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19-20|05|2012
SUBIDA A FALPERRA

Cto. Europa Montaña 4ª prueba, Cto. España Montaña, 3ª prueba
 
CRONICA

Hacer la crónica de una carrera a la que no he acudido en directo siempre me resulta complicado. Por mucho que me cuenten por teléfono sus protagonistas, por muchos vídeos o fotos que vea gracias a internet, por mucho que ‘lea’ su desarrollo a través de las clasificaciones, en estos casos siempre hecho falta las insustituibles sensaciones que me deja el ‘haber estado allí’. Pero como estar en dos sitios a la vez es imposible, y los más de 600 kilómetros de distancia entre Braga (sede de la subida a Falperra), y Santander (base de operaciones del rallye de Cantabria) hacían muy poco viable plantearse el doblete subida-rallye que otros años habíamos llevado a cabo, cuando era la prueba del Fito la que coincidía en fechas con el rallye cántabro, en esta ocasión tocaba perdernos ese fin de semana en el agradable entorno del monte de 'Bom Jesus', meta final de la prueba portuguesa, de nuevo puntuable para los Campeonatos de Europa y España de montaña.

De todas formas, si tratamos de hacer necesidad virtud, igual no haber asistido a la prueba en directo también tiene sus ventajas a la hora de escribir un relato sobre la misma, ya que me permite ser más libre a la hora de ‘novelar’ el desarrollo de la competición. Desde luego, lo que quiero evitar es tener que ceñirme en exceso a las meras cifras, para eso están las clasificaciones que, leídas con atención, casi siempre cuentan tanto o más de lo que un primer vistazo a las mismas pudiese indicar. Y como, al fin y al cabo, las sensaciones de otros años en las rampas de Falperra siguen en mi memoria, si hago un pequeño esfuerzo de imaginación tal vez consiga transmitiros lo que no vi de un modo que resulte, en lo posible, informativo y, porque no, entretenido o, desde luego, algo diferente a la típica crónica de cualquier carrera.

Al igual que en el Fito, Simone Faggioli volvió a ganar y batir el record

Milos Benes también repitió en Portugal la segunda plaza de la subida asturiana

Fausto Bormolini fue otra vez tercero completando sólo dos de las tres mangas oficiales

Sin cambios respecto al Fito también en la cuarta plaza, de nuevo para Kramsky

Al menos, a nivel de vídeo y fotos si que ‘estuvimos allí’, aunque no fuese en primera persona. De hecho, la mitad de nuestro equipo (Jose y Corsino) tenían previsto acudir a Falperra, hasta que la llamada, el miércoles, de Antonio Soto (del programa ‘Cambio de Rasante’ que se emite en las televisiones gallegas) significaba un cambio de planes ya que sus cámaras iba a estar en la subida portuguesa pero no podrían asistir al rallye cántabro por lo que acordábamos un ‘trueque’ de imágenes y ambos nos ahorrábamos unos cuantos euros… lo que nunca está de más tal y como están las cosas. Así que, con las imágenes en vídeo de ‘Cambio de Rasante’ y las fotos que nos iban a hacer nuestros buenos amigos gallegos, Antonio y Iago Barrero, con los que ya habíamos organizado el trabajo unos días antes, la subida quedaba cubierta a nivel gráfico… faltaba sólo completar la parte literaria, para lo cual, una vez recopilada toda la información posible a través de llamadas telefónicas a varios de los protagonistas y testigos de la prueba, sólo nos resta lo más complicado, mezclar todos esos ingredientes y esperar que el resultado sea de vuestro agrado ¡vamos a por ello!

Ya que la imaginación va a ser nuestro principal aliado en esta crónica, dejemos que sea su magia la que nos guíe, cual peregrinos, a lo alto del monte de 'Bom Jesus', lugar de devoción religiosa desde hace muchos siglos que, por un par de días al año, se ve ‘asaltado’ por los fieles de otra religión, la del mundo del motor. Unos ‘fieles’ seguramente más ruidosos pero igual de devotos delante de sus dioses. Unos dioses, de carne y hueso, de metal y fibra de carbono, que imagino a primera hora del sábado preparándose en la zona de asistencia, situada en la base del monte cuya cima domina el santuario barroco, erigido hacia el 1700 donde desde cuatrocientos años había una pequeña capilla. A diferencia de los peregrinos que acuden al templo el resto del año, el camino a esa cima para los devotos del motor no será esa interminable y zigzagueante escalinata de piedra, dedicada a los cinco sentidos, representando cada uno por una fuente para refrescarse en la agotadora ascensión. Ese lento recorrido se sustituye para ellos por una vertiginosa subida a través de poco más de cinco kilómetros sobre una cinta de asfalto que atraviesa el bosque como un rayo en plena tormenta, modificada su rectilínea trayectoria por apenas tres agudos recodos en los que se agolpan la mayoría de esos peregrinos de las carreras que, año tras año, acuden a su cita con las vertiginosas rampas de Falperra. Y ya que esa escalinata que guía a los más tranquilos fieles del templo hacia su cima está dedicada a los cinco sentidos, se me ocurre que sean estos los que nos hagan llegar las sensaciones que se viven durante el fin de semana de carreras en las inmediaciones de Braga, en el que vista, oído, olfato, gusto y tacto se mantienen casi siempre ocupados.

