El primer fin de semana de verano, coincidiendo con las populares fiestas de San Juan, se celebraba en una de las comunidades autónomas cuya federación no está entre las que han alcanzado el acuerdo de homologación de licencias con la nacional una subida que había retornado un año antes, tras más de veinte de ausencia, sin atraer entonces más de treinta participantes en su versión regional. Con esos 'mimbres', pensar en que se pudiera 'tejer' un gran 'cesto' para el estreno de la Subida a Valdeorras en el Campeonato de España de Montaña, un certamen que en sus más de cincuenta años de historia rara vez ha tenido más de una veintena de participantes asiduos, era más que utópico. Tanto como para que resulte sorprendente que haya quien se mostrara asombrado por la poco numerosa participación.

Además, la calurosa localidad de la zona este orensana, está relativamente alejada de los focos más habituales del automovilismo gallego. Otro factor, este último, que probablemente también contribuía a la clásica 'tormenta perfecta' de elementos en contra, cuyos efectos se traducían en una corta lista de inscritos formada por dieciséis pilotos que ya habían tomado parte en al menos una de las dos anteriores citas del CEM AUTOhebdo SPORT y doce que optaban por apuntarse al denominado 'Trofeo Concello do Barco', reservado a los participantes regionales que no estaban interesados en optar a los puntos del nacional o no tenían la licencia necesaria para poder hacerlo.

Evidentemente, el número total era muy bajo pero entre los pocos competidores del Campeonato de España atesoraba calidad suficiente para ofrecer un interesante espectáculo. De hecho, en cada una de las tres categorías del nacional había un dúo de aspirantes al triunfo que configuraban lo que, en términos boxísticos, se denominaría un atractivo cartel. Tres combates de diferentes pesos con púgiles de buen nivel que podían dar juego en Valdeorras. Por eso, vamos a echarle imaginación y convertir su algo estrecho pero desafiante, técnico y rápido trazado de cerca de cinco kilómetros y medio de longitud en un lejano equivalente del ring que en octubre del 1974 en Kimshasa acogió el famoso 'Rumble in the jungle'. Al fin y al cabo, en el recorrido que partía de Viloira camino del monte de La Escrita había ingredientes para aplicar esa descripción. El retumbar del 'rumble' lo ponían los motores y el tan intenso como húmedo calor era digno de la jungla del antiguo Congo.

La esperanza local no pudo con la estrella europea

El combate por el triunfo absoluto y de la Categoría 2 proponía uno de esos enfrentamientos clásicos de muchas veladas del llamado noble arte. Una pelea entre la experta estrella foránea y la joven esperanza local, personificados en Joseba Iraola y Jacobo Senín respectivamente. Dos púgiles con similar potencia de pegada, proporcionada por sendas Nova NP01 de motor 1.7 Turbo que, por su velocidad y prestaciones, podían asemejarse en términos boxísticos a contendientes de la considerada por grandes cronistas del cuadrilátero como la categoría reina, la de los pesos medios, el terreno de conquista de leyendas como 'Sugar' Ray Robinson o Jake 'Toro Salvaje' LaMotta.

Casi tan diferentes en físico y estilo eran los dos adversarios que se veían las caras en Valdeorras. En una esquina, con inmaculado calzón blanco ribeteado de rojo y verde, Joseba Iraola, dos veces Campeón de España. Fino estilista de espigado físico, largo cabello rubio y cálida mirada pese al frío color claro de sus ojos. Recién llegado de Italia, escenario de una exitosa actuación tras las protagonizadas en Portugal y la República Checa desde su última y triunfal presencia en España.

En la esquina opuesta, con brillante calzón de raso negro adornado con vivos dorados y carmesí, Jacobo Senín, vigente campeón gallego. Duro fajador de fuerte complexión física y tez morena. Tras lograr en Ibi su primera victoria a nivel nacional está motivado al máximo. Ha vencido en este mismo escenario el año anterior y ante sí tiene la oportunidad de conseguir un triunfo de gran prestigio que le lance en busca del título nacional.

En muchos combates los primeros asaltos suelen ser esos que se definen como 'de tanteo', cuyo equivalente en este pugna del mundo del motor son las mangas de entrenamientos. Pero Jacobo, espoleado por sus ganas, sale en tromba desde que suena la campana de inicio y se impone con rotundidad en el primero, sorprendiendo a Joseba con una serie de golpes que pillan al favorito con la guardia todavía algo baja.

Sin embargo, tal vez esa avalancha inicial que se le ha venido encima 'despierta' al vasco cuya reacción no se hace esperar. Poco a poco se va apoderando del centro del 'ring' y empieza a conectar directos con los que va poniendo a distancia a su rival, eludiendo el cuerpo a cuerpo en el que este podía sentirse más a gusto.

