Una semana después de su tardío arranque en la nueva subida de Bolulla-Tárbena, el Campeonato de España de Montaña del 2020 disputó su segunda prueba en Ibiza, la otra ubicación añadida al calendario del certamen tras el aluvión de cancelaciones provocado por el Covid19. La competición balear retornaba al nacional nueve años después de haber sido el escenario del desenlace del campeonato en el 2011. Entonces, la categoría 1 era la reservada a los vehículos carrozados y se decidió en Ibiza a favor de José Antonio Aznar, vencedor contra pronóstico ante Fombona en el duelo entre los plurivictoriosos y añorados Audi Superturismo.
Desde aquel año, la prueba organizada por el Automóvil Club de Ibiza, conocida popularmente como la 'Pujada a Sa Cala', se siguió disputando encuadrada en el campeonato balear y casi en cada edición se hablaba de su posible retorno al nacional. Un regreso que se ha producido finalmente en este extraño 2020, aunque para ello fuera necesario organizar la competición a puerta cerrada. Celebrar la subida sin espectadores fue el único modo de conseguir los permisos por parte de las autoridades, en otro ejemplo de la disparidad de criterios que se siguen en estos convulsos momentos que vivimos, dependiendo de quien manda y en donde, con aplicaciones de normas muy estrictas en temas de aglomeraciones de público en algunos ámbitos mientras se mira para otro lado en otros que, objetivamente, son más peligrosos en lo que a posibles riesgos de contagio se refiere.
La montaña es, por encima de todo, un reto individual. Una lucha contra el crono, juez inapelable que da y quita sin atender a más razones que las dictadas por las manecillas del reloj... o, en esta era digital, los números que avanzan a toda velocidad indicando minutos, segundos, décimas, centésimas y milésimas. Por eso, incluso cuando la victoria es poco menos que una obligación, como es el caso de Javi Villa este año en el Campeonato de España dada su indudable calidad como piloto y le evidente superioridad mecánica de la que goza, batirse contra uno mismo, buscar los límites y rebajar los records es aliciente de sobra aún cuando falte el acicate de una competencia que, incidentes o averías aparte, pueda poner en peligro el triunfo.
Siete días antes, en Bolulla, Villa apenas si había podido disfrutar de ese reto que supone intentar subir cada vez más rápido. Un par de problemas mecánicos le obligaron a quedarse con las ganas de exprimir a fondo las posibilidades del BRC BR53 con motor sobrealimentado de 1340 centímetros cúbicos, teniendo que limitarse a llevarlo a la meta sin forzar más de la cuenta. Esta vez, en cambio, si que pudo dar rienda suelta a la caballería del último modelo de Bango Racing Cars durante todo el sábado de la subida de Ibiza.
Bien es verdad que, a la vista de la amplia diferencia sobre el resto de participantes, no necesitó darle al máximo a la 'rosca' del turbo y se conformó con montar un juego de gomas que ya llevaba un par de fines de semana de competición encima. Pero, aún así, ya en la primera subida oficial batió el record del trazado, establecido en la edición del 2016 por otro piloto acostumbrado a este tipo de situación, Andrés Vilariño. El 2:02.373 que el veterano pluricampeón europeo había dejado como plusmarca al volante de su Norma de motor 3 litros quedó superado por el 2:01.472 que el BRC plasmó en la pantalla de tiempos a su paso por meta. Un registro que Javi, ya con la victoria absoluta y en las dos carreras puntuables del día asegurado, tras haber completado la segunda oficial en apenas medio segundo más, mejoró en 23 milésimas en la última oficial, disfrutando de esa sensación de autosuperación que es, en el fondo, la motivación máxima para un piloto cuando se pone al volante y los principales adversarios son el tiempo y sus propios límites.
