En la fórmula 1 todo cambia muy deprisa, eso ya lo sabemos, pero los vaívenes que el destino del campeonato sufrió durante el fin de semana del gran premio de Japón fueron de los que nadie se espera. El viernes la jornada de entrenos libres, disputada bajo la lluvia, ponía todos los pronósticos del lado de Alonso, Renault y Michelin. La sentencia era clara, como siga lloviendo Schumacher, Ferrari y Bridgestone no tienen nada que hacer. El sábado, sin embargo, no había ni rastro de las nubes que habían descargado sobre Suzuka la víspera, y sobre suelo seco y con temperaturas altas el fiel de la balanza se inclinaba exactamente hacia el lado contrario que el día anterior: los Bridgestone eran muy superiores a una vuelta y, calzados con ellos, no sólo los Ferrari copaban la primera línea (¡aunque fuese, sorprendentemente, con Massa por delante de Schumacher!), sino que los Toyota se 'colaban' en la fiesta, situándose Ralph Schumacher y Jarno Trulli por delante del primer monoplaza calzado por Michelin, que no podía ser otro que el Renault de Alonso.

Lo peor para Fernando no era, sin embargo, salir quinto con su rival para el título partiendo desde la primera fila. Lo malo, lo tremendamente preocupante, era la superioridad mostrada por las gomas japonesas del Ferrari, que rendían de forma espectacular a una vuelta y que amenazaban con no dar ninguna opción a sus rivales de Michelin, comprometiendo seriamente las posibilidades de Fernando para, siquiera, poder defenderse y acabar lo más cerca posible de los Ferrari. Quien más quien menos, incluso el propio Fernando (al menos en sus declaraciones a la prensa) se conformaban casi con una tercera plaza, tras Schumacher y Massa, como un mal menor que, al menos, mantendría al todavía campeón con opciones de defender su título en Brasil quince días despues. Pensar en conseguir algo más, tal y como estaban las cosas, parecía casi creer en milagros.

Alonso exhultante, el título ya es casi suyo (foto Renault Media)	Tremenda decepción para Schumacher que tuvo que volver a su box antes de tiempo (foto Ferrari Media)	Los Ferrari dominaron en entrenos y Schumacher era líder hasta que su motor se rompió... (foto Ferrari Media)

Alonso se libra pronto de los Toyota

La carrera para Alonso se presentaba con varias lecturas claras. La primera era librarse de los Toyota cuanto antes. Los monoplazas japoneses no iban a ser tan rápidos en carrera como en entrenos, eso nadie lo dudaba, pero podían comprometer todas las opciones del español de seguir de cerca a los Ferrari si este no los superaba cuanto antes. Dicho y hecho, mientras Massa y Schumacher arrancaban en formación y de manera impecable desde la primera fila, Fernando se tiraba por el interior de la primera curva buscando el hueco que Trulli no le había dejado en la recta inicial. El Renault número 1 entraba ya en las temibles "eses" de Suzuka por delante del Toyota del italiano y, de inmediato, se iba a por el otro obstáculo entre él y su verdadero objetivo, los Ferrari.

Ralph aguantaba unas pocas vueltas, en las que Fernando incluso cometía un pequeño error, saliéndose ligeramente en "Spoon", pero ese iba a ser su único fallo y, además, no tenía ninguna consecuencia. Al segundo intento Alonso cogía la aspiración del Toyota y le superaba con absoluta limpieza por el interior antes de llegar a la primera curva. Fernando ya estaba donde quería estar, tercero tras los Ferrari, y la mejor noticia para sus intereses es que los monoplazas de Maranello no se estaban escapando al ritmo que sus cronos de entrenos hacían presagiar ¡ni mucho menos! Había carrera, quedaban todavía muchas vueltas y en Renault las caras empezaban a cambiar, ¡podía haber milagro!

Los Ferrari no se escapan

Mientras Fernando daba cuenta de los dos Toyota, en Ferrari, con la lección bien aprendida tras "lo de Turquía" la situación estaba ya controlada: Schumacher superaba sin problemas a Massa al final del primer giro y se ponía en cabeza, con su compañero detrás y dispuesto a ejercer de escudero. Pero los primeros síntomas de que el dominio "rojo" no iba a ser tan aplastante como se esperaba empezaban a llegar. Los tiempos por vuelta de los Ferrari eran apenas mejores que los del Renault número 1 y la diferencia acumulada por Schumacher nunca iba más allá de los cinco-seis segundos ¡Había gran premio!

Que, además, los "dioses de las carreras" estaban de nuevo con Alonso tras varios grandes premios dándole la espalda se empezaba a ver ya poco antes del primer repostaje. El Ferrari de Massa sufría un pinchazo y el brasileño se veía obligado a adelantar su entrada en boxes, perdiendo, de paso, la segunda posición ante Alonso cuando este realizaba también su pit stop y salía ya por delante del Ferrari número 2. El escudero no había tenido opción de ejercer su labor y ya estaba por detrás. A partir de ese momento la lucha era ya entre los dos primeros espadas y sin interferencias entre ellos. O, al menos, sin más interferencias que las propias de ir encontrarse doblados mientras ambos machacaban el cronómetro con esa imperturbable insistencia, vuelta tras vuelta más rápidos, que sólo Alonso y Scumacher parecen, ahora mismo, capaces de conseguir.

