| Año IV | 2005
 Campeonato del Mundo de Fórmula 1 2005 | GP de San Marino| 4ª prueba | 24 de Abril

Hay muchas formas de ganar, y aunque una victoria siempre es una victoria no todos los triunfos tienen el mismo valor ni el mismo sabor. El primer puesto de Alonso en el Gran Premio de San Marino, en Imola, a escasos kilómetros de Maranello, ante los tifossi de Ferrari y, sobre todo, resistiendo la imparable remontada de Schumacher en las últimas vueltas, es de los que valen mucho más que los diez puntos se otorgan en cada carrera al piloto que cruza primero bajo la bandera a cuadros.
Cada vez está más claro que estamos asistiendo al inicio de una nueva era y que el dominador absoluto de la actual se convierta en el máximo y tal vez único rival del nuevo "número 1" no hará sino acrecentar el valor de cuanto Alonso consiga a partir de ahora. Ganar en Malasia y Bahrein, en solitario y seguido por Trulli y Toyota, con ser importantísimo, carecía de épica. Vencer en Imola por poco más de dos décimas ante Schumacher y Ferrari es la forma de empezar a forjar una leyenda. Abatiendo al campeón vigente en la pista es como ascendieron a lo más alto de la fórmula 1 los más grandes, desde Fittipaldi a Senna, desde Lauda al propio Schumacher. Ahora, al alemán le toca resistir hasta donde pueda, consciente de que el tiempo se le acaba mientras a su rival tiempo es, precisamente, lo que más le sobra. ¡Es ley de vida!

Raikkonen lidera desde la pole ... hasta que el McLaren aguantó que no fue mucho
(foto Daimler Chrysler)

¡Llegada! Fernando levanta el brazo ya antes de la línea, Schumacher a 215 milésimas
(foto Renault Media)

De seguir así, pronto Alonso va a necesitar más dedos para señalar todos sus triunfos
(foto Renault Media)


El duelo más esperado

Él cuerpo a cuerpo entre campeón y aspirante, entre Schumacher y Alonso, era el más esperado por todos desde que empezó la temporada y se vio que Renault y Michelin si estaban a la altura este año. Pero, contra pronóstico, faltaba que Ferrari y Bridgestone siguiesen al nivel del año pasado, con lo que, de golpe, el dominio de los coches rojos italianos desapareció y los monoplazas azules y amarillos con alma francesa pero fabricados en Gran Bretaña se encontraron solos en la cima tanto en Australia como en Malasia.
En Bahrein, llegó el primer atisbo de reacción de Ferrari (¡y Bridgestone!), permitiendo a Schumacher acompañar a Alonso en la primera fila y protagonizar un primer asalto que sólo duró unas vueltas al fallar la mecánica de Maranello.
En Imola el que falló, en entrenos, fue el piloto alemán, tirando por la borda, en una frenada más allá del límite el domingo por la mañana camino de la Rivazza todo el trabajo de evolución de la "scuderia" italiana y de su proveedor japonés de neumáticos... o eso parecía. Salir el trece en parrilla, en un circuito donde, tras las reformas luego del trágico fin de semana del 94, es poco menos que imposible adelantar, condenaba a Schumacher a otra carrera en el centro del pelotón de esas en las que no suele brillar. Con Alonso en primera fila, escapándose desde la salida en persecución del poleman y efímero líder, Raikkonen, la papeleta para el siete veces campeón del mundo era más que complicada. Pero los mejores han de demostrar su grandeza en situaciones así, y en Ferrari a parte de un gran piloto hay un equipo técnico detrás extraordinario y clave muchas veces en los repetidos éxitos de los últimos años. Ross Brawn y compañía sacaron "la calculadora", decidieron cuantas vueltas más podía dar el Ferrari número 1 antes de repostar, apuraron los números hasta la última gota de combustible y "Schummy" hizo el resto. Mientras todos los que le precedían entraban a boxes, Michael seguía en pista cuatro vueltas más, las aprovechaba al máximo, y cuando él a su vez atravesaba el pitlane y volvía a la pista, había pasado de estar fuera de los diez primeros ¡a ser cuarto! De una sola tacada Schumacher y Ferrari se había quitado del medio a todo el pelotón y, aunque a buena distancia de los tres primeros, ya "estaban en carrera".

