inicio archivo reportajes archivo comentarios contacto
CRÓNICA

Aunque, como todos sabéis, la temporada 2013 del Campeonato de España de Rallyes se inició en Canarias, allá por el mes de marzo, para muchos equipos (y también para nosotros) realmente arrancaba el pasado fin de semana, en el este año denominado Rallye Santander Cantabria. Una prueba que, con tanto cambio de nombre, no me extraña que para muchos siga siendo, simple y llanamente, el ‘caja’.

Aparte de la nueva denominación, el rallye cántabro cambiaba también su programa habitual, pasando a disputarse a caballo entre el sábado y el domingo, lo que nos arruinaba definitivamente los planes de hacer ese doblete Fito-Cantabria que habíamos llevado a cabo en anteriores ocasiones en que las dos clásicas citas norteñas coincidían durante el mismo fin de semana. Así que tocaba elegir, y aunque el Fito me resultase mucho más atractivo, el ‘deber nos llamaba’ en Cantabria, donde teníamos más trabajo que atender, y el viernes a primera hora de la mañana partíamos dirección Santander.

Con esta primavera tan lluviosa que llevamos, que el cielo estuviese totalmente cubierto de nubes más bien oscuras no era noticia, y menos aun dirigiéndonos a un rallye como el cántabro, en el que raramente nos libramos del agua. Al menos, la lluvia se mostraba perezosa y no madrugaba lo más mínimo, pero cuando llegábamos a las inmediaciones de esa especie de nave espacial recién aterrizada que es el pabellón de deportes santanderino, las nubes seguían mostrándose de lo más amenazadoras y el frío viento que azotaba la zona contribuía a aumentar la sensación de encontrarnos en pleno otoño. Nuestra llegada a las verificaciones coincidía con la entrada en la pista deportiva de los Twingo de la Challenge de Renault, que iniciaban su temporada 2013 en Cantabria y eran, además, una de nuestras ‘obligaciones laborales’ en este rallye. Así que sin apenas tiempo para ‘entrar en calor’ (nunca mejor dicho dado lo desapacible del clima) ya nos poníamos a la tarea de sacar fotos, montar cámaras, y empezar a recabar las informaciones necesarias para coordinar todo el trabajo del fin de semana.

Ya que los Twingos eran los primeros coches que veíamos, empezaremos por ellos con el repaso a las novedades que presentaba la segunda cita del nacional, poco menos que inicio ‘real’ del certamen tras esa especie de prólogo (valiosísimo, eso si, a efectos de puntos por su coeficiente uno y medio) que es el Canarias, al que apenas si habían acudido una docena de equipos de los que van a seguir el campeonato. Entre los pequeños Renault (que este año no habían hecho el largo y costoso desplazamiento a las islas, donde si comenzaron temporada en 2012) los coches eran los mismos seis de entonces, pero eran nuevos respecto a la pasada campaña cinco de sus seis pilotos, repitiendo sólo el gallego Luis Aragonés, al que se unen en la Challenge 2013 otros tres pilotos de Galicia: el joven Alberto Otero (que ya demostró su rapidez el año pasado en el regional ganando el campeonato de grupo N con un EVO IX), el experto Jorge González ‘Rantur’ (de vuelta al nacional tras larga ausencia), y el para nosotros desconocido Marcos Canedo (del que nos dan muy buenas referencias nuestros amigos gallegos, así que tomamos nota para seguirlo bien de cerca). Los otros dos ‘twingueros’ eran el local Oscar Sarabia (otro piloto joven que destacó por su rapidez en el regional la campaña anterior) y el catalán Josep Lluis Aragonés, al que ya pudimos ver este año al volante, pero del curioso Twizy eléctrico que sale de doble cero en el nacional de montaña y que, participando ahora también con el R2, hace que ya ni siquiera podamos distinguirlo de su ‘colega’ gallego de igual apellido con eso del ‘Aragonés del Twingo’ y el ‘Aragonés del Twizy’ que usábamos hasta ahora.

Monzón-Deniz ganaron con más apuros de los previstos en el estreno del WRC
Una penalización dejó a Pons-Amigó sin la segunda plaza y los mandó a la octava
Pernía-García llegaron a liderar y acabaron finalmente segundos con el EVO X R4
Un pinchazo dejó sin opciones a Pérez-Alvarez cuando iban en cabeza

Siguiendo con copas, en Cantabria arrancaba también la Suzuki, con catorce participantes (la mayoría ya conocidos de otras temporadas en la Swift, como Pablo Pazó, Víctor Pérez, Fernando Rico, Marcos Rodríguez o Adrián Díaz) en su segunda campaña con el nuevo coche, cuyo 'look' presentaban también los S1600 oficiales, que estrenaban nueva decoración (realmente sosa para nuestro gusto, no haciéndole justicia a la nueva carrocería, que si resulta mucho más favorecedora que la del modelo antiguo).

