Cualquier fecha es buena para visitar las Islas Canarias, uno de esos lugares privilegiados por los que el invierno apenas si se detiene un instante camino de tierras menos afortunadas. Sin embargo, ni siquiera su buen tiempo en fechas tan otoñales como son las de finales de octubre logró atraer al rallye Orvecame Isla de Tenerife Histórico, cita final del CERVH 2023, a ninguno de los equipos peninsulares que han seguido el certamen en sus categorías de velocidad. Algo lógico, por otra parte, ya que tampoco es que hayan sido muchos los asiduos al campeonato este año y, además, los títulos de 'Pre 81', 'Pre 90' y 'Pre 2000' estaban ya decididos.

Al menos quedaban por resolver el campeonato de 'Regularidad Sport' y el subcampeonato de 'Regularidad', lo que propició la inscripción en la prueba tinerfeña de los aspirantes a los mismos que, junto al contingente de 'Ya-Car', en 'Classic Siluetas', y a los asturianos José Ramón Campos y Alfredo Álvarez, en busca de los puntos que necesitaban para ganar la Copa Classic, configuró la representación de los llegados allende los mares para medirse al numeroso y bien pertrechado contingente local, cuya cantidad y calidad aseguraba, por si sola, un rallye de buen nivel independientemente de que hubiera muchos o pocos equipos foráneos en la línea de salida.

El mundialito de los históricos

Hace años se conocía como 'mundialito' al campeonato de rallyes canario. Un apelativo que hacia honor a la 'maquinaria' de que disfrutaban los competidores y aficionados de unas islas afortunadas no sólo en clima si no, también, en temas de motor. Y aunque con el paso del tiempo y, sobre todo, los cambios en los reglamentos, las diferencias entre el tipo de vehículos que compiten en las islas y en la península no sean las que eran, cierto es que en los tramos canarios sigue habiendo un nivel de coches envidiable. En ese sentido, que prácticamente sólo con los participantes locales tuviera el Isla de Tenerife Histórico la excelente inscripción que tuvo es toda una demostración de que el automovilismo continúa siendo el deporte rey por aquellos lares.

Sin nada en juego en lo que respecta a títulos en las tres categorías con rango de Campeonato de España del apartado de velocidad, la prueba tinerfeña se convertía en un duelo particular entre los numerosos y bien pertrechados equipos locales. En 'Pre 2000' los grandes favoritos eran Eduardo Álvarez y José Barreto. Ganadores con el año pasado en 'Youngtimers' además de ser los más rápidos de todas las categorías en liza, Edu y su copiloto aspiraban este año a repetir ese doble resultado con su Mitsubishi EVO V encuadrado ahora en la nueva categoría que engloba en el CERVH a los coches de la última década del siglo pasado. Un objetivo que cumplían a medias, en buena medida a causa de los problemas en el rendimiento de su motor que lastraban sus cronos en la primera parte del rallye, cuando el 'Mitsu' sonaba realmente mal. Aun así, el tinerfeño lideraba con claridad en 'Pre 2000' y, tras resolver el problema, los cronos empezaban a ser mucho mejores, suficientes para acabar siendo también el más rápido entre los competidores de las tres categorías de coches FIA del CERVH.

Eso sí, esta vez había un equipo que completaba las diez especiales del rallye en menos tiempo. Era el formado por Israel Marrero y Santiago González, que dominaban en 'Classic Siluetas' con su JTR S600, batiendo con claridad en los tramos de casa a la armada gallega de Ya-Car, que acudía a Tenerife con los tres vehículos ya vistos en anteriores pruebas del certamen, los de carrocería 205 T16 para Darío Calviño-Raquel Rodríguez y el ya campeón del nuevo Trofeo, Dani Remuiñán, copilotado por Unai Conde, y el de silueta Porsche Carrera, vencedor en el Rías con Álvaro Muñiz al volante y pilotado en esta ocasión por el local Raul Quesada.

En 'Pre 90', los pequeños Opel Corsa marcaban la pauta con el de Ayozé Cabrera y Daniel Sierra liderando desde el principio la categoría con cronos incluso mejores que los del EVO V de los vencedores en 'Pre 2000'. Aunque en la segunda mitad del rallye el más moderno Mitsubishi ya rodaba a un ritmo superior, acabar por delante en el cómputo total todavía era posible hasta que a falta de dos especiales se rompía un tirante de la suspensión delantera izquierda. El resultado era una importante pérdida de tiempo en el último bucle que producía un relevo al frente de la categoría 'Pre 90', en la que terminaba por imponerse otro Corsa, el de Jesús Flores y Alexis Gómez. Con Ayozé y Daniel terminando a duras penas en la segunda posición, el podio de los 'Pre 90' lo completaba otro Opel, el Kadett GSi de Fran Hernández y Candelaria Costa.

