Casi sin darnos cuenta, se nos termina ya este año 2013 (2012+1 por aquello de la tradición de no usar ‘ese número’ en el mundo del motor) que, en lo que al automovilismo deportivo se refiere, ha estado, en general, marcado por los rotundos triunfos obtenidos por los campeones de la mayoría de sus especialidades.

En los comentarios que hemos publicado en esta sección, el protagonismo ha sido para el más evidente de todos, el ejercido por Sebastián Vettel en el Campeonato del Mundo de Fórmula 1. Y como ya era más que evidente en el último, escrito cuando aun restaban cuatro grandes premios, el piloto alemán se ha acabado adjudicando la victoria final de un modo tan arrollador que, por mucho que haya quien aun siga empeñándose en quitarle méritos, no puede dejar ya lugar a duda alguna sobre el extraordinario talento del todavía joven prodigio germano. Sus nueve victorias consecutivas en la segunda mitad de temporada han acabado, además, con cualquier atisbo de emoción en la lucha por el título y, junto con su cuarto entorchado mundial, también consecutivo, le han situado definitivamente, y por derecho propio, en el reducido grupo de ‘los más grandes’ de la historia.

Pero Vettel no ha sido el único que ha dominado de forma tan arrolladora. Ni siquiera el único llamado Sebastián que lo ha hecho. Porque en el mundial de rallyes su tocayo, el francés Ogier, ha logrado su primer título mundial de un modo tan o más abrumador, imponiéndose en nueve de las trece (perdón, ¡doce más uno!) pruebas puntuables. De paso, el galo ha tomado el relevo de otro Sebastien más, Loeb, que este año ha dado aun muestras de su capacidad para seguir siendo la referencia en los tramos cronometrados pese a que, tras nueve títulos mundiales consecutivos (¡otra racha de dominio más que absoluto!) su mente estaba ya puesta en otros retos, desde ese fantástico record logrado en el Pikes Peak hasta su futuro en el mundial de turismos. Y, precisamente en este campeonato, el destinado a las berlinas que compiten en pista, otro francés (alsaciano también, como Loeb), su futuro compañero de equipo en el desembarco de Citroen en el WTCC, Ivan Muller, ha ejercido asimismo un claro dominio sobre sus rivales, ganando un tercio de las carreras y sumando casi el doble de puntos que su más inmediato perseguidor, el veterano e incombustible Gabriele Tarquini.

Otro campeón que ha vencido con absoluta rotundidad han sido el checo Kopecky en ese nuevo europeo de rallyes que se ha quedado a medio camino entre el casi anonimato del anterior certamen de igual nombre y el éxito de los mejores años del IRC, con el que el ahora denominado ERC se acabó fusionando en un intento de recuperar un sitio de relieve en el calendario internacional. Algo que, de momento, está lejos de conseguir, y que parece complicado que logre si, como parece a la vista del calendario previsto para 2014, su evolución se basa más en ir a donde hay dinero que en competir en lugares con tradición… aunque, por otra parte, ya se sabe que de glorias pasadas no se puede vivir. Y tampoco es que haya habido excesiva emoción en el felizmente recuperado mundial de resistencia, el WEC, coto poco menos que privado para los Audi, aunque al menos Toyota haya logrado ganar la última carrera, lo que, junto a la llegada el año que viene de Porsche, puede anunciar más alicientes para un certamen que, a finales de los sesenta y principios de los setenta, rivalizaba y, en no pocas ocasiones, superaba en interés a la fórmula 1.

Y si hablamos de los campeonatos de España, la tónica ha sido exactamente la misma por lo que respecta a los que más seguimos en esta web, los nacionales de rallyes y de montaña. En los rallyes, el dominio de Luis Monzón con su Mini WRC en el certamen de asfalto ha sido tan absoluto que el veterano piloto canario se ha podido permitir el lujo de dar por concluida su campaña tras el Príncipe, proclamándose ya campeón ‘desde el sofá de casa’ al término de la siguiente cita, el Llanes, y cuando aun faltaban otras dos por disputarse. Que esos tres últimos rallyes, ausente el imbatible World Rally Car, hayan sido los más interesantes del año (y hayan terminado, además, con la primera victoria absoluta en campeonato de España para tres jóvenes pilotos, Víctor Senra, Surhayén Pernía y José Antonio Suárez) debería llevar a una notable reflexión por parte de quienes, en estas fechas de fin de año, deciden los reglamentos para la próxima campaña.

Y si en el nacional de asfalto ‘arrasó’ Monzón… ¿qué decir del certamen de tierra, monopolio absoluto de Xevi Pons? Al menos, en este caso, no existía una clara superioridad mecánica a favor del campeón, siendo el nivel de pilotaje del catalán el que se demostró a un nivel muy superior al de sus rivales, por lo que ninguno pudo impedir el pleno de victorias de Xevi, incontestable ganador en las seis pruebas puntuables del certamen. Un dominio total, basado más en las manos que en la mecánica, que también ejerció Javi Villa en la categoría 2 del nacional de montaña, la de los técnicamente muy igualados CM, repitiendo lo ya mostrado en 2012 para conseguir, esta vez si, un título nacional que sólo un absurdo sistema de puntuación le había evitado lograr ya el año pasado. Y no menos abrumadora ha sido también la superioridad de José Antonio López-Fombona en la categoría 1 del nacional de subidas, en su caso con los dos factores (hombre y máquina) dándose la mano para que el piloto gijonés sumase su sexto entorchado nacional, primero al volante del sensacional Audi procedente del DTM, cuya sola presencia ya poco menos que ‘espantó’ a buena parte de sus posibles rivales a inicios de temporada y que, por lo que parece, llevará (entre otras cosas) a un nuevo cambio de reglamento para el 2014, año en el que, ojalá, empiece la recuperación de la especialidad en la que nació esta web, allá por principios de 2002.