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18-19|05|2012
RALLYE CANTABRIA INTERNACIONAL

Campeonato España Rallyes, 2ª prueba
 
CRONICA

Dos meses después del inicio de temporada en las soleadas Islas Canarias, el nacional de asfalto disputaba su segunda prueba en Cantabria, con las nubes acudiendo puntuales a su ya tradicional cita con el primer rallye norteño del campeonato. El contraste climatológico no era el único entre las dos pruebas, ya que se pasaba de los tramos generalmente rápidos, anchos y con buen piso de las islas afortunadas a las en su mayoría tortuosas y estrechas especiales cántabras, con sus asfaltos rotos o de dudosa y variada adherencia. Un terreno (tal vez el único que queda en el nacional, caprichos de la lluvia aparte) en el que los Súper 2000 debían de ser los coches a batir y los GT los coches ‘para sufrir’.

Entre un tipo y otro de coche dudaba en las semanas previas Monzón, que se decidía finalmente por repetir con el 207 italiano de Delta Rally, equipado además con las últimas evoluciones de la marca francesa. El Peugeot del canario, junto al de Jonathan Pérez  y al Skoda de Hevia, conformaban el trío de S2000 que debían aprovechar su oportunidad ante los Porsche de Fuster y Vallejo, a los que, esta vez, les iba a tocar jugar a la defensiva. De ellos, el del levantino no llegaba siquiera a ‘saltar al campo’ ya que un desafortunado incidente en las pruebas finales del coche, el día antes de su traslado a Cantabria, obligaba al líder del campeonato a volver a casa antes de tiempo.

Hevia-Iglesias sufrieron lo suyo pero al final ganaron con el Fabia S2000

El motor traicionó a Monzón-Ghuneim cuando lideraban a dos tramos del final

Pérez-Velasco fueron de menos a más para acabar segundos y liderar el nacional

Vinyes-Mercader abrieron el rallye con un increíble scratch y lo cerraron en el podio

Además de los S2000 y el GT que quedaba en liza, la corta lista de participantes del nacional (apenas 40 de los que casi la mitad eran Suzukis de la Copa Swift y del nuevo Trofeo para el modelo antiguo del pequeño coche japonés) ofrecía el aliciente de ver por primera vez en acción en el campeonato a los EVO X R4, que se ‘presentaban en sociedad’ en manos de Víctor Senra, Javier España y Dani Marbán. Otro par de Mitsubishis, con más o menos componentes de R4 y N+, para Xabier Lujua y Alex Pais, así como el ‘Proto’ con look VW Polo WRC pero con motor de la marca japonesa de Eugenio Mantecón completaban el elenco de los tracción total, los coches que deberían sentirse más a gusto en un terreno tan resbaladizo como el cántabro. Un terreno sobre el que rueda como nadie Enrique García Ojeda, que volvía a la acción en el rallye de casa, de nuevo en papel de ‘matagigantes’ que ya interpretase a la perfección el año pasado con el Fiesta R2. En esta ocasión el de los Corrales de Buelna iba a ser de la partida con otra de las novedades del rallye, un Citroen DS3 R3T de impecable factura, recién llegado de Francia, y con el que iba a plantar batalla a los habituales dominadores de la categoría de dos ruedas motrices, los Swift S1600 de Vinyes y Antxústegui. Cerrando la lista del nacional, y también el capítulo de nuevas incorporaciones al campeonato, estaba el Mini Cooper procedente de los circuitos con el que debutaba en rallyes su habitual piloto en las pistas de la challenge el año pasado, el gallego José Alonso Liste.

El resto, hasta llegar casi al centenar de inscritos, lo componían los participantes del certamen regional cántabro en los apartados de velocidad y regularidad, salvando de nuevo ‘los de casa’ la inscripción en una prueba del nacional, algo que ya viene siendo costumbre desde hace por lo menos un par de temporadas. Que luego los del regional fuesen las principales víctimas de todas las incidencias que acabaron por convertir el rallye en una auténtica sucesión de problemas (no todos achacables a la mala suerte) no deja de ser tremendamente injusto. A todos ellos les podrán devolver el dinero de la inscripción (¡que menos!) pero, desgraciadamente, nadie les podrá restituir el tiempo ni el dinero empleado en preparar un rallye que, para muchos, es el más importante del año. Un rallye que, finalmente, se quedarían sin poder disputar, recibiendo a cambio de su ilusión por salir en el ‘caja’ una sobredosis de disgustos y ‘cabreos’ a lo largo de todo el fin de semana.