También había triplete de modelos de una misma marca en 'Pre 81'. La categoría de los vehículos más veteranos del CERVH era dominada por los eternos Ford Escort, con victoria para el MKI de Iván Dorta y Rayco Hernández por delante del MKII de los ya subcampeones de España de la categoría, Carlos Padilla y Patricia Procopio. En el podio les acompañaba otro equipo de un MKII, el formado por el veteranísimo Santiago 'Perchas' Padilla que, copilotado por su hija Nuria, sigue en la brecha a sus setenta y cinco años de edad.

El único título que faltaba por decidir en velocidad era el de la Copa de España Classic, clasificación liderada por el berciano Ángel Domínguez y la gallega Raquel González, líderes toda la temporada con su pequeño Opel Corsa pero ausentes en Tenerife. La primera posición se la podían arrebatar los asturianos José Ramón Campos y Alfredo Álvarez, que necesitaban sumar 15 puntos, el equivalente a un sexto puesto. Tarea nada fácil, en todo caso, dada la cantidad y calidad de participantes que acabó teniendo la categoría 'Classic', con siete inscritos locales a los que se añadieron otros cuatro, 'reubicados' tras las verificaciones técnicas al no cumplir sus vehículos con la normativa de las categorías 'Pre 81', 'Pre 90' y 'Pre 2000' en las que se habían apuntado.

Sea como fuere, el veterano dúo asturiano apenas si pudo pensar que posición podría ocupar porque una salida de carretera en la segunda especial acabó con el BMW de Dago en un campo de chumberas y dejó al pentacampeón de España de regularidad y su copiloto sin opción alguna de poder continuar. La victoria entre los 'Classic' terminó decidiendo por la mínima en el último tramo entre otros dos coches de la marca bávara, con triunfo para el M3 de Cristo Jesús Padilla y Goretti Martín, que superaron por menos de tres segundos al 325i de los líderes hasta entonces, David Martín y Beatriz Rodríguez Gómez. Otro equipo de piloto masculino y copiloto femenino, el formado por Juan Manuel Santos y Beatriz Rodríguez Verano, completó el podio de los 'Classic' con uno de esos modelos poco vistos por la península pero muy característico de los rallyes canarios, un Toyota Corolla Twin Cam.

Del sprint a la resistencia

El campeonato de Regularidad Sprint llegaba a Tenerife con dos pilotos empatados a puntos en la primera posición, Jaime Carbonell y Fran Martínez, y un tercero a sólo dos de distancia, Asier Santamaría. Una situación que convertía la última cita del año en un auténtico sprint final ya que los tres dependían de si mismos para conquistar el título. Quien venciera de los dos primeros se proclamaría campeón y si el tercero ganaba tanto el rallye como los puntos extra del TC-Plus también se llevaría el campeonato sin importar el resultado de sus rivales.

Adicionalmente, también estaba en juego el título de copilotos, en ese caso con dos aspirantes, Enrique Carbonell y Roberto Rentería, en la misma situación para adjudicarse el campeonato que sus respectivos pilotos.

Sin embargo, antes de comenzar el rallye se producía una circunstancia totalmente ajena al mismo que reducía a dos el número de aspirantes entre los pilotos y proclamaba ya campeón de copilotos al mallorquín. La esposa de Asier Santamaría tenía que someterse a una operación quirúrgica y el piloto vasco renunciaba a participar para estar a su lado. Todo salía bien en el tema médico pero, evidentemente, para el campeón de las dos últimas temporadas era más importante el asunto familiar que el deportivo, por mucho que eso significase quedarse sin la posibilidad de sumar su tercer título consecutivo junto a Roberto Rentería.

Ausentes los vigentes campeones, el sprint por el título de pilotos era total entre Jaime Carbonell y Fran Martínez. Con los dos empatados antes del inicio del rallye, Fran sumando un punto extra por la menor cilindrada de su Golf pero Jaime teniendo un total de tres victorias inalcanzable para su rival que decantaría a su favor cualquier empate, las cuentas estaban claras, el que sumara un punto más que el otro sería el campeón.

De entrada, el mallorquín tomaba la delantera imponiéndose con claridad en la primera especial, cediendo apenas una décima en la segunda y superando al asturiano tanto en la tercera como en la cuarta, segundo paso por Arico, donde se repartían los puntos extra del TC-Plus y ambos eran superados por el tinerfeño Carlos Javier Jorge.

