Daniel Ceán-Bermúdez
@daniel_cean

MISIÓN IMPOSIBLE 2

De Carlos Sainz a Dani Sordo, de Fernando Alonso a Carlos Sainz

Está historia ya la hemos vivido hace años. Con diferentes nombres. Con circunstancias muy similares. Con los mismos intereses como motor (¡nunca mejor dicho!). Llevaba tiempo fraguándose pero el auténtico espectáculo comienza ahora, una vez anunciada por Fernando Alonso su retirada de la Fórmula 1 al final de esta temporada. Se va el ídolo de una afición que apenas si existía antes de su llegada. Se puede acabar el negocio en el que pocos creían y del que muchos han sacado partido y quieren seguir sacándolo. No hay tiempo que perder. Hace falta un sustituto que permita mantener todo el tinglado antes de que se desmorone.

Es el turno de elevar a los altares a Carlos Sainz ‘Junior’ y de justificar cualquier resultado que no sea positivo. De buscarle enemigos a los que despreciar para continuar con el siempre rentable discurso de buenos contra malos, de los nuestros contra los de fuera. Es la única forma de mantener lo conseguido por una gran cantidad de prensa que nunca se interesó por la Fórmula 1 hasta que empezó a ganar Alonso, como tampoco les interesaban los rallyes hasta que comenzaron los éxitos de Carlos Sainz ‘Senior’.

La presencia de padre e hijo en la misma historia produce un curioso paralelismo que vengo observando desde hace tiempo y tengo la sensación de que se va a acrecentar en los próximos meses. Después de la retirada de Carlos Sainz, bicampeón mundial de rallyes que no logró más títulos en buena parte por no escoger bien los equipos en los que compitió tras salir de Toyota, se quiso convertir en su inmediato sucesor a Dani Sordo. Un buen piloto, que lo sustituyó en Citröen pero nunca pudo lograr los éxitos de su fabuloso predecesor, aunque su carrera en el mundial de rallyes sea notable y muy meritoria, sobre todo por lo larga que ya es y lo complicado que resulta mantenerse a esos niveles.

Ahora Alonso deja la Fórmula 1, también con dos títulos mundiales que no fueron más por su nefasta forma de moverse entre bambalinas, cambiando de escudería casi siempre a peor. Y su lugar en McLaren lo va a ocupar Sainz Junior, a quien también se pedirá que consiga lo que no va a estar a su alcance. Porque Carlos es un buen piloto, de eso no hay duda, pero no me da la sensación que tenga ese extra de talento necesario para convertirse en uno de los grandes.


Tengo la impresión de que Sainz hijo va a ser a Alonso lo que Sordo fue (y sigue siendo) respecto a Sainz padre: un piloto de magnífico nivel que no llegará, ni de lejos, a las cotas de su antecesor. Y, al igual que pasó con los rallyes, el resultado será probablemente similar: el interés de la prensa española decaerá en cuanto los triunfos y los títulos no lleguen, porque ya se sabe que aquí lo que realmente interesa es que ‘ganen los nuestros’, lo de menos es en que deporte.

Mientras se espera por esos éxitos, que probablemente no lleguen nunca, se buscarán culpables externos sin comprender que tanto Sainz padre como Alonso son figuras extraordinarias, que salen una vez cada mucho tiempo en todo el mundo. Pretender que el 'siguiente Sainz' o el 'siguiente Alonso' sean españoles es tener las miras muy cortas o ser incapaz de reconocer el fracaso de una forma de hacer periodismo centrada en el negocio a corto plazo y que, por eso mismo, se irá a pique en cuanto no haya otra 'figura' de la que tirar para mantener los altos ingresos, los viajes por todo el mundo a gastos pagos y demás privilegios a los que algunos se acostumbraron muy rápido y se resistirán a renunciar. Así que estirarán la goma mientras puedan, como ya hicieron en su día con Sainz, como llevan haciendo ya unos cuantos años con Alonso, y luego pasarán a otra cosa. Como ya ocurrió en la época post-Sainz del mundial de rallyes, como pasa tan a menudo en España con cualquier deporte que no sea el fútbol, único en el que da igual que 'los nuestros' ganen o no, de hecho hasta hace poco estábamos más bien acostumbrados a que no ganaran casi nunca, sobre todo si hablamos de la selección nacional.


Obviamente no soy adivino, así que esto es sólo un pronóstico pesimista (o de un optimista bien informado, que decía cierto cómico argentino). Si se acaba convirtiendo en acertado será una lástima y otra gran ocasión perdida para haber creado una cultura, y una afición al automovilismo, sean los rallyes o la fórmula 1, que no se base solo en el culto a los ídolos y, por eso mismo, pueda mantenerse más allá del inevitable final de sus brillantes carreras deportivas.