inicio archivo reportajes archivo comentarios contacto

27-28|10|2012
RALLYE SIERRA MORENA

Campeonato España Rallyes, 8ª prueba
 
CRONICA

El campeonato de España de Rallyes de Asfalto 2012 había quedado poco menos que visto para sentencia en Llanes cuando el Skoda de Hevia acabó ‘enganchado’ en la cuneta de aquella derecha sucia en el descenso de La Tornería. De hecho, aun habiendo ganado Berti el rallye, lo que era poco menos que seguro sin ese inoportuno resbalón, el podio de Fuster hubiese dejado al alicantino en situación ideal para rematar la temporada en los rallyes de Sierra Morena y Madrid. Así que terminando por detrás del Porsche en Llanes, a Hevia sólo le quedaba esperar un milagro, en forma de problemas para el GT de Fuster, lluvia en Córdoba o nieve en Madrid, para intentar el asalto a un título que, desde que empezó la temporada en Canarias, ha estado siempre más cerca del piloto de Benidorm que de ninguno de sus rivales.

De todas formas, cuando el mediodía del viernes la expedición de TVMotor (en la que esta vez no me incluía, quedándome en casa, que a estas alturas de temporada los presupuestos también van justos para los que seguimos el nacional ‘desde la cuneta’) llegaba a Córdoba y Jose me llamaba por teléfono, no hacía falta que me dijese que el chaparrón que caía sobre la capital de los califas era de proporciones casi bíblicas: de fondo se escuchaba perfectamente la intensidad del agua y, de persistir esas condiciones al día siguiente, Hevia y el Skoda podrían aun tener una oportunidad. Sin embargo, por la tarde dejaba ya de llover y en todo lo que quedaba de fin de semana no volvería a caer una sola gota de agua. Así que al mismo tiempo que la humedad se evaporaba del asfalto también desaparecían las últimas opciones de que alguien que no pilotase un Porsche tuviese la más mínima oportunidad de imponerse en los rápidos tramos del Sierra Morena. El triplete de los GT alemanes estaba cantado y la única duda podía estar en cual iba a ser el escalón del podio que Fuster, Vallejo y Pons ocupasen al final del rallye. Y hasta en eso se impuso la lógica y se mantuvo la tendencia habitual este año, con el alicantino un paso por delante del gallego, y con el catalán aun sin poder hacerles frente. Además, la salida de carretera de Hevia en el segundo tramo del domingo dejaba el título sentenciado en un rallye que, finalmente, cumplía todos los pronósticos y sobre el que, en vez de la crónica al uso, prefiero, una vez más, escribir una serie de relatos, más o menos cortos, centrados en las impresiones que, desde la distancia, me dejó esta edición número 30 del rallye Sierra Morena.

Victoria y título para Fuster-Aviñó que lideraron de principio a fin

Segunda plaza para los Vallejo, los únicos que estuvieron en los tiempos de Fuster

Pons-Amigó completaron el triplete de los Porsche en el Sierra Morena

Hevia-Alvarez se salieron cuando ocupaban la cuarta posición

EL ORGULLO DEL CAMPEÓN

Miguel Fuster llegaba a Córdoba liderando la general del campeonato de España y como máximo favorito al título. Al de Benidorm, siempre tan calculador (lo que, dicho sea de paso, es una virtud esencial para ganar campeonatos, por mucho que haya quien se lo reproche) le podía bastar con limitarse a terminar por delante de Hevia y su Skoda, sin tener siquiera que ‘echar carreras’ con los otros Porsches de Vallejo y Pons. Al fin y al cabo, una vez desaparecida la amenaza de la lluvia, los GT iban a ser claros dominadores sobre piso seco y parecía muy poco probable que Berti tuviese la más mínima oportunidad de ganar el rallye, por lo que un segundo o tercero, siempre que por delante no acabase el S2000, era un resultado más que suficiente para que Fuster siguiese ‘a lo suyo’, ganar el campeonato.

