Cuando escribo estas crónicas, muchas veces trato de resaltar la épica de la fórmula 1, intentando tal vez contagiar a quien las lee el entusiasmo que este deporte me produce desde que era un 'crio'. Y es algo que muchas veces no resulta fácil en esta fórmula 1 tan tecnificada de hoy día y tan diferente de la que me 'atrapó' para siempre hace más años de los que me gustaría confesar. Uno acaba, casi siempre, buscando emoción y espectáculo donde resulta difícil encontrarlo, hablando de inteligentes tácticas, de arriesgadas elecciones de neumáticos o de ingeniosos sistemas para hacer más competitivo tal o cual coche.
Y entonces caen cuatro gotas como ayer, la pista se moja ...¡y ya no hace falta añadir más! Porque realmente lo que nos gusta es lo que vimos ayer en Hungría, pilotos desafiando las leyes de la física y de la razón, máquinas al límite de la adherencia que ni siquiera los mejores neumáticos y los más sofisticados sistemas electrónicos pueden garantizar y, como consecuencia de todo ello, lucha, pasión, emoción, ADELANTAMIENTOS, así con mayúsculas ... y entonces es cuando te das cuenta de que todo lo demás nos interesa mucho menos y que, sí, seguro que en lo de ayer hay muchas razones técnicas y tácticas para explicar todo lo que pudimos ver pero, ¿que queréis que os diga? ¿realmente le importan hoy a alguien?
Por eso ahora me siento a escribir estas líneas todavía con la sonrisa de oreja a oreja que me dejaron esas 70 vueltas al, hasta ayer, aburrido trazado de Hungaroring, tras dos días repitiendo una y otra vez a todo el que lo quiera oír: "¿Ves? ¡Por eso me gusta tanto la fórmula1!"

Inesperado desenlace para un GP lleno de sorpresas, ¡Button pasa primero por meta! (foto HondaF1)	La lluvia acabó con todas las tácticas y estrategias previas... (foto McLaren Media)	...y permitió a Alonso formar una primera vuelta memorable (foto Renault Media)

¡El carnet por puntos llega a la fórmula 1!

Y eso que el fin de semana empezó del peor modo, con la desproporcionada reacción de Alonso ante la falta de cooperación por parte de Doornboss para dejarle pasar al final de los entrenos libres, y que le supondría al asturiano una inesperada sanción de dos segundos en cada uno de sus mejores cronos de la calificación.
Una sanción que nos parecía tan justa, en el sentido de no dejar impunes maniobras como las que hizo Fernando, como sorprendente, ya que hasta ahora nunca este tipo de incidentes habían tenido repercusión en el desarrollo puramente deportivo de la competición.
Y claro, no faltaban ya las voces que se alzaban de inmediato hablando de presuntas conspiraciones anti-Renault, anti-Alonso o pro-Ferrari ... voces que se acallaban prácticamente solas cuando, al día siguiente, era el otro aspirante al título, Michael Schumacher, el que cometía la tan flagrante como peligrosa maniobra de superar a dos coches bajo régimen de bandera roja. ¿Resultado? ¡Otros dos segundos de sanción para el alemán! y situación tan atípica como interesante en vistas al gran premio, porque por mucho que uno y otro rodasen al límite en la calificación, meterse entre los diez primeros era, casi, casi, una quimera y ello garantizaba ya la emoción de ver a ambos partiendo de mitad de parrilla y con la obligación de abrirse paso en el medio del pelotón.

Massa no aprovecha la oportunidad

Con Schumacher y Alonso no pasando 'el corte' a la Q3 (¡el alemán casi lo consigue con los dos segundos de sanción incluidos!), la última parte de la calificación se presentaba como la gran ocasión para Felipe Massa de inscribir por primera vez su nombre en una de los apartados de las estadísticas históricas de la F1. Ayudado por unos Bridgestone tan adherentes como extrablandos (¿quizás demasiado?), el joven brasileño trataba de cumplir con su inesperado papel de favorito a hacerse con la pole position ...¡y fracasaba en el intento! Un par de frenadas un poco demasiado al límite en la delicada curva en bajada de final de recta y una vuelta perfecta de Raikkonen situaban al finlandés de McLaren en la primera plaza de parrilla por segunda carrera consecutiva.

La gran incógnita que dejaban los entrenos era el rendimiento de las gomas de unos y otros. Los Bridgestone eran, indudablemente, más 'perfomantes' pero daban muestras de fragilidad y de no aguantar tandas largas. Los Michelin, por contra, parecían algo menos rápidos pero bastante más consistentes y, al igual que en Alemania una semana antes, su mejor resultado lo alcanzaban montados en los McLaren y en los Honda, mientras que los Renault, de nuevo sin el ya famoso "mass damper" estaban otra vez un pasito por detrás, aunque parecían más cerca de la cabeza ... ¡sobre todo en manos de Alonso claro!