Evidentemente, la vista es la que más impulsos recibe, desde las imágenes que te deja en la retina el paisaje hasta las instantáneas que el ojo trata de captar ante el fugaz paso de cada coche. De haber estado allí, la primera imagen que hubiese visto el sábado por la mañana, al salir de uno de los hoteles situados en lo alto de 'Bom Jesus', hubiese sido la de la cima cubierta por la bruma, con los templos y sus estatuas de terracota recortándose en la niebla como sombras un tanto inquietantes. El oído, en cambio, apenas si habría captado a esas tempranas horas el susurro de la brisa al rozar las hojas de los árboles o el canto de algún madrugador pájaro. Si acaso, nos hubiese servido, nada más despertarnos, para escuchar el leve tintineo de las gotas de lluvia cayendo sobre la zona para empezar ya a complicarle las cosas a los participantes. Unas gotas de las que, en unos instantes, el tacto nos habría hecho llegar su húmeda sensación sobre la piel y sobre las que hasta el olfato nos habría avisado de su presencia, con el inconfundible olor de la tierra mojada procedente de los jardines, de aspecto tan romántico como decadente, que flanquean la zigzagueante escalera de bajada.

Unos minutos después, cuando ya hubiésemos llegado a la zona de asistencia, situada en la urbanización que se encuentra a escasos metros de la salida, sería el oído el que más hubiese trabajado, recibiendo desde todas direcciones el bullicio que siempre supone la preparación de la manga inicial del día, mezcla de ruidos metálicos y de voces (en varios idiomas además) que se confunden pero que, aisladas, tienen todas su sentido: dejar los coches listos para el primer contacto con unas rampas en las que esas gotas de lluvia de primera hora de la mañana harían que, aun sin que apenas lloviese más a lo largo del día, el piso nunca estuviese cien por cien seco y a los cronos les costase llegar a los niveles de años anteriores. Con ‘cientoymucho’ inscritos, el maremagnum en esa zona de asistencia sería, imagino, tan notable como en años anteriores, con los portugueses y los españoles ocupando la explanada de la urbanización y los ‘europeos’ en el espacio situado unos metros más allá, colindante a la carretera por la que discurre la prueba.

Andrés Vilariño fue quinto de la general y primero de las barquetas CN

Borkovich encandiló a la afición y arrasó en carrozados del europeo con su grupo N

También se repitió el ganador del Fito en el grupo N: e l rapidsísimo Dusan Borkovich...

...y en el grupo A, en el que volvió a imponerse Lukas Vojacek

Evidentemente los de casa (los lusos) eran mayoría, con el añadido este año de un buen puñado de Alfas 156 a los siempre numerosos Fiat Punto y Uno del ‘Desafío Único’, y sin que faltasen las furgonetas Transit que tanto llamaron nuestra atención el año pasado, aunque esta vez fuesen menos numerosas. Por lo que respecta a ‘los nuestros’, la participación era realmente escasa, con sólo cinco CMs y nueve carrozados. El elenco de los primeros lo formaban el BRC de Navarrete y los Silver de Aritz, Oscar, Castillo y Angela, todos ellos presentes ya en Ubrique y el Fito, mientras que en el de los segundos había un par de novedades. Una a nivel sólo de máquina (¡pero que máquina!) era el estreno por parte de Fombona del espectacular Porsche 996 RSR ‘ex-Morera’ , y otra era la participación del gallego Diego Gómez y su EVO VII grupo A, ya visto el año pasado en esta misma prueba. El resto eran el reducido grupo de habituales del campeonato: Aznar con el único Audi en liza, Borreguero con el Mosler, Cabo con el Porsche, los grupo N de Noriego, César y ‘Viti’, y el modesto 106 de Turbón, que sigue con su meritoria aventura en el nacional 2012. Cerrando el repaso a los participantes, en el que hubiese sido de nuevo el sentido de la vista el que más habría trabajado, nos faltan los europeos que eran los ya presentes el Fito con alguna que otra baja, siendo la más destacable la de Guy Demuth, imagino que con demasiados daños en su FA30 tras el toque del domingo en el Sueve como para tener tiempo de repararlos en los pocos días que separaban las dos pruebas ibéricas del campeonato continental.

