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CRÓNICA

El calendario de los Campeonatos de España de rallyes y montaña tienes estas cosas. Después del ‘atracón’ de pruebas que tuvimos entre mayo y junio, con tres rallyes y tres subidas ‘apretujados’ en siete semanas, llegó la larga pausa veraniega, con dos meses sin carrera nacional alguna antes del frenético ‘retorno a la acción’ que ha supuesto la disputa simultanea de la quinta cita de ambos certámenes, el rallye de Ferrol y la subida a Peña Cabarga.

Y como en ‘TVmotor’ y ‘Sobre Ruedas’ estamos empeñados en seguir los dos campeonatos lo más en directo posible que nuestros medios nos permitan, el último fin de semana de agosto tocaba ‘dividir recursos’ y buscar ayuda para poder estar, a la vez, en los tortuosos tramos cronometrados ferrolanos y las empinadas rampas cántabras. El plan estaba claro, habría que repartir tareas entre el ‘equipo habitual’, tocándole a Jose ir al rallye mientras Corsino y yo nos decantábamos por la subida (ya sabéis que, si puedo elegir, prefiero el nacional de montaña) y, además, echar mano de algunos de esos buenos amigos que hemos hecho estos años en las cunetas, cuya colaboración era más imprescindible que nunca para completar el ‘despliegue’ y cubrir ambas pruebas del mejor modo posible. Así que a la expedición que partiría hacia tierras gallegas se unían Silvia y Asier, mientras que Gelu se incorporaba a los que nos íbamos hacia Cantabria. Todos ellos, más Berto (que junto con los gallegos Antonio y Iago se encargaría de las fotos en Ferrol) estaban en el lugar de reunión para el inicio del viaje (al pie de mi casa, en Gijón, que eso de ser ‘el jefe’ ha de servir para algo de vez en cuando) a las 8 en punto de la mañana del sábado 24 de agosto. Después de un último y breve intercambio de saludos, material y tareas, el elegante Alfa negro que nos había cedido esta vez MotorNalón arrancaba hacia el oeste, camino de Galicia y el rallye de Ferrol, mientras empezaba ya a rodar en dirección diametralmente opuesta, apuntando a Cantabria y la subida a Peña Cabarga, el no menos elegante Mondeo azul noche de Corsino, a quien eso de viajar ‘apretado’ en mi pequeño Mini no motivaba en absoluto y optaba por traer su, sin duda, mucho más espacioso ‘ranchera’.

Aunque en Gijón el día había amanecido con nubles y claros, los que partíamos de camino al este veíamos enseguida como las primeras le iban ganando cada vez más terreno a los segundos, y hasta empezaban a aparecer algunas gotas de lluvia sobre el parabrisas del Ford. Ya hace dos años, en nuestra anterior visita a Peña Cabarga, la lluvia había sido protagonista en la jornada del sábado y todo parecía indicar que también lo podría ser en esta ocasión. A nuestro llegada, apenas un par de horas después, al polígono industrial de Heras, sede del parque de trabajo de la prueba, las nubes se habían impuesto definitivamente al sol y cubrían toda la zona mostrando muchas de ellas un amenazador tono grisáceo que no presagiaba nada bueno para los que, como si fuésemos nuevos en esto, no habíamos incluido un paraguas en nuestro equipaje… ¡menos mal que mis dos compañeros de viaje habían sido más previsores!

Para empezar la tarea del fin de semana, realizábamos nuestra habitual primera ronda por las asistencias… que, dada la notable distancia que las separa de la salida (¡por no hablar de la empinada rampa del 14% que hay que superar en el camino!) iba a ser también la última hasta que acabasen las cuatro mangas previstas para la jornada del sábado. Aunque me duela decirlo, dado mi especial cariño al nacional de montaña, el aspecto de los ‘boxes’ era más bien desolador, con una participación que era incluso menor de lo que mostraba la poco prometedora lista de inscritos, ya que del escaso total de 40 vehículos inicialmente previstos, finalmente nada más se presentaban 33…de los que sólo 20 pertenecían a las categorías del campeonato de España, repartidos a partes iguales, con 10 carrozados de la 1 y 10 CMs de la 2.

