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21-22|04|2012
SUBIDA UBRIQUE

Cto.España Montaña, 1ª prueba
 
CRONICA

Si el primer viaje de carreras del 2012, al rallye de Canarias, fue toda una novedad, el segundo, a la subida de Ubrique, se puede decir que es ya todo un clásico cada año desde que, en 2004, empezamos a seguir de forma continúa las pruebas del nacional de montaña. Un viaje largo (más de mil kilómetros) que hice sólo unas cuantas veces y que, desde luego, es mucho más llevadero en compañía. Además, en esta ocasión el grupo crecía respecto a la pasada campaña, cuando Jose me acompañó por vez primera a la subida andaluza ya que, esta vez, Corsino y Pam formaban parte también de la ‘expedición’ a la lejana serranía gaditana. Por fortuna, la amplitud del Megane cedido por Leomotor para el viaje nos permitía acomodarnos sin apreturas para afrontar el largo desplazamiento, algo que hubiese sido poco menos que imposible con mi pequeño Mini, al que este año le va a tocar hacer bastantes menos kilómetros.

Así que, entre ir charlando y aprovechar los avances de la técnica para montar mi ‘oficina móvil’ en el asiento de atrás del Renault, lo que me permitía escribir (¡con un mes de retraso!) la crónica sobre el rally de Canarias con la que este año abrimos la temporada 2012 de esta web, el viaje se hizo de lo más ameno, y a eso de las seis de la tarde ya estábamos aparcando en las inmediaciones de la plaza de toros de Ubrique. Un año más, sobre la arena del coso taurino, los protagonistas no eran ni Jesulín ni los miuras, sino los pilotos y sus coches de competición. Concretamente, eran los CM los que, cual manada de fieros astados, ocupaban el espacio que en otras tardes está reservado al tercio de varas o al de banderillas, aunque en vez de ser picados o asaeteados a los siempre agresivos ‘protos’ de montaña les ponían sólo las pegatinas de ‘verificado’ tras pasar el indoloro escrutinio de los comisarios técnicos. Después de un 2011 en el que los CM lograron, por fin, el reconocimiento de ‘campeonato de España’ pero, en cambio, fueron menos numerosos que nunca, ver en la lista de Ubrique más de una docena de ellos (aunque la mayoría fuesen de pilotos locales que no van a seguir el nacional) invitaba ya a empezar el año con optimismo en lo que respecta al interés del certamen 2012 en la denominada ‘categoría II’. Si, además, entre sus pilotos estaban no sólo los dos grandes protagonistas del año pasado, Oscar Palacio y Aritz Egozkue (con ganas ambos de retomar un duelo en cierto modo inconcluso en el 2011) sino que, además, había nuevas incorporaciones como el rápido piloto de circuitos Fernando Navarrete o la más joven heredera de la saga de los Vilariño, Angela, el interés no hacía sino aumentar, siendo la guinda al pastel la presencia, por segunda vez en una prueba del nacional de montaña, de Javi Villa, dispuesto a repetir en Ubrique su exitoso debut de Santo Emiliano al volante del BRC.

Javi Villa destrozó el record de CM, dominado la categoría II y ganando la subida al scratch

Fombona se impuso en la categoría I venciendo en dos de las tres mangas

Para Borreguero fue la victoria restante, la de la carrera 2 de los carrozados

Vilariño se tuvo que conformar con ganar a los turismos en la Challenge y el Trofeo FIA

Por lo que respecta a los carrozados, la ‘categoría I’ del nacional, las novedades eran, en cambio, más bien nulas, aunque el hecho de que, tal y como están los tiempos, repitiesen todos los más o menos habituales del 2011 ya se podía considerar una buena noticia. Al igual que el año pasado, los Audis de Fombona y Aznar y los GT de Borreguero, Castro y Cabo eran la punta de lanza de una inscripción en la que no faltaban los WRC de Maldonado y Abia, como principales aspirantes al grupo A, ni un buen trío de EVOs, los de Noriego, Rosales y el debutante asturiano César Gutiérrez, para pelearse por el grupo N. Junto a ellos, un notable plantel de locales completaban una amplia lista, con cerca de 90 participantes, que encabezaba la espectacular Norma de Andrés Vilariño quien, junto al húngaro Hernady, que repetía con su EVO grupo A, eran los únicos atraídos a la prueba por su puntuabilidad internacional ya que Ubrique, por segundo año consecutivo, era también valedera para esos Trofeo FIA y Challenge europea de montaña, que casi nadie sigue por estos lares.

El reencuentro con los muchos y buenos amigos que hemos hechos en el mundillo de la montaña nacional hacía que lo que restaba de tarde del viernes pasase volando y, casi sin darnos cuenta, ya se nos hacía tarde para ‘fichar’ en el hotel. Este año nuestra habitual ‘base’, el Enrique Calvillo, estaba ya completó cuando nuestra ‘agente de viajes’, Geli, llamaba a principios de marzo para hacer la reserva, así que tocaba descubrir nuevo alojamiento, el hotel Las Truchas, otro agradable establecimiento estilo rural ubicado también en la tranquila localidad de El Bosque. Para completar el día, no podía faltar lo que ya es una tradición cada año en nuestra estancia en la tierras de Jesulín, cenar medallones de venado en uno de los bares con terraza de la parte más típica del pueblo, con sus estrechas calles que apenas si separan las casas blancas tan características de la zona.