Pero mejor será contar las cosas por orden, así que para empezar mi relato del rallye volvemos unos días atrás en el tiempo y nos situamos al final de la mañana del viernes, cuando llegábamos a Santander dispuestos a cubrir todos los aspectos del rallye con eso que se suele llamar en los medios de comunicación ‘un amplio despliegue’… o, por lo menos, amplio para lo que son nuestras modestas posibilidades. Inicialmente teníamos previsto que Jose y Corsino acudiesen con las cámaras de TVMotor a la Subida a Falperra, que se iniciaba el sábado en Braga, mientras que a Cantabria me acompañaría Miguel Collado para grabar las imágenes a utilizar en el programa ‘Sobre Ruedas’ de Canal10TV y en nuestros reportajes. Sin embargo, el miércoles nos llamaba Antonio Soto, del programa de motor gallego ‘Cambio de Rasante’, para solicitarnos material de Cantabria ya que su gente estaría en Falperra así que, rápidamente, llegábamos a un acuerdo de colaboración beneficioso para ambas partes, encargándose ellos de la subida portuguesa y nosotros del rallye cántabro, al que finalmente también llevaríamos nuestras otras dos cámaras inicialmente previstas para la prueba del europeo y el nacional de montaña.

España-Odriozola se salieron en el penúltimo tramo cuando luchaban por el podio

Magníficos cronos de Ojeda-Marcos con el DS3 pero una salida les retrasó

Lujua-Estrada acabaron cuartos de la general y primeros d ela EVO CUP

El Polo proto dio menos problemas esta vez y Mantecón-Noriega terminaron quintos

Cuando descargábamos los bártulos del Renault Megane de Leomotor que nos lleva este año a nuestros destinos fuera de Asturias, no llovía en las inmediaciones de esas especie de OVNI recién aterrizado que es el Palacio de Deportes del Sardinero, pero el cielo estaba más que cubierto con un manto de grises nubarrones que amenazaban con empezar a soltar su carga de un momento a otro. Tras recoger las acreditaciones comprobábamos la inutilidad de las mismas en lo que respecta a hacer nuestro trabajo en las verificaciones (que se llevaban a cabo en el interior del pabellón) ya que, acreditados o no, sólo podíamos acceder a las gradas de la pista deportiva como el resto del público ¡empezamos bien! Visto todo lo que acontecería después durante el rallye, a uno le gustaría que ese rigor y ese control que siempre se aplica en aspectos de tan nimia importancia como este (o como el de no poder aparcar aquí o allá en las inmediaciones de la zona de asistencia) se llevase a cabo de forma igualmente efectiva y drástica en donde realmente importa, cuando la seguridad de participantes y público está en juego. Claro que, evidentemente, eso es más difícil, pero ahí radica precisamente la eficacia de una organización, en resolver las situaciones complicadas, que lo fácil, por lo general, se suele resolver prácticamente sólo aunque a veces da la sensación de que haya quien se empeña en complicarlo.

En vista de que no se podía acceder a la pista, nos dirigíamos ya a la asistencia, que ocupaba de nuevo el parking del estadio del Sardinero. Por allí estaban ya ‘acampados’ todos los equipos así que procedíamos a hacer un rápido repaso por los diferentes ‘boxes’, deteniéndonos especialmente en los que presentaban novedades. La primera, sólo estética, era la nueva decoración que habíamos diseñado para el 207 S2000 de Jonathan Pérez, y que ya lucia en el coche ‘de verdad’, algo que siempre me hace especial ilusión. A su lado también presentaba nuevo look, al menos en su parte trasera, el Porsche de los Vallejo, único GT finalmente en liza en el rallye cántabro. A la vuelta de la esquina estaba la asistencia de AutoGomas en la que destacaba, flamante, el DS3 de Ojeda, que su piloto nos explicaba para un reportaje que publicaremos próximamente en TVMotor. Un coche de esos que, ya a simple vista, se nota que están ‘bien hechos’, con multitud de detalles de acabado propios de ‘equipo oficial’. Un coche que, si para el año que viene quien tiene que decidir decide ‘coger el toro por los cuernos’ y seguir el ejemplo británico de cerrar el campeonato a los R3 y R2 (a los que yo añadiría también los N producción) podría ser uno de los principales protagonistas del certamen. De momento, Quique nos comentaba que ya tenía cerrado el presupuesto para hacer un par de rallyes más, a parte del Cantabria, así que al menos en las dos próximas citas del nacional se podrá disfrutar de este interesante R3T en manos, además, de uno de los mejores pilotos del panorama nacional, cuya ausencia no se debería permitir nuestro campeonato, que no está sobrado precisamente de participantes de su nivel.

