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23-24|11|2012
RALLYE COMUNIDAD DE MADRID

Campeonato de España de Rallyes, 9 ª prueba
CRÓNICA

Ya empieza a ser tradición que el viaje al rallye de Madrid (¡el Shalymar lo seguimos llamando la mayoría!) se convierta para quien esto escribe en algo así como el fin de fiesta de otra larga temporada de carreras. Una ocasión perfecta para juntarnos, por última vez en el año, con algunos de los amigos que hemos ido haciendo en estas ya más de diez campañas en las cunetas con ‘citadecampeones’. Esta vez no iba a ser menos, estando prevista la presencia en el Jarama tanto de nuestros habituales colaboradores madrileños, César y Miguel, como de nuestro buen amigo gallego Miguel Díaz ‘Chapi’. Además, a la ‘expedición’ que partía desde Asturias, y en la que me acompañaban los imprescindibles Jose y Corsino, se unía Gelu, que ya se nos unió en el viaje al rallye de Ferrol y repetía experiencia, integrándose a la perfección en ese ‘equipo de TVMotor’ que, poco a poco, va creciendo a base de amistad aunque a nivel de resultados económicos las cuentas no sigan, desgraciadamente, en esa misma dirección ascendente. Signo de los tiempos, probablemente, aunque tampoco hay que echarle siempre la culpa al entorno y algo estaremos haciendo mal, o no lo suficientemente bien, para que a los números les cueste tanto cuadrar a final de año. Un año que, en todo caso, llegaba a su fin con el siempre esperado viaje de finales de Noviembre a Madrid, que emprendíamos a primera hora del viernes y que se hacía de lo más ameno y confortable, gracias tanto a la conversación entre los cuatro (con los coches como tema principal, naturalmente) como a la amplitud y comodidad de la Escenic ‘full equip’ que LeoMotor ponía a nuestra disposición para el último desplazamiento de la temporada y en cuyo espacioso maletero cabían sin problemas tanto el equipaje como todas las cámaras de vídeo y fotos, ordenador portátil y demás parafernalia que utilizaríamos durante los dos días siguiendo el desarrollo de la competición.

La llegada al Jarama y, especialmente, pasar baja ese túnel que da su nombre a la curva final del histórico trazado madrileño y da acceso a la zona de paddock, me traía esos recuerdos de fórmula 1 de otros tiempos con los que, cada año, acabo ‘torturando’ a mis compañeros de viaje. Algo que no puedo evitar, tanto por lo que me apasiona el tema como por el hecho de que el circuito de la carretera de Burgos se mantiene tan similar a como era a finales de los setenta y principios de los ochenta que entrar en él, a través de ese oscuro pasadizo, siempre deja una sensación de estar atravesando una especie de túnel del tiempo. Sensación que, este año, se acrecentaba de inmediato cuando empezábamos a hacer la habitual ‘ronda’ por las asistencias y la visión de los coches participantes en el rally Legend nos transportaba a aquellos ya lejanos ochenta de nuestra juventud.

La sensación de estar ‘como en casa’, que siento cada vez que visito el Jarama tenía además este año el factor añadido de que apenas podías dar un paso por el paddock sin encontrarte a algún otro asturiano, bien fuesen fotógrafos, espectadores o participantes y miembros de sus respectivos equipos. Nada menos que quince eran los coches con representación asturiana que iban a tomar parte en el rallye, ocho en su vertiente nacional, siete en el novedoso ‘Legend’, así que, por momentos, tal parecía que nos estábamos paseando por el ferial del rallye de Tineo… sensación que incluso hubiese acrecentado el habitual frío que suele hacer en Madrid a estas alturas del año, aunque, en esta ocasión, las temperaturas, con ser bajas, eran mucho más benignas que las sufridas en anteriores ediciones de la prueba de la capital.