El sábado a media mañana ya nos encontrábamos de nuevo en Ubrique donde, poco a poco, la actividad iba aumentando en la zona de asistencia. Mientras Jose montaba las cámaras interiores en varios de los coches participantes, aprovechábamos para sacar fotos de ambiente y empezar a meternos ya más de lleno en la prueba. De entrada, comentábamos con algunos de los pilotos la principal novedad de este año en el nacional, el cambio de dos a tres subidas puntuables por fin de semana, que en esta primera prueba del año no afectaba en nada al programa previsto para el sábado, ya que la organización de la subida de Ubrique ‘iba por libre’ en ese aspecto, y en lugar de disputarse el primer día cuatro mangas, con el esquema entrenos1-carrera1, entrenos2-carrera2 que prescribe para esta temporada el reglamento del nacional, se iban a hacer dos subidas de entrenamientos, seguidas al final de la tarde por una única manga de carrera, es decir lo habitual estos últimos años con el sistema de ‘dos fases’, dejando para el domingo la restante subida de práctica seguida por las otras dos oficiales… lo cual no dejaba de ser todo un posible problema para los equipos, ya que cualquier ‘problemilla’ en la primera de ellas podía condicionar la segunda y hacerte perder, de golpe, dos mangas por el precio de una.

Con el azul dominando en el cielo a las pocas nubes blancas que se deshilachaban al rozar las cimas de la serranía, el coche de prensa nos subía a la parte alta de la prueba minutos antes del arranque de la primera manga. Como es habitual en Ubrique, buena parte del público se agolpaba en la más sinuosa parte final de su atípico trazado, formado por una zona inicial ancha y rápida (la que lleva desde la salida al cruce de la gasolinera, utilizando la carretera general de acceso al pueblo), seguida de otra más estrecha pero, a su vez, llena de variantes, con un arranque rápido en el que se suceden varias curvas de esas de tomar ‘con fé’ y en las que no hay margen para el error (a la derecha muro natural de granito, a la izquierda pretiles artificiales de hormigón), que dan paso a la más ‘retorcida’ parte final, con curvas tan populares como la del ‘pluviómetro’ y una zona de paellas llegando a meta, precedidas estas últimas de otra sección realmente rápida, incluso con una recta en ligera bajada. Las dos cerradas curvas finales eran nuestra elección para empezar a grabar y sacar fotos, planeando la típica estrategia en estos casos de hacer la subida ‘de arriba abajo’ para así estar lo más cerca posible de salida cuando se disputa la manga final del día.

La primera de entrenos servía poco más que para tomar contacto con la prueba, quedando además nuestra curva ‘estropeada’ por la avería de un Ford Sierra que se tenía que detener en el borde derecho del corto tramo entre las dos paellas, provocando unos primeros momentos de incertidumbre mientras los comisarios dudaban entre sacar banderas amarillas o exponer la roja que, por un momento, se había mostraba a alguno de los participantes minutos antes cuando había volcado en la curva final el Clio de la única chica que competía en Ubrique, la local Tamara Gutiérrez. Finalmente, la manga se había reanudado tras retirar el coche accidentado y ya no se interrumpiría pese a la avería del Sierra, continuando primero con banderas amarillas agitadas en la curva anterior y, luego, ya sin señalización alguna del coche averiado cuando lo lógico hubiese sido mostrar amarilla estática antes del obstáculo y verde en la siguiente. Viendo, una vez más, como las señalizaciones eran del todo menos correctas no podía menos que pensar en por qué luego no faltan las ocasiones en que los pilotos se fían poco o nada de las mismas, lo cual no deja de ser tan comprensible como problemático.

Aznar fue a más en cada manga, pasando del 4º puesto en la primera al 2º en la última

Dos segundos puestos y un tercero para Aritz Egozkue en la categoría II

Las otras plazas de podio de CM las ocupó Oscar Palacio, con un segundo y dos terceros

Un sólo podio para Cabo, tercero de carrozados en la carrera del sábado

Como, además, no teníamos cobertura en el móvil, tampoco nos podíamos enterar de los tiempos, en los que, como veríamos después, Fombona marcaba con claridad la pauta entre los carrozados (más de tres segundos de ventaja sobre Cabo y Borreguero, con Aznar a otros tres más) mientras que Villa ya daba el primer aviso de que, aun sin conocer Ubrique, iba a ser la referencia entre los CM (1.5 por delante de Aritz, 2.5 respecto a Oscar)… siendo además el más rápido de todos los participantes, ya que la barqueta Norma de Vilariño, lógico favorito para el scratch con su nuevo y potente motor V8 de 500 caballos, registraba el primero de los cronos anormalmente altos que marcaría durante todo el fin de semana (“problemas de electrónica”, según nos indicarían más tarde tanto su mecánico como su hija) siendo más lento que los tres mejores de la categoría II del nacional.

Para la segunda manga de práctica elegíamos el interior de la paella previa a las dos finales, que nos permitía estar a la sombra, lo cual se agradecía a esas horas, cuando el sol, definitivamente, había obligado a las escasas nubes a batirse en retirada, y nos daba, además, una de esas perspectivas ‘circuiteras’ que me gustan para las fotos, muy del estilo de las típicas imágenes que cada año se sacan en la ‘Parabolica’ de Monza durante el gran premio de fórmula 1.

Al igual que en la manga anterior, pronto se producía una interrupción. En la curva en la que grababa Jose, la que precedía a la zona rápida en ligera pendiente descendente anterior a la mía, un 205 perdía una rueda quedando el coche aparcado en el exterior, de nuevo con las banderas amarillas ondeando para desesperación de nuestro cámara, que veía, otra vez, su curva ‘estropeada’ por completo. Al menos, la pausa no era demasiado larga y una vez que se reanudaba la acción ya no había más parones. En nuestra particular ‘parabolica’, Javi Villa pasaba ‘limando’ la raya blanca, en una trazada practicamente perfecta que sólo mejoraba Aritz Egozkue, pisando la línea justo en el vértice con la rueda delantera derecha de su Silver. Precisamente, el navarro era el que marcaba el mejor crono de los CM, seguido a medio segundo por el asturiano, mientras que Oscar, al que le faltaba apenas un palmo para ir también justo por el sitio, cedía algo más de 1.3 en meta. Con el cuarto, Navarrete, a más de seis segundos, quedaba definitivamente claro que entre ellos tres se iba a jugar la primera victoria de la temporada en la manga de carrera que cerraría la jornada del sábado.

