RALLYE DE FERROL

Con el país poco menos que ‘cerrado por vacaciones’ en agosto, seguimos sin coche a la espera de que se resuelva (esperamos que a nuestra favor, como sería de justicia) el contencioso para reparar nuestro vehículo que tenemos desde finales de junio con Mutua Madrileña, cuya incapacidad para defender a sus clientes nos ha quedado más que patente a la vista del trato recibido pese a ser víctimas de un accidente provocado por otra parte que, además, reconoció su culpa de inmediato. Pero ya se sabe como son estas cosas de los seguros, cuando los necesitas rara vez responden a la que esperabas cuando pagabas tu alta cuota anual sin rechistar. Así que, sin medio de transporte para ir a Ferrol, con la coincidencia de fechas con la GP2 y la F1 en Spa que suponía el cambio del rallye a sábado y domingo por exigencias de la DGT, y con mucha tarea que hacer en la web de la siguiente cita del nacional, nuestro Príncipe, ahora Princesa, tocaba echar mano de los amigos para cubrir la sexta cita del nacional de asfalto. Y como en Galicia tenemos de los buenos, desde Chapi a Nacho, pasando por Antonio y Iago, y, además, desde Asturias se desplazaba el siempre entusiasta Jonathan, el apartado gráfico del rallye quedaba más que cubierto y podíamos quedarnos en casa con la tranquilidad de que no nos iba a faltar de nada. Así que, una vez más (y van ya demasiadas en este año realmente complicado que llevamos) toca ponerse a escribir de una prueba en la que no estuvimos. Espero que, en todo caso, las reflexiones que su desarrollo y desenlace nos han sugerido, no desentonen con lo que visteis a pie de cuneta los muchos que desafiasteis al otoñal fin de semana ferrolano para acudir en directo a la sexta prueba del Campeonato de España de Rallyes de Asfalto del 2015.

LAS NOVEDADES DE FERROL

El rallye ferrolano siempre suele aportar interesantes novedades en cuanto a participación respecto a las anteriores citas del nacional. La edición de este año, la número 46 de la prueba, volvió a cumplir en ese apartado con una serie de incorporaciones, cambios y estrenos de monturas que añadían interés a un rallye que, por las características de su recorrido, no suele carecer de alicientes para el espectador, independientemente de la participación y de cómo vaya el campeonato.

Obviamente, lo más llamativo era el hecho de que los dos primeros clasificados en la general del certamen, Miguel Fuster e Iván Ares, saliesen con coches diferentes a los utilizados hasta ahora. En el caso del gallego, el cambio del Porsche ‘modelo 2007’ al más competitivo ‘versión 2010’ ya era conocido desde la finalización de la anterior prueba, en Orense, y significaba la confirmación de que, definitivamente, Iván y su equipo están dispuestos a poner toda la carne en el asador para pelear por el título hasta final de temporada. En el caso del levantino, la elección de salir en Ferrol con el una de las unidades del Fiesta R5 utilizadas por su equipo, RMC, en el mundial de rallyes, estaba motivada por considerar el Ford un coche más idóneo para el siempre complicado recorrido de la tercera prueba gallega del campeonato, especialmente si, como acababa ocurriendo, las condiciones atmosféricas eran adversas para hacer aun más difícil un trazado en el que Fuster nunca se ha encontrado especialmente a gusto.

El doble cambio de montura ‘remezclaba’ las cartas del duelo entre ambos en que la victoria de Ares en Orense ha convertido un campeonato monopolizado hasta entonces por Fuster. De hecho, el resultado de Ferrol podía ser poco menos que clave para el resto de temporada, al menos desde un punto de vista psicológico. Una nueva victoria del levantino, poco menos que imbatido, ya que en Orense no optó a ganar al competir con el Suzuki, sería algo así como la confirmación definitiva de que nadie le iba a poder inquietar en la pelea por el título, mientras que un triunfo del gallego significaría un posible punto de inflexión en una pelea que nadie hubiésemos imaginado al inicio del año. Entonces, la campaña se planteaba como otro duelo Fuster-Vallejo, con el aliciente de ser esta vez a igualdad de armas entre ambos, el en su día polémico y ahora poco menos que ‘imprescindible’ Porsche GT3 cup 2010’. Un duelo que apenas si ha existido, con Fuster ganando los cuatro primeros rallyes de forma poco menos que aplastante mientras Vallejo no ha acabado de encontrar nunca el ritmo necesario no solo para hacerle frente sino, tampoco, para contener el empuje de Ares a bordo del Porsche versión 2007.

Este último coche protagonizaba otra de las novedades que ofrecía la lista del rallye ferrolano, ya que iba a ser pilotado por Alvaro Muñiz, dispuesto a volver a la pelea por las primeras plazas, de la que estaba ausente tras su convincente participación del rallye de Madrid del 2014, cuando estuvo cerca de ganar en su estreno al volante del Porsche 2010 de los hermanos Burgo, con el que su propietario sería también de la partida en Ferrol, donde, obviamente, tampoco faltaba el de Sergio Vallejo.