Lo bueno de estar moviéndonos por lo que fue el desarrollo de la prueba sólo con la imaginación es que podemos dar ya un rápido salto en el tiempo y en el espacio para situarnos unas horas más allá, hacia final de la mañana del sábado, y unos metros más arriba en el recorrido, dispuestos a que nuestros sentidos nos hagan llegar las sensaciones de la primera manga de carrera desde la cerrada paella del hotel, la primera curva realmente cerrada de la rapidísima prueba. Ahí, mientras se espera el paso de los coches el primer sentido que se pone alerta es el del olfato, al que llega la mezcla de olores de las parrilladas y chiringuitos que se montan en la zona interior de la curva. Unos efluvios que te abren el apetito y hacen que estés deseando que acabe la manga para que el sentido del gusto entre en acción, disfrutando de un magnífico almuerzo en el restaurante del hotel que da nombre a la curva y en el que sirven unos pescados de primera calidad. Pero, antes de que las papilas gustativas nos hagan disfrutar de un delicioso bacalao, el oído se pone alerta porque entre los árboles del frondoso bosque por el que discurre la prueba ya se empieza a oír el rugido de los motores. Un sonido primero en constante ‘crescendo’, a medida que las mecánicas van ‘tragando marchas’ por toda la zona rápida anterior, al que sigue, justo instantes antes de que la vista entre también en acción, vislumbrando los brillantes colores de los coches de competición llegando a tu campo visual, el inconfundible petardeo de las reducciones, imprescindibles para bajar la alta velocidad alcanzada apenas unos segundos antes y de la que hay que ‘librarse’ por unos metros para poder superar el obstáculo que supone la lenta izquierda alrededor de la cual se agolpa una bulliciosa afición, cuyos gritos de ánimo, rebotando junto con los motores en las paredes de esa especie de anfiteatro natural que es la zona, entran también a formar parte de las sensaciones sonoras que aporta esta muy característica parte del recorrido de Falperra.

De ahí para arriba, de nuevo el oído tiene más protagonismo que la vista a la hora de disfrutar del espectáculo, ya que mientras los coches rápidamente desaparecen de nuestras retinas montaña arriba, internándose otra vez en el bosque a través de una rápida derecha, su sonido, de nuevo con su volumen aumentando a cada marcha engranada, persiste todavía unos segundos más, haciendo sus ondas vibrar nuestros tímpanos casi justo hasta que, por el otro lado, llega ya el siguiente participante, que ha tomado la salida treinta segundos después y ya se apresta a reducir para frenar y tomar la curva. Una sucesión de sensaciones casi ininterrumpida, que en realidad suele tener más de una pausa, debido a los habituales toques y consiguientes ‘parones’, pero que en este relato novelado se produce de forma ideal para permitirnos conocer, cuanto antes, el resultado del primer asalto del fin de semana. Un asalto disputado sobre piso con muchas humedades y en el que, por lo que respecta al europeo, Simone Faggioli empieza ya a marcar amplias diferencias, siendo el único en bajar de los dos minutos para cubrir los más de cinco kilómetros de recorrido, magnitudes estas que han de dar buena idea de lo rapidísima que es la prueba portuguesa. Tras la FA30 del italiano, otra de las últimas creaciones de Enzo Osella, la pilotada por Benes, ocupa la segunda plaza con casi dos segundos de ventaja sobre el primer Fórmula 3000, el Reynard de Bormolini, iniciándose entre ambos un duelo por ser ‘el primero del resto’, tras el inalcanzable Faggioli, que durará todo el fin de semana. Claro vencedor también entre los carrozados, donde los habituales del europeo tenían en Falperra un hueso demasiado duro de roer, el potente y llamativo Porsche GT2 de Nogueira, que resultaba inalcanzable hasta para los rápidos EVOs del este europeo, entre los que, por poco, el grupo A de Vojacek se imponía a nuestro favorito desde el Fito, el grupo N del serbio Borkovich.