Antes que los Swift y los Twingo habían verificado los Ford Fiesta R2 de la Beca RMC, que tenían en Cantabria su primera cita con el asfalto tras haber iniciado ya su temporada en la tierra con el Rallye de Cervera. La idea de un certamen mixto asfalto-tierra con los pequeños Ford, que puso en marcha el año pasado Roberto Méndez, y que apenas si registró participantes entonces, tiene esta temporada muchos más adeptos, habiendo reunido a seis equipos en la tierra leridana, que aumentaron su número a siete en el asfalto cántabro. Entre ellos teníamos en Santander a un veterano del asfalto, como es el vasco Xavier Lujua, y otro de la tierra, el madrileño Juan Carlos Aguado, a los que se enfrentaban un grupo de jóvenes formado por los asturianos David Guardado y Ángel Paniceres (ambos procedentes del karting y en su primera temporada en rallyes), la canaria Enma Falcón (que tan buena impresión causase en el rallye de casa con el R2) y el madrileño Filip (que debutaba y del que hablan maravillas desde la capital), completando el heterogéneo grupo el vasco Iñaki Barredo, al que habíamos conocido el año pasado en su faceta de candidato a presidente de la española y que esta temporada ha cambiado la política por el volante.

Retomando el relato cronológico, después de los Twingo veíamos en las verificaciones otro de los nada menos que catorce coches que alineaba RMC en Cantabria, el Mini Cooper, que este año es la montura del ex-ciclista Oscar Pereiro. Y acto seguido entraba por la puerta del pabellón el Opel Corsa OPC que tan buena sensación nos causase el año pasado, especialmente con Esteban Vallín al volante. Precisamente el de Colunga será su piloto este año en el nuevo proyecto para hacer correr toda la temporada al ‘superserie’ con el apoyo de la Red Opel España. Un retorno que podríamos definir como ‘semioficial’ por parte de la marca alemana, que no era la única en asomarse de nuevo a nuestros rallyes con uno de sus coches, ya que apenas unos minutos después veíamos por primera vez el nuevo Megane N4 con el que Renault también reaparece en lo que respecta a tener un equipo en competición en el nacional de asfalto, siendo el andorrano Joan Carchat el encargado de pilotarlo y tratar de convertirlo en protagonista entre los dos ruedas motrices.

Los siguientes en ir pasando por el pabellón de deportes para verificar eran la legión de Mitsubishis, en su mayoría en versión EVO X R4 y preparación RMC (los de Jonathan Pérez, Surhayén Pernía, Alberto Meira y Javier España) a los que en este rallye se añadía, como principal novedad, una unidad de Calm para Xevi Pons, que sustituía al Porsche averiado en Canarias y que debería reaparecer en el Rías. Entre ellos llegaba el Porsche de los hermanos Vallejo, estrenando un inmaculado look (muy apropiado dado el carácter ‘lácteo’ de su principal patrocinador) para la que era primera salida en el nacional de este año de los de Meira, únicos representantes de los GT en tierras cántabras tras decidir un año más Fuster que este no es su rallye y le vale más guardar fuerzas y presupuesto para otras citas más favorables... lo que, visto como estaba el tiempo, te´nia pinta de volver a ser todo un acierto por su parte.

Cerraba ‘el desfile’ de novedades el coche más esperado, el Mini John Cooper Works de Luis Monzón, que tras competir en Canarias con la versión ‘regional’ (el RRC) se presentaba en Cantabria con especificaciones WRC ‘mundialistas’… aunque con brida de 31mm por cuestiones de reglamento de la española que, tras años de seguir a rajatabla la reglamentación FIA ahora parece empeñada en que ningún coche que compita en nuestra campeonato siga al cien por cien las normas internacionales. El Mini, que de ‘mini’ tiene poco, ni por tamaño ni por aspecto (estéticamente se me antoja algo así como una furgoneta de surferos dejada en manos de un maníaco del tunning), acaparaba, lógicamente, todas las miradas y era, más lógicamente aun, el clarísimo favorito para la victoria, especialmente viendo como estaba el tiempo y, por tanto, como iban a estar los tramos: sucios, húmedos, rotos… en resumen, el terreno ideal para un World Rally Car, tenga más o menos brida.
Meira-Vázquez fueron de menos a más para terminar subiendo al podio
Cuarta plaza en la general y primera de dos ruedas motrices para Vinyes-Mercader
Ojeda-Marcos se salieron cuando luchaban por el liderato de los 'delanteras'
Los hermanos Vallejo se defendieron como pudieron para terminar quintos