En carrozados, en cambio, Fombona seguía sin dar opción alguna, y su habitual trazada abierta en este tipo de curvas, la que mejor partido permite sacar a las cualidades del Audi A4ST, que gracias a su tracción total puede ‘digerir’ estos virajes en una marcha más alta, ganando tiempo pese a recorrer más metros, era tan impresionante como la ventaja que lograba en meta sobre sus más inmediatos seguidores, relegando a Borreguero, Cabo y Aznar a más de cinco segundos. En ese grupo se podría esperar también a Ángel Castro, pero el potente Cupra GT del madrileño no pasaba por nuestra curva. Como nos comentaría el piloto minutos después, el captador de revoluciones del motor se había roto, obligando al equipo a una frenética tarea para intentar tenerlo listo a tiempo de disputar la manga final del día. Minutos antes de su inicio, habíamos conseguido bajar a la zona de salida gracias al furgón de prensa, ya que el exceso de celo de los numerosos guardias civiles que se encargaban de velar por el orden en la cada año más conflictiva zona alta de la prueba (con demasiado ‘aficionado de un día’, en el peor estilo de los malos tiempos del Fito) nos impedía ganar tiempo bajando a pié antes de que la caravana iniciase el descenso.

De todas formas, lográbamos llegar con el tiempo justo para, al menos, charlar algo con los pilotos en la asistencia antes de la última subida, y los comentarios de los principales protagonistas confirmaban las impresiones dejadas por la visión directa de su paso por el recorrido y por los cronos logrados en meta. Entre los carrozados, Aznar nos comentaba que le estaba costando coger el ritmo tras tantos meses sin subirse al coche de correr… a lo que añadía con mezcla de humor y sana envidia: “¡aunque parece que eso a Fombona no le afecta!”. Y es que las diferencias marcadas por el gijonés en las dos mangas de entrenos eran más que notables, pese a “algún problemilla de frenos” y a estar “probando las nuevas Dunlop”. En todo caso, el ‘jefe’, como cariñosamente le conocemos muchos en la montaña, demostraba que, efectivamente, la larga inactividad invernal no se dejaba notar en su pilotaje como si lo hacía en el de sus rivales. Entre estos, también Borreguero nos comentaba que estaba aun cogiendo el ritmo pero, en todo caso, se le veía satisfecho con el rendimiento de su Mosler, sobre el que nos daba unas interesantes explicaciones que grabábamos para un vídeo-reportaje que próximamente publicaremos en TVMotor.

Noriego dominó con autoridad el grupo N y se metió entre los cinco mejores de carrozados

Triple victoria en grupo A para Mauel Maldonado y su Córdoba WRC

Juanjo Abia fue segundo del grupo A en las tres mangas oficiales

Ortuño fue octavo de carrozados en las carreras 1 y 2 y noveno en la 3

Por lo que respecta a los CM, Javi Villa estaba tan sonriente como siempre que se baja de un coche de correr. Su menuda figura, su vivaracha mirada y esa capacidad para disfrutar sea en la competición que sea no podía menos que recordarnos lo que habíamos leído unos días antes en la ‘Motorsport’ británica sobre el recordado Gilles Villeneuve. Una actitud alegre y contagiosa, refrendada además por sus cronos al volante del BRC, con el que su táctica en una subida totalmente nueva para él no podía ser más ‘a la Gilles’: “¡subir siempre a tope! Al principio fallaremos en casi todas las curvas pero en cada manga vamos a ir mejor” nos había dicho antes de empezar los entrenos, cuando le preguntábamos por su planteamiento para el fin de semana… y, visto lo visto, lo estaba cumpliendo al pié de la letra.

Unos metros más allá, en el box de Silver, a Aritz se le veía también con una actitud muy positiva. El navarro nos comentaba que todavía le estaba costando algo acostumbrarse a cambiar con las levas en el volante, sistema que utilizaba por primera vez. Y es que no es fácil obligar al cerebro a olvidarse de ciertos automatismos que tiene muy aprendidos por lo que, a veces, el pié se le iba al embrague, faltándole además algo de confianza en que cada toque en las palancas supusiese una marcha más o menos de forma tan inmediata. De todas formas, Aritz estaba en la pelea y se veía con margen de mejora aunque nos decía que “no me fio de estos dos”, refiriéndose a Villa y Palacio, cuando le preguntábamos si esperaba repetir primer puesto en la manga final. Oscar, por su parte, echaba mano del humor ante la cuestión de si tenía mucho ‘guardado’, respondiendo que algo habría pero que esperaba “no haberlo guardado demasiado, ¡a ver si no lo puedo encontrar!”.

La primera manga puntuable de la temporada 2012 la seguíamos desde unos metros más allá de la salida, aprovechando para sacar las típicas fotos con el numeroso público de fondo, tan habituales en Ubrique y que siempre vienen bien para ‘vender’ la popularidad de la montaña a los posibles patrocinadores que no la conocen. De paso, podíamos observar la arrancada y tener a la vista el display de tiempos instalado por la gente de Fotomotor.es, que nos permitía saber al instante el resultado de cada participante nada más cruzar meta. Al igual que en las subidas de entrenos, el desarrollo de la ‘carrera 1’ se veía interrumpido por un par de incidentes: un toque del Lancia del piloto local Antonio Luis Rodríguez, y la rotura de motor del Clio de otro ubriqueño, Pedro Rubiales, que se producía en los metros finales, lo que no le impedía cruzar la meta pero dejaba un rastro de aceite que había que limpiar.