Sin embargo, desde que empezaron a aparecer los cronos del primer tramo una cosa me quedaba clara, Miguel había salido decidido a ganar y, con un Porsche que este año, por reglamento, pesa unos cuantos kilos más que el año pasado, no sólo marcaba el scratch en la pasada inicial por Pozoblanco sino que, además, rebajaba el record de la especial. Un nuevo scratch, también con record incluido, en Villanueva confirmaba la sensación de que Fuster no estaba usando la calculadora… aunque la sacase durante un rato en las dos pasadas nocturnas que completaban la primera jornada, en las que era segundo, batido en la primera por Hevia, en la segunda por Vallejo, lo que no le impedía terminar la etapa del viernes como líder, con el gallego a algo menos de diez segundos como única posible amenaza en la clasificación.

Una amenaza que el de Meira hacía muy real apretando fuerte en el primer tramo del domingo para recortar a la mitad la distancia que le separaba de Fuster. Pero, de nuevo, Miguel demostraba que no pensaba sólo en los puntos, devolviéndole el golpe casi ‘décima por décima’ en la siguiente especial, en la que marcaba el scratch con 4.7 segundos de diferencia sobre Vallejo, por lo que, finalmente, la diferencia entre ambos sólo se había reducido en dos exiguas décimas en el cómputo total de los dos tramos.

Además, justo cuando Fuster cruzaba la meta del segundo, el largo Posadas-Hornachuelos, se conocía la noticia del abandono de Hevia, que se había salido, dañando el frontal de su Skoda y quedando fuera de combate. La retirada del asturiano significaba que a Fuster ya le bastaba simplemente con acabar tercero para asegurarse matemáticamente el título, así que yo creo que la mayoría pensábamos lo mismo en ese momento: “ahora se lo va a tomar con calma y el rallye va a ser para Vallejo”. Pero no eran esos los planes de Miguel, que había salido decidido a ganar y seguía con esa idea en la cabeza. En la última asistencia, el de Benidorm montaba gomas nuevas en su Porsche y se dirigía al último bucle dispuesto a poner broche de oro al título. Dos nuevos scratchs certificaban victoria y campeonato para Fuster, que ganaba en Córdoba el cuarto título de Campeón de España en su larga y productiva carrera en el nacional de rallyes. Un título logrado “usando la cabeza y el pié”, como no hace mucho nos decía cuando le entrevistábamos al final de alguno de los anteriores rallyes del certamen. Justamente las dos ‘armas’ que, junto a un coche competitivo (imprescindible siempre, que para eso estamos hablando de ‘carreras de coches’, aunque a veces haya quien los olvida), ha utilizado a la perfección a lo largo de todo el año. ‘Cabeza’ para gestionar diferencias, decidir cuando atacar y cuando defenderse, o cuando montar gomas nuevas o ahorrárselas y guardarlas para cuando hiciesen más falta. ‘Pié’ para correr más que nadie cuando lo ha necesitado, aprovechando siempre al máximo donde las condiciones eran favorables para su montura y no desmereciendo nunca cuando le eran contrarias para convertirse, si no lo era ya desde el año pasado (personalmente pienso que si), en la nueva referencia en eso de llevar rápido por los tramos el potente Porsche procedente de los circuitos.

En Córdoba, a esos ingredientes Fuster le ha añadido también ese punto de orgullo que todo campeón tiene siempre dentro, olvidándose por un rallye de puntos, números y cálculos para salir a ganar y mantenerse firme en ese empeño incluso cuando seguir persiguiéndolo era innecesario y hasta arriesgado. Porque nadie le hubiese tenido nada que reprochar si en el último bucle del domingo Miguel hubiese usado la cabeza, levantado el pie y dejado pasar a Vallejo y hasta a Pons. De haberlo hecho, habría acabado igualmente en el podio, resultado más que suficiente para asegurarse también su cuarto título nacional. Pero, esta vez, el orgullo, las ganas, el corazón, pudieron con la cabeza, y el resultado fue un triunfo brillante para sellar, del mejor modo posible, un campeonato que, si miramos atrás, Fuster lleva teniendo poco menos que controlado desde la primera etapa de Canarias. Un título merecido para un piloto que, no se muy bien por qué, no tiene ‘buena prensa’ entre muchos aficionados pero que, una vez más, ha sabido interpretar, mejor que ninguno otro, lo que hacía falta para ganar: desde que coche utilizar hasta cuando exprimirlo al máximo. Y así es, precisamente, como se ganan los campeonatos en automovilismo, ni más ni menos.