Javi Villa de nuevo imbatible, ya van doce de doce, el título de categoría 2 es casi suyo
Fombona ganó el domingo y ya es campeón de la categoría 1, su sexto título nacional
Doble triunfo para Eduardo Noriego con el A4ST sobre el piso húmedo del sábado
Alarcón fue segundo en CM y está a un paso del subcampeonato en su año de debut

Si ya en Santo Emiliano habíamos estado casi ‘en familia’, en Peña Cabarga la participación en el nacional decrecía en otro preocupante 20% lo que, por si sólo, ya debería hacer pensar eso de ‘¡algo habrá que hacer!’ a quienes tienen poder de decisión en estos temas. Porque no es sólo que cada vez haya menos pilotos interesados en participar en el nacional (¡o que se lo puedan permitir!)… es que, además, cada vez son menos las organizaciones a las que les cuadran las cuentas o, simplemente, les compensa el gasto adicional que suponer ser puntuable para un Campeonato de España. En este último sentido, el de las pruebas del campeonato, no dejaba de ser sintomático que apenas tres días antes de celebrarse la de Peña Cabarga se produjese el anuncio oficial de lo que ya nos temíamos desde hace meses, la cancelación de la preciosa Subida a Liébana que debía ser la siguiente cita del certamen. Así que, de golpe, un calendario que ya era corto, con sólo siete pruebas, se quedaba finalmente reducido a seis ya que, según nos confirmaba la RFEdA a través de mensaje directo vía Twitter cuando les preguntábamos al respecto: “Lamentablemente, a estas alturas de la temporada y a pesar de las múltiples gestiones, no hay sustitución por lo que solo quedaría Arona”. Por tanto, Peña Cabarga pasaba a ser la penúltima cita del Campeonato de España y, a la vista de la participación y las clasificaciones, era casi seguro que iba a dejar ya totalmente decididos prácticamente todos los títulos en juego por lo que, si pocos habían venido hasta las inmediaciones de Astillero, es de imaginar los menos aún que se podrán animar, a principios de octubre, a realizar el costoso desplazamiento hasta Tenerife.

Como nos gusta ir a las carreras ‘con los deberes hechos’, el jueves por la tarde estuvimos calculando las posibilidades de que se decidiesen de forma matemática los títulos principales, los de Campeón de España de Montaña en las categorías 1 y 2, a favor de sus respectivos líderes, los asturianos Fombona y Villa. En el caso del primero, las probabilidades de que José Antonio se asegurase en Peña Cabarga su sexto campeonato nacional eran muy altas, ya que incluso aunque sus dos competidores, Borreguero y Noriego, se impusiesen tanto en las tres mangas puntuables de la prueba cántabra como en las tres a disputar en Tenerife, al gijonés le bastaría con sumar un total de 38 puntos (tres cuartos puestos a lo largo del fin de semana, por ejemplo) para ponerse fuera de su alcance. De hecho, el título podía quedar ya en manos de Fombona el sábado si ganaba las dos mangas oficiales de la primera jornada, algo más que perfectamente a su alcance salvo que las nubes decidiesen finalmente soltar algo o toda su carga de agua sobre las empinadas rampas que parten prácticamente desde el aparcamiento del ‘famoso’ Borgia, complicando las opciones de los traseras como su potente Audi DTM. Por lo que respecta al segundo título absoluto en juego, si se producía la ya poco menos que habitual triple victoria de Villa, apenas le faltarían al de BRC un puñado de puntos a sumar en Arona (apenas ocho, es decir con un séptimo puesto en una manga de Tenerife le sobraría) si, como también era de esperar, Toni Alarcón le secundaba y, siendo segundo, lograba aplazar hasta principios de octubre lo que viene siendo poco menos que inevitable desde el inicio de la temporada en abril: que Javi consiga ese galardón de Campeón de España de Montaña del que sólo le apartó el año pasado aquel absurdo sistema de puntuación ‘estilo NASCAR’ que sufrimos durante las últimas temporadas.