Otro Ford Fiesta R5 de RMC para el asturiano Jonathan Pérez (cuya llamativa decoración teníamos el placer de diseñar en base a las instrucciones de su piloto) completaba el quinteto de teóricos aspirantes a los puestos de podio, que tal vez era en realidad un ‘septeto’ si el clima finalmente acababa siendo malo, lo que siempre es una buena noticia para potentes 4x4 como los Mitsubishi EVO X R4 de Cristian García, cada rallye más asentando en la zona alta de la tabla, y Yeray Lemes, de vuelta al nacional en busca de ese resultado de prestigio que se le resiste una y otra vez pese a su innegable talento de volantista.

Capítulo aparte merecía otra novedad que ofrecía la lista del rallye ferrolano, esta, además, con tinte internacional. La presencia del estonio Karl Kruuda quien, (permitidme el chiste fácil) tras haberse comido ‘krudos’ a los habituales del nacional de tierra la cita gallega del certamen, se enfrentaba a los del asfalto, aunque en esta ocasión tenía ante si una misión poco menos que imposible en cuanto a lo de pelear por la victoria, ya que en lugar de su habitual montura del mundial (el Fiesta R5 con el que había arrasado en Curtis) salía al volante del Swift S1600 de Vinyes con el que Berti Hevia había tomado parte en las anteriores citas de la temporada mientras el andorrano sigue recuperándose de su lesión de esquí.

Pero las novedades que ofrecía Ferrol no se acababan en la parte alta de la lista de inscritos, de hecho había unas cuantas más relacionadas con la categoría que, definitivamente, más interés despierta esta año, la de los R2. Un grupo que había animado los rallyes previos, especialmente con el cerrado duelo entre el Opel Adam de Esteban Vallín y el Peugeot 208 de Víctor Senra, duelo que en Ferrol iba a vivir otro movido capítulo, y que veía su número de participantes incrementado de forma notable en la primera cita de la segunda mitad de temporada. A los ya mencionados habituales candidatos a la victoria y a los también asiduos de este año como José Luis Peláez (Peugeot 208), Pablo Pazó y Roberto Blach (Fiesta R2) y Ángela Vilariño (Opel Adam) se unían varios nuevos contendientes para acabar de convertir el grupo R2 en todo un rallye dentro del rallye, con más alicientes, si cabe, que el de la pelea por la victoria absoluta, que es el que, lógicamente, se suele llevar toda la atención y todos los titulares. La nómina de los R2 se ampliaba en Ferrol, además, con un abanico de coches en manos de jóvenes pilotos, lo cual siempre es una buena noticia en un campeonato tan necesitado de sabía nueva como es el nacional de asfalto. Por un lado, Opel decidía sacar más rentabilidad que la meramente presencial/publicitaria a su tercer Adam, hasta ahora de exposición en la asistencia y que, en lo que resta de temporada, competirá con Ángel Paniceres al volante. Por otro, la joven sensación asturiana, Manuel Mora, hacía su anunciado debut en el nacional con uno de los Peugeot 208 del equipo cántabro RaceSevEn, otros dos ‘pequeños leones’ de la marca gala, uno preparado por Mavisa y otro por el gallego ARVidal, eran también de la partida en manos, respectivamente, de Marcos Canedo (presente en las anteriores pruebas gallegas con su C2) y de Antón Muiños (reciente ganador de la competidísima categoría de Car Cross en la ‘catedral’ de la especialidad, Arteixo), y un 208 más, este procedente de Cataluña, cerraba la amplia nómina de novedades del grupo R2 en manos de Oscar Barroso, que decidía abandonar la convulsa Beca Dacia para estrenarse en una categoría superior con la unidad del equipo GC Motorsport.

A todos ellos se unían los (pocos) asiduos más que tiene el campeonato este año, como son Gorka Antxústegui con el Suzuki oficial, Iago Caamaño con el Porsche ‘2007’ preparado por RMC, Edgar Vigo, que finalmente lograba reunir presupuesto para seguir adelante con su programa en el grupo N al volante de un EVO X del preparador leonés, Fran Cima y su rival luso, Duarte Antunes, en el poco concurrido Trofeo Ibérico destinado a los Clio R3T, Dani Marbán, con su rápido pero frágil Lotus Exige, José Alonso Liste con el Mini Nacional 2 y los participantes en la Copa Suzuki, para la que Ferrol era la cuarta cita del año, y la Dacia Sandero Rally Cup, que sigue adelante pese a todos los problemas suscitados por la mala gestión (por decirlo suavemente) de los promotores de su mayor fuente de participantes, la beca.