Manolo Cabo fue el gran dominador del nacional, ganando las tres mangas

Aznar fue segundo en dos de las oficiales y sale de Falperra como líder

Un segundo puesto, un tercero y un cuarto fue la cosecha de Borreguero y su Mosler

En su estreno del Porsche, Fombona logró un podio en la carrera 2

Por lo que respecta al campeonato de España, pese a las humedades sobre el asfalto se cumplían los pronósticos que apuntaban a los GT como los coches a batir en Falperra. La primera plaza era para Manuel Cabo, que lograba por fin imponer su Porsche 911GT tras no haberlo conseguido en Ubrique y el Fito, siendo segundo el Mosler de Borreguero, a algo menos de dos segundos. El tercer puesto se lo adjudicaba Aznar, al que tocaba esta vez defender el honor de los lastrados superturismos, mientras que en la lucha por las primeras plazas no aparecía Fombona, víctima de un trompo, con ligero toque incluido en el frontal de un Porsche, todavía con reglajes demasiado ‘circuiteros’, al que el asturiano tenía que intentar hacerse poco a poco a medida que iba rodando durante el fin de semana tras haberlo probado brevemente la víspera en la cercana pista de Braga.

El ‘resbalón’ de Fombona dejaba la cuarta plaza en poder del mejor grupo N, el EVO IX de Noriego, inédito en el Fito por su temprana avería del sábado, y claramente dispuesto a resarcirse en Falperra, como demostraba la amplia ventaja que obtenía ya a las primeras de cambio sobre sus dos rivales asturianos en la categoría, entre los que ‘Viti’ aprovechaba como podía las humedades de esta primera manga para intentar suplir algo la evidente falta de potencia del Subaru, cuyo motor boxer bridado no puede competir contra los cuatro cilindros en línea, libres de restricción a la hora de ’respirar’, de los Mitsubishi. Pero si desigual era la pelea entre el Impreza y los EVOs en el grupo N más aun lo era la del grupo A, en la que Gómez era el único participante, ausente el líder del certamen, Manuel Maldonado, que decidía finalmente no acudir a la subida portuguesa. Cerraba la corta clasificación de la categoría I del Campeonato de España el 106 de Turbón que, lógicamente, poco más podía hacer que subir a su ritmo y terminar sin mayores complicaciones.

Más corta aun era la tabla de la categoría II, con la ausencia del ‘coco’ de las dos primeras carreras, Javier Villa, que a esas horas estaba ya dando vueltas y más vueltas con el NASCAR europeo al corto trazado Indy de Brands Hatch. Sin Javi en liza con el BRC, el liderato del certamen de los CM estaba en juego entre los dos Silver de Aritz Egozkue y Oscar Palacio. Para el asturiano era el primero de los tres asaltos del fin de semana, ganado con un notable margen de dos segundos respecto al navarro, que probaba nuevos reglajes más ‘circuiteros’, en un intento de buscar alguna explicación a las enormes diferencias sufridas respecto a Villa en el Fito que no producía los resultados previstos sobre un asfalto más deslizante de los esperado. Tercero, ya más lejos, se situaba el BRC de Navarrete, a cinco segundos del ganador y tres del segundo de los Silver pero distanciando, a su vez a los otros dos CM navarros presentes en la prueba, entre los Angela Vilariño se imponía a Juan Carlos Castillo.

Terminada la primera oficial, hacemos uso de nuevo de las ventajas que ofrece esto de viajar en el espacio y el tiempo gracias a la imaginación y nos ahorramos la larga espera hasta la siguiente subida de carrera, debida al alto número de participantes, las numerosas mangas previstas en el programa de Falperra y alguna que otra interrupción en el transcurso de las mismas a causa de los inevitables golpes que siempre se producen en sus vertiginosas rampas. Además, esto de viajar con la mente nos permite, también, eludir el férreo control de los ‘guardiñas’ que impiden moverse con libertad por el trazado, lo que aprovechamos para llegar a un lugar al que nunca hemos accedido en nuestras dos visitas ‘reales’ a la subida portuguesa, la chicane que parte en dos la larguísima recta de la zona central del recorrido. Se trata de un zigzag, izquierda-derecha, por el que se pasa realmente deprisa y en el que de nuevo es el sentido del oído el que más trabaja para el espectador, ya que a los sonidos de las reducciones y el chirrido de algunos frenos, cuyas pastillas se agarran al disco con desesperación para conseguir que la reducción de velocidad sea suficiente, se añaden en más de una ocasión los roces de chapa contra chapa que producen quienes se ajustan más de la cuenta y acaban por limar el guardarail en la rápida salida del obstáculo, tratando de ese modo de perder el menor impulso posible para alcanzar la máxima punta en el vertiginoso tramo posterior, el que lleva, sin apenas respiro, a la famosa ‘curva da morte’, un virage tan rápido como delicado cuyo nombre ya lo dice todo sobre el desafío que representa.