 

Excelente estreno en el nacional de Pernía-García con el R4, 5º scratch y 1º de la EVO CUP

Pérez-Velasco lograron acabar en la sexta plaza tras cinco rallyes seguidos sin ver la meta

Los finlandeses Lappi-Ferm fueron progresando hasta terminar séptimos

Octava posición de la general para el Porsche de Carchat-Aragó

LA CARGA DE LA CABALLERÍA POLACA

Para que haya un ganador siempre tiene que haber uno, o varios, perdedores. En este nacional 2012 y, en particular, en el Sierra Morena, ese siempre ingrato papel les ha acabado tocando a Alberto Hevia y Skoda. En realidad, la temporada del asturiano y el Fabia S2000 ha sido, si la analizamos en su totalidad, realmente buena. Han logrado tres victorias y se han mantenido en la pelea hasta cerca del final, pese a que estaba más que cantado que, salvo fallos de sus pilotos, averías mecánicas o infortunios de uno u otro tipo, el título iba a ser para el piloto de un Porsche, el coche que, en el conjunto del campeonato, es, sin duda, superior en la gran mayoría de los terrenos. En todo caso, cada uno lucha con las armas que tiene, bien sea porque las ha elegido o porque no cuenta con otras, y con esas armas ha peleado Berti hasta el negativo desenlace del rallye cordobés, una prueba que, además, parece gafada para el asturiano y su Fabia.

De todas formas, el propio Hevia era muy consciente cuando partía camino de Andalucía de que sus opciones eran escasas. Y, por si fuera poco, un doloroso pinzamiento cervical le complicaba aun más el ya de por si difícil desafío con el que se enfrentaba en los tramos del Sierra Morena. Un desafío que, salvando las distancias, me traía a la memoria un episodio de los inicios de la segunda guerra mundial, más mito que realidad probablemente, que ha quedado desde entonces como el símbolo de la resistencia polaca cuando las divisiones acorazadas alemanas se dirigían, imparables, hacia Varsovia a finales de 1939. En un último y desesperado intento por detener las columnas de tanques, la leyenda cuenta que la brigada de caballería Pomorska trató de hacerles frente, a campo abierto, con una última carga, tan heroica como inútil y totalmente condenada al fracaso. En un gris día de otoño, los jinetes polacos tenían claro que nada podrían hacer ante los Panzer del general Guderian. Pero, aun así, lo intentaron esperando, quizás, la llegada de un repentino chaparrón que inundase los campos y atascase en el barro las cadenas de los tanques, haciéndolos superables por sus más ágiles caballos. O deseando, tal vez, que los poderosos PzKpfw III fuesen más frágiles de lo que sus imponentes moles de acero hacían presagiar y resultasen vulnerables a sus afiladas lanzas. Pero nada de eso sucedería, los Panzer superaron sin problemas la fútil resistencia de la caballería y siguieron sin apenas pausa su triunfal avance, logrando una contundente victoria que puso fin, de forma definitiva, a la resistencia del ejército polaco.