Como, además, no faltaban a la cita con el rallye ferrolano un buen número de equipos locales y del resto de Galicia, la lista de inscritos se acercaba a las ochenta unidades, cifra más que respetable para los tiempos que corren, especialmente porque se alcanzaba sin el ‘maquillaje’ para los números que suele suponer la inclusión, en otros rallyes del campeonato, de los participantes en las versiones regional, de regularidad o de clásicos de la prueba, que poco tienen que ver, realmente, con el rallye puntuable para el campeonato de España.

UN RALLYE DURO Y AL VIEJO ESTILO…

Tal vez una de las causas del éxito de participación que suele tener Ferrol esté en su recorrido, un trazado en el que aun abundan los tramos con los que todos identificamos en nuestra memoria los rallyes norteños. Esos de carreteras estrechas, con mal piso, numerosos cambios de superficie y más curvas que rectas. Unas características que, hasta hace unos años, eran propias de cualquier rallye del nacional en el norte de la península, pero que se han ido perdiendo a medida que la red viaria mejoraba y las carreteras sobre las que se disputaban los tramos más míticos iban ganando en comodidad para sus usuarios del día a día lo que perdían en desafío para los pilotos y aliciente para los aficionados a la competición del motor. Hoy en un ‘Rías’, un ‘Orense’, un ‘Príncipe’ o un ‘Llanes’ ya hay casi (¡o sin casi!) más tramos sobre carreteras de dos carriles con arcén y buen firme, que sobre caminos someramente asfaltados en los que apenas cabe un coche y la vegetación amenaza con recuperar su espacio a poco que nos descuidemos.

Y, sin embargo, sólo hay que ver las fotos que acompañan este relato para comprobar que en Ferrol siguen siendo estos últimos los que ponen la ‘salsa’ a la prueba: tramos con más gravilla suelta que otra cosa, en los que un coche ocupa prácticamente todo el ancho mientras el verde de la vegetación se quiere comer al negro del asfalto. Si, además, como fue el caso este año, la lluvia decide volver antes de tiempo de las vacaciones de verano, reincorporándose al trabajo en pleno agosto, el resultado es un rallye cuya dureza y dificultad se amplifican, un rallye en el que tanto o más que correr hay que evitar los errores porque la sorpresa acecha en cada cruce… un rallye, en definitiva, como todos los que nos aficionamos a la especialidad hace ya más años de los que nos gustaría tener que confesar seguimos prefiriendo… por mucho que el progreso los vaya dejando cada vez más en el olvido a favor de pruebas más al sprint, en las que todo está mucho más controlado y, por eso mismo, también son más previsibles y mucho menos apasionantes.

… ¡EN EL QUE TAMBIÉN GANAN LOS PORSCHE!

Qué, aun así, el podio final del rallye de Ferrol 2015 lo hayan acabado copando tres coches procedentes de los circuitos, como son los Porsche GT3 Cup 2010, no deja de ser no se si fruto de las circunstancias concretas que se dieron durante la prueba o la definitiva constatación de la superioridad en todos los terrenos de nuestros rallyes de un vehículo, pensado para las carreras en pista, que ha encontrado en el controvertido reglamento técnico del nacional de asfalto español una segunda juventud y un nuevo espacio para seguir compitiendo (y ganando) tras completar su ciclo vital en las diferentes ‘Carrera Cup’ de medio mundo.

El caso es que ya el año pasado había ganado un Porsche en Ferrol, el de Vallejo, pero el piso había estado seco y el desenlace en contra del R5 de Fuster había llegado con la ‘ayuda’ de problemas propios (un toque el primer día, una piedra en una llanta el segundo) sin los que, tal vez, el coche ‘de rallyes’ hubiese logrado la victoria por delante del ‘de circuitos’. Y en esta ocasión, de nuevo los imponderables dejaban sin opciones al R5 del levantino, que ya empezaba mal, con los limpias fallando bajo la lluvia de la primera especial, lo que le costaba tres cuartos de minuto respecto al poker Porsche que, aunque pueda parecer imposible, completaba los casi 20 kilómetros en San Sadurniño-As Somozas en, prácticamente, el mismo segundo. Una pérdida que no era irremediable como si lo era, en cambio, la que Fuster sufría en la siguiente especial, cuando el neumático trasero derecho cedía y destrozaba la aleta del Ford al soltarse en pedazos la goma, en un anticipo ‘rallystico’ de lo que le pasaría al Ferrari de Vettel al día siguiente en plena recta de Les Combes durante el Gran Premio de Bélgica de Fórmula 1. La inevitable detención para poner otra rueda significaba más de siete minutos de retraso que ‘enterraban’ al levantino en el puesto 53 de la general, a ocho del liderato.