Sin opción alguna a poner en aprietos al piloto asturiano, los otros cinco competidores con que contó la categoría 1 en Ibiza tuvieron el aliciente de pelear no sólo contra el crono sino también entre ellos, con el premio, además, de imponerse en la clase 2, la que engloba a los CM+. El ganador de esa pugna fue Francesc Munné, que volvió a mostrarse tan espectacular como eficaz al volante de su Demon Car. El piloto catalán tomó ventaja en la primera oficial, con un crono de 2:11.443 que le situó dos segundos por delante del que sería su competidor más cercano todo el día, Miguel Ángel Campins. Y aunque Munné se dejó unas décimas en cada una de las otras dos subidas de carrera, con las gomas ya acusando el esfuerzo de dos fines de semana consecutivos, mientras que el mallorquín del del Silver Car S3 mejoró sus tiempos en ambas, las posiciones no sufrieron variación.
Cuarto de la categoría 1 terminó el ibicenco Damián Verdera, habitual del certamen balear con un Talex, que alquiló para la ocasión el Silver Car EF10 utilizado un par de semanas antes por Joao Fonseca para imponerse en la subida portuguesa de Serra Estrella. El piloto local acusó el lógico cambio que supone pasar de un CM de motor atmosférico al potente E2-SC turbo, y aunque en la segunda oficial se acercó a los cronos de Campins y Munné, en la primera y la tercera estuvo más lejos y no pudo inquietarles.
Quien, en cambio, si lo habría hecho (es más, los habría batido con claridad) es Pedro Mayol, ganador a efectos del certamen balear con su Norma de motor 2 litros. El mallorquín estaba inscrito en el nacional, pero problemas con la homologación del depósito de combustible de su barqueta hicieron que quedara fuera de la clasificación de la categoría 1, en la que, con un 2:10 y un 2:08, estaría situado en tierra de nadie entre Javi Villa y Munné, ocupando la segunda posición de la general scratch de la prueba.
El duelo entre Mario Asenjo y Raúl Ferré producido una semana antes en Bolulla se repitió en Ibiza. La diferencia fue que en esta ocasión el andorrano del Speed Car superó al cántabro del Silver. Lo hizo, además, como un consumado veterano, quedando por detrás en las dos primeras mangas de entrenamientos para sacar todas sus cartas en las de carrera. Un excelente 2:10.880 en la primera le situó casi un segundo por delante. Y aunque las diferencias en la segunda fueron mínimas, sólo seis centésimas, volvió a batir a su rival, con ambos empeorando sus cronos a medida que el calor aumentaba y el agarre del asfalto iba dejándo sin goma a sus neumáticos que, como marca el reglamento, eran los mismos usados siete días antes en las mangas de carrera de la cita inaugural del certamen.
La subida final se presentaba, por tanto, como decisiva. Y en ella Ferré se acercaba a su registro de la primera mientras Asenjo no acababa de acertar con los cambios en los reglajes que parecían haber funcionado bien en la última de entrenos y terminaba por ir para atrás, siendo superado por Benito Pérez, que ya había estado cerca en las dos anteriores. El resultado era un triple triunfo, en la general y las clasificaciones de las dos carreras puntuables, para Raúl mientras Mario era segundo en todos los casos, es decir justo el deselace opuesto al de Bolulla-Tárbena.
Podría pensarse que eso significaría un empate entre los dos al frente de la general del campeonato. Pero el caracter insular de la subida ibicenca hace que a su puntuación se aplique un coeficiente de 1.2, por lo que los dos primeros puestos de Ferré en Baleares tienen más valor que los dos de Asenjo en Alicante. Personalmente nos parece de lo más injusto, especialmente porque el tema de eso que desde hace años venimos llamando (irónicamente) el 'coeficiente de lejanía', pensado para icentivar la participación en las pruebas celebradas en Canarias, tiene nulo sentido en un certamen tan particular como el de este año, con sólo tres citas puntuables. En todo caso, las diferencias de puntos son mínimas y el título se lo jugarán a una carta entre el andorrano y el cántabro en la cita final del certamen, prevista para mediados de noviembre en Estepona.
