Hay cuatro pruebas sobre las que nunca ha faltado un reportaje en esta web desde que arrancó, allá por el año 2002. Qué tres de ellas sean subidas y las tres se disputen en Asturias es poco menos que obligado en una página que nació siguiendo el regional asturiano de la especialidad. Una es la subida a Muncó, la primera que cubrimos en directo, y las otras dos son el Fito y Santo Emiliano, que entonces eran las dos citas del Campeonato de España en nuestra región.

Pero, aunque nunca hayamos dejado de hacer reportaje sobre las tres, en realidad a Muncó faltamos varios años, cuando el calendario se empeñaba en hacerla coincidir con el rallye Rías Baixas del nacional de asfalto. Algo que solía suceder, aunque sólo parcialmente, con el Fito y el rallye de Cantabria, lo que permitía compatibilizarlos a costa de acudir a la subida para su segundo día de competición. Un ‘apaño’ que resultó imposible en el 2013, cuando las dos pruebas se disputaron exactamente a la vez, con su primera jornada el sábado por la tarde y la segunda el domingo por la mañana. Entonces, tuvimos que optar por el rallye perdiéndonos por completo aquel Fito.

Así que, después de todo, de esas tres pruebas de montaña que siempre han estado presentes en ‘cita’, Santo Emiliano es la única de la que no nos hemos perdido ninguna de las dieciséis ediciones disputadas desde entonces. Una fidelidad total que se debe a diferentes factores, desde los emotivos de ser una subida que nos encanta a los profesionales, ya que nos encargamos de su web oficial desde el 2003. Esto último nos lo recuerda cada año el espacio cada vez mayor que van ocupando en nuestra estantería los folletos con los datos y fotografías de los participantes, una novedad que introdujo la prueba langreana en el 2003 y que nos había inspirado nuestras visitas a las 24 horas de Le Mans en los años anteriores.

Con la mítica carrera de resistencia volvía a coincidir Santo Emiliano en este 2017, cómo suele ocurrir prácticamente cada año a mediados de junio. Hecho que nos llevó en el reportaje del 2011 a echarle imaginación para buscar (y encontrar) similitudes entre dos pruebas tan diferentes como son la gran clásica francesa y la subida de montaña asturiana. Y puestos a hacer uso de la imaginación, al año siguiente convertí a Santo Emiliano en una versión moderna de la legendaria Targa Florio o, al menos, en una heredera del espíritu de aquellas carreras en ruta de los años 60 y 70 con barquetas, sport-prototipos, GTs y turismos de todo tipo desafiándose en carreteras de uso diario bajo el abrasador sol siciliano.

¡QUÉ CALOR!

Y no sería siciliano pero si que resultó más que abrasador el intenso sol que brilló en el cielo de Langreo durante las dos jornadas de este trigésimo tercer Santo Emiliano, nuestro decimosexto particular. Un sol que nos acompañó desde nuestra llegada a Langreo, a media mañana del sábado, hasta el término de la prueba, a mediodía del domingo, y del que apenas nos libramos al inicio y al final del fin de semana, los dos momentos en que estuvimos a cubierto de los inclementes rayos del astro rey en el interior del Centro de Deportes Juan Carlos Beiro, sede un año más de las verificaciones y la entrega de premios.

El resto del tiempo, metidos en esa especie de pozo en que la orografía convierte a Sama y alrededores, con temperaturas de más de treinta grados y ni una pizca de brisa, el calor fue, por momentos, asfixiante. Y si lo era para nosotros, en manga corta y al aire libre, no me quiero imaginar como sería para los pilotos, enfundados en sus ropas ignífugas y metidos en unos coches convertidos en auténticos hornos. No menos sufrían las mecánicas, cuyos sistemas de refrigeración eran puestos más que a prueba. Y no digamos los neumáticos, que tenían la doble tarea de resistir el calor ambiental y el generado por la fricción con el nuevo y más abrasivo asfalto que cubre Santo Emiliano desde el año pasado. Con todo ello, no es de extrañar que al final hubiese una decena de bajas a lo largo de dos días de competición en los que la brevedad del esfuerzo que para pilotos y máquinas supone la montaña era, por una vez, casi agradecida.