El principio del fin para Fernando, pocos metros después algo fallaba en el R26 y le dejaba fuera (foto Renault Media)	Schumacher sufrió al principio, se recuperó a mitad de carrera pero se equivocó al final (foto Ferrari Media)	Carrerón de Pedro De la Rosa recompensando por fin con un podio tan soñado como merecido (foto McLaren Media)

¡Y vinieron las lluvias!

Los entrenos habían configurado una parrilla de salida de esas que ya son garantía de espectáculo, con los dos máximos favoritos fuera de su 'lugar natural'. Pero todavía quedaba un factor extra que iba a cambiar toda la fisonomía de la carrera: la lluvia. Mientras los ingenieros y meteorólogos de los equipos hacían mil y un cábalas sobre que gomas montar y si acabaría por parar de llover o no, los que esperábamos cómodamente sentados ante el televisor nos frotábamos los manos pensando "¡hoy nos vamos a divertir!".

Y es que si hay algo que añada emoción a una carrera de fórmula 1 es el agua sobre la pista. Por mucho que hoy día los cuasi milagrosos controles electrónicos de tracción hayan quitado gran parte del desafió que supone llevar 'derecho' un monoplaza sobre suelo mojado, cuando el piso está húmedo las 'manos' del piloto siguen pudiendo marcar la diferencia.
Así que cuando se apagaron las luces rojas del semáforo de salida nos olvidamos por una vez de tomar notas, elucubrar sobre cuando este o aquel va a parar en boxes o calcular ritmos de unos y otros. Aquello era pura y simplemente una carrera "al viejo estilo", de las de ganarse el sitio en la pista a base de habilidad para buscar la mejor trazada, vista para encontrar el hueco por donde meterse ¡y valor para aprovecharlo!
Y en todo eso el que más destacaba ya desde los primeros metros era el Renault nº1 de Fernando Alonso. Ligeramente bloqueado en la salida por el RedBull de Coulthard, Fernando llegaba a final de recta más o menos en la posición en que había salido, pero en unos pocos virajes comenzaba el espectáculo. Todavía no se muy bien como ni por donde, pero en el espacio que va de la segunda curva a la chicane de la parte final, Alonso había dado cuenta de la mitad de los coches que le precedían ¡y ya estaba tras el Ferrari de Felipe Massa que rodaba sexto!
Fernando se 'inventaba' una nueva trazada para el penúltimo viraje, ganaba el interior del curvón de entrada a meta, pasaba con sus neumáticos del lado izquierdo a milímetros de los derechos del brasileño, que le dejaba el mínimo espacio posible ...¡y ya estaba sexto y con Schumacher a tiro en sólo una vuelta!

Fisichella, quinto en ese momento, se quitaba de en medio con discrección y el gran duelo estaba servido. Un duelo que Schumacher, calzado con unas Bridgestone intermedias que no se mostraban a la altura de sus equivalentes de Michelin, tenía perdido de antemano. El alemán resistía un par de vueltas con su orgullo y su experiencia como únicas armas pero eso no era bastante, Alonso le acababa pasando con autoridad por el exterior y se iba de forma irremisible a por el grupo de cabeza, la tendencia del mundial cambiaba de manos y el azul volvía a predominar sobre el rojo tras tres carreras dominadas por Ferrari.

Sale el pace car ...¡y vuelta a empezar!

Por delante, los McLaren habían tomado ventaja, con Kimi marchándose desde la pole y Pedro dando cuenta de un Barrichello que había hecho la apuesta perdedora de tomar la salida con los neumáticos para lluvia torrencial. El brasileño se iba para atrás al verse obligado a montar las 'intermedias' en la vuelta 5, pero su relevo en el grupo de cabeza lo tomaba un Jenson Button que tampoco le había ido a la zaga a Alonso en cuanto a remontar desde media parrilla. Lo que pasaba es que, con toda nuestra atención puesta en las proezas de Fernando hemos de confesar que la remontada del británico nos había pasado poco menos que desapercibida.