Traspasando la historia a un entorno menos dramático, el rallye Sierra Morena de Berti se me antojaba algo así, un último y desesperado intento de detener a los potentes carros de combate germanos (convertidos ahora en preciosos y coloridos Porsches en vez de ser aquellos temibles Panzer gris oscuro), a lomos de un ágil corcel del este (que en esta mucho menos cruenta batalla iba a ser un coche de rallyes checo en vez de un caballo polaco). Para aumentar los improbables paralelismos, los alemanes le superaban tanto en potencia de fuego como en número y, al igual que entonces, ni se veían perjudicados por la lluvia en el otoño cordobés ni se mostraban frágiles. Así que, al final, el resultado, de nuevo trasladado al ámbito deportivo y, por fortuna, sin tragedia alguna de por medio, era más o menos el mismo. El ‘jinete’ del ‘corcel’ procedente de la Europa oriental acababa pie a tierra, derrotado y observando impotente desde la cuneta, al lado de su ‘caballo herido’, como la poderosa maquinaria de fabricación germana se imponía con rotundidad. De todas formas, al igual que pensaron en el 39 aquellos valientes polacos, la motivación era clara ¡había que intentarlo! y justo eso es lo que hizo Berti, tratar de convertir en posible lo imposible. Que no lo lograse no quita mérito alguno a su empeño, no ya sólo en el Sierra Morena sino, especialmente, a lo largo de todo el año. Al menos, gracias a él hemos tenido algo de lucha y, aunque sólo sea por eso, su pelea no habrá sido, después de todo, tan inútil.

Mantecón-Noriega tuvieron que abandonar cuando eran novenos de la general

La novena plaza la ocupó finalmente el Subaru de Martínez Saco-Marchena

Un pinchazo retrasó a Marbán-Ferrero pero no les impidió revalidar el título de la EVO CUP

Los Pais tuvieron que abandonar y vuelven a perder el liderato del grupo N

JUVENTUD, DIVINO TESORO

En un campeonato tan dominado por pilotos que, en su mayoría, son casi de mi ‘quinta’ o un poco ‘menos viejos’ (mucho me acompañan en los ‘cuarenta y tantos’) la presencia de jóvenes promesas con coches competitivos es toda una rareza. Y, sin embargo, en este Sierra Morena había dos pilotos que cumplían esos requisitos (poco más de veinte años de edad y participando al volante de coches de buen nivel) cuya actuación tenía especial interés en seguir y que, de entrada, observaba como despertaban muy diferente expectación, tal vez por aquello de que siempre llama más la atención lo que viene ‘de fuera’ que lo ‘de casa’. Me refiero, claro está, al finlandés Esapekka Lappi (21 años), que debutaba en España con un Skoda Fabia S2000, y al cántabro Surhayén Pernía (23 años), que se alineaba por primera vez en una prueba del nacional a los mandos de un Mitsubishi EVO X R4.

La participación del joven finés era la que más llamaba la atención a nivel general, algo en cierto modo lógico ya que no es habitual que pilotos de otros países elijan nuestros rallyes para competir. Además, me daba la sensación de que alrededor de su presencia había ese ‘morbillo’ que parece existir siempre que viene a una de nuestras pruebas un piloto extranjero con un Súper 2000 y que, inevitablemente, suele llevar a comparaciones directas con los cronos de los pilotos españoles que compiten con coches de la misma categoría… lo que en este caso sería poco menos que decir las de Hevia y el Skoda, aunque al menos por una vez el asturiano no iba a estar sólo, ya que el granadino David Pérez también era de la partida con su ya conocido Peugeot 207 S2000. Una comparación que, como ya explicábamos con motivo del reportaje del rallye de Canarias, no suele ser del todo justa, en el sentido de que casi nunca tiene en cuenta todos los factores que influyen para que, al final, los cronos de unos y otros sean los que son.

