La no por esperada menos decepcionante cancelación definitiva de la edición de este año de la Subida a Ubrique se anunciaba oficialmente en vísperas de la que en principio era primera prueba de la segunda mitad de temporada y acababa convirtiéndose en el ecuador del certamen, la ‘pujada a Alp 2500’. La cita catalana del campeonato de España de Montaña volvía a estar integrada dentro del ‘Festival Motorsport Alp’, con una serie de actividades que añaden contenidos y variedad con el objetivo de atraer público a un trazado que, por su belleza, bien merece la presencia de más espectadores que los (no muchos) que congrega cada año. En ese sentido, esta vez eran algunos más los que acudían a la localidad de la Cerdanya para disfrutar de la subida, el rallysprint, los Legend y las concentraciones de coches clásicos y eléctricos. Un poco de todo y para todos los gustos, con la ventaja de ampliar el abanico de vehículos presentes y el número de participantes (siempre importante esto último para que las cuentas del organizador cuadren), y el inconveniente de unos horarios muy apretados y algo complicados de seguir para el espectador, con una mezcla de disciplinas que, además, acaba por diluir, en cierto modo, el impacto de cada una de ellas.

En particular, la prueba puntuable para el campeonato de España de Montaña, quedaba este año muy ‘mezclada’ con todo lo demás al optar la mayoría de pilotos y equipos locales por competir sólo en el certamen catalán, para el que, tema de licencias aparte (hay que tener la expedida por la RFEdA para optar a puntos en el campeonato de España), la inscripción tenía un coste menor a cambio de hacer cinco subidas en vez de las seis incluidas en el programa de la prueba nacional. Una lástima, porque ello privaba a las categoría 2 y 3 de la presencia de pilotos que habrían dado mucho juego en la lucha por los puestos de cabeza y, además, convertía en bastante confuso el orden de salida, con los prioritarios del campeonato de España abriendo la marcha seguidos de los participantes en la competición de regularidad de montaña, los del campeonato de Cataluña y, finalmente, los (pocos) del nacional que no estaban en la lista de prioritarios. Y eso cuando por el medio, entre manga y manga de la prueba de montaña, no pasaba la treintena de participantes en el rallysprint (en sus dos modalidades, velocidad y regularidad), como ocurría un par de veces el sábado. Tal vez lo mejor sería separar las diferentes competiciones, con el rallysprint antes y/o después de la subida, y, dentro de esta, los ‘regionales’ y los ‘nacionales’ partiendo en bloques separados. De ese modo, seguiría habiendo variedad para los espectadores y, además, resultarían más comprensibles y fáciles de seguir las distintas competiciones.

CATEGORÍA 1: GANAR NO SIEMPRE ES SUFICIENTE

Javi Villa ganó con enorme claridad en Alp. En la suma de tiempos aventajó en más de medio minuto al segundo clasificado. Fue su cuarta victoria absoluta del año y, por tanto, se impuso también por cuarta vez consecutiva en la categoría 1. Cifras que firmaría cualquiera y que le sitúan a un paso de conseguir el que sería su sexto título en el Campeonato de España de Montaña.

Sin embargo, es muy posible que el triunfo en la cita pirenaica del nacional haya sido el que menos satisfacción le haya deparado al asturiano de los muchos conseguidos en los ocho años que lleva disputando el certamen. Para empezar, porque sin rivales que le pudieran inquietar, su primer objetivo en Alp era probar la evolución del BRC BR53 (motor turbo de 1175cc, nueva aerodinámica y suspensiones mejoradas), que estaba previsto estrenar en la prueba pirenaica, cuyo trazado es ideal para trabajar en un vehículo de estas características. Pero el retraso en la llegada de algunos componentes hizo que el debut no fuera posible, teniendo que aplazarse para la siguiente prueba del campeonato, en Chantada a mediados de agosto.

Así que, sin coche nuevo ni adversarios que le presionaran, Villa buscaba la motivación en rebajar su mejor crono del año pasado, cuando en su primera visita a Alp con el BRC de motor 1000 turbo había pulverizado el record establecido en el 2015 por Vilariño con la Norma de propulsor 3 litros, mejorándolo en más de siete segundos para dejarlo en 2:50.310. El sábado, con sol, mucho calor y, especialmente, unos reglajes de suspensión tal vez excesivamente duros, que daban resultado en las zonas más rápidas pero le hacían sufrir en las más lentas, el nuevo tope estaba lejos, si por lejos entendemos un segundo, distancia que puede parece pequeña pero es enorme cuando se rueda al ritmo al que va Javi.

