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25-26|08|2012
RALLYE DE FERROL

Campeonato España Rallyes, 5ª prueba
 
CRONICA

Una pausa de más de dos meses entre carreras era la que se rompía en Ferrol, tanto para los habituales del nacional, que habían tenido su última cita, a mediados de Junio, en Orense, como para quien esto escribe, ya que tras la Subida a Santo Emiliano, disputada el mismo fin de semana del rallye orensano, me había mantenido alejado de las cunetas, tomándome, por primera vez en diez años, unas largas ‘vacaciones de carreras’, al menos en lo que a asistir en directo se refiere.

Para esta vuelta ‘a la acción’, en Ferrol, optaba por sacar el mejor partido posible del, para mi gusto (y el de muchos otros, por lo que puede oír en el FIMO), pésimo planteamiento horario del rallye, con cinco tramos en la tarde-noche del sábado seguidos de notable madrugón el domingo para hacer sólo tres especiales más y acabar a media mañana, arruinando de todas formas el fin de semana completo. Así que el sábado por la tarde, tras llegar al ferial ferrolano justo cuando la única nube que decidía descargar su agua lo hacía sobre nuestras cabezas, me dirigía junto a mis habituales acompañantes a todas las pruebas de este año, los cámaras de TVMotor Jose y Corsino (a los que se unía esta vez Gelu, colaborador habitual en las carreras asturianas) y a los madrileños César y Miguel (el dúo de 'asfaltoytierra.com' con los que me encontraba por primera vez esta temporada) a la zona de los cruces del tramo de Ferreira, para ver las dos pasadas en vivo y recuperar sensaciones de cuneta tras dos meses de ‘asitencia’, dejando para el domingo el más aburrido pero no por ello menos imprescindible trabajo en la zona de asistencia, donde además coincidía con nuestro buen amigo gallego, ‘Chapi’, que me prestaba uno de esos libros que nos gustan a los dos, basado en la historia de los duelos Ferrari-Ford de finales de los 60 en Le Mans. En conjunto, un buen retorno a la rutina habitual de las carreras, del que saqué algunas vivencias y conclusiones que servirán de base para este reportaje, acabado de elaborar más de una semana después y que, por tanto, poco sentido tendría dedicar a explicar tramo a tramo como fue el rallye. Algo que, además, ya fuimos tratando de hacer un poco entre todos a través del twitter de TVMotor durante las dos jornadas de la prueba. Así que, una vez más, me decanto por los relatos cortos (o las ‘batallitas’) para contaros lo que más me llamó la atención de esta quinta prueba del nacional de asfalto 2012.

Clara victoria para el Fabia S2000 de Berti Hevia y su nuevo copi Javi Alvarez

Los hermanos Vallejo volvieron a pinchar cuando estaban en la lucha por la victoria

Sensacional segundo puesto de Iglesias-Nuñez en su debut en el nacional con un EVO X

Fuster-Medina hicieron un rallye inteligente y acabaron subiendo al podio

EL YPRES GALLEGO

El nombre de Ypres se hizo tristemente famoso hace ya casi cien años, cuando se convirtió en uno de los escenarios más cruentos de la primera guerra mundial. Los verdes prados de la llanura belga, horadados por las trincheras y los túneles, y anegados por las lluvias del lluvioso invierno de 1914, se convirtieron en un terrible infierno que enfrentó al cuerpo expedicionario británico con la élite de las tropas del kaiser, sepultando a millares de jóvenes europeos en una batalla sin vencedores que marcó la pauta de lo que sería la ‘gran guerra’.

Sesenta años después, cicatrizadas ya las horribles heridas de aquel sinsentido, Ypres se hizo popular, para un joven aficionado al automovilismo como el que esto escribe, por ser el escenario de otro tipo de ‘batallas’, por fortuna mucho menos crueles. Unas batallas que, en lugar de en las trincheras, se dirimían en las estrechas carreteras donde se disputaban cada año las ’24 horas de Ypres ’, un rallye del que nos llegaban noticias a finales de los setenta gracias a las andanzas de otro ‘cuerpo expedicionario’, el del equipo SEAT, con los añorados ‘taxis’ de Zanini y Cañellas buscando puntos para el campeonato de Europa (¡y el nacional!). Los laberínticos tramos, de recorrido ‘secreto’, trazados alrededor de la histórica ciudad belga eran todo un desafío para el siempre meticuloso Zanini, encontrándose más a gusto en ellos el más improvisador Cañellas… aunque para ambos era poco menos que misión imposible batir a Rorhl y el Opel oficial, a Darniche y su mítico ‘Stratos Chardonnet’, o a los ídolos locales de nombres casi impronunciables como Stapeleare o Moortgat, con sus MKII y Porsches que tan mal se veían en las fotos en blanco y negro publicadas en ‘Autopista’ y ‘Automóvil’ cuando, aunque parezca increíble, ambas revistas todavía dedicaban al ‘deporte’ tanto o más espacio que al ‘producto’.