El caso es que, un año más, lo pasamos realmente bien, logrando eso tan difícil de compaginar negocios con placer… o, más bien, trabajo con diversión, que hablar de negocios en esto de las carreras es mucho decir. Pero como tampoco quiero aburriros contando nuestras personales batallitas, mejor será ponernos ya a la tarea de escribir nuestras impresiones sobre el último rallye del año, divididas en tres diferentes ‘capítulos’ con las que cerramos, en lo que a crónicas de carreras a las que hemos asistido se refiere, la temporada del décimo aniversario de ‘citadecampeones.com’.

Rotunda victoria para Sergio y Diego Vallejo que se impusieron en todos los tramos

Pons-Amigó eran segundos el viernes pero un manguito de aceite les traicionó el sábado

Segunda poisición scratch y victoria en la EVO CUP para el X R4 de Pérez-Velasco

Un toque el dejó fuera a Carchat-Aragó, que se reengancharon el sábado con buenos cronos

LA ÚLTIMA ESCARAMUZA

En la crónica del Sierra Morena, en una de esas exageradas piruetas ‘pseudoliterarias’ que de vez en cuando me gusta hacer, comparába el último intento de Hevia y su Skoda por contener a Fuster y su Porsche en la lucha por el título con la tan heroica como inútil carga de la caballería polaca contra los tanques alemanes en los inicios de la segunda guerra mundial. Y, como el destino es caprichoso, resulta que el asturiano, ese jinete derribado de su caballo por los panzer que imaginábamos en la cuneta del tramo de Posadas, era baja para el rallye de Madrid víctima de una lesión en el cuello de esas que suelen ser hasta habituales en los que se dedican a la equitación y acaban con sus huesos por tierra al caer de su montura. Una resonancia hecha unos días después de lograr el título asturiano en el rallye Montaña Central (el ‘del Carbón’ porque a este tampoco nos acabamos de acostumbrarnos a reconocerlo por su actual denominación) le detectaba a Berti una peligrosa hernia en la zona cervical, cuya cercanía a la médula hacía más que desaconsejable volver a ‘subirse al caballo’ hasta que, como mínimo, se trate a base de fuerte medicación y se fortaleciese notablemente la musculatura a su alrededor como únicos remedios para evitar la siempre peligrosa cirugía de esa parte tan delicada de la anatomía, a la que, si no queda más remedio, podría tener que someterse en los próximos meses.

Así que, estirando un poco más el forzado simil bélico, con ‘el jinete polaco’ fuera de combate y el ‘general de las divisiones Panzer’ en Madrid pero sólo para pasar revista al resto de tropas, una vez ‘ganada la guerra’ en Córdoba, el rallye del Jarama y la Sierra Madrileña (¡con cada vez más 'Jarama' y menos 'Sierra'!) quedaba convertido en algo así como una de esas escaramuzas de última hora, ya con poco o nada en juego una vez decretado el armisticio pero que, para los que toman parte en ellas siguen teniendo todo el valor, por mucho que el resultado del combate no pueda ya cambiar el curso de la guerra. Un combate, en todo caso, que se presentaba desigual, con un trío de ‘Panzers’ (¡digo Porsches!), en manos de Vallejo, Pons y Carchat, dispuestos a ‘aplastar’ sin contemplaciones a una débil oposición, en la que los Lotus, algo así como ágiles tanquetas que les podía tratar de emboscar, desaparecían casi antes de empezar (el de Muñiz, con problemas mecánicos de última hora, ni llegaba a hacer acto de presencia y el de Cima no pasaba del primer tramo) y quedaban sólo como posibles oponentes los numerosos Mitsubishi, equiparables a aquellos Sherman que se enfrentaban a los poderosos ‘Tiger’ sabedores de que su única ventaja era el ser más y poder tratar de rodearlos aprovechando algún terreno escarpado, pero que en combate a campo abierto no tenían posibilidad alguna contra el más poderoso blindaje y armamento de sus rivales.