El podio de la categoría 2 en Ibiza lo completaba Benito Pérez, en franca progresión respecto a su estreno la semana anterior en Bolulla. El joven piloto riosellano iba a más a medida que avanzaba la jornada y el registro logrado en la última manga oficial le dejaba a apenas una décima de conseguir el segundo puesto en la carrera cuya clasificación se elabora con el crono más rápido de cada participante. Un desenlace agridulce, por tanto, ya que a la satisfacción por el buen ritmo mostrado se unía la frustración de quedarse tan cerca de ganar una posición más.
Aunque para frustrante la jornada de Edgar Montellá, lejos de sus rivales en las dos primeras subidas de carrera y víctima de un toque en la última de entrenamientos que dañaba la parte trasera de su Silver Car y comprometía su participación en la manga final. Finalmente conseguía salir con su Silver reparado de urgencia gracias a la ayuda de varios de sus compañeros y del campeón de la categoría 2 en el 2018, Garikoitz Flores, presente en la prueba para echar una mano en lo que hiciera falta mientras piensa ya en la próxima campaña, después de renunciar a tomar parte en este corto campeonato del 2020.
La categoría 3 presentaba en Ibiza un pronóstico claro. El vencedor en Bolulla-Tárbena, Humberto Janssens, no debía tener problemas para repetir victoria. Entonces había ganado pese a la fuerte oposición de Gerard De la Casa. Ahora, ausente el andorrano, se enfrentaba a los otros dos rivales a los que había distanciando con claridad en la prueba alicantina, Miguel Ángel Clemente y Jordi Gaig. Sin embargo, las carreras no son una ciencia exacta por mucho que el componente tecnológico añada a la ecuación muchas certezas. Es más, en no pocas ocasiones la parte técnica contribuye a incrementar la incertidumbre.
Así ocurrió en Ibiza, donde un problema en el amortiguador trasero derecho del Porsche del granadino supuso un factor no previsto que convirtió lo que se presentaba como fácil triunfo en una igualada lucha. Para que eso sucediera influyó también lo suyo que Gaig progesó de forma espectacular respecto a sus prestaciones de siete días antes. Mucho más a gusto con el potente GT3 RSR sobre el adherente asfalto ibicenco que en el muy resbaladizo piso alicantino, el catalán completó la primera manga de entrenos a apenas medio segundo del andaluz, lo superó en la segundo y lideró la primera oficial con un crono de 2:15.685 que le dió un par de décimas de ventaja. Todo un aviso para Janssens, que apretó los dientes y pese a la 'cojera' de su Cup 2015, rebajó en casi dos segundos su tiempo en la siguiente manga de carrera para ponerse medio segundo por delante pese a que su rival también progesó hasta el 2:14.
Quedaban todavía una subida más de entrenamientos y la última de carrera. En la que no contaba para la clasificación, Gaig mostró tal vez demasiado sus cartas con un 2:13.232 que era un aviso para Janssens de hasta donde podía llegar su adversario. Era todo un acicate que espoleaba al bicampeón de la categoría 3. El granadino de origen belga salía a por todas en la manga definitiva y lograba su mejor crono del día, un 2:11.956 que estaba fuera del alcance de Gaig, cuyo registro era unas décimas peor que el conseguido en la subida previa de entrenos. Después de todo, se había cumplido el pronóstico y la victoria, tanto en la general de carrozados como en sus dos carreras puntuables, era para Janssens... pero que nadie piense que fue un triunfo fácil como sobre el papel se esperaba.
Lejos del dúo de cabeza, el tercer puesto de la categoría 3 volvía a ser, al igual que en Bolulla, para Miguel Ángel Clemente. Eso sí, el de Macael tampoco tenía una jornada tranquila. Un problema en el cambio de su Porsche Cup 2010 le obligaba a detenerse al inicio de la primera subida de carrera, que completaba después a ritmo más lento. Con una manga inútil a efectos de la clasificación, Clemente no podía cometer errores en las dos siguientes, así que no forzaba más de la cuenta y marcaba un par de cronos por encima de 2:20 que eran suficientes para desbancar al mejor de los locales, el mallorquín Vicente Javier Matias, cuarto con un precioso Ford Escort Cosworth, decorado al estilo del utilizado allá por los años 90 por Patrick Snijers.