Y aunque nunca he estado en Ypres (¡habrá que ir un año de estos!), desde entonces son muchas las imágenes (ya en color) que he visto cada año de esos tramos llenos de cruces y trampas, trazados en estrechos caminos y bordeados de traicioneras acequias y verdes taludes sobre los que se agolpan miles de aficionados. Un escenario ideal para los rallyes del que me atrevo a decir que tenemos en España nuestra propia versión en el rallye de Ferrol: la zona de Ferreira. Gracias a mis amigos ferrolanos, ‘Juanlu’ y Luis, descubrí este ‘paraiso de los rallyes’ en la edición del 2005, cuando la prueba retornó al nacional después de larga ausencia. Ya entonces empezaban a escasear cada vez más los tramos con zonas rotas y estrechas, con cambios de asfalto, de ritmo y de agarre … justo todo lo que tiene, y en cantidades, ese laberinto de carreteras y caminos que se encuentra entre las localidades de San Sadurniño y As Somozas. Desde entonces, los numerosos cruces de la zona ‘del bar’ han sido habitual lugar de peregrinaje casi cada año que visitamos el rallye ferrolano. Y aunque esta vez habíamos comentando con Jose, César y Chapi la posibilidad de cambiar de ‘punto de observación’ y ver algo diferente, al final acabamos repitiendo en ‘los cruces’ por quinto año consecutivo.

Evidentemente, ni los coches de ahora ofrecen las sensaciones que debían dar en aquellas 24 horas de Ypres los Stratos, los MKII, los Porsche ‘de entonces’ o ‘nuestros’ 124. Ni, tampoco, las que cada año siguen dado en el asfalto belga los S2000 de esas ‘fieras del IRC’ que tanto echamos de menos por el norte de la península desde su fugaz y fantástico paso por el Príncipe. Pero, aun así, en Ferreira, en un rallye del campeonato de España, todavía se puede ver parte de esa esencia de los ‘rallyes de antes’ que, poco a poco se va perdiendo en aras del progreso, que deja cada vez menos carreteras estrechas y rotas mientras propone, además, siempre mejores neumáticos y coches más eficaces… y menos espectaculares. Mentiría si digo que me divertí mucho este año en las dos pasadas de San Sadurniño-As Somozas… porque divertirse en un rallye moderno ya no es fácil, especialmente si tienes que estar pendiente más del trabajo que del placer como suele ser mi caso. Pero, al menos, me llevé de la enésima visita a los cruces de Ferreira algunas de esas ‘sensaciones de cuneta’ que siempre te dejan ‘buen cuerpo’, especialmente en estos tiempos en los que todo parece conspirar para que cunda el desánimo a todos los niveles. El sonido de los motores, rebotando en el paisaje, rodeándote y envolviéndote, mientras va y viene, por momentos acercándose para luego alejarse durante un rato hasta, finalmente, aparecer acompañando la diminuta figura del coche que entra en tu campo visual rodeado de verde. La imagen de ese coche que se agranda ocupando todo el estrecho asfalto, que devora a toda velocidad, negándose el piloto hasta el último momento a empezar a detenerlo, bajando de golpe todas las marchas para ‘meterlo’ en el estrecho embudo de roto asfalto que le lleva a otro camino aun más angosto y con peor adherencia. Los gritos de los aficionados que, todos a una, se vuelcan para ayudar a reemprender la marcha a un coche averiado, logrando finalmente que retorne al tramo y siga en carrera. La conversación con otro veterano aficionado, al que no conoces de nada pero con el que, por unos minutos, compartes vivencias y opiniones en ese minuto entre coche y coche que pasa como un suspiro. Todo eso se vive aun en Ferreira y me recuerda que aunque a los ‘viejos aficionados’ nos sea inevitable pensar eso de que ‘los rallyes ya no son lo que eran’, también hay que reconocer que todavía siguen manteniendo muchas de sus virtudes y, por ello, se empeñan en sobrevivir pese al progreso, la crisis, los reglamentos y demás ‘enemigos’ que parecen empeñados en acabar con ellos.