Una vez completado el repaso a los participantes, en el que en este relato nos hemos centrado sobre todo en los que, de un modo u otro, eran novedad respecto a Canarias, llegaba ya el momento de partir en dirección al tramo de Ajo-Las Pilas, el segundo del día y al que, al igual que al primero, Villanueva-Llueva, se darían tres pasadas. En este ya teníamos a Corsino, así que Jose y yo, con la compañía de Berto, de retorno a los rallyes tras su experiencia ‘circuitera’ siguiendo a Vallín estas dos últimas campañas en las copas Peugeot y Seat, nos dirigíamos al otro. Como salíamos con tiempo de sobra, nos daba tiempo a entrar por meta y reconocer algo el terreno para elegir ya un par de sitios desde los que seguiríamos las dos pasadas que íbamos a ver en directo. El destino que teníamos marcado en el GPS era el pueblo de Güemes, por el que la especial cruzaba, y cerca del cual se encontraban, por un lado, una zona realmente rota y estrecha, y, por otro, una sección de carretera ancha y con mucho mejor firme. Una combinación perfecta para ver una pasada en cada una antes de volver camino de la asistencia, ubicada este año en Hoznayo, en donde estaba también nuestro alojamiento.

Por darnos tiempo, nos daba incluso suficiente para comer razonablemente bien comparado con lo que suele ser habitual en cualquier rallye, tomándonos un buen tentempié en uno de los bares situados a pie de carretera en Güemes, por delante de los que pasarían los coches en competición unos minutos después. Cuando salíamos para coger ya posiciones en nuestra primera ubicación,  pasado el cruce en el que los coches dejaban la ancha carretera general para internarse en la parte más estrecha y complicada del tramo, la lluvia había decidido que ya era hora de acudir, y aunque no caía con gran intensidad si que era suficientemente molesta como para, junto a un viento cada vez más frío, hacer interminable los pocos minutos que quedaban de espera. Por fortuna, dejaba de llover justo cuando se oía ya a lo lejos al coche cero así que al menos podíamos ‘disparar’ con menos incomodidad, ya que lo de manejar la cámara mientras intentas sujetar el paraguas que el viento se empeña en tratar de arrancarte es siempre de lo más molesto.

El ronco sonido del Mini WRC precedía en apenas unos segundos a la visión del coche tragándose rápidamente los últimos metros de recta antes del cruce de izquierdas, desde el que entraba en la zona donde esperábamos, compuesta por una sucia y estrecha ‘S’, con vistoso charco en su interior para disfrute de los fotógrafos,  seguida de una tan o más sucia ‘redonda de derechas’, en cuyo exterior estábamos apostados. Apenas unos minutos antes había consultado los tiempos del primer tramo, en los que, para mi sorpresa, Monzón no había logrado el scratch, registrando sólo el cuarto mejor tiempo, por detrás de los EVOs de Surhayén Pernía (inicio de ensueño para el joven piloto local, líder del rallye ‘de casa’), Jonathan Pérez y Xevi Pons… y superando por apenas tres segundos al Porsche de Sergio Vallejo, que en Cantabria encuentra, probablemente, el peor terreno de todo el año para el GT. Pero viendo pasar al esperado WRC por delante nuestro los cronos del primer tramo cobraban mucho más sentido, el Mini no daba sensación alguna de ir al ritmo ‘de mundial’ que esperas de un coche de estas características. Fuese por la brida algo más pequeña, porque a Monzón le falta ritmo de carreras, porque el piso no estaba para bromas o, más probablemente, por una combinación de los tres factores, el caso es que el WRC no impresionaba nada, dejando sensación de ir al ‘tramtram’. Pero, curiosamente, y demostrando una vez más eso que muchas veces digo de que en los rallyes tenemos la costumbre (y la necesidad) de sacar conclusiones a partir de lo visto en un par de curvas, que no tienen porque ser del todo representativas de entre las muchas que tiene cada tramo, para el canario sería el scratch al final de los casi doce kilómetros que había que recorrer entre Meruelo y Las Pilas, en cuya meta superaba en casi cuatro segundos el R4 de Jonathan Pérez y en cerca de diez a los de Pernía y Pons. Precisamente este último era el que más sensación de velocidad dejaba en nuestra zona, aunque su arrojo atacando la’S’ del charco y la derecha posterior los pagaba con dos llamativas ‘libradas’ en las que incluso la tracción total del EVO sufría para mantener los más de mil kilos de chapa y fibra sobre el sucio asfalto. Más ‘finos’ se veía pasar a ‘Yoni’ y ‘Sura’, mientras que a su compañero de equipo, Meira, lo veíamos con algo más de dudas a la hora de atacar, una sensación que esta vez si coincidía con lo que indicaba el cronómetro, ya que el de Vincios era por segundo tramo consecutivo el menos rápido del trío de R4s de RMC, aunque en esta ocasión a sólo tres segundos, tras haber cedido bastante más terreno en la especial anterior.

