A principio de temporada mi claro favorito para el título (¡y el de muchos más!) era Kimi Raikkonen, como bien se puede comprobar leyendo anteriores comentarios aparecidos en esta sección. Y, sin embargo, que al final de año el finés y Ferrari hayan conseguido el campeonato es una de las mayores sorpresas de la historia de la fórmula 1. Puede resultar paradójico pero es pura y simplemente así. porque tras Japón, a falta de dos pruebas y con sólo 20 puntos en juego, Kimi esta a 17 de Hamilton y sus posibilidades eran eso que se suele decir de 'simplemente matemáticas'. Todo parecía más que resuelto, Hamilton lo tenía en el bolsillo, y sólo debía hacer lo que parecía más fácil comparado con todo lo logrado hasta entonces, 'rematar la faena' con una par de 'pases' y sin necesidad de 'arrimarse' más de la cuenta. Pero, siguiendo con el símil taurino, al británico le podían las ganas no ya de cortar las dos orejas y el rabo sino de salir, además, a hombros por la puerta grande. Y buscando un triunfo innecesario en China y un no menos innecesario adelantamiento a Alonso en Brasil, Lewis tiraba por la ventana, en dos momentos de absoluta falta de lucidez todo lo bueno hecho hasta entonces en una temporada impecable en la pista y tremendamente polémica fuera de ella. Su 'lucha de poder' con Alonso en el seno de McLaren acababa por desquiciar al campeón, envenenar el ambiente en la escudería anglo-británica, llenar el campeonato de absurdas polémicas y desembocar en un desenlace que parecía imposible tras su demostración bajo el diluvio del Monte Fuji. Hamilton erraba en Brasil, Alonso no estaba en condiciones de plantar cara a unos Ferrari de nuevo superiores a todos con holgura, y el título se lo acababa llevando el piloto que más victorias sumaba a lo largo del año, Kimi Raikkonen. Realmente, con los frios números en la mano, Kimi no deja de ser quien más ha merecido el título en el campeonato más extraño que uno recuerda, pero no por ello de deja de sorprender su triunfo final. ¡Que temporada más increible!