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20|10|2012 VETTEL Y REDBULL NOS DEVOLVIERON AL SIGLO XXI

En el último comentario sobre la temporada de fórmula 1 ‘elucubrábamos’ sobre las semejanzas de este apasionante campeonato del 2012 con los de los años 82 y 77. Pero han bastado las dos carreras consecutivas en el extremo oriente para que la fisonomía del certamen haya cambiado, devolviéndonos a una situación mucho más cercana, la del dominio de Sebastien Vettel y Red Bull, que suma ya tres grandes premios consecutivos en lo más alto del podio y es el nuevo líder del certamen, desbancando a Fernando Alonso y Ferrari de una posición que casi ni ellos mismos se creían pero que venían ocupando desde hace ya unos cuantos meses.

El alemán llegaba a Japón con una victoria en cierto modo afortunada en Singapur, propiciada por la avería en la caja de cambios del McLaren de Hamilton, pero tanto en Suzuka como la semana después, en la pista coreana de Yeongam, sus triunfos han sido incontestables y muy del estilo de los que le llevaron a sus dos títulos mundiales del 2010 y el 2011. En cierto modo, y siguiendo con las comparaciones históricas (que, realmente, de nada valen más que a título de curiosidad o para servirnos de excusa a la hora de recordar ‘viejos tiempos’), el giro que ha dado la temporada 2012 después de estas últimas carreras recuerda más a la de hace dos años, la del primer título del joven prodigio alemán. Un título cimentando en una remontada final sobre Alonso y Ferrari tras dejar finalmente atrás el Red Bull los problemas de fiabilidad que le habían costado un buen número de puntos a lo largo de la campaña. A diferencia de entonces, cuando Vettel acabó superando a Alonso poco menos que en la ‘photo finish’ tras aquella sorprendente carrera de Abu Dhabi en la que el asturiano y su equipo se ‘equivocaron de rival’, marcando a Webber y perdiendo toda opción al quedar bloqueados por el inesperado muro que supuso el Renault de Vitaly Petrov, esta vez el piloto de Red Bull ya ha tomado la delantera cuando aun faltan cuatro grandes premios lo que, unido a la sensación de superioridad demostrada en las dos últimas carreras, hacen que sus opciones de sumar un tercer título consecutivo parezcan mucho mayores que los apenas seis puntos de ventaja con los que cuenta en la tabla.

A esos seis puntos de Vettel se encuentra Alonso, que ha visto desaparecer casi de golpe esa notable ventaja acumulada a base de consistencia, acierto, oportunismo y hasta algo de fortuna. Pero como esta última es algo caprichosa, también ha tenido su papel en hacerle perder al asturiano de Ferrari buena parte de lo que había contribuido a hacerle ganar. El ‘asalto’ de Grosjean en Spa, la estabilizadora rota en la calificación de Monza y la rueda pinchada en la salida de Suzuka (donde Alonso cometió su primer error de un año hasta ese momento impecable, saliendo mal y ‘cerrando la puerta’ a Raikkonen, de un modo tan arriesgado como innecesario), han sido los episodios clave para convertir una ventaja cómoda en una desventaja que parece difícil de remontar a la vista del estado de forma mostrado por Vettel y Red Bull en las últimas carreras. En todo caso, se trata de una diferencia mínima que plantea un interesante final de campeonato, con un mano a mano Vettel-Alonso, Red Bull-Ferrari, que, ¿quién sabe? tal vez no resulte tan desigual como podría parecer. Porque, en contra de lo que muchos se empeñan en ‘vender’, el Ferrari no es, ni mucho menos, un mal coche. De hecho, en estas dos últimas carreras, dominadas por los Red Bull, han sido precisamente el F2012 el siguiente en cuanto a competitividad, superando con claridad a unos McLaren que se han diluido justo cuando parecían lanzados tras su racha de triunfos del verano. Y es que, al fin y al cabo, en lo que va de temporada se han sucedido los altibajos entre los equipos de cabeza y no hace ni cuatro carreras, en Monza, era precisamente el Red Bull el que calificaba a un segundo del Ferrari, siendo además claramente inferior también en carrera, donde, por si fuera poco, sufría de nuevo esos problemas de fiabilidad que hacían parecer imposible que Newey y los suyos le pudiesen dar la vuelta a la tortilla como lo han hecho desde entonces.

Así que, aunque lo parezca, nada está decidido. Quedan cuatro carreras, una de ellas, además, en un escenario nuevo para todos como será el trazado texano de Austin, y sobran las razones para esperar un final de temporada lleno de interés y alternativas. Y si ello no se produce porque, finalmente, la situación se ha estabilizado tras tanto ‘sube y baja’ y el dúo Vettel-Red Bull vuelve a ser tan inalcanzable como el año pasado pues, entonces, suyo será el título con todo merecimiento. Porque, al final, por mucho que haya quien se empeñe en querer demostrar lo contrario, en la fórmula 1 moderna no hay milagros y al final se impone siempre el mejor conjunto piloto-coche… y en ese difuso concepto de ‘el mejor’ que tan difícil resulta de evaluar han de tenerse en cuenta tanto al hombre como a la máquina, porque ningún piloto gana con un coche mediocre y ningún monoplaza se impone si lo guía un piloto de segunda fila. Algo que, por evidente que sea para cualquiera que siga medianamente de cerca la fórmula 1, parece que sigue habiendo mucho ‘experto’ de esos que van de enviados especiales a los grandes premios que continúa sin acabar de entender.
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