La subida a La Santa tiene algo especial. Será tal vez su peculiar recorrido, con esa vertiginosa sección inicial a la que sigue una auténtica montaña rusa de virajes enlazados, con constantes cambios de apoyo. O, más probablemente, la causa sea el entusiasmo de una afición siempre numerosa y bulliciosa (incluso demasiado por parte de algunos de sus componentes durante las noches del fin de semana de la carrera) que le dan a esas últimas curvas del trazado un ambiente único.

En su retorno tras la obligada ausencia del año pasado, la competición de Totana volvió a deparar emoción en si misma. Y, además, sus resultados contribuyeron a que dos de las tres categorías del campeonato de España se hayan igualado de forma espectacular de cara a las dos citas finales de la temporada. Un balance muy positivo, por tanto, para la vuelta del nacional de montaña a uno de sus escenarios más clásicos.

CATEGORÍA 2: CADA VEZ MÁS CERCA

Para ganar hay que acercarse lo más posible a los límites, tratando de no superarlos. Especialmente en las pruebas de montaña. En las subidas los límites están muy definidos. Más allá de ellos suele haber duros taludes y amenazadores árboles, apenas protegidos por la barrera de seguridad que suponen los guardarailes, contra los que tampoco es recomendable impactar. Se trata, por tanto, de aprovechar cada centímetro de asfalto sin rebasar sus confines.

Hacerlo en un trazado como el de la subida a La Santa requiere de una mezcla de precisión y valor en la que es muy difícil dar con el porcentaje adecuado de cada ingrediente. Con menos de cuatro kilómetros de longitud y velocidades punta por encima de los 220 kilómetros por hora, las diferencias acaban siendo mínimas entre los que más afinan. Por ello, es una de esas subidas en las que la experiencia es un grado. Saber donde se puede pasar a fondo y donde no es clave. Y eso, por mucho que se prepare meticulosamente la prueba, sólo se experimenta de verdad en competición.

Por ello resultó una sorpresa el resultado con el que acabó la jornada del sábado, cuando el debutante Raúl Ferré situó el Silver Car CS casi cuatro décimas por delante del BRC BR53 de Javi Villa, ganador en la anterior edición, disputada en el 2019, y segundo, a un suspiro del triunfo, en la del 2018.

Cierto que el andorrano ya había estado muy cerca del asturiano en Chantada. Pero una cosa era estar cerca y otra muy distinta por delante. De hecho, esta era la primera vez que sucedía en una manga de carrera sin que hubiera problemas mecánicos de por medio. Además, el vigente campeón estrenaba un juego de 'superblandas' de Pirelli para sustituir al utilizado en sus triunfos de Ubrique, Chantada y Bolulla.

Por todo ello, el mérito del 1'33”672 marcado por el joven piloto de Silver era indudable. La incógnita estaba en el 1'34”047 de su mucho más experto rival. Un crono que estaba a un segundo y cuarto de su mejor marca en la subida murciana, lograda camino de la victoria dos años antes.

Así que, teniendo en cuenta que los cronos más rápidos se suelen conseguir el domingo en La Santa, lo acontecido el sábado podía ser tanto un cambio de tendencia respecto a las anteriores pruebas de la temporada como quedarse en nada.

Que Villa no había conseguido el día anterior estar tan cerca de los límites como habría necesitado quedaba claro en la última manga de entrenamientos que abría la jornada del domingo. Con gomas usadas en su BRC, Javi rodaba por debajo del record absoluto de la prueba, establecido por Iraola con la Norma para batirle en aquel memorable duelo del 2018. El 1'32”450 del asturiano era toda una declaración de intenciones. Para lograr la victoria había que acercarse aún más a esos límites que en La Santa parecen estar más próximos a causa de la alta velocidad a la que se pasa a su lado.

En la segunda oficial, Ferré lo intentaba. Subía aún más deprisa que la víspera pero se acercaba un poco más de la cuenta a uno de ellos, contra el que tocaba el borde de su ala trasera. Con su Silver detenido en medio de la carretera, la bandera roja interrumpía la ascensión del BRC de Villa, que rodaba también a su mejor ritmo hasta entonces, rebajando casi medio segundo sus referencias de primera hora de la mañana. Con los frenos del BR53 subiendo de temperatura de forma alarmante durante la pausa para dar la vuelta y retornar a salida, Javi optaba por usar la cabeza, tener sangre fría y, pese a ir por detrás en la tabla, renunciar a repetir la segunda oficial. El resultado era, por tanto, un 'match' nulo que mantenía a Ferré en cabeza y a Villa en la segunda posición.