Con esos números en la cabeza subíamos hasta la cima de Peña Cabarga a mediodía del sábado… o, mejor dicho, nos subían, porque hacerse los casi seis kilómetros de la subida a pie, con rampas de hasta el 18%, no era en absoluto planteable para nuestra no muy brillante condición física. La idea era clara, ver la primera de entrenos desde la curva final para sacar alguna foto con el bonito paisaje de la bahía de Santander al fondo, y luego ya ir bajando con calma, que la pendiente descendente ya es mucho más asumible para hacer andando. De paso, reconocíamos el terreno que será escenario en apenas un par de semanas de otro de mis deportes favoritos, el ciclismo, ya que en el alto de Peña Cabarga concluirá una de las últimas etapas de la Vuelta que se iniciaba precisamente a esas horas desde una batea en las Rías Baixas (¡estos de Unipublic no saben que inventar!). La dura rampa final, con su asfalto lleno de pintadas de ánimo a los ‘esforzados de la ruta’, y la llamativa antena que corona la montaña, nos traían a la mente esas típicas estampas de la ascensión al Mont Ventoux en el Tour de Francia, con su observatorio dominando el empinado paisaje por el que ‘trepan’ los ciclistas a golpe de pedal… aunque, por fortuna para los que soportamos mal el calor (y para los ciclistas que subirán por ahí en unos días) el verde de las laderas cántabras proporciona un entorno mucho más agradable que el pelado paisaje lunar de la famosa cima gala.

Apenas si seríamos una docena (comisarios incluidos) los que estábamos por la zona (¡qué poquito público había en toda la subida!), así que aprovechaba la manga de entrenos para moverme con total tranquilidad arriba y abajo de la ladera mientras los coches superaban en apenas unos segundos esa rampa final que a los ciclistas les va a requerir un tiempo y esfuerzo decididamente mayor. La lluvia aparecía brevemente cuando pasaban los (pocos) participantes del regional cántabro, pero no iba más allá de un breve y no demasiado intenso aguacero de apenas cinco minutos de duración. De todas formas, entre que nadie se emplea a fondo en la primera de entrenos, que el piso se mojaba algo y que este año la salida estaba unos metros más atrás y se había instalado una chicane en la larga recta de la parte inicial del recorrido, las referencias de tiempo que traía en mi cabeza de nuestra anterior visita a Peña Cabarga servían de poco. Eso si, tanto Villa (mejor corno absoluto) como Fombona (el más rápido entre los carrozados) empezaban a cumplir los pronósticos.
Jonathan Cabo marcó tiempos de gran nivel, lástima de la penalización del sábado
Borreguero sufrió sobre el asfalto mojado y se le complica el subcampeonato
Aldo de Alberto ganó el grupo A en las dos mangas del sábado
Rubén Iván Blanco no arriesgó y se aseguró el título de campeón en el grupo A

Pero, tal vez viendo que el desenlace podía ser demasiado obvio si se limitaban a seguir mirando sin más, las nubes decidían que hacía falta darle algo de emoción a la carrera, y en lo que quedaba de jornada se encargaban de ‘regar la pista’ cada cierto tiempo para ponerles a todos las cosas mucho más complicadas y, de paso, añadir una siempre bienvenida dosis de incertidumbre a los resultados. Así, la primera oficial que, tras bajar unos cuantos metros desde nuestra ubicación inicial, seguíamos desde el final de un zigzag al que se llegaba a través de una empinada rampa y que precedía a un leve rasante seguido de una rápida derecha, se disputaba sobre piso mayoritariamente mojado pero con diferentes intensidades de lluvia y, por tanto, de mayor o menos humedad en el asfalto. Un factor este último, que se acrecentaba en el caso de los CM cuando el Silver de Iván Solana se iba ‘todo recto’ a la entrada de la derecha situada justo tras nuestra posición. Los casi tres cuartos de hora de ‘parón’ que se producía mientras se retiraba el coche y se limpiaba el asfalto significaban un notable cambio en el estado del piso, ya que volvía a llover, con cierta fuerza, justo cuando les tocaba partir a los cuatro últimos en el orden de salida de la categoría (los cuatro primeros en el campeonato, en orden inverso).

Antes de la interrupción, subiendo con asfalto algo menos húmedo, el mejor crono lo había logrado el campeón cántabro, Juan Carlos Castillo, que había logrado un tiempo de 3:13.851. Así que cuando veíamos a través del teléfono móvil que Oscar Palacio paraba los dígitos del reloj en 3:23 y que Toni Alarcón apenas si rebajaba en un par de segundos esa marca, resultaba evidente que el terreno no estaba para bromas y que batir el tiempo de Castillo iba a ser imposible. Pero eso era no contar con que si a alguien le motivan los imposibles es a Javi Villa. Con su BRC calzado con slicks (misma monta elegida también por sus rivales ya que, salvo que haya charcos, los ligeros CM rinden mejor con goma lisa y blanda aunque el piso este bien húmedo) Javi ‘devoraba’ sin compasión el zigzag de resbaladizo asfalto que serpenteaba ante nuestra vista, siguiendo ‘pie abajo’ donde los demás levantaban como, imagino, habría hecho en otro buen número de zonas del recorrido. Sólo así se explica (bueno, así, o viendo su grabación de cámara interior que estará un día de estos en YouTube ¡vaya manera de corregir y seguir pisando a fondo!) como pudo lograr ese 3:13.489 que le daba su décima victoria del año, la conseguida con menos margen y, sin duda, la más difícil dadas las circunstancias.