En todo caso, y aunque alguno podrá decir que escribo esto a ‘toro pasado’, y así cualquiera acierta, lo cierto es cada vez que comentaba con alguien en los días previos al rallye las posibilidades de Lappi en Córdoba mi pronóstico era claro: “no va a estar en los tiempos de Berti”. Un pronóstico que basaba en tres factores que me parecían claros: ni Lappi está (por lo menos todavía) al nivel de los Kopecky o Mikkelsen, (especialmente en asfalto, donde apenas si había disputado un par de rallyes hasta la fecha), ni el Fabia de ASM (con ser un buen coche) es una unidad cien por cien oficial como los de estos últimos, ni, muy probablemente, las gomas D-MACK ‘made in China’ con las que iba a ir calzado podrían ofrecer las prestaciones necesarias. Así que, teniendo todo esto en cuenta, la actuación del joven finlandés ni me sorprendió ni me decepcionó, diría que estuvo más o menos donde tenía que estar y donde se podía esperar porque, al final, nazcas en Finlandia o en España, y tengas el talento natural que tengas, ‘supermanes’ hay pocos en esto de las carreras y, antes que nada, hace falta aprender. Por eso, Lappi cumplió con su principal objetivo, hacer kilómetros y coger experiencia en asfalto, y fue progresando en sus cronos a medida que avanzaba al rallye, aunque siempre estuvo lejos de los de Hevia (mientras el asturiano estuvo en carrera le ganó en todos los tramos y le sacó casi dos minutos de ventaja), y casi siempre por detrás de los obtenidos por David Pérez, (al que sólo superó en dos de los ocho tramos y del que le separó algo más de minuto y medio en la meta). Al final, ‘el chaval de la peca’, como la acabé rebautizando para no repetir una y otra vez su complicado nombre de pila, terminó séptimo, tras superar en el último bucle a otro joven piloto al que nos gustaría ver con mejores medios, el andorrano Joan Carchat, y dejó buenas sensaciones a los que lo vieron pasar, con ese estilo espectacular, propio de quienes están más habituados a pilotar deprisa sobre hielo, nieve y tierra, como es su caso. Un estilo que deberá seguir puliendo si quiere ser igual de rápido también en asfalto, su principal asignatura pendiente para convertirse en uno más de esa poco menos que interminable estirpe de ‘finlandeses voladores’ de la que es, hasta el momento, el último exponente. En Madrid, dentro de apenas un mes, tendrá una nueva oportunidad de seguir avanzando en ese exigente camino que le puede acabar llevando a la cima. Si llega al menos tendremos la fortuna de haberle visto empezar a crecer en nuestros rallyes y pensar, a ese le vimos correr aquí y le ganaron unos cuantos de los nuestros.

Tercera victoria consecutiva en la Twingo para Monarri-Sanjuán, primeros también en 2RM

Marcos y Vicente Diego acabaron segundos y siguen liderando la Challenge de Renault

Paz-Seoane completaron el podio de dos ruedas motrices en su debut con el Mini

Cuarto puesto entre los tracción delantera para el Swift de Pinilla-Pérez

Entre esos ‘nuestros’, dos puestos por delante en la clasificación final del Sierra Morena 2012, acababa el otro protagonista de este ‘capítulo’, el cántabro Surhayén Pernía, que completaba un debut más que notable con el EVO X R4 en lo que era su premio por haberse impuesto en la Beca RMC. Evidentemente, la iniciativa promocional puesta en marcha este año por el siempre inquieto Roberto Méndez no ha tenido, ni de lejos, el éxito que a su promotor le hubiese gustado (y que, en mi opinión, hubiese merecido), siendo demasiado bajo el número de participantes como para que la competencia fuese mínima y convirtiéndose prácticamente desde el principio en un monólogo del joven piloto cántabro, su copiloto asturiano y su Fiesta R2 azul y blanco. Pero, aun así, cualquiera que se haya fijado en los cronos de ‘Sura’ se habrá dado cuenta de que, independientemente de que los rivales fuesen pocos, su ritmo siempre ha sido alto y, además, su rendimiento ha resultado de lo más constante, algo nunca fácil en pilotos de su edad, más tendentes siempre a los ‘fuegos artificiales’ y mucho más propensos, por eso mismo, a los errores. A ello se une otra característica poco habitual, no ya en pilotos jóvenes sino de cualquier edad, una capacidad de autocrítica puesta de manifiesto, por ejemplo, cuando en el rallye de Cobreces, su debut con el R4 como test previo al Sierra Morena, tuvo que abandonar por rotura del diferencial trasero al inicio del cuarto tramo (después de marcar el scratch en los tres anteriores) y no tardó ni unos minutos en escribir en su ‘twitter’ que el culpable de la avería había sido él “en una brusca salida”.