Marbán-Ferrero subieron al podio en el rallye de casa y se llevaron el título de grupo N

Subcampeonato de grupo N para los hermanos Pais en su primer año en el nacional

Vinyes-Mercader atacaron al final para acabar cuartos y primeros de 2RM

Antxustegui-Iglesias llegaron a ir terceros pero terminaron en la sexta plaza

Por todo ello, creo que pocas veces hemos tenido tan claro el pronóstico para un rallye, porque, además, entre los dos mejores Porsche en liza, Vallejo era el gran favorito y lo demostraba desde el primer momento, marcando el scratch en las tres especiales del viernes. Y aunque Pons trataba de seguirle de cerca, mejorando notablemente en la segunda pasada por Navafría que cerraba la corta jornada inicial, lo que podía hacer pensar que al día siguiente igual era capaz de plantar batalla, la humareda que desprendía su Porsche en Canencia a primera hora del sábado disipaba cualquier duda. Al igual que ocurría bastante a menudo con aquellos poderosos ‘Tiger’, lo que no había podido detener la artillería enemiga lo paraba una banal pieza de su compleja mecánica, en este caso un manguito de aceite roto que obligaba al piloto catalán a decir adiós al último rallye del año.

Con Pons fuera de combate, ya nadie podía pensar siquiera en inquietar a Vallejo, que seguía su demoledor avance triunfal por la sierra y el Jarama, ganando todos los tramos para sumar su segunda victoria consecutiva en el rallye madrileño y cerrar la temporada con el subcampeonato absoluto y el título de GT como premio a una campaña en la que los pinchazos le apartaron demasiado pronto de cualquier opción a la lucha por el título.

Carchat , con el restante Porsche, el menos potente y evolucionado del trío, también estaba el viernes en la pelea por el podio, hasta que la siempre peligrosa combinación de neumáticos más usados de la cuenta, terreno más deslizante de lo previsto y las mismas ganas de atacar de siempre del piloto le jugaba una mala pasada en la parte final de Navafría. El toque en el frontal del GT era inevitable y le obligaba a abandonar en el enlace, pero el andorrano, siempre ‘guerrero’, volvía a la carga el sábado, aunque fuese ‘fuera de concurso’, y escoltaba al Porsche de Vallejo en los cuatro últimos tramos, demostrando que sin el ‘desliz’ del viernes hubiese tenido puesto seguro en el podio.

Victoria y título en el grupo R2 para Surhayén Pernía-Juanlu García

Monarri-Sanjuán se llevaron, por sólo medio punto, el título de la Challenge Twingo R2

Marcos y Vicente Diego lo tuvieron muy cerca pero al final perdieron la Twingo

Sensacionales cronos de De la Reina-Colchón con el Mini, lástima del abandono en el Jarama

Un podio en el que se instalaba desde el primer momento Jonathan Pérez, consciente de que no iba a poder con los Porsche al volante de su EVO X R4 pero, también, de que ninguno de los demás Mitsubishis le debía inquietar. Para ‘Yoni’, el principal objetivo era completar el rallye sin problemas ni fallos, que bastantes de unos y otros había tenido ya a lo largo de toda la temporada. Y a ello se aplicaba desde el primer momento, situándose ya tercero el viernes para ascender a la segunda plaza el sábado cuando se retiraba Pons y mantenerse en ella hasta llegar a la meta para lograr su mejor clasificación de un año difícil, en el que le ha faltado justo lo que tuvo siempre el anterior, esa regularidad en los resultados que se logra a base de constancia y la siempre imprescindible dosis de fortuna.

Si para la primera y la segunda plaza apenas hubo disputa, el tercer peldaño del cajón si estuvo algo más peleado. Una vez fuera Pons y Carchat, la tercera posición la ocupó Antxustegui durante un par de tramos. Pero el piloto vasco de Suzuki tuvo que acabar cediendo no sólo tan brillante posición en la general scratch sino, también, esa victoria en Dos Ruedas Motrices que parecía estar a su alcance. En el primer caso, el puesto de podio se lo arrebató un emocionado Dani Marbán, que a duras penas podía contener las lágrimas cuando le entrevistábamos a final de rallye tras fundirse en un fuerte abrazo con los miembros de su equipo. Para el madrileño, lograr la tercera plaza en el rallye de casa ya era, de por si, todo un premio que, además, llegaba acompañado de su segundo título nacional en el grupo N, uno de los pocos que quedaban por dilucidar y que se llevaba el piloto local por delante del gallego Alex Pais, quinto en la meta final a apenas medio minuto. Entre ambos se ‘colaba’ el primer dos ruedas motrices, una vez mas el incombustible y casi ya inevitable ganador de la categoría, Joan Vinyes, que en apenas un par de tramos liquidaba la ventaja acumulada por su compañero de equipo en el resto del rallye para acabar la temporada con el enésimo triunfo entre los ‘tracción delantera’, dejando de nuevo a Gorka con las ganas de conseguir, por fin, batir al ‘jefe’.