...dejando a Massa sólo entre los Renault que también se escapa en el mundial de constructores (foto Renault Media)	Button de nuevo cuarto con el Honda (foto Honda F1)	Raikkonen acabó quinto pero los McLaren volvieron a decepcionar (foto McLaren Media)

Un duelo al límite

Las vueltas que separaban el primer y segundo repostaje eran un duelo absolutamente al límite entre los dos aspirantes al título. Schumacher, siempre en cabeza, no dejaba que su ventaja bajase nunca de los tres segundos. Alonso, siempre detrás, no consentía que el hueco fuese jamás más allá de los cinco. En ese margen se movía la diferencia entre uno y otro, con fluctuaciones la mayoría de las veces debidas a ese casi incontrolable azar que rige estas situaciones, cuando una décima se gana o se pierde simplemente en función de en que parte del circuito te encuentres al piloto a doblar y cuanto tarde este en quitarse del medio. Algo que todos procuraban hacer de inmediato, conscientes de que aquella no era su guerra y de que nadie debía interferir en el "combate de los jefes".

Desde luego, la carrera era muy diferente a como los entrenamientos nos la habían pintado. Schumacher no se podía escapar y Alonso le seguía y, yo diría más, ¡le amenazaba!

Un segundo atisbo de que no todo salía como Ferrari esperaba lo teníamos en la segunda parada de ambos contendientes. Tras alargar más su primer repostaje y haber estado más tiempo llenando el depósito, Schumacher volvía a su box apenas una vuelta después de que Fernando lo hiciese por última vez ¿Gomas más desgastadas de la cuenta en el Ferrari para resistir el alto ritmo de carrera? ¿Temor a que el Renault, con ruedas nuevas, pudiese ser más rápido que el Ferrari en esos giros de más que Schumacher debía completar todavía? El caso es que no tuvimos ni tiempo ni datos para saberlo, porque segundos después se producía el hecho que marcaba el gran premio y, probáblemente, el campeonato del mundo de fórmula 1 2006.

Los Toyota 'resucitaron' en Suzuka, Trulli fue cuarto en entrenos y sexto en carrera... (foto Toyota F1)	....y Ralph tercero en claificación y séptimo en la meta (foto Toyota F1)	Los BMW de Heidfeld y Kubica lucharon duro para conseguir el último punto en juego (foto BMW press)

¡Schumacher rompe!

No hubo apenas tiempo a darse cuenta de que algo pasaba. De repente, de la parte trasera del Ferrari de Schumacher empezó a salir una tenue humareda que, casi de inmediato, se convirtió en toda una "fumata blanca"...¡el motor del Ferrari se había roto! Alonso, apenas esos tres segundos por detrás, casi ni se lo creía cuando pasaba al lado del coche de su rival herido de muerte. El destino del mundial cambiaba de forma radical y lo que podía haber sido una victoria de Schumacher que le hubiese permitido llegar a Brasil como líder y pensando sólo en ser segundo para ser campeón, se convertía en un triunfo para Alonso que le dejaba ¡a un sólo punto del título!

¡Alonso gana!

Mientras Schumacher volvía a su box y se dedicaba a consolar a unos mecánicos de Ferrari que parecían todavía más afectados que él mismo por lo ocurrido, Alonso tenía ante si quince vueltas de esas que se convierten en interminables pensando en que algo pudiese fallar. Pero nada fallaba, Fernando cruzaba la meta loco de contento y se llevaba una victoria de las que se marcan a fuego en la trayectoria de un piloto, un triunfo poco menos que imposible unas horas antes y que llegaba tras una carrera en la que dio el máximo desde el primer momento. Si el objetivo el sábado era ser tercero, Fernando fue a por él del mejor modo posible, aplicando aquello de "la mejor defense es un buen ataque" y metiendo toda la presión en busca de ese siempre improbable fallo humano o mecánico del rival. Un fallo que se produjo finalmente ¡tras más de seis años sin que un motor se le rompiese a Schumacher en carrera! Pero las rachas de fiablidad, por largas que sean, se acaban terminando y para el alemán esta en concreto concluía en el peor momento posible.

Sólo falta un punto

El campeonato está ahora en manos de Fernando y sólo una debacle se lo puede arrebatar. Con acabar octavo en Brasil, aunque gane Schumacher, Alonso se proclamará, por segundo año consecutivo, Campeón del Mundo de Fórmula 1. Dicho así parece fácil y, con los números y las estadísticas en la mano sin duda lo es. Pero también parecía cantada la victoria de Schumacher en Suzuka y se desvaneció en una nube de humo. Así que en Brasil Alonso deberá salir a la carrera como siempre lo hace, con esa combinación de determinación y sangre fría, esa mezcla entre lo mejor del Senna más mágico y del Prost más estratega, que le permiten ganar carreras "perdidas" como la de Suzuka. Y si lo hace así ¡el segundo título mundial no se le puede escapar!