Al lado, el camión del equipo de Pedro Burgo nos despistaba hasta que nos percatábamos de que esa era la asistencia de Delta Rally, con el coche destinado a Luis Monzón, en el que las nuevas defensas traseras delataban el ensanchamiento de vías incorporado en la última evolución que la marca francesa ha hecho para su veterano pero aun muy competitivo 207 S2000.

En la calle paralela de esa especie de barrio o zona residencial en la que se convierte, por unas horas, cualquier asistencia de un rallye, RMC ocupaba toda una ‘manzana’ llena de nuevos inquilinos: los R4, el Mini ‘de rallyes’ y los (desgraciadamente sólo dos) Fiestas de la nueva iniciativa de Roberto Méndez, la Beca RMC. Una idea basada en el PRR de hace unos años, con gestión de la asistencia centralizada y calendario mixto asfalto-tierra que, personalmente, me parece de lo más acertada pero que no acaba de calar en la mentalidad de nuestros rallyes, donde me da la sensación que se prefiere comprar un coche, aunque sea de menos prestaciones y se pague por él más de lo que realmente vale luego en el mercado, con la esperanza de recuperar parte de ese sobrecoste a base de premios… lo cual a veces se consigue y en la mayoría de las ocasiones no. Al lado de los R2 de la ‘beca’ para Pernía y Aguado, estaba el Mini, cuyo ‘copi’, Iván Gómez, nos describía con detalle para otro vídeoreportaje de próxima publicación. Un coche que representa el segundo ejemplo (tras el Polo ‘proto’) de las nuevas categorías de coches admitidas este año por la que casi nadie ha apostado, demostrándose una vez más que el problema no está tanto en que coches pueden correr si no en lo que cuesta correr con cualquier coche, sea del tipo que sea. En todo caso, el Cooper ‘ex-circuitos’ nos parece un vehículo interesante, aunque sólo sea porque añade variedad a un parque saturado de Suzukis, con los nuevos Swift Sport demostrando que, efectivamente, lo que la gente quiere son premios para tratar de paliar la alta inversión que supone competir, y en ese aspecto la marca japonesa es la que mejor ha sabido entender la demanda de los pilotos, de ahí el éxito numérico, un año más, de su copa. El resto de la ‘parcela’ de RMC la ocupaban los Mitsus, que tienen en su interior (caja, suspensiones, frenos, etc) lo que les debe de hacer más competitivos y, tal vez, convertirlos en aspirantes a la victoria en según que terrenos, de los que el cántabro podía, perfectamente, ser uno de ellos.

La lluvia le complicó el rallye a los Vallejo y este pinchazo se lo puso imposible

De vuelta con el EVO, Marbán-Ferrero lograron la sexta plaza en el último tramo

Séptima posición para los Pais en su estreno fuera de Galicia con el EVO X

Senra-Vázquez dieorn muestras del potencial del R4 pero tuvieron que abandonar

Para que los R4 pudiesen dar guerra, la lluvia era una de las claves, pero cuando el resto de nuestro equipo partía hacia los tramos y yo me dirigía a la ceremonia de salida, las nubes seguían guardándose su carga. Así que todos los de cabeza se dirigían al primer bucle de dos tramos montando slicks, variando en la elección de durezas (Ojeda Pirelli blandas, Senra Michelin 'veintes', Vallejo Kumho medias, Hevia Hankook duras, por mencionar nada más que a uno de cada marca de gomas y tipo de compuesto) y siendo pocos los que optaban por rayarlas. Entre ellos estaba Vinyes, que ‘abría’ algo las Hankook delanteras de su Swift S1600… lo que por si sólo no puede explicar la hazaña que suponía su scratch de minutos después. Un scratch que, no me importa confesarlo, no nos creíamos cuando aparecía el crono en la pantalla de tiempos, atribuyéndolo, de entrada, a otra de esas ‘pifias’ a las que nos tiene acostumbrado el sistema de ‘tiempos más o menos en directo’ del nacional. Y, sin embargo, esta vez los números del monitor no mentían, el andorrano había puesto sobre los cerca de 15 kilómetros de San Antonio-Solorzano esa mezcla de talento (mucho) y valor (aun más) necesaria para suplir la menor tracción del Suzuki dos ruedas motrices y batir a todos los 4x4 en un asfalto sobre el que empezaba a lloviznar, con intensidad variable, a medida que salían al tramo los primeros participantes.