Oscar Palacio se impuso entre los CM en las dos mangas del sábado

El domingo la victoria fue para Aritz Egozkue, que pasa a liderar el campeonato

Triple podio para Fernando Navarrete, tercero en las tres subidas de carrera

Castillo fue cuarto en dos de las tres mangas oficiales de los CM

Por esa chicane tuvo que pasar como un auténtico disparo la FA30 de Faggioli, reduciendo apenas su frenético ritmo para seguir camino de su segunda victoria del fin de semana, siendo de nuevo el único en parar el crono por debajo de los dos minutos. Segundo era esta vez Kramsky, a más de cuatro segundos, situando su F3000 por delante de la otra FA30, con la que Benes mantenía sus aspiraciones al podio al terminar tercero y no concluir la manga su rival para la segunda plaza, Bormolini. En carrozados Nogueira repetía primera plaza… pero a menos de siete décimas de su todopoderoso Porsche se situaba el increíble Borkovic, autor de un estratosférico 2.22, y al que no me es difícil imaginar ‘enderezando’ la chicane a base de pasarla ‘pié abajo’ con el inconfundible silbido del turbo de su EVO acrecentando la sensación que dejaría a la vista su Mitsubishi gris noche, volando bajo cual avión espía, semicamuflado por las sombras que dejan los numerosos árboles que flanquean el trazado en esa zona.

Entre los ‘nuestros’, con el piso en las que serían las mejores condiciones que les tocaría encontrar a lo largo del fin de semana, Cabo no daba opción y repetía victoria, rebajando su anterior registro en diez segundos para detener el crono en 2.21 y ponerse totalmente fuera del alcance de sus rivales. El Porsche seguía mostrándose inalcanzable, guiado con maestría por su piloto, al que no me cuesta trabajo imaginar en la chicane controlando con maestría un ligero deslizamiento de la zaga del 911 para enderezarlo cuanto antes y aplicar al suelo toda su caballería a través de las anchas gomas traseras del efectivo GT alemán. Por detrás de Cabo, la sorpresa la daba Aznar, que también rebajaba en diez enteros su crono previo para lograr la segunda posición. El almeriense se ‘tiraba’ con esa fe que le acompaña cada vez que se pone al volante de su Audi, al que imagino transitando por la chicane con los rayos de sol que se cuelan entre los árboles sacando brillantes destellos de su plateada carrocería y saliendo disparado recta arriba para pasar, sin apenas levantar, la derecha situada unos metros más allá, por la que desaparecería de nuestra vista instantes después para llegar a meta con un crono que le permitía imponerse a los otros dos GT en liza. Entre ellos, Fombona batía a Borreguero tras completar esta vez la subida sin fallo, aunque fuese a base de tener que ‘agarrarse realmente fuerte’ al volante de un 996 que se movía de forma alarmante en las zonas más rápidas, excesivamente pegado al suelo por una suspensión pensada más para los asfaltos tipo ‘tapete de billar’ de las pistas que para los mucho más rizados e irregulares que se encuentran en una carretera habitualmente abierta al público como la de Falperra.

En grupo N, Noriego se mostraba tan o más dominador que Cabo en la general, siendo el único cambio el que se producía en la segunda plaza, conseguida esta vez por César, que sobre piso más seco podía disfrutar más a gusto del buen rendimiento de su EVO, con el que batía al Subaru de ‘Viti’ por amplio margen. Cerrando la tabla de la categoría 1 por detrás del trío de grupos N, acababan el EVO grupo A de Gómez y el 106 de Turbón.

Entre los CM se repetía la historia de la manga anterior, con Oscar de nuevo claramente por delante de Aritz, que apenas si rebajaba la diferencia en un par de décimas, comprobando definitivamente que el camino elegido para la puesta a punto no era el adecuado para mejorar. El que si progresaba era Navarrete, que se acercaba un par de segundos aunque todavía le faltaba otro segundo y medio para poder pensar siquiera en inquietar al segundo de los Silver. También mejoraba Castillo, que seguía sin estar del todo a gusto con el comportamiento de su CM que tanto lo había costado 'domar' en el Fito pero, aun así, superaba a Angela, que sobre seco se mostraba menos efectiva que cuando el piso estaba más mojado.