Por lo que respecta a los carrozados, antes del ‘corte’ que siempre supone el paso de los CM, el mejor tiempo era para el local Jonathan Cabo, al que veíamos subir realmente deprisa con su EVO IX sobre el resbaladizo asfalto, lo que me llevó a comentar en voz alta algo así como ‘ojo con este que hoy va a meterse muy arriba’. Tan arriba, de hecho, que su 3:17 sólo acabaría superándolo el que, con piso mojado, había pasado a ser gran favorito para la victoria, Eduardo Noriego. El extremeño ‘pedía lluvia’ cuando hablábamos con él antes del inicio de la prueba, consciente de que si su magnífico Audi A4ST tiene un handicap, ese es la falta de caballos en relación a las monturas de sus rivales. Una ausencia que se deja sentir especialmente en subidas tan empinadas como la de Peña Cabarga pero que se convierte en virtud, aliada a la tracción total, si el terreno está tan deslizante como estaba cuando se disputó la carrera 1. Mientras Noriego disfrutaba del mágico agarre ‘quattro’, Fombona lo echaba de menos y se quedaba a unos lejanos ocho segundos, pasándolo peor aun Borreguero, al que escuchábamos ‘trompear’ a la salida de la última horquilla, quedando totalmente descartado de cualquier opción a un buen resultado.
Juan Carlos Castillo casi da la sorpresa en la carrera 1, le faltaron apenas 3 décimas
Oscar Palacio sumó otros dos podios con el Demon Car y es tercero de la general de CM
Angela Vilariño fue tercera en la carrera 1, repitiendo su mejor resultado del año
Jairo Pesquera logró la cuarta plaza en la carrera 1 y la quinta en la 3

Como suele ocurrir en estos casos, dejaba de llover al terminar la manga lo que, al menos, era una ventaja para hacer más cómodo el descenso hasta nuestro siguiente punto de observación, precisamente la curva en la que el Mosler acababa de quedar ‘mirando para abajo’. La tercera subida del día eran los entrenos de la carrera 2, que se hacían sin lluvia y hasta con algún tímido rayo de sol asomando cerca del final de una manga dominada de nuevo por los favoritos (Villa primero entre los CM, Fombona líder de los carrozados) que servía más que nada de aperitivo a la última del día, en la que volvería a haber puntos en juego. La escasa inscripción, el que esta vez no hubiese incidentes y el amplio margen de tiempo que los horarios del nacional establecen entre cada ascensión, nos permitían bajar sin prisas hasta el final de la zona rápida, parando incluso unos minutos a tomar un ‘tentenpié’ que se hacía de lo más necesario habida cuenta de que ya eran casi las cinco de la tarde y del frugal desayuno de las siete de la mañana no debía quedar ya ni rastro en el estómago.

Instantes después, situados en lo alto de un talud, a la derecha de la segunda zona recta que se dibuja en el trazado de Peña Cabarga, asistíamos al paso de los participantes, de nuevo sin lluvia salvo unas leves gotas que caían justo antes de empezar pero que, afortunadamente, no iba a más aunque si contribuían a evitar que el terreno se secase, dejándolo más húmedo que en la manga anterior al añadirse algo de agua en otras zonas al buen número de humedades que persistían en la más sombría y revirada zona alta de la prueba. Por ello, los cronos empeoraban y ni siquiera Javi Villa lograba bajar de los tres minutos, barrera que había sido el único en superar apenas unos momentos antes. De todas formas, su 3:00.951 estaba totalmente fuera del alcance de cualquiera de sus rivales, entre los que Toni Alarcón recuperaba su ‘lugar natural’, la segunda plaza, que conseguía con un registro 3.4 segundos peor que el de Javi pero dos y medio mejor que el obtenido por Oscar Palacio, para el que era la tercera posición de la categoría 2, que en la manga anterior había logrado Angela Vilariño, cuarta en esta ocasión.

