| Año IV | 2005
 
 Serra da Estrela | Campeonato de Europa de Montaña 2005 |3ª prueba
Tras los agobios de público y los problemas de seguridad que provocaron en el Fito, la subida portuguesa supone cada año toda una "cura de relajación". Es cierto que el número de espectadores no llega al de la prueba asturiana, pero también es verdad que este año la cantidad de aficionados en las rampas de Serra de Estrela fue muy notable y, lo que es más importante, su comportamiento fue absolutamente ejemplar. Nadie protesta cuando los numerosos policias o comisarios les indican que se quiten de algún lugar concreto, nadie se sitúa en los sitios marcados como peligrosos, todo el mundo aguarda en su sitio, generalmente bien elevado respecto a la carretera, hasta que la manga acabe, y se aplaude con auténtico cariño a todos los participantes. Está claro que en Portugal aprendieron hace años, tras los trágicos efectos que el descontrol del público produjo en el Rallye de Portugal, y hoy día su forma de entender las carreras supone todo un ejemplo a seguir del que deberíamos tomar nota por estos lares ... antes de que tengamos que aprender del peor modo como les pasó a ellos.
Si alguien salió contento del Fito este año fue la italiana Silvana Di Feo. La simpatiquísima piloto del Mazda GT "descapotable" nos mostraba con orgullo las banderas asturiana y vasca con la que la obsequiaron los espectadores en las rampas asturianas, banderas que se encargó de ondear, atadas al arco de seguridad de su coche, en todas las subidas. Silvana, en un perfecto español, nos comentaba que en el Fito estaba segura de "haber recibido más cariño y atención del público de la que nunca recibirá Schumacher pese a sus muchos títulos mundiales. Me pararon en plena subida, me regalaron las banderas, bautizaron mi coche con sidra y me volvieron a dar la salida con la bandera asturiana, ¡increible!"
La subida portuguesa no era puntuable para la Copa FIA de monoplazas aunque eso no nos privó de ver subir a los fórmula 3000 del equipo de Franz Tshager, pilotados por Renzo Napione y Fausto D'Alpaos. Eso si, ambos subieron fuera de concurso, sin tiempos y haciendo de unos muy peculiares coches "0", labor que ya ejerció el año pasado el patrón del equipo, en aquel entonces con el Reynard de Ivano de Pellegrini. En Portugal los "fórmulas" están prohibidos en el nacional así que el público tuvo una rara ocasión de ver en acción a estos auténticos "purasangres", aunque fuese a modo de exhibición.
El peculiar sistema de puntuación del europeo, con dos categorías independientes, una para las barquetas y otra para los carrozados, y con igual cantidad de puntos para el vencedor de cada grupo, independientemente de su puesto al scratch, puede dar lugar a final de año a que el título entre los turismos vaya a parar al BMW de Petr Vojacek, pese a que en ninguna subida sea más rápido que los mejores grupos A o N. El dominio que el checo está ejerciendo en Superproducción (SP), con tres victorias en tres carreras, le convierten ya en claro favorito al triunfo final.
El "parque automovilístico" portugués, en lo que a su campeonato nacional de montaña, es realmente heterogéneo. Este año tuvimos otra vez ocasión de disfrutar contemplando modelos como el Porsche Carrera RSR de Barros o el Escort MKI de Nogueira, auténticas piezas de museo, dicho esto en el mejor de los sentidos. Y es que ambos están realmente bien conservados y siguen siendo tremendamente competitivos ... sobre todo el Escort, segundo absoluto en carrozados, muy por delante de maquinaria con bastantes años menos de competición a sus espaldas.
 
El revulsivo para el campeonato portugués de montaña lo pueden constituir los CM. Tras el debut de los coches del equipo BRC-LMC y de las barquertas gallegas Montiño en esta misma subida el año pasado, el interés por estas monturas en el país vecino llevó a su homologación dentro de la categoría 4 del certamen nacional, el TNM (trofeo nacional de montaña). Este año, el equipo langreano y el gallego volvían de nuevo en pleno, y ya se encontraban con un grupo de CM locales, lo que elevaba la participación en la categoría a 14 coches. Las espectaculares prestaciones alcanzadas por los BRC, que coparon las seis primeras plazas del TNM, no pasaron inadvertidas y, de hecho, en el propio comunicado de prensa oficial de la organización se habla de los CM como "una buena solución de futuro para el certamen nacional de montaña". Seguro que pronto vemos más coches de estas características en las pruebas lusas.
Si el año pasado las potentes barquetas gallegas de Outeda Racing, impusieron la caballería de sus motores de 1300cc a los más ágiles pero menos potentes BRC, con mecánica de 1000cc, este año el progreso en las prestaciones de los coches y pilotos del equipo de Bango Racing Cars y Langreo Motor Club, dejó sin opciones a los rápidos prototipos gallegos. El ganador aquí en CM el año pasado, Benito Varela, perdía toda opción en la primera oficial, tras hacer un trompo, y aunque salía a por todas en la segunda, para obtener al menos una victoria parcial, sólo podía ser sexto, superado por cinco BRCs.
Finalmente de los tres coches del equipo gallego, el mejor clasificado era el único equipado con motor de 1000cc, mientras que la unidad más moderna, que lucía una vistosa carrocería amarilla, quedaría inédita el domingo tras rodar en las mangas de entrenos del sábado.
La entrega de premios se llevó a cabo en el salón de actos del Ayuntamiento de Covilha, un marco realmente elegante aunque, tal vez, demasiado serio para una celebración de estas características.
Sonó incluso el himno italiano, en honor del ganador, Simone Faggioli y hubo trofeos para casi todos, lo que, en el campeonato portugués, es lo único que se llevan los ganadores ya que ¡no hay ningún premio en metálico!