Luego, Fuster remontaría a paso de carga para acabar séptimo, a décimas de la sexta posición, ganando incluso tres tramos por el camino, pero, evidentemente, sin opción a pelear por la victoria y con el primer puesto decidido muy pronto, como ahora pasaremos a comentar, tampoco es que la comparación de cronos entre el R5 más rápido y el Porsche ganador pueda ser especial relevante. Así que, después de todo, aun seguimos sin saber si en Ferrol el coche para ganar es un R5 o un Porsche. ¡Habrá que esperar un año más para confirmarlo!

LA DEFINITIVA CONFIRMACIÓN DE IVÁN ARES

Un tercer y un cuarto puesto en los dos rallyes canarios, dominados con claridad por Fuster, situaban a Iván Ares como aspirante a los puestos de honor a final de temporada, pero creo que ni el mismo pensaba en nada más ambicioso entonces. Probablemente tampoco cuando, un mes después, acabó segundo en el Sierra Morena o, incluso, cuando repitió plaza en el Rías, otros dos rallyes que terminaron con victoria del piloto levantino.

Pero entonces llegó Orense, donde Iván logró su primera victoria en el Campeonato de España y, de golpe, todo empezó a cambiar. Porque una cosa podía ser las sensación que todos teníamos de que el título estaba poco menos que decidido a favor de Fuster, y otra la realidad de la puntuación, con un margen importante para el piloto de Benidorm pero, ni mucho menos, insalvable para el que, con ese triunfo, se convertía en su más inmediato perseguidor en la tabla.

Además, después de ganar en la ciudad termal, Ares recibía su nuevo Porsche, una unidad del modelo 2010 para sustituir a la del 2007 con la que venía compitiendo hasta ahora. Un coche que estrenaba en una prueba regional y con el que salía en Ferrol dispuesto a ser, definitivamente, aspirante al título nacional ya este mismo año… o, al menos, a intentarlo y hacerlo, además, con las mismas armas que sus rivales. Y si con un arma algo menos poderosa (porque, se haya dicho lo que se haya dicho estos dos últimos años, el Porsche modelo 2010 es más competitivo y eficaz que el modelo 2007) ya había estado en la pelea, la lógica indicaba que ahora debía pasar a ser el hombre batir en la pelea de los Porschistas. Una pelea de la que se ausentaba Fuster en Ferrol, como ya quedó comentado más arriba, pero en la que si estaban tanto Vallejo como Burgo, con los otros dos ‘2010’, y a la que se añadía Muñiz, con el 2007 usado hasta ahora por Iván. Una pelea que se anunciaba de lo más interesante… pero que, en realidad, apenas si iba a durar un par de especiales.

Ya hemos visto que en el primer asalto, el paso inicial por San Sadurniño-As Somozas, los pilotos de los cuatro GT alemanes habían terminado en un pañuelo… eso si, ya con Ares por delante de todos. En el segundo, los complicadísimos 25 kilómetros de As Somozas-Ortigueira-As Pontes, Ares repetía scratch y sólo Muñiz era capaz de seguirle de cerca, parando el crono a poco más de cuatro segundos. Vallejo, en cambio, cedía casi un segundo por kilómetro, siendo batido incluso por el R5 de Jonathan Pérez, tercero en el parcial, a 17.5. Y mucho peor le iba a Burgo, que se dejaba casi dos minutos, aunque, en su caso con la circunstancia atenuante del fallo en los limpias de su Porsche, lo que ya era, de por si, un problema bajo el aguacero que estaba cayendo. Un problema que, además, se agravaba cuando alcanzaba al R5 ‘herido’ de Fuster con el resultado de recibir en su luna delantera las salpicaduras de barro procedentes del coche del levantino y tener que seguir hasta meta, tras doblarlo, poco menos que ‘a tientas’.

En el tercer tramo, el más rápido era el ya descolgado Fuster, dispuesto a seguir adelante y remontar lo que fuese posible con el Fiesta R5 ‘remendado’ en su carrocería tras los destrozos sufridos en el bucle anterior. Pero, en una especial en la que brillaban los ‘tracción total’, con el R5 de ‘Yoni’ y el R4 de Cristian García quedándose a menos de diez segundos del mejor crono, Ares hacía lo que parecía imposible, situaba su Porsche a sólo medio segundo del scratch y distanciaba de nuevo en alrededor de un segundo por kilómetro a Vallejo, y en más aun a Burgo y a Muñiz. Toda una declaración de intenciones que era sólo el anticipo de lo que venía a continuación. Porque entonces llegaba la repetición del tramo largo del día… y ahí poco menos que quedaba resuelto el rallye. Ares daba todo un recital, marcaba el scratch con 14.4 segundos de ventaja sobre Fuster, 15.8 respecto a Burgo, más de 25 ante Jonathan y Cristian y alrededor de medio minuto mejor que Muñiz y Vallejo. La demostración estaba hecha, en apenas cuatro tramos con el Porsche 2010, sobre el, en teoría, peor terreno posible para este tipo de vehículos, Ares había marcado tres scratchs de cuatro posibles (faltándole décimas para completar el poker) y había distanciado a todos sus rivales de forma poco menos que definitiva salvo problemas o errores. Acostumbrados como estamos a rallyes al sprint, con diferencias de una cifra en segundos entre los dos o tres primeros, las distancias eran ya casi ‘de otros tiempos’, con Jonathan Pérez, en una segunda plaza muy notable para su debut con el R5, siendo el único que aun no había cedido un minuto… barrera que Ares se encargaba de hacerle sobrepasar en el corto Ferrol-Ferrol que cerraba la jornada del sábado y en el que, de nuevo, sólo Fuster conseguía ser más rápido que el Porsche rojiblanco del piloto de Cambre.