Sin coches lentos por delante, el campeón alemán empezó a rodar de ese modo arrollador, machacante, asfixiante para sus rivales, que tantos éxitos le ha dado. Tras el segundo repostaje, implacable, ya era tercero y el casi medio minuto que le llevaba Button se derritió ante el calor al "rojo vivo" de su Ferrari. El inglés no resistió el acoso y en apenas tres vueltas "se había quitado de en medio" tras titubear en el doblaje de los Williams al entrar en la variante alta y ver como una mancha roja se colaba sin remisión por su izquierda.

De pronto, los tiffossi empezaron a creer. Sólo quedaba Alonso por delante, y el Renault no era el coche imbatible de las tres carreras anteriores. Desde el viernes los técnicos franceses habían advertido que el propulsor del R25 estaba tocado tras su victoriosa cabalgada bajo el calor de Bahrein. Fernando rodó el mínimo de vueltas posibles en entrenos, ahorró revoluciones en cada cambio de marcha casi desde la salida y, aunque líder durante casi toda la carrera, su ritmo era muy inferior al del desencadenado Ferrari que se hacía cada vez más grande en sus retrovisores. Pero llegar hasta el rebufo del Renault era una cosa, pasarle otra muy distinta.

Con Alonso en cabeza y Schumacher pegado a su estela, y doce vueltas hasta la bajada de la bandera a cuadros el gran duelo estaba, por fin, servido. Los dos eran conscientes de lo que se jugaban, los dos sabían de sobra que adelantar en Imola hoy día es casi imposible y más "entre iguales" ... y los dos sabían que cada uno iba a dar lo mejor de su mismo y jugar todas sus bazas para decantar la batalla de su lado. Schumacher tenía que presionar, presionar y presionar, amagar el ataque, buscar el hueco aunque no lo hubiese y esperar el error de Alonso. El asturiano debía aguantar, tapar todos los resquicios y, al mismo tiempo, seguir cuidando una mecánica ya muy justita. Con ocho vueltas por delante, la Tosa vio el primer intento, pero la mítica zona de frenada en la que se inició el eterno duelo Senna-Prost hace ya tantos años no es lo que era y el ataque de Schumacher tenía pocas posibilidades de éxito. Con sólo cuatro para el final la Rivazza era el nuevo punto caliente, el mismo sitio en el que un error le había costado al alemán tan caro en entrenos podía darle ahora la victoria. Pero tampoco ahí era posible, el español defendía con limpieza pero con absoluta decisión su parte de la pista y el Ferrari volvía a transitar segundo por la línea de meta. Quedaban tres vueltas, desde hace unos giros un Red Bull aparecía apenas unos segundos antes que los dos líderes a la vista de todos, podría ser la última oportunidad, una repetición de la jugada que le costó a Button su posición. Pero Alonso no es Button, Fernando hizo fácil lo que es más difícil tal vez que rodar más rápido que los demás, hacerlo más lento pero lo suficientemente rápido como para que nadie, ni siquiera un siete veces campeón del mundo con las ganas de ganar de un junior, te pase. Ralentizando lo justo su ritmo para no alcanzar a los doblados, Alonso entró en la última vuelta líder, con Schumacher pegado pero viendo como se quedaba sin tiempo, sin metros, para intentar lo imposible. Un ataque final en la Tosa nos hizo levantarnos a todos, pero Alonso resistió. El nuevo intento en Rivazza fue más tímido esta vez y una postrera e inútil tentativa en la "variante bassa", con la meta a la vista, no hizo sino engrandecer la victoria del asturiano. Entrar en meta, tres dedos en alto, con Schumacher y Ferrari pegados a poco más dos décimas tras haber sacado humo en la última frenada demostrando que lo intentó hasta el último metro, se nos antoja la mejor forma de ganar un gran premio. Dice Alonso, en la publicidad de Renault, que le da mucha importancia a sus sueños, no nos extrañaría que lo de Imola fuese uno de ellos, otro más que ya se ha cumplido.


