Asturias queda lejos para buena parte de los equipos que suelen competir en el Campeonato de Europa de Rallyes de Velocidad para Vehículos Históricos así que estos últimos años era habitual que varios de ellos optaran por descartar el largo desplazamiento a Pravia. Este año, sin embargo, la inscripción de equipos foráneos fue mucho mejor, tanto en cantidad como, especialmente, en calidad. El motivo, aparte del indudable atractivo a nivel turístico de la zona y de sus tramos, ideales para disfrutar del pilotaje, fue en buena medida el 'bonus' de ocho puntos que se otorgaba a los pilotos registrados en el Campeonato de Europa que participasen en el rally de Asturias Histórico. Una especie de 'coeficiente de lejanía', del que gozará también el Acropolis griego, que contribuyó a la presencia en la segunda cita española del europeo de una serie de equipos de muy buen nivel que nunca antes se habían animado a acudir a la prueba.
Como, además, las cambiantes condiciones atmosféricas se empeñaron en complicar aún más el siempre exigente trazado de las carreteras asturianas, el resultado acabó siendo un rallye mucho más interesante y competido que los de ediciones previas, con especial mención al fantástico duelo por la victoria absoluta que mantuvo la emoción hasta el último metro del tramo final. Eso sí, también fue un rallye más accidentado, porque, inevitablemente, si la adherencia es dudosa o precaria y el ritmo al que se rueda alto los incidentes aumentan aunque, por fortuna, pese a lo aparatoso de alguno, sus consecuencias no fueron tan graves como las trágicas que habían marcado de forma terrible la cita previa del certamen continental, el Vltava rally de la República Checa.
Solemos asociar los rallyes en las islas británicas con tramos de tierra en pistas forestales. Un error tan grande como el que cometen muchos de sus habitantes cuando piensan en España sólo en términos de cielos soleados y temperaturas veraniegas. Generalizaciones que, como todas, son inexactas porque ni todos los rallyes de aquellos lares son iguales ni el clima es el mismo en toda la península ibérica. Por allí, en Irlanda los rallyes de asfalto tienen larga tradición aunque sean menos conocidos en el continente que los de tierra, más propios en realidad de Gales, Inglaterra y Escocia. Y por aquí, en el caso de la cornisa cantábrica en general, y de Asturias en partucular, el sol es un bien escaso o, al menos, no está garantizado. Y tanto en Irlanda como en Asturias hay un denominador común, el verde del paisaje, claro indicador de que la lluvia riega los campos y las montañas con cierta asiduidad.
Tal vez eso hiciera que Marty McCormack y su copiloto, Barney Mitchell, fueran mucho más competitivos en el lluvioso fin de semana del rallye de Pravia de lo que lo habían sido en el Costa Brava, cuando también rodaron deprisa pero no al endiablado ritmo mostrado en las carreteras asturias. Tras repartirse los 'scratchs' de la primera etapa con el ganador de las tres últimas ediciones de la prueba, 'Zippo', acompañado de nuevo en su Audi Quattro por Nicola Arena, el irlandés y su copiloto eran segundos, a algo más de nueve segundos de los italianos. Una diferencia producida sobre asfalto más seco que húmedo después de que el chaparrón caído minutos antes del inicio de la prueba no persistiera, dejando zonas mojadas aquí y allá pero sin llegar a empapar por completo los dos tramos sobre los que se disputaron las cuatro especiales del día.
Así que cuando el sábado amaneció con cielo totalmente cubierto y una lluvia primero insistente y luego decididamente intensa, todo parecía a favor del piloto que contaba con más experiencia en la prueba y con la magia de la tracción total como aliada para mejorar la precaria adherencia que iban a ofrecer los tres tramos en los que estaba previsto desarrollar las seis especiales programadas para la jornada final de la competición. Lo lógico era que 'Zippo' sumase su cuarto triunfo consecutivo en Asturias. Una previsión que no tenía en cuenta un detalle, esas condiciones de bruma y lluvia sobre carreteras viradas que atravesaban un ondulante paisaje de colinas verdes eran lo más parecido a Irlanda que se puede encontrar en prácticamente cualquier parte del mundo.
Sintiéndose como en casa, McKormack y Mitchell dieron todo un recital sobre el resbaladizo asfalto. Dos 'scratchs' consecutivos en los primeros pasos por los tramos de Agones y Pravia dejaron su distancia respecto a los líderes en poco más de un segundo. Y aunque 'Zippo' y Arena cerraron el bucle con el mejor crono en el tramo de Salas para llegar a la asistencia del mediodía con dos segundos de ventaja, la situación ya no estaba tan clara. Si bajo el chaparrón de la mañana los irlandeses habían sido capaces de rodar tan deprisa, cualquier cosa podía pasar en el bucle final, ya con menos lluvia pero con asfalto igualmente mojado.