En cinco tramos, Ares había dejado además al siguiente Porsche, el de Vallejo, a minuto y cuarto. Un abismo por mucho que aun faltasen cuatro largas especiales al día siguiente. En ellas, Iván remataba su espectacular faena con tres scratchs consecutivos que duplicaban su ventaja al frente de la tabla y le permitían tomarse con calma el último tramo para, aun así, llegar a Ferrol como ganador con casi dos minutos y cuarto de ventaja sobre Sergio que, finalmente, acababa logrando la segunda posición. Toda una demostración de que el triunfo de Ares en Orense no había sido, desde luego, una casualidad y la constatación de que, si con el Porsche 2007 su ritmo era ganador, con el 2010 ha subido todavía más. Dos victorias con los dos modelos del GT alemán que, junto al paso en falso de Fuster en Ferrol, han apretado de forma inesperada la parte alta de la general del campeonato. El levantino sigue líder, arropado por sus cuatro incontestables triunfos de las cuatro primeras citas del año (uno de ellos, además, con valor de ‘triunfo y medio’ por aquello del coeficiente 1.5), pero los dos logrados por el gallego en las dos siguientes, justo las dos en las que el líder no ha participado al volante del Porsche, abren el abanico de posibilidades para la segunda mitad de temporada. ¿Podrá Ares seguir en Asturias con su racha triunfal? ¿Quién de ellos dos es el más rápido con un Porsche 2010? ¿Volverá el de Benidorm a ser la referencia o estamos ante un auténtico punto de inflexión y todo un ‘cambio de guardia’ en el nacional de asfalto? Preguntas de las que esperamos ansiosos la respuesta en una segunda mitad de campeonato que se presenta mucho más interesante de lo que cualquiera podía imaginar hace apenas un par de meses.

MUÑIZ OTRA VEZ PROTAGONISTA SIN PREMIO

El ganador siempre se acaba llevando todos los honores y parabienes. Lo que no deja de ser lógico y justo pero no nos debiera hacer olvidar los méritos de los que no han logrado al final de la lucha el resultado que, por su empeño, se habían merecido. En ese sentido, Ferrol tuvo su particular héroe en Alvaro Muñiz, de nuevo, como a finales del año pasado en Madrid, brillante al volante de un Porsche, en esta ocasión el ‘modelo 2007’ de Iván Ares. El rallye de Alvaro fue espectacular, plantando cara a los tres Porsche 2010 en el primer tramo, siendo el único que siguió el ritmo implacable de Ares en el segundo y ‘echando carreras’ con Vallejo durante el resto de la prueba en busca de un puesto en el podio que se le acabó escapando porque la palabra conformarse no existe en su diccionario.

Con Jonathan Pérez (otro de los que mereció más de lo que acabó consiguiendo) fuera de la segunda plaza a causa de un pinchazo en el primer tramo del domingo, Muñiz llegaba a la última asistencia como más inmediato seguidor de Ares (a algo más de minuto y medio) y con casi cuarenta segundos de ventaja sobre el tercero, Vallejo. Lo suyo hubiese sido darlo por bueno, pero cuando se tienen pocas oportunidades de demostrar lo que vales hay que tratar de aprovecharlas al máximo, de exprimirlas hasta la última gota. Así que, de cara al bucle final, Álvaro se lo jugaba todo a una carta y montaba slicks esperando que las nubes, que habían ido cubriendo el cielo de la mañana pero respetado los tramos del primer bucle, disputados sobre seco, no descargasen más agua y le permitiesen sorprender a Ares quien, dada su ventaja, lo tenía claro, montaba rayadas y no corría riesgos.