VILARIÑO Y FOMBONA, ETERNOS

En nuestro primer Santo Emiliano, el del 2002, tanto Andrés Vilariño como José Antonio López-Fombona ya eran unos ilustres veteranos y, por supuesto, estaban entre los principales protagonistas, aunque con muy diferentes monturas y objetivos. La prueba langreana era puntuable para el Campeonato de España, que la normativa de la época reservaba a los turismos y los, entonces, casi recién nacidos CMs. Así que el espectacular Reynard Fórmula 3000 del piloto vasco corría ‘fuera de concurso’ a efectos del certamen nacional, en el que, en cambio, era uno de los coches punteros el flamante Audi A4 Superturismo que estrenaba en aquella ocasión el asturiano. Y tanto el uno como el otro tenían un fin de semana complicado. A Vilariño le fallaba la mecánica de su monoplaza después de haber logrado, con claridad, los mejores cronos absolutos en las dos mangas de entrenos. Y Fombona empezaba estrenando con mal pie el coche procedente del mundial de turismos, con el que tenía un ‘tropezón’ en el bordillo del puente situado en los metros iniciales de la prueba. Un desliz del que se rehacía para acabar cuarto al término de la prueba.

Quince años han transcurrido desde entonces. Una década y media en la que el tiempo da la sensación de haberse detenido para ambos. Porque ahí han seguido, en la brecha, con esa ilusión y esas ganas para volver a empezar cada temporada, para buscar nuevos retos y lograr nuevas y muy numerosas victorias. Y ahí estaban los dos otra vez en la subida a Santo Emiliano del 2017, de nuevo entre los principales protagonistas. Es más, en esta ocasión eran los dos máximos y casi únicos favoritos. El de Ondarribia, a la victoria absoluta con su barqueta Norma, que en común con aquel Reynard sólo tiene la cilindrada de su motor. El gijonés, al triunfo en la categoría de carrozados con un Lamborghini Huracán SuperTrofeo pariente lejano, por genes mecánicos ‘made in Audi’, del A4ST. Y en esta ocasión no se interponían en sus respectivos caminos ni averías, ni bordillos. En otro fin de semana de intenso calor, porque aquel del 2002 también lo recuerdo especialmente soleado y de ambiente bochornoso, Andrés y José Antonio cumplían los pronósticos y ganaban con la lógica holgura que era de esperar dadas su experiencia, su calidad y la competitividad de sus monturas.

Pero, en realidad, para ambos lo de menos pienso que era ganar. Eso se daba por descontando. Para los dos se trataba de seguir desafiando al tiempo como lo llevan haciendo ya tantos años. Un desafío doble, el de mejorar las marcas que indica el cronómetro y el, si cabe, aun mayor, de mantener su nivel, su capacidad y su motivación para, a su edad (dicho esto con absoluta admiración ¡ya quisiéramos llegar a sus años en ese estado de forma física y mental!) seguir teniendo ganas y valor para enfundarse una y otra vez el caso y ponerse al volante de coches con un nivel de exigencia como los que pilotan. Un doble reto que los dos superaban con nota.

Con sobresaliente para Fombona, que acababa rodando en la primera oficial del domingo, pese a no montar gomas nuevas, en el 2:26 logrado el año pasado con el Audi R8 LMS. Tiempo absolutamente inalcanzable para el resto de participantes en la categoría de carrozados, entre los que ‘Viti’ Pardeiro era rival más cercano con un par de 2:32 más que satisfactorios para el piloto local en su estreno en casa del Porsche (una unidad exRMC que había sido del andaluz Alba) tras la breve toma de contacto de unas semanas antes en Galicia.

Y con matrícula de honor para Vilariño, que en la primera manga de carrera del domingo se quedaba a una décima de su propio record del trazado, el 2:06.310 que había establecido en el 2014 al volante de la más ágil pero menos potente Osella de motor 2 litros. Con el calor que hacía, y que iba aumentando a medida que el sol se acercaba a su cenit, el asfalto iba a estar ardiendo en la última subida del día, así que las condiciones no parecían las más propicias para rodar más deprisa. Pero Andrés no se conformaba con ‘solamente’ ganar una carrera que ya tenía ganada. Salía a la manga final dispuesto a vencer al tiempo por partida doble: a superar al Vilariño tres años más joven y a rebajar ese record que se le había resistido unos minutos antes. Y lo conseguía con un registro de 2:05.266 que se convierte en el nuevo record de Santo Emiliano, en el nuevo objetivo para que el veterano piloto vasco siga desafiando al tiempo, en cualquiera de sus formas, el año que viene y el siguiente y quien sabe cuantos más.