Sexto puesto scratch para Víctor Senra y Kike Velasco
Antxústegui-Pin fueron séptimos de la general y segundos en 2RM
José Antonio Suárez y Cándido Carrera arrasaron en R2 a ritmo de mundial
Otra victoria en grupo N para los hermanos Pais, décimos de la general

Aunque si de dudas hablamos, el que más mostraba era, lógicamente, Vallejo, defendiéndose a base de cautela de un terreno sucio y roto en el que el Porsche no podía dar de si todo su potencial, y menos aun si las gomas no eran del todo adecuadas como parece ser era el caso. Aun así, el de Meira ‘salvaba los muebles’ y conservaba el quinto puesto en la general que había logrado en el primer tramo, pero ya cedía casi medio minuto respecto al nuevo líder, Monzón, al que seguía de cerca la ‘jauría’ de EVOs, agrupados los tres primeros (‘Yoni’, ‘Sura’ y ‘Xevi’) en apenas dos segundos, y estando a menos de cinco del líder el último de ellos.

Siguiendo con las ‘sensaciones de cuneta’, los que no mostraban duda alguna a la hora de pasar por nuestra zona eran, en cambio, José Antonio Suárez y Esteban Vallín. El primero, el cada día más maduro ‘Cohete’, levantaba un ‘¡oohhhh!’ de admiración entre los (pocos) aficionados que contemplaban el rallye desde la zona cuando no se ‘conformaba’ con pisar de forma decidida el charco del interior de la ‘S’, sino que ‘mordía’ el viraje aun con más hambre que cualquier de los demás, subiendo la parte izquierda de su Fiesta R2 por el talud de hierba en una trayectoria que si nos dejaba ese regusto ‘mundialista’ que habíamos echado en falta al paso del WRC. El segundo, nuestro amigo ‘finlandés de Colunga’, simple y llanamente se negaba a levantar el pie derecho del acelerador pese a que el Corsa OPC se movía lo suyo sobre el deslizante asfalto, como si estuviese suplicando a su inmisericorde piloto que dejase de exprimirlo, aunque fuese sólo por un instante. El espectacular paso del Opel contrastaba vivamente con los sosos que resultan de ver los pequeños ‘coperos’, sean estos los R2 de Ford y Renault o los Swift de Suzuki, coches todos ellos que ‘no se mueven’ y te dejan la sensación de no ir deprisa aunque seguro que sus pilotos van dando también el máximo. Un contraste que nos llevaba a reflexionar sobre algo que hace tiempo comentamos con muchos viejos aficionados, para el público lo de menos es que los coches actuales sean más eficaces y batan los records de los antiguos, el ‘problema’, desde el punto de vista del espectáculo es que no ‘transmiten’, no te dan sensación de ir cerca (o por encima) del límite. Y, en ese sentido, el concepto del ‘superserie’, un coche derivado lo más directamente posible del que se puede comprar en un concesionario, sin estar equipado de sofisticados cambios secuenciales, suspensiones de carreras y demás componentes específicos para competición (que acaban por matar el espectáculo a la vez que encarecen enormemente el producto) nos recuerda, salvando las inevitables distancias que el paso del tiempo y el progreso imponen, a aquellos tiempos en los que te comprabas un 124 (o lo que fuese que te podías permitir), le ponías unas barras y salías a correr. Unos tiempos en los que los coches se movían más, hacían chirriar las ruedas, deslizaban, se balanceaban, sonaban más ´racing’… y, en conjunto, te dejaban con la sensación de que no se les podía ‘apretar’ más… una sensación que, aunque desde dentro seguro es similar hoy en día para los pilotos, desde fuera la hemos perdido los espectadores con estos pequeños coches 'coperos' modernos tan preparados (y tan absurdamente caros para lo que realmente son y corren la mayoría de ellos) que van ‘por raíles’ y no te ‘dicen’ nada cuando los ves pasar, provocando que estés deseando que terminen de hacerlo cuanto antes, especialmente si vuelve a llover y el viento frío arrecia, como ocurría el pasado sábado en esa sucia curva de derechas a la salida de Güemes.