Por detrás del increíble Vinyes las diferencias eran mínimas, siendo Senra el que se quedaba más cerca del andorrano, a 3.5 segundos… pero con el motor de su R4 llegando a meta más caliente de la cuenta. La alarma de temperatura se encendía en el Mitsubishi del gallego, que haría aun dos tramos más, a base de sufrir y bajar la presión del turbo pero que, finalmente, tendría que rendirse al final de la jornada tras una definitiva fuga de aceite que provocaba, incluso, el susto de un conato de incendio rápidamente sofocado por piloto y copiloto. En todo caso, pese a los problemas Víctor había estado ahí con el R4 así que mucho ojo con él (y con la unidad similar de Meira) en las próximas citas del nacional, todas ellas en su casa, Galicia.

Tercero y cuarto en el primer tramo acababan los dos más claros aspirantes al triunfo, Monzón y Hevia, a los que imagino cautelosos en ese primer envite, pensando que aun quedaba el tramo largo del primer bucle y mucho rallye por delante como para jugar ya todas sus cartas en la primera especial. Sólo así se puede entender que ninguno de ellos pudiese con el increíble Vinyes y su S1600 con tracción sólo al eje delantero.

El que ya perdía toda opción, si es que tenía alguna en unos tramos así y encima con agua, era Vallejo, que sufría un pinchazo en su Porsche y se dejaba ya medio minuto. Por si fuese poco, el de Meira pinchaba otra vez en la siguiente especial, completando ‘de milagro’ y en llanta el enlace de vuelta a la asistencia, a la que llegaría hundido en la tabla, a casi tres minutos y en el puesto 14 de la general. Además, su primer pinchazo perjudicaba también a Jonathan Pérez, al que se le acumulaban los problemas, ya que iniciaba el rallye mermado físicamente y, además, sufría fallos en los interfonos que le iban a complicar especialmente el tramo nocturno.

La segunda especial, con piso más seco, situaba ya en cabeza a los S2000 de Monzón y Hevia, con el canario 7.7 segundos por delante del asturiano en el parcial del tramo y 12.4 en el cómputo total de la general. Una diferencia que desaparecía en cuanto caía la noche y un auténtico diluvio se abatía sobre la zona. En la repetición de San Antonio-Solórzona, Hevia apretaba bajo la lluvia mientras que Monzón cedía mucho terreno, siendo sólo sexto y perdiendo más de veinte segundos. Con el tramo largo aun por delante, a disputarse ya con noche cerrada y mucha agua sobre el asfalto de Ajo-Las Pilas, todo parecía indicar que Berti tenía en sus manos la posibilidad de sentenciar casi definitivamente el rallye. Pero esa última especial de la jornada no se iba a celebrar como consecuencia de los problemas acontecidos en la primera pasada por la misma, que ya había tenido que ser neutralizada debido a la fuerte salida de carretera del Suzuki de Santana-Galván contra el que posteriormente impactaba el Saxo de Salces-Díaz. El resultado era un notable descontrol en un rallye que ya venía tocado desde el primer tramo, neutralizado para que pudiese ser atendido un espectador, y que ahora se ‘partía en dos’ al producirse un enorme retraso para los coches que venían detrás de los afectados por el golpe. Entre eso, lo mucho que llovía, la noche que ya se había echado encima y la cantidad de aceite que había quedado en la carretera en la zona del golpe, dirección de carrera optaba por anular el tramo que debía cerrar la primera jornada del rallye. Una jornada que terminaba, por tanto, con Hevia en cabeza, seguido por Monzón a 11.4 segundos, con Ojeda y Vinyes a continauci´pon, haciendo malabarismos con sus ‘delanteras’ para ocupar la tercera y cuarta plaza, separados por sólo cinco segundos y situados ambos a menos de medio minuto del líder. En el mismo tiempo del Swift S1600 terminaba el día el R4 de Senra, pero el ‘calentón’ sufrido por su mecánica aconsejaba dejarlo ya estacionado en la asistencia para lo que quedaba de rallye, por lo que Víctor y su copiloto, David, estarían en los tramos del sábado como dos espectadores más.