Con tantas emociones en los primeros giros casi nos habíamos olvidado de que, llueva o no, hoy día las paradas a repostar son una parte consustancial de cada gran premio, nos gusten o no. Los primeros de los de delante en detenerse fueron los dos McLaren y el Honda de Button con lo que ...¡Alonso ya era primero!
Parecía imposible pero en 17 vueltas todo había cambiado de forma radical, Fernando se iba, imparable, en cabeza, Schumacher navegaba con un Ferrari poco menos que inconducible cuando más llovía ¡y el Renault número 1 le doblaba poco después! La suerte del campeonato parecía echada ... hasta que Raikkonen, tal vez más pendiente de la figura de Pedro agrandándose en sus retrovisores que de lo que tenía por delante, se subía por encima de un Liuzzi que sólo trataba de facilitarle la maniobra de doblaje. Con la pista llena de restos de los dos coches, la salida del safety car era inevitable, Alonso aprovechaba para hacer su primera parada, saliendo todavía líder, seguido ahora por Button mientras que el tercero era Pedro, tras pasar también por boxes para su segunda parada. Quien mejor partido sacaba del lío era Schumacher, que se desdoblaba y volvía a meterse en carrera cuando ya todo parecía perdido luego de ceder también en su duelo con Fisichella, dejándose incluso un "bigote" de su alerón delantero en el lance.

Heidfeld tras arrebatar la tercera plaza a Schumacher y firmar la sentencia del kaiser (foto BMW press)	¡Si hubiese montado intermedios de salida a ver quien hubiese podido con Barrichello! (foto Honda F1)	Otra carrera llena de oficio por parte de Coulthard, 5º pese a más de un susto (foto RedBull Media)

¡Alonso fuera!...

Cuando se reanudaba la carrera, Alonso tomaba de nuevo ventaja pero la carrera ya no era la misma que antes. Estaba dejando de llover y, muy poco a poco, empezaba a aparecer el carril seco en la trazada anuncio de unas nuevas condiciones de pista. Ahora eran los Honda y los Ferrari los que empezaba a ir más rápido mientras que el Renault perdía terreno y era cuestión de tiempo que todos se viesen obligados a volver a boxes en busca de las gomas para suelo seco. El primero en hacerlo, tal vez más temerario que valiente, era el americano Scott Speed, jugando a doble o nada en un intento por dar la sorpresa que acababa con su Toro Rosso fuera de la pista. Simplemente era todavía demasiado pronto.

Las siguientes vueltas eran de máxima tensión. El carril seco se ensanchaba a cada vuelta que pasaba, casi al mismo ritmo en que se estrechaba el margen entre Alonso y Button. El británico entraba para su segunda parada en la vuelta 46 y su equipo optaba por seguir con las intermedias pero repostar poco y preparar ya una postrera detención en busca de las gomas idóneas para la parte final de la carrera, presumiblemente a disputarse sobre suelo más seco que húmedo. En Ferrari, sin embargo, la detención en el mismo giro de Schumacher era con la intención de que fuese ya su última parada hasta la bandera a cuadros y el alemán volvía a pista con otro juego de los Bridgestone intermedios que, con la pista medio seca medio mojada, se estaban mostrando mucho más eficaces.

En Renault y McLaren tenían más margen de maniobra por haber hecho su anterior parada algo más tarde, justo cuando el pace car estaba en pista, de forma que cuando Fernando y Pedro entraban por fin, en la vuelta 51, la elección de neumáticos no ofrecía ya dudas, había que montar los 'lisos'. Y entonces se producía el primer gran 'golpe de teatro', el Renault número 1 se descolocaba ya en la frenada del primer viraje, y lo que pensábamos era sólo producto de la difícil adherencia con gomas de seco en pista con zonas todavía húmedas resultaba ser algo más cuando en la siguiente curva la 'espantada' del tren trasero era mayor y Alonso no podía hacer nada para evitar irse fuera de pista y quedar aparcado contra las vallas con la rueda trasera derecha en un ángulo más que sospechoso. Algo se había roto en el hasta ahora irrompible R26, fuese el palier como inicialmente el propio piloto anunciaba o la tuerca de sujección de la rueda como su equipo declaraba después, el caso es que llegaba el primer abandono del año justo cuando parecía que se podía sentenciar el campeonato.

....¡Schumacher también!

El abandono de Alonso dejaba a Button ya como líder sólido y con la victoria, la primera y tan ansiada victoria del británico, al alcance de su mano. Pero detrás del Honda el que venía ¡era el Ferrari de Schumacher! El heptacampeón alemán había sido poco menos que humillado en las primeras vueltas, impotente para resistir no sólo el ataque de Fernando sino, también, los de Fisichella, Coulthard y casi cualquiera que se le acercase. Había tenido que cambiar su alerón delantero, había hecho un trompo ... ¡y aun así a diez vueltas del final era segundo y le iba a recortar 8 puntos a Alonso en la general del campeonato! Parecía imposible pero estaba pasando aunque todavía había que completar esos diez giros y tal y como estaba la carrera hacía tiempo que habíamos dejado de hacer pronósticos.