Por fortuna, para la larga pausa antes del siguiente bucle, teníamos otro ‘refugio’ cerca al lado del cruce de entrada al pueblo, en el que habíamos aparcado previamente, eligiéndolo para ver desde allí la segunda pasada de los nacionales y salir ‘pitando’ camino de la asistencia, en la que había también bastante trabajo que hacer. Así que el reparador café caliente nos ponía a tono mientras aprovechábamos ya para ir descargando fotos y adelantando ‘curro’ antes de que los coches volviesen a pasar por delante nuestro. Algo que harían, minutos después, y a toda velocidad en mi caso, ya que a la hora de hacer fotos Berto y yo nos repartíamos tareas, quedando él en la ‘terraza’ que hacía de tribuna natural sobre el cruce mientras yo me movía con más libertad a lo largo de la ancha recta de la carretera general que atraviesa el pueblo, por la que ver transitar los coches de rallyes, pasando ‘a todo trapo’ entre las casas, no dejaba de tener su encanto y nos permitía, además, sacar alguna que otra postal… aunque, evidentemente, a nivel de sensaciones aprovechables para la crónica dejaba poco o nada. Si acaso, constatar lo muchísimo que acelera el Porsche, aun con piso mojado, o lo muy rápido que cogen velocidad también los R4, cuyo aparatoso aspecto de berlinas de cuatro puertas con maletero casa poco con la imagen que uno sigue teniendo en la cabeza de lo que debe de ser un coche de competición… aunque menos aun la da ese Mini de tamaño tan ‘maxi’ que abría la marcha y que acabaría la jornada como líder pese a que en este segundo bucle los R4, especialmente el de Jonathan Pérez, que marcaba los dos scratchs, parecían seguir siendo los coches a batir.

Carchat-Garduño hicieron debutar el Megane N4 y acabaron en el puesto 11
Segundo puesto en el grupo R2 para el Citroen C2 de Peña-Celis
Vallín-González completaron otro espléndido rallye con el Corsa OPC
Victoria en la primera prueba de la Swift para Víctor Pérez-Alejandro López

Precisamente el EVO X del asturiano abandonaba la nueva asistencia de Hoznayo justo cuando llegábamos a ella en un momento en que la actividad era frenética. En el ‘parque de trabajo’ no llovía pero las nubes eran más que negras, tanto allí como en los tramos, así que acertar con las gomas para el bucle final del día era clave. Antes de nuestra llegada ya había partido el Mini WRC de Monzón, que optaba por unas mixtas bastante talladas, elección en la que coincidía el líder provisional, Jonathan Pérez. El asturiano partía hacía el quinto tramo con una ventaja de 13 segundos sobre su compañero de equipo, Surhayén Pernía (que optaba por gomas menos ‘abiertas’) y cerca de veinte respecto al canario, al que seguía a apenas seis más Xevi Pons, siendo el catalán el último que estaba a menos de medio minuto del primero… y también a menos de un minuto, ya que los demás, encabezados por Meira, ya cedían más de esos sesenta segundos que ponen una cifra más en las diferencias.

Minutos después de que hubiesen partido ya todos los favoritos, los cielo ‘se abrían’ y nos caía encima un buen chaparrón mientras completábamos nuestro trabajo en la asistencia (¡habíamos dejado los paraguas en el coche!). Un chaparrón que no llegaba a afectar el resultado del quinto tramo, cuyo discurrir se truncaba de forma más que brusca al salirse con dureza el Citroen DS3 R3T de Ojeda obligando a la neutralización de la especial cuando apenas si habían pasado por ella media docena de coches. Estando el día como estaba, todos teníamos claro que el de los Corrales de Buelna iba a ser seguro protagonista en unos tramos sobre los que suele volar, y más aun si las condiciones eran difíciles. Y sus cronos en los dos primeros bucles lo demostraban, situándole a sólo cuatro segundos del S1600 de Vinyes, al que discutía el liderato entre los dos ruedas motrices. Pero ir siempre en el filo de navaja tienes estas cosas y a Kike le tocaba esta vez pasar el mal trago de ‘hacer chapa’ en el rallye de casa y quedar fuera de combate antes siquiera de que se completase la primera jornada.