Cerrando el repaso a los puesto de arriba de la general, la séptima y octava plaza era para otros dos Mitsubishi en manos de pilotos de la zona centro, los EVO IX del abulense Alberto Sansegundo, que celebraba con un buen rallye su reciente título de campeón de Castilla-León, y de su tocayo madrileño Alberto Hernán, que llamaba especialmente la atención por ir movido con combustible ecológico, concretamente con etanol.

Alberto Sansegundo y Eva Navas acabaron séptimos de la general con su EVO IX

Otro EVO IX, el impulsado por etanol de Hernán-Del Rincón, fue octavo

Alonso Liste-Iván Pérez completaron su mejor rallye del año, acabando duodécimos

Esteban Vallín y Juan Ramón Alvarez volvieron a ganar en Nacional 3 con el Corsa OPC

ÚLTIMA RONDA DE COPAS

Si en lo que respecta al título absoluto, el rallye de Madrid no aportaba nada, a la cita final de la temporada si que llegaban sin decidir tanto la copa Suzuki Swift como la Challenge Twingo R2. En el primer caso, Pablo Pazó lo tenía todo a favor, cual Vettel en el esperado desenlace de la fórmula 1 que iba a tener lugar al día siguiente, mientras que en el segundo, las diferencias entre Marcos Diego y Alberto Monarri eran mínimas, con la complicación adicional de que, en cierto modo, ni uno ni otro dependían solamente de si mismos (o, mejor dicho, no sólo de sus propios resultados) para la obtención del título.

El caso de la Swift era bastante claro, a Pazó le bastaba prácticamente con acabar aunque tampoco debía de fiarse mucho, no fuese que Marcos Rodríguez ganase el rallye y se anotase, además, un buen número de puntos extra con los scratch. Finalmente, el gallego acababa cuarto, marcando el mejor tiempo en uno de los tramos, y ello le bastaba para neutralizar la victoria del leonés, que añadía tres scratchs a su cuenta pero se quedaba, finalmente, corto en su remontada y tenía que conformarse con el subcampeonato como culminación a una campaña más que notable en la que ha sido el piloto revelación del certamen.

El tema de la Twingo era más complejo, ya que con sólo tres pilotos en liza, y el tercero, Luis Aragonés, habitualmente lejos en prestaciones de los dos primeros, tanto Diego, líder de la clasificación desde el inicio de año en Canarias, como Monarri, remontando a base de victorias después de su abandono en Cantabria tenían claro que, de no pasar nada raro, uno iba a ser primero y el otro segundo. El madrileño era el favorito en el rallye de casa, pero ganar no le bastaba, necesitaba también terminar entre los diez primeros de la general scratch para sumar al menos un punto extra que le permitiese acabar desbancando al cántabro.