Eduardo Noriego dominó con autoridad en el grupo N y recupera el liderato de la general

César Gutiérrez fue segundo de grupo N en dos de las tres carreras del fin de semana

'Viti' sólo pudo ser segundo con piso mojado, en seco al Subaru le falta potencia.

El gallego Jesús Gómez ganó un grupo A muy poco concurrido

Así más o menos debió de transcurrir la larga jornada del sábado, a cuyo término, con el bullicio del público apagándose poco a poco a medida que los numerosos aficionados abandonaban la prueba, y los coches y sus pilotos retornaban en busca del merecido reposo a la zona de asistencia, el silencio se iría adueñando de nuevo de toda la ladera del Bom Jesús. Sería entonces, tras haber sido la vista, el oído y hasta el olfato los sentidos que más habrían disfrutado en lo que iba de jornada, el momento de darle rienda suelta al gusto, disfrutando de una espléndida cena en el restaurante panorámico de la cima de la colina, desde el que se domina una espléndida vista de la ciudad de Braga, cuyas luces se reflejan en los cristales mientras degustas ese espléndido pulpo a la brasa o ese magnífico bacalao (cocinado en cualquiera de las muchas formas en que lo hacen en el país vecino) o te dejas atrapar por el tentador buffet de deliciosos postres con el que otros años hemos completado nuestro primer día en Falperra. Aquí, en cambio, la imaginación nos sirve de poco, más bien al contrario, ya que nos deja con la miel en los labios… ¡no todo iban a ser ventajas en esta especie de viaje sensorial en la distancia que nos lleva ya a la jornada final de la subida a Falperra a 2012 sin haber salido de casa!

El domingo a primera hora, de haber pernoctado en uno de los hoteles de Bom Jesús, nuestros sentidos tendrían una especie de ‘deja vu’ cuando nada más despertar volviésemos a escuchar las gotas de lluvia, oler la tierra húmeda y notar el agua sobre la piel al salir a la explanada del templo. La causa sería, de nuevo, uno de esos chaparrones breves e intensos, típicos de la zona, suficiente para que, otra vez, hubiese alguna que otra humedad sobre el trazado, que se iría disipando a medida que avanzaba la mañana y el sol se abría paso, a veces con fuerza otras con timidez, entre las nubes que cubrían el cielo hacía el que apuntan las torres del santuario. Haciendo de nuevo uso de las ventajas que da esto de moverse sin esfuerzo gracias a la imaginación, esta vez nos ahorramos el paseo desde el hotel al cruce de meta, perfectamente accesible a pie desde la zona alta de la colina y en el que ya estamos, como por arte de magia, con todos nuestros sentidos alerta esperando el paso de los participantes en la manga final de carrera. Desde el cruce se ve venir a los coches a través de un túnel de vegetación por el que discurre el asfalto de la parte final de la subida, en la que una rápida ‘ese’ supone el último obstáculo antes de la amplia curva de derechas, rodeada de público (acomodado incluso en tribunas), que desemboca en la recta de meta. Se trata de la típica curva en la que puedes perder más que ganar, como le ocurrió el año pasado a Demuth, que se marcó un espectacular trompo justo delante nuestro por precipitarse a la hora de abrir gas para completar los metros finales. Es, también, una de esas curvas que permiten diferentes interpretaciones. Hay quien apura al máximo la frenada, saliendo ‘largo’ y teniendo luego que recorrer algún metro más por el exterior con la esperanza de compensarlos a base de haber entrado más rápido en el viraje. Otra opción es sacrificar la entrada, ciñéndose antes al vértice para buscar cuanto antes la salida. Y queda, incluso, la tercera opción, la que más usaban en nuestra última visita a Falperra las sorprendentes Transit, que consiste en confiar en la robustez de las furgonetas para salir del viraje ‘apoyándose’ en el guardarail exterior y seguir acelerando a fondo, sin amedrentarse por el seco ‘clonk’ producido por el golpe de la carrocería contra las protecciones.

