaza. Y pese a su absurdo desliz de la primera vuelta, Lewis era octavo y, en seguida, pasaba a ser sexto tras adelantar a Trulli y aprovechar un 'exceso' de Heidfeld a final de recta. Era cuestión de tiempo que se situase a salvo de cualquier maniobra de Ferrari en una quinta plaza más que suficiente para darle el campeonato. Pero en nada de esto debía de estar pensando Lewis, que seguía atacando como un poseso y se había salvado de un buen susto cuando salió totalmente de lado por el exterior en su intento de pasar al BMW del alemán como si estuviese ya en la última vuelta y de ello dependiesen sus opciones al título. Así que, poco después, tal vez como castigo a su poca cabeza desde Shangai y fuese por suciedad que entro en su monoplaza en ese momento, por que Lewis, innecesariamente nervioso y presionado, tocase 'el botón que no debía' o por que los 'gremlins' de la electrónica decidieron gastarle una broma macabra, el caso es que, de repente, el McLaren del británico perdió velocidad hasta casi pararse por cerca de medio minuto mientras todo el pelotón le iba superando. Cuando, de forma tan extraña como se había casi detenido, el monoplaza plateado recuperaba velocidad, Hamilton había pasado al puesto 18 y lo que parecía fácil, acabar quinto, se convertía en poco menos que una misión imposible.

A partir de ese momento, la carrera se convertiría en una tan espectacular como desesperada e inutil remontada del británico. Cambiando su estrategia inicial de dos a tres paradas, Lewis aprovechaba un segundo 'stint' ultracorto con las gomas superblandas y muy poca gasolina para recuperar varias posiciones. Pero, pese a la ligereza de su coche en esas vueltas que le permitía aprovechar al máximo la adherencia de las gomas, y en contra de lo que opinaban los que insistían en que su McLaren-Mercedes era muy superior al de Fernando, los cronos por vuelta no eran tan estratosféricos, apenas unas décimas mejores que los de un Alonso más cargado de gasolina, con motor de 'segunda carrra' y en estrategia a dos paradas. Simplemente, los McLaren-Mercedes no estaban, ni mucho menos, en el nivel de los Ferrari y el ritmo de remontada de Hamilton era insuficiente para llevarle hasta la salvadora quinta plaza.

Por delante, los Ferrari habían mantenido las posiciones tras el primer repostaje, realizado con sólo una vuelta de diferencia entre ambos. Alonso seguía siendo 'campeón virtual' pero era cuestión de tiempo que dejase de serlo. En la vuelta 44 Massa 'se pasaba ligeramente' de frenada y su ventaja sobre Raikkonen descendía de cerca de cuatro segundos a algo menos de dos. La primera parte de la 'maniobra' estaba hecha (con notable sutileza pensamos los más cínicos). Poco después, Felipe hacía su segunda parada mientras Kimi seguía en pista tres giros más y cuando le tocaba el turno de pasar por boxes, su repostaje lógicamente más corto y el tiempo ganado en esas tres vueltas extras era más que suficiente como para devolverle a pista justo delante de su compañero de equipo. Raikkonen pasaba a liderar la carrera y el mundial y sólo algún extraño golpe de efecto en las vueltas que quedaban iba a poder variar la situación.
Un golpe de efecto que, por increible que pudiese parecer, estaba a punto de producirse. Hamilton había seguido empujando al límite, inasequible al desaliento y realizando proezas como pasar tres coches en una sola vuelta (el Toyota de Ralph, y los SuperAguri de Davidson y Sato) o adelantamientos 'imposibles' como el que le hacía a Barrichello a final de recta. Pero, aun tras situarse séptimo luego del último repostaje de Trulli, la distancia que le separaba del aguerrido grupo formado por el Williams de Rosberg y los BMW de Kubica y Heidfeld era, simplemente, imposible de enjugar a su ritmo de 'treces' escasamente más rápido que el de todos ellos. Y, sin embargo, la suerte estaba a punto de ponerse del lado del inglés cuando Rosberg efectuaba un superoptimista intento de superar a Heidfeld que acababa con los dos en la escapatoria y que no terminaba con ambos fuera de carrera, y regalando la quinta plaza y el mundial a Hamilton, sólo porque el alemán de BMW veía venir al Williams de Nico completamente descontrolado y alargaba la trayectoria para evitar el impacto. El que si sacaba provecho, al menos temporalmente, era Kubica, que los superaba a ambos, aunque luego no podría mantener la cuarta plaza ante un Nico Rosberg realmente desencadenado y culminando con su mejor resultado desde que debutó en F1 una temporada que le ha servido para hacer callar a los que le consideraban poco más que un 'hijo de papá' sin méritos para pilotar en la máxima categoría del automovilismo.

Tras este último momento de masiva descarga de adrenalina para todos, el resto de vueltas ya no ofrecieron más que la tensa espera hasta la caída de la bandera a cuadros. Kimi Raikkonen y Felipe Massa cruzaban la meta con una abrumadora ventaja sobre Alonso, tercero, mientras que Hamilton entraba séptimo, con vuelta y campeonato perdido. El título se lo llevaba, al final, quien más carreras ha ganado, Raikkonen, vencedor en seis grandes premios por cuatro de cada uno de los los dos compañeros-enemigos de McLaren. Y, sin embargo, por muy merecido que sea el título obtenido por Kimi y Ferrari (que lo es, sobre todo por su fantástica segunda mitad de temporada), la sensación de que McLaren y, sobre todo, Hamilton, habían perdido un campeonato que era suyo prevalecía sobre cualquier otra consideración. El inglés no supo rematar la faena tras haber hecho lo más difícil. De que aprenda la lección dependerá que vuelva a tener una ocasión así y no la desaproveche. Desde luego, Alonso en su lugar no hubiese fallado, como ya demostró los dos años en que se llevó el título aguantándose muchas veces las ganas de pelear pero pensando siempre en sumar puntos y ganar el campeonato. Lo malo es que, esta vez, las opciones de Fernando se fueron diluyendo entre errores propios, polémicas y decisiones discutibles de federación y equipo y, en Brasil, sólo le quedaba esperar un segundo milagro, tras el de China, que sólo llegó en parte.

Ahora queda esperar que la FIA no de otra vuelta de tuerca y descalifique con efectos para la clasificación de pilotos a los dos BMW y al Williams de Rosberg, pilados 'in fraganti' con gasolina refrigerada ilegalmente en las verificaciones post-carrera. De hacerlo así, Hamilton sería campeón aunque ni el mismo quiera ganar de ese modo el campeonato. Desde luego que sería el peor final para una temporada que ha tenido demasiadas polémicas extradeportivas como para permitirnos disfrutar plenamente de toda su intensidad a los que, por encima de todo, amamos la fórmula 1. ¡Esperamos que el 2008 sea mejor!