Apenas instantes antes del ‘golpe’ del DS3, la quinta especial había sido también fatal para las aspiraciones del hasta entonces líder, Jonathan Pérez. Un pinchazo a poco de iniciarse el tramo obligaba a ‘Yoni’ y su copiloto, Javi, a tener que detenerse para cambiar la rueda en el primer sitio algo amplio que encontraban, dejándose en la operación más de tres minutos y cualquier esperanza que tuviese el asturiano de lograr su primera victoria en un rallye del Campeonato de España. Unas esperanzas bien fundadas, dado no sólo su ritmo en las cuatro primeras especiales y la ventaja acumulada en ellas sino, también, el hecho de que era de los pocos ‘bien calzados’ para cuando el diluvio que nos había empapado en la asistencia alcanzaba el rallye en el último tramo del día. A la pasada final por Meruelo-Las Pilas llegaba como líder Pernía, que se había visto afectado por la neutralización del tc5, no pudiendo hacer el tramo a ritmo de carrera lo que le dejaba con la duda de que tiempo se le adjudicaría. Finalmente, y a mi juicio, con buen criterio, los comisarios le daban el crono de Xevi Pons (al fin y al cabo, ‘Sura’ había sido más rápido que el catalán en las dos pasadas anteriores así que, del mal el menos) por lo que el cántabro encaraba el tramo que cerraba la jornada como primero de la general, con 11.8 de ventaja respecto al catalán y 14,4 sobre Monzón. Pero entre que el canario había acertado con la elección de gomas y, por fin, marcaba diferencias ‘mundialistas’ con su WRC, y que la combinación entre su retrasada posición de salida y las gomas inadecuadas hacían a Pernía ‘navegar’ más que pilotar en los lluviosos 12 kilómetros cronometrados con los que se completaba el día, el resultado era un trompo y casi un minuto de déficit para el piloto local respecto al venido de las islas. Así que, por fin, después de tanta alternativa Monzón se situaba ya donde todos esperábamos que hubiese estado desde el principio, como claro líder de la general, con casi medio minuto de ventaja sobre Xevi Pons (que ahí estaba, a la chita callando), cerca de cuarenta respecto a ‘Sura’ (con mezcla de sensaciones, contento por ir tercero en casa, frustrado por haber perdido el liderato en la última especial) y ya más de un minuto respecto a los demás, que seguían encabezados por Meira, pero ya casi a minuto y medio.

Los gallegos Pazó-Seoane fueron segundos en la Copa Suzuki
Sarabia-Dertiano lideraban la Twingo hasta que la mecánica aguantó
Los primeros ganadores de la Twingo 2013 fueron Otero-Rodríguez
En su retorno al nacional, 'Rantur' y Cid acabaron segundos entre los Twingo

Quedaban por delante los cuatro tramos del domingo (que ya seguiríamos al día siguiente desde la sala de prensa y la asistencia) en los que, pese al ataque inicial de Xevi Pons, no saltaba la sorpresa. El catalán era el más rápido en las dos especiales del primer bucle, pero sólo conseguía limar siete de los veintisiete segundos que le separaban de Luis Monzón. El canario lo tenía todo ‘bajo control’ y sentenciaba definitivamente con un claro scratch en la repetición del largo Villacarriedo que ya no dejaba lugar a dudas, un montón de años después iba a volver a haber victoria de un WRC (aunque no fuese 100% FIA por aquello de la brida) en un rallye del Campeonato de España. El paso final por el corto Barcenilla-La Canal era un mero trámite, despachado con otro scratch para el Mini, que llegaba como vencedor a la asistencia de Hoznayo, donde le esperábamos para esa entrevista que podéis ver en el vídeo de TVMotor incluido bajo estas líneas, en la que hablábamos con su piloto de cómo le había ido el rallye y (más interesante, creo yo) que opina del tema de la brida y de sus posibilidades ante los Porsche en el resto de citas del nacional.