El domingo, con las nubes cubriendo el cielo pero aún conteniéndose durante la segunda manga de carrera, la temperatura era más agradable, lo que siempre agradecen las mecánicas sobrealimentadas, y los cambios en la puesta a punto iban en la buena dirección, como demostraba el 2:50.688 que aseguraba el triunfo para el de BRC. Con la victoria en el bolsillo, faltaba ponerle la guinda con el record en la subida final. Unos últimos retoques aquí y allá dejaban el coche perfecto para un último asalto antes de pasar página y empezar en Chantada con el nuevo modelo. Pero la anunciada lluvia acababa por llegar, frustraba el intento de bajar de 2:50 y, peor aún, le acababa costando a Javi una de esas salidas de carretera que más duelen, las que no se producen por ir atacando a fondo ni por un fallo mecánico si no por perder la concentración, aunque sea mínimamente. Tras ver las primeras gotas de agua sobre el parabrisas, Villa levantaba el pie, contrariado por no poder mejorar su crono anterior, y pensaba ya sólo en llegar a meta sin más. Pero el chaparrón era especialmente intenso en las últimas curvas y el BRC BR53 calzado con slicks acababa esquiando por el asfalto y terminaba subiendo por un talud cercano a la estación de La Masella. No era, desde luego, la despedida que Javi esperaba darle a la primera unidad del BR53 ni el mejor modo para celebrar su cuarta victoria de la temporada. Esta vez ganar no era suficiente para terminar contento.

En ese sentido, más contento terminó el segundo clasificado, Toni Ariete. El levantino retornaba al nacional, aunque fuese sólo por una carrera debido a temas personales que le mantendrán alejado de la competición unos meses. Y tras sufrir problemas con los manguitos del turbo el sábado, cuando sólo podía ser quinto absoluto y tercero de la categoría 1, a segundo y medio de Broberg y su Radical, remontaba el domingo poniéndose fuera del alcance del marbellí con un 3:03. Sin ser el 3:00 que Toni buscaba, resultaba más que suficiente para completar el doblete de los BR53 en la clasificación absoluta y de la categoría 1.

CATEGORÍA 2: NUEVO VENCEDOR, NUEVO LÍDER

No hay duda, Arkaitz Ordoki le tiene cogido el truco a la técnica subida de Alp. El año pasado sumó en la prueba catalana su primera victoria en la categoría 2 del campeonato de España después de batir en un cerrado duelo al líder, y a la postre campeón, Garikoitz Flores. Doce meses después ha repetido triunfo, imponiéndose en esta ocasión al aspirante a destronar al poseedor del título, Domingo Estrada.

Dos victorias logradas de un modo muy diferente, eso sí. En el 2018, Arkaitz ganó tras superar a Garikoitz en la última subida oficial. En el 2019 tomó tal ventaja en la primera manga de carrera que prácticamente sentenció ya el resultado en la jornada del sábado. En términos ciclistas, ya que estamos en época del Tour, se podría decir que el año pasado había ganado al sprint, remontando en los metros finales antes de la línea de meta, mientras que esta vez venció tras una fuga en solitario después de un fuerte demarraje al inicio de la etapa.

Por detrás del ‘escapado’, la esperada lucha entre los dos grandes favoritos en la lucha por el campeonato también se resolvió por la vía rápida. Mientras Domingo Estrada era el único, junto a Ordoki, en bajar del 3:10 en la subida de carrera del sábado, Garikoitz Flores no llegaba a meta al romperse el motor de su BRC. Un contratiempo especialmente importante debido al pronóstico meteorológico, que anunciaba lluvia poco menos que segura para el día siguiente. Con dos mangas oficiales aún por disputar, el navarro necesitaba terminar las dos para clasificarse y puntuar. Pero si llovía aunque sólo fuese un poco en una de ellas, sus posibilidades de conseguir un buen resultado eran nulas al no tener el crono sobre piso seco del sábado con el que ya contaban todos sus rivales.

Y finalmente llovía durante la última subida de carrera, aunque cuando subían los prioritarios del nacional fuera sólo en la parte final del trazado. Suficiente, en todo caso, para que el actual campeón tuviese que sumar en su total del fin de semana un 3:14 al tampoco excesivamente satisfactorio 3:10 registrado la manga anterior, completada con esa difícil tarea que siempre es tratar de ir lo más deprisa posible pero, a la vez, teniendo que asegurar el resultado porque no hay margen para el error y, encima, hacer todo ello con un motor de recambio en lugar del original. Un esfuerzo baldío, finalmente, ya que la suma de tiempos mandaba a ‘Gari’ a un sexto puesto que parece destinado a ser el que descarte de su total de puntuación a final de temporada.