Pons-Amigó empezaron fuerte pero perdieron toda opción con su trompo que neutralizó el tc2

Una salida en el primer tramo del domingo arruinó el estreno de Pérez-Velasco con el R4

Un pinchazo el sábado hizo desistir a Senra-Vázquez que no salieron el segundo día

Pese a su falta de presupuesto para gomas, Ares-Pintor acabaron cuartos

SÓLO QUEDA UNO PERO NO SE RINDE

En el 2006 llegaron a nuestro nacional los Súper 2000, anunciados por algunos como la supuesta panacea para resolver todos los males de un campeonato que perdía interés y participantes a pasos agigantados. Ya entonces expresé mis dudas al respecto y, aunque recurrir a eso de ‘ya os lo decía yo’ no deja de ser de lo más pedante, revisando algunos textos publicados en esta web durante aquella temporada no puedo por menos que esbozar una sonrisa irónica… porque, seis años después, aquellos S2000 que iban a ser  la respuesta a todas las preguntas están ya en claro periodo de extinción, sin haber conseguido poco más que ‘semiarruinar’ a los pocos a apostaron por ellos y, de paso, llevar la reglamentación técnica del certamen por extraños caminos, de esos que se buscan para contentar a todos y que, al final, no contentan a nadie. Así, en este periodo de poco más de un lustro hemos pasado de ser cien por cien fieles a las normas FIA a estar en vísperas de nuestro segundo rallye FIA del año, el Príncipe, con la clara posibilidad de que prácticamente ni uno sólo de los punteros del campeonato vaya a ‘existir’ a efectos del ‘rallye europeo’, ya que, aparte de los GT, N+, R4+ y demás categorías 'nacionales', incluso nuestros S2000 son 'ilegales' para el ERC por cuestiones de peso. De estos últimos, además, ya sólo queda uno en liza, el Skoda Fabia de Alberto Hevia, el último que ‘resiste’, a duras penas, ante los cada vez más inasumibles costes de mantenimiento de unos coches que, encima, tampoco son la mejor opción para ganar rallyes en España… salvo que llueva (mucho, a ser posible) o hubiese más tramos como algunos de los de Ferrol o Cantabria (que casi no los hay).

Eso si, el ‘último superviviente’ de los S2000 en el nacional no está dispuesto a ‘salir por la puerta de atrás’. En Ferrol, Berti estrenaba copi, al sustituir Javier Alvarez a Alberto Iglesias Pin, (para el que la principal prioridad próximamente va a ser más cambiar pañales que leer notas) y salía decidido a aprovechar al máximo el rallye en el que su Fabia mejor se puede defender… de hecho, tal vez casi el único de todo el campeonato en el que es el coche a batir. Tras un primer bucle ‘prudente’, de acoplamiento piloto-copiloto y primeros tests con unos nuevos reglajes de suspensión, Hevia dejaba claras sus intenciones con un ‘tiempazo’ en la repetición de San Sadurniño-As Somozas en el que sólo Xevi Pons (ya ’fuera de carrera’ a efectos prácticos tras su sorprendente ‘retorno’ después de causar la neutralización del tc2) perdía menos de diez segundos, mientras que Vallejo se dejaba casi uno por kilómetro en el laberinto de caminos que es la zona de Ferreira. Ver como llegaba el Skoda al estrechísimo embudo del cruce en el que nos encontrábamos dejaba claro que Berti estaba echando el resto y corriendo de verdad. Ni una duda en la rápida zona previa, frenada más al límite que nadie, trazado perfecta con el toque justo de freno de mano para colocar el Fabia y ‘apuntarlo’ al ‘túnel’ entre los dos taludes que era la salida de la curva. Todo milimétricamente calculado y ejecutado a la perfección para marcar el scratch a final de tramo y alzarse a un primer puesto de la tabla que ya no abandonaría en lo que quedaba de jornada. Otros dos scratchs, en la repetición de As Somozas-As Pontes-Ortigueira y en el corto tramo nocturno del FIMO, elevaban la ventaja de Hevia por encima de los diez segundos al final de la primera etapa y le situaban como máximo aspirante a la victoria final.