Dos pinchazos retrasaron mucho a Antxústegui-Suárez, que acabaron novenos

En el estreno de la Beca RMC, Pernía-García fueron décimos scratch con el Fiesta R2

Otra rotunda victoria en la Twingo para Marcos y Vicente Diego

Díaz-Fernández debutaron con victoria en la Copa Suzuki Swift

La segunda jornada arrancaba de forma similar a la anterior, con el cielo cubierto y las dudas sobre que gomas montar para el primero de los dos bucles a cubrir sobre los tramos de Villacarriedo (28 kms) y Santibáñez (11 kms). La lluvia no tardaba en aparecer, siendo ya torrencial en la asistencia cuando la acción comenzaba en la especial que abría recorrido, sobre la que todavía no estaban descargando las nubes. Aun así, el rallye daba un nuevo vuelco al pinchar Hevia la rueda trasera derecha de su Fabia, perdiendo alrededor de medio minuto respecto a Monzón que recuperaba el liderato. Sólo otros tres coches más, el DS3 de Ojeda, el S1600 de Vinyes y el Porsche de Vallejo, (que, por decisión de los comisarios, salía más adelante de lo que le correspondía por clasificación debido a ‘motivos de seguridad’) podían completar el tramo a ritmo de carrera ya que cuando los siguientes, encabezados por el EVO X de Javi España, estaban en acción se les tenía que ralentizar con banderas a amarillas para permitir la intervención de una de las ambulancias del rallye, requerida para evacuar de urgencia a una vecina de la zona. De nuevo tocaba neutralizar y tratar, en lo posible, de paliar el nuevo ’corte’ que se volvían a producir entre los dos grupos de participantes, lo que se intentaba solventar ‘soltando’ a tres minutos a los primeros coches en el siguiente tramo.

En los poco más de 11 kilómetros de Santibáñez-Vega, Hevia podía por fin sacar partido a las Hankook mixtas que había montado por la mañana para atacar, sobre todo, en el complicado y húmedo Villacarriedo. Para Berti, que no se podía permitir otro pinchazo, era el scratch, con Monzón cediendo sólo dos segundos y medio para llegar a la última asistencia del rallye con 20.2 de ventaja que intentar mantener en el bucle final. Y, al igual que el día anterior, la lluvia volvía a aparecer con fuerza para el último sprint de la jornada, lo que podía ser una baza extra a favor de Hevia en su intento de remontar el tiempo perdido a causa del infortunio sufrido en el primer tramo. Desde luego, esa era la intención del asturiano, que salía decidido en busca del scratch y lo lograba. Lo que nunca sabremos es si su 10.15 (un excelente crono, +10 en agua respecto al scratch de Monzón en la primera pasada, en la que aun no llovía con intensidad) hubiese sido suficiente para limar toda o, al menos, buena parte de la ventaja del canario, al que el propulsor de su Peugeot traicionaba de forma cruel, privándole de defender su liderato y dejándonos sin la emoción de un final que se presentaba de lo más apretado. Así que, después de todo, el último tramo se convertía en un trámite para Hevia, que llegaba a Santander con esa mezcla de alegría y alivio que supone ganar cuando más lo necesitas y hacerlo, además, tras haberlo tenido primero en la mano y luego casi perdido, todo ello a lo largo de un rallye que fue una auténtica montaña rusa de emociones contrapuestas para el piloto asturiano y su equipo.

Alternativas y emociones también las había, y muchas, en la lucha por las restantes posiciones de podio, del que se acaban cayendo los dos pilotos de casa que, en diferentes momentos, habían estado ‘pisando cajón’. El primero que ‘resbalaba’, y nunca mejor dicho, era Ojeda, que arriesgaba por la mañana montando slicks en su DS3 y sufría una salida de carretera al hacer ‘aquaplanning’ con las gomas lisas sobre una de las muchas humedades de Villacarriedo. El Citroen se iba ‘al cesped’ en una zona con poco público, costándoles a Quique y su copi, Pablo, cerca de seis minutos volver a reemprender la marcha, lo que les hundía en las profundidades de la clasificación. De todas formas, el rendimiento del Citroen en manos del piloto cántabro había sido de lo más convincente y sólo queda esperar que en sus próximas actuaciones tenga mejor fortuna aunque, evidentemente, salvo que llueva pocas opciones tendrá en el Rías y Orense de estar peleando por el podio como hizo en Cantabria.