A medida que avanza la pelea, Jacobo comienza a notar que la potencia de sus golpes no es la que su cerebro ordena a sus músculos. Sus 'jabs' no llegan, esquivados por el rápido juego de pies de Joseba, que define a su favor el combate con una contundente derecha, en forma de récord del trazado en la segunda subida oficial, que estalla en la ceja de su rival y requiere sutura. En realidad, los puntos en el rostro del gallego ya estaban ahí la víspera, procedentes de un accidente doméstico, pero su presencia resulta simbólica en el desenlace de este primer duelo de nuestra velada. La joven esperanza local lo ha intentado con entusiasmo pero la experta estrella foránea se ha acabado imponiendo con cierta claridad, haciendo valer el ritmo de competición atesorado en su gira europea.

Por decisión unánime de los jueces el ganador del combate de los pesos medios en Valdeorras es Joseba Iraola.

Combate entre compañeros

Siguiendo con esta probablemente algo forzada comparación entre la montaña y el boxeo, la Categoría 3 del CEM AUTOhebdo SPORT nos deparaba en Valdeorras algo así como la revancha en el peso ligero entre el vigente campeón de los medios y su compañero de gimnasio, que a punto había estado de mandarlo a la lona en el anterior enfrentamiento entre ambos.

Buenos amigos y perfectos conocedores cada uno del estilo del otro después de compartir mucho tiempo entrenando y compitiendo juntos, Javi Villa y Benito Pérez eran los protagonistas de este segundo duelo, el que a la postre resultaría más igualado.

Javi, en su retorno a los ligeros tras varios años en los medios, está en el típico proceso afrontado por todo púgil en esos casos, volver a confiar más en la agilidad que ofrece un CM como su nuevo BRC B59 que en la potencia de la pegada proporcionada por el BR53 con el que logró el título de la categoría superior en las tres anteriores campañas.

Benito, subcampeón las dos últimas temporadas, desea ese cinturón que tan cerca estuvo de ceñirse el año pasado y sabe que conseguirlo ante un nueve veces campeón tendrá mérito extra.

En Valdeorras, Javi sale dispuesto a decantar la pelea a su favor desde el principio. Consumado esgrimista, ataca con decisión buscando el mentón de su rival a base de 'uppercuts' de perfecta trayectoria que Benito encaja mientras procura mantenerse en la corta distancia, esperando su oportunidad.

El primer asalto es para Javi pero Benito no se rinde. En los dos siguientes es él quien toma la iniciativa. Acorrala a su adversario contra las cuerdas para impedir que la conocida rapidez del campeón le permita esquivar los repetidos golpes que dirige a su cuerpo en busca de cortarle el aire. Javi se defiende, en ningún momento descompone la figura y mantiene firme su guardia, consciente de que ha sacado ventaja al principio y ahora le toca aguantar hasta el último toque de campana. Cuando finalmente suena, los dos púgiles se funden en un amistoso abrazo. Saben que cada uno ha dado el máximo y sólo queda esperar el veredicto de los jueces. Javi se siente ganador pero no las tiene todas consigo hasta que el árbitro, tras recibir las puntuaciones, levanta su mano proclamándolo vencedor.

Por decisión dividida, Javi Villa se impone en el combate de los pesos ligeros en Valdeorras y da un paso importante hacia la conquista del que sería su décimo entorchado nacional.

El aspirante tumba al campeón

Cierra esta improbable velada celebrada a plena luz del día el combate de la Categoría 1, la de los pesos pesados, no en vano los vehículos 'carrozados' que la protagonizan son los que más hacen subir los dígitos de la báscula.

El duelo final enfrenta al vigente campeón, Gerard de la Casa, y el ambicioso aspirante, Jordi Gaig.

Con más experiencia que nadie, Gerard sabe que le espera un rival muy duro. Jordi viene de ganar en sus dos últimos duelos. En ambos, el triunfo fue a los puntos. En el último la diferencia fue menor y eso, junto a las características del 'ring' orensano, le da ciertas esperanzas al campeón.

Sin embargo, ya desde los primeros asaltos es el aspirante el que toma la iniciativa. Se mueve con soltura alrededor de su rival, puntea con la izquierda, llega arriba y abajo con la derecha. Es Ali ante Foreman en el legendario combate africano de los años setenta. Golpea y esquiva, se apoya en las cuerdas, las usa incluso como trampolín para escapar de cada ataque de su rival, que va perdiendo fuelle mientras encaja un duro castigo hasta que acaba en la lona.

Aunque Gerard se levanta antes del final de la cuenta y vuelve a la pelea después de que en su esquina restañen las heridas con un vistoso apósito, sabe que no tiene ya opción al triunfo. El aspirante ha mandado a la lona al campeón y va a lograr su tercera victoria consecutiva.

Por decisión unánime de los jueces Jordi Gaig triunfa en el combate de los pesos pesados en Valdeorras y ve cada vez más cerca el momento de lucir en su cintura el brillante cinturón que le acredite como Campeón de España por primera vez.

Fotos: Carlos Carregal