El siguiente en la clasificación debía haber sido Xevi Pons… y digo debía porque un inusual fallo de su copiloto, Xavier Amigó, les suponía una penalización de cinco minutos que hundía al catalán en la tabla, acabando octavo tras penalizar a su vez José Antonio Suárez, imagino que en lógica labor de equipo por parte de ACSM para que el catalán recuperase al menos uno de los puestos perdidos. El fallo de Amigó era de esos que resaltan la importante y, a la vez, ingrata labor de los ‘copis’, a los que les suele ocurrir lo mismo que a los árbitros o los porteros de futbol, sólo se habla de ellos cuando se equivocan… como si no fuesen humanos y no tuviesen derecho a ‘meter la pata’ también ellos alguna vez, lo mismo que lo hacen los delanteros, los defensas… o los pilotos.

El inesperado traspiés de Pons dejaba la segunda plaza en poder de Surhayén Pernía, que una vez perdidas las opciones a la victoria el sábado, el domingo completaba lo que quedaba de rallye pensando más que nada en acabar subiendo al tercer escalón del podio, así que terminar ocupando finalmente el segundo era todo un inesperado regalo para el joven piloto local.

El cajón lo acababa completando Alberto Meira, que el segundo día rodaba a un ritmo mucho más acorde a sus posibilidades de lo que lo había hecho el primero. El gallego acababa ‘pescando en río revuelto’ y pese a no haber realizado un rallye especialmente llamativo, pasando mucho más desapercibido de lo que en él es habitual, lograba un resultado importante, que le sitúa segundo en la general provisional del campeonato… justo en vísperas de ‘su rallye’, ese Rías que tan brillantemente ganó el año pasado y en el que este año será, sin duda, de nuevo uno de los principales protagonistas.

La pelea por la que al final sería la cuarta plaza era probablemente el mayor foco de interés en la última jornada del rallye. Una pelea en principio desigual, entre el Suzuki de Vinyes y el Porsche de Vallejo. El sábado, el andorrano había terminado con algo menos de tres segundos de ventaja sobre el gallego, pero esa exigua diferencia acababa convirtiéndose en un muro infranqueable para el de Meira, que lo intentaba todo el domingo pero seguía sin poder desplegar a gusto la caballería del GT en un asfalto siempre resbaladizo sobre el que el su rival se defendía a las mil maravillas haciendo malabarismos con el S1600. De hecho, Vinyes aumentaba incluso su ventaja en el bucle de la mañana, superando a Vallejo en los dos tramos para elevar el margen en otro segundo más, y aunque Sergio acababa por delante en las dos especiales que cerraban la competición, le faltaba algo más de segundo y medio para poder superar al Suzuki, que llegaba quinto a la meta del tramo final y acababa definitivamente cuarto tras la ya comentada penalización de Pons que permitía también a Vallejo ganar una plaza en la clasificación general, estrenando ambos su casillero de resultados de la temporada 2013. Otro que mejoraba un puesto gracias a la misma circunstancia era Víctor Senra que, al igual que en Canarias, nunca estaba en tiempos de cabeza con el EVO X de ARVidal, aunque lograba al menos sumar los puntos suficientes, al ser segundo en la EVO CUP, para situarse como líder del monomarca de Mitsubishi.

Séptimo, y segundo en dos ruedas motrices, era Gorka Antxústegui, que se las veías y deseaba para contener el ímpetu de José Antonio Suárez, autor de un rallye fantástico con el Ford Fiesta R2. Al final apenas una veintena de segundos les separaba en la pelea por el segundo puesto en Dos Ruedas Motrices, aunque la posterior penalización del asturiano acababa aumentando la brecha en la clasificación definitiva. De todas formas, para ‘Cohete’, el puesto final era casi lo de menos, lo que importaba en su caso era la demostración que daba durante los dos días de competición del ritmo que ha adquirido en el mundial, un ritmo que le ponía ‘en otro nivel’ respecto al resto de participantes en el grupo R2. Entre ellos, el más cercano era el local Dani Peña, siempre rápido en los complicados tramos cántabros con su ya veterano pero aun competitivo Citroen C2, al que llevaba al puesto 12 de la general, terminando a casi tres minutos del Fiesta de José Antonio en el cómputo total de cronos marcados en los tramos pero, imagino que más importante para el cántabro, por delante de otros dos pilotos ‘de casa’ con monturas más potentes, Jonathan Cabo, decimotercero con un EVO IX, y Javier Polidura, decimoquinto con su habitual Subaru Imprezza.