Afortunadamente, una vez resuelto este último inconveniente el resto de la manga discurría ya con esa fluidez que dan las salidas a treinta segundos, por lo que enseguida empezaban a llegar los primeros cronos relevantes para las diferentes clasificaciones del nacional. De hecho, antes del último ‘parón’ ya se había decidido la primera de ellas, el grupo N, en el que Eduardo Noriego confirmaba lo apuntado en entrenos, ganando con autoridad por delante de Blanco Rosales y César Gutiérrez, a los que distanciaba en más de seis y ocho segundos respectivamente. El crono del EVO IX número 50 del rápido piloto extremeño, que el día anterior nos había comentado su intención de seguir este año todo el nacional tras no haber podido hacerlo la pasada campaña, se mantenía en lo alto de la tabla hasta la pausa que, para los carrozados, suponía la participación de los CM, que salían con los números comprendidos entre el 27 y el 11. Entre ellos se puede decir que había, a su vez, dos grupos, el formado por los tres más rápidos ya en las dos mangas de entrenos (Villa, Egozkue y Palacio) y el que componían el resto. De estos últimos, el mejor crono lo lograba Castillo, batiendo con su Silver al BRC de Navarrete, que no terminaba nada satisfecho con su actuación, confesándonos que había tenido un susto con el aceite de la zona final y que le había costado más de lo que esperaba adaptarse a eso de rodar sin escapatorias entre pretiles y roca. Ambos precedían a Ángela Vilariño, que también estaba en ‘fase de adaptación’, en su caso comentándonos que, tras cinco años sin pilotar un CM todavía le faltaba la confianza necesaria para afrontar las zonas más rápidas.

Blanco Rosales se abonó al segundo puesto del grupo N

César Gutiérrez se estrenó su EVO en el nacional con tres terceros puestos de grupo N

Juan Carlos Castillo acabó cuarto en las tres mangas de carrera de la categoría II

Navarrete debutó con el CM siendo quinto en dos de las carreras y rompiendo en la última

Una confianza que, indudablemente, si tenía Javi Villa, cuyo crono en la primera oficial era espectacular. El asturiano lograba lo que no había conseguido en Santo Emiliano, ganar ya el primer día a los ‘montañeros’, bajando además el record de CM con un registro de 2.16.627 al que quien más se acercaba era Aritz Egozkue, que paraba ‘el electrónico’ en 2.17.942. Algo más de segundo y cuarto de diferencia, en el que al menos parte de ‘culpa’ tenía una biela del motor de su Silver, que empezaba a fallar durante la subida, cediendo justo al pasar por meta lo que obligaría al equipo navarro a ‘echar horas’ para montar un nuevo propulsor de cara al día siguiente. El podio de la categoría II lo completaba Oscar Palacio, a sólo 89 centésimas de la segunda plaza y ya ligeramente por encima del 2.18. El primer asalto era, por tanto, para Villa lo que, teniendo en cuenta que acababa de descubrir la prueba y recordando como había mejorado el segundo día en su debut en montaña con el CM, el año pasado en Santo Emiliano, no auguraba nada bueno para los dos pilotos de Silver en la doble pelea que tendrían al día siguiente con el de BRC en las otras dos mangas oficiales del fin de semana.

Una vez decidida la prueba de los CM, les llegaba el turno a los restantes carrozados. El primero en sumar la victoria en su categoría era Miguel Angel Clemente, que no tendía problemas a lo largo de todo el fin de semana para imponerse a su único rival en históricos, Antonio Noguera, que había completado su recorrido ya hacía un buen montón de minutos. Una pena que habiendo como había en Ubrique unos cuantos clásicos más como los SIMCA de Bustelo, Encinas y Bornás, o los Seat de Hita y Martín, la tal vez demasiado restrictiva normativa del nacional les relegase al certamen regional, dejando muy mermado el grupo de los históricos. Una categoría que, en nuestra opinión, se debería potenciar, aunque fuese ‘abriendo un poco la mano’ en lo que respecta a la exacta conformidad de los vehículos con sus fichas de homologación originales de hace una treintena de años. Algo, evidentemente, muy complicado de cumplir para la mayoría de coches de estas características que todavía compiten en numerosas pruebas y que podrían animar notablemente el apartado de clásicos del nacional.

Más igualado estaba el grupo A, en el que Maldonado batía definitivamente a Abia en el duelo entre los dos WRC. El almeriense, en su segunda temporada con el SEAT, nos comentaba por la mañana que este año ya no podía haber excusas con la falta de adaptación al coche que había acusado a principios del año pasado, y su crono en la manga final, batiendo el registro de Noriego que llevaba tantos minutos como mejor tiempo de los turismos, no estaba finalmente al alcance del Peugeot de su rival, que se quedaba a más de cuatro segundos, no pudiendo rebajar tampoco el del primer grupo N.

Entre ambos WRC había competido uno de los claros favoritos a la victoria en la categoría I, el Porsche de Manolo Cabo. Personalmente consideraba al cántabro el principal aspirante a la victoria, recordando su ritmo del año pasado en Peña Cabarga, que muy bien se podría repetir en las zonas más rápidas de la subida de Ubrique. Por ello, su 2.27.0 me resultaba algo alto ya que, sin ser un mal tiempo, no me parecía suficientemente bueno como para optar a la victoria, recordando que el año pasado Fombona se había impuesto el sábado con un 2.25.4, y que, minutos antes, había bajado ya de 27 en la manga de entrenos. De hecho, el registro de Cabo no era suficiente para ganar sino, siquiera, para imponerse en GT. Aunque Ángel Castro volvía a quedarse ‘tirado’ por la misma causa que antes (otro captador roto lo que le aconsejaba recoger y volver a casa, ya que algo raro pasaba en la costosa mecánica Lamborghini de su Cupra), Borreguero si que bajaba, con holgura, del 2.27, dejando el listón del mejor tiempo en un 2.26.2 que le daba la victoria entre los Gran Turismo… pero que duraba apenas treinta segundos como crono a batir. Y es que el siguiente en el orden de carrera era el Audi de Fombona, al que habíamos visto salir como disparado por una catapulta apenas hacía unos instantes y que cruzaba la célula fotoeléctrica de meta exactamente dos minutos veinticinco segundos y ochocientas diez milésimas después. Tiempo algo peor que su marca ganadora de la Fase A 2011 pero más que suficiente para otorgarle la primera victoria del 2012 ya que el único que restaba por llegar de los carrozados, el A4 de Aznar, se tenía que conformar con la cuarta plaza, a seis décimas del podio y casi dos segundos del ganador.