ALBINO SE ESCAPA EN LA CATEGORÍA 1

A efectos del Campeonato de Asturias de Montaña, el duelo por la victoria se presentaba como una reedición del mantenido en Muncó por el líder del certamen, Albino García, con su Silver Car S2, y el ganador en la clásica de la Pola, Ismael Peón, con el EF10 turbo del fabricante navarro. Pero esta vez, aunque ‘Mael’ mantenía a su favor la ventaja mecánica de la mayor caballería de su montura tenía la importante desventaja de no conocer en absoluto el terreno. Esta iba a ser su primera vez en Santo Emiliano, una subida que, por su rapidez, hay que aprenderse bien antes de poder atreverse a pisarle realmente a fondo en los sitios dónde se hacen los tiempos.

Por ello, no me resultaba extraño ver a Albino claramente por delante al término de la jornada del sábado, que se cerraba con la primera de las tres subidas oficiales del fin de semana. El de Nalón Autosport rodaba ya en un 2:21 que era un crono de buen nivel, mientras que el del CAS no lograba bajar aun del 2:31 y se veía incluso superado por el cántabro Rubén Echevarría y su veterano Speed Car GT1000.

El domingo, en la última manga de entrenos, ‘Mael’ ya empezaba a ir un poco más a gusto por las rampas de Santo Emiliano y rompía la barrera del 2:30 con un 2:28 que, aunque todavía demasiado lejos como para pensar en inquietar al líder, debía al menos ser el primer peldaño de su progresión en las dos restantes oficiales. Pero, desafortunadamente, el grupo de su Silver Car EF10 cedía y no le quedaba más opción que abandonar. Una retirada que dejaba a Peón sin opción siquiera de lograr el mal menor que, de cara al campeonato, hubiese sido la segunda plaza.

Con su rival fuera de combate, Albino no tenía necesidad de arriesgar en lo que quedaba de competición para lograr una nueva victoria que, unida al cero de su más cercano perseguidor en la tabla, le deja ya a un paso del título pese a que aun estemos justo en la mitad de temporada. El Campeonato no se le puede escapar a este veterano de las carreras cuyo triunfo, de consumarse, nos alegrará especialmente por ser el perfecto representante de esa buena gente que lleva muchos años ligada a la competición y, sobre todo, que la vive de un modo especialmente sano y con una extraordinaria modestia. Pocas veces habrá merecido nadie ser Campeón de Asturias como Albino García, y en La Faya, en su casa, en la próxima cita del certamen, puede dejar el campeonato ya poco menos que sentenciado hasta casi matemáticamente.

LA CATEGORÍA 3 MANTIENE EL INTERÉS

Con la categoría 2 de nuevo desierta a efectos del Campeonato de Asturias, tras el abandono de su líder y único asturiano en liza en Santo Emiliano, Víctor Manuel Carballo, después de un fuerte toque llegando a meta en la primera de entrenos, el interés del regional en lo que resta de temporada va a estar en la pelea por el título en la categoría 3. Antes de Santo Emiliano era la que estaba más igualada, aunque bien es verdad que su líder, Primitivo Ambrés, contaba con una ventaja importante. Pero el resultado de la prueba de la cuenca ha comprimido la tabla de forma notable… aunque está por ver si en realidad se han acortado tanto las diferencias como cuando escribo estas líneas, el viernes posterior a la carrera, muestra la clasificación del certamen publicada en la web de la FAPA.

Digo esto porque en dicha clasificación aparece, para mi sorpresa, un ‘cero’ para el líder en la casilla correspondiente a Santo Emiliano. Y teniendo en cuenta que el piloto de EDA figura en la sexta posición en los resultados oficiales de la prueba langreana (firmados por los comisarios deportivos) no entiendo cómo, a posteriori, se le pueda dejar sin puntos y considerar un abandono el hecho de que se retirase en la última oficial. Una retirada causada por problemas mecánicos en su SEAT León que le trajeron de cabeza durante todo el fin de semana y se fueron agravando hasta obligarle a tener sólo que partir en la manga final, aparcando unos metros más adelante para, una vez concluida la prueba, retornar al parque cerrado con el coche averiado y el permiso para llevarlo así por parte de la dirección de carrera. Un proceder que permite el reglamento en su artículo 10.12 cuyo contenido es el siguiente: “El participante que haya finalizado la prueba y no pudiera desplazar el vehículo por sus propios medios hasta el lugar designado por la organización como parque cerrado final, deberá ponerlo en conocimiento del director de carrera quien le indicará el procedimiento a seguir. Trasladado con la Grúa de la Prueba, remolcado con vehículo de la Organización, remolcado por el propio participante con sus propios medios.”

