Daniel Ceán-Bermúdez
@daniel_cean

LOS NUEVOS JEFES DE LA NFL

Superbowl LVIII (Las Vegas 2024): Kansas City Chiefs - San Francisco 49ers.

Hacía más de veinte años que ningún equipo ganaba dos SuperBowl consecutivas. Un dato que, sobre el papel, ponía en duda el triunfo de los vigentes campeones, los Kansas Citiy Chiefs. Realmente no dejaba de ser una de esas estadísticas que pueden resultar significativas o inútiles en función del resultado que se acabe produciendo en el partido al que preceden.

Al fin y al cabo, también hacía casi tres décadas de la última victoria en el partido de los partidos de la NFL de sus rivales en la noche del 11 de febrero del 2024, los San Francisco 49ers. Además, los californianos habían caído ante los de Kansas cuatro años antes, en la anterior final protagonizada por ambos conjuntos, los dos en que militó Joe Montana.

El legendario Quarterback de la época más dorada del equipo cuyo nombre recuerda a la fiebre del oro de mediados del siglo XIX rivalizaba en la tribuna por la atención de las cámaras con otra estrella de ojos claros, Taylor Swift, convertida en icono de los Chiefs a través de su relación con el Tight End de los defensores del título, Travis Kelce.

Un duelo mediático irrelevante a efectos deportivos. En ese sentido, y pese a que nunca fuesen a coincidir sobre el césped, el partido se planteaba como un mano a mano entre los sucesores de Montana en la tarea de dirigir el ataque de sus respectivos equipos, Patrick Mahomes y Brock Purdy. Un enfrentamiento que oponía a un jugador ya consagrado pese a su juventud, el líder de los Chiefs, con otro, el inesperado director de orquesta de los 49ers, que es poco menos que un recién llegado. La combinación de experiencia y genialidad de Mahomes debía suponer una ventaja para los de Kansas por mucho que el otrora irrelevante Purdy haya demostrado su capacidad para solventar situaciones difíciles con una eficacia y una decisión propias de un veterano.

Para equilibrar, los de San Francisco podían contar con el equivalente duelo entre corredores. Porque su extraordinario Christian McCaffrey es capaz de llevar el balón oval hacia adelante de todos los modos posibles con más vigor y constancia incluso que el incansable Pacheco, alma de la ofensiva terrestre de los de Kansas desde su debut en la liga el año pasado.

Pero si en 'running backs' había calidad en ambos bandos, tanta o más se podía encontrar entre los 'tight ends' con la presencia de los que tal vez sean los dos mejores de la liga, Travis Kelce en los Chiefs, George Kettle en los 49ers. Un par de tipos de físico rocosos, manos seguras y gran capacidad para saber estar siempre donde y cuando se les necesita, bien sea para recibir y avanzar o para bloquear y facilitar la ganancia ofensiva de un compañero.

Sin embargo, todos esos duelos protagonizados por los nombres más conocidos de los ataques de cada franquicia casi se puede decir que acabaron por resultar tan poco relevantes como muchas de esas estadísticas utilizadas en los días previos, o durante el desarrollo del juego, para decantar la balanza del favoritismo a favor de uno u otro conjunto. Porque muchas veces los grandes partidos se acaban decidiendo por pequeños detalles. Y la SuperBowl LVIII fue uno de esos.

Eso sí, realmente fue un gran partido, pero no en el aspecto ofensivo, siempre el más llamativo. Por mucho que al final sean las anotaciones y quienes las protagonizan los que se llevan la mayoría de los halagos, lo cierto es que el encuentro lo dominaron en buena parte las defensas. Y cuando eso ocurre suben pocos puntos al marcador así que cada uno de ellos todavía más importante.

Por eso es posible que esta Superbowl se acabe recordando, especialmente en San Francisco, por el punto extra fallado por Moody. Una patada de esas que siempre se dan por fáciles y de mero trámite pero que no llego a enviar el balón entre los palos, desviada por la mano en alto de Leo Chenal.

Aunque, muy probablemente, más decisivo aún, y también en contra de los 'niners', fue que uno de esos siempre caprichosos botes que da el balón oval cuando toca el suelo encontrara el tobillo de Darrel Luter Jr. tras una patada de despeje de los Chiefs en la parte final del tercer cuarto. Lo que parecía iba a ser una nueva posesión para San Francisco, con 10-6 a su favor en el marcador, dio paso a una nueva oportunidad de ataque para Kansas, muy cerca además de la zona de anotación rival.

Y, claro, cuando le das a alguien de la clase de Mahomes una bola extra no suele desaprovecharla. El consiguiente 'touchdown', el primero que lograba el hasta entonces poco productivo ataque de los Chiefs, situaba por primera vez a los campeones por delante en el marcador. Aunque los 49ers volvieron a recuperar el liderato tras una buena secuencia ofensiva culminada en pase de Purdy a Jennings, ahí fue cuando no lograron convertir el punto extra, dejando su ventaja en sólo tres puntos.

Ese mínimo margen se mantuvo en un tan tenso como vibrante último cuarto tras sendos ataques culminados con 'field goal' por cada equipo, de forma que con menos de dos minutos para el final los Chiefs tenían en sus manos la opción de ganar o empatar según como lograran resolver su última ofensiva. Parecía que iban a conseguir lo primero pero, finalmente, con apenas diez yardas por recorrer pero sólo tres segundos para hacerlo, tenían que conformarse con lo segundo y mandar el partido a la prórroga.

En el tiempo adicional, los 49ers repetían prácticamente el final de partido que acaban de protagonizar los Chiefs. Bien guiados por Purdy, nada atenazado por la responsabilidad pese a su bisoñez en estas lides, avanzaban con fluidez hasta verse frenados muy cerca del gran objetivo. Una certera patada de Moody volvía a situar a los de San Francisco tres puntos arriba.

Era un volver a empezar para Kansas City. Pero la sensación de que esta vez si iban a anotar el 'touchdown' ganador flotaba en el aire. Sobre todo cuando Mahomes resolvía a la carrera un cuarta y uno en medio campo que era todo o nada. A partir de ahí resultaba cuestión de tiempo. Y aunque no quedaba mucha si que era el suficiente. De nuevo volvían a anotar a falta de tres segundos. Pero ahora, en lugar de tres puntos para volver a empatar, sumaban los seis que les daban la victoria. Del siempre bien surtido libro de jugadas de Andy Read salía una jugada con amago de carrera que engañaba a la defensa y acaba permitiendo a Mahomes enviar un preciso pase a las manos de Hardman en plena zona de anotación rival.

Más de dos décadas después un equipo lograba ganar dos Superbowl seguidas. La tercera en cinco años además. Ya no hay duda. Haciendo honor a su nombre, loos Kansas City Chiefs son los nuevos jefes de la NFL.