La única duda que podía quedar respecto al triunfo del S2000 era el paso del domingo por Monfero, más rápido y con mejor piso y, por tanto, teóricamente favorable al Porsche de Vallejo. Pero el gallego lo afrontaba ya a casi medio minuto, tras otro scratch contundente de Berti en el largo y complicado Vilarmaior-Irixoa en el que el S2000 se encontraba a sus anchas. Y, por si fuera poco, en Monfero Vallejo sufría otro más de esa larga cadena de pinchazos que le están amargando la temporada, dejándose una 'minutada' en el lance. Con el Porsche hundido en la tabla, sólo el miedo a correr la misma suerte en forma de pinchazo en el muy roto segundo paso por Vilarmaior ponía alguna nube en el horizonte victorioso de Hevia, que hacía el último tramo ‘por el medio de la carretera’, evitando todas las piedras y trampas para hacer llegar al Skoda a la meta final de Ferrol como ganador por tercera vez en los últimos cuatro años. Un 'trío' que merecía haber sido 'poker' de no ser por la cruel avería en la dirección asistida que el año pasado le privó del primer puesto.

La victoria en Ferrol devuelve a Hevia unas opciones al campeonato que hace poco parecían inexistentes. De hecho, con los fríos números en la mano, Berti está realmente muy cerca de Fuster en la general, y quedan aun cuatro rallyes, dos de ellos ‘en casa’ de los que, además, uno es de máximo coeficiente. Pero todos sabemos que la ventaja del levantino está no tanto en los puntos como en las características de la mayoría del terreno que queda por cubrir, en el que sólo la presencia de la lluvia podría permitir medirse al Súper 2000 con el potente GT. De todas formas, los rallyes hay que correrlos, quedan aun cuatro, y aunque el Fabia pueda ser ‘el último de su especie’ en el nacional de rallyes, a buen seguro que querrá despedirse con victoria. De conseguirlo, sería algo así como el canto del cisne para una categoría que ha funcionado muy bien a nivel internacional, gracias al apoyo de las marcas que, como Fiat, Peugeot o Skoda, más apostaron por estos coches, pero que a nivel español se ha ido extinguiendo inexorablemente ante la falta de presupuestos para hacer correr unos coches tremendamente caros de comprar y mantener y que, además, pueden ser batidos por otros más baratos de adquirir y, sobre todo, hacer correr (o, para ser más exactos, ‘menos caros’, que de barato no hay nada en esto de los rallyes). Por ello, todo parece indicar que, sea cual sea el desenlace del campeonato, la suerte está echada para los Súper 2000 en el campeonato de España de Rallyes.

Los Pais siguen sumando, en Ferrol acabaron quintos y se destcan en el grupo N

Vinyes-Mercader volvieron a ganar en dos ruedas motrices y acabaron sextos scratch

Séptima plaza de la general y primer puesto en la EVO CUP para Vilariño-López

Otro rallye complicado para Marbán-Ferrero, que terminaron octavos

LA CALCULADORA DE FUSTER

Miguel Fuster llegó a Ferrol como líder del campeonato y con las ideas muy claras: terminar sin asumir excesivos riesgos y sumar el máximo de puntos que fuese posible en un rallye que ni le gusta en exceso ni le va bien a su coche. Un planteamiento tan lógico como inteligente, por mucho que al aficionado a pié de cuneta nunca le agraden las tácticas conservadoras y prefiera ver a los pilotos siempre dando el máximo en busca de la victoria.

Fiel a su ‘plan’, el de Benidorm inició el rallye marcando un lejano noveno mejor crono en el complicado primer paso por el ‘laberinto de Ferreira’, al que siguió un sexto, en el no menos complicado segundo tramo, con el que ya ganaba dos plazas para situarse séptimo. Una mejora de 16 segundos en cada repetición de ambas especiales en el siguiente bucle (donde sólo Hevia bajaba más sus tiempos de las primeras pasadas, recortando un total de 39 segundos a sus registros previos) colocaban ya al Porsche plateado y azul a un paso del podio, ocupando una cuarta plaza que conservaba con un prudente octavo mejor tiempo en el corto tramo urbano, donde arriesgar ofrece pocas ventajas a cambio de muchos inconvenientes (que se lo pregunten a Marbán, que ‘acarició’ un bordillo hipotecando ya el inicio de la siguiente etapa).