Este texto en ningún momento indica que esa forma de retornar al parque cerrado implique no ser después incluido en la clasificación si, cómo es el caso de Ambrés (y de Santiago Menéndez, que también ‘aparcó’ nada más iniciar la tercera oficial) has completado las otras dos subidas de carrera, lo que debería ser suficiente para entrar en el cómputo total de la prueba y, por tanto, tener derecho a los puntos que te correspondan en función del puesto ocupado por la suma de esos dos tiempos. Así que esperemos que se rectifique lo que, pensamos, es un error de aplicación de la norma ya que, al fin y al cabo, de ser esta su interpretación se caería en el absurdo de penalizar con un abandono a los pilotos que, aun entrando en parque cerrado, no hayan cruzado la meta en la última oficial tras haber completado las otras dos, mientras que si no terminan la primera o la segunda pero si lo hacen en las dos restantes se clasifican sin problemas. Y, desde luego, lo que menos nos gustaría, en caso de que se persista en mantener ese ‘cero’ para Ambrés en Santo Emiliano, es que ello acabe resultando decisivo en el resultado del campeonato. Qué de títulos resueltos por una aplicación absurda de una norma mal escrita ya tuvimos bastante con aquella ridiculez de considerar ‘exclusión’ el abandono por accidente de Fermín Busta en Muncó 2010, un incidente cuya pésima gestión por parte de los federativos de entonces acabó por costarle el campeonato de aquel año en base a un reglamento redactado por alguien que de semántica no andaba especialmente fino y, encima, no fue capaz de reconocer su evidente fallo en el adecuado uso del lenguaje. Así que confiemos en que los actuales federativos no caigan en aquella necedad de persistir en el error, y tengan la sabiduria de rectificarlo cuanto antes.

Sea cómo fuere, en Santo Emiliano, por delante de ‘Primi’ acabaron sus dos más inmediatos perseguidores en la tabla de la categoría 3, Carla Álvarez y Hugo Fernández, lo que, en todo caso, les permitía ya recortar distancias, aunque no tanto como se refleja ahora en la tabla del campeonato. La joven piloto gijonesa va a más en cada subida con su nuevo León Supercopa, y en las ‘circuiteras’ rampas de la AS111 encontró el terreno ideal para sacar el máximo partido al coche procedente de las pistas. El sábado, en la primera oficial, Carla ya se había situado a apenas una décima de Primitivo, y el domingo, mientras ella mejoraba sus cronos, la mecánica le jugaba la mala pasada ya descrita al líder del certamen. Y aunque el francés Scherer acababa imponiendo la lógica de la muy superior potencia de su Porsche Cup 2014 para arrebatarle el tercer puesto en la general de carrozados, el galo era ‘transparente’ a efectos de puntos para el regional, en el que la tercera posición era para la joven piloto. Así que Carla repetía, en cuanto a recompensa para el campeonato se refiere, el resultado del Fito y recortaba distancias con Ambrés y con el segundo clasificado, Hugo Fernández. El piloto del Subaru se clasificaba justo a continuación, quinto de carrozados, cuarto en la puntuación de la categoría 3 del Campeonato de Asturias y primero una vez más en el grupo A. Y con todo ello también se acercaba al primero de la general en un certamen que, en función de si, finalmente, a Primitivo le suman o no los puntos del quinto puesto que le deberían corresponder en Santo Emiliano, podrá tener una segunda mitad de campaña más o menos igualada… y hasta con un cuarto candidato, Fombona, si se decidiera a tomar parte en alguna prueba más del regional, ahora que el nacional ya lo ha dado por perdido tras no poder acudir a la doble cita canaria. El gijonés sólo ha participado en dos subidas del Campeonato de Asturias en lo que va de temporada, pero al haber ganado ambas (La Plata y Santo Emiliano) tiene 60 puntos que le sitúan cuarto, pegado a la tercera y el segundo… y con el primero a tiro.

Los demás ya están muy lejos en lo que respecta a la general de la categoría 3 y, quien más quien menos, tienen sus miras sobre todo en los títulos de los diferentes grupos, que son, un año más, extraordinariamente numerosos, siguiendo esa tendencia, en mi opinión equivocada, de aumentar el número de galardones para que prácticamente todo el mundo gane algo. Algo muy en boga, sea a nivel nacional o regional, que en el Campeonato de Asturias se lleva al extremo de tener quince ‘Trofeos de Asturias’ en disputa esta temporada. Demasiados como para que todos ellos tengan el valor que si se merecen algunos, los más concurridos. En ese sentido destaca el del grupo X, dónde más participantes hay en cada prueba y el que más igualado está en la tabla, liderada ahora mismo con un solo punto de ventaja por Antonio Corujo (segundo en Santo Emiliano) por delante de Iván Rodríguez (que se clasificó justo tras él en la prueba langreana).