La atronadora partida de la Norma de Vilariño ponía fin a la acción en la línea de salida. Su crono en meta volvía a ser anormalmente alto para un aparato de tal potencia, lo que comentábamos con unos aficionados locales, a los que les habíamos pronosticado como lógico un tiempo en torno al 2.12/2.13 para la única barqueta en liza. Pero, como nos indicaba Iñaki, el técnico de Vilariño Motorsport, que esperaba junto a nosotros el resultado final, seguía habiendo “problemas con la electrónica” y su piloto era de nuevo superado por los tres mejores CM, pese a contar estos en sus motores de 1000cc y procedencia motociclística con poco más de un tercio de la caballería que atesora el V8 tres litros del CN francés.

Con la primera jornada de la prueba concluida, restaba ya sólo recoger los bártulos y completar el día cumpliendo con otra de nuestras tradiciones de los fines de semana en la carrera andaluza, cenar los ‘huevos a lo bestia’ en el Enrique Calvillo antes de irnos ya para la cama temprano, que el domingo siempre toca madrugar algo más en esta prueba para poder entrar en  Ubrique antes de la hora de cierre de tráfico, haciendo en sentido descendente ese trozo de carretera que es el único acceso al pueblo y que se convierte en el vertiginoso kilómetros inicial de la subida. Esa, precisamente, sería nuestra ‘zona de trabajo’ para las tres mangas del domingo, una vez cubierta la parte alta de la prueba el día anterior.

Angela Vilariño fue ganando plazas para lograr su mejor puesto en la manga final, 5ª de CM

Javier Moreno fue sexto, séptimo y octavo en las tres carreras de la categoría II

Luis Barrios se impuso entre los monoplazas del certamen andaluz de montaña.

Miguel Angel Clemente no tuvo problemas para dominar en históricos

Para la de entrenos que restaba elegíamos la típica redonda de izquierdas situada a poco de la salida, lo cual era un notable error por lo que respecta a hacer las habituales fotos con las casas blancas de fondo, ya que el sol asomaba con fuerza por encima de los picos de la serranía cuando iba poco más de media manga. Al menos, todo transcurría con fluidez y en cuanto se completaba el paso de los participantes nos dirigíamos caminando al famoso cruce de la gasolinera, aunque de nuevo éramos ‘interceptados’ por los efectivos de la Guardia Civil que, se mostraban comprensivos con nuestras explicaciones sobre la necesidad de llegar al cruce para hacer nuestro trabajo pero eran inflexibles en lo de no dejarnos pasar ya que tenían que “cumplir órdenes” y en ellas se indicaba que nadie se podía mover entre manga y manga aunque no hubiese coches circulando. En todo caso, aunque fuese dando un rodeo, lográbamos finalmente alcanzar el cruce a tiempo de seguir desde su exterior la primera de las mangas oficiales previstas en el programa del domingo, la ‘carrera 2’.

Con el mismo orden cronológico que el día anterior, el paso del EVO de Noriego marcaba el primer tiempo de referencia para los carrozados del nacional. Tal vez recordando como arruinó sus opciones allí mismo el año pasado, y consciente además del amplio margen que tenía respecto a sus rivales en el grupo N, Eduardo no daba la sensación de apurar al máximo la frenada, pasando, eso si, con gran limpieza camino de una meta que cruzaba menos de dos minutos y medio después de haber tomado la salida. Un crono espléndido que le garantizaba otra amplia victoria en su grupo, de nuevo por delante de Blanco Rosales y César Gutiérrez (a los que esta vez relegaba nada menos que a más de nueve y once segundos respectivamente) y le aseguraba, además, mantenerse otra vez en lo alto de la tabla hasta después del paso de los CM, cuya particular batalla era uno de los puntos que íbamos a seguir con más interés.

Igual que la víspera, había dos grupos, el primero era el que luchaba por la cuarta plaza, que volvía a ser para el cántabro Juan Castillo, bajando ya de dos veinte y volviendo a superar a Navarrete, de nuevo quinto pero esta vez ya más satisfecho con sus prestaciones ya que había mejorado sus cronos pese a sufrir problemas de embrague. Resuelta la pelea por la ‘pedrea’ de la cuarta posición, quedaba por decidirse la lucha por el ‘premio gordo’ que supone siempre llevarse la victoria. Una lucha que duraba sólo hasta que, incrédulos, teníamos que mirar dos veces la pequeña pantalla del BlackBerry para asegurarnos de que el crono que aparecía al lado del nombre de Javi Villa era realmente el que nos había parecido ver en un rápido primer vistazo… ¡¡2.14!! Un tiempo que parecía ‘imposible’ para un CM, que destrozaba en más de dos segundos el ya magnífico record de la categoría que había establecido el propio Javi en la oficial del sábado y que se quedaba a apenas unas décimas del record absoluto de la prueba, establecido en los añorados tiempos en que las barquetas de tres litros campaban a sus anchas en la montaña española. Un registro, el de Javi, simplemente estratosférico, sobre cuya consecución debería habernos servido de pista verle pasar por el cruce, al que llegaba rapidísimo y por el que transitaba a un ritmo que, a simple vista, ya era claramente superior al de cualquiera de sus rivales, haciéndolo, además, con una finura en la trazada, acompañada de un sonido limpio y sin notas discordantes de su motor que hablaba claro de la mayor velocidad a la que el BRC azul tragaba metros de la cinta de asfalto que une Ubrique con Benaocaz.

El sensacional crono de Javi hacía inútiles los esfuerzos de Oscar Palacio, que por la mañana había estado realineando su Silver y tocando aquí y allá en sus reglajes para encontrar parte de ese tiempo que no había hallado el día anterior. Algo que conseguía el langreano, como demostraba su 2.17.3, casi un segundo por debajo de su mejor marca personal en la prueba, pero que era a todas luces insuficiente para acercarse al primer lugar, del que le separaban nada menos que casi tres segundos, todo un mundo cuando hablamos de la lucha por las primeras plazas en una categoría tan habitualmente igualada como es la de los CM. Al menos, el esfuerzo le servía a Oscar para ganar un puesto respecto al día anterior, terminando segundo con algo más de ocho décimas de margen respecto a Aritz Egozkue, que esta vez tenía que conformarse con la tercera plaza.