La neutralización del segundo paso por Agones a causa de un inoportuno toque del coche 0 aplazaba el suspense y, a la vista del resultado de ese mismo tramo unas horas antes, podía considerarse un respiro para 'Zippo'. Pero su exiguo liderato no iba a durar mucho más. En la siguiente especial, la que partía de las inmediaciones de Pravia, McCormack era de nuevo el más rápido y pasaba a ocupar la primera posición por un segundo y dos décimas.
Quedaba sólo el tramo final, con la vertiginosa bajada hacia Salas como juez definitivo. Y vaya si lo era. En el ascenso de la mitad inicial 'Zippo' y Arena se empleaban a fondo y aventajaban a McKormack y Mitchell en dos segundos y medio, tiempo más que suficiente para devolverles el primer puesto si lograban mantener la diferencia en el descenso por cuatro décimas más de lo que habían conseguido en la pasada anterior. Pero ahí es donde ahora llegaba la respuesta aún más decidida de los irlandeses, que se lanzaban con la fe y la determinación asociada siempre a su luchador pueblo. Llevando el M3 con un brío que hacía recordar a los más veteranos al inolvidable Pep Bassas, Marty McCormack recuperaba el tiempo perdido en la zona de subida aventajando en casi tres segundos a 'Zippo' en la bajada para acabar ganando el tramo por cuatro décimas y el rallye por apenas un segundo y medio.
El fabuloso duelo entre McCormack y 'Zippo' acabó por dejar en segundo plano, tan inevitable como injustamente, las buenas prestaciones del equipo que durante todo el rallye estuvo más cerca de sus cronos, el formado por Xésus Ferreiro y Javi Anido. Los gallegos también se encontraban como en casa en unos tramos que conocen muy bien y bajo unas condiciones atmosféricas de lo más habituales en su tierra. Pero los años de diferencia entre su Ford Escort, modelo originario de finales de los setenta, el revolucionario Quattro de principios de los ochenta y el polivalente M3 de finales de esa misma década prodigiosa de los rallyes, eran un hándicap imposible de superar. Aún así, el de Melide y su copiloto se permitieron el lujo de mezclarse en más de una ocasión en la pelea de los líderes y se mantuvieron en la tercera posición de la general hasta que en el paso final por Salas cedieron los cierres del capot delantero. Un incidente de lo más desafortunado que les costó cerca de dos minutos y la satisfacción de subir al podio del europeo, cuya tercera posición alcanzaron finalmente Vojtech Stajf y Veronika Havelkova. Los checos del Toyota Celica venían de ganar en su rallye de casa, el Vltava, y en su primera visita a Asturias, aunque lógicamente no eran tan competitivos como en una prueba que el piloto ha disputado en más de una veintena de ocasiones, fueron de menos a más para acabar consiguiendo un valioso tercer puesto.
Al menos Ferreiro y Anido terminaron ganando igualmente tanto la general 'scratch' del rallye del Campeonato de España como la correspondiente a la categoría 'Pre 81'. Una magra consolación en todo caso ya que al no estar los gallegos registrados en el CERVH su doble victoria, al igual que la lograda en el Costa Brava, no tiene relevancia a efectos del campeonato. En ese sentido, los puntos del primer puesto en Pravia se fueron lejos ya que acabaron anotándoselos el alemán Jurgen Geist y su copiloto, el checo Josef Kral. Los centroeuropeos habían participado el año pasado en Pravia con un Opel Manta y decidieron volver este año con un BMW M3 E36 integrándose en la categoría 'Pre 2000' del certamen español, en la que se impusieron por delante de su vigente campeón, Manel Muniente. Sumando los cronos de las especiales, el catalán y su copiloto, el gallego Diego Louzao, habrían ganado por algo menos de cinco segundos, pero una penalización de medio minuto por una irregularidad en la asistencia les hizo terminar por detrás del alemán y el checo.
Con Ferreiro y Anido 'transparentes' en lo que respecta a los puntos del Campeonato de España, los del primer puesto en 'Pre 81' los sumaron el gallego Francisco López y el asturiano Carlos Riesgo, que rodaron a buen ritmo con su Ford Escort MKI para acabar cuartos en la general del nacional y superar en su categoría a los defensores del título y líderes del certamen, el catalán Joan Riberas y el asturiano Álvaro Menéndez, quintos en un rally nada fácil para su Porsche 911SC.
A continuación se clasificaron Miguel Ángel García y Mónica López, claros ganadores en 'Pre 90' con su Volkswagen Golf pero también corriendo 'fuera de concurso' a efectos de puntuación lo que permitió a Jordi Ventura y Josep Autet sumar los de primeros de la categoría y sextos de la general, suficientes para mantenerse al frente de ambas clasificaciones en el campeonato. Un resultado muy positivo para los catalanes en su segundo rallye consecutivo con el Golf, que esperan sustituir por el más potente y competitivo Ford Sierra en la siguiente cita, segunda prueba de casa para ello además, el Rally Catalunya Costa Daurada Legend, con el que se superará, a mediados de junio, el ecuador de la temporada del 2024 en el CERVH.