A ese último cruce tuvo que llegar al límite de revoluciones de su V8 la FA30 de Faggioli, que completaba otro fin de semana con triple victoria y nuevo record absoluto de la prueba, parando el crono en 1.54.887…¡a más de 162 kilómetros por hora de media! Una prestación mayúscula, de esas que cortan la respiración, porque cubrir los 5200 metros que llevan a la meta de Falperra a ese promedio significa haber rodado durante buena parte de los mismos bien por encima de los 200 por hora, rodeado de árboles y sin escapatoria alguna entre el asfalto y los inmisericordes guardarailes de acero. ¡Y eso no está al alcance de cualquiera! El extraordinario crono del italiano hacía totalmente inútiles los esfuerzos de Benes y Bormolini, que rompían por fin la barrera de los dos minutos, conservando el de la Osella la segunda plaza de la general por delante del piloto del Fórmula 3000. Se repetía así el podio del Fito, y tampoco había cambios respecto a la subida asturiana en la cuarta plaza, que de nuevo iba a parar a manos de Kramsky, cerrando con su Reynard verde ‘fosforito’ un cuarteto de cabeza que distanciaba con claridad al resto, entre los que Andrés Vilariño imponía su Norma entre las barquetas CN (las de ‘toda la vida’, con el piloto a un lado y no en el centro como en las FA30) a la Osella del checo Vitek, aunque con ese nuevo y más potente V8 que parece darle más disgustos que alegrías no conseguía mejorar sus propios registros del año pasado con el menos potente pero más dócil V6.

Entre los carrozados del certamen continental, Nogueira bajaba de 2.20 y no tenía esta vez de la amenaza del increíble Borkovic, que no llegaba a meta desaprovechando la subida con mejores condiciones de asfalto, lo que le relegaba en la general por detrás del potente Audi TT de Vitver, que sobre piso más seco conseguía un crono más acorde a las posibilidades de su espectacular coche procedente del DTM.

Angela Vilariño fue cuarta en la carrera 1 y cerró la tabla de CM en las otras dos

Pedro Pablo Turbón sumó un buen montón de puntos en el certamen de grupo A

Pedro Salvador impuso su Juno en el campeonato portugués

Nogueira fue el mejor carrozado en la general del europeo y del campeonato luso

Para los españoles, que habían completado su última manga del fin de semana un buen rato antes, el piso había estado en condiciones ligeramente peores por lo que no era fácil rebajar los cronos del sábado por la tarde. Pero, aun empeorando el suyo en casi un segundo, Manolo Cabo tenía margen de sobra para imponer su Porsche rojiblanco por tercera vez consecutiva entre los carrozados y presentar, definitivamente, su candidatura de gran favorito al título 2012 de la categoría I. Un título que está dispuesto a defender, con uñas y dientes, su actual poseedor, José Antonio Aznar. El almeriense era de nuevo el que más cerca se quedaba del 911 en la subida oficial del domingo, arañando algo más de un segundo a su tiempo de la víspera y haciendo inútil la notable mejoría de Borreguero. El ‘Panete’, pese a seguir echando de menos en las rápidas rectas de Falperra un desarrollo que le permitiese sacar más partido a la bridada potencia del motor biturbo de su Mosler, era el que más progresaba de un día para otro, recortando dos segundos a su registro previo. Una mejoría que le permitía rebasar a Fombona en la lucha por la tercera posición, pese a que el gijonés también bajaba su tiempo del sábado en un segundo, lo que le dejaba finalmente cerrando el cuarteto de cabeza. Un cuarteto entre el que, computados los resultados de las tres mangas de Falperra, las diferencias son mínimas en la general del campeonato, encabezado ahora por Aznar, con Cabo a un punto, Fombona a cuatro y Borreguero a cinco, por lo que la lucha se plantea realmente apasionante, con dos alicientes extra, además: que el calendario se alarga, con dos pruebas más a final de temporada, en Canarias, las subidas de Tamaimo (el 11 de noviembre) y Arona-Escalona (el 18 del mismo mes), y que ahora cada uno lleva una montura diferente, lo que siempre supone más variedad.

Menos igualdad se vislumbra en el grupo N, rotundamente dominado por Noriego cuando su EVO IX no le da problemas. El extremeño redondeaba el domingo su doble victoria del sábado con otro claro triunfo por delante de César y de ‘Viti’, el primero disfrutando de su primera experiencia en el nacional, sin más pretensiones, y el segundo frustrado por no poder defender como le gustaría el título logrado en las dos pasadas campañas. Por delante de ellos en la general y a sólo un punto del líder, está Turbón, que a base de acabar sin fallos las nueve mangas disputadas en lo que va de temporada demuestra que con este sistema de puntuación que tenemos desde el año pasado para evitar que nadie gane el campeonato a mitad de campaña, lo importante es, ante todo, acabar. Justo lo que no lograba el domingo el único grupo A en liza, el EVO del gallego Gómez, quedando desierta la categoría en la carrera 3, algo que ya ocurría en todas las mangas de Falperra con la de históricos, ya que ninguno de sus habituales seguidores hacía el desplazamiento a tierras portuguesas.