De entrada, Diego sorprendía marcando el scratch en el primer paso del Jarama, el viernes por la tarde, pero Monarri le superaba en Navafría y, aunque las diferencias siempre eran pequeñas, se mantenía por delante a lo largo de la jornada del sábado. Pero batir al otro Twingo no era suficiente, el madrileño era ‘sólo’ decimocuarto al final del último tramo del viernes, y aunque las retiradas de los Porsches de Carchat y Pons le permitían ascender al puesto doce a falta aun de seis especiales (que serían finalmente cinco al neutralizarse el segundo paso por Morcuera por la ya habitual mala costumbre de aparcar algunos coches de espectadores de cualquier manera que tanto se ve cada año en este rallye), recuperar las otras dos plazas que necesitaba ya iba a resultar más difícil. Una de ellas la ostentaba Surhayén Pernía, que no cedía al frente del grupo R2, categoría a la que retornaba en Madrid para llevarse el título con el Ford Fiesta tras su excelente debut con el EVO X R4 en Córdoba. Y otra más ya era poco menos que imposible de recuperar, porque el resto de coches que iban por delante parecían totalmente fuera del alcance del Twingo. De ellos, uno ‘caía’ antes del paso por el Atazar, al retirarse el Porsche ‘histórico’ de Antonio Sainz, cuya mecánica ya había dado síntomas de fatiga anteriormente. Pero, a falta de un solo tramo, el paso final por el Jarama, en el que el Twingo poco iba a poder hacer ante los EVOs y el Mini del especialista en circuitos, Antonio de la Reina, la situación para Monarri parecía ya desesperada, se iba a quedar a las puertas, en el puesto 11 de la general, justo a uno del que necesitaba para llevarse el título.

Positivo estreno de su nuevo Citroen C2 R2 para José Luis Peláez y Vanessa Valle

Marc Jiménes y Viñas se impusieron en la Challenge Rallycar con este Peugeot 206

Interesantes cronos de Lujua-Estrada con el Abarth Punto de la copa vasca

Paniceres-Riesgo completaron su primer rallye con el EVO X R4

Sin embargo, en ese último tramo se daba el golpe de efecto final, de esos, además, que te producen como primera (y en este caso, totalmente injusta) reacción eso de ‘piensa mal y acertarás’. Porque, siendo Monarri madrileño y habiendo un par de pilotos también de la capital justo por delante, que uno de ellos abandonase o tuviese problemas en el último tramo podía resultar de lo más ‘sospechoso’. Pero, aunque finalmente uno de esos madrileños, De la Reina, abandonaba en el Jarama, la verdad es que no había ‘conspiración capitalina’ alguna sino que, simple y llanamente, un palier del Mini, que tan extraordinario rallye había hecho hasta entonces, cedía cuando apenas restaban unos kilómetros, privando a Antonio de un sensacional octavo puesto, al que había llegado, además, no sólo porque sea un especialista del trazado de la carretera de Burgos sino, también, logrando cronos tan fantásticos en los tramos de la sierra como ese sexto scratch en Morcuera, batiendo con el Cooper convertido en coche de rallyes por RMC a los dos Suzuki Swift Súper 1600 ¡casi nada! El caso es que la postrera retirada del Mini dejaba la décima plaza en poder de Monarri y, con ella, ese punto extra que necesitaba para ganar la Challenge Twingo R2 a lo 'Lauda contra Prost en el 84', es decir ¡por medio punto! Menudo desenlace para una copa que, por otra parte, ha tenido demasiados pocos participantes aunque, como muchas veces suele pasar en las carreras, basta con que haya dos que luchen entre ellos para mantener la emoción hasta el final.

No muy lejos de los Twingo y el Fiesta R2 concluía el Opel Corsa OPC ‘nacional 3’ con el que Esteban Vallín completaba su segundo rallye tras el positivo debut de Llanes. Los cronos logrados por el asturiano con el ‘superserie’ nacido en Galicia, que hacía además todo el rallye con gomas usadas y, aun así, rodaba en tiempos muy cercanos a los R2, que casi le doblan en precio, son de esos que, una vez más, deberían hacernos reflexionar sobre el sentido que tienen ciertas reglamentaciones y el disparato precio que alcanzan algunos vehículos de competición sólo por el hecho de haber sido ‘desarrollados’ por tal o cual marca que, al fin y al cabo, lo que busca, principalmente, es su propio (y muy legítimo) beneficio. En parecida línea de pensamiento se puede analizar el resultado de otro ‘nacional 3’ en liza, el Abarth Punto de la copa regional organizada por la Federación Vasca, cuyo precio se anuncia en 25000 ‘todo incluido’ y que, pilotado por Lujua y pese a montar gomas de peores prestaciones, superaba con el amplio margen de dos minutos al mejor de los Suzuki Swift, coches de coste como mínimo similar y calzados con mejores neumáticos. Y es que, al final, igual la solución a la falta de participantes en el nacional no es tan complicada y el problema es más de mentalidad que de otra cosa: en vez de querer un coche ‘de carreras’ o de pagar más por lo que podría costar menos, pensando en tratar de recuperarlo a base de premios (cosa que sólo algunos consiguen), igual había que volver un poco a los orígenes y darle una oportunidad a esos coches ‘de calle’ que, con pocas y no muy caras modificaciones, pueden permitir competir con dignidad y costes asumibles.

