Puntuable para el Campeonato de España de forma ininterrumpida durante treinta años, desde el 1971 al 2000. Valedera también para el europeo en las últimas diez ediciones de esa época en la que Jaizkibel se ganó un puesto entre las subidas más emblemáticas de la montaña nacional e internacional. Luego, una pausa de doce años sin disputarse parecían condenarla a los libros de historia... hasta que se recuperó en el 2013 y, desde entonces, se viene celebrando cada año dentro del campeonato vasco.

En el 2021, su edición número 43 era, además, la prueba de apertura del certamen gracias al cambio de fecha. Desde la más otoñal de otras temporadas a un muy veraniego domingo 11 de julio, que acogió con sol y temperaturas agradables al buen número de aficionados que acudieron a su cita anual con un trazado que mantiene todo su encanto. Algo más de cinco kilómetros de recorrido en los que se alternan la virada parte inicial, caracterizada por cuatro cerradas horquillas que atraen a los espectadores que gustan de las derrapadas más o menos controladas, y su muy rápida segunda mitad, con la famosa 'vaguada' como punto de encuentro para los que buscan las emociones fuertes que sólo la velocidad en montaña es capaz de ofrecer tan de cerca en estos tiempos en los que las lógicas exigencias de seguridad alejan cada vez más al espectador de la acción en los circuitos.

Con sesenta y dos pilotos en la línea de salida, la subida a Jaizkibel del 2021 tenía un claro favorito en Joseba Iraola. Después del frustrante inicio de campaña con la Nova de motor V8 y 3 litros de cilindrada, saldado con una temprana avería en el Fito y problemas en la parte final de Santo Emiliano, el vizcaíno se ponía por segunda vez al volante de la versión con motor 1.7 turbo de la nueva 'barqueta' francesa que había estrenado una semana antes en la subida de La Braguía. Un debut victorioso que tenía continuidad en Jaizkibel donde, al igual que en la prueba cántabra, no había entre los competidores rival con opción alguna de hacer sombra al campeón de España en el 2016 y el 2018.

Como suele ocurrir muchas veces en la montaña, el reto al que se enfrentaba Iraola era el del cronómetro y ese pelea contra uno mismo que siempre es uno de los alicientes de la especialidad, más allá de puestos y resultados. En su caso, además, se trataba también de buscar referencias con la nueva montura, ver donde la Nova 1.7 turbo podía ser más o menos eficaz que la Norma V8 3.0 con la que había vencido el año pasado o la 1.4 turbo al volante de la que había establecido el record de la prueba en la edición del 2018. Un crono de 2'21”456 al que Joseba se iba acercando progresivamente, quedándose finalmente en la última manga de carrera a algo menos de dos segundos con el 2'23”389 que marcaba para cerrar la jornada y confirmar su quinta victoria en Jaizkibel.

El claro triunfo de Iraola le sitúa en el palmarés de la prueba empatado con Pantxo Egozkue y sólo por detrás de otros dos de los nombres más ilustres de la montaña española, Juan Fernández y Aitor Zabaleta, seis veces ganadores de la subida guipuzcoana. Cuatro de los éxitos de este último llegaron en otras tantas ediciones de la nueva época de Jaizkibel, que en su lista de vencedores sólo tiene, de momento, los nombres de Iraola y Zabaleta. La presencia del de Vergara al volante de su veterana Lola es aliciente cada año en la subida pero no era posible en esta ocasión. El motivo era una molesta lesión de espalda sufrida en su trabajo por el veterano piloto vasco, que tenía que conformarse esta vez con acudir como espectador para seguir las evoluciones de su hijo con uno de los numerosos BMW que tan populares son en las subidas vascas.

La ausencia de Zabaleta dejaba un hueco más en el podio al que aspirar para el resto de participantes, conscientes de que Iraola y la Nova iban a estar a un nivel inalcanzable para todos ellos. Finalmente, el segundo puesto lo ocupaba el francés Sebastien Jacqmin, que tenía un estreno de lo más agridulce para la Norma con la que sustituía al Fórmula 3 con el que competía las últimas temporadas. El piloto de Tarbes se situaba por detrás del líder tanto en la subida de entrenamientos como en la primera oficial pero se iba de frente contra las protecciones en la parte inicial de la segunda. De todas formas, como la clasificación en el campeonato vasco se establece con el mejor tiempo de cada piloto en las dos mangas de carrera, su 2'40”678 de la ascensión previa acababa resultándole suficiente a Jacqmin para mantener el segundo lugar de la general. Algo a lo que también contribuían los problemas con la cadena de transmisión de su Talex que le complicaban la mañana a Garikoitz Flores. El piloto navarro no hacía ninguna de las tres subidas del día al cien por cien de sus posibilidades aunque, al menos, conseguía acceder al tercer escalón del podio además de imponerse entre los CM tras batir, por el escaso margen de nueve décimas, al francés Fabrice Gallo, que apretaba en la subida final con su BRC B49 pero tenía que conformarse con la cuarta posición.