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Las Transit siempre causan sensación, la más rápida fue la de Leite-Fins

Con la misma montura, en cambio, se pelearán por el título de la categoría II los pilotos de Silver Car, Oscar Palacio y Aritz Egozkue, que llegaban a la manga final de Falperra empatados a puntos en la general provisional tras las dos victorias del asturiano en las mangas del sábado. El desempate se deshacía el domingo a favor del navarro, que volvía a unos reglajes más convencionales y sumaba su primera victoria del fin de semana, aunque fuese por apenas cuatro décimas. Pero como ganar por 1 milésima puntúa lo mismo que hacerlo por un margen más abultado, Aritz se convertía en el nuevo líder con un punto de ventaja sobre Oscar, pasando el cántabro Castillo a ocupar la tercera plaza, tras completar su fin de semana portugués con otra cuarta plaza que añadir a la lograda en la segunda manga del sábado, siempre por detrás de Navarrete, que volvía a ser tercero y asciende a la cuarta posición de la general del campeonato por delante del ausente Javi Villa, al que el absurdo sistema de puntuación ‘estilo NASCAR’ del Campeonato de España de montaña, le deja sin opciones (salvo milagro o cambio en la normativa de descartes ahora que va a haber seis mangas puntuables más) por coincidencias de fechas entre el calendario de la montaña y el del certamen europeo de la competición americana que parece haber inspirado las normas de asignación de puntos de nuestro nacional de subidas.

Llegados a este punto, con más prosáico repaso de los últimos resultados del domingo ya completo, la imaginación nos pide paso otra vez para dejarnos percibir las últimas sensaciones del fin de semana que no vivimos en Falperra. Poco a poco los coches van llegando a la explanada del templo, presidida por un enorme crucero alrededor del cual aparcan y enmudecen sus motores. Los pilotos se van bajando de sus monturas y se dirigen a reponer fuerzas al restaurante del hotel cercano, comentando entre ellos las incidencias del fin de semana mientras, al fondo, el rumor sordo de los peregrinos del motor se va disipando a lo lejos y el silencio vuelve a adueñarse de la cima de Bom Jesús, roto apenas por la brisa agitando las hojas o el sonido sobre las losas de piedra de los pasos de quienes bajan por la zigzagueante escalera de los sentidos para emprender ya el camino de vuelta a casa. Por tercer año el nacional de montaña ha rendido visita a la fascinante subida portuguesa, superando todos los inconvenientes que supone, y que son bastantes. Lo que ocurre al contarla desde tan lejos, con la imaginación como principal aliada, es que esos problemas se desvanecen porque ni tuve que sufrir las largas esperas entre las interminables mangas, ni los fallos del cronometraje online, ni los imprevistos chaparrones, ni el asfixiante rigor de los ‘guardiñas’. Pensándolo fríamente, tal vez esa sea la causa de tantas crónicas que uno lee cada año en la prensa más o menos especializada, en las que todo es de color de rosa y los problemas apenas si se vislumbran. Al fin y al cabo, desde la comodidad de casa o de una sala de prensa todo parece mucho más fácil que pasando el fin de semana a la intemperie a pié de cuneta. Sin embargo, por mucho que a veces reniegue uno de esas incomodidades, también es verdad que las sensaciones reales siempre son mucho más de fiar que las recibidas sólo a través de la imaginación. Así que dejemos este idílico viaje sensorial por nuestra imaginada Falperra 2012 como una especie de ‘ejercicio de estilo’ y volvamos a la realidad para, en apenas tres semanas, ver, oír, oler, paladear y tocar de verdad en nuestra subida ‘de casa’, la de Santo Emiliano que, esta vez, será la que tenga la atención de nuestros cinco sentidos mientras que le tocará a la imaginación desplazarse por las gargantas del Cañón do Sil para contarnos lo que pasa en el rallye de Orense, cuya fecha vuelve, otra vez, a coincidir con la de la subida langreana tras unos cuantos años sin compartir ambas el mismo fin de semana.

fotos Antonio y Iago Barrero