Por todo lo anteriormente expuesto, más aun que por ser el primero en la poco concurrida Beca RMC, la participación-premio de Pernía en el rallye andaluz merecía ser seguida con interés y, de nuevo ‘poniéndome una medalla’, he de decir que cumplió con las muy buenas expectativas que habíamos pronosticado cuando hacíamos ‘cábalas’ antes del inicio del rallye sobre donde podría estar el piloto cántabro. Que en su primer rallye del Campeonato de España con el EVO X R4, ‘Sura’ batiese a todos los demás Mitsubishi habituales del nacional tiene su mérito. Desde el primer tramo, Pernía se situó al frente de los EVOS, justo por delante de su compañero de equipo en RMC, Jonathan Pérez, y el duelo entre ambos fue uno de los principales alicientes del rallye. Un duelo en el que, todo hay decirlo, también es cierto que ‘Yoni’ competía con el importante lastre psicológico que siempre supone ‘autimponerse’ el objetivo de acabar por encima de todo, ‘frenándose’ con la intención de estar en la meta a cualquier precio para poner fin a esa nefasta racha de cinco abandonos consecutivos que ha arruinado su temporada 2012. Pero, aun así, los cronos del asturiano siempre fueron suficientemente buenos como para mantenerle sin problemas muy por delante del resto de EVOs, del Fabia de Lappi y del Porsche de Carchat… y esos cronos los mejoró siempre Pernía (con la excepción del penúltimo tramo) para terminar quinto de la general y primero del monomarca de Mitsubishi. Un resultado magnífico que, ojalá, le pueda servir para lograr los necesarios apoyos que le permitan dar el salto a un programa con un coche de buen nivel, precisamente el gran problema que tienen, desde hace muchos años, las ‘copas’ de nuestro nacional de rallyes. Unos certámenes que han pasado, hace ya mucho tiempo, de ser ‘copas de promoción’ a ‘copas monomarca’, en el sentido de que ahora ya no promocionan prácticamente a nadie (si acaso, a nivel publicitario, a la marca que las pone en marcha), convirtiéndose en un fin en si mismas en lugar de ser lo que eran cuando empezaron a existir, un primer o segundo peldaño en la escalera a subir para alcanzar los ‘pisos altos’ del campeonato. Y es que la lista de ganadores de ‘copas’ que en la última década no han pasado de ahí es demasiado larga como para ponernos ahora a repasarla. Con el agravante, en muchos casos, de que imponerse en una copa ha condenado a varios de ellos a no poder repetir y, no pudiendo permitirse programas con otros coches superiores, la mayoría hayan tenido que dejar las carreras, volver a sus regionales o buscar acomodo en otras disciplinas más al alcance de sus poco llenos bolsillos.

Al menos, en el caso de la Beca RMC su ganador ha tenido una oportunidad para demostrar sus posibilidades con un buen coche… y la ha aprovechado con nota. Esperemos que cunda el ejemplo y que lo de ‘Sura’, su copi ‘Juanlu’ y el EVO X R4 en el Sierra Morena no sea otra oportunidad perdida. La presencia de Lappi en el rallye cordobés demuestra que en Finlandia (y muchos otros sitios) esas cosas no pasan, allí se buscan fórmulas para que sus jóvenes pilotos progresen, salgan fuera, se fogueen en los terrenos en los que tienen menos tablas… justo lo que nos hace falta aquí y hace mucho que no tenemos (¡si es que lo hemos tenido alguna vez!). Así que ahora que estamos en pleno proceso electoral no estaría mal que los candidatos a la presidencia se dedicasen a presentar iniciativas creíbles en este u otros temas en vez de andar la mayor parte del tiempo buscándose unos a otros los trapos sucios… que, al final y por lo que estamos viendo últimamente, parece que acaba siendo de lo que más se habla porque, como suele ocurrir en todos los órdenes de la vida, criticar (con razón o sin ella) es siempre más fácil que aportar soluciones.