La llegada del agua por poco no arruinaba también el fin de semana de Estrada, ya que empezaba a chispear cerca del término de la segunda oficial, que el joven cántabro afrontaba al final del grupo por su decisión de no estar incluido en el grupo de prioritarios del nacional que suben por delante del resto de competidores. Algo que ya le dejó sin hacer una subida en Estepona y le costó caro en Guía de Isora, cuando la lluvia le arruinó la segunda manga de carrera. Esta vez Domingo pudo completar la manga antes de que las gotas de agua cayeran con fuerza y se quedó a apenas tres décimas del inalcanzable Ordoki, con los dos rodando en 3:07 cuando el día anterior el navarro había bajado al ‘06’ mientras el cántabro estaba en el ‘09’. Buenos cronos aunque muy lejanos todavía del estratosférico record de la categoría 2, en poder de Villa desde el 2016 cuando ganó al scratch con el B49 de BRC marcando un 3:02.864 en una de las mangas. Y también por encima del mejor registro conseguido en el 2017 con el Silver Car S3 por César Rodríguez, que llegó a parar el crono en 3:06.380 aquel año.

Por debajo de 3:10 en la segunda oficial estuvieron también dos pilotos que, de entrada, ya tenían varias cosas en común (la procedencia, la juventud y la marca de coche utilizada). Tres características a las que, vistos sus cronos, se añade una cuarta que también comparten, la rapidez. Ellos son los jóvenes andorranos de Speed Car Edgar Montellà y Raúl Ferré. El primero, habitual del campeonato estás últimas temporadas, acabó sumando en Alp su primer podio de una temporada en la que estaba mostrándose consistente pero le faltaba todavía ese algo más que siempre significa subirse al ‘cajón’, aunque sea en el tercer peldaño. El segundo es otro exponente más de esa inagotable cantera del pequeño principado pirenaico. A sus 21 años debuta esta temporada en competición y su actuación en Alp fue de lo más prometedora, aunque resultase breve y sin reflejo en la clasificación, a causa de una rotura de palier en la oficial del sábado y la lluvia de la última del domingo. Con el GTR de PepMotor, el chasis número 1 del último modelo de CM fabricado por la marca catalana, ya con una decena de años de antigüedad, Ferré se mezcló sin complejos con los mejores del nacional en una primera toma de contacto que, esperamos, tenga continuidad en el futuro.

El dúo andorrano acabó desbancando del tercer puesto a Jonathan Álvarez, que en Alp pudo, por fin, rodar un buen número de kilómetros sobre seco con el Talex y ya empezó a asomar por los puestos en los que solía estar cuando competía con el veterano BRC CM05. Tercero en la manga de carrera del sábado, el asturiano concluía finalmente cuarto en el cómputo total, rozando el primer podio para la marca madrileña y completando un cuarteto de cabeza de la categoría 2 con cuatro pilotos al volante de vehículos de cuatro fabricantes diferentes. Una variedad que es una magnífica noticia para el certamen y que se añade al hecho de que en cuatro subidas llevemos cuatro vencedores diferentes y el liderato haya ido cambiando de manos poco menos que tras cada una de ellas. De Estepona salió Garikoitz al frente de la tabla. En el Fito venció Domigno y empató en la primera posición del certamen. En Guía de Isora se impuso el local Afonso y Flores volvió a estar sólo en cabeza. Y en Alp ganó Ordoki pero Estrada es el nuevo líder.

CATEGORÍA 3: CUARTO GANADOR, CUARTO LÍDER

La participación de la mayoría de pilotos locales en el campeonato de Cataluña dejaba muy pobre la lista del carrozados del campeonato de España, con nada más que siete participantes. De ellos, tres estaban sólos en sus respectivas clases, así que les bastaba con terminar para sumar el máximo de puntos y, de paso, conseguir una posición en la general que normalmente está fuera del alcance de sus monturas en cualquier otra prueba. Así, José Blanco Rosales, pese a un toque en el que dañaba la parte delantera derecha de su veterano Mitsubishi EVO IX de la clase 7, terminaba quinto de la categoría 3, Antonio Noguera era sexto con el Lotus Elan encuadrado en la 10 (la de los vehículos históricos) y el vizcaíno Fran Benitez concluía séptimo con su Citroen Saxo de la clase 9.