La jugada de Muñiz era de esas de ‘todo o nada’, de ‘cara o cruz’… y, para su desgracia, salía cruz y se quedaba sin prácticamente nada. La lluvia aparecía ya en el enlace camino del penúltimo tramo y, con lisas sobre piso mojado, Álvaro no podía evitar un toque que le hacía perder el segundo lugar ante Vallejo. Pérdida menor, en todo caso, comparada con la sufrida en el tramo final, cuando la crueldad que a veces demuestran los dioses de los rallyes se cebaba, en forma de pinchazo, con el Porsche blanco adornado por letras doradas. La consiguiente detención para montar la famosa ‘galleta’ de los Porsche 2007 dejaba a Muñiz sin un merecido podio y le hundía hasta una octava posición que no refleja, ni de lejos, su valor y su valía. En todo caso, había que intentarlo, Álvaro lo hizo y eso siempre merecerá nuestro aplauso, acompañado, además, del sincero deseo de que algún día consiga la merecida recompensa.

PARA LLEGAR PRIMERO… ¡PRIMERO HAY QUE LLEGAR!

El dicho que encabeza este apartado de la crónica, muy típico de las carreras, tenía más vigencia que nunca en Ferrol. Como ya hemos visto, del grupo de favoritos sólo dos, Ares y Vallejo, no sufrían problema alguno… así que no es de extrañar que ambos terminaran ocupando las dos primeras posiciones de la clasificación general. En el podio absoluto les acompañaba finalmente Pedro Burgo quien, aparte de la inoportuna desventura del limpia en la segunda especial, tampoco tenía ya más contratiempos, aunque entre el tiempo cedido y la moral perdida al ver como se le escapaba toda opción de brillar en un rallye siempre especial para él, optaba por resignarse y seguir adelante a la espera de acontecimientos. Unos acontecimientos que, en forma de los ya relatados problemas varios de Fuster, Jonathan y Muñiz, le servían finalmente en bandeja la tercera posición al piloto de Lugo.

Otro de los pocos que superaba sin contratiempos todas las ‘trampas’ del complicado rallye ferrolano era Cristian García. El joven aragonés hacía un rallye de veterano, corriendo siempre al ritmo necesario para no cometer errores ni forzar innecesariamente la habitualmente frágil mecánica de los ultrapotenciados EVO X R4 que traicionaba de nuevo (y nada más empezar) al siempre desafortunado Yeray Lemes. El resultado del inteligente planteamiento de Cristian era otra victoria en la ya poco menos que decidida a su favor EVO CUP y un cuarto puesto absoluto que consolida al vencedor de la Beca RMC del año pasado entre los pilotos de punta del nacional absoluto 2015. Toda una auténtica promoción, llevada a cabo por un equipo privado, el del leonés Roberto Méndez, de la que ya podían tomar nota las marcas que, de un modo u otro, están involucradas en el campeonato y para las que la palabra promoción tiene, obviamente, otro significado, mucho más relacionado con rentabilizar sus productos que con apoyar la carrera de los pilotos que los utilizan. En ese sentido, el último que gozó de real promoción por parte de una marca fue, precisamente, el siguiente en la tabla final de Ferrol, Gorka Antxústegui, quinto scratch y primero en dos ruedas motrices con el Suzuki oficial que leva pilotando ya unos cuantos años. El vasco se quedó enseguida sin la amenaza de su compañero ocasional para esta prueba, el estonio Kruuda, que le había batido en dos de los tres primeros tramos pero al que le pudieron las ganas de dar otra campanada en el asfalto ferrolano tras su exhibición en la tierra de Cabanas, acabando con el Swift S1600 fuera de la carretera en la cuarta especial y siendo otro más de los muchos que no cumplía la segunda parte del dicho que abre estas líneas.

Un dicho cuya vigencia fue aun mayor en ese ‘rallye dentro del rallye’ que esperábamos con especial atención: el del grupo R2. Con 12+1 participantes, dicho así no sólo como homenaje a las supersticiones del gran Ángel Nieto sino porque uno, el Twingo de Luis Aragonés, ni siquiera completaba la primera especial, la pelea de los R2 era, sin duda, uno de los grandes alicientes del rallye ferrolano. Una pelea en la que, como era de esperar, por otra parte, se destacaban ya de salida sus dos principales protagonistas en lo que va de año: Víctor Senra y Esteban Vallín. El gallego del Peugeot y el asturiano del Opel cobraban enseguida diferencia respecto al aguerrido pelotón de jóvenes que aspiraban a inquietarles, y completaban la dura etapa del sábado separados por menos de veinte segundos, con ventaja para Víctor, autor de cuatro scratchs por uno de Esteban.