Marcos Rodríguez y Soto ganaron en la Swift pero no pudieron lograr el título por dos puntos

A Pazó y Seoane les bastó con terminar quintos para llevarse la Copa Suzuki 2012

Víctor Pérez y 'Jandrín' López se quedaron a nueve décimas de lograr la victoria

El podio de la Swift en Madrid lo completaron Adrián Díaz-Sara Fernández

LEYENDAS DE PASIÓN

Para que engañarnos, aunque eso de ‘cualquier tiempo pasado fue mejor’ no sea casi nunca cierto también es verdad que cuando se mira atrás es inevitable no recordar con nostalgia muchas cosas que se vivieron y que nunca volverán a ser igual. En tema de rallyes, ese fenómeno unido a los cada vez más caros, tecnificados y ‘controlables’ coches que compiten hoy día, está llevando a un espectacular auge de las competiciones para vehículos de otras épocas. El cada vez más multitudinario ‘Legend’ de San Marino es un claro ejemplo y este año, en el rallye de Madrid, tuvimos una interesante versión nacional con el primer ‘grupo A Legend rally’ que reunió en el Jarama a cerca de una treintena de coches de la categoría reina de finales de los años ochenta, con algún que otro representante de sus espectaculares antecesores, los grupo B, completando un plantel de esos que su sola contemplación te hacen rejuvenecer unos años.

Al respecto, siempre que veo este tipo de coches me resulta curioso constatar como para cada aficionado los más míticos y recordados son siempre los primeros que tuviste ocasión de ver en directo en las cunetas. Por eso, en mi caso, los grupo A que para muchos treintañeros son lo máximo a mi, en su día, me resultaban tan ‘sosos’ como monstruosos y excesivos los ‘grupo B’, y ninguno se podía comparar con aquellos espectaculares grupo 4 como el Escort MKII, el Porsche 911SC, el Fiat 131 Abarth o, sobre todo, el Lancia Stratos de mi adolescencia. Sin embargo, esos grupo A o B, vistos hoy, veintitantos años después, son toda una delicia para los sentidos en comparación con las mecánicas actuales. Ver de cerca un 037 o un S4 como los que convirtieron el box de Teo Martín en el más visitado del fin de semana supone algo así, para el aficionado a los rallyes, como contemplar un Picasso o un Mondrian para un amante de la pintura. Se trata de ‘obras de arte’ cuyo atractivo no está en su estética o, al menos, no en una estética medida con cánones clásicos (de hecho, un S4, si lo analizas sin prejuicios, es hasta feo y desproporcionado) sino, sobre todo, en su significado, en lo que nos dicen y en lo que nos recuerdan; en imaginar que Toivonen y Cresto ‘volaban’ con un Delta como ese, con sus inconfundibles colores de Martini, hasta que una maldita curva de Córcega se los llevó para siempre; o en rememorar a Walter Rorhl haciendo diabluras con el 037 por los estrechos tramos monegascos cada vez que escuchas ese característico silbido de su compresor volumétrico, uno de los sonidos que más sorprendían este fin de semana en el Jarama a quienes nunca escucharon en directo al último trasera de Lancia en el mundial de rallyes; o en preguntarte una vez más como Ragnotti podía hacer ‘danzar’ del modo que lo hacía a un Maxi Turbo como ese azul y rojo ante al que hay cola para hacerse fotos o en como Vatanen superaba todas las leyes de la física con un 205 Turbo 16 como ese que tienes delante de tus ojos, con su extraño capot trasero levantando dejando a la vista toda una maraña de tubos que apenas si dejan ver el cuatro cilindros turbo de Peugeot que aun hoy le sigue dando vida a ese ligero montón de fibra. Y esto sólo hablando de los grupo B, porque los A, auténticos protagonistas de este ‘legend’ a la española, también despertaban recuerdos y nostalgias, con los Sierra y los M3 como punta de lanza de esos traseras con muchos más caballos que chasis y suspensiones para absorberlos, a cuyos sencillos mandos los Duez, Biasion, Delecour, Chatriot, Beguin, Bassas o Bardolet levantaban pasiones mientras dibujaban figuras imposibles sobre el asfalto de Ypres, San Remo, Montecarlo, Córcega, Llanes o el Príncipe.