Pero, en realidad, salvo incidentes o averías, la suerte estaba poco menos que echada. Con el ala reparada de urgencia, Ferré era consciente de que no iba a poder rodar tan cerca del límite como hacia falta para conservar el liderato. En cambio, Villa sabía ya donde se había dejado la víspera ese segundo y pico que le faltaba.

Y, efectivamente, así era. Raúl hacía uso de una cualidad habitualmente poco asociada a alguien tan joven, la prudencia, y se conformaba con un crono casi cuatro segundos peor que el del sábado. Javi, en cambio, sin llegar a acercarse al límite tanto como en la parte inicial de su abortado intento anterior, paraba los dígitos cuando habían pasado sólo 22 milésimas del 1'32”. La victoria y el record eran suyos para dejar virtualmente sentenciado el campeonato, ya que le será suficiente con terminar quinto en Ibiza o, en su defecto, en Ibi, para lograr el título.

En toco caso, aunque por quinta vez en lo que va de temporada el resultado era el mismo, primero Villa, segundo Ferré, ambos podían terminar satisfechos. Los dos se habían acercado con precisión y valor a los límites y tenían motivos para sentirse cada vez más cerca de sus objetivos.

Lejos de los dos grandes protagonistas, la lucha por acompañarles en el podio de la categoría 2 perdió a su máximo aspirante en la manga oficial del sábado cuando Gonzalo Cabañas sufrió un aparatoso accidente con su Norma en la rápida parte inicial del trazado del que, por fortuna, el joven piloto madrileño salió indemne. El tercer puesto que Gonzalo había ocupado en entrenos pasó a manos de Antonio Llamusí. Pero un problema con los colectores de escape de su BRC B52 el domingo le impidió tomar parte en la segunda subida de carrera, pasando a ser tercero Damián Verdera, en su estreno con el Talex CM+ de motor 1400. Aunque el veterano alicantino de origen murciano retornó en la última manga, le faltaron dos milésimas para desbancar al ibicenco que fue, finalmente, quien concluyo tercero de la categoría 2.

CATEGORÍA 3: EL TERCER HOMBRE

El duelo entre Mario Asenjo y Benito Pérez en Bolulla-Tárbena parecía dejar la lucha por el título de la categoría 3 en cosa de dos. Pero después de la disputa de la subida a La Santa queda definitivamente claro que esa pelea va a ser a tres porque al dúo astur-cántabro se unió en la prueba murciana el andorrano Edgar Montellà.

De hecho, lo anterior es cierto en lo que respecta a la situación en la que queda el campeonato pero no lo es si hablamos de lo ocurrido en Totana. Porque en ese caso habría que decir, más bien, que el andorrano sustituyó al asturiano en otro duelo a dos con el cántabro como oponente.

Un mano a mano que empezaba ya a ritmo de record en la jornada del sábado, cuando cruzaban la meta con sus Silver Car en tiempos casi idénticos y claramente por debajo de sus respectivas plusmarcas personales. Asenjo se situaba en cabeza con 1'43”455 y Montellà le seguía a apenas media décima de segundo. Ambos distanciaban en casi tres segundos a Benito Pérez, un abismo casi tan enorme como la muy notable diferencia de velocidad punta entre el BRC del asturiano, que a duras penas sobrepasaba los 180 kilómetros por hora, y los Silver de sus dos rivales, que se acercaban a la barrera de los 200. Igual que en Chantada, la combinación entre el veterano motor del B49 y la absoluta novedad de la prueba para el joven riosellano se iba a convertir en un obstáculo insalvable.

También como en Chantada, el domingo Montellà encontraba esa pizca más de valor necesaria para seguir pisando a fondo a las frenéticas velocidades que exige La Santa. Algo que también lograba Asenjo. El cántabro rebajaba casi en un segundo su crono de la víspera, se acercaba a poco más de una décima del record de los CM-Promoción, logrado por Domingo Estrada camino de su decisiva victoria del 2019, y distanciaba al andorrano en algo menos de tres décimas.

En la subida final, con el sol apretando de firme, cada vez más temperatura en el ambiente y en el asfalto, y este último más sucio en varias zonas por diversos incidentes, parecía difícil que se pudiera ir más deprisa. Pero Montellà lo conseguía. Su 1'42”199, nuevo record de la categoría, unido al 1'42”703 de Asenjo, un par de décimas peor que su registro anterior, daban un vuelco a la clasificación. La victoria, segunda de la temporada, era para Edgar. En la muchas veces amarga segunda posición terminaba Mario, que, de todas formas, además de mantener el liderato en puntos totales recuperaba el primer puesto en puntos netos.