Tras un Schumacher que trataba de mantener sus gomas intermedias lo más frescas posibles a base de buscar las cada vez menos numerosas zonas húmedas de la pista, venía un De La Rosa que a estas alturas de la carrera sabía que era "hoy o nunca". Pedro había sido prudente en la salida, había pasado con autoridad a un Barrichello en crisis de gomas poco después, y había recortado la diferencia inicial de Raikkonen hasta casi verse también implicado en el accidente de Kimi con Liuzzi. Y ahora, a sólo diez vueltas del final, era tercero, tenía ya esa ansiada posición de podio ... ¡pero quería más! Y es que el premio era de los que apetecen, se trataba de alcanzar y superar a Schumacher, acabar segundo y ,de paso, hacerle un favor a quien pudiese acabar siendo su compañero de equipo el año que viene.

El ritmo de Pedro era claramente superior al de Michael y en apenas tres vueltas el McLaren ya estaba pegado al Ferrari, buscaba el hueco ¡y volvía el espectáculo! Fueron dos o tres giros de esos que tienes que ver de pie, en los que, probablemente, el más tranquilo era el propio Pedro. Así, mientras le veíamos tratar de emparejarse en la recta al Ferrari, enfocado en primer plano por la cámara subjetiva de este último, todos a una le gritábamos "¡venga!, ¡¡tírate ya!! ¡¡¡es tuyo!!!" ... puede que incluso en su cabeza resonasen también esos gritos, procedentes de su lado más salvaje, de aquel Pedro de melena larga y grandes ambiciones que se fue a Inglaterra, a Japón, a donde hiciese falta, con tal de cumplir su sueño. Pero en cada ocasión se imponía el otro Pedro, el más maduro, el más inteligente, el que usaba la cabeza, se daba cuenta de que el final de recta estaba bastante húmedo todavía por el interior y de que lo mejor era tener paciencia y esperar una mejor ocasión. Esta llegaba en la chicane, cuando Michael, ya prácticamente sin gomas, no podía resistir más la infernal presión y se la saltaba ... pero el alemán volvía a sacar esa actitud suya de "ganar a cualquier precio" y no sólo no cedía el paso como, por reglamento, era su obligación, sino que cerraba sin contemplaciones la puerta en el siguiente viraje. Daba igual, la suerte estaba echada, minuto y medio después, en el mismo punto, se repetía la historia y esta vez Pedro no dejaba opción de ningún tipo, pasaba, se ponía segundo y dejaba a Schumacher 'herido de muerte'.

De ahí al final, mientras Button y De La Rosa cumplían los últimos kilómetros que los separaban de hacer realidad sus sueños, Schumacher estaba ya en plena pesadilla. Su obstinación por querer recortar el máximo de puntos a Fernando le iba a costar cara al alemán, que nada más ser superado por Pedro se veía acosado por Heidfeld quien no tardaba en darle la puntilla. Schumacher volvía a oponer la misma resistencia al límite, los dos monoplazas se tocaban y el Ferrari se llevaba la peor parte, rompiendo la suspensión delantera y llegando como podía a boxes. En Ferrari pasaban del todo al nada en tres vueltas, y de verse ya a sólo 3 puntos de Alonso a volver a tener 11 de desventaja.
Que luego, horas después, la descalificación de Kubica (por cierto, ojo con el polaco ¡menudo debut sin complejos!) por no dar el peso mínimo su BMW-Sauber, le asignase un inesperado punto a Schumacher no paliaba más que mínimanente la frustración de los hombres de Jean Todt. Hoy era uno de esos días en que cuando las cosas no le van saliendo de cara Schumacher cae en errores impropios de un heptacampeón del mundo y la sensación en su equipo era de derrota total pese a acabar realmente habiendo recuperado un punto.

¡Ya queda menos!

Queda una carrera menos, Alonso sigue líder, ahora con diez puntos de ventaja y, lo que me parece más importante, ha salvado el gran premio que parecía se presentaba peor para sus intereses. Si, ya se que podía haber incluso sentenciado el campeonato si no se rompe lo que quiera que se rompiese en su Renault, pero si antes de llegar a Hungaroring nos dicen que va a salir del circuito magiar con sólo un punto menos de ventaja no creo que nos hubiese parecido mal negocio.

Ahora vienen las vacaciones de verano y, dentro de tres semanas, todos se reencontrarán de nuevo en Turquía. La situación en la tabla es casi la misma que hace sólo una semana tras Alemania y, sin embargo, las sensaciones son ahora muy distintas. Tal vez lo de Hungaroring haya sido sólo una fugaz tormenta de verano, pero de vez en cuando un chaparrón en pleno estío viene muy bien, se refresca el ambiente, se enfrían los ánimos ¡y además hace que las carreras de fórmula 1 sean mucho más espectaculares! ¡BENDITA LLUVIA!