Marcos García y Juan Ferro se llevaron el Legend con su afinado Ford Sierra Cosworth

Segundo puesto en el Legend para el BMW M3 de Magariños-Estévez

Otro M3, el de Jesús Alvarez-Ignacio Madrera, completó el podio del Legend

Pese a algunos problemas en su atómico GT Turbo, Carracedo-Vázquez fueron cuartos

Ver y oír a todos estos veteranos, llevados además muchos de ellos a excelente ritmo, se convertía pronto en la principal atracción del fin de semana, haciendo casi el resultado de su rallye fuese lo de menos, por mucho que tuviésemos al respecto un divertido ‘pique’ (con unos cachopos en juego) con la parte gallega de nuestro grupo, que apostaba por la victoria de los suyos (con el atómico R5 GT Turbo de Carracedo a la cabeza) mientras que nosotros nos decantábamos por los astures (encabezados por el Sierra con ‘look Fina’ de Marcos García). Al final serían ‘los nuestros’ los que se llevarían el gato al agua, con el potente ‘sapphire’ de Marcos y su copi, Juan Ferro, imponiéndose por delante de dos BMW M3, el de los gallegos Magariños-Estévez y el de los asturianos Jesús Alvarez-Nacho Madrera, y con el ‘soplillo’ de Carracedo acabando cuarto tras superar algún que otro problema que le impidió defender más a fondo las opciones de nuestro oponente en el juego de adivinar el ganador. En todo caso, como bien demostraba Abad, el más aplaudido mientras ‘barría’ de lado a lado la pista del Jarama con su M3, se trataba sobre todo de divertirse y divertir…y, de paso, de recordarnos que los rallyes pueden ser mucho más espectaculares (¡y menos caros!) de lo que son ahora. Porque el progreso tiene muchas ventajas pero en lo que respecta al disfrute que para pilotos y espectadores produce la competición automovilística, hace tiempo que tengo la sensación de que, por desgracia, son aun mayores sus inconvenientes. O eso o que me estoy haciendo viejo y ya me gustan hasta los grupo A que a finales de los ochenta me parecían tan aburridos como a quienes los vieron cuando eran unos chavales les parecieron después los Súper 1600 que, a su vez, son ‘lo más de lo más’ para los que eran unos ‘yogurines’ hace una década y hoy los añoran mientras se aburren viendo pasar a los Súper 2000. Y es que, después de todo, el tiempo pasa y sus efectos son inevitables por mucho que, de vez en cuando, un ‘legend’ de estos nos haga pensar que se puede volver atrás.

Una manguera de turbo suelta en el Jarama retrasó a Chao-Vázquez cuando eran cuartos

Quinta posición final para el precioso Maxi Turbo de Alós-Monpío

El M3 'Radiant' de Francesc Gutiérrez-Alex García empezó bien pero tuvo que abandonar

El Lancia 037 de Teo Martín ejerció de coche 0 pero no por ello tuvo menos protagonismo

fotos: César Rodríguez, Roberto Saavedra