Un nuevo 'scratcht' para los Carbonell en el segundo paso por Atogo elevaba su ventaja a casi 28 puntos sobre Martínez, copilotado al igual que en el Rías Altas por José Manuel Villamayor. Con medio rallye disputado la suerte parecía ya echada. Pero la Diosa Fortuna es voluble y, de repente, tenía uno de sus caprichos. En el enlace hacia la siguiente especial, repetición de 'La Martela' con la que se completaba el segundo bucle, cedía el turbo del Ford Sierra Cosworth del dúo balear.

El abandono de los hasta entonces líderes cambiaba por completo la situación. Lo que había comenzado como un sprint en el que la clave para conseguir el título era terminar por delante del rival, aunque fuese por la mínima, se convertía en una prueba de resistencia. A Fran Martínez le era suficiente con acabar el rallye para proclamarse campeón. Dicho así parecía tarea sencilla. Pero el motor de su veterano y ya muy castigado Golf empezaba a dar síntomas de fatiga. Llegar a meta, aunque fuese al menor ritmo posible, no iba a ser fácil. Y, de no lograrlo, el campeonato sería para Jaime Carbonell.

Asi que, olvidándose por completo de luchar por la victoria, que sería para los tinerfeños Carlos Javier Jorge y Sergio Marrero como premio a su constancia durante toda la temporada, Martínez y Villamayor apretaban los dientes, cruzaban los dedos y se encomendaban a alguien que desde arriba no perdía detalle de las evoluciones de ese pequeño Volkswagen decorado con los colores de Martini y el logotipo del Pancho Villa Rallye Team. Con ese coche había sido campeón el recordado Pancho antes de que su hijo le sucediera en el palmarés. Ese coche tenía que aguantar para que Fran volviera a ser Campeón de España. ¡Y vaya si aguantaba! A duras penas, avanzando despacio, emitiendo unos ruidos que eran las quejas de dolor de un corazón mecánico que sufría pero no se rendía, el Golf, empujado por quien sabe que fuerza más allá de la de sus bielas y pistones, llevaba a la Plaza de España de Tenerife a sus ocupantes para que el heredero del inolvidable Pancho ganara el título acompañado por el copiloto que tantos buenos momentos compartió con el padre y los vivía ahora con el hijo.

Remontada por el subcampeonato

Con el campeonato de Regularidad decidido en Avilés a favor de los grandes dominadores de la temporada, Toni Verdaguer y Meius Mora, el protagonismo en las dos citas finales del certamen ha pasado a ser para dos equipos que han ido a más a medida que avanzaba el año, los formados por Darío García-Emilio Pascual y Rufino Sasián-Eloy Dehesa.

El madrileño y el vasco del BMW, dos habituales de las anteriores campañas, iniciaron del peor modo posible su primer año haciendo equipo, con abandono en el Costa Brava. Aunque subieron al tercer escalón del podio en la siguiente cita, Extremadura, otros dos rallyes con problemas, Asturias y Costa Daurada, parecían dejarlos sin opciones a nada relevante. Sin embargo a partir de ahí todo cambió. Al segundo puesto en Avilés siguió la victoria en el Rías Altas, poco menos que feudo particular de Darío, ganador de la prueba coruñesa en sus tres últimas ediciones.

Con ese triunfo les llegaba la opción de alcanzar en Tenerife el subcampeonato. Para conseguirlo necesitaban ganar el rallye y sumar los puntos extra de ser los primeros en el TC-Plus. De lograr ambos objetivos superarían en la tabla a los cántabros del Porsche, que en su primer año en el nacional se han ido haciendo un hueco en el certamen a base de ir progresando poco a poco y pese que la mecánica de su precioso Porsche 'Rothmans' les dio guerra en la primera mitad de la temporada.

Aún con el motor renqueando, Sasián y Dehesa ya había conseguido en Avilés su primer podio, resultado que mejoraron en Coruña siendo segundos lo que, unido a los puntos sumados en las cuatro primera pruebas de la temporada, les situaba en un puesto con el que ni soñaban cuando debutaron en Gerona, el segundo de la clasificación general. Finalmente, aunque por poco, no pudieron mantenerlo en Tenerife, donde Darío y Emilio culminaron su remontada con otra victoria en el rallye y en el TC-Plus para ser subcampeones, quedando el tercer escalón del podio en el campeonato para Rufino y Eloy.