Alucinados todavía con el tiempo marcado por Villa, casi nos pasaba desapercibida la pelea por los demás grupos de la categoría I, la de los carrozados, cuyos principales protagonistas competían justo a continuación de los CM. Al igual que el sábado, Maldonado se imponía a Abia en el duelo de World Rally Cars por la victoria en el grupo A, aunque esta vez el almeriense cedía un lugar en la general, no pudiendo rebajar el tiempo del grupo N de Noriego, que resistía en lo más alto de la lista hasta la llegada a meta del Porsche de Cabo. El cántabro mejoraba su tiempo del día anterior, cuando el selector de velocidades de su Porsche le había jugado alguna que otra mala pasada, pero, en cambio iba a ceder un puesto en la general, pasando del tercero al cuarto ya que su tiempo era superado, en rápida sucesión, por los tres que faltaban por llegar. El primero que lo batía era Borreguero, no dando sensación de correr tanto en el angosto cruce pero, imagino, desplegando a gusto la caballería del Mosler en las zonas más rápidas de los siguientes kilómetros de subida. Raúl paraba el reloj en un espléndido 2.24.3 al que no se llegaban a acercar los dos Audis, que terminaban separados por apenas una décima, Fombona por delante de Aznar, pero ambos claramente por encima del 2.25. El segundo asalto era, por tanto, para ‘el Panete’, y la mayor igualdad de cronos entre el resto de aspirantes a las plazas de podio auguraba una ‘carrera 3’ aun más interesante.

El húngaro Hernady fue el único piloto que vino de fuera de España en busca de puntos europeos

Una doble avería el sábado obligó a desistir a Angel Castro

Rafa Bustelo fue el más rápido de los Simcas hasta que rompió el embrague en la manga final

Otro asturiano que hizo el largo viaje a Ubrique fue Pedro Pablo Turbón

Antes, tocaba volver a la zona de asistencia y recabar las opiniones de unos cuantos de los protagonistas de esta segunda manga. Al primero que nos encontrábamos era a Aznar, que nos recibía sonriente y con un expresivo “ya estamos ahí” que resumía a la perfección sus sensaciones y el resultado de la carrera 2, en la que sólo una décima le había separado de Fombona, un margen insignificante si se compara con los casi dos segundos que había entre ambos el día anterior. Un poco más allá, su eterno rival asturiano no buscaba excusas para su derrota ante Borreguero y nos decía que “nada, que hoy no estoy guerrero” cuando le preguntábamos si había tenido algún problema. Cerca de él se encontraba su verdugo en esta segunda manga oficial del fin de semana, que achacaba su notable mejoría respecto al día anterior a unos cambios en los reglajes de su Mosler, que el sábado “no entraba de morro” y que ahora ya le permitía ‘apuntar’ mucho mejor a la trazada ideal de cada viraje. Unos metros más allá en la larga calle que lleva a la Plaza de Toros y que, un año más, se convertía por unas horas en improvisada ‘zona de asistencia’, estaba ya subido en los caballetes el Porsche de Cabo, quien nos decía que esta vez apenas si había fallado un cambio y que “¡la cosa está muy justa!”, aludiendo a la notable igualdad de cronos entre los cuatro primeros clasificados.  

Una igualdad que, en cambio, había despedazado en lo que respecta a los CM Javi Villa con su sideral crono de la carrera 2. Javi nos recibía con expresión exultante en el camión de BRC, donde estaba ya repasando la grabación de cámara interior de su extraordinaria subida. La increíble mejoría de más de dos segundos respecto al día anterior se explicaba ya, en parte, ahí, en la profesionalidad con la que un piloto con años de experiencia en una categoría del enorme nivel de la GP2, afronta cualquier tipo de competición. Durante todo el fin de semana, Javi analizó una y otra vez cada subida, sugiriendo cambios en los reglajes del coche cada vez que estaba de vuelta a la asistencia. Unos cambios que, además, iban siempre en la buena dirección, como nos comentaba minutos después Toni Salas, el responsable de Tecnoshock (la marca de amortiguadores que equipan los BRC), impresionado por la capacidad del piloto asturiano para interpretar el comportamiento del coche y aportar soluciones que le permitiesen seguir limando centésimas en cada curva. Por eso, realmente no es de extrañar que Javi ganase como lo acababa de hacer, en su caso estamos hablando de un piloto profesional, acostumbrado a tener que buscar el límite y la milésima, tanto a base de talento y manos como de conocimientos técnicos y cabeza. Un piloto, en suma, que está a un nivel altísimo y que, por eso mismo, es hasta cierto punto lógico que se imponga a rivales mucho más expertos en una especialidad tan particular como la montaña pero que, evidentemente, no dejan de ser ‘amateurs’ si los comparamos con el que este fin de semana era su rival.

Todo esto se lo tratábamos de transmitir, a lo largo del fin de semana, a cualquiera que nos preguntaba por las increíbles prestaciones de Javi, ya que uno sigue teniendo la sensación de que mucha gente no valora su capacidad simple y llanamente porque no ha conseguido llegar a la F1. Como si eso significase algo más que lo que realmente significa: que para llegar a la F1 hace falta, indudablemente, mucho talento (aunque no creo que más que el que tiene Javi, ejemplos hay en la F1 de estos últimos años, desde Charles Pic a Jerome D’Ambrosio pasando por Vitaly Petrov o Kamui Kobayashi, de pilotos contra los que, como mínimo, se peleó de igual a igual más de una y dos veces) pero, sobre todo, se necesita eso tan complicado que es ‘estar en el sitio adecuado en el momento oportuno’. O eso otro, relacionado con esto último y aun más difícil en un país como el nuestro, que es contar con los apoyos económicos necesarios para convertirse en pieza codiciada por los cada vez más equipos necesitados de pilotos que tengan tanto o más presupuesto que ‘manos’.