Aragonés-Bañobre completaron la clasificación de la Challenge Twingo

Victoria en grupo A para el C2 de los cordobeses Vázquez-Ramírez

Otro C2 local, el de Gil-Causse, ocupó la segunda plaza del grupo A

En el segundo rallye se impuso el 206Maxi de Cordero-González

EL SUR TAMBIÉN EXISTE

Este año no le faltaron las críticas a la Vuelta Ciclista a España porque su recorrido apenas si cubría la zona norte de la península, con el punto final en Madrid como ubicación más ‘sureña’ de su, por otra parte, espectacular trazado. Un tema que, en el caso del ciclismo, no deja de tener fácil solución ya que cada año se cambian la gran mayoría de las etapas que componen la vuelta y así, si un año se visita mucho el norte, en otro es el sur donde más se compite y, al final, la vuelta acaba disputándose en terrenos de lo más variados y termina visitando la mayoría del territorio nacional, aunque no lo haga cada temporada. Un asunto que tiene más importancia de la que parece y que, sin embargo, hace demasiado tiempo al que se ha renunciado en el Campeonato de España de Rallyes. Un certamen que este año, tras arrancar en las lejanas Islas Canarias (prueba a la que normalmente acuden sólo los muy pocos equipos con intención, y medios, de seguir todo el campeonato) ha tenido sus seis siguientes citas en la mitad noroeste de la península, abandonando la cornisa cantábrica sólo para los dos últimos rallyes del año, el Sierra Morena andaluz y el ya habitual ‘fin de fiesta’ de Madrid.

Ya se que el criterio es el de tener pruebas puntuables sólo donde sus organizaciones puedan garantizar el mejor nivel (aunque de eso habría que hablar largo y tendido ya que no siempre se cumple) pero, de todas formas, cerrándose a un calendario tan poco flexible como el que tiene, en el que la mayoría de sus pruebas se concentran, además, en la misma zona (y más que lo harán el año que viene si, finalmente, se confirma la entrada del rallye del Bierzo, ¡otro más en la zona noroeste!) el nacional de rallyes se acaba ‘disparando un tiro en el pie’… o hasta más de uno. Porque, por un lado, corriendo siempre en los mismos sitios (y, casi siempre, en los mismos tramos), año si y año también, las posibilidades de que salgan nuevos pilotos con opciones de ponerles las cosas difíciles a los más veteranos son mínimas, lo cual nunca es bueno para la salud de cualquier certamen. Y, por otro lado, la excesiva concentración geográfica tiene como claros inconvenientes el hacer muy poco vendible el campeonato a posibles patrocinadores con intereses en otras zonas y el encarecer aun más la participación en el mismo a los pilotos que no sean de las regiones en los que hay pruebas puntuables, lo que acaba repercutiendo tanto en la dificultad para buscar sponsors como en el número de equipos asiduos al campeonato.

En este último sentido, el Sierra Morena se convierte, cada año, en prácticamente la única oportunidad para los pilotos andaluces, en otros tiempos mucho más numerosos en los rallyes nacionales, de medirse a sus rivales de otras regiones entre los que, no es casualidad, los más numerosos de los que siguen el nacional suelen ser gallegos (tres rallyes puntuables se disputan en Galicia) y asturianos (dos pruebas del nacional tienen su sede en Asturias). Este año, la defensa de los colores andaluces corría a cargo, principalmente, de cuatro pilotos: David Pérez, Rafael Martínez Saco, José Antonio Caballero y Germán Leal. De los cuatro, la participación de los dos últimos, respectivamente con un Mitsubishi EVO X y un Suzuki Swift, fue poco menos que testimonial a efectos de la clasificación, ya que ambos acabaron fuera de la carretera a poco de iniciarse el rallye, Caballero en el primer tramo, Leal en el segundo. Como desgraciadamente suele ocurrir muchas veces en estos casos, las ganas de brillar en casa les acabaron pasando cruel factura, poniendo sus accidentes temprano fin al rallye que todo piloto local se plantea siempre con más ilusión y ambiciones, el ‘de casa’.