Schumacher ha vuelto al podio y lo ha hacho para quedarse
(foto Bridgestone)

Wurz acabó cuarto pero pasó bastante desapercibido
(foto Daimler Chrysler)

Los RedBull no puntuaron y Liuzzi superó siempre a Coulthard
(foto RedBull/Sutton)

McLaren también va a estar ahí

El DUELO, así con mayúsculas, eclipsó todo lo demás y, sin embargo en el fin de semana de Imola hubo otros hechos que van a tener repercusión en el campeonato. Para empezar, la primera pole de McLaren este año, con un Raikkonen que lideraba la prueba con autoridad (y tal vez con menos gasolina que el resto) hasta que la mecánica le volvió a fallar. Su compañero esta vez era Wurz, en lugar de "nuestro" Pedro, y el austriaco conseguía al final un mejor resultado que el español en Bahrein ... pero sin brillar ni una décima parte de lo que lo hizo el barcelonés. En todo caso la pole de Kimmi demuestra que en McLaren han resuelto la falta de velocidad del MP4/20 en calificación, algo que les había costado caro en las anteriores carreras, cuando el coche era rapidísimo en la parte final del gran premio pero ya era tarde para remontar respecto a los mejores. A partir de ahora, si el conjunto McLaren-Mercedes es fiable, no me extrañaría que las "flechas plateadas" diesen en el blanco más de una vez.

Y B.A.R. vuelve

El podio final de Button pone fin a un inicio de temporada desastroso para B.A.R. Honda, el equipo que menos lejos estuvo de Ferrari el año pasado. Con Sato también en la meta y en los puntos, al acabar quinto, la escudería anglojaponesa volvía a sonreír .. al menos hasta las verificaciones técnicas post-carrera. El monoplaza de Button se encontraba al límite del peso reglamentario y tras varias mediciones y controles, y luego de retirar todos los líquidos, ¡acababa por estar bajo el peso mínimo! En principio los comisarios técnicos le mantenían en la tercera plaza pero el lunes la FIA ha apelado contra esa decisión y el tema deberá ser tratado en la corte de París el próximo cuatro de mayo.

Toyota, Williams y RedBull bajan

Para quienes las cosas no salieron nada bien este fin de semana fue para los tres equipos que más consistentes se habían mostrado en las citas iniciales del año ... a parte de Renault. Los Toyota nunca estuvieron al nivel de Bahrein y Malasia y, para colmo, Ralph pisó la raya blanca saliendo de boxes, fue penalizado con 25 segundos y perdió los dos puntos que habría obtenido por su séptima plaza. Los heredó Heidfeld que fue el mejor Williams en un día en el que los monoplazas equipados con los motores BMW nunca resultaron competitivos. Y sin puntos se quedó, por primera vez, Red Bull, que va situándose en el lugar que por lógica le corresponde tras su sorprendente competitividad de las primeras carreras. El único dato positivo para la escuadra del millonario austriaco de las bebidas isotónicas fue el debut del campeón de la F3000, Vittantonio Liuzzi, todo un carácter además de ser un piloto muy rápido, y que se "merendó" al teórico jefe de filas David Coulthard a lo largo de todo el fin de semana.

Villeneuve se resiste a salir por la puesta falsa

Si Schumacher demostró todo su orgullo y casta de campeón en Imola, el otro campeón del mundo que habita las parrillas de la fórmula 1 2005 también lo hizo a su manera, limitado por los medios de que dispone. Jacques Villeneuve no había sido ni su sombra en Australia, Malasia y Bahrein pero en Imola volvimos a ver, al menos, algo del genio que le llevó a batir al mismísimo Schumacher no hace tantos años. Al final un sexto puesto con el Sauber que le sabrá a gloria al canadiense en un circuito donde una de las curvas está dedicada precisamente a la memoria de su padre, "l'indimenticabile Gilles".

¡Montmeló se quedará pequeño!

Y con todo esto el próximo gran premio es en España ... vamos que ni el mas imaginativo guionista de Hollywood (¡o el mejor experto en marketing del RACC!) lo hubiese planeado con más acierto. Se llega a "casa" del joven aspirante, que correrá arropado por una afición absolutamente entregada y que viene de ganar a domicilio al campeón cuyo afán de "venganza deportiva" está ahora mismo al máximo. En Montmeló el DUELO se debe repetir, y puede ser mucho más largo, no durante 12 vueltas sino durante dos días, desde la primera calificación del sábado hasta la caída de la bandera a cuadros en la tarde del domingo. ¡Que gane el mejor! ... y si es Fernando pues lo disfrutaremos aun más.