En todo caso, la demostración de Javi en la carrera 2 del domingo dejó huella. Y para comprobarlo sólo había que visitar el box de sus rivales, empezando por el de Oscar que, pese a acabar de rodar realmente rápido, batiendo con creces su propio record, se mostraba resignado cuando le preguntábamos si podría mejorar y nos decía que “se notaron los cambios que hicimos pero ahora no se si empeorará el asfalto por el calor, así que igual podemos bajar un poco más pero nos quedaremos ahí”. Más breve pero también más expresivo era Aritz que nos explicaba como “este motor es menos ‘rabioso’ subiendo de vueltas”, refiriéndose al propulsor de recambio montado en la madrugada del sábado, para, acto seguido, quedar pensativo unos instantes y añadir, “ayer, si no se rompe el motor, creo que podíamos haber ganado… pero hoy ya es imposible ¡Javi es un extraterrestre!”.

Una vez tomado nota de los comentarios de unos y otros, tocaba ya volver a la salida, desde cuya parte posterior seguiríamos la manga final para movernos entre bastidores con más libertad a la hora de sacar fotos y charlar con los protagonistas. Cuando llegábamos ya habían iniciado la subida los participantes del regional y la mayoría de turismos del nacional que precedían a los CM en el orden de salida. Entre estos, de nuevo era Noriego el que marcaba la pauta, completando un claro ‘hat trick’ de victorias en el grupo N, aunque sin poder bajar esta vez del 2.30 como si había logrado antes, lo que no hacía sino confirmar lo previsible, a esas horas, con el sol calentando con fuerza el asfalto desde hacía ya un buen rato, el recorrido iba a estar algo más lento y sería complicado que se rebajasen los cronos de la manga anterior, disputada con temperatura algo más fresca. Detrás del EVO IX del extremeño, las otras dos plazas de podio del grupo N tampoco sufrían variación, ocupadas por los otros dos Mitsubishis, el de todo un veterano del nacional como es Blanco Rosales, y el de un debutante en Ubrique, César Gutiérrez, que nos comentaba como había tenido algún que otro problema con el soplado del turbo aunque, de todas formas, hacía balance positivo de su estreno del nuevo coche en el campeonato de España, encontrándolo menos radical y más efectivo que su anterior montura, el Escort Cosworth.

Pedro Cordero acabó décimo de carrozados en la carrera 1 del nacional...

...puesto que en la 2 y la 3 ocupó otro andaluz, Pedro David Suárez

El británico afincado en la zona, Mike Roy, volvió a repetir experiencia con su Indy Hayabusa

El espectacular Manuel José Moreno fue el más rápido de los traseras locales

Cuando les llegaba el turno de partir a los CM nos estaban entrevistando para la emisora de radio local que retransmitía la prueba en directo, terminando nuestra intervención justo a tiempo para asistir a la arrancada del gran favorito para la victoria, Javi Villa. Apenas había desaparecido de nuestra vista el BRC azul del asturiano, después de trazar a toda la velocidad la primera izquierda del recorrido, cuando sonaba la ‘alarma’ de dirección de carrera indicando que se había producido algún incidente. De inmediato nos dirigíamos a la zona de cronometraje donde Mari, de Fotomotor.es, nos indicaba que no había llegado a meta el BRC de Navarrete. Los que si llegaban eran los que habían salido tras el, pero lo hacían con cronos bastante más altos de los que era de esperar. El último en cruzar la línea de llegada era Javi Villa, con un registro de 2.21, siete segundos por encima de su crono de la manga anterior y peor también que el 2.20.4 con el que Castillo se había puesto al frente de la tabla unos minutos antes. Casi a la vez de conocer el crono de Javi nos llegaban las primeras noticias del problema que había impedido llegar a meta a Navarrete. Unas noticias que, de entrada, eran algo confusas y hablaban de un aparatoso incendio en su BRC y hasta de un fuerte accidente que, por fortuna, no se confirmaban, o al menos no en lo que respecta al golpe ni a la gravedad del fuego. Lo que había ocurrido era que el motor del CM del manchego se rompía en una de las zonas más rápidas de la subida, ya cerca del final de la misma, cayendo aceite sobre los colectores lo que provocaba la aparición de las llamas. Lógicamente, el piloto se detenía lo antes posible y enseguida se controlaba el conato de incendio, pero a su alrededor se producía la típica confusión de estos casos, con comisarios que no acaban de tener claro que bandera sacar, humo cegando en parte el trazado, espectadores alarmados y cruce de noticias contradictorias que acababa desembocando en la decisión por parte de dirección de carrera de interrumpir la subida. Finalmente, además, se mandaba de nuevo para abajo a los tres pilotos perjudicados por el incidente, y aunque no había ondeado la bandera roja a su paso, única circunstancia que, en teoría, permite repetir una manga, tanto Javier Moreno como Ángela Vilariño y Javi Villa regresaban a salida y tenían una ‘segunda oportunidad’ después de haber visto totalmente arruinado su primer intento por causas totalmente ajenas a su pilotaje o sus mecánicas. Una decisión, en cierto modo, controvertida y discutible con la letra del reglamento en la mano, pero que se me antojaba de lo más justa si nos atenemos a eso que a veces se llama su espíritu, ya que se tomaba basándose en la convicción de que, tal vez, esa bandera roja si que tendría que haber aparecido.

En todo caso, la gran cantidad de aceite vertida por el coche de Navarrete, había dejado muy sucia toda la parte en la que se produjo el incidente, que quedaba recubierta de una notable cantidad de ‘sepiolita’ para tratar, en lo posible, de paliar los siempre nefastos efectos del lubricante sobre el asfalto. Así que, subiendo además con las gomas ya más gastadas por haber hecho una subida extra, el crono de Javi, que era, lógicamente, el que debía de marcar la pauta, mejoraba su 2.21 del intento anterior pero se quedaba lejos de su 2.14 de la manga previa, subiendo hasta un 2.18.145 que ya no era tan inaccesible para sus dos rivales en la lucha por la victoria. Sin embargo, con la pista en tan malas condiciones, ni Aritz ni Oscar lograban reeditar tampoco sus cronos de la anterior subida, quedando el navarro a medio segundo del tiempo de Villa y el asturiano a algo más de ocho décimas, por lo que, después de todo, Javi sumaba su tercera victoria del fin de semana en la categoría II.