En la categoría 1, aunque el piso no estaba tan mojado como en la primera oficial, si que resbalaba lo suficiente para que los pilotos de los ‘traseras’ siguiesen sufriendo tanto o más de lo que disfrutaban quienes iban al volante de los ‘4x4’. Entre estos últimos estaban los autores de los dos mejores tiempos, de nuevo Eduardo Noriego en primera posición, completando una magnífica jornada, con dos victorias que añadir al extraordinario palmarés que los fantásticos Audi A4ST han cosechado en la montaña española, y Jonathan Cabo, que volvía a repetir segunda plaza con su EVO IX. Para el cántabro, sin embargo, llegaría minutos después el jarro de agua fría que siempre supone perder ‘en los despachos’ lo ganado en la carretera. Y más si la ‘irregularidad’ por la que era sancionado (llevar cubrecarter) procedía de una reclamación de las que nos gustaría que nunca se produjesen porque denotaba esa tendencia tan en boga de ‘lo importante es ganar, ¡como se logre es lo de menos!’ que tanto daño acaba haciendo al deporte. El caso era que César Gutiérrez, segundo en el nacional de grupo N, había hecho sus cuentas ante la ausencia del líder del campeonato, Marcelino Hevia. Y si ganaba el grupo en las tres mangas de Peña Cabarga y las tres de Arona (a donde ‘Marce’ no tiene intención de acudir por cuestiones de presupuesto) el título sería suyo. Uno entiende la ilusión del bueno de César por ser campeón… y siempre hemos sido partidarios de que los pilotos reclamen si conocen (o sospechan) una irregularidad en los coches de sus rivales… pero, aunque es cierto que el cubrecarter no está permitido en el reglamento del grupo N para montaña, también resulta evidente que el hecho de que Jonathan lo llevase no suponía mejora alguna en las prestaciones del EVO IX del más joven de los Cabo (es más, justo lo contrario ya que implica un aumento de peso y si se usa, en rallyes, es para proteger la mecánica al ‘cortar’), tratándose más bien del típico caso de ‘despiste’ ya que el piloto cántabro no suele competir en montaña. Así que los comisarios tomaban una decisión de esas que hizo famoso el bíblico Rey Salomón con aquello de ‘partimos al bebé por la mitad y acaban perdiendo todos, el reclamador y el reclamado’: a Cabo le imponían 25 segundos de sanción, lo que le dejaba sin sus dos segundas plazas al scratch… pero no le privaban de las dos victorias de grupo N que César había buscado con su reclamación ya que, una vez revisado su coche a conciencia, al asturiano también le caía ‘castigo’, en su caso 20 segundos por la presencia de las faldillas (que tampoco se pueden usar en montaña). Así que, al final, la clasificación del grupo N quedaba tal cual la carretera había dictado, con dos triunfos para Jonathan Cabo y, de paso, título asegurado para Marcelino Hevia sin haberse movido de casa, y disgusto doble para César, que decidía ‘empaquetar’ y marcharse para casa, no siendo de la partida al día siguiente.
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La penalización a Cabo dejaba la segunda plaza en la carrera 2 en manos de Raúl Borreguero, que esta vez no cometía errores aunque nada podía hacer sobre el todavía delicado asfalto con su potente Mosler, empujado sólo por las ruedas traseras, para batir al Audi ‘tracción total’ de Noriego. Algo que tampoco conseguía Fombona, al que le tocaba ahora el turno de ‘trompear’, girándose como una peonza su Audi DTM en la rápida derecha situada junto al cruce de la parte inicial de la subida. El gijonés conseguía, al menos, no tocar con nada, pero entre que daba la vuelta y situaba su coche en la dirección correcta se iban un buen puñado de segundos que lo relegaban a la séptima posición, dejando el título de la categoría 1 aun sin decidir matemáticamente… hasta que un buen rato después se les aplicaban las sanciones de tiempo en las dos mangas a Jonathan Cabo y César Gutiérrez, convirtiendo el tercer puesto de Fombona en la carrera 1 en un segundo lugar y el séptimo de la carrera 2 en un quinto, por lo que se añadían 6 puntos a su cuenta que, aunque en ese momento ninguno nos dimos cuenta, haciendo ahora las cuentas con calma observo como ya le bastaban al gijonés para asegurarse el sexto entorchado nacional pasase lo que pasase al día siguiente.   