Pero con sólo 18.3 segundos de diferencia entre ambos y dos bucles de dos largos tramos cada uno todavía por disputar el domingo, nada estaba decidido. Lo que no esperábamos era que el desenlace fuese tan rápido y tan brusco… y, menos aun, que ninguno de ellos acabase no ya logrando la victoria sino, siquiera, alcanzando la meta. En el primer tramo de la segunda etapa Vallín enjugaba de golpe toda su desventaja del día anterior, marcando un scratch que le situaba en cabeza mientras Senra era sólo quinto, acusando su Peugeot preocupantes síntomas de desfallecimiento mecánico. Unos síntomas que se confirmaban en la siguiente especial, que el gallego completaba a paso lento, con el motor de su 208 rindiendo el alma. Cuando Vallín lo superaba en pleno tramo la victoria entre los R2 parecía ya adjudicada… pero también pensábamos eso cuando Senna iba solo en cabeza, camino de ganar con amplio margen el Gran Premio de Mónaco del 88, y perdía una carrera que ya era suya al salirse de forma poco menos que inexplicable en la curva de Portier. Más o menos igual de inexplicable, más allá de la típica que se deriva de la relajación que lleva a una mínima desatención y produce el error, era el trompo que protagonizaba el asturiano unos kilómetros después de haber rebasado a su rival. Un trompo que se saldaba con toque del morro del Opel contra el talud, radiador roto y victoria perdiéndose de forma tan irremediable como el refrigerante sin el que la mecánica no puede continuar funcionando.

El doble abandono de los dos favoritos dejaba abiertas de par en par las puertas al resto de contendientes del grupo R2, entre los que el más rápido en el bucle inicial del sábado había sido el debutante Manuel Mora. El joven asturiano era el único que cedía menos de un minuto respecto a Senra en el cómputo de los dos primeros tramos, batiendo con claridad a todos los demás R2 en una demostración de que, efectivamente, estamos ante un piloto que, si consigue los apoyos adecuados para seguir adelante, dará que hablar en el futuro más o menos cercano de nuestro nacional de rallyes. Y, aunque una ‘excursión’ fuera del asfalto en la tercera especial, que comprometía además el rendimiento de sus frenos en la siguiente, hacía caer a Mora del tercer al sexto puesto, que se convertía finalmente en quinto al término de la jornada inicial, la velocidad de la nueva sensación astur estaba fuera de duda. Una velocidad que el sábado iba acompañada, además, de la prudencia necesaria para hacer algo tan difícil como es remontar sin sobrepasar los límites, ganando posiciones a base de un ritmo regular y consistente que le acababa llevando a una excelente segunda plaza en R2, acompañada de una tan o más notable décima posición en la general absoluta ¡no está mal para un debutante!

En todo caso, además del magnífico puesto final, lo importante para el joven asturiano ha sido demostrar en Ferrol lo que ya se intuía a la vista de sus increíbles prestaciones en el regional, a bordo de un modesto 205, pero hacía falta confirmar en el mucho más exigente escenario del nacional: sin duda hay madera. Ahora falta tallarla, pulirla y darle brillo para conseguir el producto acabado, porque un rallye no ha de servir ni para encumbrar ni para descartar a nadie, aunque, muchas veces, todos caigamos en esos juicios rápidos, que se basan en apenas unos tramos, para decidir si este o aquel ‘vale o no vale’. Obviamente, en el caso de Mora, la sensación de que ‘vale’ es muy grande, pero en estos casos lo peor son las prisas, el creer que ya está todo hecho y esperar que el resto venga sólo. Así que no le agobiemos ni pensemos que ya ha llegado y que de aquí al mundial hay un paso. Mora está empezando, el de Ferrol ha sido su primer rallye del nacional, lo ha hecho realmente bien y ahora debe de seguir en esa línea, coger experiencia, no desanimarse si hay problemas y aprender de los errores, que los habrá como es lógico. El resto ya dependerá, como siempre, de que haya quien se decida a apostar aun más fuerte por él de lo que lo han hecho, con sus limitados medios, los que, con enorme mérito, han creído en sus posibilidades desde el principio pero, obviamente, bastante han hecho con traerle hasta aquí. Para ir más lejos hará falta mucho más, y eso, por desgracia en nuestro deporte, especialmente en nuestro país, es mucho más difícil de conseguir que llevar un R2 tan rápido como lo ha llevado el joven Manuel en su muy notable estreno en el nacional de asfalto.

De hecho, el que finalmente ganó en Ferrol este interesante grupo R2 que se acabó convirtiendo poco menos que en ‘cuestión de superviviencia’, fue otro piloto con orígenes similares al asturiano. Un piloto que también empezó destacando en su regional al volante de un Peugeot 205 al que hacía volar para lograr cronos ‘imposibles’, pero cuyas ganas y valor siempre fueron muy superiores a los medios económicos con los que podía contar. Su nombre, la mayoría ya lo habréis adivinado, es Pablo Pazó, un gallego que, a base de esfuerzo, sacrificio y el apoyo de amigos incondicionales, ha ido, poco a poco, con paciencia y superando reveses, haciendo su camino en el nacional, primero destacando en la siempre competida copa Suzuki y, ahora, como uno de los punteros al volante de los rápidos R2. Pablo ya había ido dejando este año, aquí y allá, muestras de su velocidad al volante del Ford Fiesta R2 preparado por RMC y alineado por el nuevo equipo de Rallycar. Pero, hasta ahora, como muchas veces a lo largo de su aun corta carrera, le había faltado la fortuna necesaria para rematar. Una fortuna, acompañada de las necesarias dosis de velocidad y saber hacer que, finalmente, le ha permitido conseguir en Ferrol su primera y muy merecida victoria. Un triunfo doble, además, ya que Pazó se llevó en Ferrol no sólo la primera plaza del grupo R2 sino, además, la correspondiente a la nueva copa FIA del nacional. Todo ello aderezado con un fabuloso sexto lugar absoluto para completar un rallye que había empezado mal, con problemas en el shakedown y la lógica falta de adaptación al nuevo copiloto en los primeros tramos, pero que acababa del mejor modo posible y le permitía añadir a su palmarés un triunfo en la única cita gallega del campeonato de España que siempre se le había escapado en la Copa Suzuki.