El domingo, Fuster seguía ‘recogiendo cadáveres’, y aunque se veía superado por el sorprendente Iglesias, acababa aun por ganar una plaza en el cómputo total para terminar tercero, beneficiado por el enésimo pinchazo de Vallejo y la inocua pero definitiva salida de carretera de Jonathan Pérez (cuyo R4 quedaba fuera de la carretera ‘haciendo el pino’, sin un solo rasguño, tras pasarse de frenada al principio de Villarmaior-Irixoa). Un resultado ideal para sus aspiraciones, diría que incluso mejor que lo que esperaba antes de la salida, y que Fuster lograba además ‘ahorrando euros’, como le comentaba con humor a Hevia en el último reagrupamiento, al que llegaba con gomas usadas y con el único susto del fin de semana, un clavo en una de ellas que, por fortuna, no le provocaba el temido pinchazo.

En suma, objetivo cumplido para Miguel, que encara lo que queda de campeonato en una posición envidiable, habiendo corrido donde y cuando lo necesitaba y habiendo conservado (y ahorrado) donde tenia más que perder y menos que ganar. Una trayectoria poco apreciada por muchos aficionados pero que no deja de ser un claro ejemplo de aquello que decía el gran Fangio de ‘ganar corriendo lo menos posible’. Y es que las demostraciones de arrojo están muy bien, y a todos nos gusta verlas, pero los campeonatos se ganan casi siempre más con la cabeza y la calculadora que con el corazón y el pié a fondo. Por todo ello, me parece que Fuster se merece algo más de respeto del que a veces se le muestra, al fin y al cabo él juega sus cartas del modo que mejor le parece, y los resultados se suelen empeñar en darle la razón. Lo suyo no son los actos heroicos y las exhibiciones de cara a la galería sino el cálculo y la frialdad, menos vistosos pero, sin duda, tremendamente eficaces. Y eso también hay que saber valorarlo, especialmente si, a final de año, se lleva el que sería su cuarto título nacional.

Lástima del abandono en el último tramo para Rey-Seco, que eran décimo con su 206

Primera victoria en la Swift para los cada día más rápidos Rodríguez-Soto

Una fuerte salida en el penúltimo tramo dejó fuera a Pérez-López cuando eran segundos

Pazó-Seoane siguen líderes de la Suzuki tras terminar segundos en Ferrol

LE REGIONAL DE L’ETAPE

En los viejos tiempos del Tour de Francia ciclista era muy típica la figura del ‘regional de la etapa’, el corredor nativo de la zona por la que pasaba ese día la carrera y que, motivado por ello y haciendo además uso de su mejor conocimiento del terreno, aprovechaba para brillar ante los suyos, aunque sólo fuese escapándose un rato para pasar destacado por su pueblo y ser alcanzado poco después. En los rallyes, el ‘factor campo’ también solía permitir a veces brillar al ‘piloto de casa’, incluso a nivel de campeonato del mundo, y de vez en cuando surgía el Kyösti Hämäläinen, Mats Jonson o Tony Fassina de turno que se llevaba un 1000 lagos, un par de Suecias o un Sanremo en las mismas barbas de los oficiales y los asiduos del campeonato. Algo que es cada vez más complicado que ocurra, no ya en el mundial sino, incluso, en el nacional, debido a que las diferencias de medios entre los habituales y los que salen nada más en la prueba de su país o región son cada vez mayores.

Y, sin embargo, algo así ocurrió en este Ferrol 2012 del campeonato de España, donde un piloto que no sólo no compite habitualmente en el nacional sino que ni siquiera lo hace de forma continuada en rallyes regionales, terminó en un sensacional segundo puesto. Me refiero, naturalmente, a la gran sorpresa del rallye ferrolano, el lucense José Antonio Iglesias, auténtica revelación de la prueba con un EVO X N+ de ARVidal. Acompañado por Jacobo Núñez, que en los rallyes suele estar más a pie de cuneta, con la cámara de fotos en la mano, que en el asiento de la derecha leyendo notas, Iglesias completó un rallye ‘de  los de antes’, de esos en los que todavía era posible a un piloto privado de la zona (bueno, realmente él no es de Ferrol sino de Lugo) salir sin mucho presupuesto y con un coche medianamente competitivo al rallye ‘de casa’ y medirse sin complejos con los gallitos del nacional. Algo que, en su caso tiene el mérito adicional de su poco rodaje en rallyes, ya que si por algo es conocido Iglesias en el mundillo Racing gallego es por sus prestaciones en la montaña, donde al volante de su veterano pero bien afinado EVO VIII rojo es toda una referencia en la categoría de carrozados.