Segunda plaza en la Copa Suzuki para el local Víctor Pérez y el astur 'Jandrín' López

El podio de la Swift lo completaron los cántabros Rodríguez-Soto

Aragonés-Bañobre acabaron segundos de la Challenge Twingo

Ballesteros-Sarasúa fueron terceros en el monomarca de Renault

El relevo como piloto local con aspiraciones a acabar entre los tres primeros lo tomaba Javi España, que llegaba al bucle final en la cuarta plaza, a menos de 10 segundos de Vinyes tras marcar el tercer mejor crono en Santibáñez y después de verse perjudicado por la neutralización del tramo anterior, en el que también debía de haber recortado más tiempo al Suzuki. Pero las ganas de subir al podio en el rallye de casa le jugaban una mala pasada al bueno de Javi, que llegaba excesivamente ‘colado’ a la resbaladiza última curva de Villacarriedo y no podía evitar una aparatosa salida de carretera que le dejaba fuera de combate y sin el ansiado premio, un segundo puesto que el abandono de Monzón había puesto perfectamente a su alcance.

La segunda plaza acababa jugándose, entonces, entre Vinyes, que seguía ahí, haciendo equilibrios sobre el piso deslizante con su tracción delantera, y Jonathan Pérez, que venía recuperando posiciones pero al que le podían faltar kilómetros para culminar su remontada tras verse también afectado por la neutralización del primer paso por el tramo largo. Aun así, ‘Yoni’ se empleaba a fondo en el último bucle, marcaba el scratch en el tramo que cerraba el rallye y rebasaba a Vinyes poco menos que sobre la línea de meta, logrando una segunda plaza totalmente impensable el día anterior que le daba un no menos inesperado liderato en la general provisional del Campeonato de España.

La ‘caída’ de las primeras plazas de Monzón, Ojeda y España hacía ganar también plazas al resto, siendo Xabier Lujua el que acababa encabezando el segundo grupo, terminando cuarto de la general y primero de la Mitsubishi EVO CUP. Quinto era el VW Polo Proto de Eugenio Mantecón, que había sufrido sin luces en la noche del viernes, al fallar la nueva instalación eléctrica del coche pero que tenía un sábado mucho más tranquilo y satisfactorio, consiguiendo su primer resultado con el nuevo coche. Sexto era Dani Marbán, otro que tenía un mucho mejor sábado que viernes y que acababa ganando un puesto en el último tramo, superando con su EVO X R4 al restante Mitsubishi en la meta, el del gallego Alex Pais, que completaba su primer Cantabria sin fallos de importancia, algo nada fácil tal y como estaba el tiempo y el terreno. La octava plaza era para Vallejo, tras un rallye todo sufrimiento a causa del agua y los pinchazos, en el que poco más podía hacer que llegar a la meta con el Porsche entero y esperar con ganas la llegada del nacional a Galicia, si es posible con sol sobre esos tramos mucho más propicios para el GT que los rotos y estrechos caminos cántabros. Noveno, y también con un par de pinchazos a cuestas, terminaba Antxustegui, que no podía ejercer esta vez su habitual papel de ‘escolta’ de Vinyes, acabando seis plazas más abajo en la general.

El topten lo completaba el primero de los ‘coperos’… aunque por aquello de las ‘licencias’ y las ‘tasas’ la suya sea una ‘beca’ y no una ‘copa’. Me refiero a Surhayén Pernía, que hacía un magnífico rallye con el Fiesta R2 para terminar décimo de la general, con casi un minuto de ventaja sobre otro local que acababa muy satisfecho, Marcos Diego, ganador por segundo rallye consecutivo de la Twingo. Al igual que en Canarias, Marcos se quedaba pronto sin rivales en el monomarca de Renault, al romper Monarri el colector de escape de su coche y sufrir Ballesteros una penalización de cinco minutos por ‘incumplir la normativa de reconocimientos’, ese eufemismo que se utiliza en los rallyes para un tema que se trata de modo similar a como se habla del doping en el ciclismo: algo que todo el mundo sabe que existe y que, se sospecha, practican muchos más de los que al final son sancionados por ello. Dos puestos por detrás del ganador de la Twingo terminaba el vencedor de la Swift, Adrián Díaz, que debutaba con sobresaliente al volante del nuevo Suzuki. El piloto gallego batía al que se podía considerar gran favorito, el local Víctor Pérez, que estrenaba los colores de su nuevo proyecto empresarial, RaceSevEn, con una segunda plaza que siempre es positiva por aquello de los puntos que reporta y los euros que permite recuperar.

