Una de las novedades del Rallye de Madrid-La Alcarria era la ceremonia d esalida el viernes por la noche, algo que va a ser habitual a partir de ahora en los rallyes del nacional. La idea es buena en cuanto a posibilidad de acercar el rallye al gran público y dar más presencia y visibilidad a los patrocinadores...pero para ello habrá de hacerse de modo bastante más cuidado y brillante de lo visto en este estreno. Un podio de salida en medio de un enorme y vacio pabellón del IFEMA, con los coches que simplemente subían y bajaban del mismo, no es desde luego un espectáculo como para atraer a nuevos aficionados .

En el plano deportivo novedosa era la presencia del canario Lemes en el asfalto tras su exitosa campaña en la tierra, donde se ha adjudicado la Mitsubishi EVO Cup. Samuel, copilotado como de costumbre por su hermano Jonathan , cuajó un excelente rallye, de menos a más con un inmaculado EVO 8 de alquiler, acabando por luchar incluso por la victoria del grupo N tras el abandono de Rueda y el retraso sufrido por Fombona. Finalmente los Lemes acabaron segundos y muy satisfechos de su debut en el Campeonato de España.

Sergio López-Fombona, con Salvador Belzunces a su derecha, tomaba la salida con uno de los Seat León de Baporo y cuajaba un excelente rallye, siempre segundo tras el inalcanzable Rueda pero manteniendo a raya a los demás EVOs, hasta que una ligera salida de carretera en el tramo 8 le retrasaba justo cuando Rueda empezaba a tener problemas lo que le hubiese dejado el triunfo en bandeja. De todas formas, lo principal para Sergio y Baporo era probar el coche que todavía es inferior a los Mitsus cuando la tracción es más necesaria, en zonas sucias. Por contra, en velocidad, poco tiene que envidiar a ningún rival, con puntas de 220 kim/h según nos comentaba su piloto.

Y es que las velocidades que se alcanzaban en los tramos alcarreños eran de vértigo. Las medias estaban siempre por encima de los 120 km/h, con puntas de auténtico escalofrio en rectas que, en algunos casos, parecían de autopista. Cuando tanto se habla del peligro de los rallyes modernos y tanta obsesión hay por la seguridad, no parece desde luego el trazado más adecuado, sobre todo pensando en las condiciones de humedad y temperatura de esta época del año en la zona, que propiciaban la aparición de las temidas placas de hielo.

Por fortuna, no hubo que lamentar accidentes graves, al menos en lo que se refiere a daños personales, aunque sustos hubo muchos y golpes unos cuantos. El más fuerte fue el sufrido por el C2 de los gallegos Cabanela y Riesgo que se salieron en el cuarto tramo y dejaron su C2 muy tocado por todas partes. También acabaron fuera de la carretera otros dos C2, el de Palomeras y el de Izaguirre.

Precisamente el abandono de los Izaguirre permitió al asturiano Carlos Márquez escalar un puesto más en la general del trofeo C2 para acabar finalmente séptimo. Un resultado que sabe a poco pensando en las expectativas que el propio Carlos se había puesto a principio de temporada pero que, viendo como se desarrolló el año no es, ni mucho menos, un mal resultado. En Madrid Carlos y Quique se llevaron un buen susto tras hacer un trompo, como el propio piloto decía "de mundial" en el que, por fortuna, una valla paró al C2 cuando se deslizaba marcha atrás a toda velocidad.

El desarrollo del rallye, con tramos muy cercanos unos a otros y a la asistencia, no mucho público y buenas zonas de aparcamiento a la misma entrada y salida de cada especial, permitía el seguimiento de la prueba con gran comodidad, facilitando mucho el trabajo de los medios de comunicación y permitiendo a los aficionados ver casi todos los tramos sin tener que hacer grandes desplazamientos. Tal y como va la evolución de los rallyes a nivel mundial este tipo de recorridos "superconcentrados" parece ser el futuro, aunque de este modo se pierda mucho de la esencia de lo que fueron siempre los rallyes, con su cierto componente de aventura.