Al menos, los otros dos, David y Rafa, si pudieron disfrutar de esa fantástica sensación que debe de ser llegar a la meta y recibir los aplausos de tu público, entre el que suelen estar además familia y amigos. David Pérez, que este año ha tenido que renunciar a sus aspiraciones de hacer un programa nacional por falta de presupuesto, salía en el Sierra Morena con ese afán propio del que sabe que esta es su única ocasión en todo el año de ‘dejarse ver’ a nivel de Campeonato de España. Y a fe que lo lograba en el primer tramo, en el que, con su habitual Peugeot 207 S2000, superaba a los Skoda de Hevia y Lappi para situarse como primer S2000 justo por detrás de los inalcanzables Porsches. Y aunque en el resto de especiales no pudiese repetir la hazaña de superar al asturiano, cuando este se salía en el segundo tramo del domingo, David estaba ahí, apenas 45 segundos por detrás, y tomando el relevo de Berti como cuarto clasificado de la general y primer ‘no Porsche’ del rallye. Una posición que mantenía sin problemas hasta el final, completando otro buen Sierra Morena, obviamente sin el brillo que da acabar en el  podio como en ediciones anteriores, en las que la competencia había sido menor en cantidad, pero, al menos, con la satisfacción de haberse medido de nuevo de tú a tú con esos pilotos de otras regiones contra los que, presupuesto permitiéndolo, le gustaría pelearse en más terrenos que los cercanos a su Granada natal.

Y si David competía relativamente cerca de casa, el que lo hacía realmente como local era Rafael Martínez Saco, un piloto que se prodiga poco aunque en su larga trayectoria haya desde rallyes del mundial a victorias en el nacional de montaña, como aquella lograda en Trassierra con el Subaru WRC de la que fuimos testigos hace unos años. En esta ocasión, el cordobés era de la partida con uno otro Subaru Impreza, pero de grupo N, y con el objetivo de intentar romper, en todo o en parte, el monopolio de los Mitsubishi EVO en el grupo N+. Una tarea complicada en la que tenía relativo éxito, ya que si bien acababa por detrás de los R4 de Pernía y Jonathan, lograba imponerse en el cerrado duelo que durante buena parte del rallye le oponía a los EVOs de Marbán y País y al Polo proto con ‘corazón Mitsubishi’ de Mantecón. De todos ellos, sólo el madrileño alcanzaba la meta, aunque un pinchazo cerca del final le acababa dejando por detrás del andaluz en la tabla, mientras que el cántabro, que les aventajaba en algo más de un minuto a falta del bucle final, abandonaba poco después, uniéndosele minutos después en la lista de bajas el gallego, que se retiraba en la penúltima especial. Al final, Saco era noveno scratch tras un rallye de menos a más, en el que al principio le costaba coger el ritmo pero que, poco a poco, le veía marcar mejores tiempos para dejar, junto con David Pérez, lo más alto posible el pabellón andaluz, reivindicando en clave rallystica aquello de ‘el sur también existe’ que escribiese hace mucho Benedetti y popularizase después Serrat. De todas formas, lo que harían falta para que el sur exista de verdad a efectos del nacional de rallyes (por mucho que, personalmente, nos resultase más caro e incómodo a los del norte) serían más pruebas… y no sólo en el sur sino también en el este y el nordeste. Algo que, ahora mismo, parece bastante complicado que ocurra.
fotos WWW.ASFALTOYTIERRA.COM