Entre los cuatro restantes, todos incluidos en la clase 5, estaba el único piloto del certamen catalán que finalmente se animaba también a tomar parte en la prueba del nacional, Santiago Mateo, que era cuarto en las dos mangas de carrera disputadas sobre seco con su Porsche Cup del 2010 y ocupaba esa misma posición en el cómputo total.

Los puestos de podio quedaban reservados a los tres pilotos que, por experiencia y material, eran claros favoritos a ocuparlos. El tercero se lo adjudicaba Kike Perelló, que era de los pocos en lograr su mejor crono del fin de semana en la última subida de carrera, cuando la lluvia ya empezaba a caer en la parte alta del recorrido. Un 3:19.001 con el que mejoraba además sus registros del año anterior en este mismo trazado con el Porsche.

El segundo lugar era para Gerard De la Casa, que sumaba unos puntos que valen su peso en oro dado el sistema de puntuación del campeonato. Un sistema que sigue premiando especialmente la regularidad, para animar a los pilotos que buscan los títulos a competir en el mayor número de pruebas posibles y tratar de que el desenlace del certamen no se produzca antes de su última prueba. Con un ‘cero’ en su cuenta tras el abandono de Estepona, las averías que condicionaron sus resultados en el Fito y Guía de Isora, y el líder tras la subida tinerfeña, Salva Tineo, compitiendo en la carrera de la NASCAR europea en el oval holandés de Venray, el andorrano sabía que lo importante era terminar. Así que competía esta vez con el motor ‘pequeño’ en su Subaru WRC, que rinde unos cien caballos menos que el ‘grande’ pero es mucho más fiable. Y con los potentes Porsche de Gaig y Salvans compitiendo en el certamen catalán, la segunda posición estaba muy a su alcance sin tener que jugársela más de la cuenta. La diferencia de potencia del propulsor y nivel de riesgo que asumía el piloto se cifraba en los alrededor de siete segundos que separaban sus cronos, en torno al 3:18 de este año, del 3:10.403 que había llegado a marcar el año pasado.

Cerca de ese tope sólo acababa estando José Antonio López-Fombona, que dominaba claramente con el Lamborghini Huracan SuperTrofeo. El gijonés tomaba ventaja el sábado con un 3:12.9 que le situaba más de cinco segundos por delante del Subaru de Gerard. Una ventaja que podía no servir de nada si las nubes descargaban sobre el asfalto en las dos mangas de carrera del domingo. Así que cuando finalmente se retrasaban y acababan soltando su agua en la última, hacía un rato que Fombona se había asegurado el triunfo. Su tiempo de 3:11.726 en la segunda oficial elevaba su ventaja por encima de los diez segundos y le ponía a salvo de la letal combinación que para su potente ‘trasera’ hubiera sido hacer dos mangas contra un rival con tracción total en piso mojado. Algo que finalmente se encontraba el asturiano en las últimas curvas de la subida final, cuyo parcial se llevaba el andorrano del World Rally Car por apenas tres décimas.

Un último asalto sin valor alguno para el resultado, que se definía con la suma de las dos mangas disputadas en seco, en las que el dominio de Fombona había sido total, no sólo frente a De la Casa si no, también (aunque eso no le sirva en puntos para el nacional) ante el espectacular Porsche GT3 de Gaig, que se imponía en la clasificación del catalán con un par de 3:13 que le hubiesen intercalando entre los dos primeros del nacional, restándole un par de puntos a Gerard.

Dos puntos que ¿quién sabe? podían ser, a final de año, la diferencia entre ser campeón o no en una temporada extraña para la categoría de carrozados, con cuatro vencedores y cuatro líderes diferentes en las cuatro primeras pruebas de la temporada. Ahora mismo, De la Casa es el nuevo líder del campeonato pese a no haber sumado ninguna victoria en lo que va de año, y Fombona es segundo, a 2.6 puntos. Los dos tienen ya un ‘cero’ (el abandono de Gerard en Estepona, la no participación de José Antonio en Guía de Isora), y son los puntos extra del mayor coeficiente de la prueba canaria los que compensan a favor del vigente campeón su ausencia de triunfos frente el sumado por el gijonés en Cataluña. En Chantada, donde se espera la presencia de José Antonio Aznar y José Alonso Liste como otros posibles candidatos a los puestos de cabeza, deberíamos tener ya más idea de quien puede llevarse el título... aunque da la sensación de que el único que realmente lo va a perseguir es De la Casa.