RÁPIDO REPASO A LAS OTRAS CATEGORÍAS

Del resto de grupos, copas, trofeos y sus respectivas clasificaciones poco os voy a contar ya a estas alturas, una semana después de que concluyese el rallye. El podio de los R2 lo completaba otro piloto joven de la comunidad vecina, Marcos Canedo, que llevaba a buen puerto su estreno con el 208 R2 concluyendo a un paso del ‘top ten’ en la general scratch. En la Junior, Ángel Paniceres cumplía con el objetivo marcado por su nuevo equipo y, terminando cuarto de R2, se llevaba una clara victoria con el Opel por delante del Fiesta de Blach, que mantiene el liderato de la general gracias a su regularidad y, sobre todo, el colchón de puntos que supuso su doble resultado en Canarias. El asturiano era duodécimo absoluto, precediendo al ganador del Trofeo Ibérico Clio R3T, de nuevo Fran Cima, que no tenía problema alguno para doblegar, una vez más con amplio margen, al portugués Duarte Antunes, al que ya sacaba casi un minuto al término del primer tramo. Por detrás del Clio acababa el Mini del gallego Alonso Liste, que se quejaba amargamente en los días previos al rallye de la posición de salida que se le había asignado, entre los R2 y los Suzuki… pero que finalmente acababa justo ahí, superado por los más rápidos del ‘grupo de moda’ y por delante de los tenores de la Swift, en la que Adrián Díaz repetía su triunfo de Vidrero. Un triunfo que tenía el mérito adicional de batir en casa a Fernando Rico, siempre rapidísimo en los intrincados tramos ferrolanos. Más sorprendente aun era la tercera plaza del asturiano César Palacio, que lograba el que es, hasta la fecha y con diferencia, su mejor resultado en la Copa Suzuki. En la Dacia, en cambio, no había sorpresa en cuanto al ganador, que era el de siempre, Alberto Monarri, aunque esta vez no lideraba de principio a fin, ya que el más rápido en los dos primeros tramos era el local Javier Bouza. El experto madrileño ponía las cosas en su sitio en la tercera especial y ya nadie le inquietaría hasta el final, pero el ritmo del gallego seguía siendo notable para acabar segundo, a algo más de un minuto del ganador pero con más de minuto y medio sobre los siguientes. Y en grupo N, Edgar Vigo se quedaba poco menos que sólo, entre el cambio de montura de Paniceres y el abandono de Sandamil, sumando un triunfo clave para el título pese a acabar bastante retrasado a causa de un pinchazo.

CITA CON LA PRINCESA

Terminada la ‘temporada gallega’ del nacional de asfalto llega ahora la doble cita asturiana de todos los años, que arranca con el renovado (y no sólo en el nombre) Princesa de Asturias. El retorno al centro de la región supone un cambio radical respecto a las dos últimas ediciones del ‘Príncipe’ en el occidente asturiano. Un cambio que ya se está notando en la numerosísima inscripción, propiciada, además, por los cuatro rallyes simultáneos de que constará este año la clásica prueba del ACPA. Con más de 170 equipos en total, al sumar los del Trofeo de Europa FIA (los coches FIA del nacional más algunos foráneos, sobre todo procedentes de los certámenes internacionales reservados al Clio R3T), los del Campeonato de España, los del Campeonato de Asturias y los del recuperado ‘Legend’, que retorna para disputar su tercera edición tras las dos celebradas en Madrid, el ‘Princesa’ (¡va a costar acostumbrarse al cambio de nombre!) supondrá todo un desafío para sus organizadores y, esperamos, un magnífico espectáculo para los muchos aficionados que, a buen seguro, llenan las cunetas de unos tramos que muchos ya echaban de menos y que, como de costumbre, nos tocará seguir desde la distancia de la sala de prensa y la asistencia mientras mantenemos al día la web oficial de la prueba www.rallyprincesa.com, que tenemos el placer de realizar por decimotercer año consecutivo.

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