Rotunda victoria en la Beca RMC para Lujua-Estrada
Aguado-Del Rincón acabaron segundos de los Fiesta R2 de RMC
El podio de la BecaRMC lo completaron David Guardado y Rodolfo Rodríguez
Cuarta plaza en la Beca RMC para el otro equipo astur, Paniceres-Belzunces

En el puesto diez, justo entre José Antonio Suárez y Dani Peña, terminaba el EVO X grupo N de Alex Pais, que iba a lo suyo todo el fin de semana, sin correr excesivos riesgos para terminar ganando su categoría por delante del debutante Megane N4 de Carchat. Al andorrano le costaba coger el ritmo al principio, cosa lógica tratándose del primer rallye con el nuevo coche que, además, no tenía en los sucios, rotos y deslizantes tramos cántabros el terreno más adecuado para sus características, ya que se trata de un tracción delantera tan potente como pesado, que se deberá desenvolver mucho mejor en carreteras más rápidas y de mejor piso. Algo aplicable en cierta medida también el Opel Corsa OPC de Esteban Vallín quien, de todas formas, se volvía a permitir el lujo del año pasado en Llanes, cuando sobre piso cuando menos ‘delicado’, se ‘cepillaba’ sin miramientos a la mayoría de R2 y a todos los Suzuki de la copa. El de Colunga acababa decimosexto, y sólo Xabier Lujua, decimocuarto scratch y clarísimo ganador entre los Fiesta de la Beca RMC, era capaz de superarle de entre el nutrido número de ‘coperos’ que se peleaban por los puntos de sus respectivos certámenes a bordo de los R2 de Ford y Renault y de los Swift de Suzuki.

Entre los Fiesta, a casi cinco minutos de Lújua concluía Juan Carlos Aguado, siendo tercero el joven asturiano David Guardado. Entre los Twingo, el gran dominador del primer día era el local Oscar Sarabia, pero después de ganar con holgura los cuatro primeros tramos (en los que acumulaba una espectacular ventaja de más de un minuto), el sistema eléctrico de su Twingo ‘de alquiler’ empezaba a hacer de las suyas, retrasándole primero y obligándole finalmente a abandonar el día siguiente. El primer puesto pasaba entonces a manos del reaparecido ‘Rantur’, pero el domingo el orensano no podía contener el ataque de Alberto Otero, que le arrebataba el liderato en la primera especial de la mañana (en la que enjugaba, de golpe, los casi veinte segundos de diferencia que había entre ambos) y lo mantenía hasta el final, siempre con márgenes estrechos entre ambos pero sin que ‘Rantur’ pudiese volver a superarle. Y, por lo que respecta a los Swift, Víctor Pérez conseguía por fin el ansiado triunfo en el rallye de casa que se le había escapado otras veces, cimentándolo con una buena primera etapa, poniéndolo en peligro al ‘dormirse’ en el primer tramo del domingo, y lográndolo definitivamente tras ‘despertar’ (¡y de que forma!) en los tres restantes, en los que endosaba claras diferencias a sus rivales para llegar a Santander como ganador con amplia ventaja (para lo que es norma entre los Suzuki) sobre otros dos veteranos de la copa, el gallego Pablo Pazó, que ocupaba la segunda posición, y el leonés Marcos Rodríguez, que completaba el podio.

Con este rápido repaso a las diferentes copas creo que ya no nos queda más que contar de nuestro primer rallye del nacional de asfalto 2013, un campeonato que sigue con esa dinámica de ya demasiadas campañas caracterizada por la falta de presupuestos (tanto para pilotos y equipos como para organizadores, con la mayoría de unos y otros cada vez más ‘en las últimas’), las continuas quejas y polémicas más o menos interesadas sobre los reglamentos técnicos, una atención de los medios de comunicación ‘importantes’ tan escasa como excesivamente mediatizada por intereses comerciales y, en general, un ambiente un tanto deprimente que te deja una sensación de general descontento mezclada con una especie de resignación de sus protagonistas, pendientes más que nada de ‘cuadrar las cuentas’ y tratar de ‘resistir’ un año más esperando que, algún día no muy lejano, las cosas mejoren. Algo que, de momento, tiene poca pinta de ocurrir. Dentro de apenas una semana, en Vigo, tendremos el siguiente capítulo, al menos en ese caso, y por lo que a nosotros respecta, habrá más alicientes, aunque sólo sea por el hecho de encontrarnos con nuestros buenos amigos gallegos y compartir con ellos unas cañas y unas tapas en la taberna del orensano, el sábado por la noche, mientras hablamos de coches, cine, libros o lo que se tercie. Si luego, además, el rallye resulta divertido o interesante, eso ya será un casi inesperado extra.

Texto: Daniel Ceán-Bermúdez
Fotos: ST Photosportpress