Otros que ganaban posiciones con ese equivalente a un ‘drive trough’ de la F1 que le caía a Cabo, eran los dos ‘duelistas’ del grupo A, los asturianos Aldo de Alberto y Rubén Iván Blanco. Ambos tenían motivos para estar contentos: el avilesino del Córdoba WRC ganaba el grupo en las dos mangas y, además, terminaba en el podio de ambas con sendas terceras plazas; el de ‘La Faya’ se clasificaba justo a continuación con su EVO VI, resultado más que suficiente para asegurarle el título de la categoría como perfecto complemento a la gran alegría del día anterior, cuando Rosana había dado a luz al segundo hijo de ambos ¡qué más se puede pedir!

Con casi todo decidido el sábado en cuanto a títulos nacionales, pese al esfuerzo de las nubes por darle emoción al campeonato, el domingo el cielo se mostraba menos ‘revoltoso’ y, aunque se cubría de vez en cuando, la lluvia no se decidía a aparecer permitiendo que las dos mangas que restaban, entrenos y oficial de la carrera 3, se disputasen sobre piso mayoritariamente seco salvo por las típicas humedades de primera hora de la mañana en las zonas más sombrías. Habiendo hecho toda la jornada del sábado en la parte alta de la prueba, teníamos fotos y vídeos más que de sobra como para poder tomárnoslo ya con más calma y seguir la jornada final desde las inmediaciones de la salida, para así estar más en contacto con los pilotos y entrevistarlos cuando acabase la última subida. Con ya menos de treinta coches en liza y sin incidente de ningún tipo, más allá de un par de averías, los entrenos pasaban volando, con Javi Villa y Fombona de nuevo cumpliendo con su papel de favoritos en sus respectivas categorías. Quedaba sólo la manga final cuyo transcurso se veía bruscamente interrumpido por el fuerte golpe que sufría el Silver de Pedro Bueno, que se estrellaba aparatosamente contra la columna de piedra que flanquea la entrada a una bonita casa situada al borde de la carretera, en una de las primeras curvas del recorrido. Por fortuna, pese al fortísimo impacto que dejaba el CM muy tocado, el piloto salía del golpe aturdido pero sin daños, así que, afortunadamente, tras el susto inicial que siempre supone escuchar como la ambulancia se pone en marcha y se apresta a intervenir, todo quedaba en destrozos materiales.
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La algo más de media de hora de interrupción que se producía mientras se retiraba el coche y se evacuaba al piloto para el lógico chequeo de precaución, nos servía para apreciar una vez más el magnífico ambiente que hay entre los participantes del nacional de montaña. Charlando en el corrillo que formaban los Noriego, Rubén Iván, Aldo (el domingo haciéndonos la competencia en eso de sacar fotos tras haberse roto el radiador de su coche, lo que le impedía competir), Fombona y compañía, o cambiando impresiones con los protagonistas del grupo CM, el rato de espera se nos pasaba volando y ya sólo quedaba verlos partir a todos camino de meta en la que, para nosotros, será la última vez del año, al menos en lo que a nacional de montaña se refiere, ya que el desplazamiento a Tenerife no está previsto en nuestro ajustado presupuesto para toda la temporada.

La pelea por la victoria en la carrera 3 de los CM terminaba con el mismo desenlace que la última manga del día anterior. De nuevo, Javi Villa estaba fuera del alcance de sus rivales, terminando otra vez por delante de Alarcón y Palacio. Además, aun montando las gomas usadas en MontDore, el de BRC no daba opción, marcando un 2:46.942 que le convertía en el único capaz de romper la barrera del 2:50. Un crono estratosférico que lo es aun más ahora que, de vuelta a casa, nos damos cuenta de que nuestra memoria nos jugó una mala pasada, ya que durante el fin de semana se nos metió en la cabeza que el record de CM (establecido en 2011, con el recorrido sin chicane, no lo olvidemos) estaba en 2:45.8… pero ahora que reviso mis notas compruebo que, en realidad, era de 2:48.5… ¡habiéndose ‘bailado en mi cabeza’ las dos cifras finales! Así que, por increíble que parezca, Javi había hecho otra de las suyas, batiendo por casi dos segundos el record… ¡incluso con chicane por el medio de la larga recta! Una chicane, por cierto, que no era del gusto de los pilotos, demasiado rápida en una zona nada ancha y que, por eso mismo, casi era más fuente de peligro que método para disminuirlos.