Cuarto puesto en la Suzuki para los gallegos Pazó-Seoane

El quinto Swift en la meta fue el de Pinilla-Fernández

Alonso Liste (copilotado por Gómez) y el Mini completaron su primer rallye

Sólo dos equipos del Trofeo Suzuki en la meta con victoria para Freire-Gandara

Unos euros que, a esas horas, era al menos lo que querían recuperar, aunque fuese los de la inscripción, los sufridos participantes del regional que, tras haber hecho apenas un tramo el viernes… ¡no hacían ninguno el sábado! Para tan increíble desenlace se concatenaban una serie de circunstancias en las que había de todo. De entrada estaba la auténtica mala suerte de la ya relatada urgencia médica del primer tramo del día que obligaba a su neutralización. A continuación llegaba el fuerte accidente en la curva final del segundo tramo, en el que se veían implicados los Swift de Teixidor-Sabater y Lago-Castro, y que se saldaba con unas escenas llenas de confusión en los momentos que seguían a la doble salida de carretera, producida en un lugar con mucho público mal situado y poco control sobre el mismo. Por fortuna, era mayor el susto que los daños (¡el ‘ángel de la guarda’ de los rallyes volvía a hacer horas extra) y todo terminaba con la evacuación de los lesionados (a los que deseamos una pronta y rápida recuperación) y con la enésima neutralización afectando de nuevo a los participantes en el rallye autonómico. Por si fuera poco, a los del regional les tocaba todavía vivir el episodio que suponía eso de ‘la gota que colma el vaso’ ya que, tras indicarles que esperasen a que se produjese la salida del tramo de la ambulancia, se les daba la orden de reanudar el rallye y justo cuando el primero de ellos, el C2 R2 de Dani Peña-Pablo González, se disponía a iniciar la especial un comisario se lo impedía en el último momento al percatarse de que, por increíble que parezca, uno de los coches R venía en esos momentos a contratramo. En vista de la situación, en absoluto achacable a la mala suerte o los imponderables de la carrera, como pudo ser el caso de algunas de las otras incidencias del fin de semana, los participantes del regional se plantaban definitivamente, retornando a la asistencia y dando por concluido un rallye que, para ellos, fue el rallye que ‘nunca existió’. Bueno, para ellos y para la mayoría de la prensa nacional que pasa de puntillas por los problemas, con ese estilo de ‘to er mundo é güeno’ que a veces parece impregnar en exceso muchas crónicas. Porque una cosa es la ‘prensa amarilla’, que de esa también tenemos y que aprovecha la más mínima ocasión para ‘entrar a saco’ y atizar a todo el que se mueva, sea con razón o sin ella, y otra es esa especie de ‘prensa rosa’ para la que ‘todo va bien’ y ‘nunca pasa nada’. Y, como ya decía hace muchos siglos aquel famoso filósofo griego de nombre Aristóteles, la verdad está casi siempre en el término medio. O al menos eso me parece que fue el caso en este complicado Cantabria 2012, en el que ni todo fue un caos organizativo ni todo fueron imponderables y mala suerte inevitable.

En todo caso, cuando a eso de las cuatro y mucho de la tarde, todavía sin comer pero ya con ganas de volver a casa, salíamos de Santander, lo hacíamos con esa sensación agridulce que suelen dejarnos los rallyes del nacional de asfalto y que habíamos olvidado, por una vez, en Canarias. El campeonato me sigue pareciendo escaso en alicientes aunque en esta ocasión hubiese, al menos, un atisbo de lucha igualada entre dos pilotos con coches de similares características. Sólo queda esperar que al menos algo así, un poco de pelea en condiciones mecánicas similares, se produzca en el resto de citas del campeonato. Otra cosa es que eso ocurra. Para empezar saberlo habrá que aguardar a la siguiente cita, en apenas quince días, con los rápidos tramos del Rías, sobre los que se anuncia la presencia de hasta cinco Porsches, los coches que, en teoría, serán los que ‘corten el bacalao’ en la prueba viguesa. Allí esperamos estar para contároslo.
fotos Manuel Zapico