Esto último ocurría porque el domingo era peor aún que el sábado para Benito Pérez. El asturiano no sólo no lograba acercarse a los dos de cabeza si no que en la segunda oficial se veía superado por el cada vez más rápido Toni Arrufat. La diferencia era de sólo veintidós milésimas pero cualquier esperanza de enjugarla desaparecía para el de Ribadesella cuando el embrague de su BRC cedía en la última manga, dejando el tercer lugar definitivamente en poder del catalán.

Así las cosas, con dos pruebas por disputarse, la situación del campeonato difícilmente puede ser más igualada. Si tenemos en cuenta los dos descartes de cada piloto, el líder virtual es ahora Mario Asenjo, con 94 puntos, mientras que a sólo dos le siguen, empatados a 92, Edgar Montellà y Benito Pérez. Como entre quedar primero o segundo de cada carrera hay precisamente dos puntos de diferencia, los tres dependen de si mismos para alcanzar el título.

CATEGORÍA 1: EMPATADOS A TODO

Más igualada aún que la categoría 3 va a llegar la 1 a sus dos citas finales. En este caso con dos contendientes en lugar de tres pero con ambos absolutamente empatados: José Antonio López-Fombona y Humberto Janssens.

Tras dos pruebas en las que, por diferentes problemas de sus monturas, no habían podido enfrentarse, ganando el asturiano en Chantada con el andaluz ausente para, a continuación, imponerse el granadino en Bolulla sin que el gijonés fuera de la partida, en La Santa sus caminos se volvieron a encontrar.

Sin embargo, la esperada pelea entre los dos no fue tal. De un lado, porque Fombona tenía a su favor la gran experiencia que atesora en la rapidísima prueba murciana, en la que ya había ganado con el Audi Superturismo quince años antes y de la que tenía en su poder el record de 'carrozados' con el 1'43”702 que logró en el 2019 al volante del Lamborghini. Del otro porque los duendes de la electrónica hicieron de las suyas en el Porsche de Janssens, que no acabó de rodar a gusto en todo el fin de semana.

El sábado, mientras el asturiano se acercaba a menos de dos décimas de su propio record, el andaluz cedía más de dos segundos, distancia importante a los ritmos a los que suelen rodar ambos.

El domingo, Fombona se quedaba lejos de su marca de la víspera, pero Janssens apenas si lograba mejorar medio segundo en la última manga. Quien si mejoraba, y de forma muy notable, era 'Lolo' Avilés. El malagueño estaba de vuelta con su Ginetta tras no poder acudir a Bolulla a causa de un atropello sufrido cuando iba en bicicleta que, por fortuna, se quedaba en magulladuras y un enorme susto. El sábado había sido tercero, rodando ya en el 1'47” bajo logrado por Aznar con el GT3 británico en el 2018. Al día siguiente, bajaba hasta el 1'45”, lo hacía por partida doble, siendo el más rápido en las dos últimas subidas de carrera y ello le permitía superar al granadino en el cómputo total. Un segundo puesto importante para 'Lolo'... y más aún para Fombona. La razón era que significaba relegar a Janssens al tercer lugar con la consecuencia de que ahora los dos tienen exactamente los mismos puntos (94) conseguidos, además, a través de los mismos resultados (dos primeros, un segundo y un tercero). Así las cosas, el que más sume de los dos en Ibiza y Les Revoltes d'Ibi se llevará el título... siempre que consigan al menos ocho puntos más que 'Lolo', tercero con 86 y al acecho por si puede pescar en río revuelto.

Por detrás del inalcanzable trío de Gts que ocuparon el podio debía haber estado un cuarto, el Ginetta GT4 de Christian Broberg. De hecho esa era la posición que ocupaba en entrenamientos pero una fuerte salida de carretera en la manga de carrera del sábado dejaba muy malparado el deportivo británico del piloto marbellí y abría el cuarto puesto a otro trío que mantuvo también su guerra particular. Sus protagonistas tenían en común ser andaluces y pilotar Mitsubishis. Eso sí, cada uno de un modelo diferente. Acabó imponíéndose Salva Tineo, tan rápido y espectacular como siempre con su EVO IX, por delante del reaparecido Manuel Rueda, al volante de un EVO VIII, y de Francisco Jiménez, con su habitual EVO X.

Les siguió en la tabla el primero del numeroso y siempre entusiasta contingente local que cada año anima la subida a La Santa. En esta ocasión fue José Antonio Sánchez, que no se conformó con asegurarse el título en el certamen murciano de turismos y rodó a excelente ritmo con su BMW para acabar séptimo de la categoría 3 del nacional y vencer en su clase más concurrida, la 5b.