Las categorías de Regularidad Sport y Regularidad del CERVH mantuvieron en Asturias la tendencia iniciada en las dos citas anteriores del certamen. En la de medias más altas volvieron a dominar los potentes Ford Sierra Cosworth. En la de velocidades más bajas se impuso otra vez un Porsche 911. Sin embargo, hubo bastantes diferencias en el desarrollo y desenlace de la tercera prueba del campeonato respecto a las dos anteriores.
Por lo que se refiere a Regularidad Sport, el principal cambio fue el nombre de los ganadores. Después de dos victorias consecutivas, Fran Martínez y José Manuel Villamayor partían como lógicos favoritos en el primero de los dos rallyes que se disputan en su tierra. Un pronóstico que se encargaron de romper, muy a su pesar, en el primer tramo del viernes, cuando cometieron el error de hacerlo ajustándose a la media normal en lugar de a la más baja media excepcional, aplicada como consecuencia del intenso chaparrón caído en los minutos previos al inicio de la especial. Los más de setecientos puntos de penalización acumulados les dejaron sin opción alguna de luchar por los puestos de cabeza por mucho que en el resto del rally estuvieran en registros similares a los realizados por los otros dos equipos que utilizan también un Ford Sierra. Al menos, al ser sólo cinco los registrados en el CERVH presentes en la prueba y abandonar pronto uno de ellos, su séptimo puesto final se convirtió en cuarto a nivel de puntos, permitiendo a Martínez y Villamayor mantener, aunque sea por uno solo, el primer puesto en la general del campeonato por delante de los ganadores en Pravia, Jaime y Enrique Carbonell.
Los mallorquines, segundos tanto en el Costa Brava como en Extremadura, lograron un importante triunfo con el que confirman su buen inicio de campaña y se postulan como serios aspirantes al título. Una pelea en la que también tienen intención de estar Asier Santamaría y Roberto Rentería, segundos a poco más de cuatro puntos en su regreso tras la obligada ausencia a última hora en la anterior prueba. El vasco y el cántabro completaron el nuevo dominio de los Ford Sierra aunque, sea porque las medias resultaban más adecuadas para cualquier tipo de vehículo o porque la dificultad de los tramos asturianos, acrecentada por la lluvia, igualaba algo más las mecánicas, el margen al primer no-Cosworth, en esta ocasión el Peugeot 205 de los avilesinos José Manuel López y Manuel Sánchez, no era el abismo que había separado a los Ford del resto en Gerona y Jarandilla de la Vera.
En Regularidad si se repitió en Pravia el equipo ganador de la anterior prueba, el formado por Rufino Sasián y Eloy Dehesa. Pero su victoria estuvo lejos de ser fácil. De hecho casi se puede decir que, usando terminología boxística, les salvó la campana en el último bucle de tres especiales. Los cántabros del Porsche habían terminado al etapa del viernes en cabeza después de ser los mejores en dos de las tres especiales disputadas y los segundos en la restante.
Al día siguiente, sin embargo, veían como su ventaja se iba reduciendo ante el empuje de Gustavo Alija y Víctor Suárez. Los asturianos del Peugeot 205 eran cuartos al término de la primera jornada, separados de los líderes 12,30 puntos. Distancia que dejaban en poco más de la mitad tras imponerse en las tres especiales del bucle matinal del sábado. Con la segunda pasada por los mismos tramos aún por realizarse nada estaba decidido si se mantenía esa tendencia. Pero la anulación del primero y la neutralización del segundo cortaban la remontada del equipo local. Aunque Alija y Suárez batían también a Sasián y Dehesa en el último tramo, lo hacían por menos de un punto y la victoria era, definitivamente para el equipo del 911 decorado con los colores de Rothmans. Un segundo triunfo consecutivo que les permitía deshacer a su favor el empate al frente de la tabla con el que había llegado el campeonato a Pravia. Los co-líderes antes de la prueba asturiana eran Verdaguer y Grau. Los catalanes sufrían sobre el piso mojado con su Porsche 944 calzado con gomas poco adecuadas para las zonas húmedas y nada eficaces para las encharcadas. El viernes, con asfalto más seco, lograban resistir en la tercera posición, pero el sábado, con más agua en los tramos, acababan por perder toda opción al hacer un trompo en la séptima especial, terminando finalmente octavos. Como mal menor, al haber por delante de ellos cuatro equipos no registrados en el campeonato, la hemorragia de puntos no era tan grande ya que cedían sólo siete en lugar de los doce que habrían perdido de puntuar y/o bloquear todos los participantes y mantenían al menos el segundo puesto en la general del certamen.
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