Si los mejores de los CM no lograban mejorar tiempos sobre un asfalto más caliente y, encima, muy sucio a causa del aceite y el ‘cemento’ vertido para neutralizarla, lo mismo les ocurría a la mayoría de los restantes carrozados. Entre los pocos que si lo lograban estaba Maldonado, que bajaba unas décimas su crono de la carrera 2 para imponerse otra vez a Abia en su particular lucha dentro del grupo A, terminando otra vez ambos justo detrás de Noriego y su EVO grupo N, para el que iba a ser de nuevo la quinta plaza de la general. Las cuatro primeras posiciones se las jugaban los mismos que ya las habían ocupado en las otras dos subidas oficiales, Cabo, Borreguero, Fombona y Aznar que, en este orden, afrontaban por última vez en el fin de semana los poco menos de cuatro kilómetros y medio del trazado ubriqueño. Todos ellos empeoraban en torno a los dos segundos sus registros de media mañana, logrando Fombona el mejor tiempo por ser, según sus propias palabras, “probablemente el que menos me habré asustado en la zona sucia”. Algo que nos corroboraban los comentarios de Aznar, que era segundo, a menos de tres décimas, y que había tenido que levantar en la zona con aceite para evitar salirse, y de Borreguero, tercero, a un segundo escaso, que nos confesaba haberse llevado un buen susto en el mismo sector. Cuarto, a sólo segundo y medio del ganador, terminaba Cabo, que no conseguía en todo el fin de semana sacar al Porsche el rendimiento que muchos (él mismo incluido) esperábamos. Algo que le comentábamos y que achacaba sobre todo a haber tenido que ser prudente en la zona más estrecha y virada del recorrido, en la que poco margen de error hay si se te escapa la zaga de un coche tan potente como el GT. Y si evitar un golpe en un coche tan valioso es lógico, más aun se nos antojaba teniendo en cuenta, además, la conversación que habíamos mantenido el viernes en las verificaciones, cuando le preguntábamos por los rumores del posible alquiler del Porsche a Luis Monzón para el rallye de Cantabria, a lo que Manolo nos contestaba con franqueza diciéndonos que había negociaciones pero que el canario estaba mirando también otras opciones y que, al final, como suele ser habitual en estos casos, todo dependería del presupuesto.

El punto final a la Subida a Ubrique 2012 lo ponía Andrés Vilariño marcando, por fin, el mejor crono absoluto en una de las mangas, aunque con un registro superior al del record de CM de Villa en la anterior o a sus propios tiempos de hace dos años con el menos potente motor V6 en su Norma. Un crono que, además, era insuficiente para permitirle adjudicarse la victoria al scratch en la suma de las tres oficiales, que iba a parar a manos del asturiano, sin duda el gran protagonista del fin de semana. Por lo que respecta a los carrozados, la segunda victoria de Fombona le convertía también en ganador de la subida a efectos de entrega de premios ya que, este año, independientemente de los puntos que se dan por separado en las tres mangas, se elabora una clasificación por suma de tiempos de las mismas para decidir los podios de las diferentes categorías. Segundo en ese podio ‘para la foto y el palmarés’, pero sin valor a efectos del campeonato, era Borreguero, que acababa muy satisfecho de su progresión con el Mosler respecto al año pasado, ocupando el tercer escalón del podio el vigente campeón, Aznar, también contento al término del fin de semana, ya que había ido cada vez a más, (cuarto en la carrera 1, tercero en la 2, segundo en la 3) terminando, además, muy cerca en cronos respecto a Fombona, su máxima referencia siempre, en las dos mangas oficiales del domingo. La gran igualdad entre los cuatro primeros en las dos carreras de la última jornada nos dejaba satisfechos también a los que seguimos el campeonato, ya que eso augura competitividad y emociones fuertes, y eso es algo que el aficionado siempre agradece.

Lo mismo se puede decir de la categoría II, a falta de saber que continuidad puede tener la presencia de Javi Villa. Mirando su calendario de la NASCAR europea, Javi ya era consciente el domingo en Ubrique de la coincidencia con dos citas del nacional de montaña, Falperra e Ibiza, por lo que, con el actual sistema de puntuación, sus opciones al título serían mínimas aunque tomase parte en el resto de pruebas. Más factible me parece, en cambio, que lo podamos ver en las dos pruebas asturianas, repitiendo en Santo Emiliano y estrenándose como piloto en un Fito que le vio nacer y que conoce como pocos. Sería realmente bonito verle en acción en ambas, y seguro que hasta a sus rivales de Ubrique, Artitz y Oscar, les apetece que así sea. No en vano, la presencia de Javi realza la categoría y les supone un acicate extra que añadir al que debe de ser su ‘leiv motiv’ esta temporada, pelear de tu a tu entre ambos por el segundo título nacional reservado a los CM.

Así que, para terminar esta primera (y, como de costumbre, larguísima, crónica) sobre el campeonato de España Montaña 2012, sólo me queda añadir que, en mi opinión, el certamen ha arrancado con buen pie. Independientemente de que, a nivel personal, me lo haya pasado muy bien en Ubrique, los datos están ahí para corroborar las muy buenas sensaciones que me ha dejado la cita inaugural de la temporada 2012. Además, la siguiente, el Fito, la podremos vivir también con intensidad y en toda su duración, al no coincidir este año con el rallye de Cantabria, lo que unido al aliciente extra que siempre supone la presencia de los europeos (en particular la poco menos que segura visita del sensacional Faggioli) nos hace ya contar los pocos días que faltan para acudir a las laderas del Sueve a disfrutar con lo mejor de la montaña continental y nacional. Yo que vosotros no me lo perdería.