Si entre los CM de la categoría 2 no había sorpresas, tampoco se producían estas entre los carrozados de la categoría 1. Antes del ‘parón’ causado por el accidente de Bueno, Jonathan Cabo (subiendo ya sin cubrecarter) había establecido un buen 3:07 que servía como referencia a batir por los favoritos. El primero en salir, Noriego, lo rebajaba en casi tres segundos pero esta vez, con piso seco, era su turno de ver impotente como las monturas de sus rivales resultaban inalcanzables. Aunque fuese sólo por 3 décimas, el siguiente en la meta, Borreguero, ya le superaba… y ambos no tenía nada que hacer ante Fombona, que celebraba su sexto título nacional (aunque él aun no sabía en ese momento que ya era campeón) siendo el único que bajaba de los tres minutos, parando el crono en un inalcanzable 2:56.947, apenas un segundo por encima del mejor crono ‘sin chicane’ logrado por Manuel Cabo hace dos años con el Porsche, y más de siete mejor que el del más cercano de sus competidores.

Poco después, ya estábamos de vuelta al parque de trabajo, a donde apenas un par de minutos más tarde que nosotros llegaban los participantes. Restaba ya sólo hacer las entrevistas que podéis ver en el vídeo situado bajo estas líneas, felicitar a los campeones (todos los títulos están ya decididos matemáticamente, salvo el de la categoría 2, aunque a Javi le faltan sólo 4 puntos, equivalentes a ser undécimo en cualquiera de las tres mangas de Arona) y despedirnos con algo de melancolía de un nacional de montaña que este año ha continuado, por desgracia, con la triste espiral descendente ya iniciada hace unos años y de la que no vemos forma de salir salvo que se tomen, de una vez, decisiones drásticas que permitan reducir costes a las organizaciones y aumentar los alicientes para los pilotos. Hay que ser conscientes de que los tiempos del dinero público abundante se han acabado, y, con ellos, la rentabilidad de poner la etiqueta de ‘Campeonato de España’ a sus pruebas para muchas organizaciones, ya que gracias a esa puntuabilidad nacional tenían derecho a unas subvenciones de ayuntamientos y gobiernos regionales que ahora o no existen o, como mucho, se han reducido notablemente. Esa, sin duda, es una de las causas de la desbandada de carreras desde el nacional a los regionales, menos costosos de montar y que, además, acaban atrayendo más participantes al ser también más barata la participación para los pilotos. Si, además, los alicientes de seguir el nacional son mínimos para estos últimos, con unos costes muy superiores a la repercusión y hasta al disfrute que les proporciona el campeonato (¡de premios ni hablamos, que no están los tiempos para ello!), el resultado es el que hemos ‘sufrido’ este año, con el plantel más escaso de inscritos de los últimos años. Una auténtica pena porque sigo pensando que, a poco que quienes tienen capacidad de decidir y cambiar las cosas pusiesen el más mínimo empeño, estoy seguro de que el nacional de montaña podía volver a ser un certamen de lo más atractivo para todos. Pero, evidentemente, algo habrá que hacer más allá del típico y tan español ‘esperar hasta que las cosas se arreglen solas’ en el que llevamos instalados ya demasiado tiempo.

De todas formas, no pierdo la esperanza y me quedo con lo positivo visto este año en las escasas tres pruebas del campeonato a las que he podido asistir. Será que soy de buen conformar pero ver todo un coche del DTM en directo en manos de Fombona, disfrutar con el sensacional pilotaje de Javi Villa, asistir a la llegada de un nuevo valor como Toni Alarcón, a la confirmación de otro, por fin con coche ganador, como es Eduardo Noriego, al retorno de alguien tan rápido como Marcelino Hevia o compartir la alegría de gente como Rubén Iván Blanco o Aldo de Alberto, con la sana forma de entender las carreras de ambos, estoy seguro de que se quedarán en mi cada día más frágil memoria mucho más tiempo que la decepción que ha supuesto el desarrollo general del certamen cuyo punto final se pondrá, si no hay más cambios de última hora, a principios de Octubre en la, para nosotros, muy lejana Subida de Arona, en Tenerife.

Texto y fotos: Daniel Ceán-Bermúdez