Por ello sorprendió aun más la prestación de Iglesias que, sin más experiencia previa con el X que el rallye del Bierzo (en el que rodó en tiempos notables), ya se metió entre los cinco mejores al término del primer bucle, cuando todavía estaban en carrera prácticamente todos los de arriba del nacional (faltaba nada más Xevi Pons) y no sólo no se conformó con eso sino que, tras acabar el sábado en esa ya muy meritoria quinta plaza, a apenas 10 segundos de Fuster, salió el domingo en modo ‘full attack’, dispuesto a superar al Porsche. Algo que ya conseguía en el primer tramo del día, en el que marcaba el tercer mejor crono, y que reafirmaba en los dos restantes, con dos segundos scratch que, unidos a los ya relatados problemas de Vallejo y ‘Yoni’, le acababan aupando a esa fantástica segunda plaza final en la meta de Ferrol. Un resultado de ensueño para un equipo modesto que nos devolvía a los viejos tiempos, cuando aun eran posibles este tipo de hazañas, hoy en día casi olvidadas y que nos gustaría que se pudiesen repetir más a menudo.

El podio de la copa Swift lo completaron Rico-Martínez

Victoria en el Trofeo Suzuki para los cántabros Martínez-Vegas

Buenos cronos del piloto de autocross Iago Caamaño y su copi Cernadas

Alonso Liste, haciendo equipo con Iván Gómez, fue el único Junior en la meta

LOS RIESGOS DEL OFICIO

El domingo a primera hora charlaba con Víctor Pérez en la asistencia de su equipo, RaceSevEn, y el piloto cántabro (que en ese momento lideraba con apenas un segundo de ventaja el igualado ‘rallye dentro del rallye’ que volvía a ser la copa Suzuki) me comentaba que, tras un inicio de temporada sumando puntos pero sin ganar, había llegado el momento de arriesgar en busca de esa primera victoria del año. Unas palabras que recordaba minutos después cuando desde la cuneta de Monfero nos llegaba la noticia de la fuerte salida de carretera sufrida por el Swift que Víctor comparte con el copiloto asturiano Alejandro López. El golpe, que había sido duro y de esos ‘feos’, requería la intervención del coche R para sacar al dolorido ‘Jandrín’ de su baquet y acababa con piloto y copiloto en el hospital, con esa mezcla de sensaciones que te debe de quedar en estos casos en los que, por un lado, te lamentas de la mala fortuna que te ha privado de luchar por una victoria importante, mientras que, por otro, piensas en la suerte que has tenido de salir bien parado (dolores y molestas magulladuras aparte) de un accidente que pudo tener consecuencias mucho peores.

Evidentemente, ‘así son las carreras’, como se suele decir siempre en estos casos, pero el accidente de Víctor y Alejandro, ocurrido apenas unos minutos después de mi conversación con el piloto, al que acababa de ver tan contento y disfrutando del rallye, era de esos que te hacen pensar en lo poco que valoramos la mayoría de las veces el riesgo que asumen desde el primero hasta el último que tienen el valor de ponerse un casco y salir a correr. Un riesgo que, por muchas medidas de seguridad que se tomen siempre existe. Un riesgo que, me atrevo a decir aunque suene ‘políticamente incorrecto’, tiene que existir porque, aunque a nadie le guste reconocerlo, va intrínsicamente unido al atractivo que supone cualquier deporte del motor. Precisamente en saber convivir con ese riesgo, en ser capaz de controlarlo, está una de las mayores dificultades de cualquier deporte en el que haya en juego algo más que ‘los puntos’ o ‘la victoria’. El peligro, la posibilidad, por remota que sea, de, como diría Angel Nieto 'hacerse mucho daño', hace que el desafío sea mucho mayor, como muy gráficamente explicaba hace años el gran Stirling Moss cuando comentaba que caminar sobre una cuerda floja es igual de difícil, a nivel técnico, si esta se coloca a un palmo del suelo o atravesando el Gran Cañón del Colorado… pero en el segundo caso muy pocos son capaces de hacerlo, simple y llanamente porque el riesgo es infinitamente mayor. Un riesgo con el que conviven los pilotos en cada rallye, siendo cada uno de sus tramos algo así como una cuerda floja sobre la que hay que caminar lo más deprisa posible, procurando no caer al abismo. Un abismo al que cayeron en Ferrol Víctor Pérez y Alejandro López, a los que estamos deseando ver de nuevo preparados para caminar sobre ese delgado hilo en el Príncipe.