Precisamente el anterior propietario del CM del galo, Arkaitz Ordoki, era otro de los protagonistas de Jaizkibel. El navarro estrenaba una Norma con motor 2 litros y acusaba la lógica falta de adaptación a su pilotaje mezclada con los típicos problemas de puesta a punto de todo modelo que se usa por primera vez. En su caso los principales inconveniente estaban en el funcionamiento de la dirección y los reglajes de suspensión. Dos aspectos que Arkaitz iba tratando de mejorar para acabar logrando su mejor crono también en la última manga y acabar quinto en la categoría de 'monoplazas' pero séptimo en la general.

Por delante de la Norma de Ordoki terminaban los dos primeros clasificados en la categoría de 'turismos', Beñat Población y Bruno Scherer, que mantenían una igualada lucha por la victoria. El francés terminaba con seis décimas ventaja la primera oficial, aprovechando a la perfección la superior potencia de su Porsche para sacar diferencia al acelerar saliendo de las curvas lentas y ganar velocidad en las rampas más empinadas. Pero el de Hendaya, no se rendía, apuraba hasta el último centímetro del asfalto en la segunda y acababa imponiendo su Mitjet V6 en la segunda, a base de arrojo y trazadas precisas para lograr, por apenas dos décimas, otro triunfo de prestigio que añadir al conseguido un par de semanas antes en la subida asturiana de Santo Emiliano.

El podio de los 'carrozados' lo completaba Andoni Parrón, que había optado por competir en Jaizkibel con su nuevo Porsche en lugar de acudir al rallye de Avilés del campeonato de históricos, certamen en el que había participado en su primera prueba, el Sierra Morena. El Sierra Cosworth que había utilizado entonces, lo usaba en la prueba asturiana Jorge Del Cid con escasa fortuna, ya que sufría una temprana rotura de palier. Mejor le iba a Parrón con el GT en las rampas de Jaizkibel, ya que lograba acabar todas las mangas sin problemas y el crono de la última le situaba tercero de la categoría de turismos y a un paso de meterse entre los diez primeros de la general. Las tres posiciones que cerraban el 'top ten' las ocupaban tres participantes más de la categoría de 'monoplazas'. Eran Aitor Manso, tercero de los CM con su BRC, Abel Lombardo, primer Fórmula con su Dallara pese a que en la manga final el elemento superior del alerón trasero quedaba en posición horizontal, ofreciendo más apoyo estético que aerodinámico, y el veterano Iosu Beitia con su también entrado en años Speed Car GT1000, al que sacaba excelente rendimiento para batir a pilotos más jóvenes con modelos más modernos.

En cuanto a los 'turismos', por detrás del trío de cabeza compuesto por Beñat, Scherer y Parrón, el mejor clasificado, decimocuarto de la general, era el rumano Petre Marius con su Mitsubishi, tan o más llamativo por su aspecto, su andar, su sonido o las llamaradas que soltaba su escape lateral. Tras el coche japonés en la categoría de 'carrozados', y dos puestos por detrás en la general, concluía otro veterano de las competiciones vascas, 'Lebeiti', cuyo Renault Megane Trophy era otro de los vehículos más admirados de la prueba.

A apenas cuatro décimas del espectacular coche procedente del monomarca de circuitos organizado hace años por el fabricante del rombo terminaba el primero de la legión de BMWs. Se trataba del M3 de Arkaitz Zendoia, que se imponía en la clasificación de 'Fórmula libre' por el mínimo margen de quince milésimas de segundo al Mitsubishi EVO VI de otro clásico de las pruebas vascas, Joxe Labaka. A menos de un segundo de ambos concluía el siempre rápido Joseba Lasa, vencedor en el grupo R con otro BMW M3.